12.
HYUNJIN
─ ¿Ya estás listo? ─pregunté tocando a la puerta de la habitación de Felix.
Hoy era uno de los pocos días en los que el rubio estaba libre de trabajo. Le había sugerido quedarnos en su departamento para que descansara durante nuestra cita, pero se negó todas las veces que llegué a mencionarlo.
Felix respondió a mi pregunta abriendo la puerta para salir de su cuarto. Se veía espectacular, como siempre. Era muy común en él que usara colores oscuros, lo cual hacía resaltar el dorado de su cabello.
─ Wow...
─ ¿Tan bien me veo? ─preguntó girando en su lugar mostrando todo el conjunto.
─ Siempre te ves genial ─respondí pellizcando sus mejillas con delicadeza. Su risa resonó por la sala de estar antes de dirigirnos a la salida donde tomamos nuestros respectivos abrigos.
Ya en el elevador de su edificio, lo miré, distraído en los números de piso que iban descendiendo.
─ ¿A dónde quieres ir? ─ante mi cuestionamiento me miró con el ceño fruncido.
─ Creí que ya tenías algo planeado.
─ Sí, pero... No estoy seguro si el lugar tenga espacio, suele ser muy concurrido ─estiré los brazos para despojarme de mi nerviosismo.
─ Está bien, no me molesta esperar. Así podré pasar más tiempo contigo ─sonrió arrugando su nariz antes de volverse hacia su reflejo en una de las superficies del ascensor donde se miraba atentamente acomodando su cabello. Al terminar, se mantuvo firme a mi lado.
Su brazo derecho casi rozaba con el mío a pesar de tener el suficiente espacio a nuestro alrededor como para veinte personas más.
Con la mirada siempre al frente, empecé a acercar lentamente mi mano hasta que uno de mis dedos tocó su piel. Nuevamente sentí esa corriente eléctrica que se apoderaba de mi cuerpo cada vez que teníamos algún contacto físico. Vi de reojo como se sobresaltaba y bajaba la mirada para ver mi mano, pero yo no despegué mis ojos de las puertas metálicas. Regresé a pegar mi brazo a mi costado, derrotado por el intento de tomarlo de la mano cuando de la nada Felix tomó la iniciativa entrelazando nuestros dedos en un suave pera a la vez firme agarre. Sonreí como tonto por su acción.
Nos quedamos en silencio hasta que el ascensor abrió sus puertas en el lobby de su edificio dejando ver a un par de chicas que se concentraban en su móvil hasta que la campanilla de llegada las hizo levantar la vista. En medio de mis nervios por ser descubierto, solté la mano de Felix de manera abrupta y salí rápidamente del ascensor esperando que el chico me siguiera. Al intercambiar lugares con las chicas del lobby, me giré para verlo caminar cabizbajo hacia donde estaba yo.
Me sentía mal por haber soltado su mano de esa manera, pero podía contar con una sola mano las personas que conocían mi secreto y lo aceptaban. Había pasado por tanto cuando era más joven que el simple recuerdo me provocaba miedo de volverlo a vivir y que todo el esfuerzo de mi trabajo se cayera en pedazos.
También temía por Felix y su apenas iniciada carrera. Había logrado tanto en poco tiempo que debía cuidar mucho más su imagen siendo él una figura pública y la cara de una empresa de la talla del Grupo Bang. Aunque el rubio no era nada cohibido, en la reunión grupal que tuvimos cuando pudo comprarse su departamento nos confesó que era bisexual. Así, como si nada. Cuando a mí me tomó años decirle a Chan y Jeongin sobre lo mío.
Esperé a que el chico de las pecas llegara a mi lado para pasar mi brazo por sobre su hombro.
─ Perdóname, me asusté ─levantó la cabeza para mirarme, asintiendo mientras formaba una sonrisa forzada.
─ No te preocupes, entiendo como te sientes ─en realidad nunca habíamos hablado sobre hacer público lo nuestro o contárselo a alguien además de Chan y Jeongin a quienes les dijimos al día siguiente. El director Bang se lo tomó de la mejor manera, prometiendo guardar el secreto hasta que ambos así lo quisiéramos, pero Jeongin estaba nervioso tal vez tanto como cuando pensaba que alguien nos descubriría.
─Gracias por entender ─dije antes de inspeccionar rápidamente el lobby y asegurarme de que nadie estuviera mirándonos para plantar un rápido beso en su cabeza. La sonrisa de Felix regresó casi de inmediato causando que yo también sonriera.
Caminamos casi por una hora hasta llegar al destino que había planeado llegar. Habíamos tomado un par de atajos evitando las calles más concurridas donde seguramente tenían anuncios con la cara de Felix por lo que sería fácil de reconocer y no quería que el gentío arruinara nuestra cita.
Nos detuvimos frente a la puerta de cristal de una cafetería, en ella estaban estampadas las siluetas de un perro y un gato, logrando que la temática de la locación fuera fácil de adivinar.
─ Sorpresa ─solté cuando el rubio me miró confundido.
─ Hyunjin... ─soltó en un suspiro.
─ ¿Nos vamos a quedar admirando la puerta o vamos a entrar? ─pregunté entre risas después de unos segundos en silencio. Felix asintió emocionado y le abrí la puerta para que ingresara primero al lugar.
Me sorprendió lo espacioso que era por dentro, lo imaginaba pues siendo un lugar donde hay animales les tendrían que dar su espacio para jugar.
La cara del chico de las pecas se iluminó y casi podría jurar que las estrellas en sus mejillas se colaron en sus ojos. Miraba a todos lados sin saber con quien acercarse primero. No había tanta gente como acostumbraba a llenarse el lugar, sin embargo, tratamos de buscar una mesa lo más alejado posible de los demás.
Mientras Felix estaba ocupado acariciando la barriga de uno de los cachorros junto a nuestra mesa, a lo lejos pude ver un par que eran casi iguales a Kkami. Sonreí al recordar a mi mascota, estaba ansioso de que los dos chicos dueños de mi corazón se conocieran.
El rubio me pidió que le tomara un par de fotografías que luego publicaría en internet pues, según lo que me había contado, la agencia con la que firmó le pedía mantenerse activo con su imagen pública. Al llegar nuestra orden a la mesa bajó su móvil para volver su atención en mí.
─ Este es el mejor lugar al que he venido ─dijo emocionado tomando su bebida caliente entre sus manos y dándole un sorbo.
─ Me alegro que te estés divirtiendo ─respondí tratando de contener la risa.
Durante nuestra plática le mostré fotografías de Kkami, Felix dijo que esperaba ansioso el día en que pudiera conocer a mi peludo amigo. De repente nos interrumpía el incesante sonido que provenía de su teléfono celular.
─ ¿Qué es eso?
─ Notificaciones ─contestó como si nada.
─ ¿Publicaste las fotografías que tomamos recién?
─ Sí pero... Solo las mías. Obviamente no iba a publicar una fotografía de nosotros juntos ─bufó burlón.
─ ¿Y no crees que fue algo...?
─ ¡Felix!
Desde la puerta pudimos ver entrar un grupo de chicas con uniforme escolar gritando con todo el poder sus pulmones el nombre del chico sentado frente a mí.
─ Oh no ─el rubio se levantó de su asiento con la mirada fija en la puerta mirando como las cuatro mujeres se adentraban en el lugar.
Copié su acto y me quedé estático en mi lugar sin saber qué hacer, el miedo invadió mi cuerpo una vez más. Nos iban a descubrir.
─ Oh por Dios, en verdad eres tú ─una castaña habló emocionada al llegar junto a nosotros, luego se giró hacia mí con cara de disgusto─ ¿están en una especie de cita o algo así?
─¡No! ─dijimos al unísono─. Iba a reunirme con alguien más pero me dejó plantado, así que llamé a mi amigo para que me hiciera compañía ─complementó Felix con una facilidad que me sorprendió una vez más. Yo, por mi parte, seguía estático en mi lugar solo concordando con lo que decía.
─ No entiendo como alguien se atrevería a dejarte plantado ─agregó otra.
Se quedaron un rato conversando como si fueran amigos de toda la vida. El chico de las pecas trataba de ocultarlo, pero yo podía notar perfectamente lo incómodo que estaba cuando la que parecía ser la líder del grupo le pidió su número de teléfono.
Pasaron casi veinte minutos hasta que las chicas se fueron dejándonos solos otra vez.
Nos dejamos caer en nuestros asientos suspirando de alivio. Miré a Felix con una mueca en el rostro mientras le pedía un enorme favor que ni siquiera yo quería mencionar.
─ Creo que deberíamos evitar tener citas fuera de nuestros departamentos ─abrió sus ojos con sorpresa para mirarme un poco asustado─. Hay que tener más cuidado sobre nosotros, no sabemos quién puede estar mirando.
Hizo un movimiento con su cabeza para concordar conmigo.
─ Tendré más cuidado ─tomé su mano sobre la mesa y le dediqué una sonrisa─ ¿Qué te parece si la próxima vez vemos una película en mi departamento?
─ Uh-huh. Me parece una excelente idea.
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