Deudas
Stan abrió los ojos pesadamente. Su cuerpo temblaba, era inútil volver a dormir. El frío era insoportable.
Levantándose lentamente busco sus gafas. Miro su habitación, estaba a oscuras. Aún con su ventana violeta que siempre resplandecía tenuemente durante todo el día y la puerta que dejó abierta, entraba muy poca luz natural.
Notó que la caldera que tenía estaba apagada. Eso explicaba porque hacía tanto frío. Un crujido en su espalda le hizo hacer una mueca, se levantó y camino hacía la caldera. La toco y el metal estaba helado. Reviso en su interior y la madera se encontraba totalmente congelada.
Eso le extraño, tocando la madera se dio cuenta que la fina capa de hielo que cubría varias partes de la madera, y no solo de esta, el interior metálico de la caldera parecía más la de un congelador.
Temblado de frío y con un escalofrío bajando de su espalda, rápidamente se puso su bata, que de inmediato le resulto insatisfactoria, así que se coloco su abrigo y no dudo en ponerse los pantalones.
Una de las cosas que más disfrutaba era poder estar en ropa interior con toda la confianza y comodidad del mundo, pero tal parece que no sería el caso.
Sus manos estaban frías, sus píes estaban fríos, constantemente se frotaba para intentar calentar sus manos. Este frío era insoportable, para alguien de su edad esto era mortal, solo esperaba no atrapar una hipotermia.
Ni siquiera pudo dormir bien y mirando la hora, se dio cuenta que apenas y durmió tres horas. Lo estaba notando en el cuerpo y en ese constante dolor de cabeza.
Suspiró.
Una expresión consternada se dibujo en su rostro. Se la paso casi toda la noche angustiado. Entre todo lo sucedido con los niños y con el descubrimiento de que había más criaturas no identificadas por su hermano, despertó en él una profunda preocupación.
Saber que el trabajo de su hermano estaba incompleto solo hizo más que aumentar su paranoia. Luego de que consiguiera que los niños durmieran pasó casi toda la noche estudiando los diarios. Necesitaba comprobar que no hubiera más información oculta. Lo de la tinta invisible no le agrado para nada, solo complicaba más su meta. Aún así, pudo descubrirla antes de que la maquina pudiera crear un agujero negro en medio del pueblo o algo así. Stanford era muy detallista con las consecuencias que la maquina podría ocasionar.
Ya no estaba cómodo en el pueblo. Le costó mucho adaptarse cuando llegó por primera vez, luego, suplantar la identidad de su hermano no fue tan difícil como pareció en un inicio. Desde entonces todo había ido con una relativa tranquilidad, claro, esto desde lo que puede resultar tranquilo en la complicada vida de Stanley.
El punto era que no encontró nada sobre los elfos oscuros. Nada, ni remotamente. Anoche, los niños no fueron tan detallistas, le dijeron lo más importante y no estaban en condiciones como para hablar fríamente del asunto. Eran niños después de todo. Muy inteligentes, muy astutos, pero excesivamente tercos e imprudentes.
Él no era nadie para hablar sobre ser prudente, pero su vida había probado volverse más y más complicada desde que inició este verano.
Pasó por la habitación de los niños y decidió echarles un ojo. Probablemente habrían tenido pesadillas o solo habrían fingido dormir anoche. No los culparía. Era horrible la situación que vivieron.
Lo peor era que no sabía como abordarlo, estaba muy inseguro con lo que decirles, ayer solo pudo limitarse en ser el hombro en el que pudiera llorar, pero sabía que eso no sería suficiente.
Esa culpa los perseguiría por el resto de sus vidas. Eso era lo que más le consternaba. Él había dado un saltó de fe y le salió fatal. No quería volverse un paranoico sobre-protector. Eso le recordaba a la última vez que vio a Stanford.
No quería acabar actuando igual. Pero cada día sentía que algo muy malo se cernía sobre Gravity Falls. No ayudaba que la maldita zona estuviera vuelta loca. Este cambió climático tan brusco era todo menos normal incluso para los estándares del pueblo. Ni en invierno había este nivel de frío.
Mirando a los chicos, parecía que seguían dormidos, impasibles ante el descomunal frío que había hoy en particular. Stan estaba 90% seguro de que estaban despiertos, pero no querían salir de la cama.
-(Les daré un rato más...) - Pensó Stan. No podía culparlos por no querer levantarse luego de lo que vivieron. Era duro, sus rostros anoche fueron devastadores, estaba convencido de que este evento marcaría a ambos.
Temblando de frío se froto constantemente sus brazos. Lo más seguro era que la chimenea también estuviera congelada. Iría de inmediato a encenderla. Necesitaba calor urgentemente.
Llegando a la chimenea miró lo que ya venía esperando. Quitó los troncos que no estaban distintos a los de su caldera y salió para conseguir más madera.
Al salir fue golpeado por el viento helado. Miró al cielo completamente nublado y gris. No le extrañaría que fuera a llover. Aún era de mañana y todo indicaba a que el clima no cambiaría por el resto del día.
-Creo que hace más frío adentro que afuera - Murmuró Stan para sí mismo. La cabaña era peor que un congelador. Chasqueando la lengua con molestia tomo más madera y no tardo en regresar a la cabaña.
Se apresuró a encender la chimenea, al hacerlo, notó algo en su sala. Frente a la chimenea vio su reloj. Lo recogió y lo analizó.
Ese reloj era más viejo de lo que podrían ser Lincoln y Hilda juntos, estaba algo roto, pero funcionaba, lo que le extrañaba era que se encontrará tirado en medio de la sala. No recordaba haberlo dejado ahí, hasta recordaba quitárselo antes de ir a dormir.
Se quedo un minuto en silencio analizando el objeto, pero solo alcanzo a sobarse la frente. Miró cansado al reloj.
-Ya estoy demasiado viejo... - El cansancio y el estrés de anoche posiblemente tenían la culpa de que se estuviera inventando cosas. Simplemente era mejor no pensar en ello.
Encendió el fuego y disfrutó la calidez del fuego. No tardo en encender las luces de todo la cabaña, encendió la televisión para tener algo de ruido de fondo. El silencio de esta mañana era demasiado incomodo.
-Creo que un buen desayuno les puede venir bien - Stan se dijo a sí mismo. No era el mejor cocinero, pero al menos quería creer que era mejor que Stanford.
Y así, preparó el desayuno, a medida que cocinaba su mente no dejaba de patinar hacía una sola cosa en específico: Hilda y Lincoln.
Estaba estancado. Todo lo que pensó que podría servirle para consolarlos, no le servirían de nada, simplemente sonaban demasiado genéricas.
Cuanto menos se dio cuenta ya había acabado de cocinar y solo quedaba llamarlos.
-¡Niños! - Les llamó, pero de inmediato se arrepintió. Era mejor sacarlos de la cama, debía evitar a como diera lugar que acabarán sin salir de la cama. Necesitaba que no se ahogaran en su miseria.
¿En qué estaba pensando antes?
Así, Stan se apresuró a ir por ellos antes de que el desayuno se enfriase.
~0~0~0~
Caminaron perezosamente hacía la cocina, ambos estaban arrastrando los pies, iban descalzos, ni se molestaron en ponerse algo por el frío.
Ni siquiera parecían notarlo. Esas pijamas provisionales eran más ropas holgadas para dormir más que una pijama en sí. Sin embargo, lo que más lo desconcertaba era el hecho de que se vieran tan cansados. Claro, esperaba que lo estuvieran, esperaba que estuvieran sudorosos por tener pesadillas, pero nada de eso, antes de que les hablará se vieron tan profundamente dormidos y sin ninguna preocupación.
Pero al momento de abrir los ojos era como si el cansancio los hubiera golpeado. ¿Esas bolsas bajo los ojos habían estado ahí antes de que abriera los ojos? Ni siquiera hicieron ruido al levantarse, ni un bostezo, solo abrieron los ojos llenos de tristeza y nada más.
Asintieron a lo que les decía y obedecieron cuando les dijo de ir a desayunar. Ninguno repeló.
Le preocupaban.
-Niños, ¿están bien? - Supo lo estúpida que era su pregunta. Obviamente no lo estaban, pero estaba inseguro.
-Sí... - Lincoln fue el único que hablo, casi en un susurro. Hilda solo asintió, su expresión solo se hacía más sombría.
Cuando llegaron a la cocina, la comida ya se había enfriado para la consternación de Stanley. Ambos niños solo jugaron un poco con su comida, indecisos de sí comerla.
Stan iba a preparar más, pero se detuvo cuando las tripas de los niños rugieron. Ellos permanecieron un poco más mirando su comida fijamente, hasta que decidieron comer en total silencio.
-(Que miserables se ven) - Esto era mucho peor de lo que Stan había previsto, un nudo en su garganta se formo. No sabía que decirles, solo podía limitarse a mirarlos con preocupación.
En cuanto menos se dio cuenta, los niños ya habían terminado. Dejaron platos limpios y sin decir nada volvieron a subir a su habitación.
Stanley sintió impotencia. Apretó los puños frustrado, incluso sintió pequeñas lagrimas amenazando con salir, pero las contuvo. En un pequeño arrebato de enojo golpeo la mesa, no lo hizo con fuerza, pero le hizo dar cuenta que también la mesa estaba sumamente fría.
Suspiró.
-¿Qué demonios puedo hacer? - Se preguntó sentándose. Se recargo contra el respaldo de la silla. Mirando su techo.
No tenía hambre, cualquier clase de apetito que pudiera tener se marchó en cuanto vio esa lúgubre escena.
Aún así, necesitaba energía, ya no era joven y este estrés no le ayudaba en nada.
Luego de un rato, calentándose su propio desayuno solo le quedo una cosa en la que pensar.
-(Necesito ayuda) - Nunca fue un hombre que le gustase pedirle ayuda a otra persona, su orgullo lo había hecho así desde hace años, pero el tiempo había pasado y muchas cosas ocurrieron en su vida que le hicieron plantearse muchas cosas.
Y ahora, sabía que no podía lidiar con la situación actual solo.
-Tendré que esperar que lleguen Soos y Wendy - Ayer le hablaron para confirmar su asistencia el día de hoy.
Por ahora solo desayunaría y dejaría a los chicos descansar, estaba seguro que no les haría nada de bien que permanecieran en la cama lamentándose, pero sí los vio muy cansados, los dejaría descansar un poco más.
-Supongo que me he hecho algo blando con los años - Dijo con ironía. Nunca pensó que podría tener tantos cambios de opinión en tan poco tiempo.
Comió su desayuno y terminó de alistarse. Vio las noticias mientras esperaba junto al fuego a que sus empleados llegarán, no mucho tiempo después, escuchó que golpeaban su puerta, no perdió tiempo y ya sabiendo de quien se trataba.
-¡Buenos días Sr. Pines! - Saludó Soos amigablemente, el hombre estaba más abrigado y se veía bien.
-Que onda Sr. Pines - Con un saludo más informal, la pelirroja saludo antes de estornudar. Su nariz estaba roja y se le salieron unos pocos mocos, que rápidamente se limpió con papel que llevaba. Al igual que Soos iba fuertemente abrigada.
-¡Soos! ¡Wendy! - Les llamó un poco aliviado de verlos.
-Sí, somos nosotros, Sr. Pines - Afirmó Soos tontamente pero mantuvo su sonrisa.
-Niña, ¿Cómo te encuentras? - Le preguntó a Wendy.
-Bien, solo que este cambio tan brusco de temperatura me tomo por sorpresa y ando estornudando, pero eso es todo - Explico mientras se preparaba para volver a estornudar. - ¿Qué hay de usted, Sr. Pines? No se ve demasiado bien - Preguntó la chica con una ceja alzada. Soos también le miró con curiosidad.
-Pasen, les tengo que contar malas noticias - Dijo y los dejo pasar.
~0~0~0~
A medida que la explicación fue dada, los rostros serenos y amigables de los dos empleados de la cabaña del misterio fueron cambiando drásticamente. Ahora solo se encontraba expresiones que resguardaban asombro, horror y sobre todo, mucha culpa.
-¡Lamento mucho no haber podido estar ayer Sr. Pines! Si los hubiera acompañado no les hubiese ocurrido eso, en verdad lo lamento - Se disculpó un muy angustiado Soos, casi al borde de las lágrimas.
Wendy no estaba tan diferente, maldijo enfermarse tanto, de todos los tiempos donde su sistema inmunitario decide fracasar patéticamente tenía que ser ahora.
-No tiene que disculparse de nada, ustedes no hicieron nada malo, tan solo cuidabas de la salud de tu familiar y tú te cuidabas a ti misma. En dado caso, yo tengo la culpa por ser tan blando... - Se dijo bajando la mirada avergonzado.
De todos los presentes, solo él era el que seguía metiendo la pata.
-Por favor, no diga eso, Sr. Pines - Le dijo Wendy antes de sonarse la nariz.
-No importa, ya para este punto da igual quien tiene la culpa, lo importante es saber como ayudar a Lincoln y Hilda - Mencionó el anciano.
-Sí, tiene razón, Sr. Pines, lamento no... - Fue interrumpido.
-No más disculpas, tú no tienes nada de lo que pedirme perdón, yo soy el que está aquí arrastrándoles a mis problemas - Antes de que los dos pudiera repelar, Stan levanto su mano para poner fin a esto.
-De nuevo, lo importante son esos dos, ahora tienen una carga emocional que ningún niño debería tener a esa edad, y debemos ayudarles - Ante esas palabras ambos asintieron decididos.
-¿Cómo se encuentran ellos? - Preguntó la pelirroja, era una respuesta obvia, pero lo que le interesaban eran los detalles.
-Mal, en la noche eran un mar de lagrimas, estoy seguro que quedaron secos de tanto llorar. La verdad es que cuando se durmieron llegué a pensar que solo estaban fingiendo, pero cuando los fui a despertar esta mañana y los desperté me di cuenta de que sí habían logrado conciliar el sueño, no sé si tuvieron una pesadilla, capaz llevaban despiertos desde antes que yo, no lo sé - Se rasco la nuca, sentía los hombros muy pesados.
-¿Cómo se comportaron cuando desayunaron? ¿Tuvieron hambre siquiera? - Volvió a preguntar Wendy.
-Lúgubres, pero lucían muy cansados, demasiados cansados, casi no hablaron, o bueno, solo Lincoln hablo un poco, Hilda no ha dicho una sola palabra - Recordó las palabras de Hilda anoche.
Fue mi culpa...
No pude hacer nada...
Eso fue lo que dijeron. Culpa, una emoción muy familiar para Stanley...
La emoción más presente en su vida...
Si él no la había logrado superar en todos estos años, ¿Cómo es que podría ayudar a Lincoln y Hilda? Era un muy mal chiste, era la persona menos indicada para ayudarles.
Suspiró pesadamente.
-¿Está bien Sr. Pines? - Soos se preocupó demasiado cuando lo escucho suspirar. - ¿Usted pudo dormir? - Preguntó.
-Casi no, solo pude dormir tres horas - Respondió francamente.
-¡Usted también debe descansar Sr. Pines! ¡Si quiere puede dormir en mi barriga, mi abuela lo hace a veces y dice que es como dormir en una gelatina! - Exclamó Soos.
Tanto Wendy como Stan lo vieron extrañados.
-Eh... no gracias, estoy bien, podré descansar cuando hayamos hecho algo con los niños - Dijo un poco incomodo.
-Como sea, ¿Qué creen que podamos hacer para distraerlos? - Preguntó Stan. - Pensaba ponerlos a trabajar en la cabaña luego de desayunar, pero los vi demasiado cansados y decidí que descansarán un poco más, pero no puedo dejarlos estar ahí ahogándose en su miseria. Así que... ¿Qué proponen? - Les miró.
-No lo sé, la verdad, Sr. Pines, no veo oportuno que los ponga a trabajar en la cabaña, por lo que he visto, han hecho un buen trabajo en nuestra ausencia, y no se me ocurre nada para hacer que no involucre destrozar la cabaña - Comentó Wendy.
-Igual unos cuantos hoyos no vendrían mal como decoración - Comentó Soos, pero se detuvo cuando Stan lo miro detenidamente. - Bueno, no, así esta bien, perdón - Se disculpó nervioso.
-¿Entonces que otra cosa proponen?
-No creo que quieran estar en el bosque luego de eso - Comentó Soos. - Tampoco creo que sería correcto llevarlos al centro comercial u otro lugar para que se diviertan, es demasiado pronto para eso.
-Concuerdo, haríamos más daño si solo los obligáramos a divertirse, no es el momento para algo así - Stan asintió.
Wendy había permanecido en silencio. Sí tenia algo en mente, pero...
Miró a ambos hombres hablando y pensó en los rostros sonrientes de Lincoln y Hilda, saber lo que habían pasado le apretaba el corazón. Así que por ellos era mejor tragarse cualquier pena que pudiera tener.
-Yo tengo una idea - Dijo Wendy y de inmediato se le quedaron viendo.
No dijeron nada y solo la dejaron hablar. A la chica le dio pena hablar, pero se tragó todo eso y continuo.
-Mi papá tiene la costumbre de llevar a la familia a un pequeña zona donde talan. Más que talar arboles en su mayoría se la pasan haciendo ejercicios demasiado absurdos. Lo hace todos los años, pero el anterior no fui, y planeaba que este año tampoco fuera, pero justo hoy es el día que lo hacen y falta unas horas antes de que vayan. Puede que les funcione a ambos para estar activos.
-¿Y qué ejercicios hacen exactamente?
-Bueno... la verdad es mejor que lo vean, todos los años van variando, nunca entendí como es que mi papá se le pueden ocurrir tantas estupideces diferentes cada año. La cosa es que por lo menos los pondrá en movimiento y muy ocupados como para no pensar en... eso... usted sabe - Stan se quedo pensativo.
-Podría funcionar. ¿A qué hora se van? - Preguntó.
-Como en una hora, pero puedo enviar un mensaje a uno de mis hermanos para decirle a mi papá que nos espere. Esta un poco alejado del pueblo, pero no se adentran demasiado en el bosque.
-¿De verdad van a hacerlo? ¿Con este clima? - Fue Soos quien la miro confundido. Sonaba como una linda tradición familiar, pero el clima era demasiado frío para los estándares de todos.
-Eso pensé en la mañana pero mi papá dijo que así mis hermanos podrían convertirse más pronto en "hombres" - Hizo comillas, su familia a veces la sacaba demasiado de quicio con tanta tontería.
-Suena a que habrá más gente con gripe, pero no importa, de momento es nuestra única opción por hacer - No le hacía demasiada gracia la idea, francamente, no le apetecía aguantar el frío. ¿Qué acaso estás generaciones estaban hechas de acero para no enfermarse?
Miró a Wendy que estornudo como cinco veces seguidas embarrando su abrigo de moco.
Quizás exageraba con ese pensamiento.
-Bien, es nuestra única opción, Wendy, manda la carta a tu hermano y junto a Soos vayan adelantándose
-No son cartas, son mensajes de...
-Sí, sí, sí, lo que sea, solo avísales de nuestra presencia. Yo me encargaré de dejar unas cosas en la cabaña y los alcanzaré allá. No tardaré mucho, pero necesito descongelar mi caldera y asegurarme que no entre ningún animal. Solo déjame la dirección y ahí los alcanzaré - Ordenó.
Wendy asintió y le dijo donde sería.
-Bien, solo queda avisarle a los niños que se preparen - Suspiró, le aliviaba tener un plan, pero ahora solo le quedaba esperar que funcionase. Puede que estuviera siendo precipitado, pero él sabía lo que es ser carcomido por la culpa, quería ayudarles antes de que fuera tarde.
-Por cierto, ¡¿Por qué rayos hace tanto frío aquí?! - Wendy estornudo luego de decir eso y se abrazo intentando conservar todo el calor. - Llevo congelándome menos afuera que aquí dentro.
Aún con la chimenea encendida, ellos no se encontraban en la sala donde era más tolerable, aún así, era verdad que seguía haciendo demasiado frío en la cabaña.
-¿También lo sientes? Que bueno, pensé que mi abrigo se había averiado o algo - Suspiró Soos en alivio.
Anoche no estaba así, estuve despierto hasta tarde, y no había sentido este frío hasta que desperté esta mañana - Suspiró. - Por eso quiero arreglar lo que sea que este sucediendo aquí, no quiero volver a mi casa y que siga pareciendo un maldito congelador.
-¡Esta bien Sr. Pines, puede contar con nosotros! - Le dijo Soos determinado. - Yo mismo iré a decirles a los chicos, vuelvo enseguida - Así dio marcha a la habitación de arriba.
-Te acompaño - Le dijo Wendy.
Stan les miro mientras subían las escaleras.
-Son buenos chicos - La verdad era que le aliviaba contar con la ayuda de esos dos, les daría un aumento de no ser que ahora no tenía casi nada, el turismo se detuvo en el momento que el clima cambió drásticamente, solo podía depender de los lugareños que seguían viniendo, aunque la popularidad de la cabaña disminuyo bastante.
Su expresión oscureció, eso estaba bien, que nadie molestará era lo mejor. Ya estaba cerca de completar la maquina.
El plan era que ayer luego de que Lincoln y Hilda volvieran y pudiera mandarlos a dormir, él bajaría para encender la maquina, ya no quedaba nada más por arreglar, ya todo estaba listo y no podía permitir que se echará a perder.
No obstante, paso lo que paso y olvido por completo activarla ayer. La dejaría encendida, solo tomaría unos días para que su hermano pudiera volver a casa.
Un golpe lo sobresalto, volteando vio que la ventana se había abierto dejando entrar el aire helado.
-Lo que faltaba - Chasqueo la lengua y cerro la ventana. De paso, vería que hacer para descongelar su caldera, eso no era una mentira, era otra cosa a hacer.
Procuraría apurarse con ello, lo de la maquina no tardaría mucho, solo era encenderla y esperar a que este estabilizada, el resto se hará solo. En cuanto a la caldera... bueno, ya lo vería.
Escucho pasos bajar y noto a los niños. Aún seguía cabizbajos, estaban cambiando, pero sus expresiones lúgubres permanecían. Incluso arrastraban los pies.
Por un momento se replanteo si estaba haciendo lo correcto. Soos y Wendy lucían preocupados.
Stan sacudió su cabeza, ya no era momento para dudar, no podía estar indeciso por cada decisión que tomase, era mejor tomar una a no tomar nada.
-Bueno, chicos, supongo que Wendy y Soos ya les contaron lo que vamos a hacer hoy, ¿verdad? - Los niños asintieron sin mirarle. - Bien, ustedes van a adelantarse, yo terminaré de hacer unas cosas y los veré allá - Volvieron a asentir.
Stan miro a sus empleados y les asintió, estos le devolvieron el asentimiento con determinación.
-Vamos chicos, estando en mi casa les voy a prestar ropa, está haciendo demasiado frío como para que vayan así - Comentó Wendy. Cuando se refería que les prestaría ropa sería la ropa de sus hermanos que no estuvieran utilizando.
-No se queden atrás - Les animo Soos empujándoles hacía la entrada. Ninguno de los dos pusieron resistencia y se dejaron llevar por el hombre.
Cuando Stan escucho que se marcharon fue que dejo salir el aliento que no sabía que había estado conteniendo.
-Bien, voy a darme prisa - Dijo y se dirigió a la maquina expendedora. Camino y ya estando a nada de tocar los botones, noto algo.
Faltaba una cabeza de venado. Volteo extrañado. Llevaba muchos años mirando esa cabeza de venado. No tenía sentido que no estuviera.
Fue en ese momento que se dio cuenta de que no solo la cabeza faltaba, sino muchas atracciones, varios objetos de valor que sí tenían un precio por encima a diez dólares no se encontraban. Pronto se dio cuenta que hasta la caja registradora faltaba.
-(¡Un ladrón!) - Stan frunció el ceño amenazante. Lo que le faltaba...
Apretó los puños, maldiciendo que el ladrón le hubiera robado y él apenas se habría dado cuenta.
-(No... espera... yo recuerdo que la caja registradora estaba aquí en la mañana) - Las cosas que habían estado desapareciendo las había visto anteriormente.
Se hubiera dado cuenta en la mañana, por más estresado que estuviera ahora se fijaba la cantidad de cosas que le faltaban. ¡Esto era reciente!
Lo que significaba...
Pasos se escucharon desde el piso de arriba.
¡El desgraciado todavía seguía aquí!
Solo esperaba que no se hubiera llevado su bate. Por fin tenía una excusa para volver a usarlo.
Subió silenciosamente las escaleras. Escuchaba los pasos en su oficina. Con cuidado de no hacer ruido se dirigió directamente a su habitación donde tenía su bate. Logrando conseguirlo sin ser escuchado, Stan pronto se encamino a su oficina. La puerta esta entreabierta. Y se podía escuchar algunas cosas siendo movidas.
Esperando el momento exacto. Stan abrió la puerta de una patada y exclamó.
-¡QUIÉN QUIERA QUE PIENSE QUE PUEDE ROBARME TAN FÁCIL SE LAS TIENE QUE VER CONMIGO Y CON MI PEQUEÑO AMIGO! - Con todo lo que Stan esperaba encontrarse, sin duda no espero ver una pequeña criatura.
Era mucho más pequeña que Lincoln y Hilda, peluda, cabellos negros que le cubrían todo haciendo sobresalir su redonda y providente nariz de tono moreno. Tenía una cola que estaba lampiña hasta su punta la cual contaba con cabellos negros formando una bola de pelos. Finalmente tenía un suéter, uno que estaba seguro le pertenecía a Mabel. Color amarillo con una Llama cocida en medio de la prenda.
Estaba cargando muchas cosas, todas de valor.
Un silencio se formo luego de la entrada de Stan. Tanto ese ser como Stanley se vieron fijamente mostrando su asombro.
Todo hasta que ambos gritaron al mismo tiempo.
~0~0~0~
Wendy exhaló. El aíre frío era palpable, aunque era más cómodo que lidiar que el frío de la cabaña. Miró su celular y chasqueo la lengua con molestia.
-No tengo señal - Le dijo a su compañero. - No les van a llegar mis mensajes ni mis llamadas, tendremos que apurarnos para llegar a mi casa - Estornudo.
-Esta bien, no hay problema, tengo mi camioneta y llegaremos en un santiamén, eso no me preocupa, ahora creo que lo más importante es... - Miró a los niños que se habían adelantado un poco.
-Lo sé, a mi también me preocupan - Wendy estuvo de acuerdo, hablaban bajo para que los niños no los escucharán.
-Soos - Llamó Lincoln para sorpresa de los empleados de la cabaña.
-¡¿Si?!
-¿Hasta donde dejaste tu camioneta? - Preguntó mirándole de reojo. Su mirada dejaba ver mucho cansancio.
Soos tardo un poco en responder mirando preocupado al niño.
-Eh... ¡sí! La camioneta... mmm... esta un poquito lejos, había demasiada nieve en el camino e iba a ser un problema salir, así que la deje un poco lejos de la cabaña, donde hubiera suficiente espacio para moverse - Explicó.
Lincoln no volvió a hablar, solo asintió. Wendy le dio un codazo a su amigo para que no dejará morir la conversación.
Soos se puso nervioso. No sabía como empezar la conversación, así que dijo lo primero que se le vino a la mente.
-Eh, chicos, si quieren luego de esto podríamos ir a comer una pizza, yo la invito - Ofreció con una sonrisa.
-No, gracias - Rechazó Lincoln, Hilda ni respondió y con solo mirándole la espalda ninguno sabía que expresión estaba poniendo. A diferencia de ellos, Lincoln sí tenía una buena vista de su amiga, la cual miraba a la nada.
Su mirada sombría y triste era todo lo que el albino podía ver. No es que él estuviera tan diferente.
-Wendy, ¿Qué hacemos? ¡Esto solo se vuelve más incomodo! - Susurró Soos.
-Lo sé... diablos, tal vez podríamos... eh... ¡agh! No se me ocurre nada - Maldijo Wendy por lo bajo.
Ambos se estaban sintiendo como unos completos inútiles.
No estaban cuando más los necesitaban y cuando estaban solo entorpecían la situación.
La camioneta ya estaba cerca.
-¿Quizás podríamos hablar con ellos cuando estén de mejor humor? - Se preguntó Wendy hasta que se dio cuenta de lo que dijo. - Olvídalo, soy una tonta, creo que el frío me esta congelando el cerebro - Dijo pegándose una palmada en el rostro.
-Tranquila, estoy igual o peor. No tengo idea de que decirles - Ojala su abuela estuviera aquí, ella podría reconfortar a Hilda y Lincoln, siempre lo hacía cuando él estaba muy triste.
Los mayores se acercaron a la camioneta, pero pronto se dieron cuenta de que Lincoln y Hilda estaban pasando derecho.
-¡Chicos! ¡Es por acá! - Les grito Wendy.
Lincoln reacciono y se paró, volteo para mirarlos, notando su error, pero cuando iba a dirigirse con ellos se percato de algo.
Hilda no había parado, seguía caminando totalmente absorta de la realidad.
-¡Hil no te vayas, es por aquí! - Le volvió a gritar para hacerla reaccionar. Pero no hubo suerte.
-¡Amiguita! - Le grito Soos llamando su atención, pero el mismo resultado.
-¡Hilda! - Le grito Hilda. Fue con la voz del albino que la niña se detuvo en seco.
Volteando a mirarlos sorprendida. Lo que vieron los demás eran unas pequeñas lágrimas saliendo de sus ojos, no había de ser muy brillante como para entender el dolor que la niña cargaba, de la culpa puesta en sus hombros.
La peliazul rápidamente se limpió los ojos y camino con prisa a la camioneta. Lincoln quiso tomar su hombro cuando iba a pasar a su lado, pero ella solo hablo antes de que él pudiera hacerlo.
-¡Estoy bien! - Le dijo casi gritándoselo, sin llegar a mirarlo. Lincoln se quedó con la mano extendida mirando a Hilda.
Tanto Wendy como Soos vieron esto muy dolidos, era desgarrador ver a la temeraria y alegre Hilda de esa forma tan miserable, ella ni siquiera levantaba su cabeza para evitar que le vieran la cara.
Cuando estaba frente a ellos, nuevamente, adelantándose a lo que pudieran decirle, habló.
-Subamos - Fue todo lo que dijo, su tono tan raspado, forzándose a sonar más fuerte, pero fracasando y sonando mucho más rota de lo que pretendía evitar.
Lincoln quien miró en silenció. Apretó el puño de su mano extendida. Más frustración y culpabilidad lo invadía. Solo le quedo por cerrar los ojos con fuerza y apretar los dientes luchando por no derramar más lagrimas. Simplemente camino junto a los demás.
Los guardianes solo miraron a los dos destrozados niños. Soos no pudo resistirlo y les dio un abrazo a ambos. A diferencia de los niños él si dejo salir sus lagrimas, lo cual solo lo hizo más difícil para estos.
Wendy solo pudo mirar al borde de las lagrimas la escena, acercándose lentamente para unirse, fue demasiado lenta cuando Hilda se apartó de Soos, aún sin regresarles la mirada y con los labios temblorosos se alejó.
Lincoln se dejó en un primer momento, pero luego apartó suavemente el brazo de Soos, mirando a otro lado, consternado.
Soos miró muy dolido esta acción. Pero no dijo nada, solo se limpió las lagrimas y con la voz quebrada habló.
-Lo-Lo siento chicos... yo... - No supo como continuar. Y mirando que ambos querían evitar todo contacto tanto visual como físico lo lastimó más.
-Esta bien, amigo, esta bien - Wendy fue su único consuelo. Ella palmeaba suavemente su espalda. - Mejor nos apuramos si no queremos que nos dejen - Habló suavemente.
-Sí, tienes razón... - Asintió y procedió a buscar sus llaves para quitarle el seguro al coche. Sin embargo, no encontró por más que revisará en sus bolsillos.
-Uh... no encuentro mis llaves - Dijo. Siguió buscando y nada. Lo único que encontró fue un chicle masticado que decidió probar para el asco de su amiga pelirroja, pero pronto acabo escupiéndolo.
-Creo que se me cayeron en la cabaña - Dijo con vergüenza. Los había hecho caminar para nada.
-Esta bien, amigo, simplemente volvamos rápido por ellas, quizás también se te cayeron mientras caminábamos, puede que las encontremos en el camino de vuelta - Comentó la pelirroja. Soos solo asintió.
-Vamos, apurémonos - Caminaron de vuelta, ahora con los niños atrás de ellos.
El regreso fue en silencio. Cuando estuvieron cerca de la cabaña escucharon un fuerte grito.
-¡AAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHH! - Todos reconocieron esa voz al instante. Unos segundos después comenzaron a escucharse cosas rompiéndose.
Esto no quedará impune.
Hilda recordó las palabras de la reina Galadriel. Abriendo los ojos con horror, su corazón se paró del susto. Un intenso miedo broto dentro suyo. La sangre se le heló y un fuerte escalofrió bajo por su espina dorsal.
Sin pensarlo dos veces, Hilda salió corriendo a toda prisa dentro de la cabaña. Cuando Lincoln la miró correr tardo un segundo en procesar, pero de inmediato llegó a la misma conclusión que Hilda y también salió corriendo para ayudar a Stan.
En cuanto menos se dieron cuenta Soos y Wendy, los chicos ya habían entrado a la cabaña. Reaccionando, también los siguieron.
-¡Stan! - Gritó Hilda al entrar, mirando aterrada a todos sitios en busca del hombre.
Solo escuchó más cosas romperse desde la parte de arriba. Cuando iba a subir fue detenida por Lincoln.
-¡Cuidado! - La detuvo antes de que una cosa peluda saliera volando, la cual reboto y se movió hacía otro lado.
Ambos niños pudieron ver que se trataba de un ser muy bajo, peludo y con un sentido del gusto cuestionable.
-¡Sr. Pines! - Gritaron los empleados al entrar y ver todo el desorden.
El susodicho no tardo en presentarse bajando las escaleras de un salto y persiguiendo a la criatura con un bate en las manos.
-¡No dejen que se escape! ¡Es un pequeño ladrón! - Exclamó persiguiendo a la cosa.
Esta intentaba ir a distintos lugares raros para ir estando en un persecución. Como por ejemplo, uno de los estantes de la sala, la criatura se movía jadeante tratando de llegar a la estantería, pero sus planes fueron frustrados cuando Stan golpeó la estantería derribándola. El ser se vio forzado a saltar para otro lado si no quería ser aplastado por el mueble.
Continuando la persecución.
-¡Que no se escape! - Volvió a gritar Stan molestó.
Los cuatros tardaron en reaccionar, pero finalmente Wendy y Soos lo hicieron y se le interpusieron a la criatura que ahora se dirigía a una pared con un cuadro colgando.
Hilda miro a la criatura y solo pudo suspirar de que no se tratará de ningún elfo. Una pequeña sensación de alivió recorrió su ser, pero pronto sintió una mano en el hombro. Miró y vio a Lincoln moviendo la cabeza hacía todo el alboroto. Ella asintió y fueron a ayudar.
Cuando la criatura quiso saltarles encima, rápidamente se coordinaron con Hilda saltando lo suficientemente alto como para agarrar la cola de la criatura. Esta sintió el tirón en su cola, pero antes de que pudiera hacer algo, Hilda tiro de ella para lanzarlo hacía abajo. No obstante, antes de estrellarse contra el suelo, Lincoln lo atrapó.
Al darse cuenta de la situación la criatura forcejeo para liberarse, pero Lincoln lo sostuvo bien como para evitarle tocar el suelo como para que no le golpeará con sus manitas.
-¡Bien hecho niños! - La criatura dejo de forcejear cuando su cabeza fue agarrada por una de las manos de Stan quien le sonreía maliciosamente.
Soos y Wendy también se acercaron. Stan solo golpeo su bate suavemente contra el suelo asustando a la criatura quien para sorpresa de todos, habló.
-¡Espera, espera, espera! - Dijo con una voz bastante asustada.
-¿Puedes hablar? - Preguntó Wendy con una ceja alzada, era la primera vez que veía algo así.
-Si puedes hablar entonces puedes gritar, así que eso será música para mis oídos, pequeño ladronzuelo - Stan no dejó de intimidar a la criatura quien trato desesperadamente de liberarse, pero fue inútil, ya estaba demasiado cansado.
-¡No hace falta usar eso! ¡Solo déjenme explicarme, por favor! - Suplicó con desesperación.
-No tengo nada que escuchar, solo jugar contigo a la piñata - Amenazó Stanley. Estaba demasiado molestó, esta cosa había destruido muchas de sus pertenencias e intento robarle demasiado.
-Escuchamos lo que tenga que decir - Inesperadamente, fue Hilda la que habló. Mirando preocupada toda la situación.
-Yo también digo lo mismo - Apoyó Lincoln a su amiga.
Stanley miró a los niños. Era la primera vez que le miraban a los ojos, había incertidumbre, preocupación y algo de miedo, pero le estaban enfrentando. Stan respiro hondo y exhalo, cansado.
-Bien, pero será mejor que tengas una muy buena excusa - Amenazó el viejo, la criatura solo asintió velozmente.
-Parece un peluche - Comentó Soos con una sonrisa. - Me dan ganas de acariciar su pelo - Dijo poniendo algo incomodo a la criatura. Wendy no dijo nada, pero un pequeño rubor que nadie noto hizo aparición, ella también quería acariciar el pelo de lo que sea que fuera eso, más no hizo público su deseo.
-Por favor no lo hagas, eso sería demasiado incomodó - Pidió la criatura lo más cortes posible, Soos solo miró decepcionado. - Como sea, muchas gracias, Hilda, Lincoln - Les agradeció suspirando, cosa que sorprendió a todos.
-¿Cómo sabes nuestros nombres? - Preguntó Lincoln confundido.
-Ah, conozco los nombres de todos los presentes, llevo mucho tiempo viviendo aquí - Al momento de terminar de decir eso, sintió presión en su cabeza y miró a un molestó Stan.
-¿A qué te refieres con... "viviendo aquí"? - La criatura solo se sobo las manos con nerviosismo y tragando saliva.
-S-Sí, solo... déjenme explicarme... por favor...
-Habla entonces...
-¿Pero... podrías no agarrarme de la cabeza o es mucho pedir? - Pidió y Stan solo entrecerró la mirada. Pero sintió un codazo en su costado, volteando, vio a Wendy mirándole seria, haciéndole una seña para que viera a los chicos. Ambos lucían preocupados, no querían que nadie se viera lastimado.
Stan entrecerró los ojos con intensidad mirando donde esperaba que estuvieran los ojos de ese ser peludo, pero al final lo dejó caer al suelo.
-Ahora, habla - Ordenó.
-Sí, sí, muchas gracias jeje - Rió nerviosamente. Aclarándose la garganta, comenzó.
-Primero, ¿alguno sabe lo que es un Nisse? - Preguntó.
-Nope
-¿Qué cosa?
-¿Ni... qué?
-¿Eso se come?
-Ni idea
Cada uno respondió negativamente. La entidad solo suspiró.
-Era de esperarse... Como sea, un Nisse es lo que soy - Se señaló así mismo. - Somos espíritus hogareños, habitamos en las casas de las personas - Explicó, pero fue interrumpido.
-¡¿Haz estado viviendo en mi casa desde hace cuanto?! - Exclamó Stan alterado. Había tenido un roomie todo este tiempo.
-¡Ejem! ¡Todavía no acabo, no te alteres! - Pidió asustado.
-Responde mi pregunta
-Okey... estoy... desde que construyeron la cabaña - En ese momento, cualquier enojo que Stan pudiera tener, fue totalmente evaporado al escuchar eso. Su mirada no cambió, y su expresión solo se relajo un poco. Pero estaba muy alterado.
-(¡¿Sabe lo de Ford?!) - Se preguntó.
-¿Y por qué apenas te presentas? - Volvió a preguntar.
-Sí, a eso iba. Verán, los Nisse habitamos los hogares de todas las personas, es muy raro encontrar un hogar sin su Nisse - Fue interrumpido nuevamente.
-¡Espera! ¿Ósea que yo también tengo otro hombrecillo peludo en mi casa? - Preguntó Wendy alterada.
-Creo que ya sé quien se ha estado comiendo mis bocadillos antes de ponerlos en mi boca - Soos entrecerró su mirada y se cruzó de manos.
-Déjenlo terminar - Insistió Lincoln y los demás callaron.
-Gracias - Asintió y continuó. - Los Nisse nos encargamos del mantenimiento de los hogares, ha sido así desde la antigüedad.
-¿Entonces eres quién ha mantenido de píe este lugar todos estos años? - No pudo evitar preguntar la pelirroja.
-Básicamente - Tanto el Nisse como la pelirroja sintieron la mirada de Stan. Aunque esté tampoco se resistió a preguntar.
-¿Cómo has estado viviendo aquí sin que nadie lo notara?
-¡Sí! Si nos dices que hay más como tú, ¿porqué no los hemos visto nosotros también? - Añadió Soos.
-Respondiendo la primera pregunta, no residimos tal cual dentro de las casa. Nosotros nos quedamos dentro de nuestra dimensión de bolsillo. El espacio Nisse. Esta conformada por los espacios no utilizados de los hogares, ya saben, detrás de las estanterías, debajo de los muebles, la parte superior de un armario, esa clase de lugares en conjunto crean una serie de espacios sin utilizar que nos sirven de entrada y salida del espacio Nisse.
-Así que por eso estabas tan empeñado en huir a sitios raros y destruiste muchos de mis muebles - Comentó Stan.
-Ese fuiste tú, pero... - Miro el rostro de Stan y mejor decidió no completar la oración. - Bueno, no importa, la cosa es que por cada hogar habita un Nisse y respondiendo a la pregunta de Soos... es algo complicada, verás. Los Nisse estamos obligados a consultar siempre al propietario de los hogares, solo ellos pueden decidir si nos quedamos o nos marchamos... y por favor... Stan no sonrías de esa forma
-No sé de que me hablas
-Para ponerlo claro... la gente de este lugar es demasiado rara. En plan, cuando empezó a haber poblado y hogares en estas zonas las personas nunca fueron las más cuerdas o razonables. Así que se hizo un votación unánime de todos los Nisse en Gravity Falls que nos permitió no revelar nuestra presencia. Quiero decir, ¿conocen al tipo que se caso con un ave?, imagínense que el Nisse que vive en su hogar le gustase demasiado - La idea era francamente perturbadora para todos los presentes.
-Tiene sentido... de hecho, ahora te entiendo mejor, no creo que el Nisse de mi casa tenga ganas de hablar con lo brutos que son mis hermanos y mi papá - Wendy asintió.
-Que raro... en mi casa no hay un bicho raro del que estar preocupado - Comentó Soos extrañado.
Nadie se ánimo a contestarle la respuesta a eso.
-La cosa es que esa ley no dicha actualmente esta desde la fundación del pueblo. Por lo general, es así, a menos que el Nisse decida revelarse bajo su propio riesgo, tampoco hay un castigo severo ni nada al Nisse que se revele, solo él acaba perdiendo
-Si has estado viviendo aquí desde el inicio, ¿Por qué ahora estas empeñado en robarme?
-Eso es porque no tengo otra opción...
-¿Qué o quién te orillo a eso? - Preguntó Wendy.
-A eso iba... bueno, más que nada es que ahora los Nisse estamos amenazados de muerte
-¿Por qué o de qué?
-Verán, cuando un Nisse es desterrado de su hogar, es increíblemente difícil que vuelva a encontrar otro hogar. Somos bastante territoriales, y debemos serlo, hay más hogares que Nisse en todo el mundo, así que no tenemos de otra más que defender nuestro territorio. Sin contar que somos una raza bastante conflictiva con nosotros mismos, rara vez puedes encontrar una pareja habitando un hogar. La cosa es que hay un Nisse que acabo siendo desterrado de su hogar, en Gravity Falls están todos los hogares ocupados y recurrió a ir con todos, incluyéndome, nadie le dio cabida y acabamos echándolo. No supimos nada de él hasta que un día reapareció en el Espacio Nisse... junto a un dragón...
-¡¿UN DRAGÓN?! - Exclamaron todos sorprendidos.
-Sí, más específicamente un Lindworm. Ya saben, tipo serpiente con solo dos patas, escupe fuego, agresivos. ¿Nunca vieron uno? - Todos negaron.
-Que bien... porque yo tampoco había visto uno hasta que ese Nisse llego y causo un alboroto y devorando a varios Nisse. Aparentemente, el Nisse desterrado y el Lindworm están aliados e impusieron una especie de dictadura. Había que pagarles cada tanto tiempo una cantidad de objetos valiosos, o bueno, lo que ellos consideran valiosos, sino cumplíamos nos comerían. Así de simple, y eso lleva así desde hace un tiempo.
-¿Y porqué no se cambian de hogar? - Preguntó Wendy.
-Primero muertos antes que dejarle nuestro territorio a alguien más. Ya te lo dije, encontrar un hogar desocupado de Nisses es muy difícil, aquí el que no es territorial se va al frío y peligroso mundo a morir, así de simple. Tampoco es que tengamos a donde irnos - Explicó sonando un poco molesto por la pregunta.
-¿Tanto te pidió que debías dejar mi casa vacía?
-No exactamente, al principio no pidió demasiadas cosas y afortunadamente contaba con el pago adecuado, pero eso es porque esta cabaña es bastante grande, no es la más grande, pero sí que cuento con más cosas que la mayoría de Nisses en Gravity Falls no cuentan. Precisamente, porque ya algunos Nisse se quedaron sin objetos valiosos es que comenzaron a robar a otros Nisse, Ayer me tocaba pagar, y yo ya tenía mi cantidad moderada, pero otros rufianes Nisse invadieron mi espacio y se llevaron mis cosas, no podía hacer mucho ya que me superaban en número, pero no me quede de brazos cruzados y fui a decirle a los nuevos "reyes" del espacio Nisse, como les gusta decirse, les conté lo que ocurrió, yo esperaba que tomarán represalias contra los Nisses que me robaron, pero solo me dieron a mi un ultimátum y con toda la malicia del mundo aumentaron la cantidad de cosas que debía darles en menos de 24 horas sino me comerían...
-Eso no suena tan mal para mi
-Y también dijeron que quemarían la cabaña - Añadió.
-¡Okey, eso sí que me suena horrible! - Exclamó Stan. Él y su gran boca.
-¿Y cómo es que este... "Lindcrom"...? - Wendy fue interrumpida.
-Lindworm - Corrigió.
-Sí, eso, ¿Cómo es que entro al espacio ese que dices? - Preguntó.
-Solo los Nisse tenemos acceso al Espacio Nisse, ningún otra raza puede acceder a ella. Así que seguramente el Nisse sin hogar fue el que permitió al Lindworm entrar. Los Nisse tenemos prohibido llevar humanos u otras especies al Espacio Nisse, a menos que sea una situación extremadamente especial - Suspiró. - En fin, esa es toda mi situación - Concluyó.
-¿Y cómo es que ese Nisse sabe donde viven todos? - Preguntó Soos.
-Ya lo dije, antes de eso nos visito a todos y cada uno de nosotros, sabe donde encontrarnos y sabe que nadie piensa abandonar su hogar, y estando totalmente en desventaja solo nos queda obedecer
-¿Por qué simplemente no se quedan en otro hogar? Quiero decir, ya dijiste que ya se comieron a alguien, por feo que suene, ya es un lugar disponible, ¿por qué querer ser amo y señor de todo? - Preguntó Wendy.
-No tengo idea, eso solo solo lo saben ellos. Yo no tengo detalles - Dijo.
-Estás... bueno, estamos en un predicamento aquí - Dijo Stan. Por que no quisiera, si lo que decía el Nisse era cierto entonces también era problema suyo. - Lo que me faltaba - Suspiró cansado. Parecía que la vida solo se esmeraba en seguir jodiéndole la existencia.
-¿Qué haremos Sr. Pines? - Preguntó Soos.
Stan guardo silencio unos segundos hasta que miró a los niños.
-Lincoln, Hilda, ¿Qué opinan? Sí lo que dice es cierto, esto también les incumbe - Les preguntó, ambos se sorprendieron, pero desviaron la mirada.
-Tú eres el que tiene la última palabra, esta es tu casa después de todo, nosotros solo somos extraños - Comentó Lincoln con algo de amargura.
Stan negó con la cabeza y se arrodillo hasta estar a la altura de ambos.
-No digas tonterías, esté es su hogar, con o sin memoria, siempre serán bienvenidos - Soos y Wendy sonrieron ante las palabras tan sorprendentemente dulces de su jefe.
Ambos niños miraron al viejo, con los ojos llorosos, el albino asintió.
-Ayudémosle - Dijo el albino finalmente.
-¿Qué hay de ti, Hilda? - Preguntó mirando a la peliazul. Ella se quedó en silencio, insegura, hasta que levanto la mirada y mostró algo de determinación.
-No quiero que muera, ni que te quedes sin hogar... - Fue interrumpida.
-De nuevo, sin que NOS quedemos sin hogar - Le guiño el ojo con una sonrisa. Hilda le miró y trato de resistir las lágrimas, pronto sintió algo tocándole el hombro, volteó y vio al albino extendiéndole el puño, forzando una sonrisa. Ella solo pudo dibujar una diminuta sonrisa que concluyó cuando choco los puños con su amigo.
-¡Bien! ¡Está decidido! ¡Te ayudaremos a resolver el problema, bola de pelos! - Le dijo al Nisse.
-¡Genial! Y por favor no me digas así - Pidió.
-Por cierto, ¿Cuál es tu nombre? - Preguntó Hilda mirando al Nisse.
-Ah claro, olvide presentarme. Soy Sonsu, los Nisses por lo general suelen llamarse con otro nombre, pero los que residimos en esta zona decidimos cambiarnos el nombre para saber quién pertenece a nuestra zona y quién es un extranjero - Explicó.
-Jejeje Sonsu, es un nombre divertido, suena a comida china - Comentó Soos despreocupadamente.
~0~0~0~
-¿Alguien tiene una idea de qué hacer? - Preguntó Stan. Todos se quedaron callados.
-¿Por qué no simplemente luchamos con el dragón como si fuéramos caballeros? - Propuso Soos, estaba seguro de que tanto juego de rol le serviría para futuro.
-No creo que sea buena idea. El Lindworm es demasiado grande incluso para ustedes - Sonsu era consciente que los Nisse no eras la criaturas más grandes, pero ciertamente, en todo el tiempo que estuvo vivo no vio algo así de grande.
-Sí, no creo que jugar a los caballeros funcione contra esta cosa - Apoyó Wendy.
-Simplemente hay que tener fe - Dijo Soos confiado.
-No me parece mala idea la de pegarse contra esa cosa, pero... hasta donde sé, los dragones son reptiles grandes que escupen fuego, ¿no? - Dijo Stan.
-Sí, puede hacerlo, de ahí que iba a incendiar la cabaña, no lo estaba exagerando - Comentó Sonsu algo confundido.
-Bueno, está bien, lo que sea, ¿sabes alguna debilidad que podamos usar a nuestro favor? - Preguntó Wendy.
El Nisse negó con la cabeza.
-Ese Lindworm ha sido el primero y único que he visto en mi vida. Francamente no conocía que existían hasta que empezó a presumir de sí mismo - Habló Sonsu con sinceridad.
-Genial, entonces no tenemos casi nada más allá de su nombre - Wendy se cruzó de brazos y sintió una picazón en la nariz.
-Si es una lagartija escupe fuego entonces podríamos ahogarla o algo así - Propuso Soos.
-No creo que eso funcione tampoco, tendrías que inundar todo el pueblo si quisieras hacer algo así - Afirmó el Nisse.
Así fueron surgiendo más ideas, unas malas y otras directamente imposibles de cumplir con medios convencionales. Stan se rascó la barbilla mientras escuchaba, no estaban llegando a nada sólido. Miró a los niños. Hilda estaba callada, pero pensativa, no parecía que estaba llegando a algo.
Pero por otro lado...
Miró al albino, él parecía inseguro. Arrugaba la cara en disgusto y en nerviosismo. Stan conocía lo suficiente al chico como para descubrir su faceta más brillante, la de idear planes. El niño era muy inteligente, tanto que había resuelto problemas con bastante más ingenio del que podías esperar.
Sabía cuando el niño tenía algo en mente.
-¿Tienes algo en mente, Lincoln? - Preguntó el anciano al joven.
Lincoln se sorprendió, pero rápidamente negó con la cabeza.
-No es nada, no iba a servir de todas formas - Dijo restándole importancia.
-Lincoln - El niño solo se puso nervioso.
-¿Sí? - Respondió titubeante.
-Sé que tienes algo pensando, dilo sin problemas - Insistió.
-No, en verdad, es una tontería demasiado arriesgada, puedo pensar en algo mejor - Volvió con su negativa.
-Vamos Linc, eres bastante bueno con los planes, aunque me llegan a parecer raros a veces, suelen ser buenos - Ánimo Wendy quien prestó atención a la pequeña interacción entre su jefe y su amigo.
Todos miraron al albino, que lucía el triple de nervioso.
-Ánimo amigo - Apoyó Soos.
-Si tienes una idea, dila ahora que el tiempo corre - Insistió Sonsu que se cruzó de manos.
-¡Ya se los dije, puedo pensar algo mejor, solo denme un poco de tiempo! - Exclamó Lincoln muy estresado. Su mirada estaba oscurecida, no había confianza alguna en su mirada solo pura inseguridad.
-Lincoln, eres la persona que mejor planea, solo dilo, nadie se burlará de ti - Hilda acabó uniéndose al resto.
Lincoln la miró con una mezcla de sorpresa y angustia.
-Tú mejor que nadie sabes lo defectuosos que siempre acaban siendo mis planes, sé que puedo pensar algo mejor, algo en lo que nadie acabe muerto - Al terminar de decir esa oración, Hilda se estremeció al escuchar esa palabra. Muerto. Un nudo se formó en el estomago.
La peliazul no dijo nada más sintiéndose mal. Realmente, ella y Lincoln no eran diferentes, no estaban bien.
Stan solo alborotó los cabellos blancos del albino, sorprendiéndole.
-¡Oye! - Le dijo, de por sí, no se había peinado y su cabello no estaba para nada arreglado, lucía más descuidado que antes.
-Sí en verdad es tan tonto como dices, pues buscaremos otro plan, pero sí hay algo que rescatar podemos trabajar con eso. No te estreses demasiado, nadie morirá por que solo hables - Sonrió tratando de transmitirle confianza.
Lincoln no dijo nada y lo pensó, fue incomodo el silencio que se formo mientras esperaban que Lincoln tomará una decisión. Al final, acabó cediendo.
-Bien... pero es demasiado estúpido - Su inseguridad no había desaparecido, ni esa aura de malestar desaparecía. Aun así, Stan lo consideró una victoria, ya que él niño no se guardo las cosas.
-¿Entonces...? - Apuró Sonsu.
-Sí, sí... para empezar, lo primero que tenemos que tener es información. No conozco nada de los Lindworms, sé que hay muchos tipos de dragones, pero lo que más necesitamos es información no solo de la especie, sino también de ese dúo. Saber porqué hacen lo que hacen, cómo es su relación, por qué se aliaron, necesitamos conocerlos para saber como proceder, pero para eso necesitamos hablar con ellos, ya de ahí todo el plan se cae a pedazos. Si son demasiado agresivos pues acabarían matando a todos los que fueran a hablar con ellos. Una tontería, puedo pensar en algo más seguro - Afirmó, pero su expresión no apoyó lo que dijo.
-Sí que es peligroso, en mi experiencia tratando con ellos, suelen ser agresivos, pero también pueden pasarse de arrogantes. En especial, Sonsu, cada día me es más compresible porqué lo echaron de su hogar - Comentó molestó.
-Sin duda es muy arriesgado, pero sí como dices son arrogantes, pues puedo entretenerlos lo suficiente - Dijo Stan para la preocupación de los chicos.
-¡Es demasiado peligroso! - Gritó Lincoln asustado. - ¡Sé que puedo hacer algo mejor, solo necesito más tiempo para pensar! - La voz de Lincoln estaba quebrándose. Stan no le hizo feliz ver eso, pero sabía lo que tenía que hacer.
-No dudo de eso, Lincoln, pero está es una carrera contra el tiempo, si lo único que necesitas es más información para sacar un plan decente, nos arriesgaremos a eso - Stan trató de sonar lo más confiado posible, pero eso no quito el miedo en los ojos de los chicos.
-¡No hace falta que seas tú el que vaya! ¡Puedo ir en tu lugar, no debes arriesgar tu vida así! - Exclamó Hilda para el impacto de todos, la niña sonaba genuinamente desesperada. Sus ojos estaban rojos y apenas estaba aguantando las lagrimas. No soportaba la idea de perder a alguien más.
Stan titubeo por un segundo, pero entendía lo que ellos buscaban. Ponerlo a salvo, y estaba seguro que actuarían de la misma manera si Wendy o Soos se hubieran propuesto para esa peligrosa tarea.
Eran buenos niños.
-Lo siento, Hilda, pero es mi propiedad la que está en juego, y tampoco pienso arriesgarte a ti ni al resto. Los únicos que iremos vamos a ser yo y la bola de pelos - Afirmó.
-¡¿Yo porqué?! - Exclamó asustado.
Stan se le acerco y le sonrió maliciosamente.
-Tú has sido huésped de este lugar durante muchos años, ¿no?, entonces también tienes que poner las manos al fuego para evitar que todo el lugar arda - Sonsu sabía que no podía replicar eso. Solo suspiró pesadamente.
-Esta bien... lo sé... lo sé... de igual forma esto iba a ser inevitable ya que soy el único que les puede permitir el acceso al Espacio Nisse - Dijo totalmente resignado.
-Está decidido, entramos, le sacamos la sopa y regresamos, pan comido - Dijo tronándose el cuello.
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-¡Por favor no vayas! - Suplicó Hilda.
-¡Solo necesito un poco más de tiempo, por favor, solo un poco más y sé que puedo hacer algo mejor, no te arriesgues así! - Lincoln siguió.
Stan solo les revolvió el cabello.
-Tranquilos, no voy a morir, y si tengo que pegarle a un dragón no será gran cosa, ya tengo experiencia golpeando lagartijas gigantes, un dragón, un dinosaurio, pfff... son solo cachorritos un poco grandes - Le resto importancia.
Miró a sus empleados.
-Los dejó a su cuidado mientras no estoy - Ordenó.
-Cuente con nosotros Sr. Pines - Habló Wendy con una sonrisa.
-¡Sí! Iré preparando el extintor para cualquier cosa - Comentó Soos amistosamente.
Lincoln y Hilda solo podían sentirse abrumados. El miedo los invadía, el pánico, la paranoia. Querían llorar, querían arrastrarse para evitar que se fuera, y Stan podía verlos. Siendo honestos, no sabía si iba a salir vivo de está.
No obstante, eso era así todos los días, nunca sabía cuando no despertaría. Su vida no era fácil, muchas veces le faltaban motivos para despertar. Durante años, la idea de rescatar a su hermano, enmendar aunque sea un error era lo que le despertaba todos los días y lo hacía levantar de la cama.
Cuando Dipper y Mabel llegaron, tuvo más razones, pero cuando casi acaban muertos sintió que solo perdía su tiempo. Tanto así que pensó que ya no tendría motivos para seguir levantándose de la cama, ya no tendría la fuerza para actuar como el extravagante Señor Misterio, que ya no tendría el coraje de mirarse al espejo, porque sabía que lo que vería reflejado era lo que más le disgustaba.
Quizás solo fuera un tonto, pero ahora entendía que solo le quedaba continuar. Seguir avanzando. No sabía si lo que le deparará sería malo o bueno. Nunca lo había sabido ni nunca lo sabría, pero de lo único que sabía al 100% era que esos niños necesitaban ayuda.
No solo su memoria, su espíritu, su voluntad estaban por los suelos, agobiados por el horrible sentimiento de culpa. Él conoció eso por muchos años. Pero él estuvo solo en ese entonces. Ellos no estaban solos. No solo él estaba ahí, sino que Wendy y Soos también lo estaban. Aunque no los recordaran, estaba seguro que sus familias también estarían para ellos, y sí, en el peor de los casos, ya no tenían familia, estaba seguro que se apoyarían el uno con el otro, encontrarían buenos amigos, y si lograban llegar lejos, podrían tener su familia.
Ellos nunca estarían solos...
Si ellos lo necesitaban vivo... ¡Pues que así sea!
Él seguiría adelante, andaría hasta donde sus piernas lo llevasen. Y sí tenía que enfrentar a la muerte para que esos dos no tuvieran esa mirada nunca, ¡pues podría meterle uno o dos puñetazos a otra lagartija gigante!
-No se preocupen, se necesita algo más fuerte para matar al Señor Misterio - Fue lo que les dijo con una sonrisa confiada.
-(¡Que genial!) - Pensó Soos emocionado.
-(Presumido) - Pensó Wendy con una media sonrisa.
Hilda y Lincoln solo pudieron mirarlo impotentes, pero impactados por la valentía de Stan.
-Vámonos Bola de pelos - Le dijo.
-¡Me llamó Sonsu!
-Sí, sí, lo que sea, vámonos de una vez, volvemos en una hora como mucho - Avisó. - ¿Qué hago para también entrar a ese Espacio Nisse? - Le preguntó.
-Dame tu mano - Le extendió su mano. Stan la miró un segundo, pero obedeció. Sonsu camino hasta detrás de la estantería y de inmediato fue engullido por un portal rosado. Stan sintió una fuerza arrastrándolo dentro inmediatamente después de que Sonsu se adentro al portal, no opuso resistencia y con un pequeño grito también entro al portal.
~0~0~0~
Stan dejó de gritar cuando sintió el suelo en sus pies. Abriendo los ojos con cuidado, los abrió de golpe cuando se dio cuenta del cambio de realidad.
El Espacio Nisse no era para nada como se lo imaginaba. Lucía como una gran cueva morada sin fin, lo más extraño eran los numerosos agujeros blancos luminosos. Mirando a su alrededor noto varias cosas, objetos que sí pertenecían a su mundo.
-¿Ese es mi sillón? - Preguntó mientras lo señalaba.
-Era, ahora es mi sillón - Respondió Sonsu dando media vuelta.
Sí que había muchas cosas alrededor, una lampara, libros, mesas, y alguna que otra cosa, todas esas... eran objetos que el había tenido en su posesión. ¿Aquí era donde habían ido a parar?
-¿Cómo es que mis cosas están aquí? - Respondió siguiendo al Nisse.
-Ya te lo dije, mis cosas, pero bueno, respondiendo, ¿ves esos agujeros?
-Ajá
-De ellos caen los objetos perdidos de tu hogar, pueden caer cosas pequeñas como cosas grandes, a decir verdad, tenía muchas más cosas, pero me las robaron y el resto se las quedo ese dúo de rufianes - Caminaron a lo largo de lo que parecían ser un interminable camino.
-Vaya, sí que he perdido muchas cosas - Comentó.
-Más de lo que crees - Stan lo miró un segundo, pero lo dejó pasar. Le daba la razón en eso, luego llegaba a perder bastantes cosas, su sillón era prueba de ello.
Continuaron caminando por bastante tiempo. Stan comenzaba a aburrirse, pero no pudo evitar notar que había varios Nisse mirándolos con cuidado, unos más agresivos que otros, pero nunca bajaban su guardia ni un segundo, todas las cosas que ellos poseían las resguardaban cerca de ellos.
-No es por ti que se comportan así, es por mi - Le dijo Sonsu sin mirarle.
Stan lo miró algo sorprendido.
-Pensaba que exagerabas un poco cuando dijiste que eran muy territoriales. No eres nada agresivo a comparación de ellos - Le comentó.
-Gracias, me gusta ser más civilizado, solo llegó a los extremos de la violencia cuando la situación es insostenible - Dijo sin dejar de caminar. - Igual, con que no te les acerques mucho no te atacaran, es mejor guardar siempre las distancias con otros Nisses - Le dijo.
-¿Por todo eso de los ladrones? - Preguntó.
-No, ya actuaban así antes de eso, simplemente con los ladrones se han vuelto más conservadores con sus posesiones - Explicó.
La caminata se le hizo eterna a Stanley que se estaba por preguntar si había llegado, pero Sonsu lo detuvo cuando este paró.
-Es ahí - Señalo a uno de los agujeros brillantes.
-Pensé que ya estarían en este lugar - Comentó.
-El Lindworm es demasiado grande para este lugar y esos agujeros que ven son las entradas al mundo humano, por su gran tamaño es muy problemático que pueda estar por aquí todo el tiempo, ya que puede ser succionado por uno de los agujeros y acabar en alguna casa de Gravity Falls por un descuido - Explicó.
-Ya veo... - Si esos agujeros podían traer objetos tan grandes como muebles, un dragón no sonaba tan descabellado.
-¿Estas listo? - Sonsu lo miró esperando su respuesta.
-Sí, solo sígueme la corriente y saldremos de está - El Nisse solo asintió, aunque suspiró antes.
Sin decir nada, simplemente entraron por el agujero. El viaje duro segundos, Stan cerró los ojos para no marearse y al abrirlos lo primero que vio fue a una gran criatura mirándole fijamente.
Dos grandes ojos de contorno verde y afiladas pupilas reptilianas miraron detenidamente a Stanley. La criatura se alzó del suelo en sus dos y únicas patas, las cuales contaban con tres afiladas garras cada una. Su aspecto era de color rojo, con líneas negras similares a las de los tigres recorriendo su cuerpo, afilados cuernos saliendo de su cabeza hasta su cola la cual acaba en un puntiagudo arpón, tenía aletas a sus costados, donde creía que eran sus orejas, una mandíbula similar a la de dragón típico.
Stan dio un paso hacía atrás cuando la lengua delgada y larga de la criatura salió como si fuera una serpiente antes de volver a ingresar en su boca. De una exhalación el Lindworm escupió una bocanada de humo que hizo toser tanto a Stanley como a Sonsu.
-¿Qué tenemos por aquí? - Habló la criatura con una voz grave, apoyándose en sus dos patas parecía medir como más de tres metros. Stan pensaba que sería más grande, pero teniéndolo de cerca, la criatura imponía, y esa siniestra y gruesa voz no ayudaba en nada.
Stan se sintió pequeño ante la enorme criatura. Notando los múltiples objetos que llenaban todo el lugar desde muebles, figuras y demás cosas. Otra voz sonó.
-¡Sonsu! ¡¿Por qué trajiste a un humano contigo?! - De lo alto de la cabeza del dragón se poso un Nisse. Del mismo tamaño que Sonsu, solo que este llevaba una camisa que pareció pertenecer a algún leñador, solo que tenía las mangas totalmente arrancadas. Su cabello marrón que lucía más descuidado, igual le cubría los ojos y dejaba a relucir su nariz, solo que a diferencia de ser una redonda como la de Sonsu esta era puntiaguda y otra cosa que se podía apreciar era su boca.
La pequeña criatura era más agresiva que la enorme. Sonsu se aclaró la garganta y se tragó todos los nervios que estaba teniendo para hablar.
-Este de aquí es el dueño de mi hogar - El otro Nisse le miró precavido.
-¡¿Por qué revelaste tu identidad?! - Exigió una respuesta.
-Esto no es nada nuevo, ya se lo había confesado desde hace muchos años, simplemente que debido a su exigencia de hace unas horas me vi forzado a decirle de la situación y me pidió llevarlo con ustedes - Explicó.
Stan dio un paso adelante con cuidado y también se aclaró la garganta y dibujo la mejor sonrisa que pudo.
-¡Buenos días caballeros! ¡Soy Stanford Pines o también conocido como Señor Misterio! - Se presentó. Otra ráfaga de humo le golpeó en la cara obligándolo a taparse la cara. Sintiendo el ardor en sus ojos, el dragón se rió levemente, se molestó, sin embargo, controló sus emociones.
-¿Puedo preguntar sus nombres? - Dijo mientras tosía y trataba de disipar el humo.
-Soy Sonsu, tonto - Le dijo el Nisse sentándose en la cabeza del Lindworm.
-Un humano no merece saber mi nombre - Habló el Lindworm despectivamente.
-¿Entonces con "señor" está bien? - Preguntó Stan frotándose las manos.
-Supongo - Dijo el dragón con indiferencia. - Dejémonos de presentaciones, ¿Qué es lo que quieres hablar conmigo? - Preguntó el Lindworm mirando con los ojos entrecerrados a Stanley.
-Hablar con nosotros - Corrigió el más pequeño a lo que el grande solo gruñó pero no respondió.
Stan apuntó eso.
-Simplemente venía a preguntarles directamente sí quería algún objeto de mi posesión en particular - Respondió.
-Desconozco lo que tengas, así que mejor entrégame todo - Ordenó el dragón malicioso.
-¡Sí, adelante, danos todo lo que tengas si no quieres ser devorado! - Ánimo el Nisse.
Stan notó lo avariciosos que eran. Sabía como lidiar con esa clase de personas.
-¡Ya veo! No es mala idea, no obstante, tengo una oferta que hacerles - Dijo con seguridad despertando la curiosidad de ambos.
-Habla - Ordenó el gran reptil
-¿Qué tal si en lugar de darles todas mis cosas, les doy unas cuantas que superen en valor a todo lo que tengo en mi posesión? - Dijo despertando la intriga en ambos.
-¡Sigue hablando, eso suena muy interesante! - Gritó el Nisse. Su voz era bastante chillona y molesta.
-¡Silencio! ¡Tu voz martilla mi cabeza con tu horripilante voz! - Ordenó el dragón irritado.
-¡No me des ordenes, si no fuera por mi no tendrías nada de esto! - Le reclamó cruzándose de brazos.
Ni Sonsu ni Stan podían decir sí el Nisse eran muy valiente o muy estúpido.
El Lindworm solo siguió gruñendo, y antes de que pudieran pelearse más, Stan continuó. Ya tenía otra cosa anotada. Estos dos no tenían la mejor relación de todas.
-¡Por favor, no peleen, podemos estar hablando de buenos negocios en su lugar! - Interrumpió.
-¡No te metas! - Le gritó el Nisse enfadado, pero por otro lado, el dragón dijo otra cosa.
-Sí, mejor hablemos de negocios a seguir perdiendo mi tiempo con este tonto - Dijo el Lindworm restándole importancia.
-¡¿A quién llamas tonto?!
-¡A ti pedazo de tonto!
Ambos se gruñeron.
-¡Chicos! ¡Volvamos a lo importante, que venimos a preguntar qué podemos conseguirles a cada uno! - Sonsu siguió la corriente de la mentira de Stanley.
Ambas criaturas se detuvieron y miraron al Nisse.
-¡Habla ante de que te devore!
-¡Y de que te de una maldita paliza tonto!
-Solamente tienen que decirnos lo que más desean y nosotros se los conseguiremos - Respondió el Nisse.
-¡Así es! Podemos conseguir cualquier cosa que deseen, solo deben pedirlo, y estoy seguro de que puede ser un excelente pago para completar nuestra deuda - El Nisse fue el primero en sospechar.
-¡¿Cómo es que si quiera pueden hacer tal cosa?! - Ante esa pregunta el dragón también reacciono agresivamente.
-¡Eso es fácil mi gran y pequeño amigo! Supongo que no saben lo último en tecnología humana... - Ambos le miraron confundidos.
-¿Tecnología? - Preguntó el dragón.
-Creo que se refiere a la magia de los humanos - Dijo el otro Sonsu.
-Eso lo dice todo, verán... los humanos hemos diseñado un nuevo y gran producto se llama... "Primezone" que para hacerlo sencillo consiste en que yo busco algo que quiero y ellos me lo traen a mi domicilio - Explicó dejando sorprendido a ambos seres.
-Eso es... impresionante... pero dime, ¿cómo sé que dices la verdad? - Cuestionó el gran dragón.
-Vamos... ¿tengo cara de un mentiroso? - Respondió con una sonrisa astuta.
-Tienes cara de calabaza
-Puede que incluso de pescado
Los comentarios descolocaron a Stan que casi pierde su compostura. Pero lo que le hizo enfadar fue ver que Sonsu se aguantó la risa. Llevandose una mano a donde suponía que estaba su boca y tratando de no mirar a Stan.
-Bien, si no me quieren creer por mi palabra, puedo demostrarlo aquí mismo. ¡Ajá! - Sacando de su abrigo lo que era una pluma. Era una pluma normal y corriente.
-¿Cuál es tu punto? - Preguntó el Lindworm sin entender.
-El punto, es que esta pluma de aquí la obtuve gracias a Primezone, esta es una pluma exótica, valorada en más de nueve millones de dólares - Mostró con una sonrisa.
-¿Qué son... dólares? - Preguntó el Lindworm.
-Es la moneda humana y te puedo asegurar que esta pluma vale una exuberante cantidad, mi amigo, mucho más que todo lo que tienes aquí - Afirmó con seguridad.
-¿Y cómo es que algo tan caro se te fue dado tan fácil? - El otro Sonsu no se descuidaba. El dragón al momento de escuchar eso también entrecerró la mirada. El pequeño era más perspicaz.
-Sencillo, porque soy miembro platino, ósea, que soy un gran miembro de Primezone y puedo permitirme esos lujos, si quieren pruebas, tengo mi tarjeta de Primezone - Mostró una tarjeta de presentación que tenía. Mostrandosela a ambos.
Estaba arriesgandose en caso de que el Nisse supiera leer, y sí lo hacía podría ser un gran aprieto. Ambos miraron el objeto. El dragón no pudo leer nada ni entendió lo que decía la tarjeta...
Por el lado del Nisse...
¡Tampoco lo sabía!
El otro Sonsu se rasco la cabeza mientras que Sonsu suspiraba de alivio. Él sí sabía leer el lenguaje humano. Probablemente el Nisse no sería tan precavido sí no hubiera otro Nisse involucrado.
-Bueno... supongo que es suficiente - Mencionó el otro Sonsu más tranquilo. Stan sudó frío por un segundo.
-¡Que bien! El trato sería lo siguiente, yo les consigo lo que más quieren y a cambio no nos queman la casa, es justo, ¿no lo creen? - Dijo.
-Acepto - Dijo el dragón con una sonrisa.
-Yo estoy satisfecho con que me digas donde se encuentra ese "Primezone" y me encargaré de tomar todas mis cosas yo mismo. ¡Jujuju será tan divertido! - Canturreó emocionado por el robo.
Stan anotó eso.
-Bien, aunque eso último no creo que sea posible, pero con solo decirme lo que quieres puedo traértelo - El Nisse de inmediato se desilusiono ante esas palabras.
-Sí es así, no quiero nada, si no lo arrebato yo mismo, no tiene chiste ni gracia ni diversión. Pide lo que quieras grandullón - Le dijo antes de bajar por la espalda del Lindworm y sumergirse en el mar de objetos que llenaban todo el lugar.
-No me digas lo que tengo que hacer - Dijo el dragón con despreció, pero no hubo respuesta devuelta.
-Entonces... ¿Qué desea? - Preguntó Sonsu.
-Mmmmmm... muy complicado... hay muchas cosas que podrían interesarme. Como estas cosas que me fascina tenerlas - Dijo mientras tomaba un refrigerador algo maltrecho.
-No es mala decisión, pero si me permite aconsejarle, me parece que esta oportunidad es muy buena para pedir algo que antes no tenía y que todavía siga sin tener. Piénselo, puede ser algo de su pasado, algo que quiera volver a ver o tener - Sonsu sugirió. Stan le tuvo que aplaudir mentalmente, estaba haciendo un buen trabajo siguiéndole la corriente.
-¿Algo del pasado, eh? - Se quedó pensativo.
-Piense en.... a lo mejor algo de su tierra natal o.... ha estado aquí en el valle desde que nació - Continuó el Nisse.
-No seas tonto, los Lindworm venimos de tierras lejanas, solo migré a estas tierras cuando la mía fue insostenible.
-Vaya, que interesante, ¿hace cuando fue? - El interrogatorio continuaba.
-No lo recuerdo demasiado, probablemente serían como... diez inviernos... no, once contando este último, aunque este vino más rápido de lo que espere - Stan no paró de anotar mentalmente toda la información
Estaban avanzando bastante, y aprovechando que la atención estaba puesta en Sonsu, pudo darle una mejor mirada a todo el lugar. Era grande, lo suficiente como para resguardar a un dragón de ese tamaño y los múltiples objetos que estos resguardaban con recelo. El sitió lucía viejo, había solo una ventana a la vista, aunque era muy pequeña y estaba casi tocando el techo. No podía ver el paisaje fuera. Y el interior era iluminado por muchas velas repartidas por todo el lugar.
-Ya veo... en ese caso, piense en algo que le gustase tener luego de todo este tiempo aquí - El Lindworm calló por un segundo y pensó.
Paso casi un minuto hasta que sonrió maliciosamente.
-¿Pueden conseguir armas? - Ambos se pusieron alertas.
-Sí, así es, ¿para qué las querría? - Preguntó con cuidado.
-Para poner en su maldito lugar al fanfarrón de Fáfnir - Sonrió con más malicia.
-¿Es otro Lindworm? - Preguntó Sonsu cuidadosamente, estando alerta de cualquier movimiento brusco que la criatura pudiera hacer.
-¡Sí, ese desgraciado, ahora le daré en su maldito merecido! ¡Que disfrute las aguas del río de su territorio antes de que lo vuele en pedazos a él y al resto! - La idea solo ponía más contento al dragón.
-Ya veo... ¡sí! Podemos conseguirle algo, tengo que decirle que el envió puede tardar, así que solo le pedimos paciencia - El Lindworm reacciono mal ante estas palabras.
-¡NO! - Exclamó sobresaltando a ambos. - ¡Quiero esa arma para hoy, ni un día más, quiero destrozarlo! - Su sed de sangre se hizo presente incomodándolos a ambos.
-De acuerdo... pero aún así, tardará horas para que se las podamos traer - Dijo Stanley con cuidado.
El dragón chasqueo su lengua molestó, mirando a ambos amenazante, dio un soplido del cual salió una llamarada de fuego. Tanto Stan como Sonsu se agacharon cubriendose las cabezas. La temperatura del lugar incremento.
La pared acabó carbonizada.
-¡¿Qué haces tonto?! ¡No quemes este lugar! - Escucharon al otro Nisse regañar al dragón.
-¡SILENCIO! - Lo mandó a callar, solo para seguir escuchando quejas, aún así, el hombrecillo siguió quejándose, ignorando los quejidos de su socio miró a ambos con furia. - Para hoy... ¿Queda claro, alimañas? - Preguntó amenazante.
-P-Por supuesto - Tartamudeo Stan forzando una sonrisa, Sonsu imitó sus movimientos. - Haremos lo posible por traerle su arma lo más rápido posible - Sonsu asintió.
-Bien, ahora largo de aquí - Ordenó y no tuvo que pedirlo dos veces pues ambos no tardaron en volver al Espacio Nisse.
Ya estando fuera de ahí, ambos pudieron suspirar y dejar salir toda la tensión que habían estado soportando.
-Maldición... sentí que me iba a morir - Comentó Sonsu llevándose una mano al pecho.
-Es algo que nunca te puedes acostumbrar - Se quejó Stanley. - Como sea, volvamos a la cabaña, tenemos más que suficiente - Dijo recuperándose.
-Solo... uffff.... solo.... uff.... dame... cinco minutos más... - Súplico el Nisse que todavía no se había recuperado.
-Je, eres más viejo de lo que aparentas - Comentó Stan con humor.
-Soy casi de tu misma edad, tonto - Le dijo. Stan se lo tomó a bien. No era tan malo este Nisse. - Por cierto... ¿en verdad existe eso de Primezone? - Preguntó con genuina curiosidad.
-Claro que no, ¿a quién se le ocurriría hacer algo así? Acaba pobre - Stan se mofó.
Le dio su tiempo de recuperarse y luego emprendieron camino de regreso.
El portal volvió a abrirse regresando a Stan y Sonsu a la cabaña. Stan siguió gritando hasta que se dio cuenta que estaban de vuelta.
-Ufff estoy demasiado viejo y esto es demasiado raro para mis huesos - Comentó limpiándose el sudor.
-No puedo decir que te acostumbraras ya que no he traído a otro humano, pero finjamos que sí - Sonsu se encogió ligeramente de hombros.
-¡STAN! - Gritaron Lincoln y Hilda mientras se acercaban a él, dándole un fuerte abrazo. Hundiendo sus caras en su ropa, Stan solo se limito a acariciarles las cabezas con cuidado.
-Ya, ya, tranquilos, les dije que estaría bien - Dijo suavemente y con una sonrisa.
-¡Sr. Pines! - Inesperadamente, Soos también se unió al abrazo. Stan se incomodo ligeramente, pero solo alcanzó a darle unas palmaditas en el hombro.
-Ejem... gracias Soos, ya puedes soltarme - Pidió.
-¡Claro! ¡Me alegra mucho que no se los comieran! - Exclamó Soos contentó.
-Gracias - Agradeció secamente.
-Por fin regresan - Comentó Wendy mientras se limpiaba la nariz.
-¿Tardamos demasiado? - Preguntó Stan.
-Más o menos, fue solo una hora, pero los chicos estaban muy impacientes - Mencionó. Los chicos a diferencia de Soos no había soltado a Stan en ningún momento.
-¿Es así? Bueno, no tiene de que preocuparse, mis puños son más que suficientes para poner en su lugar a una lagartija escupe fuego - Presumió.
Separándose lentamente de los chicos quienes no opusieron resistencia. Se les veía emocionales, pequeñas marcas de lagrimas se veían en sus ojos. Lo habían pasado mal esperándolo.
-Tranquilos, niños, no hubo problema y creo que tenemos lo suficiente como para idear un buen plan. Así que... levanten esas caras largas, que les aseguro que aquí no va a morir nadie - Les alboroto el cabello un poco.
Hilda se negó a levantar la cabeza, parecía que volvería a llorar mientras que Lincoln solo se limpió las lagrimas y le miró.
-¿Qué descubrieron? - Preguntó.
Stan sonrió.
Ambos contaron lo sucedido durante su charla con el dúo problemático, no se saltearon nada y describieron todo lo que sucedió. Nadie interrumpió y escucharon atentamente hasta que concluyeron su relato.
-En resumen: Un par de delincuentes - La pelirroja solo frunció levemente el ceño.
-Sí, se puede resumir en eso - Sonsu asintió.
-¿Eso será suficiente? - Preguntó Hilda mirando a su amigo.
Lincoln guardo silencio unos segundos y asintió lentamente.
-Sí... creo que tengo algo - Dijo en voz baja.
-¡Excelente! ¡Escuchemos que ahora tenemos menos tiempo! ¡El tiempo es oro, niño! - Habló Sonsu quien estaba algo ansioso. - Ouch - Se quejó cuando Stan le pego ligeramente con su pie mirándole de mala forma.
Entendía porque estaba ansioso el Nisse, pero tampoco iba a dejar que molestarán a Lincoln y Hilda.
-No hacía falta eso - Se quejó Sonsu.
-Sí, no hace falta - Habló Lincoln mirando a todos. - Para empezar a explicar el plan, primero necesitamos entender porque esos dos se aliaron, o mejor dicho, porque el Lindworm decidiría aliarse con alguien que es mucho más débil que él - Empezó.
-También lo pensé, y creo que sé a donde quieres llegar. ¿Qué necesidad tiene un Lindworm que quintuplica la altura de cualquier Nisse aliarse con uno? ¿Qué tiene el Nisse que el Lindworm necesita? Más confuso es teniendo en cuenta lo mal que se llevan - Sonsu mencionó llevándose una mano a la barbilla.
Lincoln asintió, el Nisse acertó su predicción.
-En efecto, por lo que nos contaron, Ni el Nisse ni el Lindworm resultan ser tontos o tan inteligente para puedan manipular al otro sin complicaciones. Lo que más compartían es su sadismo y una gran avaricia, por lo tanto, si el Nisse tuviera un objeto valioso para el Lindworm lo más seguro era que el Lindworm no tendría problemas en tomarlo, siendo un Nisse exiliado no tendría a donde huir. El punto clave aquí es el descubrimiento de que hay más Lindworms en Gravity Falls. Aunque no sepamos con exactitud cuantos hay, si podemos deducir que hay los suficientes como para poder abarcar varios territorios de forma individual como dejo entrever el Lindworm - Lo escucharon atentamente.
-¿Estás siguiendo todo? - Le susurró Soos a Wendy.
-Más o menos - Le respondió de vuelta.
Stan solo se rasco la cabeza.
Hilda solo escuchaba.
-Lo que une los hilos de todo este asunto, es que, se me vino algo a la mente con lo que nos contaron y lo que Sonsu nos contó hace rato, una similitud. Y es que... tanto Lindworms como Nisse luchan por defender su propio territorio. Sí a un Nisse se le puede exiliar de un hogar, a un Lindworm lo pueden sacar de su territorio - En la cabeza de Sonsu algo hizo clic.
-¡Son dos exiliados sin hogar! - Exclamó.
Lincoln asintió.
-Exactamente, a un Nisse se le echa por la autoridad del dueño del hogar que habita, pero un Lindworm lo único que lo puede sacar de su territorio es algo igual o más fuerte que ellos. Por tanto, puede ser que los Lindworms compitan por territorios y este en concreto haya perdido el suyo - Wendy tuvo una duda.
-¿Pero sí este Lindworm perdió su territorio, no puede simplemente ir a pelear por el de otro Lindworm? - Preguntó.
-No es que no pueda, el punto es que seguramente ya lo haya intentado y haya fracasado, dijo que él tal "Fáfnir y el resto" lo pagarían así que podemos asumir que ya lo han vencido - Sonsu fue el que respondió.
-En ese caso, todos los Lindworms estarían enemistados contra de él - Continuó Hilda.
-Ya veo, hizo más enemigos del que podía aguantar - Stan prosiguió entendiendo el punto.
-¡Exacto! - Exclamó Lincoln - No tiene hogar y si se encuentra con un Lindworm es muy seguro que lo ataque y sí ha perdido individualmente contra el resto de Lindworms entonces eso lo cataloga como el más débil de todo el vecindario - Soos asintió cruzándose de brazos.
-Es ahí donde los dos eslabones débiles se encuentran - Mencionó por fin entendiendo hacía donde iba la explicación.
-Correcto, el Nisse no tenía ninguna oportunidad contra el dragón, y el dragón no tenía oportunidad contra sus semejantes. Lo que visualizo es que se hayan topado, el Lindworm haya intentado comerse al Nisse y este haya logrado detenerlo con algo... y ese algo sería...
-¡El Espacio Nisse! - Exclamó Sonsu uniendo totalmente los hilos conductores.
Lincoln asintió.
-Un lugar donde él claramente sería el más fuerte. Un lugar por el cual nadie le podría quitar de ahí - Entendió Hilda.
-Es su escondite perfecto, ya que solo los Nisse son capaces de entrar ahí, y como somos demasiado resentidos entre nosotros, no formaríamos una alianza y nos resignaríamos rápidamente a ser sus esclavos - Sonsu apretó los puños en rabia. La falta de apoyó entre Nisse sin duda era un problema que debía ser resuelto.
-Muy probablemente hayan hecho una alianza donde el Nisse le dejaría entrar al Espacio Nisse y el Lindworm le permita vengarse del resto de su raza. Con nadie para impedirles sus manías y vicios, ellos pueden simplemente dejarse llevar por ellas. No es que se lleven bien, es que las circunstancias de ambos les impulsaron a aliarse con quien le convenía para sobrevivir. Pues ni el Nisse sobreviviría mucho tiempo en el bosque y el Lindworm solo podría retrasar lo inevitable cuando se tope con otro Lindworm en busca de un territorio propio. Es un beneficio mutuo, ya que el Lindworm también puede darle protección física al Nisse y el Nisse ofrece el refugió de todos los Nisses como escondite de los otros Lindworms.
-Todo se reduce a dos cleptómanos que les conviene estar aliado con el otro, y esa alianza perjudica al resto salvo a ellos - Hilda concluyó.
-Basicamente... - Confirmo Lincoln.
-Okey, ¿entonces cómo procedemos contra ellos?
-Aquí el principal problema es que con nosotros solos no tenemos las suficientes chances como para evitar que usen el Espacio Nisse ni podemos vencerlos físicamente, sería arriesgarse demasiado a un punto en que no creo que nadie salga bien librado. Por lo tanto, necesitamos más manos de obra - Los miró seriamente.
-¿Quién más podría ayudarnos? - Preguntó Wendy.
-Puedo llamar a mi primo sí quieren, es muy bueno en las peleas, se peleaba con su papá todo el tiempo - Comentó Soos sacando su celular.
-No hace falta - Lincoln negó suavemente.
-Lo que necesitamos es la colaboración del resto de Lindworms - Habló Sonsu.
-Exacto, solo otro Lindworm puede hacerse cargó de este en especifico, con que logremos que uno se ponga de nuestro lado sería más que suficiente, lo ideal sería conseguir el apoyó de varios, pero no creo que sea posible y nos consumiría mucho más tiempo del que tenemos
-Pan comido - Respondió Sonsu sarcásticamente.
-Eso será un problema, si el resto de lagartijas es igual al que tenemos molestando serán solo más problema, ya que nada le impedirá traicionarnos, seguimos en desventaja en ese aspecto - Stan se llevó su mano a la barbilla.
-No solo vamos a necesitar la ayuda de un Lindworm. Sino también de los Nisse - Añadió el albino.
-¡¿Estas loco?! - Exclamó Sonsu impactado.
Lincoln negó.
-Por lo que nos contaron, aunque sepan donde ubicarlos en el Espacio Nisse, no tenemos idea donde se oculta su guarida del mundo humano, precisamente, porque no podemos fiarnos de los Lindworms si les enseñamos el Espacio Nisse. Por eso necesitamos al resto de Nisses, para que nos ayuden a buscar su escondite del mundo humano para tenerlos totalmente acorralados. El objetivo es llevar a nuestro amigo dragón contra el otro dragón mientras que neutralizamos al Nisse para que no lleve la pelea al Espacio Nisse y puedan acabar destruyendo todo ahí.
-¿No sería más fácil que buscáramos su escondite nosotros? - Preguntó Soos.
-Tardaríamos más, no pudimos ver donde se localizaba ni tenemos una pista de donde esta ubicado, estaríamos buscando desde cero, el Espacio Nisse podría acortar posibilidades, pero aún así es mucho territorio - Respondió Sonsu.
-Así es, sería mucho más tiempo del que disponemos, sin contar que aún sabiendo el objetivo, necesitamos otra lagartija para poder sacar a patadas a los parásitos esos - Afirmó Stan.
-Para lograr todo esto no creo que lo consigamos con el plazo que nos dieron. Así que lo más rentable es dividirnos las tareas. Habrían de ser tres equipos: uno se encargaría de distraerlos para ganar más tiempo, otro tendría que conseguir la ayuda de los Nisse y otro tendría la tarea de buscar la colaboración de un Lindworm - Explicó.
-Okey, ¿pero cómo harán para que los de mi especie los ayuden? - Preguntó Sonsu.
-Tú dijiste que todos los hogares de Gravity Falls ya están ocupados, eso incluye los hogares de Wendy y Soos, sí conseguimos la ayuda de sus respectivos Nisse, podremos hablar con otros Nisse sin que estos intenten pasar a la ofensiva, incluso si lo llegan a hacer, con que esos Nisse vayan acompañados por alguien de uno de los equipos pueden obligarles a escuchar, sí no escuchan a un Nisse, un humano puede tener más probabilidad de conseguirlo, a parte que estoy seguro van a querer colaborar con la dictadura molestando y fastidiando sus estilos de vida - Explicó Lincoln. Sonsu lo meditó.
-Puede funcionar pero... - Fue interrumpido por Stan.
-¡Está decido entonces: Yo y bola de pelos distraeremos a los dos tontos, ya los conocimos y supimos lidiar con ellos, compraremos todo el tiempo y evitaremos que noten la conspiración. Wendy y Soos irán para conseguir la ayuda de los Lindworms y Lincoln y Hilda irán con los Nisse! - Exclamó Stanley.
-Suena bien para mi, siempre quise ver un dragón - Habló Soos emocionado.
-No estoy tan entusiasmada, pero puedo defenderme bien - Habló Wendy con confianza preparando su siempre confiable hacha.
-Eso no funcionará - Afirmó Sonsu llamando la atención de todos.
-¿Por qué no? - Preguntó Stan.
-Porque ningún Nisse responderá al llamado de los niños. El Nisse de un hogar solo se manifestará con el dueño o un habitante de su hogar. Aunque sean visitas recurrentes a sus respectivos hogares, no acatarán al llamado, aunque los llamen, incluso si los amenazan diciéndoles que saben de su existencia, no van a salir. Los Nisse de está zona somos así, las personas de este lugar están demasiado locas y pueden estar hablando cualquier locura, no sería la primera vez que alguien llegué a un hogar que no es suyo afirmar que sabe de nuestra existencia, pero no nos apareceremos aunque se la pase todo el día gritándolo, eventualmente se cansará y aunque acaben cansando a los Nisse, nuestro tiempo sigue corriendo, y créanme que los de aquí tenemos demasiada paciencia a menos que se trate de otro Nisse. Por consiguiente, los únicos que pueden cumplir la tarea de reclutar al resto de Nisses solo pueden ser Wendy y Soos, así que la tarea de los Lindworm solo caería en...
-Nosotros - Terminó Hilda.
-¡Absolutamente no! - Stan se negó por completo. - Es demasiado peligroso para ellos - Afirmó con severidad.
-¡Tiene que haber otra manera! - Se le unió Wendy.
-¡Sí, de nuevo, todavía puedo llamar a mi primo, él podría convencer a los Nisse también! - Secundo a su amiga y a su jefe.
Sonsu negó.
-Sí no vive en la casa por un periodo de tiempo prolongado entonces no responderá. Por ejemplo, yo solo hubiera respondido ante una persona y al resto de ustedes los habría ignorado, ahora porque las circunstancias me obligaron a ciertas cosas, pero sí fuera en una situación normal, lo más seguro sería que no me encontraran nunca a menos que yo lo quisiera - Stan miró seriamente al Nisse. No solo por lo complicada de la situación, sino también por la sospecha de que supiera su secreto.
De todas formas no tenía caso interrogarlo de eso ahora. Lo que importaba era encontrar una solución para que Lincoln y Hilda estén lo más alejados del peligro que se pueda.
-Iremos - Afirmó Hilda mirando a todos con seriedad.
Todos la miraron sorprendidos. Era la primera vez en todo el día que la habían visto con ese semblante, aún así, la sorpresa fue rápidamente superada.
-¡Ya dije que no! - Se negó Stan.
-Esto ya no es algo que podamos solucionar con el poco tiempo que tenemos. Si no actuamos ahora, solo vamos a conseguir que los maten a ustedes y a más personas inocentes. Y eso es algo que no permitiré en lo más mínimo - Habló con firmeza, totalmente decida.
-Yo la apoyó - Lincoln no tardó en ponerse a su lado, con la misma mirada. - Ya no tenemos más tiempo para parchar más el plan, es hora de actuar. Entre más tardemos, más son las posibilidades de fracasar - Miró a Stan quien negó rotundamente.
Era un hueso duro de roer.
-¡No me hagan repetirme! ¡No están en ninguna condición como para arriesgarse de esa manera!
-Estamos bien, no tenemos problemas físicos - Dijo la peliazul.
-¡Es demasiado peligroso!
-Tu tarea es igual de peligrosa y la de los Nisse también, tampoco estamos garantizados de que los Nisse no puedan atacarnos, todos los equipos van a peligrar quieran o no. Es algo que escapa de nuestras manos - Continuó el peliblanco.
-¡Niños tercos! - Se negó Stan, sentía que se le reventaría una vena de la frustración, mirando a ambos, lucían tan decididos, eso lo sorprendía, pero le preocupaba, ellos no estaban preocupados por perder sus vidas, les preocupaba las de los demás.
-¡No, no y más no! - Se negaba a ceder.
Hilda suavizo su mirada y se acercó al hombre.
-Por favor... sé que puedes estar pensando que no pienso ni en mi ni en Lincoln, que no nos preocupamos por perder nuestras vidas, yo lo sé, la verdad es que hace unas horas probablemente sería el caso... pero ahora es diferente, ahora tenemos que actuar, aunque tenga miedo no puedo echarme para atrás, no solo porque de eso dependa mi vida, sino también la de los demás. No pienso actuar así sin más, no pienso permitir que nadie muera mientras pueda evitarlo, me demostraste que eres capaz de cuidarte, pero no pueden hacerlo solos, necesito que confíes en nosotros, si confiaste que Lincoln podía tener un plan para arreglar la situación, también puedes contar conmigo para poner al Lindworm de nuestro lado - Habló mirándolo con mucho sentimentalismo, incluso su voz pareció quebrarse en algunas partes.
Stan solo miró inseguro.
-Es demasiado para ti sola....
-¡Ella no está sola! - Interrumpió Lincoln tomándole de la mano. Hilda le miró un poco sorprendida, pero el chico estaba determinado aunque igual de emocional. - Tú nos dijiste que esta cabaña también era nuestro hogar, así que defendámosla todos juntos - Exclamó decidido, apretando la mano de Hilda, quien simplemente la apretó devuelta.
Ambos miraron totalmente decididos a su tutor.
Stan simplemente se quedo impactado. Solo lo medito. Un largo momento paso hasta que el hombre suspiró.
-Bien... - Suspiró. - Antes de que se vayan, necesitamos algo para comunicarnos entre nosotros... - Camino hacía su oficina. Los demás lo esperaron pacientemente, cuando volvió tenía un objeto en la mano, un celular.
-Lo compré pensando en que cualquier cosa que pasase me pudiesen llamar a mi o a Soos o Wendy - Se lo entregó a Hilda. - Ya tiene mi número y el número de ellos - Señaló a sus empleados.
Hilda lo abrió, era un celular viejo, solo serviría para llamadas, pero era más que suficiente. Hilda lo guardó en su bolsillo.
Ellos solo sonrieron levemente.
-No te preocupes, se necesita algo mejor para acabar con nosotros - Stan abrió los ojos cuando fue devuelta la frase que les dijo hace rato.
Sin decir nada más ambos salieron a la cabaña adentrándose al bosque.
Stan se quedó mirando por donde habían salido, sintiendo el frío en su rostro solo volvió a suspirar.
Wendy se acercó lentamente y preguntó tímidamente.
-¿Sr. Pines... esta seguro de lo que hizo?
-No, para nada, pero solo me queda confiar en ellos así como ellos confían en mi - Volvió a dar un tercer suspiró y miro a sus empleados.
-Ya saben lo que deben hacer entonces, hagan que esos parásitos holgazanes que tienen en sus hogares colaboren - Les ordenó.
-¡Sí señor! - Gritaron ambos antes de salir corriendo sin perder un solo segundo más.
-No somos holgazanes... al menos yo no lo soy - Comentó Sonsu en voz baja.
-En cuanto a ti, queda en nosotros distraer al par de tontos
-Sí, ya lo tenía asumido cuando escuche lo de los tres equipos - Era obvió en cuál iba a estar.
-Iré por unas revistas - Dijo.
-¿Para qué? - Preguntó el Nisse sin entender.
-¿No es obvió? Se tragaron el cuento, ¿recuerdas?
-Ah eso, buena ahí
-Veamos que tanto podemos entretenerlos con revistas de cazador, menos mal me olvide de dejar la revista cuando fui al dentista - Con eso dicho fue a buscar las dichosas revistas.
-Ciertamente, tú también tienes algo de cleptómano - Comentó Sonsu para sí mismo.
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-¡¿Qué hacen aquí?! - Preguntó el Lindworm molestó con la súbita llegada de Stan y Sonsu.
-Muy sencillo, verá, le queríamos pedir su opinión respecto a cual arma es la que quiere, solo mire - Le mostró una revista con distintos calibres de armas. - Todas le sirven, pero solo tenemos capital para una sola, así que queríamos preguntar si quería una en especifico - Explicó Stan.
El Lindworm simplemente se acercó para mirar la revistas.
-Son artilugios muy pintorescos y llamativos - Mencionó. A decir verdad, le estaban gustando mucho los diseños de todas.
-Escoja con detenimiento, no se preocupe, puede tomarse su tiempo para pensarlo con claridad - Añadió Sonsu frotándose las manos.
-Solo escoge una de una maldita vez - Grito el otro Sonsu.
-¡Cállate! - Lo mandó a callar su socio.
En otro lugar, Soos llegaba a su casa totalmente sudado.
-¡ABUELA! - La llamó.
-¿Qué sucede hijo? - Le contestó con calma.
-¡Abuela, hay un hombrecito viviendo en nuestra casa! - Exclamó.
-Ay, Soos, ya sabes que tu abuelo ya no vive con nosotros desde antes que nacieras - Respondió con la misma serenidad.
-¡No hablo de eso, lo digo literalmente, un hombrecito! - Tras decir eso se poso en la parte trasera del sillón. - ¡Oye Nisse, sé que estas ahí, necesito estar hablar contigo urgentemente! - Le llamó.
No tardo mucho para que el Nisse se asomara a través del portal, mirando tímidamente a Soos.
La abuela de Soos simplemente miró la situación sin alterar su expresión.
-Así que esa feroz amante era real, eh - Comentó para sí misma. Soos solo fingió olímpicamente que no escuchó tal cosa.
Mientras que en la casa de Wendy sucedía una situación similar.
Sin mediar palabra abrió la puerta de una patada. Su familia ya se había ido, fue bueno que no alcanzará a avisarles, así podría echarle la culpa a uno de sus hermanos.
-¡Oye Sonsu 2, sal ahora mismo y juró que te sacaré a patadas! - Gritó alterada, limpiándose los mocos con las mangas de su abrigo de paso.
El Nisse tardó en mostrarse y este lucía muy asustado. Aunque esté no estaba cubierto de pelo como Sonsu y se le podía ver claramente su rostro.
Wendy con un rápido movimiento lo alzó y le miró directamente. Ignoró el hecho de que llevaba una camisa suya.
-Necesito que me ayudes y no te aceptaré un "no" por respuesta, ¿lo entiendes? - El Nisse solo asintió asustado.
Wendy sonrió, hasta que noto algo.
-Oye... ¿también llevas puesto mi sostén? - Preguntó ligeramente molesta.
-L-Lo siento - Dijo el Nisse quien tuvo una voz demasiado femenina. - No me gusta ponerme ropa de chicos - Explicó muy avergonzada. Aparentemente, ella no era la única fémina de la casa.
-Oh... - Fue lo único que atino a decir.
En las profundidades del bosque. Lincoln y Hilda caminaba en total silencio.
Concentrados en no toparse con alguien no deseado, no tenían tiempo que perder con otra criatura. Solo necesitaban encontrar a otro Lindworm.
Con la información que habían recibido tenían una idea de donde podría estar uno de los Lindworms. Oculto en alguna caverna en la parte baja de la montaña cerca del río. Ahí podrían empezar a buscar.
Hilda no estaba tranquila, estaba muy lejos de eso. Miraba con precaución a todos lados. En especial al suelo y a cualquier cosa parecida a un murciélago.
Esto no quedará impune
Fue las palabras que ella le dijo.
La ansiedad solo aumentó al recordarlo. La culpa otra vez la golpeaba. Truenos se escucharon a lo lejos.
Las imágenes volvían a su mente, torturándola. No dijo nada, solo se mordió la lengua. Tenía que centrarse. No podía pensar en eso ahora.
Sin embargo, cada cosa que escuchaba no dudaba en darle un rápido vistazo. La idea no abandonaba su mente. Ellos podrían estarla mirando. Los elfos oscuros.
-No pienses en ellos - Le dijo Lincoln sacándola de su burbuja. Se había adelantando un poco a ella, pero tenía una mirada más decida que la suya.
-Lo sé, lo siento - Se disculpó.
A Lincoln se le amargó la expresión.
-No te disculpes, no has hecho nada. Entiendo tu miedo, no es que yo no lo tenga - Le miró.
-Es muy fácil decirlo...
-Lo sé... hace un rato estaba temblando de miedo, pidiéndole a cualquier deidad que Stan estuviera bien - Y era verdad, para él fue una hora muy larga.
Hubo un silencio incomodo. Hilda no podía evitar mirar a Lincoln con recelo mientras que Lincoln no podía sentirse más amargado.
Eran una mezcla de emociones, y cada uno tenía cosas diferentes en la cabeza.
Hilda estaba muy indecisa, pero se ánimo a decir lo que pensaba.
-Lincoln...
-¿Sí?
-Si quieres... puedes dejarme esto a mi, podrías ayudarle a Wendy o Soos, no hace falta que te pongas en peligro - Dijo sin mucha confianza en sí misma.
-¿Qué? - Lincoln miró incrédulo a su compañera.
-Sé que ambos nos vimos muy unidos hace rato con Stan... pero... creo que puedo hacer esto yo sola - Declaró con un poco más de confianza.
-¡No voy a hacer eso! - Respondió Lincoln con molestia.
-¡Por favor! - Pidió la chica.
-No, sí vamos con estas tú también puedes ir a ayudarle a alguien más, no necesitamos que vuelvas a meter la pata - Ese comentario vino acompañado con veneno en cada palabra.
Hilda detuvo su andar para mirar dolida hacía el suelo. Apretó los puños, pero no podía enojarse con Lincoln, él tenía razón, solo podía echar a perder el asunto. Después de todo... si no hubiera sido por ella... Aragón seguiría...
-Perdón... - Le dijo Lincoln quien también se detuvo. Se miraba muy arrepentido. - Eso fue demasiado cruel, en serio, perdón - Volvió a disculparse.
-No... realmente tienes razón - Hilda habló con la voz quebrada.
-No, no la tengo - Insistió el albino. - Eso fue... - No supo que más decir.
-Mi culpa, no hay excusa - Pequeñas lagrimas traicioneras salieron de sus ojos.
-¡No! Lo que paso... simplemente... ¡ugh! Yo no tenía un plan, solo tenía una roca... ¡¿Qué diablos iba a poder lograr con una roca?! - Sonrió llevándose una mano a la cabeza.
Esa sonrisa torcida contrastaba con la expresión de pánico que se formaba en su cara.
-Yo solo... te seguí y me deje llevar, no fui preparado... solo... me deje llevar... - En ese momento abrió los ojos con desesperación. - Yo te seguí... - Apretó los dientes con rabia.
-¡Maldición! - El gritó asustó a Hilda. Lincoln caminaba de un lado a otro, su despeinado cabello era sostenido con impotencia por sí mismo.
-Ahora... ¡también te seguí! ¡Me volví a dejar llevar! - Una risa forzada salió de su boca. - ¿Qué estoy haciendo? Estoy cometiendo el mismo error... - Temblaba.
-No, no, no, no, no, no, ¡¿Qué diablos estoy haciendo?! - Se preguntó.
Hilda solo se mantenía en silenció mirando asustada la escena que el albino estaba haciendo.
-¡No tengo ningún plan! ¡¿Seré retrasado?! - Su agarré cada vez era más fuerte. - No tengo absolutamente nada para vencer a un maldito dragón, ¡¿Por qué sigo cayendo en el mismo error?! - Se puso de cuclillas, totalmente absorto en su propia desesperación.
Tanta fue su impotencia a sí mismo que dolorosas lagrimas bajaban por sus mejillas.
-Voy a volver a fracasar... - Dijo en voz baja. Todo el esfuerzo de los demás era en vano. Solo porque se dejo llevar por la tonta determinación y no pensó en nada.
La mezcla de emociones que ambos guardaban en sí era abrumadora. Una fuerte sensación de derrota los agobiaba.
-Lincoln... - Su voz quebrada apenas fue capaz de pronunciar. Esto era su culpa, una vez más, había arrastrado a Lincoln a su desastre. Una vez más ponía su vida en riesgo por sus caprichos.
-¡Lincoln! - Le volvió a llamar. El albino seguía murmurándose cosas en voz baja. No prestó atención a lo que Hilda tenía que decirle.
-¡LINCOLN! - Lo llamó una tercera vez, pero estaba vez lo obligó a mirarla.
El albino se veía destrozado.
-Eh... - Hilda le miró con intensidad.
-Solo... vete de aquí... no quiero que mueras - Le pidió con suavidad. Eso sacó a Lincoln de su nido de autodespreció.
-No... - Se incorporó. Quitando lentamente las manos de Hilda de su cara, la observó. - No dejaré que te suicides - Le dijo.
-¡¿Qué no lo entiendes?! - Le gritó la chica. - Todo es mi culpa, yo te arrastro a todos los peligros, yo le metí esa tonta idea a Aragón, yo causé su muerte, y.... seguramente también es mi culpa que no tengas memoria... - Declaró con penumbra.
Lincoln solo la miró, culpable.
Quería negar eso...
Pero quizás ella tenía razón...
Quizás... ella...
Me divierto más contigo que yendo sola
Un nudo se formo en su garganta, su hilo de pensamientos se detuvo. Solo miro lo mal que se encontraba su amiga.
-(¿Que rayos estoy pensando?) - Cerró los ojos.
Hubo unos segundos en silencio, hasta que Lincoln suspiró, miró decidido a Hilda, pero antes de que pudiera hablar, escucharon el crujir de los árboles. Volteando rapidamente, se encontraron con una oportuna, pero desagradable mirada.
Con una iris blanco y el contorno del ojo totalmente negro. Un Lindworm asomaba su cabeza mirando complacido al dúo. Formando una tetrica sonrisa que dejaba ver sus afilados dientes.
-Parece ser que es mi día de suerte. La casería no tomo mucho - Soltó una pequeña risa mientras avanzaba, dejándose ver al completo.
De más de tres metros de alto. Con una cabeza puntiaguda como la de un reptil. Sus dos patas se alzaron para erguirlo y hacerlo ver incluso más grande de lo que ya era. Sus esquemas tenían dos tonalidades, azul y naranja mientras que su parte frontal se formaban rectángulos negros que bajaban de su cuello hasta llegar a su abdomen para finalmente llegar a su cola, la cual era bastante larga, fácilmente podrían llegar a ser más de dos metros solo de cola.
Los dos niños solo permanecieron quietos. Intimidados y tensos por la gran criatura.
-Oh~ así que me lo van a dejar así de fácil~ - Canturreó.
Eso los hizo reaccionar.
-¡Corre! - Se gritaron y comenzaron a correr.
-¡Sí! ¡persecución! ¡eso es más divertido!~ - Festejó. Dando unos pequeños segundos de ventaja.
-1~... 2~... 3~... 4~... 5~... - Al terminar su conteo marchó furioso contra los niños.
-¡Rayos! - Exclamó el albino. Miró atrás y al momento de hacerlo reacciono justo a tiempo para esquivar una mortal zarpada. Agachándose justo a tiempo vio como un árbol al lado suyo fue partido a la mitad. Rodando rápidamente para no perder velocidad, Lincoln siguió huyendo para el placer del Lindworm.
-Nada mal, conejito~ - Se rió. Retomando la persecución, ahora decidió probar atacar a la peliazul. Con una velocidad impresionante rápidamente pudo posarse muy cerca de la chica. Hilda rodó a tiempo para evitar ser aplastada por la gran garra del dragón.
-¡Sí, sigue así siervo! ¡Así es más divertido~! - Exclamó, complacido con sus presas.
Un trueno se escuchó a lo lejos.
La caza continuaba.
Los instintos de los dos estaban al máximo, reaccionando y esquivando las constantes zarpadas del Lindworm quien solo se divertía.
-(¡Esto no puede seguir así!) - Pensó Lincoln luego de esquivar otro ataque. - (¡Si seguimos así nos vamos a agotar!) - Un poco de tierra le salpico en la cara.
El dragón había rasgado la tierra y le había lanzado la tierra a propósito. La visión de Lincoln se oscureció, intentando limpiarse la tierra no vio venir la gran zarpa que amenazaba con aplastarlo.
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-¡NO! - Grito Hilda empujando al albino, salvándole la vida.
-(¡No dejaré que pase!) - Pensó Hilda, una repentina determinación la inundo.
Cuando rodaron lo suficiente, Hilda no perdió tiempo y tomo una roca y dándose vuelta la lanzó contra la criatura. Esta solo reía, pero dejo de hacerlo cuando la roca le golpeó el ojo.
-¡Auch! - Es quejó, abriendo su otro ojo miró molesto.
Hilda no perdió tiempo y con una sonrisa burlona se mofo.
-¡¿Eso es todo lo que tienes?! ¡Creí que los Lindworms eran más feroces, pero son unos gatitos que no pueden atrapar a un simple ratón! - Tomo otra roca y se la lanzó.
-¡Ciervo, insolente! - Eso sin duda molestó al dragón.
-¡¿Hilda, qué rayos haces?! - Preguntó Lincoln escuchando todo el espectáculo mientras trataba de quitarse la tierra de los ojos.
Hilda no respondió a lo que su compañero le pregunto. Simplemente tragó saliva y miro determinada a la imponente criatura frente a ellos.
-¡Vamos, no puedes conmigo, sí eres tan depredador alfa entonces intenta atraparme primero, idiota! - Le gritó, tomando otra roca.
Solo hubo gruñidos de parte de la bestia.
-¡HILDA! - le gritó Lincoln preocupado.
En ese momento Hilda salió corriendo hacía un costado, lanzando la piedra la cual fue bloqueada por la palma del dragón.
-¡Vamos, atrápame si puedes! - Le retó.
-¡Solo serás mi jugosa cena! - Exclamó el Lindworm y con un poderoso golpe de su cola contra el suelo que hizo vibrar la zona comenzó a perseguirla.
Hilda vio a Lincoln tratando de encontrarla aún teniendo problemas para ver.
-(¡Te protegeré sin importar qué!) - Pensó determinada a salvar al albino.
-¡HILDA! - Le escuchó gritar antes de adentrarse más al bosque.
El albino apreto los dientes. Progresivamente dejó de escucharlos a medida que se alejaban. Entreabriendo los ojos rojos por la irritación de tener tierra, intento encontrarlos, pero no los vio por ningún lado.
Volviendo a cerrarlos busco desesperadamente limpiarse.
-(¡Rayos! ¡Rayos! ¡Rayos! ¡Otra vez es mi maldita culpa! ¡Maldición!) - No paraba de pensar. De recriminarse. De odiarse. Se sentía inútil.
Cuando por fin tuvo la visión clara miró a todos lados desesperado. Solo vio un golpe en el suelo, el ocasionado por el Lindworm.
-¡¿Donde se fueron?! - Se preguntó a sí mismo.
No encontraba ningún rastro. Aunque no lo pareciera por su gran tamaño, el dragón sabía como moverse sin aplastar todo a su paso y no encontraba un rastro claro que indicará a donde se habían marchado.
Otro trueno se escuchó a lo lejos.
-¡¿Qué hago?! - Se llevó las manos a la cabeza, mirando al suelo mientras temblaba.
Simplemente cerró los ojos tratando de volver a contener las lagrimas. No sabía que hacer.
-Soy tan inútil... - Lloró con angustia. Otra vez lo había echado a perder y ahora Hilda...
Ella...
¡NO!
¡Eso aún no pasa y no pasará sí podía evitarlo!
Abrió los ojos de golpe mientras que otro trueno se escuchaba a lo lejos y una fuerte brisa movía su cabello.
-Ella arriesga su vida, ella lo ha hecho muchas veces, Stan, Wendy, Soos, todos lo están haciendo y están dando lo mejor de sí. No puedo echarlo a perder. ¡No voy a echarlo a perder! - Declaró convencido.
No era tiempo de dudar. ¡Era tiempo de actuar!
-Tendré que improvisar - Murmuró. Cerró los ojos un momento, pensando en lo que podía hacer. Solo negó con la cabeza.
-¡Primero necesito saber donde están! - No podía correr en cualquier dirección, necesitaba más campo de visión.
Otro trueno sonó, el cual le hizo llamar su atención. Aún entre los densos árboles, había un pequeño hueco donde podía ver que el bosque subía.
-¡Esto es cerca de la montaña, cierto! - Se golpeó la frente. Y sin perder tiempo se fue hacía la montaña.
Corrió lo más rápido que pudo. La adrenalína le hacía no prestarle atención a ninguna clase de cansancio o molestia. Continuo su marcha hasta que pudo ver como el bosque subía. Estaba llegando al monte.
Sin detenerse subió lo más rápido que sus piernas le permitían. Exhalando todo el aíre de sus pulmones para posteriormente inhalar todo lo que podía fue que metió más velocidad. Subiendo a buena velocidad y manteniendo el ritmo fue que Lincoln logró llegar hasta una parte elevada.
No había tanto árbol estorbando, por lo que dejaba ver una buena vista de los alrededores, desde ahí podía ver el pueblo y todo, pero sin prestarle atención a eso, buscó a Hilda y el Lindworm. Por más ágil que fuese, estaba seguro que Hilda iba a conseguir que chocará unas veces, eso sería suficiente como para delatar su posición.
Mirando donde calculaba que había venido, miró a los alrededores sí había rastro de ellos. No encontraba nada.
Apretó los puños de la rabia y la impotencia.
Sin embargo, pronto vio a varios árboles sacudirse a una distancia considerable de donde estaba.
-¡Ahí están! - Declaró. Miró el camino en el que iban, se alejaban bastante del pueblo, en la dirección que Hilda estaba tomando solo había más y más bosque.
Eso hasta que vio algo que llamo poderosamente su atención.
A una distancia considerable de donde se dirigían estaba la central eléctrica del pueblo. En ese momento su mente conecto rápidamente los cabos e ideo un plan muy arriesgado.
-¡Podemos electrocutarlo, lo suficiente como para incapacitarlo! - Eso podría funcionar. Era la forma más viable de vencer al dragón.
No obstante, noto que Hilda tomaba una dirección contraría a donde estaba la central eléctrica. Y ese no era el mayor problema, a como iban, no podría alcanzarlos ni aunque corriera como alma que lleva el diablo.
Temblo ante la idea del fracaso.
-¡No! ¡Aún no puedes darte por vencido! - Se dijo a sí mismo. - ¡Ya tienes un plan, uno muy arriesgado y con altas probabilidades de morir, pero un plan! - Su mayor problema era el de alcanzarlos.
Busco a sus alrededores en busca de algo que pudiera ayudarle. No encontraba nada. Solo pudo chasquear la lengua.
Otra vez las emociones negativas lo abrumaban. Otro trueno se escucho más cerca, cuando estaba por volver a caer en la desesperación escucho algo que le hizo abrir los ojos.
-¡¡EEEEEKKKKKK!! - Era como un ave, pero era demasiado grave como para ser normal.
Moviendose a un lado de la colina, observo una criatura extremadamente rara. Era tan absurdo, pero este lugar era lo más absurdo que jamás conocería.
Lo que tenía a unos pocos metros de él, era un animal mutante. Uno que no había visto, era una combinación entre un caballo y un tipo de ave. El cuerpo de caballo cubierto por varias capas de plumas las cuales tenían grandes manchas blancas, el resto eran negras, su cabeza era rojo apagado debido a la falta de plumas con una pequeña barba en el cuello y una cresta de color rojo oscuro en la coronilla, con un collar de plumas blancas que rodaban la base de su cuello. No tenía alas.
-¡¡EEEEEEEEKKKKK!! - Volvió a chillar el animal.
Lincoln regreso su mirada hacía donde se dirigían Hilda y el Lindworm. El albino solo apretó los puños, sabía lo que proseguía.
Devuelta con Hilda ella corría sin parar, usando todo el ambiente a su favor. El dragón azulado no le ponía las cosas fáciles, en lo más mínimo, era bastante astuto y algunas veces se adelantaba a lo que Hilda iba a hacer, pero está lograba reaccionar para evitar heridas mortales.
Su respiración era agitada, aún tenía energía, pero lamentablemente la criatura lucía vigorosa e imponente. Los gruñidos de enojo le daban escalofríos. Una rapida mirada a su costado fue suficiente para hacer que se agachará y esquivará otro ataque mortal.
-¡Tú, pequeña cierva! - Todo rastro de diversión se había marchado del reptil. Su paciencia se estaba drenando con velocidad. Ya llevaba un buen rato tratando de ponerle fin a la niña y degustar su festín de carne tierna.
Pero no era el caso, la niña era muy inteligente y con su tamaño había logrado eludirlo y salir ilesa. Pero su suerte iba a acabar. Conocía esta zona, y sabía a donde se dirigía, pronto acabaría arrinconada y de ahí no tendría escapatoria.
Hilda se preocupo cuando notó algunos troncos regados por todo el camino, añadiendo más problemas, el follaje estaba más puntiagudo. Los arbustos llevaban de agregado unas muy filosas espinas. Sí se llegaba a atorar con eso sería su fin.
Sintiendo el aliento caliente detrás suya, y sin la necesitada de voltear para saber lo que la acosaba se dirigió a un tronco. Barriendose para evitar chocar, escucho la madera rompiéndose en pedazos y volando a todos sitios.
El gruñido de rabia solo le hizo confirmar lo cerca que estuvo de ser devorada. No obstante, cada vez había más y más obstáculos.
Su camino cada vez era más rocoso. Ahí se dio cuenta de algo. De su error, la bestia la estaba llevando a este lugar a propósito. Debía salir lo más pronto posible, cambiar la dirección de su rumbo. Pero ningún camino era una ruta de escape segura.
-(¡Maldición!) - Buscando desesperadamente, solo pudo agacharse nuevamente para evitar otro ataque. A medida que avanzaba se fue encontrando con más rocas gigantes. Se arriesgaría.
Hilda se mantuvo cerca de las rocas, estás permanecían muy cercas de las enredaderas de espinas, sí se acercaba demasiado se atoraría.
-¡Tonta! - Exclamó el dragón, la niña se había arrinconado. Y con un movimento veloz se lanzó para devorarla de un bocado.
Hilda ya lo esperaba.
-¡Tonto tú! - Le corrigió.
Así que apoyándose en una de las rocas, se deslizo como pudo para evitar la mordida, haciendo una finta para cambiar de dirección. El Lindworm solo se golpeó contra la roca y cayó en las enredaderas. Estás no eran gran problema, pero sí eran lo suficientemente filosas como para dañar ligeramente sus escamas, con pequeños puntos que desprendían una minúscula cantidad de líquido rojo vital.
El dragón agoto toda gota de paciencia que aún le quedaba.
-¡ARDERÁS! - Exclamó con furia mirando a la niña que no se había alejado demasiado. Sin pensárselo dos veces, abrió la boca y de está salió expulsado un potente fuego de color verde.
-¡¿Qué?! - Hilda se sorprendió y reaccionando a tiempo, logró cubrirse detrás de una gran roca. El intenso calor se hizo presente y pudo sentir la fuerza del fuego resguardada por la gran roca.
-(¡Cierto, Stan dijo que el otro podía lanzar fuego, esté no tendría que hacer la diferencia!) - Lo había olvidado. Aunque ahora sabía que la poderosa criatura ya no la estaba subestimando. Iba en serio.
Hilda miró a su alrededor. El fuego salía disparado a los costados de la roca impidiendo moverse a otro lugar. Solo podía ir hacía el frente, para variar frente suyo había otra gran roca que solo podía pasar por encima. Lo cual sería una pésima idea, sí lo hiciese acabaría rostizada. Para variar, podía escuchar al dragón acercándose a paso lento sin detener su llamarada contra ella. Estaba contra la espada y la pared.
Respiro hondo.
Tenía una idea.
Tomando una roca de tamaño considerable, se preparó. Esperó a que se acercará lo suficiente y cuando lo sintió cerca y el calor solo hizo más que aumentar, corrió hacía adelante para poder lanzar y tener un tiro certero. Dando una media vuelta, exclamó.
-¡Trágate esto! - Lanzando la roca lo más fuerte que pudo. Esta viajo rápidamente hasta entrar por la garganta del Lindworm.
La repentina obstrucción en su garganta no la vio venir, y aún con el impulso de su llamarada se vio forzada a detenerla. Tosió con fuerza cuando la roca golpeo su garganta. Gruñendo y escupiendo algo de saliva, expulso la roca.
-¡Ma-Maldita! - Le mostró los afilados dientes a la chica que ahora volvía en marcha para seguir corriendo.
Hilda dibujo una pequeña sonrisa, había funcionado. Ahora solo le quedaba salir de esta zona.
Sin embargo, el Lindworm no iba a dejar que se saliera con la suya. La aplastaría costara lo que costara.
Con un rugido y con un giro de su larga cola golpeo varios árboles y rocas mandándolas a volar en la dirección de la peliazul.
La sonrisa de Hilda fue totalmente borrada cuando vio eso, y se concentro en evitar que la aplastaran. Eso había conseguido que bajará la velocidad. Pero para su desgracia, el dragón volvió a repetir el movimiento y otra lluvia de escombros le hizo seguir esquivando. Era lo único que podía hacer.
-¡Rayos! - Maldijo cuando una de las rocas la golpeo en el hombro. Sintiendo el dolor de lo que probablemente era un hombro dislocado, se negó a gritar del dolor. Solo apretó los dientes y lo soportó con pequeños quejidos.
Con un movimiento brusco escuchó el crujir de su propio hueso y ahí sí que no pudo aguantar y soltó un pequeño grito.
La lluvia no paro, y continuó así por un rato más. Hilda procuró no volver a ser golpeada. Cuando todo pareció calmarse entre todo el polvo que se había levantado se llevó una mano al hombro, apretando los dientes por el dolor solo pensó una cosa.
-(Debo seguir... ¡Debo vencerlo!) - Cuando se puso de pie una repentina brisa de aíre le hizo cubrirse la cara para evitar que le cayera polvo en los ojos.
Cuando pudo mirar el paisaje, su corazón se detuvo.
Todas las rocas, todos los árboles, se habían ido. Había barrido con todo y la había dejado en un campo abierto, un blanco fácil.
Miro incrédula a la criatura que sonreía maliciosamente.
-¡Fin de la casería! - Exclamó antes de disparar su fuego.
Hilda pensó que esto era el fin, hasta aquí había llegado. Pero una repentina voz la hizo salir de ese fugaz pensamiento.
-¡HILDA! - Volteándose a su costado vio a Lincoln montado en una mutación extremadamente rara. El albino se estiró y la tomo del brazo.
Jalándola para que subiera, ella afianzo el agarre y se subió justo a tiempo para evitar que el fuego los atrapara.
-¡¿Lincoln, qué rayos haces aquí?! ¡¿Y qué es está cosa?! - Preguntó impactada.
-¡Salvándote el trasero, eso hago! ¡Y no me preguntes sobre qué es Walt! - Respondió.
-¡¿Walt?! - Preguntó confundida.
-¡Así lo llame! ¡Sigue corriendo, Walt! - Exclamó dando una patada a los costados de la bestia.
-¡¡EEEEEEEEKKKKK!! - Fue la respuesta.
-¡Ciervo y conejo, lo que me faltaba! - Gruñó molestó el dragón.
Dando otra vuelta para evitar otra llamarada, Walt rápidamente se adentró nuevamente a lo profundo del bosque saliendo de aquella zona.
-¡¿Hacía donde nos dirigimos?! - Preguntó Hilda.
-¡A la estación eléctrica! - Hilda abrió los ojos.
-¡¿Hay una estación eléctrica cerca?!
-¡Ajá! Ustedes se fueron por un camino contrario. - La miró con una ligera sonrisa. - Y creo que no es necesario que te diga el porque el plan es llevarlo ahí - Hilda abrió los ojos.
-¡Lincoln eres un genio! - Entre el cansancio y la falta de aliento a la que estuvo sometida hace solo un minuto, exclamó eufórica.
-No lo soy, sólo sigo improvisando - Respondió volviendo su mirada al frente. - ¡Arré Walt arré! - El animal mutante chillo y siguió su camino.
-¡Pequeñas alimañas, son demasiado escurridizas! - Para la sorpresa de ambos, ahora el dragón volaba. No tomaba mucho vuelo, simplemente levitaba hasta poder alcanzarlos.
-¡¿Tienes algo para lanzarle?! - Preguntó Hilda.
-¡Revisa en mis bolsillos! - Respondió el albino, todavía concentrado en el camino.
Hilda acató. En los dos bolsillos de la chamarra que llevaba el albino, en uno de sus bolsillos llevaba algunas rocas de buen tamaño mientras que en el otro había un calcetín lleno de tierra. Hilda miró rápido a los pies del albino y noto que le faltaba un calcetín. Era hora de devolver la ceguera de antes.
Sin perder tiempo se volteó con cuidado de no caerse, miró con enojo al dragón que le devolvió la mirada de desprecio.
-¡Sigues siendo muy lento, lagartija! - Le insultó.
La criatura solo rechino más los dientes y se acercó para acabar con los chiquillos de una vez por todas. Hilda aprovecho su cercanía y le tiró la tierra para que nublara su vista.
-¡AAARRGGG! - Se quejó el imponente dragón, nunca paró de volar en línea recta.
-(Bien, un dragón ciego, eso ayuda, pero para asegurarme...) - Lanzó las piedras lo más cercano a sus ojos, dando en el blanco, el Lindworm se vio forzado a tomar altura para recuperarse.
-Eso lo mantendrá un poco ocupado - Comentó.
Aumentando la velocidad fue que llegaron a lo que suponían que era el camino marcado para llegar a la estación eléctrica.
El Lindworm estaba iracundo. Nunca había tardado tanto en cazar, ninguna otra presa había dado tanta resistencia como lo estaban haciendo estos dos humanos. Apretando los dientes de la rabia fue que dio un poderoso rugido que hizo que los chicos se taparan los oídos.
-¡¡EEEEEEKKKKK!! - Walt también resultó afectado.
-¡Ahí está! - Señaló Lincoln. - ¡Corre con todo, Walt! - Gritó.
El animal no tomo tanta velocidad, pues continuaba afectado por el ensordecedor rugido del dragón. Solo estaban a unos pocos metros de llegar. Lo primero que los recibía era una simple valla de metal, la cual podían saltar. No obstante, cuando se encontraban a poca distancia vieron como una gran sombra se cernía sobre ellos.
Ambos voltearon asustados. El Lindworm venía en caída libre. Había perdido totalmente la cabeza, seguía ciego, pero su expresión profundamente molesta no cambió.
-¡PUEDO OLERLOS! - Declaró el dragón antes de golpearlos.
Las entrada de la central salió volando, así como Walt y los chicos. El dragón no se volvió a elevar, fue un ataque extremadamente kamikaze solo para derribarlos. Pero por más perjudicial que fuera, dio resultado.
Lincoln sintió que su cabeza daba vueltas, su espalda y su cabeza le dolía. Un pequeño hilo de sangre bajo de su frente manchando sus blancos cabellos. Levantándose tambaleante lo primero noto fue como Walt se marchaba cojeando, y lo segundo que se encontró fue con el imponente dragón frente suyo. Este lentamente se estaba recuperando del impacto, aunque seguía con su visión afectada.
Lo vio oler y en el momento en que lo hizo, abrió la boca. Lincoln abrió los ojos incrédulo. Antes de que el fuego lo consumiera fue apartado del camino por Hilda.
-¡No te quedes parado frente a él! - Le regaño Hilda. Esta se tomaba con fuerza su hombro. Estaba cubierta de tierra y un poco de sangre. Sin embargo, no parecía tener ninguna herida abierta.
-L-Lo siento - Se disculpó el albino, por un momento se sintió muy perdido. Aunque su conversación fue detenida cuando el dragón con dificultad fue moviendo su cabeza hacía su dirección.
Sin perder el tiempo, ambos se pusieron a cubierta en uno de los edificios cercanos. El calor inundo el ambiente y el aíre fue más denso.
-Va a acabar quemando todo a su paso - Comentó Lincoln angustiado viendo parte del bosque ardiendo.
-¡Debemos detenerlo antes de que haga eso! - Declaró Hilda.
Inesperadamente, el fuego se detuvo, escucharon a la criatura toser, desprendiendo humo con cada tosida. Asomándose un poco, vieron que se estaba ahogando y luchaba por llevar oxigeno a su sistema.
-Claro, él también necesita oxigeno, no toneladas de dióxido de carbono que debe de producir esas llamas - Analizó Lincoln.
-Eso significa que no puedo estar usando tan descuidadamente su aliento de fuego - Completo Hilda.
Aprovechando que su enemigo intentaba no ahogarse corrieron para adentrarse más a la estación eléctrica.
-¿Qué buscamos exactamente? - Preguntó Hilda, la idea era electrocutar a la lagartija gigante, no obstante, tampoco era su idea destruir todo el lugar.
-El transformador, es lo que regula la electricidad, eso debería bastar para dejarlo incapacitado - Explicó, miraba a todos lados, pero solo seguía mirando subestaciones.
Un grito los hizo detenerse a ambos.
-¡No van a escapar de mi! - Escucharon rugir cerca. Dándose la vuelta encontraron a la bestia, aún ciega caminando hacía ellos. Pero muy cerca había una mujer. Piel morena, cabello corto y castaño, vestida formalmente de azul. Ella solo temblaba de miedo mirando a la imponente criatura. Un movimiento equivocado y sería aplastada.
Hilda chasqueó la lengua.
-¡Oye tonto, estamos por aquí! - Gritó Lincoln corriendo hacía uno de los costados para llamar su atención.
-¡Ya lo sé, conejo, puedo olernos! - Respondió con más gruñidos.
La mujer también los vio asustada. Hilda le hizo la señal para que se fuera.
-¡Sí, pereces disco rayado repitiendo lo mismo! - Le gritó Hilda, aunque su atención estaba en la mujer que tardo unos segundos en procesar todo antes de levantarse y salir corriendo de ahí. Hilda también noto a otros trabajadores que estaba observando asustados y a ellos también les dio la misma indicación. Todos acataron y salieron corriendo.
Justo a tiempo se marcharon cuando el dragón volvió a realizar aquel movimiento con su cola. Destrozando parte del pavimento el cual choco contra las torres.
Lincoln y Hilda nuevamente se vieron forzados a esquivar escombros, muy al pendientes de que uno de los cables no los llegará a tocar. Corrieron hacía otra dirección, pero tal como el dragón seguía indicando, los podía oler y así, podía seguirlos.
Ambos chicos continuaban buscando el transformador, fue Lincoln el que dio con él.
-¡Por ahí! - Exclamó. Sin embargo, fueron forzados a apartarse del camino cuando más escombros cayeron. Hilda miro a su lado y noto una camioneta. Tomando a Lincoln corrieron hacía ella y barriéndose quedaron debajo de ella. Escucharon escombros caer encima suyo y la camioneta hundirse ligeramente.
Los pasos del dragón no cesaron. Estaban en un predicamento. El transformador estaba a tan solo unos metros de ellos, pero el Lindworm estaba más cerca. Ya sea que volviera a lanzar fuego o simplemente se lanzará cual kamikaze como había hecho antes podría aplastarlos o pulverizarlos. Guardando silencio, la mente de ambos trabajaba al 120% para poder salir de está.
Fue en ese momento que una gota cayó sobre Hilda. Esta miró confundida por un segundo, hasta que lo olió y supo lo que era. Gasolina.
Trago saliva.
Era todo o nada. Quitándose su chamarra la puso a un lado suyo. Y rompiendo más el cableado, se roció con gasolina, se la esparció en todo el cuerpo.
Lincoln la miró alarmado.
-¡¿Qué haces?! - Le susurró confundido.
-Nuestras chamarras, tiene nuestro olor corporal, sí nos rociamos de esto podemos ocultarlo - Explicó.
-¡Y también nos expone más a sus llamas!
-¡Es todo lo que puedo pensar! ¡quítate la chamarra y rocíate también, cuando este cerca arrojemos las chamarras a diferentes costados, pensará que somos nosotros y nos dará la posibilidad de llegar al transformador! - Hilda le miró con intensidad.
Fueron pocos segundos, pero a Lincoln le parecieron como minutos, las pisadas del Lindworm acercándose a ellos no ayudaba.
Entendía la idea de Hilda, hacerle pensar que los tenía y poder llegar al transformador y así llamar su atención para que fuera por ellos. Pese a todo, tenía posibilidades de que funcionase. Pero sí acababa escupiendo fuego y no eran los suficientemente rápidos sería su fin.
Era una idea extremadamente peligrosa, digna de una situación desesperada. Y su situación, cumplía esos requerimientos.
-Bien - Respondió y comenzó a quitarse la chamarra. Cuando acabo de bañarse, esperaron a que el dragón se acercará más. Aunque hicieran bola las chamarras estas no se alejarían demasiado y menos en una posición tan incomoda como la suya.
Podían sentir los fuertes latidos de sus corazones, su aliento lo contuvieron y las únicas dos cosas que escuchaban era el bombeo de la sangre y las pisadas de la poderosa criatura.
Se miraron fijamente, ambos llevaban la cuenta.
5...
Otra pisada.
4...
Más cerca...
3...
¡Más cerca!
2...
Podían oler su fuerte aliento a humeante.
1...
¡AHORA!
Ambos lanzaron sus chamarras a los costados y con una gran reacción el dragón las aplastó, colocando todo su peso en una de ellas y llevando su cola hacía la otra, se estiró lo suficiente y logro alcanzarlos.
-¡EL CAZADOR VENCIÓ! - Exclamó victorioso. Podía sentir los cuerpos aplastados debajo de sus garras y su cola. Una gran sonrisa de satisfacción se dibujo en su cara.
Tomándose un minuto para descansar, inhalo y exhalo con fuerza. Aún sentía su garganta arder como el infierno y el horrible sabor a humo en su paladar. La comida ya no le sabría nada, pero se conformaba con tener su estomago lleno.
Cuando se sintió más recuperado, fue que pudo abrir un ojo. Mirando su par de garras sobre el suelo, su sonrisa se ensancho más, aunque no vio sangre alrededor, podía sentir el cuerpo aplastado bajo de él.
-Ahora quien r... - Ensanchó su ojo en sorpresa cuando miro su palma y lo único que vio fue una chamarra muy maltratada y sucia.
-¡¿Qué?! - Exclamó impactado, miro a su cola y la levanto. Lo mismo.
Había sido engañado. El desagrado solo se hizo más presente cuando dos voces extremadamente molestas llegaron a sus oídos.
-¡Oye imbécil! - Grito el albino con una sonrisa burlona.
-¡Seguimos con vida! - Se burló Hilda quien le hacía un particular insulto con el dedo medio.
El plan estaba saliendo relativamente bien, el transformador estaba a sus espaldas. Ahora la única cosa en la que se sustentaba el plan era que el dragón fuera directamente a atacarlos, sí llegaba a lanzar su aliento de fuego era un jaque mate para ellos.
Aunque sus rostros mostrarán mofa y orgullo. Estaban muertos de los nervios, todo podía acabar en un instante. El siguiente movimiento definiría todo.
El Lindworm tan solo rechino los dientes y los miró con una furia absoluta.
-¡USTEDES! ¡MALDITOS HU-! - Su grito de furia fue interrumpido por el molesto ataque de tos. El corazón de ambos chicos se detuvo por un segundo.
-¡¿Qué pasa, acaso el ciervo y el conejo te comieron la lengua?! - Se burló Hilda, lo que acabo por colmar toda la paciencia de la bestia.
Sin decir nada más y con un ardor intenso en su garganta el Lindworm dio un gran saltó para aplastarlos de una vez.
-¡Jaqué! - Gritó Lincoln.
El albino y la peliazul saltaron a un lado cuando la bestia estaba cerca de acabar con ellos. Esta simplemente se estrelló contra el transformador.
El efecto fue inmediato.
Fuertes destellos salieron disparados. La electricidad fluyendo por todo el sistema del Lindworm que solo podía gritar del dolor.
Todo el pueblo sufrió de un gran apagón.
Con lo poco de conciencia que guardaba. El Lindworm logró separarse del transformador. Su cuerpo desprendía humo y sus escamas estaba en buena parte quemadas.
No dijo nada más cuando se tumbo la lado. Totalmente inconsciente.
Cuando lo vieron caer, la fuerza abandono a los chicos.
-¡Funcionó! - Celebró Lincoln, totalmente exhausto.
Hilda solo se rió.
Ambos estuvieron acostados en el suelo tratando de recuperar el aliento. Hubo un cómodo silenció hasta que el albino se dio cuenta de algo.
-Ahora que lo vencimos y lo electrocutamos... ¿Cómo lo convenceremos de que nos ayude? - Preguntó.
-¡Ugh! Cierto... lo había olvidado por completo - Se quejó.
~0~0~0~
Un tiempo paso y el Lindworm sintió agua bajando por su hocico. Lentamente, fue abriendo los ojos. Para su disgusto, lo primero que vieron sus ojos fueron a los dos niños desgraciados que lo habían vencido.
-Por fin despiertas - Dijo la chica.
Un gruñido escapo de su boca. Cuando intento moverse noto que estaba inmovilizado. Cadenas amarraban sus garras, su cola y su hocico.
Intentando ser un poco más brusco para liberarse solo consiguió herirse. Los chicos se alejaron un poco.
-(Menos mal había cadenas en el cuarto de control, de no haber tenido nada con lo que inmovilizarlo probablemente tendríamos otra persecución) - Sin encontrar respuesta al porqué guardarían cadenas en la estación eléctrica, nunca podría entender la lógica o las razones de la gente de Gravity Falls para hacer algo.
Tras luchar un poco más, el Lindworm se rindió.
Hubo un poco de silencio y de titubeo en los dos chicos hasta que el dragón hablo, derrotado.
-Esta bien, ustedes son los cazadores... - Dijo derrotado, pero solemne. - Acaben conmigo - Había perdido, no tenía que seguir viviendo, y su territorio ya no le pertenecía.
-No podemos hacer tal cosa - Respondió Lincoln, rodeando al dragón hasta ponerse al lado de la peliazul.
El Lindworm entrecerró la mirada entre confundido e irritado.
-¿Porqué no podrían?
-Porque no buscamos eso, en realidad, te buscábamos para hacer un trato contigo, pero tú nos hallaste primero y... ya sabes el resto - Explicó Lincoln. Claro que había cierta mentira, ya que ninguno pensó en que hacer y tuvieron una crisis en medio de su búsqueda. Pero eso era algo que no le incumbía al dragón.
-¿Un trato?
-Sí, un trato. Verás, uno de los tuyos amenaza con quemar nuestra cabaña, así que queríamos proponer una alianza temporal para vencer a ese Lindworm - Continuó el albino.
-Ustedes me vencieron, no veo porque no podrían vencerlo, yo soy el más fuerte por aquí - Comentó sin entender.
-Lo que paso fue... muy explosivo... y no podemos vencerlo por nuestra cuenta ya que lastimaríamos inocentes en el proceso, preferimos acabar el asunto rápido antes de repetir otra persecución - Respondió la peliazul con honestidad.
Hubo silencio por parte del dragón. Hilda siguió.
-Veo que no estas convencido. Verás, el Lindworm es uno rojo de ojos verdes, seguro lo conoces...
-¿Smaug? ¿ese debilucho?
-¿Ese es su nombre? - Preguntó Lincoln.
-Así es, no lo veía desde hace tiempo, veo que continua con sus artimañas y su afán por tenerlo todo - Gruñó, con lo débil que estaba, estas cadenas le lastimaban, apenas podía comunicarse.
Hilda le miró fijamente y tras unos momentos, tomo las cadenas del hocico del Lindworm y pidiéndole ayuda a Lincoln, quien titubeo, pero acabo ayudando de todas formas.
-¿Por qué me liberan? - El dragón bicolor no entendía las acciones de ambos. Para él, las cosas eran mucho más sencillas, cazar o ser cazado, en eso consistía todo.
-Porque tampoco es mi deseo hacerte sufrir innecesariamente. Francamente hubiera preferido evitar todo este caos, pero ahora que estamos más tranquilos, en serio quiero que nos entiendas - Hilda poso una mano suavemente en el hocico del dragón.
El dragón se le quedo mirando.
-Mira, este "Smaug" esta aliado con otra criatura llamada Nisse, el cual básicamente le da refugió de ti y del resto de Lindworms, no obstante, gracias al Nisse, Smaug puede acceder muy fácilmente con nosotros y amenaza con quemar no solo nuestro hogar sino el de muchas personas inocentes. Creo que puedes entendernos en eso, defender nuestro territorio. Pero no podemos hacerlo sin llegar a involucrar a otros. Es por eso que queremos su ayuda - Explicó Lincoln calmadamente.
-No buscamos ni quitarte de tu territorio, ni buscamos comerte, solo queremos que nos ayudes, y pues... bueno, ahora no creo que tengas tantas fuerzas de pelear, pero esperábamos que pudieras convencer al resto de Lindworms de que nos ayuden, solo por esta vez. En serio lamento lo que te dije antes, y por... lastimarte... - Se disculpó Hilda, sintiéndose mal por las heridas que le ocasiono.
-Yo también me disculpo, espero que no tengas problemas de la vista, sí es así, yo te ayudaré a llevarlo - Añadió Lincoln.
En los ojos de los chicos el dragón vio algo que nunca había visto en su vida.
Compasión.
-Ustedes... son más raros de lo que pensé. Luego de intentar comerlos, aplastarlos, quemarlos, aún así, me perdonan la vida y se disculpan conmigo, ¿Qué clase de humanos son ustedes? - Preguntó impactado.
-Sí... somos bastante raros... - La expresión de Hilda oscureció al recordar a Aragón un breve segundo. Esa inocencia, esas ganas de explorar, ese entusiasmo. Ese genuino deseo de tener amigos...
-Yo... creo que todas las vidas son valiosas, ahora más que nunca, por eso lo que deseo es que todo este problema se solucione sin bajas innecesarias. No quiero que otros sufran por los caprichos de otros - Se sinceró.
Recordó a Stan... él y Sonsu estaban arriesgando sus vidas mientras hablaban. Wendy y Soos también se estaban esforzando. No podía defraudarlos, a la única a la que podía defraudar era a ella misma, a nadie más...
Sintió una mano en el hombro. Volteó y miró a Lincoln. Él la veía con una mezcla de seriedad y empatía, luego posó su mirada.
-¿Entonces? ¿nos puedes ayudar? - Preguntó.
El dragón solo se mantuvo en silenció.
-Yo... ¿puedo seguir quedándome en la montaña? - Preguntó.
-¡Claro que sí! Ya te lo dijimos, no buscamos dejarte sin hogar - Sonrió el albino.
-De acuerdo, les ayudaré. Pese a todo, los reconozco, ustedes me vencieron, eso lo respeto, sin contar... que me perdonaron la vida, eso me deja con una deuda, sí con quitarles a Smaug de encima puedo saldar mi deuda, que así sea - Declaró.
Ambos sonrieron.
¡Lo lograron!
-¡Genial! Llamaré a Wendy para ver que tal van - Dijo Lincoln, luego se dio cuenta de algo que le dejo pálido. - ¡Hilda! ¡tú tenías el celular! ¡¿está bien?! - Con todo lo que habían pasado, lo peor sería que se rompiera.
Hilda sintió que su corazón se detenía por un segundo y de inmediato se llevo su mano a sus bolsillos, aún lo tenía, lo sacó pensando lo peor, pero para su gran fortuna. El celular solo estaba sucio.
-¡Sigue funcionando! - Dijo Hilda aliviada pasándole el aparato a su compañero.
Lincoln se llevó su mano al pecho, suspirando de alivio.
-Rayos, ¿Cómo es que sobrevivió a todo eso? - Se preguntó el albino, pero mirándolo detenidamente se dio cuenta de algo. De la marca del celular.
Nokia.
Todo cobraba sentido.
Seleccionando el número registrado de la pelirroja, esperó unos segundos el tono de llamada hasta que contestaron.
-¿Wendy? - Llamó.
-¡Linc! ¡Justo estaba por llamarles! ¡¿Cómo están?! ¡¿Están heridos?! - Preguntó preocupada.
-Sí, estamos... más o menos la verdad... pero seguimos en una pieza. Conseguimos la ayuda de los Lindworms - Dijo.
-¡Eso es genial! ¡Es excelente! ¡No tiene de que preocuparse, ya sabemos donde se esconden ese par de ratas! - Mencionó muy emocionada.
Lincoln suspiró aliviado.
-Es muy bueno escuchar eso... ¿tuvieron muchos problemas? - Preguntó con una ligera sonrisa.
-Pues... sí, la verdad es que costó convencerlos sin tener que recurrir a la fuerza bruta, pero bueno, por cierto, ¡descubrí que mi Nisse es una chica! ¡Es super adorable! - Escuchó unos sonidos que fue incapaz de entender más las risas de Wendy.
Pero súbitamente otra voz sonó.
-¡Chicos! ¡¿Cómo están?! - Preguntó Soos.
-Estamos completos... que es lo importante, aunque totalmente sucios - Miró su ropa. Su chamarra blanca cambió totalmente su color luego de toda la persecución.
-¡Genial! ¡Yo estoy lleno de arañazos y mordidas, pero aun conservo parte de mi piel! - Contó muy animado. Lincoln sonrió cálidamente.
-Me alegra que estén bien... - A Lincoln casi se le quiebra la voz, pero supo contenerse. Sin embargo, recobró la seriedad. - Nos reuniremos con otros Lindworms, así que díganos la ubicación de ese par. No podemos permitir que Stan y Sonsu sigan jugándose la vida - Declaró con seriedad.
Mientras Lincoln hablaba, Hilda le quitaba el resto de cadenas al dragón quien lentamente se estiraba. Aún le dolía mucho el cuerpo, pero aguantaría lo suficiente.
-Mucho mejor... - Declaró la criatura.
Hilda le sonrió, pero luego de unos momentos en silenció, se ánimo a preguntar.
-Por cierto... ¿Cómo te llamas? - El dragón se le quedo mirando sorprendido. - No creo que te guste que solo te llamemos "dragón" o "Lindworm" - Comentó.
-Mi nombre es Fafnir - Se presentó. Eso sorprendió a Hilda, ya que eran quien Smaug quería "darle una lección".
La peliazul sonrió levemente.
-Yo soy Hilda y él es... - Fue interrumpida por su compañero.
-¡Soy Lincoln, un gusto! - Cerró el teléfono y lo guardó en su bolsillo. - ¡Es hora de irnos, el tiempo corre y no podemos dejar que Stan y Sonsu sigan corriendo peligro! - Hilda asintió retomando la seriedad.
-¿Aún puedes andar? - Le preguntó el albino a Fafnir.
-Puedo volar, ¿eso es suficiente?
-¡Es mejor!
-¡Suban entonces! Francamente, tiene suerte de que el resto de Lindworms también tiene una deuda conmigo y es hora de cobrarle al desgraciado de Smaug - Declaró.
~0~0~0~
-¡Ya decide de una maldita vez! ¡Llevas más de una hora decidiendo entre dos modelos! - Exclamó el Nisse exasperado, ya estaba harto de escucharlos hablar. Ni dejaban dormir, ni decían nada que llamará mínimamente su atención.
La respuesta de Smaug fue silenciosa pero brusca, con una de sus garras tomo unos cuantos objetos pesados y los lanzó a donde se encontraba su compañero esperando que uno de estos le aplastase y se callará de una vez.
Ellos dos no eran los únicos irritados.
Sonsu quería golpear al otro Sonsu. Ya tenía motivos más que suficientes y justificables cuando colocó un régimen de dos personas y obligaban a otros a servirles y entregarle todas sus pertenecías. Esto le enfadaba, y lo enfadó cuando sucedió, aún así, esas razones se quedaban cortas comparadas a tener que escucharlo con su voz chillona quejarse durante más de una mientras intentaba seguir con el plan.
Para variar ya se le estaba poniendo muy ronca la voz, tanto así que prefirió descansar un poco. Nunca fue especialmente hablador y antes de todo esto no conversaba con prácticamente nadie en su día a día. Prefería sentarse y disfrutar de un buen libro o un buen programa [Eso cuando no había nadie en casa].
Estirándose para que sus huesos sonarán. Fue satisfactorio el sonido y la sensación. Miró agotado a Stan.
Él seguía discutiendo con el Lindworm, aún sonaba bien, eran evidentes sus años de experiencia para manejar personas. No obstante, veía que tanto él como el dragón comenzaban a quemarse del asunto.
Considerando el tiempo que descansó, vio oportuno volver a apoyar a Pines. Aclarándose la garganta, se acercó volvió a meterse en la conversación.
-Muy bien, creo que es entre la PP-Bizon y el SSG 08 - Stan se limpió el sudor, charlar durante horas era agotador y sobretodo, muy caluroso. Suponía que era por la presencia del dragón capaz de escupir fuego, pero no podía darle más igual en este punto.
El dragón lo pensó detenidamente, su cara demostraba demasiada concentración e indecisión. Todas las armas que le habían mostrado le habían gustado, quería poseerlas todas, pero ya estaba cansado.
-La SSG 08 será mi decisión final - Sentenció.
-¡Al fin! - Gritó el otro Nisse.
Sonsu apretó más el puño, que ganas de pegarle.
-¡La SSG 08 entonces! - Gritó Stan, él también estaba muy agotado. Que nadie le diga que no hizo un buen trabajo.
El teléfono de Stan sonó.
-¿De dónde provine ese ruido? - Preguntó el Smaug confundido.
-(¡Que oportuno!) - Pensó Stan mirando de quien provenía la llamada. - Es mi teléfono, señor. No se preocupe, son los de la artillería, seguro será sobre su pedido. Solo espéreme un segundo - Dijo mientras retrocedía y contestaba.
-¡Que gran servició! - Exclamó el dragón, contento de que todo le esté saliendo bien.
-Nuevo juguete - Comentó el otro Sonsu, mirando detenidamente el celular de Stanley. Sonsu, miró detenidamente al otro Sonsu, sí intentaba algo ya tenía la excusa perfecta para golpearlo.
-¿Cómo se encuentran? - Preguntó.
-Bien, señor Pines, ya tenemos listo todo, ya estamos en el agujero donde se encuentran - Dijo Soos.
-Es bueno saberlo, pero me refería a los chicos - Comentó Stan.
-¡Están bien, Sr. Pines! ¡Lo consiguieron, Wendy está hablando con ellos, ya están cerca de donde están ustedes! - Eso hizo suspirar de alivio a Stanley. No era que él no se preocupará de sus empleados, pero había tareas y tareas, ello lidiaban con hombrecitos que ni siquiera llegaban al metro de altura mientras que los niños lidiaban con lagartijas escupe fuego de tres metros.
-¡Bien! Creo que puedo entretenerlos un poco más, ¿en cuánto tiempo crees que tarden en venir los niños? - Preguntó.
-Deje le preguntó a Wendy, ella esta hablando con ellos justo ahora - Stan no dijo nada, pero asintió. Espero con paciencia a que Soos regresará.
-¡Dicen que ya vieron la casa! - Stan sonrió.
-Muy bien, vamos a darle la sorpresa a este par de tontos - Stan ensancho su sonrisa y colgó la llamada. Regresando su atención a los que le miraban impacientes, se acercó.
-Ya está todo listo, señores, creo que con esto podremos zanjar todo esto para siempre - Se frotó las manos y miró con complicidad a Sonsu. Este dio un leve asentimiento.
-¿Para siempre? - Se burló el Lindworm.
-¡No habrá un para siempre! - Exclamó el otro Sonsu subiendo a la cabeza de Smaug, quien le permitió eso por su buen humor.
-¡Ustedes, seguirán pagando tributo al macho alfa! - Declaró Smaug con una sonrisa arrogante.
-¡Claro! ¡Ahora dame esa cosa que guardaste en tu bolsillo con la que estabas antes! - Exigió el otro Sonsu con avaricia.
Stan no se dejó y solo ensancho más su sonrisa.
-No se equivoquen, pedazos de tontos, esto del régimen dictatorial sobre los Nisse y las propiedades de las personas ya ha llegado a su fin - Tanto el Nisse como el Lindworm se sintieron ofendidos.
-¡¿Qué te hace decir eso?! - Exigió saber el Nisse.
-¡Que es un maldito golpe de estado, idiota! - Respondió Sonsu uniéndose a Stanley.
-¿Un qué de qué? - Preguntó Smaug sin entender.
-¡Creo que se rebelan contra nosotros! - Afirmó el otro Sonsu enojado.
El Lindworm frunció el ceño profundamente y tomo una postura amenazante.
-¿Con qué rebelión...? - Tras decir eso se echó a reír. - ¡¿Ustedes y cuantos más?! - Preguntó sarcásticamente.
-¡Ya pueden entrar, chicos! - Llamó Stan.
De inmediato se abrieron muchos portales al Espacio Nisse de donde salieron todos los Nisse del pueblo. El sitió era grande y con lo pequeños que eran los Nisse en general cabían bastante, aunque igual estaba apretados.
Soos y Wendy se pusieron al lado de Stan y Sonsu. Ambos tenían algunos arañazos en la cara y las manos, un poco de su ropa rasgada, pero dentro de lo que cabe estaban bien.
-¡¿Todos ustedes se unieron a este suicidio?! - Se burló el otro Sonsu.
-¿En serio piensan que esto hará una diferencia? ¡Estos debiluchos no sirven ni para calentar, solo sirven de bocadillo! - Se rió el Lindworm.
-¿Estas seguro que eso no aplica para ti? - Una voz desconocida para todos, menos para el dragón se hizo presente.
El corazón de Smaug se paró por un segundo. Y el susto solo fue más grande cuando el tejado fue levantado. Revelando que un grupo de Lindworms que el conocía muy bien le miraban sedientos de sangre.
Y el que le miraba con una sonrisa maliciosa, era ni más ni menos que Fafnir, montando en él estaban Hilda y Lincoln.
Fue en ese momento que tanto el otro Sonsu como Smaug sintieron el verdadero terror.
-¡Chicos! - Exclamaron Stan, Wendy y Soos mirando a los niños. Estaban en una pieza, malheridos, pero vivos.
Ellos solo sonrieron aliviados, estaban bien. Todo estaba saliendo bien.
-¿Q-Q-Q-Qué ha-hacen ustedes aquí? - Tartamudeó Smaug.
-Eso es lo último que te debería de importar - Dijo otro Lindworm, uno verde brillante de voz femenina que miraba complacida la mirada llena de miedo de Smaug.
Otros cuatro Lindworms se posicionaron y comenzaron a reír.
-¡Esto será muy divertido! - Exclamó uno negro con morado.
-¡La presa ya se quedo sin lugar a donde huir! - Se burló otro de color rojo con amarillo.
-¡Fafnir! ¿También podemos quedarnos con estas criaturas peludas? - Ese comentario sin duda puso nervioso al resto de Nisses.
Fafnir sabía como lo miraban Hilda y Lincoln.
-No, confórmate con la rata de Smaug - Sonrió maliciosamente.
Smaug se acercó furioso a Stan, quien no se dejó intimidar. - ¡Ustedes planearon esto! - Exclamó.
-¡Claro que sí! ¡Ustedes cayeron redonditos! - En respuesta, Stan le golpeo la nariz con todas sus fuerzas, lo cual molestó más a la bestia, aunque no tuvo tiempo de cobrar venganza cuando el resto de Lindworm se prepararon para atacar.
-¡No, no, no, no, no, esperen! - La desesperación le inundo de repente y cuando los vio acercarse intento escapar dando un salto para volar, pero fue detenido a mitad de camino por el Lindworm negro. Esculpiéndole fuego, su hocico fue cerrado de golpe por la Lindworm verde. El resto de Lindworms lo fueron alejando de la zona para divertirse con él a su gusto.
En su camino de huida hizo que el otro Sonsu cayera. Un sofá amortiguo su caída, pero cuando menos se dio cuenta fue rodeado del resto de Nisses, que le miraba extremadamente agresivos.
-¡Pido tregua! - Gritó. Pero fue en vano cuando todos los Nisse se abalanzaron sobre él, sin darle tiempo a entrar por el Espacio Nisse.
-¡Bien! ¡Final feliz para todos! - Declaró Soos, orgulloso de su trabajo. Los gritos del otro Sonsu y de Smaug se escucharon de fondo. - Sí, para todos - Reafirmo lo dicho.
-¿No vas a ir a golpearlo? - Preguntó Wendy a su Nisse la cual abrazaba con cariño.
Esta solo negó con la cabeza.
-S-Son demasiado violentos... ¡me da miedo! - Dijo asustado. Wendy se sintió conmovida por la ternura de la Nisse y la abrazo con más fuerza.
-¡Sí, son demasiados violentos! ¡al fin alguien que me entiende! - Se sentía bien tener a otra chica en casa.
-¿Tú que haces aquí todavía? - Preguntó Stan mirando a Sonsu, el cual se veía ansioso.
-Hay demasiados como para pegarle como me gustaría - Respondió.
-¡Déjate de payasadas! ¡Tú dale con la silla, sé que te vienes aguantando las ganas desde hace una hora! - Le dio su aprobación, mientras le pasaba una mini-silla de juguete.
-¡Pero...! - Intento decir algo más, pero Stan le interrumpió.
-Y no te preocupes, no acabarás como ese tonto, al final sí me caíste bien, así que te dejaré quedarte - Le dio un pulgar arriba.
-¡No digas más entonces! - Exclamó y fue directo a la multitud. Callaría a ese desgraciado de una vez por todas.
Con un grito de furia que había estado conteniendo arremetió contra el otro Sonsu.
Stan sonrió, luego poso su atención en Lincoln y Hilda que seguían montados en el dragón.
Estos conversaban de algo.
-¿No irás con ellos? - Preguntón Hilda. El Lindworm se rió.
-Iré, pero sigo recobrando fuerzas, tengo todo el cuerpo entumecido - Explicó.
-Lo siento por eso, fue idea mía - Se disculpó Lincoln.
-No hay nada de que disculparse, en una lucha por la vida y la muerte todo está permitido - Mencionó bajando del otro lado de la construcción.
Smaug y el otro Nisse se había escondido en una casa abandonada de hace décadas. No tenía idea que hacía en lo más profundo del bosque, pero se encontraba por ahí. La debieron de hallar de este lugar de casualidad, normal que fuera tan complicado encontrarlo.
El Lindworm se acomodó para dejarlos bajar. Cosa que así hicieron.
-Aquí nos despedimos - Dijo.
-Gracias por tu ayuda, en serio, muchas gracias - Agradeció Hilda con una sonrisa.
-¡Hfm! Con esto se salda mi deuda - Sonrió ferozmente. - Aún así, esperare con ansias nuestra revancha - Comentó.
-No creo que suceda, la verdad - Dijo Lincoln con honestidad. No le apetecía otra persecución tan intensa.
-¡Je! ¡Eso ya lo veremos, pero hasta entonces, veamos que les depara el destino, aventureros! - Dijo empezando a flotar.
-¡Nos vemos, Fafnir! - Se despidieron ambos. El dragón se marchó hacía donde se fue el resto de sus compatriotas.
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-Aventureros, eh... - Mencionó Hilda melancólica cuando el dragón salió de su rango de visión.
Lincoln la miró un segundo, vio que todavía se sostenía el hombro. Suspiró y se quitó su chamarra la cual llevaba amarrada en la cintura.
-No te muevas - Dijo mientras tomaba de su brazo lastimado.
-¿Q-Qué haces? - Le dijo nerviosa, cerrando un ojo al sentir el dolor.
-Te lo acomodo de vuelta
-¿Sabes cómo hacerlo?
-Sí... bueno, no sé como es que lo sé, pero lo sé - Respondió. - Aprieta los dientes, esto dolerá - Hilda ni pudo responder cuando Lincoln volvió a colocar su hombro en su lugar. El tronido y el dolor no se hizo esperar. Hilda no pudo contener su quejido, pero no dijo nada.
Sin perder el tiempo, Lincoln tomó su chamarra y con ella, le hizo un cabestrillo improvisado a la peliazul. Cuando terminó, Hilda pudo descansar su hombro más tranquila, pues el dolor fuerte ya se había apaciguado.
-Gracias - Agradeció.
-No hay de que... - Le dio la espalda y colocó su espalda contra la pared de la pseudo mansión para lentamente sentarse. Estaba agotado.
Hilda repitió lo mismo, dejando descansar su cuerpo.
Aún podían ver el cielo, ya estaba oscureciendo. El sol nunca había salido, y había amenazado con llover, lo cual agradecían que no sucediese. Ya estaba lo suficientemente sucios como para estar totalmente mojados.
La emoción del momento había pasado. La adrenalina desapareció. Solo permaneció el silencio. Todo se había solucionado...
No...
Solo resolvieron este problema...
Aún tenían problemas más grandes...
-¿Qué haremos? - Preguntó Lincoln.
-¿Qué quieres decir? - Hilda le miró.
-La guía... ¿seguiremos con eso? - La expresión de Hilda se apagó.
-No... yo... creo que es mejor que dejemos esto, por nuestro bien... - Comentó mirando al suelo entristecida.
-Concuerdo... yo... creo que ya tuve suficiente de aventuras, dejaron de ser divertidas - Él solo observo el cielo gris.
-Nuestra ignorancia fue lo que hizo que nos parecieran divertidas... - Ella alzó su mirada.
Los elfos le vinieron a la mente.
Galadriel...
Ella sabía que vendría...
Una madre que perdió a su hijo...
¿Así se sentía su propia madre?
Ella no estaba...
¿La extrañaba?
¿Aún tenía familia?
Su expresión solo hizo más que oscurecerse con esa línea de pensamientos.
-Tendré un plan - Lo que dijo el albino la sacó de sus pensamientos.
Él la miró con seriedad.
-Los elfos vendrán, está vez me prepararé... - Eso último lo dijo en voz baja.
-No quiero quitarle más a esa mujer - Dijo apagada.
-Yo nunca dije que fuera a lastimar a nadie... sólo... tampoco quiero que te lastimen... a ti... a mi... a Stan... a nadie... solo... veré la forma de que no nos hagan daño. Eso es todo - Explicó.
Hubo otro silenció. El cual fue roto por Hilda.
-Sabes... yo te mentí - Declaró. El albino la miró.
-¿Recuerdas cuando me preguntaste sobre la guía? Mentí. Yo... realmente no quería escribir nada para ayudar a las personas, solo quería poder dibujar a todas las criaturas que viera y hacer mis propias anotaciones... no sabía cómo ibas a reaccionar y luego de que Stan comentará lo de sus sobrinos solo me sirvió de fachada, la verdad... no confiaba del todo en ti - Confesó apenada, luego, su expresión se oscureció más. - Pero ni siquiera pude seguir mi propia mentira... acabe perjudicando más que ayudando... creo que es lo que me merezco por ser una mentirosa...
Lincoln se sorprendió, pero pronto aceptó esa confesión.
-Supongo que ese es el adiós de la guía de supervivencia...
-Lo siento...
-No te disculpes, yo soy el que lo siente... y... también te mentí en algo... - Ahora fue Hilda quien lo miraba. - Yo... acepté ayudarte porque pensé que no darías la talla para esa tarea... - Se rió sin una pizca de gracia. - Al final acabe siendo yo el que no dio la talla...
No hubo respuesta de consolación, solo un silencioso dolor.
-Supongo que ambos no confiamos lo suficiente el uno en el otro... - Comentó mirando su cabestrillo. Luego miró a Lincoln y se percató de algo, aún seguía sangrando un poco de la cabeza. Lo pensó un segundo, pero decidió actuar.
-Ven - Le dijo. Lincoln la miró y se alteró un poco cuando la vio romper su chamarra con dificultad.
-¿Qué haces? ¡Te vas a lastimar! - Le dijo alarmado. Hilda no escuchó y acabo rompiendo lo que le quedaba de chamarra.
-Voy a vendarte eso - Le dijo entre jadeos, ya sus músculos se habían entumecido luego de un poco de descansó, así que este ejercicio de fuerza le costaba.
-Puedo hacerlo yo, no te sobre esfuerces - Le dijo.
-No... déjame hacerlo, tú me ayudaste, es justo que yo haga lo mismo por ti - Insistió.
-Pero estás con el hombro herido - Protestó Lincoln.
-¡Deja de quejarte y solo déjame ayudarte! - Exclamó ligeramente molesta. Lincoln titubeo, pero al final le dejo vendarle.
Hilda tuvo que hacer el nudo cinco veces por como se le complicaba, Lincoln volvió a insistir en ayudarle, pero fue negada.
-Ahí está - Declaró limpiando se un poco el sudor. Lincoln solo se lo acomodó un poco.
-Gracias... - Agradeció. Luego de eso la peliazul volvió a sentarse.
Hubo otro minuto en silenció. Lincoln se llevó su mano a la improvisada venda, pese a lo torpe y lo terca, y aún con todo lo malo que había pasado. Había... disfrutado de eso, este acto se sentía... cálido.
-Sabes... me alegra que fuéramos sinceros el uno con el otro... yo creo que es lo mejor, decir las cosas.... aunque duela... ya que... no quiero volver a dudar de ti ni de nadie, ni siquiera de mí mismo - Comentó Lincoln con una ligera sonrisa.
Hilda no esperó eso.
-¿T-Tú... aún quieres confiar en mí? ¿Aún después de todos los errores que cause? - Preguntó impactada.
-Sí... bueno, yo tampoco soy un santo ni alguien que no haya metido la pata. Hace unos días que casi provoco que te maten solo por un tonto berrinche mío
-¡Pero no se compara con...!
-Ya sé que no se compara, a diferencia de esa vez, la perdida fue real, no algo hipotético de lo que pudo pasar. Pero tanto tú como yo tenemos la culpa de eso. No podemos negarlo, y es por eso que no podemos simplemente abandonarnos el uno al otro... ya no solo es el tema de los elfos, sino que perdimos nuestra memoria... y... mientras más lo pensaba, más me enfermaba, pensar que pude haber provocado la muerte a alguien y que no pueda recordarlo me aterra. No recordar a mi familia me aterra... ellos... podrían pensar que estoy muerto... o... que realmente ya no me quede más familia - Miró a Hilda con intensidad. - ¡No te abandonaré! ¡Ni a ti ni a Stan o Wendy o Soos! Ni a mi mismo... así qué... ¿estás conmigo? - Le extendió el meñique.
Hilda lo miró emocionada... su labio tembló. Bajo la mirada y unas pequeñas lagrimas bajaron de sus mejillas. Tampoco pudo contener sus sollozos.
Lincoln se puso muy nervioso y no supo que hacer. Tragó saliva y con cuidado se acercó.
-¿E-Estas bien? Yo... lo siento, no fue mi inten...- Fue interrumpida cuando Hilda se rió ligeramente.
-Lo sé, lo sé, perdón, soy yo la que está emocional... - Miró a Lincoln con una sonrisa sincera mientras un leve rubor se mostraba en su rostro. - Gracias... - Fue lo único que pudo expresar mientras extendía su meñique.
Lincoln la miró algo inseguro, pero acabó sonriendo también y entrelazó su meñique con el de ella.
Era una promesa.
-¡Sí ya terminaron de coquetear entonces ya podemos irnos! - Esa voz les petrifico.
Ambos voltearon lentamente y ahí encontraron a todos mirando fijamente.
Stan sonreía cruzado de brazos. Sonsu solo los miraba con una mano en su mentón, mirando divertido la situación. Soos se llevó sus manos a la boca con un pequeño rubor en su rostro. Wendy quien seguía abrazando a su Nisse (la cual se tapo la cara de la vergüenza) miraba con una sonrisa, francamente enternecida.
El color se le subió a ambos de golpe.
-¡¿Desde hace cuanto están escuchando?! - Exigió saber Lincoln.
-Desde tu bonito discurso - Esa respuesta hizo que se le formará un nudo en la garganta.
-¡Vámonos a casa! - Exclamó Hilda levantándose a ella y a Lincoln y caminando rápidamente hasta llegar con los demás.
-¡No tan rápido, que me mareó! - A Lincoln comenzó a hacerle efecto su herida, aunque no sabía sí era la de la cabeza o la del orgullo.
-Mi abuela adorará escuchar esto - Comentó Soos con emoción.
-Son muy tiernos juntos - Wendy se rió.
Ambos chicos fingieron que no escucharon eso y siguieron caminando, totalmente avergonzados. Sin embargo, lo que no notaron fue que ambos tenían sus manos entrelazadas y no se separaron en ningún momento.
Stan solo sonrió. Le alegró no haber intervenido antes. Por una vez su indecisión le jugó bien.
-(Yo tampoco los abandonaré) - Se prometió a sí mismo con determinación. Sin importar nada, ahí estaría para ellos, no volvería a fallar.
-Bueno, vayan por ellos, nadie les dijo que nos íbamos a ir por el bosque, apúrense antes de que alguno de los dos se desmaye o salga otra cosa peor que dragones - Ordenó.
-Sí, jefe - Dijeron ambos antes de ir a perseguir a los chicos.
~0~0~0~
La noche había caído. Luego del ajetreado día que había sido, Stan por fin podía disfrutar de tranquilidad. Era consciente que sus problemas no habían cambiado. Su hermano seguía perdido en quién sabe que dimensión, Lincoln y Hilda seguía sin memoria y con un gran peso en su consciencia, debía volver a evitar impuestos [Sin duda, la más fácil] y a evitar que una maldita criatura sobrenatural no se lo coma vivo.
Entre más pasaban los años, más problemas llegaban a él, para variar eran problemas a largo plazo.
Dejó de pensar en ello cuando el alcohol bajo por su garganta. Era una cerveza al tiempo, barata y comprada incluso antes de que se encontrará a Hilda y Lincoln. No pretendía emborracharse, simplemente quería disfrutar de una cerveza frente al calor de la chimenea. No obstante, ahora ya no la disfrutaba solo.
-¿Qué tal el sabor? - Preguntó Stan.
-Es cerveza barata, demasiado mediocre - Dijo Sonsu sosteniendo su bebida y apoyando su espalda contra la silla.
-Para ser tan pequeño y con tan poco contacto con el exterior más allá de la cabaña, eres más crítico de lo que pensaba - Comentó dando otro trago.
-Has comprado mejores, al menos de lata, no tengo ni idea de que sabrá una cerveza alemana - Tomó otro trago. El sabor era promedio, pero no le disgustaba.
-Solo he probado algo que supuestamente era cerveza alemana, pero nunca he ido a comprobar si era verdad o solo otra estafa, francamente, en esa época no importaba de donde fuera solo quería alcohol - Contó.
-Me lo imagino... - Hubo un silencio cómodo. Solo observaron el fuego, la comodidad de su asiento y el silencio nocturno. Era tan tranquilizador.
-Ojala esto calentará más - Comentó Sonsu. Aún con todo su pelaje y el suéter era demasiado frío y la cabaña en ningún momento cambió su temperatura desde la mañana.
-Dímelo a mi, voy a tener que dormir con mis abrigos puestos y como mínimo cinco sabanas si no quiero que me de hipotermia - Stan suspiró.
-Qué loco se esta volviendo el mundo - Mencionó Sonsu.
-Sí, bueno... más o menos... no tengo idea de sí este frío solo sucede en Oregón o en el resto del país, las noticias aquí se limitan a lo local - Explicó.
-Que extraño, para mi lo más lejos que puedo concebir el mundo es pasando la montaña, eso por lo menos en esta dimensión, el Espacio Nisse es una cosa masiva, pero casi todo es exactamente igual y tener que lidiar con otros Nisse es un dolor de cabeza. A veces me preguntó el porqué seguimos existiendo como especie - Sonsu solo dio otro trago a su bebida.
-Vaya, eso da de que pensar...
-Así es, pero bueno, los Nisse tienen una buena longevidad, supongo que será la edad lo que los hace rendir para sentar pareja - Comentó.
-¿Ah sí? ¿Ya estas interesado en sentar cabeza, viejo? - Se burló. Sonsu solo desestimo la idea.
-Soy viejo, y no tengo las energías para eso, además, ya es muy tarde para mi, si no encontré nada en su día, no encontraré nada de lo que me queda de vida - No sonaba deprimido, más bien resignado.
-Brindemos por eso - Chocaron sus bebidas amistosamente y rieron un poco.
-¿Qué hay de ti?
-¿Yo qué?
-¿Ya también estas resignado como yo o sigues buscando a tu pareja? - Preguntó, aunque ya sabía la respuesta.
-Ya estoy demasiado viejo como para tener una familia propia, así que tomo la primera opción. No puedo ni aguantarme a mi mismo, aunque antes pensaba que podría salirme un hijo por accidente, pero no, sorpresivamente no paso. Honestamente, estoy algo aliviado, no creo que hubiera sido un buen padre - Se desahogó.
-Comparto eso, pero siempre será nuestra percepción, a mis ojos podrías ser una buena figura paterna, quiero decir, ¿has visto como te mira Soos? - Stan se puso algo incomodo.
-Yo no he tenido nada que ver en su desarrollo como hombre. Es un buen chico, si hubiera aprendido de mi probablemente estaría en prisión o similar, pero es un buen chico, me ayuda más de lo que yo mismo le doy crédito - Confesó.
-Me lo imagino...
Permanecieron en un cómodo silenció, hasta que finalmente Stan soltó lo que venía pensando desde hace un buen tiempo. Por fin era un buen momento para sacar el tema.
-Dime la verdad... ¿Sabes de mi hermano? - Preguntó con total seriedad.
-Sí, lo sé, Stanley - Escuchar su verdadero nombre fue suficiente para confirmarlo.
-¿Cuánto sabes de todo lo que ocurrió?
-Todo, te lo dije, he estado aquí desde que la cabaña estuvo construida. La verdad era que antes de eso, yo era un Nisse vagabundo, no era tan diferente de Sonsu, pero él es demasiado joven y tonto, yo también lo era, pero afortunadamente pude ser el primero en enterarse de esta propiedad cuando se estaba construyendo - Contó con tranquilidad.
-Ya veo... sí que nos parecemos más de lo que pensé al principio - Confesó Stanley.
-Me he dado cuenta...
-¿Sabes de la máquina? - Volvió a preguntar.
-Claro que lo sé, yo estuve cuando Ford y Fiddleford la armaron - Dijo.
-¿Ellos sabían de ti?
-No, nunca lo supieron, por eso los Nisse no aparecemos en los diarios. Sin embargo, confieso que estuve por revelar mi presencia a Stanford - Stan se sorprendió ligeramente.
-¿Y eso?
-Pues él no era del pueblo, ciertamente no era la clase de humanos extraños que he visto, no era para nada normal tampoco, ni siquiera se acercaba mínimamente a esos estándares de normalidad dentro de su sociedad humana. Pero sin duda me intrigaba. La vida de un Nisse es relativamente aburrida. Consiste simplemente en encontrar un hogar, que no te echen y defenderlo de otros Nisse. Eso durante años. Es muy aburrido. No tenía ni una ambición a cambiar eso, pero cuando vi que tipo de persona era Stanford me quede intrigado. Su trabajo y su pasión por lo que él entendía como sobrenatural era entretenida. Pensé que quizás podríamos ser amigos...
-¿Por qué al final no lo hiciste? - Preguntó Stanley intrigado.
-Eso lo viste tú mismo, viste la clase de persona en la que acabo siendo. Totalmente paranoico hasta de su propia sombra, todo por ser demasiado inocente con entidades más poderosas que él. Desde que lo vi poseído por eso, decidí mejor alejarme. No quería tener nada que ver con una entidad así de peligrosa. Al final, eso le cobro caro a Stanford. Tanto que perdió su cordura.
Stan sabía de esa entidad, Bill Cipher, había visto las advertencias de Stanford sobre él. Su hermano era muy brillante, pero a veces era demasiado tonto.
-Incluso si me hubiera revelado, no creo que hubiera hecho caso a mis advertencias, sino le hizo caso a Fiddleford, menos me haría caso a mi - Sonsu siguió reflexionando sobre el pasado, absorto en un mar de recuerdos lejanos. - Aunque... a veces me preguntó si realmente hubiera sido así, me cuestione muchas veces sí hice lo correcto sobre quedarme al margen - Habló con suavidad.
-Puedo entender eso... créeme que puedo... cuando lo vi estaba tan cambiado desde la última vez que nos vimos. Es algo obvió, una persona nunca será la misma toda su vida, pero con él fue... a mal. Sentía que me hablaba alguien salido del manicomio diciéndome un montón de locuras que yo no entendía... - Solo quiso reconciliarse con su hermano y acabo separándolos a más distancia de la que se podía calcular.
Suspiró. Se le estaba haciendo costumbre suspirar de esa manera.
-Supongo que sabes lo que he estado tratando de hacer todo este tiempo - Sonsu asintió.
-Sí, pese a que por muchos años jamás consideré conocerte, pues para mi solo eras un impostor, por fin llegue a entender lo que buscabas, supongo que... no eras tan malo como pensé que serías - Stan se sorprendió. Eso... era lo más lindo que le habían dicho en años.
-Gracias... supongo...
Hubo otro silenció incomodo antes de que fuera roto por Sonsu.
-¿Cuándo vas a volver a encender la maquina? Sé que lo intentaste hace no mucho, pero no te salió - Preguntó el Nisse.
-Je, sí, mi hermano complicando las cosas con su maldita tinta invisible - Se rió secamente. Pronto, recobró su seriedad. - Planeo hacerlo esta noche. Por fin puedo estar un poco tranquilo, estos dos días han sido algo intensos y no he revisado la máquina en todo este tiempo - Confesó terminando su bebida.
-Excelente, te ayudaré con eso - Stan se sorprendió.
-¿En serio?
-Sí, a decir verdad, extrañaba cuando veía a Stanford hablar solo, recitando lo que escribía en sus diarios. Era como ver a un niño pequeño. A parte, creo que ahora que sabes que existo lo menos que puedo hacer es echarte una mano, creo que me he apartado durante demasiado tiempo - Stan dio una media sonrisa, sintió que sus hombros se hacían más ligeros.
-Sí, él ha sido así desde que éramos niños, veo que por lo menos antes de invocar un demonio seguía actuando igual - Se levantó de su asiento. - Vamos pues, no perdamos tiempo que me estoy cayendo del sueño y este día a sido muy largo para mis pobres huesos - Se estiró y escuchó el crujir de su espalda.
-Bien por mi, apenas y estoy aguantando el sueño - Acabó su bebida y también se levantó.
Tiraron la basura y se encaminaron hacía la maquina expendedora. Stanley introdujo el código y ambos entraron.
https://youtu.be/wzb7URXtuIo
Lo primero que sintieron fue frío.
Un escalofrío bajo por las espaldas de ambos.
-¡Dios mío! ¡Juro que voy a comprar una docena de calentadores y los voy a poner en todas las partes de la cabaña! - Exclamó Stan.
-Apoyaré a instalar eso, está siendo demasiado insufrible, por muy bueno que sea este suéter voy a necesitar diez más para no morir congelado - Sonsu le apoyó.
Mientras bajaban en el elevador, Stan preguntó.
-Por cierto, ¿has leído los diarios?
-Algunas veces, más que nada el tú tenías, cuando Ford escribía los tres apenas y podía mirarlos, siempre los tenía consigo hasta cuando dormía - Explicó.
-Bien, porque creo que voy a necesitar tu ayuda, sé que mi hermano no pudo registrar todas las cosas que hay en Gravity Falls, y creo que sería buena idea darle una versión actualizada a Soos y Wendy para que anden con cuidado - Comentó.
-Eso suena bien, aunque deberíamos cam... - Se detuvo en secó cuando el elevador se tambaleo. Las luces fallaron brevemente dejando solo las de emergencia. Seguían bajando torpemente y el frío se hizo cada vez más insoportable para ambos.
-¡¿Que mierda fue eso?! - Exclamó Stan.
-¡Creo que vamos a tener que darle mantenimiento a todo este lugar! - Gritó, pero ambos dejaron de hablar cuando llegaron a su destino.
Al momento de que las puertas se abrieron los huesos de ambos se paralizaron. Sintieron su aliento cálido, tuvieron que cubrirse la cara para que no se les congelara. Si antes el frío les parecía insufrible, ahora era insoportable. Ambos estaban abrigados, más Stan que Sonsu, pero el frío les golpeó demasiado al punto de que temblaron como gelatinas.
Ni siquiera pudieron articular una palabra. Solo pudieron agarrarse a sí mismo y frotarse intensamente, buscando desesperadamente el calor.
Las luces de la sala fallaban, y solo las de emergencia encendieron, las luces rojas apenas y alumbraban la oscuridad de la guarida.
Un miedo despertó en ambos.
Había algo en el aíre. Algo que les hacía que cada parte de ellos estuviera totalmente activa, cualquier cansancio, sueño o fatiga que pudieron tener desapareció en el mismo instante en que las puertas del elevador se abrieron.
Algo muy malo había pasado aquí...
Esto no había permanecido así, esto no debería estar pasando. El lugar no estaba así desde la última vez que lo visitó. No había forma de que tantas cosas fallarán, aunque no lo pareciera, sí le daba el suficiente mantenimiento a las maquinas como para no fallar, pero esto era inaudito.
-Vamos - Fue todo lo que pudo decir con las fuerzas que le quedaban, no quería ni respirar, este aíre lo sentía tan denso... sentía que sus pulmones se congelarían.
Ambos avanzaron lentamente, abrumados por el frío que solo crecía por cada paso al que daban. Sonsu tenía el instinto de marcharse, estas bajas temperaturas jamás en todos sus años de vida las había experimentado. Su clima cálido al que estaba acostumbrado había sido brutalmente arrebatado.
Stan estaba muerto del miedo, algo había pasado. Quería marcharse lo más rápido posible, no deseaba estar más tiempo aquí, sus instintos le suplicaban que regresará. El presentimiento de genuinamente morir no se iba de su mente. Pero estaba desesperado.
Cuando logró llegar al panel principal tomó una linterna que tenía guardada, tuvo que darle unos golpes para quitarle la capa de hielo, afortunadamente funcionaba, no obstante, cuando vio el cristal de la ventana de seguridad, lo único que vio fue hielo, una gruesa y densa capa de hielo que no permitía ver nada.
-¡Stanley! ¡Hay que marcharnos! - Sonsu le grito desesperado. Entre más avanzaban más sentía la muerte susurrándole al oído. Ni siquiera con el Lindworm esto le sucedió.
-¡Necesito ver la máquina! - Sin pensárselo abrió la puerta.
Las peores expectativas de ambos se hicieron realidad cuando vieron todo el sitió congelado. Las luces de emergencia todavía iluminaban tenuemente, pero eran abrumadas por la densa capa de hielo que las envolvía.
Stan ilumino la maquina con su linterna y lo que vio fue algo que lo dejo totalmente aterrado.
Ambos se quedaron en un rotundo shock.
Toda la maquina estaba totalmente congelada, pero... lo que les despertó un gran pavor... fue ver que la maquina estaba en distintos estados de su consistencia.
El mental de acero inoxidable se vio afectado radicalmente, por un lado, había una parte del metal que se había derretido, otra donde el metal se extendía y formaba estructuras puntiagudas que casi cubrían gran parte del amplió lugar y finalmente... otra parte de la maquina estaba triturada. Pedazos y pedazos de metal se encontraban congelados.
En ese momento... Stan y Sonsu se dieron cuenta de algo...
Algo había destruido la maquina. Algo muy peligroso les estaba asechando. Algo quería evitar que esa maquina encendiera. Algo muy peligroso, sabía lo que hacían y buscaban hacer. Y ese algo... lo sentían cerca...
No era humana, de eso ambos estaban totalmente seguros. Una punzada en sus nucas les hizo voltear aterrorizados, no vieron nada. Otra punzada se hizo presente que los hizo voltear a lugares contrarios.
De pronto hubo más oscuridad cuando dos de los focos de emergencia se apagaron.
Contuvieron el aliento. Lentamente retrocedieron para volver al elevador. No pararon de mirar a todos lados en busca del causante de todo esto. El aire frío les golpeó la nuca.
-¡¿Quién dijo eso?! - Gritó Stanley. El miedo se había apoderado por completo de su ser.
-¡Aléjate! - Sonsu gritó y cayó al suelo del susto.
Creyó ver algo...
Levantándose torpemente continuaron caminando lentamente al elevador. Presentían que cualquier movimiento brusco podría significar el fin.
Hubo más oscuridad cuando las luces de emergencia se apagaron. En esa oscuridad... algo estaba ahí...
Ninguno quito su mirada de la oscuridad.
Más focos se apagaron.
Al final, solo los del elevador se mantuvieron. En la profunda oscuridad era la única luz que quedaba. Estando en el elevador no tardaron en pulsar el botón para salir de ahí.
Para su desgracia... no respondía.
Sus corazones latían con fuerza, tanto que era lo único que escuchaban con claridad.
Unos largos segundos pasaron hasta que las rejas del elevador comenzaron a cerrarse. Cuando lo hicieron, no sintieron seguridad, solo desesperación.
Sonsu se abrazó a sí mismo mientras temblaba. Una fuerte sensación de claustrofobia abrumo a ambos, su respiración pasaron de contenerla a hiperventilarse.
Una brisa de aíre los golpeó desde adelante. Como si fuera un soplido...
En ese mismo instante la luz del elevador se apagó y el elevador comenzó a subir.
Gritaron de terror.
Habían descubierto... porque la cabaña se sentía tan fría.
~0~
*Aparece Thanos pixeleado*
Hola...
¡Ejem! Ya sé que me tarde más de la cuenta, pero bueno, hubo muchos problemas personales que me mantuvieron ocupado durante febrero y marzo, pero bueno, logre actualizar mi otra historia a finales de abril y pues ahora regresa mi hijo prodigo, pero sinceramente, no planeaba que acabará siendo tan largo.
Originalmente, pensaba que este capítulo solo iba a mostrar a los Niese como criaturas principales, luego cuando planeaba a fondo este capítulo me di cuenta de lo endemoniadamente complicado que es buscar una excusa para que solo tratara de los Niese y hubiera algo de acción de por medio. Así que tuve que sacar a los Lindworm que no iban a salir en la historia, pero revisando la lista de criaturas que hay en GF ninguna me pegaba para tener conflicto con los Nisse con lo anti-sociales que son, luego repasando las de Hilda recordé a las lagartijas gigantes y hubo cierto parecido ya solo fue cuestión de planear las cosas para que encajará.
Cabe destacar que lo de Aragón no queda resuelto, de hecho, es algo que va a irse explorando mientras avance la historia, tengo unas cosas pensadas que les serán muy interesantes.
Otra cosa es sobre Lincoln y Hilda, les confesaré que nunca sentí que me saliera esa chispa de química al inició del fic, y con los comentarios de un amigo que leyó el fic, me di cuenta de que era un problema que debía arreglar. Al ninguno de los dos actuar como en sus respectivas series en su totalidad, sentía muy limitado a ambos, así que, aprovechando la tragedia de la muerte de Aragón, decidí reescribirles un poco, sobre todo en la parte de la guía. Quiero que a partir de ahora puedan y sean ellos mismos, que maduren y puedan desarrollar una bonita relación que eventualmente pasará a algo más.
Recuerden que a mi no me molesta que me hagan críticas negativas, estas me sirven para mejorar y corregir, así que no teman decir sí algo no les gustó o creen que pueda mejorar, le agradezco públicamente a compa ReCristoDeidadAmanteDeVergasBienGrandes10 por su crítica privada al fic *gumball basado*
Respecto al final... les dejaré libre albedrío para que teoricen, en verdad me interesa mucho saber que pueden sacar con lo poco que mostré.
Pero bueno, consecuentemente a medida que avancemos los capítulos les iré dando más cositas para que hagan su tarea.
Para el adelanto del siguiente capítulo les daré una pista de quienes pueden aparecer: Será un conjunto de seres (Pueden ser monstruos, humanos, y demás vainas que hay en Gravity Falls). Veré quienes lo adivinan.
Como compensación, la siguiente actualización será de esta misma historia, ya tengo el siguiente capítulo planeado, así que no mucho después de que este cap sea público me pondré a escribir el siguiente, así que sí, doble capítulo como compensación, sin contar que por lo mínimo me gustaría llegar al capítulo 15 para este año (la verdad un poco jodido). Ya conocen el ritmo que llevo, por lo que será un reto para mi llegar a esa cantidad en propiedad y no las prisas sin dejar de lado mi vida universitaria.
Eso sería todo por ahora, nos vemos en la siguiente actualización.
Se despide Dark-Mask-Uzumaki
Bye.
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