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4._Espejo


Elisa terminó dormida entre los brazos de Whiss que se quedó tan quieto que parecía una escultura, sentado en el piso de la cocina. Después de unas horas se decidió a levantarse y cargando a la muchacha caminó hasta el sofá, donde la dejó tendida con mucho cuidado. Con una rodilla en el suelo, y una mano descansando sobre el abdomen de la muchacha, el ángel permaneció un rato contemplando a Elisa cuál si mirará su reflejo en un estanque de aguas turbias. Le apartó un mechón de cabello del rostro, antes de ir al baño para lavarse la cara.

El techo de aquella pequeña habitación era muy bajo y su peinado lo tocaba, razón por la que se soltó el cabello. Al mirarse en el espejo, su reflejo le pareció muy diferente a como lo recordaba. Desde luego su cabello sobre los hombros le daba un aspecto distinto, pero no era eso lo que le parecía diferente. Apoyó sus largas manos sobre el blanco lavado, para inclinarse y verse más en detalle. Sus ojos, sus pómulos, su nariz, su boca; nada de lo que estaba delante lo reconocía. Despacio se llevó una mano hacia su mejilla y la deslizó por ahí, pero como si hubiera intentado arrancarse la piel con la punta de los dedos.

-Espejito, espejito ¿Dime quién es el ángel más bonito?- dijo una voz grave a su costado. Gracias al reflejo en el espejo pudo ver a Bills, sentado en el borde de la tina-Tú Whiss...Ahora deja de lamentarte y vuelve al cielo para que el dios de la muerte mate a la chica y tenga sus vacaciones...-agregó con una voz más aguda.

Whiss volteó a verlo con una mirada gélida.

-¿Le parece gracioso?-le preguntó sin disimular su molestia.

-Bastante- le contestó Bills doblando sus brazos tras la cabeza, para descansar la espalda en la pared tras la tina-Ese extraño que vez en el espejo está sólo en tu cabeza...

El ceño de Whiss se relajo al oír aquella declaración, pero no estuvo muy seguro de como sentirse respecto a esas palabras.

-¿Por qué quieres morir?-le preguntó el dios después de un breve silencio y mirándolo a los ojos- La muerte no soluciona nada. Como ángel deberías saberlo...

-La muerte de un ángel es diferente a la de un humano-le dijo Whiss- Nosotros nos volvemos nada.

-Eso es todavía peor que lo que pasa con los humanos-le dijo Bills y separó su espalda de la pared, para apoyar los codos sobre sus rodillas y descansar el rostro sobre una de sus manos- Que esa mujer se quiera morir solo porqué no tiene la fuerza ni el valor para vivir, puedo entenderlo. Siempre pasa. Pero que un ángel quiera precipitarse a la extinción, eso no lo entiendo...

-Usted es un dios de la muerte ¿Qué puede saber usted de la vida?-le cuestionó Whiss en una actitud arrogante.

-Yo sé todo de la vida- le contestó Bills poniéndose de pie en una actitud juguetona- Nadie sabe más de la vida que un dios de la muerte. Para empezar la vida es bastante simple. A los hombres les gusta complicarla.

Whiss lo vio pasar junto a él para salir hacia la sala. Lo siguió para vigilar que hacía y evitar tomara la vida de Elisa. Bills se paró junto a la muchacha que seguía profundamente dormida. Se reclino un poco sobre ella con una mano en la espalda y otra en su barbilla.

-¿Puedes decirme que ves aquí?-le preguntó apuntando a la chica con una de sus garras,de una forma algo despectiva-Yo veo a una mujer muy débil. Una persona complaciente, incapaz de decir que no, que permite que todos hagan con ella lo que quieran solo para no tener conflicto y evitar que la odien.

-¡Eso no es verdad!-exclamó Whiss cuál si aquello lo hubiera ofendido- Elisa no es débil y tampoco es complaciente. Tuvo una infancia dura y pudo terminar convertida en una mala persona,pero tiene una vida buena,decente. Es empática y generosa con los demás. No gusta de la violencia y los conflictos,pero no huye de ellos cuando estos han llegado a su vida.La he visto crecer. Nadie la conoce mejor que yo.

Whiss habló con los puños apretados con un pie delante del otro,pues echo el cuerpo un poco hacia delante. Su voz sonó calma,pero dura. Bills lo miró en silencio luego,de forma despreocupada apartó la mirada de él y le dijo:

-Siempre hay más de un reflejo...

Whiss tomó su enihesta postura habitual y lucio un poco desconcertado ante esa declaración. No tuvo oportunidad de decir nada al respecto,pues Elisa se despertó en ese momento y Bills se desvaneció ante sus ojos. No fue muy lejos, sólo dejó aquella habitación.

La muchacha no recordaba muy bien lo que hacía sucedido,pero no le dió mucha importancia. Se sentía más ligera y tenía ganas de bañarse. Hace tiempo no sentía esa sensación de querer estar limpia. Al ponerse de pie se tambaleó,por poco termina de cara contra el suelo. Whiss la tomó por el brazo evitando aquel incidente. La acompaño al baño incluso,contra las protestas de Elisa claro está. La hizo sentarse en el borde de la bañera, mientras él la llenaba de agua.

-Siento la cabeza como si fuera un globo con helio-le dijo Elisa mientras Whiss le quitaba los zapatos-¿Qué estás haciendo?

El ángel pareció que apenas en ese instante fue conciente de lo que estaba haciendo. Un poco confundido miró a la muchacha y después bajó la mirada al pie de que acababa de desvestir.

-Ayudarla un poco...Creo-dijo en voz baja e intento continuar con lo que estaba haciendo,pero Elisa se lo impidió-Creo haberle dicho que la he visto desnuda desde que nació. Conmigo no debería guardar ningún pudor...

-Deja de decir eso. Sería más cómodo saber que sólo quieres verme desnuda a que has estado presente en todo momento de mi vida...O no sé. Esto es embarazoso-le confesó Elisa con la cara roja más no poder.

Su cabeza era más ligera y de alguna forma pensaba un poco mejor. En ese instante cayó en cuenta que Whiss había visto todo de ella. Absolutamente todo de ella y que el hecho de que la viera desnuda era menos desagradable a saber que incluso la había visto tener sexo con sus novios,entre otras situaciones mucho más dignas de pudor o vergüenza. Por otra parte no sentía de él ese morbo esperable de los hombres. Por supuesto tenía que ver con que Whiss no era humano. Al fin dejó que la ayudara. Ella no se sentía muy bien. No es que sintiera algún malestar, sino que experimentaba unas sensaciones muy particulares que la tenían algo aturdida. Así terminó metida en esa tina con aquel ángel poniéndole shampoo en el cabello. Elisa abrazaba sus piernas y en las rodillas descanso el rostro para perder su mirada buscando formas en la espuma. Los dedos de Whiss, en su cabeza,se sentían muy bien. Evocó una imagen de su hermana mayor ayudándola a bañarse cuando eran niñas, cuando los problemas reales de la vida eran una cosa pequeña y los diminutos conflictos eran colosales. Muchos recuerdos, buenos y malos,habían desaparecido con los años. Otros perduraban siendo,muchas veces,cosas insignificantes que almacenaban una poderosa nostalgia. Una especie de alegría triste con sabor a menta.

-Whiss...

-Digame...

-¿Tienes un recuerdo que te haga feliz?

El ángel detuvo su masaje e intento evocar algo,pero sus escasas memorias se mezclaba con los recuerdos de centenares de personas cuyas vidas presenció,no logrando ver ningún recuerdo suyo con nitidez. Aunque las visiones que pasaron por su cabeza le sacaron una sonrisa. Había tenido la oportunidad de ver tantas situaciones divertidas, que si las rememoraba todas pasaría días sonriendo o riendo de buena gana.

-Sí-respondió y volvió a meter los dedos en el cabello de la muchacha-¿Cuál es su recuerdo feliz favorito? El mío es cuando hacías pompas de jabón con el detergente para lavar la ropa,a escondidas de tu madre que te regañaba por jugar con eso. Aún así con mucha cautela robabas un poco,lo ponías en un vaso y con un trocito de la manguera del jardín,hacías enormes burbujas de jabón. Una vez hiciste una gran mezcla de jabones y detergentes...

-Y con la ayuda de unos cordones hice una burbuja enorme-lo interrumpió Elisa-Era la más grande que hubiera hecho y duró mucho tiempo antes de estallar.

-Es un lindo recuerdo. Solías jugar mucho sola,pero siempre inventabas algo divertido con que dar rienda suelta a tu imaginación. Cómo la vez que hiciste un arco y flechas con unas baras y un listón de color rojo...

-¿Qué no tenías a nadie más a quién observar?-le cuestionó Elisa que volteó a verlo ahí sentado,con las mangas de la camisa subidas hasta los codos y una sonrisa jovial.

-Los veía a todos a la vez. Eran demasiadas emociones en un sólo instante-le respondió mientras veía el hilo rojo entre su meñique y el de ella tornarse más rojo-Eras una niña muy bonita...

-Sí,ahora en cambio soy un monstruo horrendo-exclamó con  disgusto. Whiss no hizo comentarios-Nadie lo dice,pero sé que mucho de mí les da asco. Soy repulsiva...

Elisa continúo atacandose sin clemencia alguna. Verdaderamente despreciaba su ser. Whiss pensó que ni la chica que la molestaba en la escuela hubiera podido ser tan cruel como ella lo era consigo misma. El ángel miró al espejo. No podía verse,pero recordaba su imagen en el y tampoco le era algo agradable de ver. No se sentía horrendo como Elisa,pero si mísero. Inferior a una piedra en el camino o a una envoltura que alguien dejó caer en la calle. De qué servía ser inmortal si en si todo lo que hacía era existir. Estaba coartado de todo en la vida. Castrado y subyugado. La figura en el espejo era tan miserable como triste. Indigna de la atención de cualquiera. Una hormiga tenía más relevancia en la existencia que él y su infinita tarea de observar. Elisa se despreciaba y él también lo hacía. Súbitamente se sintió sucio. Tan sórdido que no lo soporto y se desprendió de ese atuendo de hombre,para tomar su verdadero aspecto y así meterse a la tina junto a Elisa, aunque por un momento olvidó que ella estaba ahí.

Del otro lado de la bañera de loza,Whiss tomó una postura semejante a la de Elisa, que se le quedó viendo un tanto anonadada hasta que notó la mirada que tenía aquel ángel. No hizo nada por un rato,hasta que tomó el trapito y tras hundirlo en el agua de la tina,medio a gatas fue hacia él para limpiarle la mejilla. Whiss levantó la mirada y se miró en los ojos de Elisa.

"Siempre hay más de un reflejo".

Las palabras del dios de la muerte llegaron a él en ese momento y abrió un poco su postura,para que ella se aproximara un poco más. Separando las piernas tanto como el ancho de la tina se lo permitió, dejó un espacio para que Elisa pudiera arrodillarse ahí y continuar lo con lo que estaba haciendo. Él quería verse en los ojos de la muchacha,
dónde su imagen seguía siendo ajena a si mismo,pero era más agradable que la que le mostró el espejo. Tal vez se debía a la ternura y comprensión de aquellas pupila. No estaba seguro. Tampoco supo muy bien porqué dijo en voz baja,casi cómo si de un suspiro se tratase:

-Yo creo que eres linda,Elisa...

Una sonrisa triste se le dibujo a la muchacha que se abrazo a él sin desespero,sin necesidad.

Sus pieles se tocaron desnudas. El blando pecho de Elisa se aplastó contra el duro pecho suyo y fue un contacto muy perturbador,en el buen sentido. Es que a Whiss nadie lo tocaba jamás y a Elisa hace mucho nadie la sentía de forma tan íntima. El ángel se aferró a su espalda y ella cerró los ojos. Whiss no pudo hacer eso hasta mucho después. Es que él veía como el hilo rojo iba enroscandose entorno a ambos y también sentía como iba apretándolos,pero esto último, en realidad,eran ellos que cerraban aquel abrazo más y más. Cuando Whiss estiró una de sus piernas,para medio recostarse allí,sin querer quitó el tapón de la tina y el agua se fue deslizando hacia la tubería que daba a las alcantarillas,dejando atrás dos cuerpos limpios, entrelazados y envueltos en un hilo como de seda y tan carmesí como la sangre fresca.

Cuando aquel individuo de botas blancas y atuendo de cielo apareció en el baño, encontró a un ángel y una mujer desnudos dormidos cuál si estuvieran sumidos en un sueño mítico. Esa piel azul contra la blanca,sus cabelleras sueltas y húmedas, ambos enredados en una hebra roja como amapolas,apretada contra sus carnes completaban la visión de ensueño en la vulgar tina blanca,que bañada por la luz dorada de un sol de media tarde,que derramaba sobre Whiss y Elisa las sombras de los árboles del otro lado de la redonda ventana.

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