14.
HYUNJIN
Apenas y el avión tocó las tierras del aeropuerto en Corea, tomé mi móvil para llamar a mi novio. Que lindo se escuchaba; mi novio.
La voz de Felix me recibió al otro lado de la línea, tan dulce como siempre.
─ ¡Hyunjin! ¿Cuándo vuelves? ─preguntó con emoción la voz del otro lado de la llamada
─ Justo estoy bajando del avión ─respondí burlón
─ Me alegra que hayas vuelto, saluda a Jeongin por mí.
─ Claro ─separé el móvil de mi oído para girarme a mirar al pelinegro quien accidentalmente chocó con mi hombro y pasó de largo a buscar sus maletas─, olvídalo. Ya se fue.
Escuché como chasqueaba la lengua en modo de decepción.
─ ¿Tú dónde estás? ─pregunté siguiendo a mi asistente junto a la banda de las maletas. Sostuve con fuerza la pequeña bolsita de papel con el logo en blanco que llevaba en mi mano.
─ Terminé una junta con Chan-hyung. Me pagó por los promocionales de fin de año y dijo que quitarían los de navidad la próxima semana.
La conversación no seguía el rumbo que quería para hacer mi propuesta, por lo que solté mi pregunta de golpe.
─ ¿Qué harás mañana? ─sostuve el móvil entre mi oreja y el hombro para recoger mi maleta con ambas manos.
─ Probablemente vea unas películas en casa. Será mi primera navidad lejos de mi familia.
─ ¿Te gustaría pasar navidad conmigo y Kkami? En mi departamento ─miré como a Jeongin se le cayó su maleta y me acerqué a ayudarlo a levantarla. No sé qué traía dentro que la hacía pesar tanto.
A pesar de que mañana se cumpliría nuestro primer mes como pareja, no habíamos tenido muchas oportunidades de salir en citas. La fama de Felix estaba por los cielos que casi era imposible caminar por las calles de Seúl sin que alguien lo reconociera.
Después de varios contratiempos y casi ser descubiertos en nuestras primeras tres citas, en la cuarta cita decidimos mantener lo nuestro en secreto hasta que su trabajo fuera un poco más estable. Yo había visitado la casa de Felix un par de veces, pero esta sería la primera vez que él entraría a mi hogar y conocería a Kkami a quien solo veía en fotografías.
─ Me encantaría.
Sonreí al escuchar su respuesta.
─ Puedo solo, gracias ─Jeongin levantó la manija de su maleta y comenzó a caminar a paso rápido. Como pude repetí su acción y traté de alcanzarlo.
─ Felix, tengo que irme. Te enviaré la dirección por mensaje. Nos vemos ─colgué la llama y guardé mi móvil en el bolsillo saliendo del aeropuerto con mi asistente a unos metros de mí. Ubiqué con la mirada al señor Park, caminé hacia él y me ayudó a subir mis maletas, antes de entrar al auto noté que el chico de cabello negro no estaba junto a mí.
Al frente del auto estaba un taxi donde mi asistente estaba subiendo su maleta.
─ Jeongin ¿Qué pasa? Sube al auto, te llevaré a casa ─el muchacho me ignoró y cerró el maletero del auto.
Antes de subirse en el asiento trasero me miró.
─ Feliz navidad, hyung. Dígale eso también a Felix de mi parte.
Y sin darme oportunidad de decir algo, se marchó en aquel auto amarillo. Hablaría con él cuando regresáramos de las pequeñas vacaciones por las fiestas que le di al personal. Ahora me debía dedicar a comprar comida para mañana y descansar del desfase horario.
Al amanecer de la víspera de navidad le envié un mensaje a Jeongin preguntando si todo estaba bien, pero no hubo respuesta.
Después de desayunar, encendí la televisión de la sala de estar que podía ver desde la cocina para seguir la receta de jamón navideño que vi en internet. Casi siempre pasaba navidad con la familia Jang, por lo que la cena navideña nunca había sido algo de lo que yo tuviera que preocuparme.
Comencé a cocinar, siguiendo al pie de la letra el vídeo del chef en mi televisor hasta que la receta quedó lista. Me sentía orgulloso de mi creación, la admiré un momento y le tomé un par de fotos como si fuera mi hijo.
Dejé la comida en la encimera de la cocina para darme un baño rápido y arreglarme para la llegada de mi novio, usando con un suéter de lana blanco con patrones navideños que había preparado desde hace un par de semanas. Incluso Kkami estaba arreglado con su trajecito de Santa que le compré el año pasado.
Al anochecer todo mi departamento olía a la deliciosa cena y el pequeño árbol de navidad de navidad adornando mi hogar iluminaba casi todo el lugar. Por suerte aún tenían árboles en las tiendas ya que yo no solía adornar mi casa.
A las siete en punto, el teléfono junto a la puerta sonó, del otro lado de la línea se podía escuchar la voz del portero del edificio quien pedía permiso para dejar pasar a Felix al interior de la edificación. Minutos después tocaron a mi puerta y detrás de ella un rubio con pecas sostenía en su mano derecha una caja envuelta en papel navideño y en la izquierda el famoso contenedor gris donde estaban los postres que él continuamente me regalaba.
Recibí sus regalos y me hice a un lado para dejarlo ingresar a mi hogar. Kkami salió corriendo de mi habitación para encontrarse con Felix quien se agachó a su altura para saludarlo con una caricia en la cabeza. Mi mascota lamió su mano y se devolvió corriendo a mi habitación.
─ Es lindo ─comentó el rubio con una sonrisa.
─ Le agradas ─reí cerrando la puerta a mis espaldas.
Lo acompañé hasta el pequeño comedor donde dejé ambas cajas junto a mí regalo para mi novio.
─ ¿Lo hiciste tú? ─preguntó asombrado viendo el plato de cena que había servido apenas y colgué la llamada con el portero del edificio.
─ Claro, afortunadamente no quemé la cocina en el intento ─dije al momento de sentarme frente a él.
El chico de las pecas probó un bocado y levantó sus pulgares en aprobación mientras seguía masticando la comida.
El resto de la cena transcurrió tranquila, me contó sobre su semana y como su familia le llamó para felicitarlo y decirle que lo habían visto en los comerciales del grupo Bang. Se veía tan feliz mientras hablaba de su trabajo.
Me alegraba saber que le estaba yendo muy bien como modelo. Hechizó al país con su encanto, así como a mí desde su primera pasarela.
Yo le conté sobre la semana en París. Aunque casi todo fueron aburridas juntas directivas y de planeación, tuvimos la oportunidad de visitar un par de museos en nuestro último día antes de tomar el vuelo de vuelta al país.
Después de la cena, nos acurrucamos en el sillón frente a la televisión donde nos proponíamos a tener un maratón de películas navideñas. Cargué a Kkami quien se durmió en mi regazo. Mi brazo estaba recargado en el respaldo del sillón y Felix recostado en mi pecho.
Dormitamos un rato hasta que el reloj marcó la media noche. Pausé la película y ambos nos levantamos de nuestros lugares para ir por nuestros respectivos regalos.
─ El mío primero ─le entregué una pequeña caja con un moño rojo encima. El chico la tomó entre sus manos y con gran facilidad quitó la tapa dejando al descubierto mi regalo.
Su mirada se paseó entre el interior de la caja y mi cara. Cuidadosamente sacó el par de anillos plateados a juego.
Tomé uno para comparar tamaños y revisar su interior en busca de la inicial grabada.
─ Este es tuyo, Feliz navidad ─le entregué el pequeño artefacto con una letra H grabada en su parte interna. Él se lo colocó en su dedo pulgar y me dio un rápido pero fuerte abrazo.
─ Feliz navidad, Hyunjin. Me encantan. Ahora puedo sentir que te llevo conmigo a todos lados.
Tomé el otro que era un poco más amplio y admiré su inicial escondida antes de colocar el anillo en mi dedo índice.
─ Y son traídos desde París ─presumí guiñándole. El chico río ante mi acto y me entregó una caja algo grande que yo ansiaba por abrir.
Apresurado rompí la envoltura y mis ojos brillaron al ver el interior donde descansaba un paquete de más de cincuenta lápices de colores Faber-Castell.
─ Son para tus bocetos. Jeongin me ayudó a elegirlos.
─ Los adoro. Gracias Lix.
Dejé mi regalo y las envolturas sobre la mesita de noche para volver a acurrucarme junto al rubio y terminar nuestro maratón. La última vez que recuerdo mirar el reloj, este marcaba las 2 am.
El repentino sonido del teclado de la puerta del departamento me despertó.
Abrí los ojos para apreciar a Felix plácidamente dormido en mi pecho, la preocupación de saber quién intentaba meterse a mi departamento no me dejaba disfrutar el momento como era debido. Traté de levantarme sin despertarlo y lo dejé recostado para dirigirme a la puerta.
El sonido de clave correcta me detuvo a unos pasos del picaporte. Me paralicé ¿y si era algún ladrón?
Al abrirse la puerta me encontré con un chico de anteojos y cabello negro envuelto en un gran abrigo y bufanda. Jeongin me miró preocupado.
Antes de que cualquiera de los dos pudiera decir algo, alguien nos interrumpió.
─ ¿Hyunjin? ¿Qué está pasando? ─la voz somnolienta de Felix me hizo girar, negué con la cabeza y me encogí de hombros respondiendo a su pregunta.
─ Hyung ¿por qué no contesta su teléfono? ─dijo el chico quitándose los zapatos antes de entrar.
─ Debió quedarse sin batería ¿Qué sucede?
─ Tenemos un problema ─mi novio y yo lo miramos confundidos─, alguien siguió a Felix hasta aquí anoche y avisó a otras personas de que no ha salido del edificio desde ayer. Hay casi una docena de paparazis afuera esperando a que salgan.
─ ¡¿Qué?! ─exclamamos Felix y yo al unísono.
─ Se pone peor... Están los hombres de Dispatch allí abajo.
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