2.
HYUNJIN
Con el pasar de las horas, por primera vez, llegué a sentirme abrumado dentro del salón donde los asistentes a la pasarela seguían yendo de un lado a otro.
Después de la media noche la gente empezaba a irse del lugar pues ya habían terminado con su trabajo. Los modelos regresaron los vestuarios que fueron colocados de vuelta en sus respectivos maniquíes y salieron por la puerta trasera del lugar. Los seguí hasta llegar al estacionamiento del lugar en busca de mi auto donde mi chófer esperaba dentro. Lo saludé con mi mano y me devolvió el saludo. Me crucé de brazos y me recargué en el capó del automóvil en espera de Jeongin para, al fin, irnos del lugar.
Mi mirada estaba clavada en la puerta trasera cuando vi salir una despeinada cabellera rubia quien cruzó su mirada con la mía y sonrió.
Me incorporé en mi lugar mientras lo miraba acercarse. Llevaba puesta la ropa con la que lo vi por primera vez agregándole un ligero suéter para el clima del otoño y, en la espalda, cargaba con una pequeña mochila azul colgada de un solo hombro.
─ Sunbaenim ─comentó al detenerse frente a mí─, se ve más relajado.
─ Lo estoy, el desfile fue todo un éxito. Gracias a ti.
Volvió a arrugar su nariz a causa de su amplia sonrisa, incluso bajo la luz de la luna en el cielo despejado pude ser capaz de apreciar las pecas de su rostro.
─ De nuevo, muchas gracias por la oportunidad. Durante la fiesta se me acercaron varios representantes de revistas para ofrecerme reuniones de posibles contratos. Hyung, nunca olvidaré lo que hiciste por mí ─dio un ligero apretón en mi hombro derecho sin dejar de sonreír. Asentí antes de hablar.
─ ¿Alguna en especial que te haya llamado la atención? ─pregunté para mantener viva nuestra conversación ya que mi asistente no se veía por ningún lado.
─ Sí, de hecho me entregaron esta tarjeta ─sacó un pequeño pedazo de papel que solo contenía el nombre de la empresa y un nombre, me lo mostró emocionado─. La revista Heavenly Asian me invitó a una sesión de prueba de vestuario. Cuando termine los promocionales del Grupo Bang me reuniré con ellos ─su voz detonaba entusiasmo, miré la pequeña tarjeta con curiosidad pues el nombre de la revista me era familiar.
En ella pude leer:
HEAVENLY ASIAN
SEO CHANGBIN
Mi piel se heló al leer su nombre.
Por una fracción de segundo recordé el ser rechazado en la escuela secundaria por el primer chico que llamó mi atención. Gracias a él supe desde que las chicas no eran lo mío.
Le perdí el rastro hace años pero recordaba que era un tipo guapísimo e inteligente, de esos que te gustaría llevar a cenar con tus padres. Claro, si mis padres no me hubieran rechazado también.
El simple recuerdo del evento bastó para traer una sonrisa triste a mi cara haciéndome bajar la cabeza para ocultarla.
─ Bien, debo irme ─Felix miró el reloj de su muñeca y luego a mí─. Sunbaenim ¿se encuentra bien?
─ Sí, solo sigo emocionado por el evento de hoy ─suspiré pesadamente mirando al cielo, el rubio copió mi acto.
Ambos nos quedamos observando los astros nocturnos hasta que de la nada soltó:
─ Que hermosa se ve la luna ¿verdad? ─me giré para mirarlo, él seguía apreciando el firmamento y su oscuridad pero yo admiraba como la luz de la luna iluminaba su rostro.
─ Bellísimo.
─ ¿Qué?
─ ¡Bellísima! La luna. También las estrellas.
─ Ah, es verdad ─apretó sus labios, lo que lo hizo ver más tierno de lo normal─. Ya debo irme, no quiero perderme el autobús ─señaló la parada en la acera del lugar a metros de nosotros.
─ Podemos llevarte a casa, solo esperaremos por mi asistente.
─ Será en otra ocasión, debo ir a otro lugar primero. Pero gracias por la oferta, hyungnim ─hizo una reverencia a manera de despedida para luego sostener la correa de su mochila y correr hacia la parada del autobús que no tardó en aparecer. No aparté la mirada del lugar hasta que el vehículo arrancó, llevándose a Felix con él.
─ Hyungnim...
Sacudí mi cabeza para salir de mi trance y me giré para mirar a Jeongin quien ya estaba junto a mí.
─ Jeongin, te lo he dicho. No seas tan formal, no hay necesidad del 'nim'. Tenemos casi cuatro años trabajando juntos.
El chico jugo con uno de los anillos de su mano y bajó la mirada, algo avergonzado.
─ Lo siento, hyung ─removí su cabello en forma de juego, despeinándolo por completo. Ambos reímos por la situación─, ¿esperó mucho?
─ Para nada, tranquilo. Sube al auto, te llevaré a casa.
Jeongin subió al asiento detrás del chófer y yo junto a él.
Mantuve la mirada fija al cielo desde la ventana del auto. A pesar de las luces de la ciudad, podía apreciar unas cuantas estrellas. Empecé a imaginar formas en ellas hasta que me imaginé un par de ojos descansando por sobre ellas. Las estrellas se fueron apagando dentro de mi imaginación hasta tornarse de un color café claro que me recordaba a las pecas de Felix. Era como ver su cara plasmada en el espacio sideral. Su sonrisa iluminaba como la luz de luna en esta noche de noviembre.
Estaba tan absorto en mis pensamientos que no me di cuenta de que ya habíamos llegado a nuestro primer destino.
El pelinegro bajó del auto y yo copié su acción. Le dio la vuelta al auto hasta detenerse frente a mí, juntos caminamos hasta la puerta de su edificio mientras mi asistente miraba el cielo con una admiración igual a la que yo sentía hoy.
Al detenernos en la entrada del condominio, Jeongin me miró.
─ La luna se ve hermosa hoy ¿no lo cree, hyung? ─preguntó sonriente, haciendo aparecer su hoyuelo una vez más.
─ Lo es ─contesté mirando nuevamente a la luna.
─ La colección fue todo un éxito. Gracias por dejarme ser parte de su trabajo ─dijo después de unos cuantos segundos en silencio.
El chico se me acercó y dio un rápido abrazo al cual no tuve de tiempo de reaccionar porque ya se había separado.
─ Gracias por siempre ayudarme, Jeongin. Nos vemos mañana en el estudio.
─ ¡Claro! Descanse ─ambos nos despedimos con un leve movimiento de cabeza y yo caminé de regreso a mi auto. Cuando subí en él, el chico ya no estaba a la vista.
─ ¿A dónde, señor Hwang? ─preguntó mi chófer.
Yo miré nuevamente por la ventana volviendo a ver en las estrellas, las pecas de aquel chico.
─ A casa ─contesté con un suspiro.
Mientras el vehículo avanzaba, también lo hacían mis pensamientos, concentrándome en cosas que no había analizado por la presión de la colección. La ausencia de Tzuyu, el pago de los modelos, la próxima colección.
No importaba que tanto pensara, siempre descubría a mi mente regresando a las estrellas que adornaban el rostro de Felix.
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