Los Hombres-Lo que sea
La mañana había empezado demasiado fría para el gusto de Stan. Ciertamente con el pasar de los años, cada vez era más propenso a preferir el calor sobre el frío. Claro que sin que estos sobre pasen los 35°. No obstante, si algo le había enseñado el tener que dormir por mucho tiempo en su juventud dentro de su auto era apreciar el tener un techo donde dormir.
No eran muchas, las cosas que a Stanley realmente le agradecen de Gravity Falls. Una de esas cosas era su clima. Pese a estar en verano, al estar rodeado de tanto bosque, ayudaba a refrescar el clima, fuese la temporada que fuese.
Sin embargo, Stan realmente estaba extrañado por esta mañana tan inusualmente fría. Cuando fue a recoger el periódico de hoy, tuvo que regresar por un abrigo más grueso que su bata para soportar la fría brisa que había.
A Stan solo le quedaba aguantarse y esperar. Era muy probable que solo fuese una mañana rara y ya está. Aunque, cuando Stan se dijo eso no pudo evitar preguntarse, ¿Qué parte de este lugar no era raro?
Y ver a Lincoln y Hilda comer tan animadamente en la mesa con su misma ropa de ayer, sin que se les vea para nada incomodos por aquella fría mañana hacía pensar a al viejo hombre que estos dos niños también eran un poco raros.
Le dio otro sorbo a su café, volviendo a retomar su lectura en el periódico de hoy.
Por lo que llevaba, no había pasado nada muy interesante como de costumbre. Dio un pequeño bufido. En verdad, no había nada interesante, inclusive si su memoria no le fallaba, gran parte de las noticias de hoy eran recicladas de la semana pasada.
Pese a estar en un lugar bastante excéntrico y único por el cual su raro hermano gemelo vendría a estudiar las rarezas del lugar. Y, aun así, la gente no hablara de todas esas cosas raras. Esta mañana le pareció a ver visto uno de esos nomos perseguir una ardilla. Sin duda, le resultaba extraño que nadie hablara de eso.
Siempre tuvo ese pensamiento en la cabeza, pero nunca decidió investigar el porqué de eso, prefirió fingir ignorancia, después de todo, eso no era asunto suyo, aunque estaba convencido que cuando su hermano regresara terminaría investigando eso, si no es que ya lo había investigado.
A pesar de tener los 3 diarios, solo necesitaba las páginas en concreto de los planos de esa máquina dimensional, pero lo demás, pese a ser curioso de leer, le resultaba un poco irrelevante.
Aun así, podía recordar que leyó algo dentro de uno de los diarios, algo acerca de una especie de secta en el pueblo, pero mejor decidió concentrarse en esa página que hablaba de la calabaza con rostro y emociones humanas.
¿Qué podía decir?
Era una estupidez, pero no podía negar que esas páginas le resultaron graciosas. Lo hubiera tomado como algo más hilarante de no ser que no estaba en muy buenos ánimos desde "ese" día.
Pensándolo más detenidamente... ¿Desde cuándo se cuestionaba ese tipo de cosas?
Antes prefería no pensar en esta clase de cosas, seguir adelante con la caballa y de vez en cuando, recordar un poco el pasado, pero rara vez se ponía a pensar en más detenimiento esos misterios por los cuales su hermano se había arrastrado desde su universidad hasta aquí para investigar.
Sacudió la cabeza, quizá solo era su mente que estaba cansada, ya desde hace semanas que no podía dormir bien, así que normal que su cerebro funcionase aún peor que de costumbre.
-Oye Stan – Ese llamado lo saco de sus pensamientos para mirar a la peli-azul.
-¿Sí? ¿Qué pasa? – Pregunto tranquilamente.
La niña sonrió.
-Luego de que terminemos nuestros deberes en la cabaña, ¿Podemos ir a explorar el bosque? – Pidió animadamente.
En ese instante cientos de recuerdos vinieron a la mente de Stan. Su hermano, los diarios, el pueblo, su familia, Dipper y Mabel. Fue como si su cerebro dormido se hubiera despertado de golpe haciéndolo recordar todo desde que puso un píe en este pueblo.
Lo que hizo que su corazón se acelerara fue recordar los diarios, esos tres malditos diarios que denotaban la maldita obsesión de su hermano por este pueblo, al igual que advertía de todos los peligros del lugar. Todas esas páginas con detalles e ilustraciones de cada maldita criatura en este pueblo. Ese mar de recuerdos que no duraron ni cinco segundos culminaron cuando recordó el agonizante balbuceo de Dipper junto a la mirada perdida y muerta de Mabel.
Su expresión palideció ligeramente. Otra vez esa sensación de malestar lo inundaba. Dio un suave suspiro y miro firmemente a los niños.
-No
-¡¿Qué?! – Exclamaron ambos niños incrédulos.
-¡¿Por qué no?! – Hilda pregunto, casi exigiéndole el motivo. Después de todo, su sentido de aventura le gritaba de ir a explorar el lugar.
-Porque tienen demasiado trabajo hoy como para estar perdiendo el tiempo en el bosque – Stan puso el periódico frente a su cara, para evitar que los niños no vieran lo pálido que se encontraba.
-¡Eso no es justo! – Se quejo una molesto Hilda.
-Mi casa, mis reglas, se los dije, ¿no es así? – Contesto sin mirarla.
Hilda frunció el ceño, realmente molesta. Iba a reclamar, hasta que Lincoln la tomo del hombro. Ella lo miro y él la miro de vuelta.
Lincoln se veía un poco nervioso, moviendo su palma junta alrededor de su cuello en negación. Entendió su mensaje.
Tranquila, no vayas a hacer que nos castiguen apenas en nuestro segundo día aquí.
Al menos así fue como la niña interpreto el mensaje.
Refunfuñando, Hilda decidió aceptar a regañadientes, comiendo su desayuno en silencio, enfocándose únicamente en el huevo estrellado que tenía en su plato.
Lincoln suspiro aliviado de que esto no pasara a mayores. No conocía a Hilda, o eso creía, así que prefirió no tentar la paciencia de Stan. Aunque, tampoco pudo evitar sentirse decepcionado de no poder ir al bosque.
El resto del desayuno fue un incómodo silencio para los tres.
~0~0~0~
-¿No cree que está exagerando? – Se atrevió a preguntar Wendy a Stan.
-Tal vez... – Contesto Stan mientras miraba a ambos niños tratando de reacomodar la gran letra "S" en el tejado de la caballa.
-¿Seguro que no quiere que les ayudemos? – Esta vez fue Soos el que se atrevió a hacer la pregunta.
-Ellos deben de aprender a hacer esta clase de cosas solos, estarán bien – Dijo mirando como Lincoln sostenía con brazos temblorosos la gran letra, mientras que Hilda martilleaba unos clavos en la parte inferior de la letra.
Hubo un pequeño silencio.
-Aun sigo sin creer que esos dos anden en camisa con este frío – Wendy metió las manos en su chaqueta.
-Les dije que se pusieran algo, pero insistieron que no tenían frío, ya los obligare a ponerse algo cuando bajen de ahí – Comento Stan, que al igual que Wendy, metió sus manos en los bolsillos de su abrigo.
-Rayos este frío esta fuerte y yo sin calzoncillos – Comento Soos poniéndose la capucha de su sudadera, pero sintió las miradas tanto de Stan como de Wendy quienes lo miraban bastante extrañados. – ¿Qué? No es mi culpa, ayer no pude dormir casi nada – Desvió la mirada avergonzada, pero tanto Wendy como Stan prefirieron no indagar más para evitar un momento incómodo.
-Haber... suéltala, creo que ya está – Le dijo Hilda a Lincoln quien nervioso y dudoso soltó la gran letra. Ambos se apartaron un poco y miraron como la letra se mantenía firme.
Al ver que estaba estable, ambos niños se miraron y chocaron los cinco.
-¡Genial! – Exclamaron ambos.
-Ven, ¿Qué les dije?, ellos debían de aprender – Recalco Stan con una sonrisa socarrona. Wendy solo silbó sorprendida y Soos les mostro un pulgar arriba a los niños.
-¡Bien, ya que terminaron ahí vayan y limpien el ático! – Ante el grito de Stan, los niños perdieron entusiasmo y con pequeños quejidos caminaron hacia la ventana.
Wendy los miro y luego miro a Stan. Sin mucha confianza por lo que iba a decir, pero respiro hondo y se armó de valor.
-Sr Pines... ¿Sucedió algo como para que les esté poniendo tanto trabajo?, quiero decir, desde que llegue los he visto hacer todas mis tareas de la semana – El anciano miro a Wendy y luego miro a la caballa en silencio. Debatiéndose internamente si contarles o no.
Viendo que sí había pasado algo, Wendy insistió más.
-Vamos Sr. Pines, puede contarnos, sí no podremos ayudarlo del todo con ellos – Stan permaneció aun en silencio.
-Si se trata del hoyo que hay en su sala, le puedo asegurar que ellos no tuvieron nada que ver – Comento Soos apresurado. Stan solo levanto una ceja.
-¿Cuál hoyo en mi sala? – En ese momento Soos desvió la mirada, nervioso.
-¿Qu-Qué...hoyo? ¿Yo no conozco ningún hoyo que se encuentra justo detrás de su sofá preferido? ¡Nope! Definitivamente no hay hoyo – Esa respuesta claramente nerviosa hizo que Stan entrecerrara la mirada.
-Sea lo que sea, te haré repararlo luego – Soos se rindió y solo le quedo aceptar.
-Entonces... ¿Sí paso algo, Sr Pines? – Wendy siguió insistiendo.
Stan volvió a mirar a la cabaña, sin atreverse a mirar a sus subordinados. Así duro unos segundos hasta que suspiro.
-Está bien, está bien, tienes razón. Verás... esta mañana me preguntaron si podían ir a explorar el bosque luego de su jornada de trabajo. Creo que ya se imaginaran por donde quiero llegar, ¿no? – Ambos jóvenes enmudecieron. Ahora entendían la situación.
-No hace falta que explique por qué no quiero que vayan al bosque con todas esas... cosas que hay por allá, lo último que quiero es que se encuentre con algo que pueda dañarlos, eso es todo – Explico Stan sin apartar la mirada a la cabaña, su mente nuevamente le hizo regresar con su hermano.
Recordar esa mirada tan paranoica y temerosa que vio en sus ojos la última vez que se encontraron. Sobre todo, recordar esos harapientos diarios resguardados en su habitación secreta. Quería apartar a esos niños de todas esas cosas.
Tanto Wendy como Soos comprendieron lo que quería Stan. Era obvio, pues ya cada uno había vivido distintos sucesos bastante... extravagantes, en especial, cuando Dipper y Mabel se encontraban en el pueblo.
Sin embargo, Wendy no estaba conforme. Entendía perfectamente el punto de Stan para ser tan precavido para con esos dos. No obstante, sabía que eso no iba a resultar muy bien.
-Sr Pines, entiendo su punto de vista, pero creo que... hasta cierto punto está equivocado – Stan la miro curioso y con un ligero ceño fruncido.
-¿Por qué lo dices? – Se limito a preguntar.
-Vera... son niños, y dudo que les haya dicho de todas las cosas raras que hay en el bosque, así que creo que entre más postergue las ganas de esos niños por hacer algo, más va a despertar en ellos las ganas de averiguarlo por sí mismo. Lo sé, porque... bueno, a mi me pasa bastante. Sé que puede ser más cosa de adolescentes, pero... – Titubeo por un momento por lo que iba a decir, pero aun así se animó a decirlo. – Dipper y Mabel lo hacían bastante, y... creo que es mejor que aprendan a lidiar con todo lo raro de aquí, en lugar de tratar de encerrarlos en la cabaña haciendo más tareas de las que se les debería de dar – Finalizo Wendy mirando un poco intimidada por la mirada fija de Stan.
El hombre no dijo nada y se limitó a voltear a la cabaña nuevamente.
Soos simplemente se la paso mirando intrigado y expectante a lo próximo que diría Stan.
Una helada brisa soplo en ese instante, haciendo que Soos y Wendy temblaran ligeramente por el frío. Stan aun permaneció impasible.
Eso hasta que el anciano suspiro.
-Sí... tienes razón – Admitió dejando sorprendido a ambos subordinados.
-¿En serio? – Ni siquiera Wendy se imaginó eso.
-No me hagan decirlo una segunda vez – Esta vez, Stan se encogió ligeramente por el frío. – No puedo simplemente mantenerlos ignorantes hasta que recuperen la memoria, eso solo los tentaría más a desobedecerme e ir por su cuenta al bosque. Y ya de ahí, no me quiero ni imaginar en las posibilidades de lo que podría suceder. Lo sé bien, yo también fui un niño hiperactivo cabeza hueca después de todo – Se escucho el crujir de la madera y miraron en el tejado como la gran letra S que Hilda y Lincoln habían arreglado se tambaleaba antes de caer enterrándose en el suelo.
De inmediato ambos niños se asomaron por la ventana llevándose una desagradable sorpresa.
-¡Rayos! – Se quejo Lincoln mirando que iban a tener que subirla de nuevo.
-Ugh, mejor terminemos de limpiar aquí y ya hacemos eso, que no quiero hacer sufrir a mi espalda tan pronto – Comento Hilda mirando con desagrado lo sucedido.
-Me parece bien, no quiero seguir tocando esa cosa llena de astillas por al menos un rato – Con eso ambos niños regresaron a limpiar.
Viendo todo ese espectáculo, tanto Wendy como Soos no pudieron evitar sonreír. Eso hasta que Soos se le prendió el foco.
-Oiga, Sr Pines, ¿Y qué tal si Wendy y yo los acompañamos al bosque para ver que no les pase nada?, Al fin y al cabo, somos como sus guardaespaldas – Propuso Soos con una sonrisa.
-Justo eso iba a decir, pero es bueno ver tu cerebro funcionando. En fin, eso ya será mañana que sí quiero que acaben todas las tareas que les puse – Comento Stan tranquilamente.
-Mañana después del trabajo, ¿no? – Pregunto Wendy.
-Sí, ¿Qué tiene? Tienes alguna cita o algo – Pregunto Stan mirándola.
Wendy callo un segundo y negó.
-Nah, estoy bien, de todas maneras, no tenía ganas de ir... con ellos... – Susurro eso último para sus adentros. Pensando en su grupo de amigos, se había distanciado bastante de ellos, pero esta mañana Lee le hablo para invitarla junto a los demás al cementerio o algún lugar a perder el tiempo. No le dio una respuesta clara, por no estar segura, pero era mejor no pensar en eso. Ya vería que hacer con su grupo de amigos después.
-Por cierto, dejen de perder el tiempo aquí y vayan a trabajar si no quieren que los despida – Les advirtió Stan, alarmando a los muchachos que decidieron obedecer e ir a su rutina usual.
-Jejejeje... me encanta hacer eso – Stan río ligeramente al ver todas esas reacciones. Ahora se encontraba más tranquilo y de mejor humor. Con eso camino dentro de la cabaña dispuesto a buscarles algo a Lincoln y a Hilda para que se pusieran por el frío.
~0~0~0~
Ya era la hora de la cena y Stan se encontraba mirando a unos cansados Lincoln y Hilda comer con desgano su cereal.
El silencio predominaba en todo el lugar, la atmosfera para el hombre mayor no era para nada agradable. Pero esperaba que eso cambiara con lo que les estaba por decir.
-Niños, escuchen – Los llamo y ambos lo miraron fijamente.
Ninguno dijo nada.
-Esta mañana me pidieron permiso para ir a explorar al bosque – Los niños asintieron. Stan continuo. – Lo estuve pensando y... bueno, ya hicieron gran parte de lo que iban a hacer por la semana, así que supongo que mañana si podrían ir a explorar el bosque – Los ojos de ambos se iluminaron.
-¡¿En serio?! – Exclamaron ambos con los ánimos renovados.
El anciano asintió.
-Sí, está bien que vayan, pero... – Los niños sintieron ansiedad cuando escucharon el tan infame "pero" al final de una buena noticia. Stan solo lo postergo más con algo de diversión de ver sus expresiones tensas.
-¿Pero...? – Dijo Lincoln.
-"Pero" ... ¿Qué? – Dijo Hilda.
-Nada, solamente que irán acompañados de Wendy y Soos, eso es todo, el bosque no deja de ser peligroso para que se pierdan por ahí ustedes dos, así que por eso le pedí a Wendy y a Soos que los acompañen para evitar algún accidente – Explico.
-¡Ah! Eso... no importa, yo no tengo problema con que nos acompañen – Dijo Lincoln aliviado.
-Yo tampoco – Se apresuro a decir Hilda.
-Bien, igual, eso no quita que trabajaran lo que les toca por la mañana, que mañana van a venir un grupo de turistas así que quiero ganar un buen dinero antes de que se vayan por ahí – Ante eso los niños asintieron entusiasmados.
-¡Sí, sí, sí! ¡Está bien! – Dijeron ambos contentos.
-Bien, ya solo terminen su cena y si quieren pueden ir a ver un poco de televisión antes de dormir, pero tampoco se excedan, el doctor dijo que una parte importante para que recuperen su memoria es que descansen adecuadamente – Comento Stan bebiendo un poco de leche para inmediato escupirla. – ¡Baggh! ¡¿Qué es esta porquería?! – Tomo el envase de leche de donde ahí tomado.
Los niños solo se rieron ante la escena.
-¿No te diste cuenta de que estaba caducada? – Le pregunto Lincoln con diversión a Stan, quien lo miro entrecerrando la mirada.
-Pensábamos que te habías dado cuenta y por eso nosotros no le echamos la leche a nuestro cereal – Hilda también se aguantó la risa, ganándose otra mala mirada del hombre.
-Sí, sí... que chistosos – Al cabo de unos segundos, Stan también se echó a reír con ellos, contagiado por las risas infantiles de los dos niños. Pero ya les daría como castigo por burlarse de él que limpien la leche regada.
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-Relajen su ritmo, chicos, sé que están emocionados, pero no se separen – Menciono Wendy mirando como Lincoln y Hilda se habían adelantado un poco, deteniéndose hasta que ella y Soos los alcanzaron.
-Está bien, está bien, es solo que quiero ver que hay por aquí – Menciono Hilda un tanto inquieta.
-Yo no tengo nada mejor que hacer, y un paseo por el bosque no haría daño – Comento Lincoln tranquilamente.
Esta vez, ambos niños se mantuvieron con las mismas ropas de ayer, a diferencia de que esta vez llevaban consigo unos abrigos idénticos color café, bastante gruesos, todo por cortesía de Stan.
-Por cierto, ¿a ustedes qué tal les fue durante el trabajo?, a nosotros solo nos pusieron barrer la tienda de regalos y ya – Les pregunto Hilda, a forma de sacar un tema de conversación.
-Pues normal, no tengo mucho que decir – Wendy alzo los hombros restándole importancia. Puede que los niños no lo supieran, pero ayer habían hecho casi todas sus tareas pendientes dentro de la cabaña, así que estuvo gran parte del día aburriéndose detrás del mostrador.
-¿Y tú, Soos? – Miro al hombre sonriente.
-Pues, me atacaron dos ardillas cuando fui a sacar la basura y encontré unos dientes postizos debajo de la máquina expendedora, esperen, creo que aun los tengo – Dijo mientras que sacaba los susodichos dientes de su bolsillo.
-Viejo, ¿Por qué guardas eso?, es asqueroso – Le comento Wendy, Soos solo se encogió de hombros.
-Pensé que eran del Sr. Pines, así que se los iba a dar, pero los metí a mi bolsillo y olvidé que los tenía – Explico. Lincoln lo miro extrañado.
-Si fueran los dientes del Sr. Pines, ¿Por qué estarían debajo de la máquina expendedora? – Le pregunto Lincoln extrañado.
-Quizá se habrá tropezado de noche y se le cayeron – Comento Hilda.
-Como seguramente tiene un pasadizo secreto detrás de la máquina expendedora, como para estarse paseando de noche aun en la tienda de regalos – Comento Wendy sarcásticamente, a lo que los demás rieron.
Al final, Soos volvió a encogerse de hombros.
-No lo sé, hacerse esa clase de preguntas es de otra persona, así que guardare los dientes de nuevo en mi bolsillo y ya se los daré cuando lo vea, espero que no se me olvide – Tal y como dijo, metió esos dientes en su bolsillo.
En ese momento Soos se acordó que llevaba encima otra cosa.
-Por cierto, chicos les tengo un regalo a cada uno – Dijo mientras que de su bolsillo saco una resortera y una calavera cabezona.
A Lincoln le dio la resortera mientras que a Hilda la calavera.
-¿Y esto? – Pregunto Hilda mirando la calavera.
-Es mi regalo de bienvenida para ustedes a la cabaña del misterio. Como aun nos falta conocernos, les doy lo primero que alcanzo en la tienda.
-Gracias – Dijo Lincoln guardando la resortera en su bolsillo. No estando muy seguro si la había a usar o que siquiera tuviera buena puntería.
-¿Esto es de adorno? – Preguntó Hilda mirando más detenidamente la calavera.
-Más o menos, mira, si le aplastas su cabezota dice una frase chistosa, ahora esta apagado, ¿qué tal si la pruebas? – Comento Soos entusiasmado.
-Claro – Dijo Hilda mientras miraba el reverso de la calavera y veía el switch de encendido, por lo que, presionándolo, aplasto la cabeza de la calavera que se activó y dijo: ¡¡EL NINJA NASHEEEEEE!!
El grupo se río con la frase.
-Oye, no recordaba que esas cosas dijeran eso jajaja – Comentó Wendy mirando la calavera, pensando que sí podían valer la pena.
-Esta genial, gracias, Soos – Agradeció Hilda. Ya lo pondría en su cuarto, quizá también podría servir como alarma, aunque lo dudaba. Así que lo apago y lo guardo en el bolsillo de su short.
Siguieron caminando más por el bosque, hablado de una que otra trivialidad para pasar el tiempo. Sin embargo, Hilda pudo distinguir algo a lo lejos que le pareció muy inusual.
-Oigan... ¿Qué es eso? – Pregunto mirando lo que parecía ser una bola blanca con alas volando alrededor de un árbol.
Wendy y Soos guardaron silencio, mirando al ojociélago, Lincoln enmudeció tratando de verle una forma a esa cosa.
Hilda por su lado, se acercó para verla más de cerca, el animal no se percató de su presencia. Hilda con cuidado, se escondió por debajo del árbol y se quitó su abrigo para formar una improvisada red y cuando el ojociélago emprendió vuelo de nuevo, no se percató cuando Hilda uso una roca cerca de impulso y dar un salto, atrapando al ojociélago en el proceso. Este se movió inquieto y asustado al haber sido capturado.
En ese momento también llegaron los demás a ver de cerca a la criatura.
-Sostén esto un momento – Le pidió a Lincoln quien sostuvo su abrigo con fuerza de que el animal escapara, Hilda metió sus manos dentro del abrigo y con cuidado saco al ojociélago, quien al estar sostenido por la peli-azul se tensó y no se movió.
-¡¿Qué clase de... de... cosa es esa?! – Exclamo Lincoln asombrado. Era literalmente un ojo humano con alas de murciélago.
-Yo tampoco sé lo que es – Comento Hilda mirando directamente al ojo, este la miro de vuelta con temor.
-Ah, eso es un ojociélago – Comento Soos alegremente. De inmediato ambos niños lo miraron.
-¿Un ojo...que? – Pregunto Lincoln.
-Sí, un ojociélago, son muy comunes por aquí – Explico tranquilamente el hombre.
-¿Desde cuándo es común ver un ojo con alas volar por ahí? – Pregunto Hilda, una voraz curiosidad se encendió dentro de Hilda. La cual, su mente empezó a fabricar un montón de preguntas.
Y ella no era la única, ya que también la mente de Lincoln empezó a preguntarse las mismas cosas que Hilda. Solo que a diferencia de Hilda quien se quedó aun pasmada mirando a la criatura, Lincoln no se guardó sus preguntas.
-Espera... dijiste que "son" comunes. Ósea que hay más de estos... ojociélagos, ¿no? – Empezó preguntando a lo que Soos asintió.
En ese instante Hilda reacciono y también miro a Soos.
-¿Son muchos los que hay? ¿Qué tan comunes son? ¿Solo están en el bosque o también en el pueblo? – Y así empezó un bombardeo de preguntas.
-¿Dónde viven estas cosas? ¿son carnívoros o herbívoros?, no parecen tener boca, ¿Vienen en parvadas? – Pregunto Lincoln.
-¿También como los murciélagos duermen en cuevas? ¿Son más activos de día o de noche? ¿Este es macho o hembra? – Pregunto Hilda.
Fueron tantas las preguntas que hicieron que Soos se sintió abrumado por responderlas toda, ahí fue donde Wendy intervino.
-Tranquilos correcaminos, una pregunta a la vez, que al pobre Soos le van a explotar el cerebro – Calmo a los niños quienes se avergonzaron por ese pequeño frenesí.
-Lo siento – Se disculparon.
-No se preocupen chicos, solo pregunten una pregunta y creo que se las responderé – Dijo Soos ya más tranquilo.
Ambos niños se miraron, como preguntándose quien diría la primera pregunta, tras un rato de silencio, ambos hablaron al unisonó.
-¿Qué comen? – Preguntaron.
-No sé, nunca los he visto comer – Respondió Soos.
-¿Dónde viven? – Esta vez pregunto Hilda.
-En cuevas y en baños públicos abandonados – Respondió nuevamente.
-¿Salen de día o de noche? – Pregunto Lincoln.
-Creo que hay por la noche.
-¿Este de aquí es macho o hembra? – Pregunto Hilda.
-Eh, no lo sé, a ver pequeño, ¿eres niño o niña? – Soos le pregunto inocentemente al ojociélago que por razones obvias no respondió y se limitó a mirarlo.
-Creo que tampoco es de muchas palabras jejeje – Soos se río. Lincoln estuvo a punto de preguntar algo más, pero Wendy intervino antes de hacerlo.
-Ya, mejor dejen el chiquitín, que no se le ve muy bien – En ese momento, tanto Hilda como Lincoln se percataron lo extremadamente inmóvil y tenso que se encontraba el animal.
-Ah, claro, ve se libre – Hilda quien lo tenía en brazos lo lanzo y de inmediato el ojociélago reacciono y salió volando. Lincoln se quedó viendo a la criatura hasta que desapareció de su vista.
-¿Hay más cosas como esa? – Pregunto, esta vez mirando a Wendy.
-Seh, por ahí hay cosas más extrañas, pero ya se acostumbrarán, solo procuren no meterse con cosas más peligrosas que hay por ahí – Contesto Wendy metiendo sus manos en sus bolsillos.
Lincoln y Hilda se miraron emocionados, claramente, cuando dijo que había más cosas así, solo avivo más el fuego de su curiosidad.
Continuaron caminando un poco más. Mientras Lincoln y Hilda charlaban entre sí.
-Oye, ¿Qué se sintió tocarlo al ojo? – Pregunto Lincoln.
-Pues... se sentía muy viscoso, pero a la vez muy suavecito – Respondió Hilda, abriendo y cerrando sus manos, aun podía sentir la textura de la criatura.
-Bueno, supongo que tiene sentido, es un ojo y pensándolo bien... eso hasta da un poco de asco, ¿no lo crees? – Comento, Hilda se encogió de hombros.
-En realidad no fue tan malo, aunque creo que estaba más concentrada en preguntarme cosas que en sentir al ojo – Respondió con una pequeña risa.
-Eso creo, pero aún tengo curiosidad de saber que comen esas cosas, quiero decir, son solo ojos con alas, no veo boca en algún lado – Comento el albino intrigado.
-Emmm... no sé, ehhh... quizá tengan rayos láser o algo así – Hilda también se sintió intrigada.
-Eso suena muy genial, aunque creo que no es el caso, ya que no lo uso con nosotros
-Puede ser, puede ser...
Mientras ambos niños continuaban con su conversación, Soos y Wendy solamente se limitaban a observarlos por detrás con una sonrisa en sus rostros. Los gemelos Pines paso por la mente de ambos por unos instantes, pero bueno, ciertamente eran más centrados que los gemelos. Dipper probablemente se estaría preguntando y murmurando para sí mismo metido en ese viejo diario que siempre llevaba consigo y Mabel probablemente estaría pensando que los brillos le quedarían bien al ojociélago.
Un pequeño crujido de rama saco de sus pensamientos a la pelirroja, que noto que cada vez el bosque se hacía más y más profundo, así que decidió que era momento de regresar, pero justo en ese instante lo que parecía ser una especie de oso con una extraña y larga complexión humana apareció caminando en dos patas.
Se formo un silencio de golpe, los cuatro miraron pasmados a esa nueva criatura que fácilmente podía medir dos metros y medio. Los miro fijamente con sus grandes y negros ojos.
La criatura los miro en ese momento y comenzó a gruñir amenazante mostrando sus grandes y afilados dientes. Empezaron a retroceder lentamente. La criatura dio un paso hacía ellos. Dieron otro paso atrás y la bestia uno adelante.
-¡¡ARRRRGHHHH!! – Exclamo la criatura quien de un salto se abalanzó contra ellos. Los cuatro pudieron reaccionar y apartarse antes que esa cosa les cayera encima.
-¡CORRAN! – Grito Wendy, que no tuvo que decirlo dos veces cuando empezaron a correr. Lamentablemente, esa cosa estaba en medio del camino para regresar por donde habían venido, así que solo quedaba continuar su camino.
-¡¿QUÉ ES ESA COSA?! – Pregunto un asustado Lincoln mientras corría.
-¡No tengo idea! – Respondió Wendy esquivando por los pelos otra embestida de la criatura.
-¡¿Entonces qué hacemos?! – Pregunto Hilda mientras continuaba corriendo.
-¡Habrá que perderlo para que nos deje en paz! – Aviso Lincoln que también por los pelos esquivo una embestida.
-¡Chicos, creo que ya sé lo que es! ¡Dipper una vez me comento que había como una especie de hombres-algo, dijo que eran como los hombres lobos, pero de distintas cosas cada una!
-¡¿Pero quién es Dipper?! – Pregunto Lincoln mientras volvía a esquivar otra embestida.
-¡No importa quien sea Dipper, lo que importa es perder a esa cosa! – Exclamo Hilda mientras tomaba su abrigo y se lo lanzaba en la cara a la Hombre-Oso quien choco con un árbol al no ver donde iba, dándole el tiempo suficiente para que pudieran alejarse.
Corrieron lo más que pudieron hasta se detuvieron a recobrar el aliento.
-Oigan... tienen buena condición, eh, ¿Alguno de ustedes hacía ejercicio? – Pregunto Wendy mientras recuperaba el aliento.
-No lo recuerdo – Dijeron tanto Lincoln como Hilda, ciertamente, aguantaron la corrida, pero se notaba que de entre los dos, el más cansado era Lincoln.
-Oh cierto, amnesia – Se dijo a sí mismo Wendy por hacer esa pregunta tan estúpida.
-¿Ahora, dónde estamos? – Pregunto Soos al resto mirando que se habían adentrado más profundo dentro del bosque.
-No sé, pero hay que encontrar una... ¡AY! – Wendy grito de dolor cuando de la nada, lo que parecía ser un hombre-waffle de la misma estatura que Lincoln le mordió su antebrazo izquierdo. De un golpe aparto a la criatura quien retrocedió y gruñendo. Pero en ese momento aparecieron más hombres-waffle.
-Ah sí, Dipper también me menciono algo de hombres-waffles mordedores de traseros – Dijo Soos retrocediendo intimidado. En total eran unos doce hombres-waffle los que los veían con agresividad.
-Lo que faltaba – Comento Wendy tomando su antebrazo mordido, podía sentir que la habían hecho sangrar, y su brazo se sentía tieso.
-¡No quiero que me muerdan el trasero! – Exclamo Lincoln mirando con cuidado a los hombres-waffle.
-Yo tampoco – Hilda tomo una piedra lista para arrojarla con quien se lance contra ella. Lincoln la vio y siguió su ejemplo. Soos tomo una rama de por ahí y Wendy alzó los puños preparada para pelear.
No fue cuando un rugido desagradablemente familiar resonó y todos miraron a una dirección como es que el hombre-oso se acercaba más furioso que nunca sobre, y para su desgracia los hombres-waffle tampoco parecían intimidados por la presencia del hombre-oso.
El hombre se abalanzó contra el grupo, estos lograron esquivarlo, pero en ese momento los hombres-waffles se abalanzaron contra cada uno.
Lincoln lanzo unas piedras al rostro de algunos hombres-waffles consiguiendo enfadarles más. Pero con buenos reflejos logro evitar las embestidas de varios de ellos, hasta que vio detrás de Hilda se acercaba un hombre-waffle.
-¡Detrás de ti, Hilda! – Aviso Lincoln, alarmando a la muchacha que se volteo justo en el momento cuando el hombre-waffle se le abalanzó logrando atraparlo, pero, aunque no lo aparentaran, los hombres-waffles pesaban. Así que, Hilda tuvo que forcejear con la criatura que constantemente trataba de morderla. No fue hasta que Lincoln vino en su ayuda dándole una patada a la criatura logrando apartarla de Hilda.
-¿Estas bien? – Le pregunto Lincoln extendiendo su mano a Hilda. Esta la miro unos momentos y la tomo.
-Sí, estoy... ¡Cuidado! – Hilda se le tiro encima a Lincoln, logrando esquivar a un par de hombres-waffles quienes llegaron por la espalda del albino.
-Ay, gracias – Dijo Lincoln mirando a los esos dos hombres-waffles peleándose entre sí.
-No hay de que – Ambos se levantaron. Pero otro fuerte rugido hizo que miraran hacía unos arbustos de donde emergieron otros dos hombres-oso, quienes los miraron fijamente.
-¡Corre! – Exclamo Hilda tomando la mano del albino y corriendo para salvar sus vidas siendo perseguidos por varios hombres-waffles y los dos hombres-oso.
Por otro lado, Wendy y Soos, tampoco la estaba pasando muy bien. Pues Wendy venía golpeando a cualquier hombre-waffle que se le viniera encima. Mientras que Soos trataba de lidiar a con el hombre-oso quien iba por la presa más grande.
-¡Aléjate de mí hombre peludo! – Exclamo Soos corriendo de un lado a otro. – ¡Wendy ayuda! – Pidió el muchacho.
-¡Estoy ocupada! – Grito Wendy pateando a otro hombre-waffle para luego tomar a otro y lanzarlo contra un grupo completo de hombres-waffles.
De nueva cuenta, el hombre-oso salto hacía Soos quien volvió a esquivarlo, buscando desesperadamente algo para defenderse del gran monstruo. Este se levantó imponente, erguido con vigor y soberbia hasta dar un gran rugido.
-¡¡AAAAAAARRRHHHHHGGGGGG!! – Pero fue cortado justo a la mitad, cuando Soos le lanzó los dientes postizos que llevaba haciendo que el monstruo empezara a ahogarse. La criatura se revolcó en el suelo con ligeras convulsiones todo en unos pocos instantes, al cabo de un rato, el hombre-oso se dejó de mover.
-¡Toma eso, bestia! – Se burlo Soos celebrando su victoria, el resto de hombres-waffles que quedaba al ver la derrota del más grande, decidieron retirarse.
-Wow, Wendy, ¿viste eso? – Soos miro a su compañera quien se encontraba más desalineada. – Wow... no te ves muy bien, chica – Dijo mirando que su gorro ya estaba y aún tenía algunos rasguños.
-Para nada estoy bien, siento pegajosas mis manos, y creo que esas cosas sangran miel de maple o yo qué sé – Dijo mientras miraba sus manos que, en efecto, estaba llenas de miel y sudor.
-¿En serio? – Miro sus manos. – ¿Puedo lamer tus manos? – Pregunto mirando sus manos.
-¡Claro que no! – Por supuesto que Wendy no acepto.
-Maldición, la próxima vez tú lidia con el hombre-oso y yo con los wafles – Menciono cruzándose de brazos.
Wendy se tomó su antebrazo izquierdo, el resto de sus heridas eran realmente superficiales, pero la que realmente le dolía era la de su antebrazo. Chasqueando la lengua, molesta y con dolor, arremango su manga y miro que tenía una mordida bastante fea.
-¿Quieres que te ayude? Tengo unas vendas conmigo – Dijo Soos viendo su herida.
-Obvió – Fue su respuesta a secas. Y así, Soos envolvió su herida con cuidado.
-No fue muy profundo, así que estarás bien, solo procura que no te muerdan otra vez – Comento Soos, Wendy solo asintió.
-Gracias – Agradeció sintiéndose un poco mejor.
-No me lo agradezcan, oigan chicos, ¿ustedes también quieren vendas? – Dijo Soos mirando a donde pensaba que estaban Lincoln y Hilda.
-¿Chicos? – Pregunto al aire, pues nadie les respondió. En ese instante, Wendy abrió los ojos con horror. Levantándose bruscamente, miro a todos lados preocupada.
-¡Maldición Soos, los perdimos! – Esto no podía permitirse, había sido un descuido, pero los habían dejado por ahí con esas bestias aun sueltas.
-Que idiotas – Se maldijo por su propia ineptitud. – ¡Ven Soos, hay que ir a buscarlos! – Con eso dicho ambos corrieron en busca de Lincoln y Hilda.
~0~0~0~
-¡Maldición! ¡¿Hacía qué dirección corrieron esos dos?! – Se pregunto Wendy, casi queriendo arrancarse los cabellos. Estaba empezando a sentir pánico.
-¡Wendy! ¡Fíjate si alguno dejo pequeñas huellas! – Aviso Soos a la pelirroja. El hombre no estaba muy lejos del pánico que Wendy sentía. Era esperable cuando habían perdido a los niños que habían prometido cuidar.
Por un momento la imagen de Stan cruzo por sus mentes. Las palabras de agradecimiento que les dio en aquel momento.
Gracias por ayudar a este viejo, chicos.
Curiosamente, ambos tuvieron la misma reacción. Cerrar sus puños con fuerzas y tratar de contener las lagrimas que amenazaban querer salir.
-(¡No es tiempo de ponerse a llorar como un bebe!) – Se recrimino Wendy dándose una leve bofetada, esta vez, un poderoso fuego ardió en sus ojos llenos de determinación.
Soos miro eso, por un momento se quedo perplejo, pero pronto negó y se dio dos bofetadas. El mismo fuego que Wendy tenían en sus ojos, se expandió hasta los ojos de Soos.
Se detuvieron cuando escucharon el movimiento en unos arbustos.
-¡¿Chicos, son ustedes?! – Exclamo Soos mirando en la dirección de donde provino ese ruido. De inmediato, unos gruñidos más agudos empezaron a hacerse presente.
-No creo que sean ellos – Wendy se puso en guardia, lista para pelear.
De los arbustos salieron otro tipo de monstruos, al igual que los hombres-oso y los hombres-waffle, se trataba de bestias del tamaño de un humano promedio. Pero que, a diferencia de los otros dos tipos de bestia, esta no se le podía distinguir un rasgo animal concreto, lo que sí se podía apreciar con claridad es que, a parte de ser extremadamente peludas, estaban vestidos con vestidos de bodas, inclusive lucían como un estereotipo de esposas malhumoradas. Eran en total cuatro de esas cosas.
Estas miraron ferozmente al dúo, pero enfocaron su mirada en Soos. Quien se sintió sumamente intimidado, incluso más que cuando se toparon con el primer hombre-oso.
-¡¿Cuántos tipos de hombres... hombres... lo que sean esas cosas?! – Exclamo Wendy, preparada para enfrentarse con esas cosas para abrirse camino.
-Creo que Mabel me contó también de ese tipo de hombres-lo que sea, son algo así como hombres-esposas. Mabel me dijo que si te muerden te tendrás que casar con ellas – Menciono Soos mientras retrocedía un paso.
Wendy noto como esas cosas observaban fijamente a Soos y parecían ignorarla por completo. Aparentemente, tenían sus preferencias sexuales muy bien definidas.
-Y parece que te devoran con la mirada, eh, Romeo – Wendy comento sarcásticamente a su amigo.
-No parece que solo quieran hacerlo con la mirada – Dijo un temerosa Soos. Esta vez apartándose lentamente de Wendy, capturando por completo las miradas atentas de los hombres-esposa.
-Escucha Wendy, parece que solo esas cosas solo tienen interés en este macho, así que yo las distraeré mientras tú sigues buscando a los chicos – Explico Soos, sudando frío cuando vio como esas cosas vestidas de otro tipo de bestias feroces babean.
-¿En serio estás de acuerdo con eso? – Pregunto Wendy mirando por si aparecían más de esas cosas.
-Claro que no, pero debemos rescatar a los chicos. Así que te lo encargo – Wendy solo asintió en silencio. Preparándose para cuando fuera el momento.
-¡Oigan mujeres u hombres peludas si quieren algo de mí, tendrán que atraparme primero! – Les grito Soos mientras echaba a correr. Los hombres-esposas reaccionaron de inmediato persiguiendo a Soos mientras gruñían sin parar la palabra "cariño".
Wendy no desaprovecho y también echo a correr en busca de Lincoln y Hilda.
~0~0~0~
Mientras que en otra parte del bosque, Lincoln y Hilda seguían corriendo sin parar. Podían escuchar las pesadas pisadas de los hombres-oso, así como las pegajosas pisadas de los hombres-waffle.
-¡¿Hacia dónde vamos?! – Pregunto Lincoln.
-¡No lo sé! – Respondió Hilda mientras continuaba corriendo sin soltar la mano de Lincoln.
-¡¿Entonces qué hacemos?! – Volvió a preguntar el albino.
-¡No lo sé! – Volvió a responder Hilda. – Lo único que se me ocurre es que esas cosas no nos coman – De la nada un hombre-waffle les apareció por la cara tratando de morder a Hilda.
-¡Aaaaahhh! – Grito Hilda cuando el hombre-waffle le mordió la nariz. – ¡Quítate! – Exclamo Hilda tratando de quitárselo de encima, pero el desgraciado nada más no cedía.
En ese momento, Lincoln apareció detrás del hombre-waffle y lo que hizo fue morderlo con todas sus fuerzas. La "carne" de la criatura era de la misma textura que la de un Waffle normal, así que cuando Lincoln lo mordió le arranco un buen pedazo de su cuerpo.
La criatura soltó finalmente la nariz de Hilda mientras se retorcía de dolor.
-¡¿Estas bien?! – Le pregunto Lincoln mientras que la ayudaba a ponerse de pie y seguir corriendo cuando escucharon las pisadas de sus perseguidores más cerca.
-¡Sí, eso creo! – Le respondió Hilda mientras se cubría la nariz. Esa mordida no había sido fatal, un hombre de su mismo tamaño y siendo un maldito waffle no tenía demasiada fuerza en su mordida, pero sí la suficiente para hacerla sangrar un poco.
Lincoln la miro en silencio, sintiéndose angustiado por esa herida. Pero lo que ambos no se percataron es que corrieron directamente hacía una bajada y como era de esperarse, el suelo se inclinó hacia abajo. Lincoln quien era el que estaba más adelantado y seguía tomando de la mano a Hilda fue el primero en tropezarse al no pisar correctamente, llevándose a Hilda consigo.
Ambos rodaron rápidamente hasta detenerse en unos arbustos lo bastante grandes como para frenarlos.
-Ugh... mi cabeza... – Se quejo Hilda sobándose la cabeza por el golpe. Miro a su alrededor y miro que no estaba Lincoln.
-¿Lincoln? – Miro sin encontrarlo por ningún sitio. No fue hasta que unas manos salieron del arbusto y la metieron dentro.
-¡¿Qué demoni-?! – Fue interrumpida cuando Lincoln colocó su mano en su boca. El albino se encontraba cubierto de mucha tierra en su ropa y rostro y se había cortado una parte de su labio por el cual sangraba. Lincoln se llevo su dedo a los labios, siendo especifico que se callara.
Pronto escucharon las grandes pisadas de sus perseguidores cada vez más cerca. Los escucharon pasar y detenerse. En ese momento ambos contuvieron su respiración, cruzando los dedos de que no los encontrasen.
Las pisadas se escucharon de un lado a otro y por distintos partes de la zona. No necesitaban mirar para saber que se encontraban rodeados. En ese momento Lincoln miro a Hilda y le hizo una seña.
La chica no entendió a lo que se refería, pero lo entendió cuando Lincoln abrió ligeramente el arbusto para mirar a su alrededor.
Hilda sudó frío, imaginando que en cualquier momento una de esas criaturas los atrapase. Afortunadamente, Lincoln no fue ni escuchado ni visto.
-¿Qué viste? – Le pregunto Hilda susurrando.
-Estamos rodeados – Susurró Lincoln con preocupación.
Esta era una situación muy complicada, sin lugar a dudas. Pero logro empeorar aun más. En ese instante cuando se formo un silencio entre ambos notaron un olor bastante potente.
Arrugaron el rostro por el desagrado.
-¿Qué apesta tanto? – Pregunto Lincoln cubriéndose la nariz.
-No lo sé – Respondió Hilda, acto siguiente hizo la misma acción que Lincoln de abrir ligeramente un pedazo del arbusto para mirar afuera.
Lo que miro afuera era otro tipo de hombres-lo que sea. Eran del tamaño de un adulto o un adolescente, de piel sumamente clara y rosada con marcados rasgos de cerdo. Eran un grupo de cinco los que habían llegado a la escena.
-Esto se puso peor... – Susurró Hilda. Ahora estaban completamente rodeados por una manada de esas cosas.
~0~0~0~
Wendy continuaba corriendo mirando desesperada a su alrededor en busca de los niños.
-¡Maldición! ¡Maldición! ¡Maldición! – Eran las palabras que salían de su boca. La frustración era cada vez más palpable en su rostro. Llevaba corriendo lo que parecían ser minutos y nada más no los encontraba. Y ya desde hace un buen rato que no veía a una de esas bestias.
Los pensamientos e imágenes que se formaban en su cabeza no eran nada bonitas, y sí las hubiera pensando en otro momento le habrían dado escalofríos o nauseas. Ahora solo la llenaban de una atroz desesperación.
Se sentía cansada y muy estresada, pero, sobre todo, muy impotente por toda la situación.
-¡Carajo! ¡Esto no debía de pasar! – Honestamente, esperaba que solo se encontrasen con criaturas menores y no muy peligrosas, eso sería más que suficiente como para hacerles entender a esos niños lo peligroso del bosque, pero en cambió se habían topado con una manada de bestias horribles y ahora se encontraban separados cada uno a su suerte.
Inesperadamente, unas pisadas se escucharon acercándose rápidamente a ella, a lo que se detuvo abruptamente para ver de donde venían esas pisadas que claramente no eran de Lincoln o Hilda.
-¡AAAAAAAHHHHHH! – Lo que se encontró fue lo que parecía ser otra de esas bestias, solo que este era un poco más pequeño que ella y sin duda menos peludo, lo suficiente como para poder distinguir una fea nariz, para acompañar se encontraba vestido de un traje lleno de tierra.
El hombre se abalanzó contra ella intentando morderla, Wendy lo esquivo y le dio una patada en su tobillo haciéndolo tropezar.
Pero lo siguiente que hizo la criatura desconcertó a la pelirroja. En lugar de pararse y volver a atacarlo solo se tomo el tobillo con dolor mientras chillaba.
-¿Qué? – Se pregunto Wendy. Se acercó a la bestia quien retrocedió asustado.
-¡P-Por favor, no me golpees! – Hablo la criatura sorprendiendo a Wendy.
-¡¿Puedes hablar?! – Preguntó impresionada.
-S-Sí – El hombre se alejo temeroso haciendo que Wendy entrecerrase la mirada.
-Espera un segundo... tú no eres una de esas cosas, ¿verdad? – La criatura negó.
-Y-Yo me llamo Larry Ka Pinga – Se presentó. – Y no, no soy como la manada, solo vagó por el bosque porque siempre me pierdo – Explico el patético hombre.
-¡¿Y entonces porque trataste de morderme?! – Demando saber la pelirroja. El hombre solo retrocedió.
-Bueno... a mi me gusta morder gente, nada más – En ese momento Wendy lo miro con todo el asco que sentía en ese instante. Haciendo que el hombre patético se hiciera bolita ante esa mirada de despreció hacia él.
Wendy sacudió la cabeza y sin cambiar su mirada le preguntó.
-Mira rarito, ¿viste a dos niños, un peliblanco y una peli-azul cerca de aquí? – Le pregunto.
-Eh, no, pero sí vi que una gran parte de la manada se encontraba reunida por allá, quizá se los estén comiendo, suelen hacer mucho eso – Señalo el lugar a donde había visto a muchos hombres-lo que sea reunidos y ante esa respuesta, Wendy sintió un potente impuso de golpearlo, pero se lo trago y lo miro.
-Escucha... ¡No quiero volver a verte en toda mi vida y se te vuelvo a ver, te prometo que te voy a romper esa horrible cara llena de pelos hasta que quede aún más horrible de lo que ya está! ¡¿Entendiste?! – Amenazo apretando fuertemente los puños, el hombre tembló de miedo y salió despavorido.
Wendy suspiro. Sin duda hubiera preferido enfrentarse a los hombres-esposas que a ese tipo raro y rancio.
-¡Hey Wendy! – Wendy volteó a donde escucho que la llamaban.
-¿Soos? – Miro como el hombre se acercaba a ella lleno de mucha tierra en su ropa. – ¿Qué te paso? ¿Esas chicas fueron demasiado rudas contigo? – Le pregunto mirándolo de arriba abajo, notando que incluso había perdido su gorra.
-Algo así, y creo que no voy a acercarme a ninguna mujer con vestido de bodas por mucho tiempo – Dijo mientras tomaba aíre para recuperarse de la persecución hacía su persona. – Por cierto, ¿Quién era el peludo que salió corriendo? – Pregunto señalando donde Larry se había marchado.
-Solo era un rarito – Se cruzo de manos disgustada. Sin embargo, un chillido resonó por todo el bosque, no era humano, y estaba acompañado de los rugidos de los hombres-lo que sea.
-¡Vamos! – Dijo Wendy echando a correr hacía aquella dirección siendo seguida por Soos.
~0~0~0~
Unos pocos momentos antes.
Lincoln y Hilda seguían escondidos en aquel arbusto que los ocultaba de una gran manada de hombres-lo que sea. Sin lugar a dudas, no era una situación nada bonita.
Llevaban un buen rato en silencio, observando lo máximo que podían el lugar, percatándose que cerca había una gran cueva, pero la entrada se encontraba completamente infestada de hombres-waffle.
-Esto no luce nada bien – Comento Lincoln por lo bajo.
-¿Tú crees? – Respondió Hilda sarcásticamente, a lo que Lincoln le dio un ligero codazo. – ¿Qué? – Preguntó Hilda mirando el rostro molesto de Lincoln.
Este solo bufó.
-Nada... – Guardo silencio.
Hubo un gran silenció entre los dos. Cada uno inmerso en sus propios pensamientos, pensando con cuidado lo siguiente que debían de hacer.
Hilda decidió sentarse a descansar un poco, quizá eso le serviría para que su cerebro funcionase mejor.
Lincoln la miro, y se percato que no llevaba su abrigo. En ese momento recordó que Hilda lo había arrojado hacía la cara del primer hombre-oso que habían visto. Se miro a sí mismo, y noto que aun llevaba puesto su abrigo, así que metió sus manos en sus bolsillos, sacando de ahí la resortera que Soos le había regalado.
En ese momento, Lincoln recordó los regalos que Soos le había dado.
-¿Tienes aun la calavera que Soos te dio? – Le pregunto a la peli-azul quien la recordó y la sacó de su bolsillo. Afortunadamente aún seguía intacta.
-¿Se te ocurrió algo? – Le pregunto mirando que Lincoln miraba afuera desde muchos ángulos.
-Creo que podríamos hacer una distracción para huir si usamos la calavera y mi resortera... pero todo esta lleno de esas cosas, no sé si podamos tener oportunidad de lanzar la calavera sin que nos vean o nos escuchen – Explico Lincoln mirando un lugar que no estuviera siendo vigilado por algún hombre-lo que sea.
Al enterarse del plan a medias de Lincoln, Hilda también empezó a buscar un lugar para lanzar la calavera, hasta que miro como un ojociélago entraba dentro de la cueva que estaba rodeada de hombres-waffles.
-Oye Lincoln... – Llamo al albino.
-¿Qué sucede? – La miro con intriga.
-Acabo de ver a un ojociélago entrar a la cueva – Comentó.
-Sí, ¿Y? – Pregunto sin entender.
-Que esas cosas también son como mitad murciélago, así que ellos también duermen en cuevas, y creo que ahí podrían haber más ojociélagos que causarían un alboroto lo suficientemente fuerte como para espantar a estas cosas – Le explico tomando con fuerza la calavera.
-Eso podría funcionar – Comentó Lincoln. – Ahora ya tenemos un plan... la cosa es como logramos lanzar la calavera con la resortera sin que nos vean – Dijo mientras estiraba las cuerdas de la resortera.
Hilda guardo silencio.
-Creo... creo que desde aquí podríamos intentarlo, estoy segura que nos verán sí salimos de ahí y una vez nos vean dudo que podamos escapar, así que... uno de nosotros podría acostarse y disparar la calavera desde el arbusto mientras que el otro le habré el espacio para disparar – Comento la peliblanca.
-Sí hacemos eso, entonces todo dependerá del tiro, si fallamos entonces es muy probable que nos encuentren y nos hagan picadillo – Ambos tragaron nerviosos mirándose en silencio.
-Entonces... ¿Quién va a disparar? – Pregunto Lincoln.
-No lo sé, no tengo idea si tengo buena puntería, tengo amnesia, ¿recuerdas? – Dijo Hilda.
-Yo también tengo amnesia, ¿recuerdas? – Esta vez fue Lincoln el que le respondió de forma sarcástica.
Se miraron en silencio, pues había un dilema bastante grande. Si uno de los dos tiraba y no tenían buena puntería sería su fin, pero aun estaba la posibilidad de que uno de los dos si tuviera buena puntería o la otra posibilidad de que ambos tuvieran mala puntería. Claramente, era cuestión de jugársela.
-Decidamos por la clásica... piedra, papel o tijeras – Menciono Lincoln, Hilda asintió, tocaba dejarle todo a la suerte.
Ambos se acercaron. Lincoln sacó piedra y Hilda papel.
-¿Dos de tres? – Propuso Lincoln con una sonrisa nerviosa.
-Bien – Acepto Hilda a regañadientes y muerta de los nervios.
Esta vez Lincoln saco tijeras y Hilda se mantuvo en papel. Estaban empatados. Todo se decidiría en el siguiente tiro. Ambos se miraron y asintieron, esta vez Lincoln mantuvo las tijeras mientras que Hilda tiro papel de nuevo. Lincoln ganó. Así que le paso la resortera a la perdedora.
-Ni modo... – Susurró Hilda resignándose y posicionándose mientras pulsaba el switch de encendido. Lincoln se puso de rodillas y le abrió un agujero al arbusto lo suficientemente grande para que disparase.
Hilda respiro hondo y cerro uno de sus ojos mientras apuntaba directamente a la cuerda. Unos pocos hilos de sangre que bajaban de su nariz lograron colarse en su boca, pero eso no rompió su concentración.
Logrando calmar su mano que no paraba de temblar y finalmente disparó.
La calavera salió volando, pero en lugar de caer dentro de la cueva, cayó justo a los pies de los hombres-waffles.
¡¡EL NINJA NASHEEEEEEEE!!
Eso sin duda capto la atención del resto de hombres-lo que sea que se acercaron a la calavera. Para su desgracia, ese sonido no había sido lo suficientemente fuerte como para despertar a los ojociélagos.
Un hombre-waffle tomo la calavera en manos, curioso por el objeto, apachurrando sin querer su cabeza, activando nuevamente la grabación.
¡¡EL NINJA NASHEEEEEEEEE!!
Eso asustó al hombre-waffle, pero también llamó la atención del resto de hombres-lo que sea. Mirando como estos miraban detenidamente la calavera, el hombre-waffle que la había tomado empezó a gruñirles, dando a entender que no se las quería dar.
Eso, por supuesto, molesto al resto de hombres-lo que sea que empezaron a gruñir. Otro hombre-waffle intento arrebatarle la calavera, pero el otro lo empujo y se abrió paso hasta meterse dentro de la cueva. Volviendo a presionar la cabeza de la calavera.
¡¡EL NINJA NASHEEEEEEEEEEE!!
Esta vez, la grabación se escucho más fuerte gracias al eco de la cueva. Eso hizo que esta vez, los ojociélagos dentro de la cueva se despertaran y revolotearan frenéticamente. La gran parvada de ojociélagos salieron volando, provocando entre sí un fuerte y agudo chillido que lastimo a los hombres-lo que sea, quienes rugieron y salieron corriendo lejos de ahí.
Todo eso fue visto por Lincoln y Hilda quienes no desaprovecharon y salieron del arbusto para escapar.
-Al final, sí me sirvió de despertador – Comentó Hilda con una sonrisa.
-Tenemos que invitarle una gaseosa a Soos después de esto – Comentó también Lincoln aliviado de que su plan funcionase.
Siguieron corriendo y corriendo lo más lejos que podía de las bestias hasta que por pura coincidencia chocaron contra otra gran bestia.
-¡Oigan, eso no es lindo! – Comentó Soos sobándose el estomago luego de que lo que sea que saliese lo chocase. – Espera... ¡Chicos! – Exclamaron tanto Soos como Wendy quienes los abrazaron con fuerza.
-¡Están bien... están bien...! – Sollozo Wendy de pura felicidad. Los miro mejor y noto las heridas que tenían en sus rostros. – Bueno, tienen una cicatriz más... pero por lo menos fueron sus ojos o sus brazos o sus piernas – Dijo mientras miraba. Prefería que tuvieran unos pocos rasguños a una herida mortal.
-¿Dónde se habían metido chicos? Los estuvimos buscando por todos lados, a mi casi me comen un par de hombres-esposas mientras que a Wendy la trato de morder un desconocido – Les dijo Soos mientras miraba las pequeñas heridas en sus rostros.
-¡Fue emocionante, nos persiguió muchas de esas cosas y nos ocultamos en un arbusto! – Contó una muy emocionada Hilda.
-¡Sí, estuvimos ahí por un rato, hasta que usamos los regalos que nos diste, Soos, para poder despertar una parvada de ojociélagos y así asustar a esos monstruos! – Añadió Lincoln igual de emocionado que la peli-azul.
-¡Fue asombroso! – Exclamaron ambos, eufóricos.
Esas reacciones sorprendieron mucho a Soos y a Wendy quienes se miraron entre sí pasmados. Honestamente, esperaban que se pusieran a llorar del miedo o que les rogaran no volver nunca más al bosque, pero en lugar de eso los tenían llenos de emoción luego de ver a la muerte a la cara.
-¿Saben qué...? Ya nos contaran todo cuando estemos de vuelta en la cabaña del misterio, por ahora... toca pensar como le vamos a decir a Stan todo esto – Al pensar en el viejo una parte de sí se sentía aliviada de que los niños estuvieran en una pieza, con unos rasguños, pero en una pieza, mientras que la otra parte se preparaba para la regañada que muy posiblemente Stan le iba a dar.
-Espero que el Sr. Pines no se vaya a molestar – Comentó Soos para sí mismo.
Y así, regresaron de vuelta a la cabaña del misterio.
~0~0~0~
La cena dentro de la cabaña estaba siendo bastante incomoda, al menos por parte de los infantes, ya que Stan se había limitado a servirles la cena y mirarlos fijamente sin decir ni una sola palabra.
Desde que llegaron, lo primero que hizo Stan al verlos fue atenderlos y bueno... confrontar por no decir mirar de mala manera a Soos y Wendy. Ellos explicaron todo lo que había sucedido, Stan solo se limito a escuchar y cuando termino, les agradeció por todo y les dio el resto del día libre.
Aunque bueno, era curioso que justo cuando les dio el día libre era justo cuando ambos empleados de Stanley terminaban su turno. Simplemente se retiraron y se despidieron de ellos.
Y ahora, luego de un buen baño, unos cuantos curitas que se encontraban cenando en silencio.
Stan suspiró, cansado de todo este silencio.
-Bien... Cuénteme todo lo que sucedió desde su punto de vista – Les dijo a ambos que se miraron.
-Bueno... ocurrió que... – Y así ambos empezaron a contar lo sucedido desde su perspectiva. Stan nuevamente, solo se limitó a escuchar.
-Bueno... tuvieron bastante suerte de que ese juguete que Soos les dio no se rompiera – Comentó mientras daba un sorbo al jugo de tomate.
-Sí... en realidad, creo que sin eso no hubiéramos salido de ahí – Dijo Hilda apenada. – Pero... fue muy emocionante, también fue muy aterrador, pero más emocionante que aterrador – Añadió la peli-azul mientras Lincoln asentía.
-Sí lo fue, ósea, pensé por muchas veces que me iban a devorar y cuando acabo todo no podía quitarme la sonrisa, pese a todo fue muy divertido – Comentó Lincoln sonriendo.
-¡Verdad que sí! – Exclamo Hilda contagiándose de la sonrisa de Lincoln.
Ambos empezaron a hablar muy naturalmente del tema, como si todo lo que acabasen de vivir fuera algo muy común en sus vidas. No parecían ni mínimamente traumatizados o temerosos de vivir en la cabaña rodeada de bosque y bosque.
Stan por su lado, no pudo evitar pensar en sí mismo y en su hermano cuando era todavía un mocoso. Las aventuran que tenían en aquel entonces no eran nada comparado a lo que Lincoln y Hilda acaban de vivir, pero, aun así, podía ver en los ojos de ambos ese brillo. Ese espíritu aventurero.
Eso dibujo en su rostro una sonrisa nostálgica. Ese brillo sin duda era encantando de ver en los jóvenes, pero... ese brillo también implicaba meterse en muchos problemas, tal como había sucedido con su hermano o con él mismo. Aun, aunque no estuvieran juntos en todos esos años donde cada uno estuvo por su cuenta.
-Niños... escuchen – Los llamo Stan, haciendo que ambos guardaran silencio. – Creo que ya saben porque no quería dejarlos ir al bosque por su cuenta – Dijo.
-Seh, creo que ahora es super obvió – Dijo Lincoln rascándose la barbilla.
-Les seré honesto, y quédense eso muy presente en la cabeza, pues rara vez voy a ser tan honesto – Eso hizo que los niños lo miraran con atención. – Yo... bueno... no es la primera vez que niños a mi cargo terminan heridos mortalmente por mi ineptitud, yo... aun no he podido superar todo eso, aun lo cargo en mis hombros, por eso quiero advertirles que tengan mucho cuidado aquí. Este lugar es muy peligroso y traicionero, por eso, quiero que tengan extremo cuidado, al menos, mientras recuperan la memoria y puedan irse a su hogar. No quiero que se lastimen más de lo que ya de por sí están, no lo soportaría – Concluyo Stan.
Al decir todo eso, hizo que Stan se sintiera mejor, ya no sentía tanto peso en sus hombros. Eso había sido muy terapéutico. Miro a los niños que lo miraban con una sonrisa comprensiva.
-Esta bien, Sr. Pines, lamento haberme molestado por lo de no dejarnos ir por nuestra cuenta, ahora lo entiendo mejor. Y también muchas gracias por ayudarnos cuando nadie más lo hizo – Agradeció Hilda con sinceridad.
-Sí, tendremos mucho cuidado, después de todo, Hilda y yo formamos un buen equipo – Comentó Lincoln mientras extendía el puño a Hilda quien lo miro y regreso el gesto.
-Bien, me alegra que entendieran, ahora terminen su desayuno y váyanse a acostar que no por que acaben de tener la aventura de sus vidas, eso no les quitara su trabajo para mañana – Comentó Stan con una pequeña risa.
-Está bien, Sr. Pines – Mencionaron ambos.
-Ah, y dejen de decirme Sr. Pines, pueden decirme Tío Stan sin preocupación – Menciono con una sonrisa el hombre mayor haciendo que los niños le sonrieran de vuelta.
-¡De acuerdo, Tío Stan! – Dijeron al unisonó.
~0~0~0~
Wendy abrió los ojos de golpe, el sudor frío bajando sobre su frente. Su mirada temerosa fija en el techo, unos profundos escalofríos recorriéndole la espalda profundamente. Aguardo la respiración, como si por el simple hecho de respirar un monstruo la atacaría rajando su cuello sin piedad.
Trago saliva con dificultad, y lentamente miro a su alrededor de su habitación. Esta sola. El fuerte viento entrando sin control por su ventana abierta. Su cuerpo tembló por el frío.
Finalmente, pudo recobrar sus fuerzas y sentarse en su cama. No tenía calcetas y sus pies estaban helados. Y su pantalón rojo con rayos amarillos se sentía realmente incomodo, como si solamente fuera una delgada tela que se rompería fácilmente.
Tomo sus brazos mientras temblaba de frío. Miro su celular, marcaban las dos y media de la madrugada. Sin poder soportarlo más se levantó temblorosa a cerrar la ventana.
-Otra vez esa pesadilla – Comento una vez la ventana estaba cerrada. Maldiciendo en sus adentros por haberla dejado abierta. Luego de la aventura de hace unas horas, Wendy solo llego a su casa agotada. Aun le dolía la mordida de su hombro. Miro las vendas que tenía. Gruño molesta.
Aun le ardía esa herida en su antebrazo, pero era soportable, lo que sí no pudo soportar fue cuando llego a su casa y su padre junto a sus hermanos comenzaron a celebrar esa mordida, diciendo que era la señal de había vencido a alguna bestia. Claro que no estaban equivocados, pero eso no significase que estuviera de humor para soportarlos, así que solo se llevó una bolsa de frituras de la estantería y se encerró en su cuarto.
Se cambió y se puso su pijama, también alcanzo a ver que algunos de sus amigos le habían mandado mensajes, pero tampoco estaba de humor para verlos, solamente se dedicó a ver la televisión mientras comía frituras hasta que se quedó dormida.
-Ugh, creo que me voy a resfriar – En verdad que este frío no era normal, no sabía sí era cosa de ella, pero cada vez el frío se hacía más fuerte. Lo suficiente como para que cada uno de sus huesos temblaran. Sin duda, que estuvieran en verano se estaba poniendo en duda con este frío.
En ese momento se percató de que se pudo haber colado alguna bestia, y cruzaba los dedos, ya que, de ser así, fuera un maldito oso y no un asqueroso nomo.
Miro bajo su cama, entre sus ropas, en sus muebles, lo reviso todo, pero no encontró nada, había tenido mucha suerte, ninguna criatura rara se había colado en su habitación, no era la primera vez y ciertamente, no era una actividad que le gustase de hacer.
Cansada, encendió la televisión y sacudió su cama de algunas boronas que aún tenía, se metió dentro de la sabana y una vez dentro considero seriamente ir a por otra extra.
Volvió a mirar el reloj, viendo lo tarde que era.
-Diablos... dudo que pueda volver a dormir... supongo que veré televisión hasta que me quiera arrancar los ojos – Guardo silencio por un breve momento, su garganta se sentía muy seca. – Tengo sed – Sabía que ir por agua sería una mala idea, pero en serio su garganta estaba muy seca y necesitaba refrescarse.
-¡Ya al diablo! – Gruño levantándose de la cama, dispuesta a ir por agua y definitivamente traer una sábana más gruesa.
-Ya estoy harta de levantarme por la misma pesadilla... – Murmuro. Estaba harta de ver a Dipper y Mabel lleno de máquinas en sus destrozados cuerpos. Y en el momento en el que pensó eso, sintió los ojos húmedos, pero los cerró con fuerza, aguantando las lágrimas.
Se levanto en silenció y fue por las cosas. Sin darse cuenta que estaba siendo observada por una gran criatura afuera de su ventana. Una figura esquelética y alta de brillantes ojos amarillos quien no emitió ni el más mínimo sonido antes de desaparecer en la oscuridad.
Mientras tanto en otro lado de Gravity Falls.
Soos se encontraba con un pijama, bastante gruesa, hecha a la medida por su abuela para que el frío no lo haga daño. Se encontraba frente a su computadora. A su lado, la caja de un videojuego, Romance Academy 7, era el nombre del juego.
-Tengo problemas con mi tarea de matemáticas. ¿Me ayudas? – La voz robótica y femenina provino del personaje peli-rosa con listones de arcoíris y un traje escolar japones. Esta se encontraba sentada en una banca mientras que a su lado se marcaban tres opciones a escoger, estas eran: Ayudarla con su tarea, ir a comer, ir al baño.
-Ehhhh... ¡diablos esta es difícil! – Exclamo Soos mirando las opciones, e indeciso selecciono la opción "ir a comer".
-No es momento de comer, prueba de nuevo – Repitió el personaje, quitando la opción de ir a comer. – De acuerdo, entonces... creo que es... ¡esta! – Esta vez Soos selecciono la opción de "ayudarla con su tarea".
-¿Vas a ayudarme con mi tarea? Oww... ¡Eres tan lindo! – Respondió el personaje con estrellitas y corazones en sus ojos.
-¡Sí, lo sabía! – Exclamo contento de haber acertado. Pero una suave brisa detuvo su celebración haciéndolo temblar de frío.
-Deberías de ir por una manta para evitar resfriarte, tontito – Menciono el personaje mirando con una sonrisa a Soos.
-Sí, tienes razón, Giffany. Hoy está haciendo mucho frío y no quiero enfermarme que tengo que ayudar a los chicos y al Sr. Pines mañana – Dijo Soos mientras se levantaba en busca de una manta para cubrirse.
Luego de la aventura que tuvo en la tarde, el hombre se encontraba cansado, hacía tiempo que no tenía una aventura en la que monstruos lo perseguían, no desde que Dipper y Mabel se fueron. Ciertamente, eso hizo que se sintiera nostálgico por recordarlos, pero una parte de sí se había sentido muy bien el ir de aventura con Hilda, Lincoln y Wendy, aun, aunque esa aventura no hubiera sido algo voluntario en lo que meterse. Pero al final del día, todo había salido bien.
En su momento se preocupó mucho de lo que podría suceder con los niños, pero resulto que esos dos eran lo suficientemente inteligentes como para lidiar con esa horda de monstruos. En eso sí que se parecían a Dipper y Mabel. Claro que... recordar como acabaron esos dos dejo consigo una sensación muy amarga, pero no era momento para concentrarse en eso.
Ahora podía jugar ese videojuego simulador de citas que se había comprado hace unos días. Ya que, desde hacía semanas había notado que no podía mantener una buena conversación para con las chicas. Wendy era su amiga y la conocía de más tiempo, pero desde hacía tiempo sentía que necesitaba una pareja, pero era demasiado raro y terminaba espantando a las chicas. Así que se compró ese simulador de citas que encontró en una tienda de vídeos.
Aún seguía sin entender porque el hombre de la recepción le había dicho que ese juego era muy peligroso, era muy adictivo de jugar, pero nada más, por lo normal le parecía un juego bastante realista, o eso creía. Hablar con Giffany le estaba resultando muy divertido, ella sí que podía comprenderlo bien. Igual, solo esperaba que todo esto le pudiera ayudar a hablar mejor con las chicas.
Algo que Soos no noto cuando se levantó, es que la mirada de Giffany lo siguió fijamente, sin apartar o parpadear ni un segundo, con un inquietante brillo rojo en sus ojos.
-No te preocupes, Soos, ya no vas a necesitar hablar con otras chicas, ya me tienes a mí, y yo te tendré... para siempre – Hablo el personaje ensanchando un poco más su sonrisa. Eso hasta que Soos regreso con una manta.
-¿Dijiste algo, Giffany? – Pregunto Soos, pues de lejos escucho que el personaje había hablado, pero no alcanzo a distinguir nada de lo que dijo.
-¡Nada! Solo que hoy te ves más guapo de lo normal – Menciono con una sonrisa que a simple vista se podía ver artificial, muy artificial. Pero Soos, no se percató de eso.
-¿En serio? ¡Gracias! Debe de ser por este nuevo pijama que me hizo mi abuela – Con eso se sentó de nuevo en su silla cerrando su puerta. Pasando unas cuantas horas más frente a su computadora hasta que el cansancio lo venció y cayo dormido en su silla. Con una inquietante Giffany que solo se dedicaba a mirarlo fijamente mientras dormía.
~0~
Tercer capitulito baby~
Okey, la tardanza únicamente se debe a la tremenda giga cumeada que recibí por parte de la Uni, ustedes saben, nuevo ingreso, nada es como la prepa y esas cosas, ahora solo queda apretar el culo y seguir adelante mientras tengo mis crisis de mis decisiones.
Y pues bueno, esa es mi excusa de porque tarde xd.
Una cosa a comentar con respecto a este capítulo es que los monstruos salidos en este capítulo no aparecieron en la serie original, pero sí que se mencionan en un libro a parte hecho por Dipper y Mabel en el que mencionan y describen a los hombre-lo que sea. Y ese es otro aspecto a comentar, ya que, dándose cuenta de eso, les voy avisando que me gusta la idea de usar otros monstruos que no se usaron en GF o se vio muy poco de ellos.
Como los que aparecen en los diarios, en los manuales de Dipper y Mabel o en los comics, por supuesto, que también usare los que se vieron en la serie, ya que hay algunos que sí o sí pienso usar como lo puede ser el cambia forma, los unicornios y claro, la sociedad del ojo cegado.
Pero eso ya será en los posteriores capítulos.
Por otro lado, me gustaría agradecerles el buen apoyo que ha tenido la historia. En solo 2 caps salieron 16 reviews, que grandes son. Y cada día me ánimo más a poder tanto continuar estas historias de TLH como ir viendo otras ideas en otros fandoms que espero también puedan ser de su agrado.
Aviso de antemano que lo próximo que escribiré será el Albino callejero antes de ponerme como enfermo a escribir el shot de Amphibia.
Les aviso de antemano que muy posiblemente me tarde con ambos, después de todo, aun no estoy acostumbrado al ritmo de la Uni, así que equilibrar mis tiempos será algo que debo de resolver primero.
Bueno eso sería todo por ahora, se despide Dark-Mask-Uzumaki.
Bye~
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