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27.

HYUNJIN

Me tomó unas cuantas horas, pero logré terminar de agregar la pedrería al conjunto de apertura antes de recibir la videoconferencia desde Francia.

La junta con los directivos de París había salido más que bien, estaban amando cada conjunto y confiaban en los cambios que tuviera o no que hacer yo pues decían que incluso en los maniquíes ya les encantaban los diseños, demostrando sus ansías de ver pronto las pruebas de vestuario que se llevarían a cabo en unas semanas.

El éxito de esta tarde me había otorgado la motivación suficiente como para idear algo que pudiera corregir uno de los mayores errores de mi vida.

Tomé la gabardina de mi oficina junto con la bufanda carmesí que Felix me había regalado en nuestra escapada de año nuevo. Como desearía volver a esa semana, fue perfecto en todos los sentidos y lo mejor de todo era que durante ese tiempo no le tenía miedo a tomar la mano del chico al que le había entregado mi corazón.

Pasé frente al escritorio de mi amigo mientras me colocaba el abrigo, a pesar de ya haber terminado su horario laboral él seguía aquí.

─ Jeongin ¿qué haces? Se está haciendo tarde, ya deberías volver a casa ─el chico levantó la vista por sobre sus anteojos, al ver mi expresión de preocupación se incorporó en su lugar.

─ Solo termino de ajustar los horarios de algunos modelos para la primera prueba de vestuario y salgo.

─ Está bien, pero no tardes mucho.

Reanudé mi camino hacia la salida del edificio con la bufanda el mano, colocándola alrededor de mi cuello una vez pasé la puerta principal.

Pedí a mi chofer detenerse en una pequeña florería donde conseguí un ramo de rosas de un color rosado que me recordaban a sus labios.

Tomé el más grande que mis manos pudieron cargar, colocando la tarjeta con un mensaje cercano a la orilla del arreglo. Yo mismo había escrito ese mensaje con la inspiración que me habían dado las palabras de Jeongin al inicio del día.

"Si se dice que el amor nos hace idiotas entonces mi amor por ti debe ser tan grande que me hizo portarme como el mayor idiota".

Tuve la fortuna de que alguien salía del edificio cuando yo me proponía a entrar, así mi llegada sería completamente sorpresa.

Subí al elevador de su edificio con mis manos empezando a sudar por los nervios, las froté contra mi abrigo para limpiar y en el proceso pude sentir la vibración de mi móvil.

Maniobré con el ramo para revisar el aparato; era un mensaje de texto de Jeongin.

"Hyung, debe ver esto." Adjuntando la liga hacia una página web.

Bajé del ascensor cuando éste llegó a su destino para luego caminar por el pasillo mientras la página de la noticia se cargaba.

Toqué el pequeño timbre del departamento de Felix antes de volver mis ojos al aparato para ver la noticia.

Casi me hizo tirar las flores.

"La agencia DongWook confirma la relación de dos de sus modelos; Lee Felix y Wang Yiren".

Escuché la puerta abrirse y frente a mí estaba la chica que abrazaba a Felix en aquel anuncio.

─ ¡¿Hwang Hyunjin?! ─preguntó emocionada casi gritando. La chica se llevó las manos a la boca en un intento inútil de esconder su entusiasmo.

─ ¡Yiren! ─escuché la voz grave de Felix llamarla desde el interior del departamento.

─ ¡Oppa, ven a ver. Es Hwang Hyunjin!

¿Oppa? ¿Escuché bien?

La chica abrió por completo la puerta dejando ver a un castaño de pelo revuelto, llevaba puesta la ropa deportiva que solía usar para dormir. Al verme, sus ojos se abrieron tanto que pensé que se escaparían de su cara.

─ Hyunjin... ─lo escuché decir con sorpresa entre un suspiro.

─ Lo siento, no quise interrumpir ─me incliné un poco para saludar.

─ No interrumpe para nada ─Yiren me devolvió el saludo, haciéndose a un lado para darme espacio para pasar─, ¿gusta entrar?

─ No, no. Solo pasaba a... ─miré el ramo de rosas en mis manos, a tientas quité el mensaje que había escrito y de la misma manera lo guardé en el bolsillo de mi abrigo─ Quería felicitarlos, por su relación ─le entregué el ramo a Yiren, quien lo recibió con el entrecejo fruncido.

─ Ah, supongo que el artículo ya se publicó ─Felix llegó al lado de la chica mientras se rascaba la nuca. Lo vi colocar su mano en el hombro de ella.

Se me formó un nudo en la garganta por lo que estaba presenciando, así que solo asentí.

─ Gracias por el gesto. Las pondré en agua ─sin dejar de sonreír, la ahora novia de Felix entró de nuevo al departamento dejándonos solos en el umbral de la puerta.

─ ¿A qué viniste en realidad?

─ Ya te lo dije, solo quería felicitarte. Por lo que veo, dos semanas fueron suficientes para superarlo ─él rodó los ojos.

Hice una rápida reverencia para despedirme antes de girarme para caminar con dirección al elevador pero, a mitad del pasillo, Felix tomó mi muñeca para detenerme.

─ Iré con Yiren a la boda de Chan hyung.

─ Era de esperarse. Es tu novia ─bruscamente me zafé de su agarre─, no te preocupes por mí, no iré solo ─me giré para reanudar mi camino hacia el ascensor.

Mientras esperaba a que las puertas se abrieran, el castaño se acercó a mí.

─ ¿Con quién irás? ─entré en el ascensor presionando el botón para volver a la recepción. Felix pasó su mano por la puerta evitando que ésta se cerrara.

Mi mente solo pudo pensar en un nombre.

─ Con Jeongin.

Bufó de forma burlona sacando su mano del sensor de la puerta, retrocediendo un paso

─ Era de esperarse, después de todo... ─dijo mientras el ascensor se cerraba lentamente─ Él está enamorado de ti.

La intensidad de sus palabras y el frío tono con el que lo dijo me hizo sentir mareado, di dos pasos atrás hasta que mi espalda tocó uno de los espejos del lugar.

¿Jeongin enamorado de mí? Tenía que ser una broma.

Al salir del edificio me atacó una helada ráfaga de viento que condujo el frío por todo mi cuerpo, guardé mis manos en los bolsillos de mi abrigo esperando sentir el papel donde había escrito mi mensaje de disculpa, pero no había nada.

Revisé con más detalle y algo de desesperación ambos bolsillos sin encontrar rastro del pequeño recado. Rastreé mi alrededor con la mirada. Nada.

Tenía intención de volver al edificio a recuperarlo, no quería que alguien se lo encontrara por ahí. Tampoco quería volver a toparme con Felix o Yiren.

Tenía tantas cosas en la cabeza, era un desastre de emociones. Estaba triste y furioso, pero no con ellos, conmigo. La chica no tenía la culpa de lo que estaba pasando, nadie fuera de Jeongin y Chan sabía sobre nosotros.

Al menos, eso quería creer.

Me llevé las manos a la cabeza, revolviendo mi cabello en el proceso causando que este se enredara más de lo que el viento ya lo hacía.

Tomé la delgada bufanda que colgaba de mi cuello, estirándola bruscamente para deshacerme de ella, lastimándome el cuello en el proceso, aunque las distintas voces en mi cabeza apagaban el dolor.

Mi mano formó un puño en el agarre de la prenda tratando de descargar mi furia en ella, cuando mi muñeca empezó a doler lancé la bufanda al suelo con fuerza.

Una señora que entraba al edificio me miró como si estuviera loco. En parte sentía que estaba a un paso de llegar a la locura, pero ella no tenía por qué enterarse.

Arreglé mi cabello antes de levantar la bufanda del suelo y sacudir el polvo fuera de ella. Volví a colocarla en mi cuello como si nada hubiera pasado.

Caminé los metros restantes hacia mi vehículo acercándome a mi chófer quien abrió la puerta trasera del auto esperando a que entrara.

─ Señor Park ─le tomé el hombro, tratando de calmar mi frustración─, ¿usted ha discutido con su esposa? ─dudó por un momento antes de responder.

─ De vez en cuando.

─ ¿Y qué hace cuando pelean? ¿cómo logran no perder los estribos?

─ La invito a comer panceta de cerdo con soju. La mente se calma después de comer ─el hombre miró al suelo con una sonrisa, como si estuviera recordando un momento en específico.

─ Bien, lléveme a un buen lugar para conseguir panceta y soju.

Ambos subimos al automóvil y a los pocos minutos se estacionó junto a una gran carpa verde, del techo salía humo e incluso desde adentro del vehículo podía oler la comida.

Bajé del auto, pero mi chófer no me siguió. Asomé la cabeza por la ventana del copiloto, bajó la ventana para poderme escuchar y le pregunté si no bajaría.

─ Lo siento, señor Hwang. Debo conducir, no puedo beber ─asentí concordando con él.

─ Vaya a casa a descansar.

─ ¿Seguro?

─ Uh-huh, yo me quedaré aquí un rato.

Dudó un poco pero logré convencerlo de dejarme solo.

Al entrar en el pequeño establecimiento escuché el motor del vehículo alejarse.

Apenas me senté en uno de los asientos de plástico alejados de la entrada, un hombre mayor se acercó para anotar mi orden. Pedí lo que mi chófer había sugerido.

Me dijo que la comida relajaba la mente, sin embargo, lo último que hice fue comer.

Tenía tantos pensamientos distintos en la cabeza, uno peor que el anterior. Sentía como si me carcomieran el interior del cráneo, siempre creando escenarios que me hacían sentir pésimo.

Tal vez merecía sentirme así.

No había pasado ni un mes y Felix ya estaba oficialmente con alguien. Sabía que estaba cansado de ocultarse, pero él tenía la intención de seguir haciéndolo para poder estar juntos. Aunque quizá quiso estar con una persona que no necesitara ocultarse, que fuera lo suficientemente valiente como para pararse frente a las cámaras y gritarle al mundo su amor.

La botella de soju estaba por terminarse cuando sentía mis ojos llenarse de lágrimas. Incliné mi cabeza hacia atrás para dejar pasar el ácido líquido por mi garganta. Al principio tenía un sabor dulce pero luego sentía como si mi tráquea quemara pues no estaba acostumbrado a tomar la bebida más popular del país.

Llené una vez más el vasito donde bebía y di un trago rápido, dándole fin a la botella.

Pedí otra.

Y luego otra.

Y otra.

Hasta que poco a poco, mi vista pasaba de nublada a completamente negra.

Cuando desperté, estaba en mi departamento. Las suaves sábanas cubrían hasta mi pecho y la luz del sol se infiltraba entre las cortinas de la ventana.

Sentí que mi cabeza punzaba, como si miles de agujas fueran introducidas al mismo tiempo. Traté de incorporarme en la cama, todo daba vueltas y un peso en mi brazo izquierdo me impedía continuar con mi objetivo.

Bajé un poco la mirada para ver una cabellera oscura recargada en mi brazo, cerca de mi pecho. Traté de liberarme con el mínimo movimiento para averiguar quién estaba ahí.

Mis intentos despertaron a la figura junto a mí quien, luego de un par de parpadeos se incorporó a mi lado y levantó la cara para mirarme.

─ ¿Despertaste? ─se restregó un poco los ojos antes de sonreír marcando su tan destacado hoyuelo, dejándome atónito en el proceso.

─ ¡¿Jeongin?!

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