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Adiós, memorias del verano

Caos.

Era la mejor palabra para describir la cabaña del misterio en estos momentos, con tantas personas recorriendo sus pasillos, las distintas voces que resonaban por los pasillos, ya fuese con mayor o menor intensidad, y, en especial, los atareados empleados de la cabaña.

–¡Me llevaré 10! – Exclamó un cliente.

-¡No sea tacaño viejo, mi hijo quiere una sudadera también! – Le grito otro hombre molesto que sostenía a su hijo fulminaba con su mirada al hombre que se llevaba la prenda que deseaba.

-¡Ja! ¡Hubieras llegado antes! – Se volteó a mirar a Wendy. – ¡Ahora cóbreme mujercilla! – Le exigió a Wendy pese a las quejas del resto de clientes quienes no alcanzaron a quitarle una al viejo codo.

-¡C-Claro! ¡Denme un segundo señor! – Dijo Wendy mientras hacía las cuentas de todos los productos. – Serían 80 dólares, señor – El hombre solo saco su billetera y pago.

-¡Gracias por venir a la cabaña del misterio! – Forzó una sonrisa.

-Sí, sí, ¡nos vemos perdedores! – Se jacto el hombre haciendo enfurecer a las personas esperando detrás del mostrador.

-¡Fuera viejo!

-¡Idiota!

-¡No sobrevivirás con ese frío!

-¡Se te congelaran los huesos!

-¡Te comeré a besos!

Hubo muchos gritos, algunos más amenazantes y otros más extraños, pero para este punto, la Corduroy ya estaba más que acostumbrada, no por nada la cabaña había estado así durante toda la semana.

Se rasco ligeramente el cuello y luego se froto las manos para generar calor. Seguía haciendo un frío del demonio incluso dentro del lugar.

Cuando menos se dio cuenta ahora los clientes le miraban a ella, por un momento se imaginó a sí misma siendo mordida por una manada de lobos hambrientos. Trago saliva.

-¡Niña! ¡¿Cuándo repondrán todo lo que se llevó ese viejo?! – Preguntó una mujer obesa.

-¡Sí! ¡Quiero mi abrigo del Sasquatch! – Le grito aquel niño.

-¡Yo quiero uno de Yeti! – Otros más se unieron.

Pronto, los gritos no se hicieron de esperar, Wendy estaba aturdida, no sabía qué hacer en esta situación y no era la primera vez en esta semana que le ocurría, pero seguía sin poder manejarlo. Era difícil cuando llevabas diez horas de trabajo con apenas veinte minutos para almorzar.

Afortunadamente, llegó quien la había estado sacando de esas situaciones a salvarle el trasero.

-¡Atención estimados clientes! – Se escuchó la voz de Lincoln a través de un megáfono. Haciéndose paso por las personas logro llegar hasta la caja registradora y subiéndose a la mesa para la vista de todos, habló.

-Queridos clientes, les solicitamos paciencia, en estos momentos estamos fuera de stock. Sin embargo, el próximo lunes volveremos a tener la mercancía que esperan, pero si gustan pueden echar una mirada a los productos con los que aún contamos, como los accesorios de decoración para el regreso a clases, llaveros, y otras cosas que pueden ser de su interés. Gracias por su atención – Finalizó el albino.

Como era de esperarse la decepción fue visible en el rostro de muchas personas. La gran muchedumbre se fue deshaciendo, ya sea porque se iban resignados hacía sus hogares o para seguir viendo más productos.

La pelirroja solo suspiró.

-Gracias Linc – Le agradeció.

-No hay de que – Respondió el chico con tranquilidad. Antes de poder generar una conversación, Lincoln tomo el walkie talkie y habló.

-Hilda, necesito que vengas a surtir más accesorios, que ya se acaben todos, si hay suerte los podremos vender todos hoy. Cambio – La respuesta no se hizo de esperar.

-Vale, pero también necesito que me ayudes a limpiar el vómito de un niño en las atracciones. Cambio – Lincoln chasqueo la lengua.

-Okey, ¿Y cómo va Soos? Cambio – Preguntó.

-Sigue reparando el baño, habrá que revisar las cámaras de seguridad, no es normal que taparan el baño de la forma en el que lo hicieron. Cambio – Lincoln se lo pudo imaginar. Para su desgracia, llevaba rato queriendo ir al baño, le tocaría apretar y aguantar o en su defecto, ir afuera.

Sin decir nada más, tomo el trapeador y se perdió entre las personas. Wendy decidió no molestarle, estaba ocupado...

-¡Señorita! ¡¿Dónde están los baños?! – Una niña pequeña se acercó con vergüenza, muy incómoda cruzando ansiosamente sus piernas.

También estaba ocupada...

Hilda por otro lado bajo las escaleras con una caja en sus manos, esquivando a las personas se dirigió a la tienda de regalos, donde ya casi no quedaba nada.

Ni corta ni perezosa abrió la caja donde había muchos recuerdos y comenzó a colocarlo en las estanterías.

Su mente vagó. Desde el incidente de los Nisse y los Lindworms todo había estado muy agitado. Más que nada porque al día siguiente Stan declaró que iban a trabajar el doble para así poder comprar muchos calentadores, pues no soportaba el frío y en sus palabras: "Esto era peor que Alaska".

Seguía sin ver por qué alborotarse tanto por eso, pero simplemente se lo atribuyo a la edad.

Para lograr su objetivo, de alguna forma, Stan logro que le proveyeran de múltiples prendas de invierno, eran baratas y rápidas de hacer. El problema venía siendo a que debían reponer lo conseguido, nada que una divulgación exuberante en forma de muchos volantes pegados por todo el pueblo no arreglara e hiciera que el primer día todo estuviera a reventar de clientes.

Al principio dudo de la idea de decir que las ropas estaban hechas con las pieles de seres sobrenaturales, pero aparentemente resulto más atrayente para las personas de lo que esperaba, a decir verdad, iba acorde con la temática de la cabaña.

Y aquí estaban, pasando una semana extremadamente pesada llena de trabajo: Wendy atendiendo en la caja registradora, Lincoln limpiando vómito, Soos arreglando tuberías, Stan en algún lado de la cabaña, Sonsu... él no estaba muy activo, suponía que era por tantas personas dentro de la cabaña, normal que no quisiera salir a involucrarse, finalmente, ella ayudando en lo que podía.

Cuando menos se dio cuenta ya había acabado. Ver la caja vacía le genero satisfacción, ya era la última que quedaba. Con una sonrisa se levantó, tomando la caja se dispuso a guardarla arriba, pues seguramente Stan la quisiese para seguir guardando mercancía.

Al darse la vuelta acabo empujando a alguien sin quererlo.

La persona cayó de trasero y Hilda pudo escuchar su quejido de dolor. No tardó en ayudarla.

-¡¿Se encuentra bien?! ¡Cuanto lo siento! – Se disculpó con rapidez y le tendió una mano para que se levantara.

-Estoy bien, no te preocupes – Dijo una voz femenina.

Ambas finalmente se vieron las caras. Hilda se le quedo mirando, se le hacía conocida de algún lado. Al contrario, la mujer morena, de cabello corto y castaño vestida de prendas formales azules pareció reconocerle de inmediato.

Su rostro demostró una serie de emociones que pasaban de la confusión hasta la ansiedad mal disimulada. Ante aquella reacción Hilda se extrañó.

-¿Nos conocemos de algún lado? – Preguntó directamente, ligeramente esperanzada de que pudiera ser alguien de su misterioso y difuso pasado.

-N-No lo creo jejeje – Esa risa nerviosa solo puso más incómodo el ambiente. Hilda entrecerró un poco su mirada y tras unos pocos segundos recordó donde la había visto.

-Ehhh... ¡debo irme! – Declaró la mujer para posteriormente salir lo más rápido posible de la cabaña.

Hilda solo se le quedo viendo hasta que se fue. Con ligera decepción suspiró.

Ella era la mujer a la que Fafnir casi aplastaba en la central eléctrica. Ahora entendía mejor su actitud, claramente ver a Hilda no le traía buenos recuerdos.

Sin nada que hacer, solo siguió con su trabajo.

Afuera de la cabaña, la mujer se abrazaba a sí misma, constantes escalofríos subían y bajaban de su columna, arrugo su rostro en temor y ansiedad.

-¡No, no, no, no, no, esa niña no! – Murmuraba angustiada. Los recuerdos de ese día la golpearon. El día nublado, el olor a humo, los gritos de sus compañeros en la estación, la poderosa y vigorosa figura de aquel monstruo totalmente enfurecido. Su vida a solo un movimiento de ser arrebatada por aquel monstruo. Finalmente, ese grito, esa cara, esa niña...

Todo eso volvía a ella, pensaba que lo había olvidado... ¡deseaba olvidarlo!

-Necesito usar la pistola – No entendió porque ese recuerdo volvió cuando se aseguró de borrarlo, solo con ver el rostro de una persona no debería ser ningún detonante para recuperar memorias.

Negó con la cabeza histéricamente mientras se subía a su auto y se refugiaba del abrazador frío. El cielo se oscureció un poco más, asustándola. Por un segundo le pareció escuchar el gruñido de esa bestia encima de su auto.

Soltando un pequeño chillido. Sintió que su corazón solo se aceleraba más. Con temor, asomo su cabeza por la ventana del auto.

No había nada, solo los arboles meneándose por el viento. Volvió a meter su cabeza dentro.

-Tranquila, Jessica, respira, estas imaginando cosas... – Se dijo con tal de calmarse, limpiándose las pequeñas lagrimas que se le escaparon, encendió su coche.

-Solo debo subirle la potencia a la pistola... solo un disparo más y lo olvidare todo de nuevo – Una sonrisa de profundo alivio se dibujó en su rostro. – Solo una vez más y tendré tranquilidad otra vez, que ni esa niña ni nadie me podrá quitar – Con eso dicho, se marchó.

Horas después dentro de la cabaña no había ninguna vista de clientes ni de energía de sus empleados.

-Viejo, que día más agotador – Se quejó Wendy mientras tomaba un sorbo de su jugo embotellado.

-Ni que lo digas, ni siquiera tengo ganas de comer nada – Dijo Soos, arreglar al pobre inodoro que vio días mucho mejores y limpios le había arrebatado todo apetito.

-Te entiendo bastante Soos, luego de limpiar tanto vomito no siento tanta hambre – Lincoln no entendía cómo es que la gente vomitaba cuando este lugar no era ningún parque de diversiones con montañas rusas.

Hilda no dijo nada, pero vio como todos sus amigos se quejaban y desahogaban sus penas. No es que ella fuera diferente a ellos. Menos mal no le toco hoy el trabajo de cara al público, luego de ver como quedaban Wendy y Lincoln su trabajo de solo cargar cosas no le pareció tan pesado.

Desvió su mirada hacía el jefe, Stan. El hombre se encontraba totalmente concentrado en llevar las cuentas de cuanto habían ganado hoy. Su aspecto tampoco era el mejor, estando más abrigado que nunca y con unas extrañas y profundas ojeras.

Desde hace días que se las había visto, debería ir a comprar algunas pastillas para dormir. Independientemente de lo que ella pensará, Stan seguía sin hacer caso a nada que sus empleados y "becarios" hablasen entre sí.

Tras un rato más de anotar las cosas en su libreta, sonrió.

-Listo, creo que ahora podemos darnos un descanso – Declaró el hombre. A lo que todos lo celebraron.

-¡Genial! ¡No puedo esperar a invernar entre mis sabanas! – Comentó Wendy con mejor humor.

-Sí, bueno, ya tenemos lo necesario para comprar todos los calentadores que necesito, mañana iré a comprarlos, es algo lejos del pueblo, así que iré temprano, sí me apuro todos estarán listos mañana – Contó. – Ustedes pueden descansar mañana en lo que respecta a la cabaña, así que cuento con ustedes para que cuiden a los niños – Ni Soos ni Wendy estaban del todo contentos con eso, no es que no quisieran ayudar a Stan ni a los chicos, pero claramente lo que más deseaban ahora era poder dormir como un tronco toda la noche y probablemente toda la mañana.

-No creo que haga falta – Replico Lincoln. No quería causar más problemas.

-Sí, probablemente estemos todo el día viendo televisión, como mucho compraremos algo de comer – Añadió Hilda.

Ninguno estaba enojado, ellos también querían un descanso, pero comparándose con Wendy y Soos, claramente ellos se encontraban más exhaustos. Ya verían que hacer mañana.

Stan dudo, pero rápidamente Soos intervino.

-Bueno, ¿qué les parece si mañana vamos a ver una película después de desayunar en mi casa? – Propuso Soos.

-No es mala idea – Secundo Wendy tragándose su pereza, ellos tenían una responsabilidad para con los dos niños.

-Suena a que tendré casa sola – Declaró una nueva voz. Sonsu se hizo presente cruzándose de brazos.

-No del todo, tú me ayudarás a poner los calentadores – Le dijo Stan con una sonrisa.

-Ugh... yo y mi gran boca – Se quejó abiertamente. Aunque Lincoln notó que el Nisse sonaba cansado.

-¿Te encuentras bien? – Le preguntó. – Te escucho cansado – Lincoln le miro ligeramente preocupado.

-¡Por fin! Una persona que se preocupa por mí – Exclamó Sonsu dramáticamente. – Estoy bien, Lincoln. Solo que también fue un día agotador, los Nisse se han vuelto algo confianzudos conmigo y estoy obligado a ayudarles – Explicó.

-Parece que se llevan mejor – Hilda sonrió al escuchar eso.

-Eso creo... comparado a antes que no podíamos ni mirarnos, definitivamente esto es un avance – Se rio suavemente.

-¿Mi Sonsu también te está ayudando? – Preguntó Wendy con una sonrisa.

-Sí, bueno, ella es la más fácil de tratar, es bastante más dócil y no tan orgullosa como el resto – Wendy ensancho su sonrisa. Ella le había pedido a su Nisse que ayudará a Sonsu en lo que pudiese, era importante que conviviera con otras personas. Casi sentía un orgullo de hermana mayor.

-(Ay... siempre quise una hermanita) – Su mente solo divago a escenarios donde su "hermanita" extremadamente adorable ayudaba a los demás con esa forma de ser tan tierna.

-Ya la perdimos – Declaró Hilda.

-En fin, Soos, te encargo a los chicos para que los lleves a desayunar – Pines asintió.

-¡Claro, Sr. Pines! No creo que a mi abuela le moleste tenerlos, ya después decidimos que película vemos, ¿les parece? – Preguntó mirando a los chicos.

-Claro

-Ajá

-Wendy, ¿paso por ti para desayunar también? – La pelirroja salió de su ensoñación.

-¡Eh... sí! – Dijo.

-¡Perfecto! Entonces nos vemos mañana, que pasen buena noche chicos – Con eso se despidió Soos.

-Nos vemos chiquillos – Wendy solo les alboroto el cabello y siguió a su amigo.

-Chao – Se despidió Hilda.

-Que descansen – Lo mismo Lincoln.

-Voy a preparar una cena rápida, luego de eso los quiero acostados – Les miró.

-No tienes que decirlo – Declaró Lincoln que ya se encaminaba a la cocina.

-¿Quieres cenar tú también, Sonsu? – Le propuso Hilda.

-Así estoy bien niña, gracias, descansen – Con eso se marchó al espacio Nisse, no sin antes darle una veloz mirada a Stan.

Tenían un duro trabajo si es que querían descongelar el laboratorio de Ford.

~0~0~0~

-Ay... mi espalda... – Dijo Wendy mientras se estiraba. Tras eso dio un largo bostezo. Depende de a quien le preguntaras te respondería que esa actitud mañanera podría resultar adorable o preocupante.

En caso de los presentes la opción era muy clara.

-¿No dormiste bien anoche? – Preguntó Hilda.

-Más bien parece que durmió más que lo suficiente – Comentó Lincoln.

-Bueno, eso se puede arreglar con una taza de café – Agregó Soos quien definitivamente se veía mucho mejor que la pelirroja.

-Oigan, puedo escucharlos – Wendy los miró ligeramente molesta. – Y estoy bien, solo con un poco de sueño, eso es todo – Explico cruzándose de brazos.

Hubo un breve silencio que Hilda rompió.

-Te dio insomnio, ¿verdad? – Ante esa suposición, Wendy no les miro y tampoco dijo nada.

-Emmm... quizá... – Fue su respuesta a secas.

Hilda no dijo nada más y solo sonrió un poco y palmeo la espalda de su amiga.

-Está bien, estoy segura que luego del desayuno podrás dormir en el cine, prometemos no escoger una película ruidosa – Le aseguro.

Wendy miro la sonrisa que la chica le dedicaba y decidió tomárselo mejor. La verdadera razón por la cual no pudo dormir anoche fue que se la paso leyendo todos los mensajes que sus amigos le habían mandado. "Una pequeña revisión al celular no le haría daño" con esa premisa en su mente cometió el error de revisar los mensajes pendientes.

Desde hace ya tiempo que no revisaba su celular como solía hacerlo por lo que había muchísimos mensajes de su grupo de amigos. Mensajes no muy agradables.

No le contesto a ninguno, pero no le gustaron nada los mensajes que estuvo recibiendo. Y en cuanto menos se dio cuenta ya eran casi las tres de la mañana.

Se fue a dormir enojada y con valiosas horas de sueño perdidas.

¿Qué acaso ellos no podían entender su situación?

Esa mera pregunta le enfurecía y le entristecía. Así que para evitarse más disgustos decidió bloquearlos, no quería acumular problemas, pero era inevitable cuando el tiempo libre lo ibas teniendo más reducido. Era curioso, pensó que sería otro verano más solo que con un poco de dinero extra por su trabajo de medio tiempo. Nadie nunca se imaginó la cantidad de cosas terribles que acabarían sucediendo.

Se quedó un segundo mirando al cielo nublado.

-(¿Esto es siquiera verano?) – No pudo evitar preguntarse, ni el clima, ni todo lo que sucedía a su alrededor en todo este tiempo lo sentía como el verano, la época de calor, pero sobretodo... de diversión...

¿Era esto madurar? ¿Esto era lo que significaba ser adulto?

Todas estas responsabilidades le abrumaban hasta cierto punto.

Una fugaz idea cruzo por su mente, por lo que rápidamente reviso su celular.

31 de agosto...

Ya casi volvían a clases. Arrugo su rostro en consternación. Muchas ideas llegaron a su mente.

Su futuro, su familia, la escuela, su grupo de amigos, la cabaña del misterio, los monstruos, Stan, Soos... Lincoln y Hilda...

Tantas cosas... tantas responsabilidades... de solo pensar en eso le dolía la cabeza. Pero la que más resonaba en su cabeza era una que le generaba mucha inquietud al darse cuenta de aquel hecho inamovible: El verano terminaba.

No obstante, una voz rompió su burbuja.

-Wendy – Hilda le llamo y antes de que pudiera decir algo la niña acerco algo a su boca. – No te preocupes tanto, come un poco – Era una barra de chocolate.

-Eh... no hace falta – Declino.

-No seas así Wendy, le das muchas vueltas a cosas malas o cosas inciertas – Le comentó Hilda, cosa que le desconcertó.

-¿Cómo lo sabes? – Preguntó.

-No hace falta leer mentes para darse cuenta, tienes mucha duda en tu rostro – Contestó Lincoln con una suave sonrisa.

Eso le avergonzó mucho. ¿Se vio tan vulnerable para ellos?

Eso no podía aceptarlo, ellos necesitaban que ella pusiera su mejor cara, que actuara tan desinteresadamente como venía estado haciéndolo por casi toda su vida.

-Hazle caso a los chicos, esa barra es mi favorita y es un buen aperitivo para antes del desayuno, a parte, el chocolate te ayuda cuando estas triste – Ánimo Soos que le echo una rápida mirada a la chica mientras esperaba a que el semáforo se pusiera en verde.

-Anda come, eso también me ayuda a despejarme – Insistió Hilda.

-Está bien, gracias chicos – Decidió mejor aceptarlo y comerlo en silencio. Era increíblemente bueno, ahora entendía porque era el favorito de Soos, ellos tenían razón, no valía la pena darle tantas vueltas, solo disfrutaría la siesta de mínimo una hora y media.

Pese a que Wendy logro calmar sus inseguridades, desconocía que no era la única que cargaba con problemas.

Hilda y Lincoln se observaron ligeramente incómodos.

Había logrado ocultarlo desde la mañana, pero algo muy en lo profundo de ellos les advertía...

Algo va a suceder...

Era un sentimiento vago, era paranoico y hasta cierto punto surrealista, sobre todo cuando logras captarlo mejor en tu compañero que en ti mismo, pero... simplemente algo no les cuadraba...

No podían explicarlo...

Amanecieron inquietos, y eso ambos pudieron notarlo. Era frustrante sentirlo, pero no poder expresarlo adecuadamente lo era más. Solo pudieron resignarse y pensar que el día no sería tan bueno. Su consuelo entre ambos era saber que no estaban pasando por eso solos.

Hilda y Lincoln pegaron más sus hombros inconscientemente buscando estar más cómodos en la presencia del otro. Sin embargo, había llegado a la casa de Soos.

-¡Llegamos chicos! ¡Estén listos porque mi abuela me dijo que les iba a preparar un gran desayuno cuando le dije que venían todos para desayunar! – Exclamó Soos con una sonrisa. Fuese lo que fuese que atormentaba la mente o las emociones de cualquiera en la camioneta, no había nada que hacer por ahora más que comer la comida de la abuela de Soos.

El estómago de los dos niños rugió para la vergüenza de ambos al escuchar esas palabras. Pensar en comida realmente subía un poco los ánimos y más cuando olía delicioso al entrar a la casa.

~0~0~0~

Llevo otro nacho a su boca y sintió el queso derretido y tibio para este punto de la película. Lincoln observo con aburrimiento la película. Había sido una pésima idea venir a ver esto. Se arrepentía de no haber elegido ver la película de Bob Marley.

Definitivamente la vida de un artista sería más entretenida que la película barata de "comedia" que no estaba haciendo reír a absolutamente nadie en la función. Le pareció tan genérica y cliché que prefería escabullirse y cambiar de función.

Miro a su costado. Wendy tal y como se esperaba se encontraba profundamente dormida. Roncaba ligeramente, pero nada particularmente molesto. Ahora mismo, la envidia más que nadie. Como quisiera también poder dormir y no tener que seguir viendo está película tan aburrida.

Su mirada se deslizo hacía su otro costado. El más cercano a su asiento, Soos, estaba comiendo lo que restaba de palomitas, no decía nada y tenía una expresión ligeramente confusa. No sabía sí no estaba entendiendo los chistes pésimos o precisamente los entendía y le parecían tan malos como a él. Ya lo descubriría al salir de la sala.

Hilda estaba muchísimo más aburrida que nadie. Podría ser más divertido sí pudieran comentar la película entre sí, estaba seguro que podrían ser mil veces más graciosos que la disque comedia que sus ojos tenían la desgracia de ver. No obstante, se prometieron dejar descansar a Wendy.

Incluso las pocas personas que estaban en la sala parecían cooperar con ese objetivo. Sin embargo, un sonido raro capto su atención, girando la cabeza para mirar unas cuantas butacas por encima de él. Noto a una parejita demasiado cariñosa.

La vergüenza lo invadió y desvió la mirada.

-(Lo que me faltaba...) – Las otras personas que estaban a parte de ellos no venían acompañadas salvo por un grupo de chicas.

Volvió a llevar otro nacho a su boca. Estaban un poco rancios, ya extrañaba la comida casera de la abuela de Soos. Dio un suspiro de resignación. ¿Se suponía que esto iba a ser divertido? Sí era así, probablemente esto era el presentimiento que tuvo en la mañana.

Cerro los ojos recordando aquel sentimiento. La presión en su pecho, el sudor frío y la ansiedad fueron algo que le tomo unas cuantas respiraciones profundas el poder calmar. Lo raro fue cuando miro a Hilda, su mano le temblaba y parecía más asustada.

Recordar eso le hizo volver a mirar discretamente a Hilda. Especialmente, sus manos. Aún con Soos en medio de los dos, una de las manos de Hilda se encontraba recargada en el asiento mientras que la otra sostenía su cara.

Una sensación de preocupación le volvió a inundar, pero rápidamente lo calmo.

-(Lo estoy pensando demasiado, probablemente solo no nos sentó bien la cena de cereales viejos y leche de marca barata) – Guardo silencio meditando esos pensamientos. – (No... quizás no sea eso... puede... puede que haya tenido una pesadilla) – Desde el incidente con los elfos, nunca la vio tener pesadillas intensas o siquiera tener pesadillas.

Volvió a mirar a Hilda en lo que podía. Su rostro tan bello y con esas cicatrices solo hizo que se consternara más.

Una vez más, a su mente regreso la imagen de la mañana. Hilda sentada en su cama, sudorosa, con una de sus manos sosteniendo fuertemente a la otra que temblaba, todo mientras aguantaba la respiración.

Sintió un nudo en la garganta y ahora la soda que estaba tomando le supo más amarga. Odiaba esta incertidumbre. En serio desearía poder hablar con ella de esto. No podía permitirse seguir fallándole a las personas que le importaban, su propio fracaso no solo le afectaba a él, sino que a todos los que le importaban.

Un recuerdo fugaz del cuerpo de Aragón, de la promesa de sangre de Galadriel, y la imagen totalmente rota de Hilda le hicieron pararse de su asiento y e ir en silencio al sanitario.

Solo Hilda se fijó en la repentina acción del albino. Una pequeña mueca de preocupación se vio en su rostro, pero decidió darle espacio.

https://youtu.be/5E21s2TCH-A

Ya en los baños, Lincoln se lavó la cara varias veces. Tras eso, se miró al espejo. Frunció el ceño al verse. Era raro...

No se refería a su aspecto físico sino a la impresión tan desconocida que le generaba mirarse al espejo.

Se sentía como ver a un desconocido.

Por lo general, cuando alguien solo ve a las personas pasar es capaz de fijarse en muchas cosas. Su apariencia, su voz, sus acciones, sus acompañantes o la falta de estos. Independientemente a todo lo que puedas pensar de esos desconocidos, la imagen que te has formado en tu cabeza no representa cómo son.

No sabes nada de ellos.

Eso no tendría que importar. No debería de molestarle a nadie ver a desconocidos que muy seguramente no vuelvas a ver en tu vida. No necesitas saber la historia de todos. Cada uno vive su vida y no interfieren en la de los demás.

Eso debería ser así, ¿verdad?

Entonces...

Porque al mirarse en el espejo se sentía tan inseguro.

La respuesta era tan clara.

-No sé nada de ti... – Le dijo a su reflejo.

No sabía qué clase de persona solía ser. No sabía quién era su familia. No sabía sus sueños o aspiraciones. Sus fallos o aciertos. Era tan raro.

Saber que eras tú... pero a la vez... no saber nada de esa persona...

¿Cómo era posible el desconocerse a sí mismo?

De todas formas... al "yo" que tenía enfrente no le agradaba.

No le gustaba lo que miraba al verse al espejo.

Un inútil, egoísta y berrinchudo niño que exclamaba con seguridad a quienes le habían dado la mano: ¡No te abandonare!

Él estaría con ellos... él los protegería...

Ajá...

Aragón... a él ni a Hilda pudo protegerlos... ¡Ni siquiera pudo protegerse a sí mismo!

Tocó la cicatriz en su frente de aquel día. Otro recuerdo golpeo a su puerta.

Durante la persecución de Fafnir... él casi era incinerado por el gran dragón. Si no fuera por Hilda ya no estaría aquí. Su plan improvisado logro funcionarles esa vez, pero...

Toco la otra cicatriz. Él se fue con una herida menor que cicatrizo al día siguiente, mientras que Hilda estuvo dos días con el hombro lastimado.

Antes de todo eso se vio tan patético...

Un maldito llorón inútil.

Apretó los dientes y volvió a rociar agua a su rostro.

No quería llorar. No quería que otros le vieran llorar otra vez. Todos ellos... daban su mejor esfuerzo para sobrellevar todo esto. Stan, Soos, Wendy, todos ellos eran muy fuertes, muy valientes. Y Hilda... ella... era especial...

No quería ver a ninguno de ellos sufrir. Quería verlos reír, sonreír, soñar, disfrutar... pero eso solo era un sueño.

El mundo era muy duro. Era mucho más grande que él. Pensar en eso le hizo sentir tan poca cosa...

Sus fracasos... sus berrinches... ¿era con esa actitud que iba a proteger a los que le importaban?

No podía ni con sus propios problemas, ¿cómo podía ayudar a los demás?

Cerro los puños de la impotencia.

Para proteger a los que quería debía ser fuerte.

https://youtu.be/9dHrI02McAQ

Sin embargo, un sonido le alarmo. Pudo escuchar los pasos apresurados de alguien. La idea de que pudiera ser sus amigos paso por su mente, lo que le hizo actuar sin pensar.

En un parpadeo ya se había ocultado en uno de los baños, cerrando la puerta tras de sí, esperando que no fuera nadie que le conociera. Su corazón palpitaba muy rápido.

La persona que escucho finalmente entro y no sonaba muy bien.

-¡Huff...! ¡Huff...! ¡Huff...! – Los fuertes jadeos lo desconcertaron, pero prontamente se percató que no era alguno de sus amigos.

Al darse cuenta de su propio pensamiento sintió vergüenza.

-(¡¿En qué estaba pensando?! ¡¿Por qué pensaba que sería alguno de ellos?! ¡El único que puede entrar al baño de hombres es Soos!) – Quiso abofetearse. – (Quizás Hilda y Wendy entrarían en una situación peligrosa, pero ellas no se meterían al baño de hombres en circunstancias normales) – Se sintió más tonto luego de siquiera razonar eso.

-¡Maldita sea! – Escuchó la voz del hombre que había entrado. Cosa que llamo su atención. Estaba sumamente asustado.

Ya estando con la cabeza fría, Lincoln presto atención a la otra persona. Su voz le sonaba de algo.

-¡Maldición! ¡Maldición! ¡¿Qué se supone que haga ahora?! – Siguió hiperventilándose.

Finalmente, Lincoln pudo reconocer su voz, era la voz Toby Decidido. Ese periodista que de vez en cuando veía por el pueblo.

-¿Qué le pasa? – Murmuro con intriga.

-¡Esos malditos aún me están siguiendo! – Lo escucho caminar ansiosamente de un lado a otro. – ¡Ya sé! ¡Debo avisarle a los demás! ¡La sociedad está en peligro! – Dijo cada vez más alterado.

-¿Sociedad? – Lincoln se preguntó por lo bajo. Este hombre en serio estaba en un ataque de pánico.

-¡Caray! ¡¿Dónde deje mí teléfono?! – Pudo escuchar como se le caían muchas cosas al suelo. Bajo la mirada al suelo al ver como el bolígrafo del hombre había llegado hasta sus pies.

-¡Aquí está! – Exclamó. – ¡Vamos contesta rápido! – Lincoln dudaba de sí salir para ayudarlo o esperar que se fuera, realmente le estaba poniendo incomodo esta situación.

Poso su mirada al bolígrafo en el suelo. Lo tomo del piso, al prestarle más atención Lincoln noto que la tinta roja se había regado. No obstante, un olor peculiar fue percibido.

Un olor metálico muy pronunciado. Un hedor... que ya había olfateado antes. Con preocupación llevo sus dedos a lo que esperaba que fuera tinta, pero una vez froto sus dedos y vio como el líquido se dispersaba se dio cuenta que sus sospechas eran ciertas.

Esto no era tinta, era sangre y estaba fresca.

-¿Qué rayos hiciste Toby? – Dijo con incredulidad.

Finalmente, abrió la puerta y lo vio.

El hombre bajo, bigote y lentes que por lo general se veía tan inofensivo ahora daba una impresión muy diferente de lo habitual.

Ya no llevaba su usual gorro, sus lentes estaban rotos, su camisa rota y su chaqueta sucia al igual que sus pantalones, su ropa no era lo único que estaba maltratado, su rostro se veía hinchado, obviamente lo habían golpeado, pero lo que más resaltaba a la vista del albino eran dos cosas. Las manos manchadas de sangre sosteniendo su celular y su mirada aterrorizada.

-¡¿Q-Q-Quién eres tú?! – Preguntó. Pero Lincoln no respondió, solo levanto el bolígrafo para que el hombre lo mirase. Toby se alteró más.

-¿Qué hiciste, Toby? – Le preguntó mirándolo atentamente.

-Yo... yo... yo... ¡ugh! – No podía hablar sin tartamudear.

-Toby... ¡¿Qué fue lo que hiciste?! – Volvió a repetir la pregunta, ahora con más fuerza.

-¡Solo me defendía! – Se excusó.

Lincoln solo lo miro con más atención, totalmente tenso y preparado por si Toby intentaba algo en contra suya.

-¿Defenderse de quién? – Siguió preguntando con seriedad.

Toby no respondió, solo retrocedió un poco. Finalmente, le miro con rabia, cosa que hizo preocupar a Lincoln.

-¡Tú...! ¡¿Tú estás con esos hombres también?! – Fue el hombre ahora quién demandaba respuestas del albino. Lincoln guardo silencio. No sabía de qué hombres hablaba.

-Toby... hiciste algo malo... respira... sea lo que sea que te haya ocurrido, podemos ir con la policía, ellos podrán... – Fue interrumpido.

-¡NADA DE POLICIAS! – Gritó, cosa que hizo retroceder un poco al albino. – ¡Tú debes ser otro espía! ¡Eres un forastero! ¡No entiendes nada de este lugar! ¡Y no entiendes nada de mí! – El hombre cerro los puños amenazantes, Lincoln dio otro paso atrás.

-Toby... c-cálmate – Pidió lo más suave que pudo.

-¡NO ME DES ORDENES! ¡TÚ NO VISTE NADA Y ME ASEGURARE QUE NO DIGAS NADA TAMPOCO! ¡NADIE LO VE! – Grito y sin pensarlo se lanzó contra el albino.

Lincoln solo tuvo que azotar la puerta del baño justo cuando Toby quería lastimarlo. Cosa que fue efectiva ya que tuvo un impacto directo en todo el rostro que inmediatamente lo puso fuera de juego.

Lincoln volvió a abrir la puerta y miro al hombre tirado en el suelo. Eso había sido peligroso. Fue muy imprudente de su parte haberlo confrontado directamente. Miro el bolígrafo. En una situación donde él tenía el objeto punzocortante dudaba si pudiera usarlo de la forma en que Toby lo hizo.

La consternación se vio reflejada en el rostro del albino.

¡NO ME DES ORDENES! ¡TÚ NO VISTE NADA Y ME ASEGURARE QUE NO DIGAS NADA TAMPOCO! ¡NADIE LO VE!

¿No ver nada?

El hombre había estado diciendo cosas raras desde que llego a hacer esa escena. Una parte de sí le sorprendía las acciones de Toby.

Lo único que podía confirmar con seguridad era que había atacado a alguien o bien se defendió de alguien. Le dijo mucho de la persona que era Toby en el momento en que decidió atacarlo. Antes de esto pensaba que el hombre era inofensivo, ya fuese por su tamaño o actitud, no le daba la impresión de ser alguien que pudiera hacer algo así.

Otro recuerdo invadió su mente. Los gnomos y los elfos...

Guardo silencio.

-No puedo subestimar a absolutamente nadie – Declaró con su cabello oscureciendo su mirada. Sí dejaba que esos prejuicios siguiesen no le quedaba duda que lamentaría el haber pensado de esa forma.

Observo el resto de cosas dispersas en el suelo.

Monedas, algunos lápices, una libreta, una... ¿foto de Shandra Jiménez? Era difícil no juzgar más a Toby con tantas cosas comprometedoras. Finalmente, en el suelo estaba su celular.

Recogiéndolo del suelo, lo examinó.

No había ningún Iván registrado.

-Iván... mencionó ese nombre y una sociedad – Volvió a mirar a Toby. – ¿En qué rayos andabas metido? – Nada de esto pintaba bien.

-Sí realmente el hombre no está diciendo locuras y hay una especie de sociedad, este Iván debe ser parte de ella y no estoy seguro del tipo de persona pueda ser si Toby recurrió a él luego del crimen que pudo cometer – Sabía que no estaba siendo prudente, había venido para pasar un buen rato, no a inmiscuirse en más problemas.

Pensar en sus amigos le hizo reconsiderar sus propias acciones.

¿Qué estaba haciendo? ¿Qué pretendía hacer?

-Creo... que será mejor dejarle esto a manos de los policías – No podía entrar en un problema para directamente ir a otro.

Dio un suspiro y se miró otra vez al espejo. Ahí se dio cuenta de algo.

-¿Por qué estamos tan solos? – No lo había notado, pero ya llevaba un buen rato en el baño y el único que había entrado había sido Toby. El centro comercial y concretamente, el cine tenía bastante gente, sería demasiada coincidencia que justo cuando sucede esto fuese cuando Toby entro y aún con todo el alboroto que hicieron, nadie se dignó a venir.

-¿De quién estabas huyendo? – Le preguntó al cuerpo todavía inconsciente de Toby.

Chasqueo la lengua.

¿Qué probabilidad había de que justo sucediera esto cuando se encontraba presente?

Luego de darle tantas vueltas al asunto, salió a echar un vistazo, así podría llamar a un encargado y contarle lo sucedido, era la única opción prudente que le quedaba.

Al salir vio un pasillo completamente despejado. Otro chasquido, tal parecía que otra vez, la probabilidad más baja era justo la que estaba sucediendo. Eso francamente le molestaba.

Su caminata hacía el otro pasillo duro poco cuando al girar la esquina del sitio, una mano se posó sobre su hombro.

Volteó ligeramente alterado y lo que lo recibió fue un hombre alto. Era un hombre vestido con el uniforme del lugar, aparentemente en sus cuarentas, bigote, un lunar justo al lado de su nariz y poco cabello, de mirada seria y unas manos muy ásperas.

-¿Necesita ayuda, joven? – Preguntó. Lincoln dudó un segundo al verlo, pero rápidamente se recompuso.

-Sí, hay un hombre en el baño que intento atacarme y creo que ya ataco a alguien más, mire, esto se le cayó – Le dio el bolígrafo.

El hombre examino el bolígrafo sin decir nada y miro al chico.

-Estas muy tranquilo para alguien a quien acaban de atacar – Comentó.

-Solo trato de mantener la compostura, debo hacer lo que todo buen ciudadano hace, ¿no? – Respondió mirándole.

-Haces bien – Dicho eso camino al baño. Sin mirar al albino, Lincoln le miro extrañado, pero le siguió.

-Está inconsciente, lo golpee con la puerta del baño cuando se abalanzó contra mí y parece que él fue atacado también, dijo muchas cosas extrañas, pero estoy seguro que sea lo que le haya sucedido, el hombre necesita ayuda o... – El hombre se detuvo en el baño y le miro.

-Está bien, déjamelo a mí – Volvió a decir sin emoción.

El hombre entro y no dejo que Lincoln volviera a entrar. Solo pudo mirar inquieto.

¡Esos malditos aún me están siguiendo!

Eso había dicho...

Una punzada se hizo presente en su mente. Ahora no podía evitar dudar lo que había dicho Toby. Según él, estaba siendo perseguido. No sabía que podía ocurrir. Estaba indeciso y nervioso.

Pese a que Toby había intentado lastimarlo tampoco deseaba que muriese. Solo tuvo que experimentar la muerte de alguien para no querer volver a tener ese remordimiento en su consciencia.

-¿Por qué mí vida se complica más y más? – Era una seria duda en este punto.

Cuando estuvo a punto de abrir la puerta nuevamente, esta se abrió dejando ver al hombre que cargaba en sus brazos al inconsciente Toby. El hombre prestó atención al albino que retrocedió un poco.

-Ya no te preocupes, niño, este hombre no te hará daño. Llamaré a las autoridades y dejaré que ellos se encarguen de este asunto, así como a una ambulancia – Le explicó, su mirada se había suavizado un poco, pero no se desvanecía su impasibilidad.

-D-De acuerdo – Le respondió.

-¿Hay alguna otra cosa que quieras decirme o mostrarme? – Le preguntó.

Lincoln lo pensó, aún tenía el celular de Toby. Tras unos pocos segundos, habló.

-No señor, eso era todo. Gracias – Con eso dicho se marchó.

El hombre siguió con la mirada al albino y luego partió rumbo a la salida de emergencia. Lincoln miro por reojo el camino al cual ese hombre había tomado.

Su corazón latía fuerte.

-(Lo estoy haciendo de nuevo...) – Se recrimino una vez más por sus malos hábitos. – (¿Qué se supone que haré ahora?) – Se preguntó.

Sin embargo, una voz lo saco de sus pensamientos.

-¡LINCOLN! – El albino reacciono inmediatamente.

-Hilda – Miro a su amiga acercándose a él.

-¿Dónde estabas metido? ¡La película acabo desde hace rato! – Al menos era una buena noticia.

-¿En serio? ¡Genial! – Hilda solo se cruzó de brazos.

-Me preocupaste, cuando no regresaste pensé que te había pasado algo, pero sí solo era para salirte lo hubieras dicho antes y te acompañaba – Dijo soltando un bufido.

Lincoln sonrió con sinceridad. – Mala mía – Admitió. Estar con Hilda ayudaba a que las cosas no fueran tan pesadas.

-Bueno, ya hay que irnos – Dijo dando media vuelta. Lincoln miro la espalda de su amiga, recordó todo lo que había sucedido y medito sí valía la pena contarle lo que vio.

¡No te abandonare!

Esas fueron sus calurosas palabras. Sí ocultará esto estaría faltando a su propia palabra. La confianza que ahora tenía con ella era valiosa, sin embargo, estaba afligido, esto podría ser algo que los supere y la posibilidad de que todo acabará mal le asustaba.

Siempre le pasaban los peores resultados a la cabeza.

La vio caminar alejándose de él, solo podía ver sin saber qué hacer.

Gracias...

Su cara... su sonrisa, sus lágrimas, su promesa...

Tras pensarlo unos segundos solo apretó los dientes y habló.

-¡Hilda! – La llamó.

-¿Qué pa...? – No acabó de preguntar cuando chocó contra alguien. Una caída seca y un quejido fue lo que se escuchó.

Hilda volvió a mirar adelante y ver a la persona a la que había tumbado.

-¡Oh perdón! ¡No estaba mirando! – Se disculpó y le tendió la mano a la mujer.

-Yo... – Cualquier cosa que hubiera dicho murió cuando ambas se miraron a la cara.

Hilda reconoció a la mujer de ayer. La mujer solamente le miró fijamente. Hilda se incomodó.

https://youtu.be/dlGHMYqKAZU

-¿Señorita? – Preguntó con cuidado, la cara que la mujer estaba poniendo le preocupaba.

-¡ALEJATE DE MÍ! – Gritó mientras rechazaba la mano de Hilda.

La niña se sorprendió, así como todas las personas que se encontraban en el cine que dejaron todo lo que estaban haciendo para observar la escena.

Jessica estaba aterrorizada. Una vez más, ese maldito rostro que tanto deseaba olvidar. Los recuerdos traumáticos la golpearon.

Su piel se erizo y no paraba de temblar. Lentamente retrocedía sin dejar de mirar a Hilda, quien se asustó ante la actitud de la mujer.

-¿Discul...? – Cuando intento acercarse otra vez se detuvo en seco cuando de su bolso la mujer sacó una navaja.

-¡QUE TE ALEJES DE MI DEMONIO! – Hilda no supo que hacer en esa situación. Los gritos ahogados no se hicieron de esperar. Cuando la mujer se levantó y miró enloquecida a la niña, volvió a exclamar. – ¡ERES TÚ! ¡LA MALDITA RAZÓN DE MIS PESADILLAS, SOLO QUIERO OLVIDARLAS Y OLVIDARME DE TI PARA SIEMPRE! – Dio un paso hacia delante provocando que Hilda retrocediera.

-¿Qué pretende señora? – Preguntó con cuidado.

-¡OLVIDARME DE TI! ¡ESO PRETENDO! – Sus gritos cada vez eran más fuertes, la mujer se estaba dejando la voz en ellos y ciertamente estaban teniendo efecto en Hilda.

-¡Yo no le he hecho nada! – Reclamó.

-¡SÍ LO HAZ HECHO! ¡ME HACES RECORDAR! ¡LO ODIO! ¡TE ODIO! – Su mirada era cada vez más amenazante.

-¡¿Perdón?! – Hilda no entendía nada de lo que la mujer le estaba diciendo. Por lo que a ella le concernía, solo la había salvado de ser aplastada por Fafnir.

-¡YO NO VEO NADA! – Exclamó para hacer las cosas más confusas. No obstante, sus amenazas finalmente fueron cumplidas cuando intento cortar a Hilda.

Esta pudo esquivar su corte dando un paso atrás, la mujer no se rindió y continúo lanzando navajazos que Hilda lograba evitaba. Pero para desgracia de la chica de cabellos azules en un mal paso resbalo contra una charola de nachos que alguien tiro por error.

Jessica piso a Hilda evitando que pudiera moverse y con toda la mala intención dirigió su ataque directamente cuello de la chica.

Hilda se preparó para detener la navaja, pero antes de que llegará, alguien intervino. Lincoln. El albino había detenido la mano de la mujer con el arma blanca mientras que sostenía la otra mano impidiendo a la mujer atacar a Hilda.

Lincoln hizo un esfuerzo para mantenerla a raya, mirando a la mujer con enfado evito que lastimará a su preciada amiga.

Jessica por otro lado abrió los ojos con incredulidad, reconociendo al albino.

-¡Tú...! ¡Ustedes! – Apretó los dientes con más fuerza. – ¡MALDITOS MOCOSOS! ¡VOY A...! – Fue interrumpida por un enojado Lincoln.

-¡Cállate! – Con las fuerzas que acumulo empujo a la mujer quien volvió a caer de trasero, liberando a Hilda. – ¡No te atrevas a lastimarla! – Le gritó.

Hilda solo miró a Lincoln. Su corazón latió con mucha fuerza y antes de darse cuenta, sintió como la felicidad le inundaba.

-(¡Que genial!) – Pensó cautivada. No obstante, cuando escuchó los murmullos del resto de personas sintió una gran vergüenza, que rápidamente se mezcló con enfado. – (¡¿Qué acaso se van a quedar ahí parados?!) – Les fulmino con la mirada.

-¡DEMONIO BLANCO! ¡TE VOY A...! – Cuando Jessica comenzaba a levantarse lista para intentar atacarlos otra vez, lo que la detuvo fue un duro golpe en toda la cara.

Un poco de sangre voló, así como la navaja que cayó al piso sin haber lastimado a nadie.

-Vieja loca – La responsable de dicho golpe no era otra que Wendy que estaba furiosa.

-¡¿Se encuentran heridos?! – Preguntó Soos examinando a Lincoln y Hilda.

-Estoy bien

-Yo igual

Soos suspiro de alivio y regreso su mirada a Wendy.

-¡¿Alguien puede llamar a seguridad o también lo tengo que hacer yo?! – Wendy les reclamó a todas las personas que solo observaron. Algunos se avergonzaron, otros simplemente se marcharon y algunos más hacían caso y llamaban a la policía.

-Tú ni siquiera te levantes – Le ordenó Wendy entrecerrando su mirada.

Jessica solo se sostenía la nariz rota, lagrimas bajan de sus ojos y desesperación era lo único que veías en su mirada.

-¡No, no, no, no, no, no, no! – Repitió entrando en pánico. Sus recuerdos le llegaban todos de golpe. Absolutamente todos. Esas maldiciones que recordaba haber enterrado en la profundidad de su mente venían para atormentarla.

Todos esos monstruos que había olvidado, todo lo malo de su vida, todo lo que le causaba pesadillas martillaba su cabeza sin misericordia.

Solo pudo gritar en desesperación y terror.

Era una vista patética.

Sin embargo, Wendy no suavizo su mirada.

Los demás observaban la escena con incomodidad y seriedad.

Hilda no quería acercarse, así como tampoco Lincoln. Ambos tenían suficiente de locos queriendo atacarles.

Entre sus alaridos de dolor, la mujer solo se retorcía mientras lloraba.

La cabeza le dolía como el infierno. Entre ese remolino de dolor y terror, llego a su mente aquel credo: Nadie lo ve...

Aún podía hacer algo. En un movimiento brusco la mujer se levantó y se echó a correr suplicando por la ayuda de alguien.

-¡IVÁN! ¡AYUDAME! – Escuchar ese nombre hizo que a Lincoln se le helara la sangre.

-¿Iván? – Se preguntó temeroso. Cosa que Hilda notó.

-¿Sucede algo? – Le preguntó preocupada.

-¡Vuelve aquí! – Fue en ese momento que Wendy también la persiguió.

Ante las acciones de su amiga, Soos también se levantó.

-¡Chicos! ¡Quédense aquí, Wendy y yo nos encargamos! – Les dio un poco de dinero y se apresuró a seguir a Wendy. – ¡No se vayan de la plaza, regresaremos por ustedes! – Les ordenó y así desapareció de la vista de todos.

-¿Qué rayos fue todo esto? – Hilda se sintió intranquila, siempre un problema tras otro. No entendía nada del porque se dio esta situación. No comprendía el mal que le había causado a la mujer para que le atacará a ella y a Lincoln.

Hablando de Lincoln. Él seguía mirando hacia donde habían ido sus amigos. Su mente trabajaba al doble atando cabos.

Iván, ese nombre había vuelto aparecer.

¿Acaso esa mujer y Toby hablaban del mismo hombre? ¿Pertenecían a esa susodicha sociedad? ¿La locura de ambos estaba relacionada con todo eso? ¿Ese Iván era el responsable de todo esto?

Muchas preguntas surcaron por su cabeza, pero cada nueva que aparecía solo le generaba más dudas, hasta que otra recorrió su mente.

¿Qué o quiénes son los que les asechan?

Toby parecía que había estado escapando y la mujer se encontraba justo en el mismo sitio al que Toby había huido. Su reacción y la de Toby eran idénticas. Sin contar ese tal Iván. Toby le había tratado de contactarlo para avisarle y muy probablemente para pedir ayuda.

¿Esa mujer era la ayuda?

Todo era tan confuso.

-Lincoln – Hilda lo sacó de sus pensamientos. Este solo la observo desconcertado.

-¿S-Sí?

-Muchas gracias por ayudarme – Le sonrió con dulzura y por un momento todas las dudas que atormentaban al albino se fueron esfumando al ver a su querida amiga sana y salva, con esa preciosa sonrisa y esas mejillas encantadoramente enrojecidas. Su corazón saltó de la alegría.

-No es nada, yo no iba a permitir que... – No termino de hablar cuando vio algo que llamó poderosamente su atención.

Cosa que extraño a Hilda, quién volteó para ver en lo que se estaba fijando su amigo.

Lo único que vio fue una pareja alejarse de ahí. Sin entender qué era lo que lo había dejado sin palabras, regreso su atención a Lincoln para saciar su curiosidad. No obstante, lo que vio en el rostro de Lincoln fue pánico.

Lincoln no podía creerlo.

Ese hombre de antes. Vestido con otras ropas, al lado de otra persona que parecía ser una chica, pero se veía demasiado robusta, aunque no pudo ver la cara de ella, sí pudo ver la cara del hombre que lo acompañaba, era el mismo, solo que tenía una peluca y hasta otro bigote, pero aquella mirada fría y aquel lunar lo hicieron claro para el albino.

Este se había dado cuenta de la mirada del albino y sin decir una sola palabra, solo llevo un dedo a su boca para inmediatamente después irse justo a donde se había ido esa mujer y en donde también habían ido Wendy y Soos.

Eso había despertado todas las alarmas dentro del albino.

El impacto fue tanto que le dejo con la boca abierta y con un gran sentimiento de angustia dentro suyo que le hizo palidecer.

Fueron las suaves manos de Hilda quienes le tomaron de las mejillas y le obligaron a mirarla. Su rostro serio, pero a la vez lindo regreso a Lincoln a la realidad.

-Lincoln, solo fíjate en mí. No dejes que lo que sea que te haya afectado te mortifique. No estás solo, estoy aquí para ti – Para Hilda era claro que algo afligía a su amigo y no le gustaba nada eso. Ella le ayudaría en todo lo que podía.

Estaban juntos en esto después de todo.

Fue un sentimiento cálido y reconfortante.

Lincoln finalmente tuvo claro las cosas.

Tomando las manos de Hilda la miró a los ojos y habló.

-¡Sígueme! – Fue lo único que dijo.

-¿Eh? – Hilda sonrió, pero no entendió lo que quiso decir. Lo descubrió cuando Lincoln salió corriendo hacía donde fueron Wendy y Soos, todo mientras la tiraba y la obligaba a correr sin comprender el porqué de sus acciones.

-¡Wow! ¡¿Qué ocurre?! – Volvió a preguntar cansada de quedarse con la incertidumbre.

-¡Wendy, Soos y esa mujer están en peligro! – Fue lo único que tuvo que decir para que Hilda corriera a la par suyo sin tener que jalarla.

-¡¿Cuál es el plan?! – Solo necesito escuchar esas palabras de su amigo para saber que no podía dudar ni entorpecer la situación. Sus ojos solo demostraban decisión.

-¡Primero alcanzar a nuestros amigos y luego descubrir al gato encerrado de todo este asunto! – Hilda asintió, eso era suficiente para ella.

Así ambos persiguieron a sus amigos, a la par y sin haberse soltado en ningún momento. Con inseguridades y miedos, pero ya no quedaba ningún atisbo de vacilación.

¡Estarían juntos en esto!

~0~0~0~

-¡¿Dónde mierda se fue?! – Wendy exclamó enojada. Esa mujer estaba en forma, aunque no lo aparentase y con tanta gente dentro del centro comercial la había perdido de vista. Busco con la mirada a la ratoncita que huía por su vida.

Wendy no podía creerlo.

¡¿No podía tener un día en el que no tuviera que lidiar con el estrés?!

Sí no era por su familia, era por su trabajo, si no era por su trabajo era por monstruos y cuando los monstruos se iban de sabático solo le quedaba los locos que habitaban el pueblo.

Cerró los puños con rabia.

En serio que todo esto le fastidiaba. Cuando pensaba que podría tener un día tranquilo y libre de toda adrenalina ocurrían estas cosas.

¿Por qué los adultos del pueblo estaban tan mal de la cabeza?

Independientemente de la respuesta a dicha pregunta, había una cosa más clara que el agua: Esa mujer almorzaría nudillos.

Siguió buscando un rato más hasta que entendió que la mujer ya no se encontraba en el centro comercial. Salió del mismo y sus esperanzas no fueron destruidas. Recargada contra la pared y al final de la calle se encontraba Jessica.

-¡Ahí estás! – Cuando estuvo a punto de perseguirla y agarrarla desprevenida una mano la detuvo. – ¡¿Eh?! – Volteó enojada para ver de quien se trataba.

-¡Oh disculpe pensé que era otra persona! – Fue un hombre alto de bigote y un lunar al lado de su nariz. Wendy resistió todos los impulsos que sintió de desear gritarle, pero no era momento de hacerlo.

Regresando su atención a lo que le importaba la rabia se amplifico cuando vio que la mujer desapareció. Apretando los dientes volcó su mirada a aquel hombre que solo se marchaba en la otra dirección.

Gruñendo y pensando cosas excesivamente violentas hacía ese hombre sacudió sus pensamientos y decidió seguir buscando, cabía la posibilidad de que todavía estuviera cerca.

-¡Wendy! – Otra voz la llamó y regreso su atención hacía el propietario al cual estuvo a punto de golpear.

-¡¿Ahora qué?! – Exclamó para luego darse cuenta de que se trataba de Soos que retrocedió asustado.

-¡Wow! ¡Lo siento, no me muerdas por favor! – Se disculpó poniendo sus manos frente suyo en señal de defensa.

Wendy dio un suspiro y luego respiro profundamente. Sin haberse calmado del todo miró a su amigo con resignación.

-Perdón Soos, es solo que un imbécil me distrajo justo cuando ya tenía a esa perra – Comentó. – No te morderé, exagerado – Le dijo para que dejará de estar a la defensiva.

-Oh, bueno, supongo que está bien – Le dijo más relajado y mostrando una sonrisa de consolación.

Llevo una mano al hombro de la chica y con suavidad le dijo. – Esas cosas podían pasar. Es una lástima, pero creo que con ese golpe que le diste ella aprenderá a no lastimar a nadie, eso tenlo por seguro – Wendy solo bufó.

-No estoy satisfecha con ello, pero ya es un caso perdido, se ha ido y poco puedo hacer ahora – Se encogió de hombros con derrota.

-No pienses en eso, ve el lado positivo: Los niños y tú están bien, eso es lo más importante, nadie salió herido – Wendy lo pensó y decidió aceptarlo.

-Sí, tienes razón, no me agrada que esa perra siga suelta, pero eventualmente me la topare de nuevo y ahí sí que no podrá escapar de mi – Declaró con una fría determinación.

-Si necesitas mí ayuda no dudes en llamarme – Soos la apoyó. Él tampoco se encontraba feliz de que esa vieja loca se escapará y no pudieran rendir cuentas.

Los dos empleados de la cabaña del misterio lo tenían más que claro.

Nadie le pondría un dedo encima a Hilda y Lincoln mientras ellos estuvieran.

-Volvamos con los chicos – Wendy asintió y se dispusieron a regresar al cine para irse de ahí con los chicos. Pero no tuvieron que dar más de tres pasos cuando frente a ellos se posaron Hilda y Lincoln.

https://youtu.be/2XU22s0MV0k

-Chicos, les dije que nos esperaran – Soos les reclamó. No estaba enojado, pero sí contrariado de que no le hicieran caso.

-Lo siento por desobedecer, fue culpa mía – Lincoln asumió la responsabilidad.

-Ya no importa, vengan, regresemos a mi casa y juguemos algunos videojuegos – Les dijo.

-No – La respuesta tajante sorprendió a los más grandes, sobretodo viniendo de Lincoln.

-Debemos encontrar a esa mujer – Dijo con decisión.

-¡¿En serio quieres buscar a esa tipa que quería apuñalarlos?! – Wendy no reacciono de buena manera ante las palabras del albino.

-Sé que no es sensato, pero creo que ella está en un peligro mayor – Habló con seriedad.

-¿Eso por qué nos debería de importar? – Preguntó Wendy mirando al chico con una mirada amenazante. Lincoln no aparto la mirada, y solo miro a la pelirroja con determinación.

-Solo escuchen lo que tengo que decir – Pidió. Tomando el silencio de todos como una afirmación comenzó a contar todo lo que había pasado con Toby y aquel hombre misterioso.

La expresión de todos fue variando, pero Wendy abrió los ojos con incredulidad cuando Lincoln describió al hombre misterioso. ¡Era exactamente igual al hombre que la había detenido!

-Sospecho que todo esto está conectado, y puede involucrar a más inocentes – Lincoln acabó de explicar.

Hilda dio un paso en apoyó a su amigo.

-¡Debemos siquiera cerciorarnos de lo que está sucediendo, no sabemos nada de estos dos lados ni las intenciones que tienen! – Hilda recordó un breve momento a los elfos y los gnomos, dos bandos totalmente enemistados en un conflicto de mucho tiempo en donde dicho conflicto sin resolver cobro la vida de un inocente elfo cuyo único sueño era poder explorar y conocer más el mundo más allá de su pueblo. Aragón no solo fue víctima de su propia inmadurez, sino de una disputa en donde ambos bandos no demostraban ni el más mínimo interés en poder resolver o siquiera entenderse.

Pensar en eso le hizo preguntarse: ¿Cuántas más vidas habían pagado el precio de ese odio? No solo la de elfos y gnomos, con lo viejas que eran esas dos razas probablemente habrían involucrado a otras criaturas en medio del fuego cruzado.

Si realmente había un conflicto entre dos grupos humanos y con lo claramente inestables que son los de aquella sociedad no se puede garantizar que su respuesta contra el otro grupo no pueda afectar a más personas que ni siquiera están conscientes del conflicto que está aconteciendo.

No permitiría que el mismo destino de Aragón cayera contra otro inocente.

Ante la duda que se presentaba en los ojos de Soos y Wendy, Lincoln continuó.

-¡No tenemos que intervenir, solo necesito saber que está pasando! – Declaró con firmeza.

-Chicos, aún con todo lo que dicen, esto es trabajo para la policía, no para ustedes ni para nosotros – Soos alegó.

-¿En serio confiarías en los dos sujetos que tiene pistolas de agua en lugar de pistolas reales? – Rebatió Hilda.

-Chicos, nuestro trabajo es cuidarlos, no cuidar a desconocidos quienes claramente les hace falta unos tornillos en la cabeza – Wendy se cruzó de brazos con seriedad.

Lincoln se encontraba revisando el celular de Toby, necesitaba más información y mientras Hilda seguía alegando con la pelirroja.

-(Este hombre tiene demasiadas fotos de Shandra Jiménez...) – Para la situación que le preocupaba el encontrarse tantas fotos de una sola mujer que claramente no se daba cuenta de que estaba siendo fotografiada daba más la impresión de que Toby era más acosador que asesino.

No fue hasta que se topó con una foto que le dejo sin palabras. En especial cuando reconoció de quien se trataba.

Su atención regreso a la discusión entre ambas chicas con Soos incomodo no queriendo meterse en medio del fuego cruzado. Bastante sabio de él.

-Creo que esto confirma parte de nuestras sospechas – Anunció llamando la atención de todos.

-¿A qué te refieres? – Preguntó Wendy.

Lincoln solo se limitó a mostrarles la foto. Todos abrieron los ojos sorprendidos.

Era Robbie atado a una silla, totalmente inconsciente y con toda la cara pintada con mensajes bastante infantiles y de mal gusto. Pero el que más resaltaba en toda su frente al descubierto fue un mensaje que le hizo un nudo en la garganta a la pelirroja: PERDEDOR.

-Y no es la única – A continuación, mostró otras fotos en donde más caras conocidas aparecían tales como Linda Susan o el comisionario Blubs.

No importaba bajo qué punto de vista vieras estas fotos. Tendrías que ser sumamente denso como para que no te parezca raro que todos ellos estuvieran atados y sin capacidad de hacer. En algunas de las fotos se podía ver claramente que había otras personas vestidas de rojo, pero jamás se les enfocaba su rostro.

-Creo que este es un problema que nos incumbe a todos los que vivimos en Gravity Falls – Comentó Lincoln con seriedad.

-¡Por esto debemos hacer algo! ¡Más personas están involucradas y solo esos tipos sabrán las cosas que le hacen a todas esas personas! – Ante toda esta evidencia tanto Soos como Wendy palidecieron.

Todo esto era peor de lo que ambos habían pensado.

Guardaron un minuto procesando toda esta información.

En esas fotos había personas que conocían, quizás no fueron amigos o no estuvieran en los mejores términos, pero a ninguno le gustaría que todas esas personas se encontraran bajo tales condiciones y bajo tales personas.

Sí Toby y esa mujer formaban parte de esta organización, el resto de integrantes estarían al mismo nivel, sino que peor. Todas estas fotos eran espantosas, pero solo eran una pequeña parte de todo lo ocurrido antes de tomarlas.

Entre más lo pensaban más asco les daba.

-¡Por favor! ¡Ayúdenos a parar esto, por todos los que lo sufrieron o lo van a sufrir! – Hilda les suplicó, también estaba impactada y asqueada.

El mundo era cruel.

Eso era algo que Lincoln y Hilda habían aprendido a las malas.

Soos y Wendy se observaron en un debate silencioso que acabo concluyendo en unas simples palabras.

-De acuerdo – Finalmente aceptaron.

Los más chicos sonrieron sabiendo que estaban respaldados.

-¿Cuál es tu plan, Linc? – Interrogó Soos al albino. Ya habían pasado suficiente tiempo juntos, en este punto, no era ningún misterio para él que Lincoln ya tuviera pensado un plan.

-Necesitamos información. Pese a que tenemos el celular de Toby, no tenemos idea de donde ocurren todas estas fotos ni quienes son el resto de involucrados, lo único que tenemos por pista es un nombre "Iván", ¿le suena a alguno? – Todos negaron. Chasqueo la lengua. – En ese caso, hay varias cosas que constatar. Primero podríamos preguntar directamente a los involucrados de las fotos sobre que sucedió ahí y ellos podrían darnos información. Segundo, Toby no tiene muchos contactos, pero en sus registros no hay ningún Iván, recuerdo que en los baños buscaba ese contacto por lo que seguramente lo tenga registrado con otro nombre, independientemente de sí marcamos todos los números no sabemos sí ese tal Iván se presente con ese nombre o con alguna especie de código que solo él y Toby sabrían, cabe la posibilidad de que Iván ya se haya enterado de alguna manera sobre aquel otro hombre misterioso y sea más precavido – Hilda habló.

-¿Qué hay de esa mujer? Ella también estaba cerca de donde Toby fue secuestrado, puede que ella fuera mandada a respaldarlo – Comentó Hilda uniéndose a la especulación.

-Sí, lo había pensado, pero aquí no hay ningún registro de conversación con nadie, es hasta triste, pero no podemos estar seguros de cuantas personas son en esa sociedad – Wendy se lamentó, ojalá ese hombre con bigote no la hubiera detenido. Todo sería más sencillo sí tan solo tuviera a esa mujer a su alcance.

Abrió los ojos al darse cuenta.

-Chicos, ese otro hombre disfrazado me detuvo antes de que pudiera atrapar a esa mujer. No me hizo nada y simplemente me dijo que se confundió con otra persona, pero le dio el tiempo suficiente a la perra de escapar con la cola entre las patas – Wendy recibió un pequeño codazo de Soos por haber dicho una mala palabra frente a los chicos.

Sobándose el hombro apenada continuó. – Eso solo puede significar que... – Fue interrumpida.

-¡Significa que también la necesita para saber dónde es su base de operación! – Lincoln asintió.

-No tendría sentido que no se la llevará como a Toby a no ser que busquen que ella los dirija a su guarida – Soos intervino.

-Pero ya tienen a Toby, él puede decirles el sitio, no creo que les sea difícil hacerlo hablar – Hilda se rasco la nuca.

-Creo que eso fue culpa mía. Quizás azote demasiado fuerte la puerta y no parece que Toby no despertara pronto, no les sirve de nada sí el hombre no puede hablar – Los tres solo silbaron impresionados.

-¡Ejem! En cualquier caso, solo es cuestión de tiempo que Toby despierte, ya sea por él o por la mujer está claro que ese hombre busca tener la ubicación de su baticueva o para tener a todos los integrantes de esta organización bajo la lupa en todo momento – Hilda se le ilumino el foco.

-¿Qué tal si vamos a la casa de Toby? – Propuso.

-Estas aprendiendo demasiado de Stan, chica – Wendy sonrió un poco divertida. Ignorando aquel comentario el cual ninguno se molestó en rebatir, Hilda siguió.

-Quitando lo ilegal que es hacer eso, si nos tomamos de la hipótesis de que esa mujer se encontraba en el cine para ayudar a Toby o incluso sin está, el hecho de que fuera en busca de la ayuda de ese tal Iván pondrá eventualmente alerta a todos los que sean de esa organización y al ver que Toby no responde, puede que se presente a la propia casa de Toby y ahí podremos sorprenderlo o cuanto menos encontrar más información al respecto – Solo hubo un problema con esa idea.

-Eso hace sentido, pero el problema es que no sabemos dónde está la casa de Toby – Respondió Soos.

-Yo no estaría tan seguro – Comentó Lincoln con una sonrisa socarrona. Una vez más les mostró otra foto. Esta era una mucho menos turbia que las anteriores, solo mostraba al propio Toby frente a la puerta de su hogar presumiendo un traje que francamente le quedaba bien.

-Huh, eso nos queda a veinte minutos en auto – Afirmó Soos, reconocía la avenida.

-Bien, ¿entonces simplemente entramos a su casa y fisgoneamos ahí? – Hilda preguntó.

-Sí, debemos encontrar algo útil. También quiero que tengan en cuenta la posibilidad de que la sociedad o las personas del otro grupo puedan aparecerse, así que vayamos precavidos – Advirtió.

-Espera, ¿qué hay de todas las personas que vimos en esas fotos? – Wendy indagó preocupada.

-¿Quieres preguntarle a Robbie directamente? – Cuestionó Hilda a su amiga. Wendy se quedó callada.

-Wendy, ¿hiciste las paces con él? – No respondió. Tras un silencio lo reveló.

-No... – Culpa y vergüenza era lo que se apreciaba en sus facciones. No había excusa, ni pretendía poner una, solo lo estuvo postergando.

-Bueno, no parece mal momento para que hagas las paces – Hilda sonrió. Soos le palmeó la espalda en señal de apoyo, Lincoln no fue una excepción.

-Okey... aunque no sé si quiera verme o escucharme – Murmuro por lo bajo.

-Intenta llamarlo, así pueden pactar un lugar donde verse, si te incomoda podemos estar revisando el departamento de Toby en lo que tú resuelves ese asunto – Propuso Lincoln.

-¡No! ¡Bueno, sí! ¡Ugh! Déjame llamarlo, antes que nada – Wendy era un manojo de nervios, realmente no quería que la dejarán sola en un momento tan incómodo, pero esto era algo que solo ella podía resolver, después de todo, aunque Robbie había sido un idiota con ella, eso no quitaba el hecho de que ella también fue una idiota con él.

Buscando en sus contactos a su exnovio, lo primero que hizo ante todo fue desbloquearlo y así llamarlo. La espera se hizo larga y su nerviosismo solo se alteraba más sentir las impacientes miradas de sus amigos.

Justo cuando pensó que no iban a atender, contestaron.

-Hola – Escucho la apática voz de Robbie tal y como la recordaba. Tragó saliva.

-¡Hola Robbie! Oye, lamento hablarte tan repentinamente, pero me gustaría reunirme contigo en persona, hay algo de lo que me gustaría discutir contigo – Soos le hizo una seña de "más o menos". Hilda y Lincoln únicamente se encogieron de hombros.

Silencio.

-¿Estás ahí? – Sus nervios solo hicieron más que incrementar.

-Oye...

-¿Sí?

Lo que Wendy oyó le borro cualquier atisbo de nervios.

-¿Quién eres? – Robbie estaba confundido.

-¿Eh? – Wendy estaba el doble de confundida. Su reacción no pasó desapercibida para el resto del grupo. – Robbie, ¿Cómo que quién soy yo? ¡Soy Wendy! ¡Tú exnovia! – La pelirroja casi lo gritó.

-Mira, no conozco a ninguna Wendy y tampoco estés diciendo que eres mi ex cuando ni te topo. Tengo novia y sí esto es una broma, es de pésimo gusto. Adiós, loca – Con eso dicho, colgó.

Wendy solo observo su celular, incrédula de la conversación que acababa de tener.

-¡¿Qué ocurrió?! – Hilda fue la primera en preguntar.

-Él... dijo que no se acuerda de mí – Dijo confundiendo a todos.

-¿Cómo qué no se acuerda de ti? – Soos se rascó sin entender.

-Me dijo que no conoce alguna Wendy... incluso me dijo que tiene novia, creyó que le estaba jugando una broma – Explicó aturdida.

-No puede simplemente referirse a que no quiere verte – Especuló Soos.

-Yo... no sé... – Confesó.

A Hilda todo esto le olía mal, no tardo en recordar esa foto. La inferencia fue clara.

-Linc... tú... ¿crees que los de esa organización podrían haberle hecho a la mente de Robbie? – Le preguntó al albino que estaba sumamente pensativo.

-Muy probablemente sí – Reveló con inquietud. Esas palabras fueron un balde de agua helada para la pelirroja. Su corazón palpito a mil por hora. Una idea no paraba de atormentarla.

¿Esto era su culpa?

Un sudor frío bajo de su frente.

-Wendy – La mano de Soos se posó en su hombro. Wendy solo lo miró. Soos se encontraba serio, pero sobretodo, decidido. – Resolveremos esto, mantén la calma – Esas palabras cargaban una seguridad que nunca había visto en Soos.

Él tenía razón.

Arreglaría esto a como diera lugar.

Basta de huir.

Debe limpiar su propio desastre.

-Tener novia te ha vuelto más confiado, viejo – Soos solo sonrió.

-¡¿Verdad que sí?! – Exclamó con alegría.

-¡Vayamos a romper unas cuantas leyes! – Exclamó Wendy.

-¡Sí! – Todos respondieron.

~0~0~0~

-¡Abierto! – Exclamó Wendy una vez pateó la puerta del hogar de Toby, en su consecuencia, abriéndola y de paso rompiendo la cerradura.

-Creo que era mejor entrar por la ventana – Comentó Lincoln.

-Eres demasiado amable con el tipo que intento lastimarte – El albino solo se rasco la nunca, ella tenía un punto.

-¿Qué se supone que tenemos que buscar? – Preguntó Soos moviendo la gigantesca pancarta de Shandra Jiménez. El grupo decidió en un unánime silencio ignorar dicho objeto.

-Algo que nos ayude a saber más de esta organización, quizás tenga papeles, informes o algo por el estilo – Hilda comenzó a hojear uno de los tantos papeles que se encontraban regados por todo el lugar.

El sitio no era tan grande, lo suficiente como para que dos personas vivieran ahí, pero las condiciones en las que Toby tenía todo este sitió era muy antihigiénicas. Mucha basura, papeles que muy seguramente eran notas periodísticas o algún poema a Shandra.

-El tipo antes de todo esto no me parecía tan raro – Murmuro Wendy con disgusto cuando miro más fotos de la reportera más famosa del pueblo. Ni quería tocar nada relacionado a ella, no quería descubrir que alguna de estas cosas se sintiera viscosa o pegajosa. Vivir con tres hermanos era toda una experiencia.

-¿Esto podría significar algo? – Preguntó Soos tomando una dona a medio comer.

-Es toda tuya, Soos – Le dijo Hilda con una media sonrisa.

Mientras el resto buscaba, el albino revisaba muchas de las notas. Como era de esperarse eran escritos enteramente dedicados a la profesión de Toby. No había nada nuevo ni inusual. Simples noticias locales.

Volvió a revaluar.

-(¿Alguno de esos dos dijo algo destacable que no me haya dado cuenta?) – Estuvo meditándolo, recordando ambos incidentes, fue ahí que unió hilos.

¡NO ME DES ORDENES! ¡TÚ NO VISTE NADA Y ME ASEGURARE QUE NO DIGAS NADA TAMPOCO! ¡NADIE LO VE!

¡YO NO VEO NADA!

-¿Ver nada? – Repitió esas palabras. Ambos habían hecho referencia al "ver algo". – Yo no veo nada... – Esa frase de aquella mujer era muy confusa. Con Toby todavía podía entender que quería silenciarlo, pero bajo el contexto de la señora no entendía a lo que se refería.

-Ver...no ver... ver... no... – Se percató de algo que le impacto.

Hilda se dio cuenta de la mirada de su amigo y le sonrió ligeramente.

-¿Descubriste algo? – Lincoln no respondió. Su mirada solo se hizo más intensa.

-(¡Que ojos más preciosos tiene!) – Un diminuto enrojecimiento se hizo presente en el rostro del chico.

Hilda se encontró a sí misma inquieta y nerviosa ante la mirada tan penetrante de su amigo. Una parte de ella quería apartar la mirada abrumada por la vergüenza, pero la otra, al contrario, quería que la siguiera mirando como lo estaba haciendo, es más, no quería quitarle el ojo de encima, muy contradictorio como para tratar de entenderlo.

-(Nunca me había parado a apreciar sus ojos, realmente me alegra poder verlos) – De inmediato su expresión cambio al haber captado finalmente lo que se le escapaba.

-(¡No ver! ¡Ojos! ¡¿Puede ser qué...?!) – El celular de Toby, había algo que había pasado omitido.

La decepción de la peliazul fue abismal cuando percibió que ese intenso intercambio de miradas había cesado. Acercándose para ver lo que el albino buscaba, le observo revisando una vez más la foto de Robbie.

-¡Ajá! – Exclamó captando la curiosidad de todos.

-¿El hámster está corriendo, Linc? – Preguntó Soos.

Tomó una pluma y una de las muchas hojas regadas por todo el sitio. Ahí, fue trazando una línea para posteriormente cambiar de foto.

https://youtu.be/BBVMnKhXmdQ

La primera en percatarse lo que trataba de hacer Lincoln fue Hilda, abrió los ojos dándose cuenta del despiste.

En las fotos pese a que no se mostraban las identidades de los miembros de esa sociedad, se podían ver sus túnicas, y en algunas fotos sueltas revelaban una especie de símbolo incompleto. Lo que el albino estaba haciendo era recrear el símbolo que yacía en las túnicas de los individuos por medio de lo que podía apreciarse en las fotos de Toby.

Cuando termino, Lincoln observó a sus amigos y cuestiono.

-¿Alguno de ustedes les suena este símbolo? – Reveló su dibujo esperando las respuestas de sus compañeros.

Lo que vieron fue un ojo tachado. Eso era todo.

-No me suena de nada – Replico Soos.

-A mí tampoco – Wendy negó.

-Menos – Hilda concluyó.

Tragando la pequeña decepción que se generó dentro suyo, Lincoln prosiguió.

-¿Recuerdan lo que dijo esa mujer?

-¿Qué de todo lo que dijo?

-"Yo no veo" – Fruncieron el ceño. – Toby dijo algo similar, su modo de expresarse por lo que puedo interpretar es como decir "nada paso" y este símbolo estaba impreso en las túnicas de esas personas, un ojo tachado, un ojo que no ve – Explicó.

-¿Y qué tiene de importante eso? – Soos no entendió el punto del albino.

-Esa mujer... ya la había visto ayer, la empuje por error... lo raro fue el cómo me miró, como sí yo fuera una especie de monstruo, no lo sé, pero se veía aterrada y simplemente huyó, pero antes paso lo mismo... – Hilda rememoro sus palabras.

¡ERES TÚ! ¡LA MALDITA RAZÓN DE MIS PESADILLAS, SOLO QUIERO OLVIDARLAS Y OLVIDARME DE TI PARA SIEMPRE!

-Dijo que buscaba olvidarse de mí y de Linc... ¿eso tiene algo que ver con aquello del "yo no veo"? – Lincoln sonrió.

-"Yo no puedo ver algo que he olvidado" – Wendy intervino.

-¿Entonces le borraron la memoria a Robbie o algo por el estilo? – El que no la recordará en lo más mínimo, estaba relacionado.

Al oír aquella pregunta Lincoln lo analizó.

-No sé, si "borrar" sea la palabra adecuada, si tuvieran esa habilidad esa mujer no habría actuado de esa manera y Toby ni siquiera tendría que haberme atacado. Quizás, ellos como miembros "comunes" no tengan esa habilidad, pero ese tal Iván puede que sea la mente maestra detrás de todo esto del "yo no veo" – Hilda apretó los puños.

-Linc... – Una vez más sus ojos se cruzaron y lo que ambos expresaban no era tan cálido como lo de hace unos momentos. – Sí lo que teorizas está en lo cierto... y realmente pueden o tienen algo capaz de afectar la memoria de las personas... eso puede significar que... – El albino sabía con exactitud lo que se refería su amiga, así que completo la frase.

-Ellos podrían ser los responsables de nuestra falta de memoria – Soos y Wendy abrieron los ojos incrédulos.

-Así que esto era más personal de lo que creí, eh – La fría determinación que transmitió con esas palabras fueron más que claras para el resto.

El albino no lo expresó verbalmente, pero ahora su semblante se había vuelto mortalmente serio. Analizando una vez más el símbolo que había trazado lo arrugó con una creciente ira.

-Busquemos algo que tenga ese símbolo o alguna cosa relacionada con Iván o el "no veo" – Fue lo que se limitó a decir para seguir buscando. A Hilda ni tuvo que decírselo pues ya se encontraba buscando.

Los adultos solo se vieron determinados. Esto cada vez escalaba más y más.

La tensa situación no daba indicio de dar con alguna otra pista, al contrario, no había nada de valor que les sirviese.

-¡Esto es inútil! ¡Aquí no hay nada! – Se quejó Wendy. Ya estaba harta de seguir encontrando más cosas relacionadas a Shandra Jiménez. En verdad le enfermaba eso. La ya de por sí arruinada imagen de Toby a los ojos de la Corduroy solo se deterioraba sin límite aparente. – ¡Que desagradable y repugnante es este viejo! – Fue sincera desde el fondo de su corazón.

-Ya está oscureciendo – Comentó Soos mirando la ventana. Las nubes negras y el agresivo viento que hondeaba los árboles del bosque decoraban al iluminado pueblo. – El Sr. Pines debe seguir trabajando si no nos ha llamado hasta ahora – Se debatió si llamarle para explicarle la situación, pues parecían estancados y ya fuera que decidiera ayudarlos u ordenarles que regresaran a la cabaña, estaba pesaroso.

No esperaba que toda esta situación fuera tan seria y una parte de sí quería apartar a Lincoln y Hilda de todo peligro. Ya les había fallado una vez y no quería volver a hacerlo. Sin embargo, al ver los rostros fríamente concentrados de ambos chicos le hacía dudar sí esa sería la mejor opción.

La posibilidad de hallar las respuestas de su misterioso pasado era algo que les debía pesar al dúo. Aunque tratará de ponerse en el lugar de los chicos y en el de Stan no tenía idea de que hacer a continuación.

-(Ellos no van a dejar que esto se les escape...) – Reconocía esa mirada tan decidida, la había visto en Dipper y Mabel.

Eso le aterraba.

Aunque las circunstancias fuera radicalmente diferentes, no había ni una sola duda en afirmar que, aunque se los impidieran, ellos harían lo imposible para descubrir la verdad.

Suspiró cansado.

Hilda se acercó a la ventana y miró afuera. No había mucha gente circulando a estas horas y mucho menos con estas temperaturas tan bajas.

Pero una persona en concreto llamó su atención. Era un hombre que parecía un poco confundido, ya lo había visto y era ciertamente famoso en el pueblo. El hombre que se había casado con un pájaro carpintero. Hilda también lo noto.

Hilda entrecerró la mirada. Lucía un poco confundido, buscando algo, miraba los edificios alrededor, comprobando sus números. De un momento a otro el ave en su hombro le grito alarmando al hombre. Este pareció discutir con el ave.

-Vaya, realmente se ven como una pareja de casados – Comentó Soos mirando la escena.

Pero para la chica había algo extraño. Cerró los ojos un momento y sintió intriga, los volvió a abrir de golpe al recordar algo importante.

-¡Lincoln muéstrame las fotos otra vez, por favor! – El albino dejo lo que estaba haciendo y acató lo que se le pidió.

Al darle el móvil, la chica de azules cabellos fue examinando las fotos, pasando de una en una se detuvo una en concreto. Regreso su mirada al hombre afuera que seguía discutiendo con su mujer y ya no le quedo duda.

-¡Están aquí! – Declaró. Los demás no le entendieron, hasta que les mostro la foto. En ella estaba un ciudadano inerte y fuera de sí, lo curioso de la foto era que había algo bloqueando la foto, visualizándola mejor notó que era una especie de pluma, una muy parecida al de un pájaro carpintero. – Ese hombre forma parte de la sociedad y seguramente debe estar buscando a Toby – Explicó con total seriedad.

-¡¿Estas segura?! – Ni Wendy ni Soos estaban completamente convencidos de eso, pero a Lincoln solo había una forma de comprobarlo.

-¡Chicos! ¡Ocúltense! – Lo vio acercarse a la casa de Toby y sí la deducción era correcta, no faltaba mucho tiempo para que estuviera aquí. – ¡Rápido! – Todos obedecieron.

Todos buscaron su escondite. Soos se tuvo que sumergir en la pila de ropa tirada, Wendy se ocultó detrás de la Shandra Jiménez del estudio. Asomando su cabeza para ver donde se ocultaban los demás, pero no vio a nadie y antes de que pudiera preguntar cualquier cosa, escucho los pasos acercándose, por lo que escondió la cabeza.

-(¡Maldición!) – Wendy no dudaría en atacar al sujeto si llegaba a descubrir a cualquiera de los cuatro.

-(Este hombre debería lavar su ropa más seguido) – Fue lo único que pensó Soos soportando el potente hedor.

Tanto Lincoln como Hilda estaban detrás de uno de los libreros de Toby, eran lo suficientemente delgados como para entrar, pero cualquier mal movimiento los delataría, así que se limitaron a escuchar todo lo que sucedería.

Tocaron a la puerta y era fácilmente deducible por la forma en la que sonaba que era el pájaro el que estaba golpeando la puerta de madera.

-¿Toby? ¿Estás ahí? – Preguntó el hombre detrás de la puerta, pero al darse cuenta de la falta de respuesta y de la nula seguridad de la puerta, con cautela la abrió y entró.

-¿Hola? – Camino confundido.

El ave chilló.

-Sí, lo sé, es raro, tampoco está aquí – La preocupación era palpable. Exploro un poco el lugar.

-No sé si así tiene su casa siempre o realmente la han allanado – Comentó, a lo que su esposa le respondió. – Tienes razón, sea lo que sea hay que llamar a Iván – Declaró sacando su celular.

No tardó mucho en llamar.

-¿Hola? – Saludó. – Sí, ya estoy aquí, no está por ningún lado – Guardo silenció mientras escuchaba la voz detrás del teléfono.

-Okey, ¿nos dirigimos entonces a la base? – Escuchó atentamente las ordenes.

-Como tú digas, no nos vemos luego – Tras decir eso, colgó. El ave chilló.

-Dijo que nos reuniríamos a la hora de siempre, que seamos discretos y nada más – El ave contestó. – Sí, lo sé, maldición, como quisiera poder olvidar todo esto – Suspiró.

-Como sea, larguémonos de... – Fue interrumpido cuando el hombre fue derribado.

El ave voló sorprendida, pero rápidamente fue atrapada.

Los responsables de todo esto no eran nada más que Lincoln y Hilda.

-No se muevan – Ordenó Hilda.

-¡¿Qué mierda?! – Se detuvo cuando sintió algo puntiagudo en su espalda, petrificándolo del miedo.

-¡Hey! – Wendy salió de su escondite para encarar todo lo sucedido, pero se quedó fría cuando miró la escena.

Lincoln sostenía al ave fuertemente inmovilizando al animal, mientras que Hilda estaba encima de la espalda del hombre con una pluma amenazando la espalda del hombre.

-¡¿Quiénes son ustedes?! – El hombre no pudo ni levantar la cabeza cuando Lincoln se la piso manteniéndola pegada al suelo.

-Dijo que no te movieras – La seriedad con la que ambos hablaban perturbo a Wendy.

-¿Q-Q-Qué es lo que quieren? – Tartamudeó asustado.

-Tú nos guiaras hasta su escondite y una vez estando allá, nos contarás con lujo de detalles sobre el objetivo de esta organización que tú y este tal Iván tienen – El hombre sintió escalofríos cuando escuchó a su esposa chillar.

Quería preguntar tantas cosas, pero sabía que no tenía la posición para esto. Se arrepintió de no haber salido antes del lugar, quizás, así no estaría en esta situación tan aterradora.

-¡BLEH! – Exclamó Soos con asco, pues ya no aguantaba más el olor. – ¡¿Ya podemos irnos?! – Preguntó.

~0~0~0~

-H-Hacía la izquierda – Indicó el hombre. Aunque le habían permitido que su esposa se posara en su hombro, el hombre estaba rodeado. Del lado izquierdo tenía a Soos mientras al reverso a Wendy, los cuales estaban muy pegados a él, atentos a cualquier movimiento extraño que pudiese hacer. Lincoln y Hilda estaban en su espalda, ahora ambos le apuntaban con algo filoso en su espalda.

Estaba entre la espada y la pared.

-Aquí es – Era el museo de Gravity Falls.

-Vamos por otro camino – Dijo Hilda viendo que ya no podrían entrar por la puerta principal.

Así se movilizaron hasta una de las ventanas que afortunadamente estaba abierta. Entrando cuidadosamente, obligaron al hombre a seguir con su amable recorrido voluntario.

Ingresaron a una sala completamente adornada con muchos globos ocultares. Se dieron unos segundos a apreciar el sitio espeluznante.

-¿Ahora dónde vamos? – Cuestionó Wendy. El sitio era cerrado y no había ninguna entrada a la vista.

-Es porque está oculta – Explicó. Sabía que Iván lo mataría si acaso salía vivo, pero no le quedaba de otra. El ave chilló. Al menos su esposa compartía su pesar.

Se acercó a una de las decoraciones, una especie de trozo de algún mural el cual tenía un gran ojo tallado.

Lincoln se percató que todos los ojos miraban hacía ese sitio en concreto, por lo que comprobó sus sospechas cuando el hombre empujo el objeto, el cual se hundió y provoco que la chimenea surgiera un pasadizo secreto.

-¿Están contentos? – Preguntó el hombre sin mirarlos.

-No, sigue andando – Respondió tajantemente la de cabellos azules.

Bajando cuidadosamente las escaleras y atravesando una cortina roja entraron a una gran sala cuya única luz iluminaba una sola silla. Silla que reconocieron de inmediato.

La silla de las fotos. No era lo único que se encontraba ahí, a pocos metros se encontraba un cofre. Acercándose más al sitio, lo vieron con detenimiento.

Realmente parecían catacumbas mejor mantenidas. Había antorchas que iluminaban otros pasillos, otra cosa remarcable era que en la pared había una especie de tubo que se extendía hasta otro lugar desconocido y en donde ponía un letrero que decía "salón del olvido".

-Vaya que la temática del "no veo" la llevaron muy lejos – Comentó Soos anonadado por el lugar.

-Siéntate – Ordenó Hilda al hombre que no le quedo de otra más que sentarse en la silla de los acusados, donde rápidamente le amarraron las manos para evitarse sorpresas.

Fue ahí donde el hombre pudo ver a sus secuestradores.

-¡¿Eh?! ¡¿Pero sí solo son unos niños?! – Ya había podido distinguir a Soos y a Wendy, pero lo que le impactaba era como aquellas personas de voz fría y seria eran simples niños, lo más humillante fue la revelación que esos objetos que creía eran navajas no eran más que plumas.

Ninguno se inmuto a su respuesta.

-Empieza a hablar, ¿quiénes son ustedes? – Hilda fue directa.

-¡¿Por qué debería contarles algo?! – El ver que solo eran dos niños, una adolescente y lo que sea que fuera Soos le había dado el suficiente valor como para rebelarse.

Hilda simplemente alzó una ceja.

-Ahora entiendo porque te casaste con un pájaro – Esa declaración ofendió a la pareja de casados.

-¡¿Quién diablos te crees, mocosa?! – Su esposa solo chilló más, respaldándolo.

-Soy la que tiene el control, ¿recuerdas? – Fue ahí cuando el hombre volvió en sí y recordó que estaba literalmente acorralado y sin poder hacer nada para defenderse.

-Oh

-Amigo, será mejor que empieces a hablar, créeme que lo agradecerás – Wendy fue bastante persuasiva al agregar el ligero movimiento de su puño golpeando su palma.

El hombre sudó frío.

-De nuevo, ¿quiénes son? – Su mirada fue muy penetrante, el último clavo para que el hombre decidiera hablar.

-S-Somos la sociedad del ojo cegado – Contestó.

-Nombre acordé con su dinámica – Comentó Soos.

-Bien, ¿cuál es el objetivo principal de esta sociedad?

-Hacer que la gente olvide sus malos recuerdos – Eso despertó dudas.

-¿Olvidar los malos recuerdos?

-¡Sí, ustedes saben! Cosas vergonzosas, traumatizantes, todos tenemos algo que queremos olvidar y a eso nos dedicamos, a que la gente no sufra por esas malas memorias – Lincoln frunció el ceño.

-Muy altruista como para que fuera verdad – Nadie de los presentes se tragaba esa película. Por la forma en la que lo decía, no parecía un objetivo tan malo, pero tras salir a la luz los auténticos rostros de Toby, esa mujer y de este sujeto podía decir con certeza que solo locos formaban parte del grupo.

-¡Es verdad!

-Explícame mejor estás fotos – Mostró el celular de Toby y el hombre abrió los ojos.

-¿Por qué tienes eso?

-No te importa, responde

-Solo fue una broma interna, Toby quería comprarse una cámara mejor y bromeamos con que guardará como recuerdo el momento exacto de las personas luego de hacerlos olvidar y solo empezó a tomar fotos, no es algo tan malo – Declaró.

-¿Qué utilizan para borrar los recuerdos? – Ante aquella pregunta el hombre guardo silencio, pero por la forma en que miró al cofre acabo delatándose a sí mismo.

Lincoln no dudo en abrirlo y dentro, se encontraba una especie de pistola. Lo tomo con cuidado y la analizo detenidamente.

-Supongo que esto es lo que hace la magia – Se dedicó un momento a investigar cómo funcionaba. – ¿Este borrado de la memoria es permanente? – Fue su siguiente pregunta.

-Eh, no, los recuerdos que se borran los extraemos en unas capsulas y los mandamos al salón del olvido, ahí almacenamos todas las memorias de los integrantes de Gravity Falls – Ante aquella respuesta, Hilda siguió cuestionando.

-¿Cuánto tiempo llevan haciendo esto? – Apretó los puños.

-Eh, no lo sé, como treinta años quizá, la verdad ya no lo recuerdo con exactitud – El hombre solo podía encogerse lo máximo que podía. En serio que la penetrante mirada de la peliazul le intimidaba.

-¿Qué hacías en la casa de Toby? – Era una pregunta que el mismo hombre había querido hacerles, pero sabía que no le convenía ser el que preguntará.

-Iván me mando a buscarlo, la organización lleva buscándolo todo el día, nadie sabe dónde está – Lincoln asintió.

-(Eso confirma que aquella mujer buscaba a Toby) – Pensó el albino. Ahora sabía que en la pantalla podía escribir lo que quisiese. Esa era la manera en la que podía seleccionar que recuerdos borrar.

-¿Por qué razón buscaban a Toby concretamente? – Esos ojos parecían querer estrangularlo.

-Hace unos días, nos dijo que tenía la corazonada de que lo estaban siguiendo y hoy contacto a alguien del grupo diciendo que la sociedad corría peligro, no pudo decir nada más y desde entonces hemos perdido comunicación total con él – El esquema dentro de la cabeza de Lincoln comenzaba a tomar forma.

Aquel hombre misterioso volvió a sus pensamientos. Sí Toby era el único de la sociedad que sabía acerca de la existencia de este otro grupo, o que, al menos pudo comprobarlo justo antes de que fuera sorprendido.

La sangre derramada en él era prueba de que había sido agredido y su actitud tan paranoica cobraba más sentido. No obstante, mirando a aquel hombre que decía amar a un pájaro carpintero y rememorando el encuentro con la otra loca había algo que les unía.

Locura.

Eso era algo que en definitiva compartían. La actitud tan exagerada de Toby y de la mujer, así como está actitud tan extraña del hombre. Omitiendo el obvió detalle de su matrimonio, pasar de estar asustado por estar bajo amenaza a actuar como si estuviera en control de la situación no era natural.

Parecía como sí el mismo había olvidado la situación en la que se encontraba. Su atención regreso al arma en sus manos.

-Sí dices que han estado usando esta cosa por treinta años... asumo que ustedes también quieren olvidar cosas malas, así que... ¿con qué regularidad se borran la memoria? – El hombre habló al instante.

-Todos los días, hay muchas cosas desagradables de nuestro día a día, hoy estaba teniendo un día malo, pero ustedes definitivamente lo han vuelto horrible – Se quejó. Tras unos momentos de silencio en el que una expresión rara se formó en su cara. Su semblante cambió radicalmente a ser uno más animado, casi como el de un niño. – ¡Oigan! ¡Ya que tienen el borra-memoria pueden borrar mi memoria de este día! – Su petición desconcertó a todos.

-Aún hay cosas que quiero preguntarte – Declaró Hilda manteniéndose firme.

-Antes en la casa hablaste que se reunirían hoy el resto de miembros, ¿a qué hora exactamente sería eso? – El hombre pareció mirar al techo un segundo antes de responder.

-Creo que a las ocho – De inmediato Soos y Wendy checaron sus celulares.

-Queda medía hora – Avisó Soos.

-Solo tengo una pregunta más: ¿Cómo luce Iván? – Lincoln dibujo una sonrisa falsa.

-Pues es un viejo y tiene la cabeza rapada, él es nuestro líder, aunque no es nuestro fundador, la verdad no hablamos mucho, son Jessica y Bud los que mejor se llevan con él – En aquel momento una pregunta se le vino a la mente al hombre.

-Oigan, chicos, por cierto, ¿quiénes son ustedes? – Preguntó.

-Mmmmm... supongo que puedes llamarnos "cuatro fantásticos" – Al momento de decir eso fue escribiendo algo en la máquina.

-¡Okey! ¿Se van a unir al grupo? – Hizo una última pregunta.

-No – Fue lo último que escucho antes de que Lincoln jalará del gatillo. El hombre y el ave habían recibido el rayo de lleno, lo que los dejó extremadamente aturdidos. El albino borró esa sonrisa y regreso a su semblante serio.

-¡¿Por qué hiciste eso?! – Indagó Wendy, aún quería preguntar sobre Robbie.

-No podemos quedarnos aquí, sí esto se alarga toda la sociedad sabrá que estamos infiltrados, lo mejor es ocultarnos en la sala. Él ya no nos recuerda y será mejor desatarlo, hay que hacerlo parecer que él se disparó a sí mismo. Sí ya de por sí lo hacen con frecuencia nadie del grupo se debería de extrañar – Explicó.

-Tch – Hilda chasqueo la lengua. – Hay que destruir está cosa – Declaró mirando el arma.

-No lo dudes – No había desacuerdo entre ambos.

-Emmm... chicos, sé que quizás sea un poco inapropiado decir esto ahora... pero están muy... raros – Soos se rascó la cabeza, ni él ni Wendy habían visto este lado de ambos, cosa que les desconcertaba demasiado.

-Sí, yo... quería preguntarle sobre Robbie, pero estaba indecisa sí hacerlo mientras lo interrogaban – La pelirroja le preocupaban mucho este cambio tan drástico de ambos.

Los dos chicos solo miraron a sus amigos. Guardando silencio un momento para luego verse el uno al otro.

Hilda suspiró.

-Lo siento por eso, realmente no quiero lastimar a nadie de ser posible, pero es que... todo esto... me pone furiosa – Hilda se sinceró. – No me gusta actuar así, ni ver a Lincoln actuar así, pero no puedo evitarlo cuando sé que estoy a punto de encontrar respuestas, no puedo dudar ahora, no es solo mi vida la que está en riesgo aquí – Estaba muy decidida, encontraría la verdad detrás de su amnesia y desmantelaría esta estúpida sociedad.

-Estoy con ella. No podemos ablandarnos ahora, no puedo permitir errores, no quiero que ninguno salga lastimado, así que me estoy tomando esto 100% en serio – Lincoln suavizo su semblante.

Los más grandes vieron a los más chicos. Esa convicción era algo que les estaba dejando perplejos. Hace no mucho se veían tan destrozados, tan lastimados, pero ahora solo podían ver una fiera determinación de sacar lo mejor de sí para evitar lo peor, era verdad que actuando así daban un poco de miedo, pero ellos no dejaban de ser el chico y la chica que conocían y apreciaban.

Esto era de suma importancia para ellos y no se lo estaban tomando con la seriedad con la que deberían de hacerlo, después de todo, ellos confiaban plenamente en ellos.

-¡Tienen toda la razón chicos! ¡Esto es algo que debe de ser detenido, sin contar que todavía tengo que arreglar mi desastre con Robbie! – Wendy exclamó con fuego en su mirada.

-¡Ya la escucharon amiguitos! – Los ánimos de Soos habían subido también. – ¡Arriban cuatro fantásticos! – Alzó su mano y ánimo al grupo llamándolo con aquel apodo que Lincoln había dicho.

-¿En serio eso fue lo mejor que se te ocurrió? – Hilda le dio una media sonrisa al albino riendo ligeramente. Este solo se le tiñeron las mejillas por la vergüenza.

-¡Fue lo que se me ocurrió al momento! ¡Tenía que decir algo lo más pronto posible para que se viera genial! – Se excusó.

-Viejo, si quieres poner el nombre más malo al grupo sin duda lo lograste – Wendy molestó un poco al albino causando más risas al grupo.

-¿Entonces sí vamos a chocar los cinco? ya me estoy cansando chicos – Mencionó Soos quien todavía tenía la mano alzada.

Todos chocaron los cinco.

-Sí quieren proponemos más nombres otro día, no hay que perder más tiempo – Decidió regresar la atención a lo importante y no a nombres con copyright.

Los demás asintieron y retomaron la compostura. Fue así que se dirigieron al salón del olvido no sin antes dejar la escena lista para cuando el resto de miembros de la sociedad regresará.

~0~0~0~

Luego de seguir el rastro de aquella tubería recorrieron algunas partes del museo hasta dar con una gran puerta que tenía grabado el símbolo de la sociedad del ojo cegado. Al abrirla se les reveló una habitación llena de muchas de esos contenedores cilíndricos. Era increíble la cantidad almacenada.

-Esto... es demasiado – Comentó Lincoln anonadado, sabía que habría muchas memorias borradas, pero no esperaba esta cantidad exagerada.

Apenas había espacio para avanzar dentro de las pilas de recuerdos borrados, pudo reconocer que había mesas enteras completamente cubiertas de cabo a rabo por todos los contenedores.

-Llegan hasta el tejado – Comentó Hilda impresionada. Las grandes montañas de contenedores resultaban un poco asfixiantes. Recogiendo una del suelo, notó la capa de polvo que vestía aquella capsula de los recuerdos.

Memorias de Reginald W.

Memorias de Gabe B.

Memorias de Pacifica N.

Memorias de Durland G.

Cada tubo era una persona distinta.

-¡Achu! – Soos estornudo.

-Salud – Fue la respuesta de Wendy.

-Gracias, perdón por eso, pero aquí hay demasiado polvo – Y era verdad, todos esos recuerdos lucían como sí hubieran sido dejados ahí por años.

-Y parece que hay más tuberías – Agregó Hilda mirando al tejado donde un montón de conductos se agrupaban para depositar todos estos recuerdos.

Al fondo de la habitación se encontraba una estatua de un hombre con la vestimenta de la sociedad. Detrás del mismo había más memorias.

-No solo parece que le hayan borrado la memoria a todo el pueblo, esta cantidad indica que al menos todos los habitantes pasaron varias veces por este proceso – Dedujo Lincoln leyendo más nombres.

-¡Chicos! – Llamó la pelirroja mostrando uno de los tubos. El nombre de Robbie grabado en el mismo.

Colocando las memorias en una maquina conectada a un televisor proyectaron las memorias de Robbie.

-Robbie Valentino – Llamó una voz grave. El mismo estaba atado y confundido.

-¡¿Qué es lo que quieres de mí?!

-Dinos lo que viste

-Yo... – Dudo, pero acabó cediendo. – Pues he visto muchas cosas: un hombre gigante que tiraba bolas de fuego y hacía kung fu, un maldito murciélago gigante e incluso un hombre árbol muy aterrador de ojos dorados – Explicó.

-Muy bien, muy bien, no debes preocuparte, Robbie. Pronto olvidarás todo eso que te atormenta – Declaró la voz misteriosa.

-¿Ustedes pueden hacer eso? ¿Hacerme olvidar? – Preguntó sorprendido.

-¡Por supuesto, todos los malos recuerdos deben ser borrados! – Exclamó y fue seguido por otras voces.

Robbie quedó pensativo, pero rápidamente fue sacado de sus meditaciones cuando vio algo que no se podía ver en pantalla.

-¡Wow! ¡Espera un segundo hay algo más que quiero decir! – Hubo unos segundos de silencio, pero la voz respondió afirmativamente.

-Habla entonces joven

-Sí realmente pueden borrar los malos recuerdos... puedo pedirles que borren algo más – Miró decidido al hombre detrás de la grabación.

-¿Y eso sería? – La curiosidad palpable en su tonó.

-Mi exnovia, Wendy. Ya no quiero seguir sufriendo por ella, y sí pueden borrarla de mis memorias... ¡Les debería una muy grande! – Hubo unas risas de fondo, cosa que incomodo al adolescente.

-Jajaja te entiendo, las relaciones son lo peor – Comentó otra voz desconocida.

-¡Suficiente! – La primera voz mando a callar y así se hizo el silencio. – Muy bien, Robbie. Olvidarás a tu exnovia, pero no olvidarás la gran deuda que tienes con la sociedad del ojo cegado – Robbie solo asintió y ahí se cortó la grabación.

Wendy estaba sin palabras.

¿Robbie quería olvidarla?

Por un momento la idea le parecía casi imposible. Pero progresivamente la culpa le abofeteaba su consciencia. La situación le hizo sentir una gran angustia y sobretodo, una gran rabia consigo misma.

-Soy una idiota – Afirmó llevándose una mano a la frente. El remordimiento era visible en su expresión.

Era verdad que Robbie le había lastimado, le había hostigado y le había molestado, pero nunca intento agredirla, ni forzarla físicamente a hacer nada ni en su relación ni después de romper, viéndolo en retrospectiva y rememorando su comportamiento cuando salían era incluso más claro que era solo un chico con el corazón partido, un chico que sí bien cometió malos actos que no le gustaron para nada, no había matado a nadie y aun así ella lo golpeó cuando malentendió la situación con el siempre detrás.

No intento arreglar ni pedir disculpas, no resolvió nada, solo huyó del problema que se negaba a aceptar en consecuencia él había preferido sacarla de sus memorias para ya no sufrir más desamor.

Lo que más le dolía era saber que pudo haber arreglado todo esto por las buenas y prefirió ignorar. Era normal que el chico quisiera olvidarse de ella y poder seguir con su vida.

Merecía una disculpa. Siempre lo supo, pero no era hasta ahora que resentía su propia cobardía. Cuando más quería evitar problemas más estupideces cometía.

-Está bien, ya veremos cómo arreglar esto – Soos le confortó. Wendy solo suspiró con pesadez.

-Recuerda que estamos aquí para ayudarte con eso – Declaró Lincoln suavemente.

-En eso y en todos los desastres que provoques – Hilda secundó.

-Gracias chicos, pero eso lo resolveré por mi cuenta, pero en serio que gracias – La culpa se mantenía firme, pero también su determinación. – Sigamos buscando – Declaró.

Así, siguieron examinando memorias. No era de extrañar que muchos nombres fueran desconocidos, pero había nombres sonados dentro del pueblo como lo era el caso del alcalde o la familia Noroeste, no obstante, a este punto no era descabellado decir que todos en el pueblo había sufrido esto.

Y entre todos estos recuerdos buscaban los de Hilda y Lincoln. Pero al ritmo que iban la cosa no pintaba bien.

-¿Hubo suerte? – Preguntó la de cabellos azules.

-Nada

-Encontré a mi abuela nada más – Comentó Soos sosteniendo las memorias de su abuela.

-Yo encontré las de mi familia – Wendy sostuvo varios contenedores.

-Sí están sus familias... ¿no podrían estar ustedes? – Esa era una pregunta que ellos mismos habían pensado a la hora de encontrar a sus consanguíneos.

-Eso puede ser... pero no recuerdo haber sido secuestrado – Comentó Soos.

-Sí, ese es el punto, Soos – Wendy mencionó entrecerrando la mirada al ver su familia.

-Puede que se las hayan borrado hace ya mucho más tiempo. Nos dijeron que esta organización había existido desde hace treinta años, no descarten que pudieron haber sido secuestrado también – La idea era espeluznante para todos.

-Incluso sí es el caso... deberíamos revisar exactamente que borraron – Así, fueron revisando las memorias de la familia de ambos.

En resumidas cuentas, eran experiencias con los fenómenos sobrenaturales de la zona. No había nada que les descolocará, ni tampoco pidieron que se les borrara un recuerdo en específico a petición de los mismos como sucedió con Robbie.

-Eso no fue tan malo como esperaba – Soos dejó escapar un suspiro de alivio. Le puso los pelos de punta que su abuela estuviera entre todas estas memorias, pero al revisarlo pudo calmar su agitado corazón.

Un caso similar el de Wendy que fue menos expresiva y más silenciosa.

-¿Stan también habrá caído aquí? – Aquella pregunta hecha por Hilda hizo que la mirasen.

-No podemos descartarlo – Lincoln dijo con pesadez.

Sin embargo, hubo algo que llamó su atención. Había dos cilindros con un mismo nombre.

Sra. Alegría.

Solo habían visto una capsula por persona, pero... ¿Por qué esta mujer ocuparía dos contenedores?

Tomándolos, los revisó y tras un pequeño debate en su cabeza decidió mirar las memorias.

-¿La conocen? – Preguntó al resto.

-¿Esa no es la esposa de Bud Alegría?

-Sí, lo es

-¿Por qué hay dos capsulas de una misma persona? – Preguntó Hilda.

-Eso es lo que quiero averiguar – Sin más, ingreso el tubo a la máquina.

-Bud... ¿en serio piensas que esto me ayudará? – Preguntó una mujer de tez ligeramente bronceada, cabello castaño lacio y con un vestido rosado.

-Totalmente, pronto esos duendes dejarán de ser un problema – Explicó otra voz.

-¿Pero qué sucederá con nuestro bebe? – Volvió a preguntar la mujer con inquietud.

-No te preocupes, nuestro bebe estará bien, confía en mí, Carla – Finalmente la mujer cedió y el recuerdo cambió.

Ahora la mujer estaba más demacrada, el bulto en su vientre era notable.

-Bud... me duele mucho...

-Lo sé, pero ya no te preocupes más, pronto olvidarás ese dolor, lo prometo.

La mujer asintió nerviosamente.

Otro recuerdo.

-Bud... tengo muchas pesadillas... nuestro bebe, nuestro Gideon... tengo miedo, son horribles – Sollozaba. El bulto en su vientre había desaparecido.

-Lo sé, lo sé, esas malditas marras. ¡Juró que un día las borrare a todas!

-Tengo miedo por nuestro bebe...

-Yo también... solo... déjamelo a mí, tú no sufras más, yo me encargaré de protegerlos a ambos.

-No... Bud... quiero irme de aquí

Hubo silencio.

Otro recuerdo.

-¡Bud! ¡Nuestro hijo! – Ahora la mujer tenía más canas y su piel había sido blanqueada, estaba enferma.

-¡Ya lo sé, mujer! ¡Ya lo sé!

-¡Hay que frenarlo, lo que hace está muy mal!

-Eso también lo sé, maldita sea...

-Somos sus padres, debemos de llevarlo por el buen camino

-¡Deja de repetir cosas que ya sé!

-P-Pero

-Mira, te entiendo, es un niño difícil y sabes lo mucho que me cuesta decirle que no, sus rabietas hacen que me retumbe mucho la cabeza

-¡Por eso debemos parar a esas malditas marras!

-¡Carla, eso es mi trabajo, no el tuyo!

-¡Soy su madre y sabes mejor que nadie que debemos parar esto antes de que nuestro siguiente hijo nazca!

-¡Por eso mismo no quiero que te involucres! ¡Te costó horrores parir a Gideon, y en esta situación no me quiero imaginar lo que puede ocurrir con el siguiente!

Antes de que la mujer pudiera seguir discutiendo le dio un fuerte ataque de toz.

-¡Tch! ¡Eso es a lo que me refiero! ¡Solo olvídalo!

-N-No... coff... espera Bud... coff...

Otro recuerdo.

Ahora la apariencia de la mujer era terrible. Su piel pálida y delgada, sus mejillas caídas, su cabello completamente tintado en gris, su mirada roja por las lágrimas que inundaban su consternado rostro. Estaba en una bata de hospital.

Estuvo así por un tiempo, mirando a la nada, sufriendo en silencio.

Tras un minuto entero. Una voz habló.

-Es hora, Bud – Era aquella voz grave del recuerdo de Robbie.

-S-Sí... que sea rápido por favor... – La voz de Bud se encontraba quebrada.

-Bud... yo...

-Está bien, Carla... e-está bien, no fue tu culpa, por favor, no digas lo contrario

-Bud... quiero morir

Esas palabras hicieron que Bud se rompiera a llorar.

Otro recuerdo.

Carla estaba mucho más vieja, pero mucho mejor que en el recuerdo pasado, sin embargo, su semblante inestable era preocupante.

-Bud... vi a nuestro hijo... ¡lo vi levantando cosas más grandes que él sin cargarlas!

-Yo también lo vi... pero no digas nada, no lo molestes... ni tú ni yo aguantamos sus rabietas – La voz de Bud sonaba muy cansada.

-¡Sé que está haciendo algo malo a las personas!

-Solo gana más dinero para el pan de cada día

-¡Eso es algo que un niño no debería estar haciendo!

-Él hace lo que quiere... no te escucha a ti, ni a mí, en serio, creo que estoy calvo gracias a él

-¡Yo...! – De un momento a otro la mujer sufrió de un ataque nervioso, moviéndose frenéticamente, gruñendo y golpeándose con la silla en la que estaba atrapada.

Su movimiento era tan frenético que más miembros de la sociedad tuvieron que retenerla para que no se hiciera más daño.

-Amor... soy un fracaso...

Otro recuerdo.

-¿Bud? ¿Qué está sucediendo?

-Ahorrémonos todo esto, Carla, hemos tenido esta charla por más de diez años, estoy cansado de ella

-¡Yo no recuerdo tal cosa!

-Pero yo sí... solo deja de hacer lo que haces, de verdad, no podemos cambiar el comportamiento de nuestro hijo, solo se una madre obediente, no tienes que hablar con él o mirarlo a los ojos si él no te lo pide. Yo lidiare con él.

-Hay que quitarle esa cosa que siempre está leyendo. Entre más lee esa porquería más cruel se vuelve.

Un profundo suspiró que dio Bud fue muy audible.

-Olvídalo, Carla...

Hasta ahí se acabaron los recuerdos del primer contenedor. Los cuatro estaban en silencio, no sabía muy bien que pensar al respecto. Lincoln la había reconocido. Ya la había visto en el supermercado. Ella lo había confundido con alguien...

Miro con detenimiento el segundo tubo, debatiendo sí debía seguir viendo la vida privada de esta mujer.

-Esto... – A Soos le tomo un momento para poder hablar bien. – Creo... que la razón por la que tiene dos contenedores es por cantidad de memorias que han sido borradas no son suficientes como para un solo contenedor – Declaró con un poco de dificultad al hablar. Había sido... duro ver eso.

-Chicos no deberíamos seguir mirando esto – A Wendy todo esto cada vez se le hacía más turbio.

-Un poco más... solo un poco más... – Se le hacía difícil tomar la decisión. Sentía que esto era más de lo que quería soportar. Un profundo dolor se arremolinaba en su pecho.

-Chicos, hay que parar – Wendy fue más severa con su decisión.

Fue ahí que Hilda le arrebato el tubo de las manos a Lincoln y sin pensarlo, lo reprodujo.

Cuando Wendy le iba a reclamar dio un vistazo más detallado de la chica de cabellos azules.

Esa mirada. Esos ojos tan afilados y fríos habían regresado. Trago saliva.

Soos trato de intervenir, pero Lincoln se interpuso.

-Solo un poco más, lo prometo – La mirada tan centrada del albino le dio un poco de miedo. Contrastaba mucho con la de Hilda.

Prestaron atención.

https://youtu.be/HbgbBvzeY6s

-Bud... las pesadillas... ¡yo! ¡yo! ¡yo! – No podía ni completar la oración. Sus ojos salidos y la baba cayendo, era una imagen muy triste.

-Olvídalo...

Otro recuerdo.

-Bud... ¿cómo crees que se sienta ser devorado vivo?

No hubo respuesta.

-Ese hombre... se lo comió esa araña gigante... yo... creo que sentí un poco de envidia...

-Olvídalo.

Otro recuerdo.

-Soñé que volaba y luego caí hasta estrellarme con el suelo. Realmente me dolió mucho... me dolió mucho... me recordó a –G-Gi-Gi-Gid... – No podía ni decir ese nombre. – Lloró mucho cuando se cayó por las escaleras esa vez...

Silencio.

-¿O... fue alguien más? No sé, no sé, no sé, no recuerdo bien... me duele mucho cuando recuerdo y cuando me hablan...

Más silencio.

-¿Tú me amas, Bud? Quiero que al menos uno de los dos hombres de mi vida me ame...

-Sí...

Otro recuerdo.

-¡Yo los vi!

-Por favor, Carla... por favor...

-¡YO LOS VI!

-¡Carla!

-¡Esos hombres que están a tu lado! ¡Yo vi lo que le hicieron a esa mujer!

-¡CALLATE CARLA!

-¡No es justo! ¡No es justo! ¡No es justo! ¡No es justo! ¡No es justo! ¡No es justo! ¡No es justo! ¡No es justo! ¡No es justo! ¡No es justo! ¡No es justo! ¡No es justo ¡No es justo! ¡No es justo! ¡No es justo! ¡No es justo! ¡No es justo! ¡No es justo! ¡No es justo! ¡No es justo! ¡No es justo! ¡No es justo! – El frenesí y la furia le invadieron.

-¡Sujétenla!

-¡¿POR QUÉ DEMONIOS LE HICIERON UN BEBE?! ¡¿POR QUÉ TIENE QUE PASAR ESO?! ¡YO QUIERO A MI BEBE DEVUELTA!

Otro recuerdo.

-¿B-Bud... t-t-t-t-tú... n-no me-me-me a-amas? – Carla se retorció del dolor. Su ojo estaba morado. – ¡CREÍ QUE ME AMABAS! – Rompió a llorar.

-¡NO ME DEJASTE OTRA PUTA OPCIÓN! ¡TODOS LOS DÍAS CON LA MISMA PUTA MIERDA! ¡CON LA MISMA PUTA CONVERSACIÓN! ¡ME ENFERMA! – Los lamentos de la mujer ahora eran alaridos de dolor.

-¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHH!

-Por dios... por dios... quiero olvidar todo esto, quiero olvidar, olvidar, olvidar... olvidar...

Otro recuerdo.

-Bud... nuestro Gideon finalmente lo logró... ¡Mató a esos niños que tanto odiaba! ¡Por fin estará contento! – Sonrió, el orgullo y el alivio que le generaba esta noticia era una genuina dicha para cualquier madre.

-No mato a nadie... solo... los dejo en estado vegetal

-¡Nos funciona igual o puede acabar el trabajo de una vez! – La locura igualaba a su desesperación. Los súbitos cambios emocionales no eran normales.

-¡Él no va a hacer nada de eso! ¡Lo encarcelaron!

-¿Qué...? – Su expresión pronto se resquebrajo.

-Lo sacaré de ahí, haré lo que pueda... solo... solo... ¡ugh! – Se detuvo abruptamente.

-¡TRAE A MI BEBE! ¡TRAE A MI GIDEON! ¡EL ÚNICO HIJO QUE PUDE PARIR! ¡POR FAVOR TRAÍLO DE VUELTA! – Gritó desgarrándose la garganta en cada palabra.

-Lo haré... así que calla de una vez. – Sonaba tan desquiciado como su mujer. – Me ensuciare las manos de ser necesario, total, podré olvidar esta pesadilla una vez que él este de vuelta... y... ¡Sí Pines intenta detenerme acabará igual que sus malditos sobrinos!

La grabación se cortó de golpe. No porque hubiese finalizado, sino porque Hilda había desconectado, sin dudarlo, arrojo lejos la capsula.

Hiperventilando del horror, del asco, de la ira. El cumulo de emociones negativas creaban un tormentoso coctel amargo que recorría de arriba abajo todo el cuerpo de la chica.

Lincoln solo podía mirar al suelo, tuvo que llevarse una mano a la boca, se arrodillo y pronto las arcadas se hicieron presentes.

Wendy y Soos solo podían permanecer helados. Perplejos y asqueados. El color se les había bajado, sus piernas temblaban y el sudor frío les recorría velozmente su rostro.

¿Qué clase de personas permitiría todo eso? ¿Por qué una persona llegaría a tales extremos? ¿Por qué seguían así? ¡Esto era horrible! No importaba por donde miraras, esto demostraba que nadie en esta sociedad estaba cuerda para este punto, sí esas personas podían permitirse jugar con las memorias y el dolor de sus cercanos, no querían ni imaginar lo crueles que podrían ser con los ajenos.

Miraron a sus alrededores.

Todas esas memorias.

Todas esas personas.

¿Cuántas cosas deleznables habían cometido?

A pesar de formular la pregunta, ninguno quería escuchar la respuesta.

Esto era enfermo.

La sola mención a Dipper y Mabel les había dejado sin palabras. Iban a cortar la grabación luego de ver a la mujer golpeada, pero ahora que habían visto las auténticas caras de los padres de Gideon es que pudieron entender lo diabólico que era ese mocoso realmente y lo infelices que eran sus padres.

¡Sí Pines intenta detenerme acabará igual que sus malditos sobrinos!

Esa amenaza directa contra la integridad del Sr. Pines calaba hondo en la mente de Soos. Apretó los puños. No pudo proteger a Dipper y Mabel, pero ahora las cosas eran diferentes. Él era un hombre diferente. Miro a sus amigos.

-Chicos, es hora de irnos – Llamó. Habían visto más que suficiente. – Hay que irnos sin que nos descubran – Hablo con seguridad.

Wendy reacciono. – ¡S-Sí! Larguémonos de aquí – Ayudo a Lincoln a levantarse, afortunadamente no había vomitado pese a las anteriores arcadas. Hilda por el otro lado aún estaba hiperventilando.

-Tranquila, Hilda, respira hondo – Indicó Soos a la pequeña. Poco a poco la de cabellos azules le fue haciendo caso. Lentamente su respiración se iba normalizando.

-Aún no podemos irnos – Declaró Lincoln levantando su mirada.

-Esto ya es demasiado viejo, y estamos descubriendo cosas de las vidas privadas de otras personas – Replicó Wendy sin soltarle.

-Él tiene razón, aún no sabemos que sucede con nuestras memorias – Hilda apoyó a su amigo.

-Podemos revisar esto otro día, ya sabemos cómo entrar y salir, creo que esto fue demasiada carga para ustedes – Soos fue persuasivo.

-Soos tiene razón, no hay razón para encontrar todas las respuestas hoy, podemos ir mañana u otro día – Por más prudente que fueran esas palabras, ninguno estaba convencido.

-Aún queda el otro grupo, Iván y el resto de miembros – Wendy miro a los ojos al albino quien aún no levantaba la mirada.

-Lincoln, está bien, eres un niño, no tendrías que preocuparte por estas cosas, mi máxima a tu edad era que el chico que me gustaba no me prestaba atención. Sé que han pasado por cosas muy duras, pero no tienen que cargar con las responsabilidades de otros, ya tienen suficiente con sus propios problemas. Como dice Soos, dejemos esto para otra ocasión, no estamos huyendo, solo haciendo una retirada táctica. Ya hemos hecho suficiente progreso por hoy – Trato de sonar lo más calmada que podía para transmitirle esa misma seguridad al albino.

No hubo ninguna respuesta. Inseguridad y preocupación era lo que sus ojos reflejaban.

-Yo...

Antes de que alguno pudiera responder un fuerte sonido se escuchó a sus espaldas. Voltearon simultáneamente para ver sorprendidos como las grandes puertas se cerraban tras de sí.

-¡No! – Gritaron todos al ver eso. Soos fue el primero en salir corriendo junto a Wendy para evitar que la puerta se cerrara, lamentablemente fueron lentos.

-¡Mierda! – Exclamó Wendy tratando de derribar la gruesa puerta con sus patadas.

-¡Empuja! – Ordenó Soos, ambos pusieron todas sus fuerzas en tratar de abrir las puertas, cosa en la que fueron respaldados por Hilda y Lincoln que también metieron su aporte para tratar de abrir la puerta.

Sin embargo, todos esos esfuerzos fueron totalmente inútiles.

-¡Abran la maldita puerta! – Exclamó Wendy más furiosa que antes.

Lincoln cerró los puños frustrado. Había vuelto a cometer un error.

-¿Huelen eso? – Preguntó Hilda cubriéndose la nariz.

Cuando se percataron del potente aroma que repentinamente había abundado en la habitación, tosieron.

-¡¿Esto qué es?! – Se preguntó Soos espantado.

-Chicos... esto me está... dando mucho sueño – Comentó Wendy tambaleando.

-¡Las tuberías! – Fue ahí cuando Lincoln se dio cuenta del sospechoso humo que se desprendía.

Por más que aguantarán la respiración, no había nada que pudieran hacer, ya que pronto cada uno fue tumbándose en el suelo presa del sueño que repentinamente les invadió.

-Aún... no me quiero ir a dormir... – Comentó Soos antes de caer totalmente inconsciente.

-Esto... no está cool... – Wendy sufrió el mismo destino.

-Hilda... – Lincoln llamó a su compañera.

Ella no le miró, solo tomó una de las tantas capsulas que había dispersas. El albino no entendió bien que era lo que pretendía y no tuvo más tiempo, pues lo último que vio antes de caer rendido fue a Hilda azotando el contenedor contra el suelo.

~0~0~0~

-Ugh... mi cabeza... – Lentamente, Lincoln fue abriendo los ojos, estaba mareado y la luz que le bañaba no ayudaba. Sus sentidos se fueron aclarando y finalmente pudo observar la situación complicada en la que se encontraba.

-¡Lincoln! – Soos lo llamó.

-¡¿Estas bien?! – Wendy fue la siguiente.

-¡Lincoln, estamos en un aprieto! – Esa era la de Hilda. Arrugó el rostro al ver el complicado predicamento que en el que estaban metidos.

-¿Eh? – Trató de moverse, pero estaba atado. Miró a sus costados y vio a sus amigos atados a un gran pilar, todos juntos sin poder liberarse.

Esto solo podía significar una cosa: Los habían descubierto.

-Oh rayos... – Fue su queja al ver a unas figuras encapuchadas acercarse.

-Que alegría ver que ya han despertado – Esa voz la reconocieron, era de los metrajes.

Había cinco figuras frente a ellos, todos vestidos con el uniforme de la sociedad del ojo cegado. El que estaba en medio se acercó a ellos.

-¡¿Quién eres?! – Exigió Wendy mirando furiosa al hombre.

-Oh... así que todavía no lo saben, eh – Este simplemente se burló lo que hizo enfurecer más a la pelirroja.

Lincoln lo tuvo claro.

https://youtu.be/oUSBs96wK9Q

-Tú... ¿acaso eres Iván? – La figura sonrió.

-Acertada es tu suposición, joven – El ahora reconocido como Iván se quitó la capucha que ocultaba su rostro. Un hombre alto de aspecto demacrado, con unas marcas en su calva cabeza parecido a una red, con uno de sus ojos teniendo un tatuaje o cicatriz que le formaba una equis.

Ya podía suponer de donde habían sacado aquel símbolo.

-Vengan, amigos, da igual que nos vean – Animó Iván al resto de sus compañeros los cuales dieron dos pasos y se revelaron al grupo.

Eran cinco contando a Iván. A dos de ellos ya los conocían, la mujer que había atacado a Hilda y el hombre que se había casado con un pájaro. Ambos estaban muy enfadados. La mujer estaba toda desaliñada, con el maquillaje corrido y unas feas marcas de rasguños, mientras que el hombre apretaba los dientes y los puños llenos de rabia, pero una cosa que estaba cuando lo dejarán era el rastro de sangre seca en su oído derecho.

Por el otro lado, estaban dos personas con las que nunca habían tenido contacto, al menos, Wendy y Soos podían reconocerlos de vista. El primero era un hombre afroamericano excesivamente alto con tatuajes y una perpetua expresión seria, mientras que el otro hombre, considerablemente más bajo, pero más alto en edad, de arrugas alargadas y cabellos grises.

El primero era el portero intimidante de Fractura de Cráneo y el segundo era aquel granjero con animales deformes.

Sin embargo, había dos miembros de los cuales tenían constancia y no estaban presentes. Toby y Bud Alegría. Del primero ya conocían la razón de su ausencia, pero del segundo nada...

-¡¿Dónde está Bud?! – La que no pudo evitar contener su furioso deseo de conocer al hombre fue Hilda.

-Vaya, que descortés es esta niña, le vendría bien aprender modales – Iván bufó. – Primero es de cortesía decirme primero tu nombre – Hilda guardó silencio unos segundos, pero luego contesto.

-Soy Hilda

-¿Hilda? ¿Sin apellidos?

-Sí...

-¡Oh vaya! – El tonó con el que se burlaba de Hilda no agrado en lo más mínimo a sus amigos, y fue el albino el primero en saltar a defenderla.

-¡No te burles, desgraciado! – Lincoln también estaba furioso, sí antes era difícil mantener la cabeza fría con las burlas a su amiga se le hacía imposible no responder agresivamente.

-Parece que ninguno de ustedes le dieron una educación decente – La sonrisa jocosa del hombre irritaba. – Bien, ya tu amiga nos dijo su nombre, te toca a ti, niño – Lincoln entrecerró la mirada y se lo calló unos segundos, pero supo que no podía hacer nada en su situación.

-Lincoln

-¿Asumo que tampoco hay apellidos?

No hubo respuesta.

-¿Ven eso chicos? Dos niños totalmente desconocidos tanto para nosotros como para ellos mismos, ¿no es eso triste?

-Ciertamente lo es – Sprott, el más viejo, respondió con calma.

-¡Lo que me producen es repudio! – Jessica casi lo gruñó.

El ave chilló.

-¡Sí, exactamente cariño! ¡Dejémonos de tonterías y acabemos con estos malditos niños! – La agresividad de tanto marido y mujer descolocaba al grupo, ni siquiera debería poder recordarlos del todo.

El afroamericano no dijo nada.

-Tranquilícense, hay que ser educados con nuestros invitados, a diferencia de ellos, nosotros sí estamos bien educados – Iván se llevó una mano al pecho. – Yo soy Iván, tengo apellido, pero no hace falta que lo diga – Se presentó.

-Llámenme Sprott – Dijo el granjero.

-David – Dijo el hombre grande.

-Walter y Doris – Habló el hombre con el pájaro.

-¡¿Por qué tengo que decirle mi nombre a estos demonios?! – La mujer estaba impaciente y sumamente molesta.

-No seas maleducada, mujer – Iván solo negó ante las acciones de la mujer de piel morena.

-¡Ugh! ¡Bien! ¡Jessica y recuérdenlo bien, engendros! – La mujer les gritó.

-¡¿A qué viene todo esto?! – Wendy preguntó.

-Conocernos, ustedes no nos conocen a nosotros y nosotros no los conocemos a ustedes – Luego se dio cuenta de algo. – ¡Oh! Y por eso que dije no me refiero concretamente a ustedes dos, Wendy y Soos, a ustedes sí que los conocemos, es a esos dos de cabellos peculiares los que desconocemos – La pelirroja solo chasqueo la lengua.

-¿No nos conocen? – Lincoln indagó.

-Claro que no, es la primera vez que los veo y sé de sus nombres – Declaró el hombre.

-¿Esta sociedad... no nos borró la memoria? – Ahora fue el turno de Hilda de preguntar.

-¿Tienen la memoria borrada? – Iván realmente encontraba gracioso eso. – ¡Como si pudiera creer tal cosa! – El hombre solo reía suavemente.

-No, no, no, ya en serio, digan para quienes trabajan – Les miró con complicidad.

-No trabajamos para nadie – Fue la rápida respuesta del albino.

-No repitas el mismo chiste, ya no hace gracia

-No estoy mintiendo

-¡TONTERIAS! – Iván exclamó con una vena palpitando. Toda expresión relajada que venía teniendo desapareció.

-¡NO SON TONTERIAS! – Gritó Lincoln de vuelta. – Saben... que ustedes se hayan metido con tantas personas a lo largo de los años les pudo ganar un enemigo o dos... – Eso molestó al resto de integrantes.

-¿Enemigos? – Sprott empezó repitiendo la palabra. – Sí que eres muy tonto muchacho, nosotros no somos enemigos de nadie, somos los aliados del pueblo – Eso hizo que Wendy saltará.

-¡¿Aliados?! ¡¿Borrar las memorias de los demás indiscriminadamente les parece que beneficia a la gente?! – Eso le parecía un pésimo chiste.

-Ayudamos a las personas con sus peores experiencias, no hay bendición más grande que la ignorancia – Respondió David.

-Así es, nosotros hacemos que este pueblo opere sin que la gente pierda la cabeza – La afirmación de Iván dejo boquiabierto a la pelirroja.

-¿Sin que pierda la cabeza? ¿Acaso sales a las calles? – Viéndolo en retrospectiva, ahora entendía porque tantas personas eran tan extrañas. – ¿Qué estoy diciendo siquiera? ¡¿Acaso no se han visto al espejo?! – Con solo ver sus propias acciones y comportamientos era más que evidente que el pueblo no estaría bien sí era controlado por personas como estas.

-¡Ustedes pueden hacer todos los crímenes que quieran y encima borrar toda la evidencia, eso está horrible, viejo! – Soos se unió a la discusión, todas estas personas eran enfermos.

-No sé de cuales crímenes hablas y probablemente ya no los recordemos – La sonrisa tan jocosa de Iván les puso los pelos de punta.

-¡Iván! ¡No pierdas el tiempo con estos chicos, son los demonios los que nos interesan! – Jessica recordó mirando con desdén al grupo.

-Es verdad, ustedes mocosos, realmente se las ingeniaron para complicarnos las cosas. Primero secuestran a Toby, luego a Walter y su esposa para que los obliguen a llevarlos a nuestra guarida y encima miran las memorias que hemos recolectado sin nuestro consentimiento, eso es sencillamente maquiavélico – Cada palabra que salía de la boca de este hombre indignaba más y más a Soos y Wendy.

-¡¿Nosotros somos maquiavélicos?! ¡Podré ser revoltosa, pero no maquiavélica! – Respondió Wendy.

-Tú exnovio Robbie no dijo eso de ti – Fue un golpe bajo para la pelirroja el punto que Sprott rescató.

-De todos modos, ¡¿Cómo fue que nos descubrieron?! – Wendy decidió cambiar el tópico.

Walter dio unos pasos amenazantes.

-¡¿Me estas jodiendo?! – Exclamó furioso. – ¡¿Cómo no nos íbamos a dar cuenta cuando me explotaron un oído?! – Ese dato sorprendió al grupo.

El detalle no había pasado desapercibido ni por Lincoln ni por Hilda, sin embargo, esa pieza de información faltante confundía.

-(¿Se acuerda de todo?) – Lincoln estaba seguro de haber usado el rayo contra él.

-(¿Puede ser que...?) – Los pensamientos de Hilda fueron interrumpidos cuando vio como Doris metida su pico en la oreja ensangrentada oreja de Walter. El hombre no pareció inmutarse ante las acciones del ave.

-Aquí no, cariño – Recordó al animal. Los cuatros pusieron una enorme cara de disgusto cuando vieron eso.

-¿Cómo es que escuchaste todo lo que hemos hablado hasta ahora? – Fue la genuina pregunta de Soos.

-Doris me lo dice – Fue su respuesta.

-Ah...

-¡No nos desviemos! – Fue ahí que Iván saco de su túnica el arma borra-memorias. – Muy bien, niños, es hora de que nos digan cuál es su propósito, así podremos hacer esto más rápido – Declaró.

-Lo único que teníamos en mente era saber qué diablos estaba pasando – Fue la respuesta seca de Hilda.

Ahora fue el turno de Iván de chasquear la lengua. Se estaba cansando de esta charla que no llevaba a ningún sitio.

-¿Es así?

-¡Son demonios! ¡DEMONIOS! ¡Esos malditos no han dejado de perseguirme! – Jessica exclamó eufórica.

-¡¿De qué rayos estás hablando?! ¡La primera vez que te vi te salvamos el trasero de ser aplastada por el Lindworm! – Entrecerró los ojos.

-¡Precisamente! ¡Ese momento no ha parado de perseguirme! ¡Por más que trato de olvidarlo y cuando por fin pienso que lo he conseguido sus malditas caras aparecen en mi vida y me hacen recordar el terror que pase esa vez! – Hilda negó con la cabeza.

-Estás loca... todos ustedes están locos, tantos años usando esa porquería ya les desatornillo todos tornillos, nos acusas de ser lo peor que te ha pasado... pero aun así permites que puedan borrar indiscriminadamente las memorias del resto de personas hasta tal grado de arruinar sus vidas, ¿Qué acaso no sienten un poco de culpa por eso? – Les miró directamente a los ojos a todos. Walter retrocedió un poco, su cabeza le dolía.

-¡Tú...! ¡DEMONIO! – Hilda se sintió verdaderamente decepcionada, la mujer no trataba de defenderse, solo buscaba culpables, no importaba lo que le dijeras, nada de eso tenía peso para esta gente que solo podía arrebatar y lo que daban era pura desgracia.

-Iván, acabemos con esto de una vez, no estamos llegando a nada y ni siquiera creo que nos digan donde esta Toby, puede que ya esté muerto a estas alturas – David habló con seriedad.

-Tú olvidaste como sentir cosas, ¿verdad? – Hilda hizo una suposición que asumió como verdadera al ver el ceño fruncido del hombre.

-Sí, esto ya es irrelevante, así que... ¡regocíjense! – Cantó.

¡NADIE LO VE!

Los integrantes encapuchados que se ocultaban en las sombras salieron y comenzaron a cantar, sorprendiendo al grupo quienes no pensaron que fueran tantos.

¡NADIE LO VE!

Iván comenzó a hacer ajustes al dispositivo.

-¡¿Qué pretendes hacer, maldito?! – Exigió Wendy asustada.

-Les borrare la memoria, por supuesto... bueno... a ustedes dos bastará con borrarles las memorias del verano... pero a estos niños... – Miró maliciosamente a Hilda y Lincoln. – Borrare todos los recuerdos de su vida y los dejaremos en el bosque, seguro que alguna bestia saciara su hambre con carne fresca y tierna – Eso les alarmó.

De inmediato Soos y Wendy empezaron a forcejear con todas sus fuerzas intentando salirse. A Lincoln se le escapo un pequeño quejido de dolor. Hilda se mantuvo impasible.

-Chicos, paren – Pidió. Pero ninguno hizo caso.

Hilda solo suspiro y miro de reojo a Lincoln, este solo asintió ligeramente, Hilda sonrió de lado.

-¿Tanto tardas en escribir cuatro letras? – La provocación de Hilda desconcertó a Soos y Wendy.

-¡¿Qué mierda estás haciendo?! ¡¿Por qué lo provocas?! – Wendy la miro incrédula.

-¡No digas más, Hilda! ¡Sé que saldremos de está! – Soos siguió forcejeando.

Hilda no dijo nada.

-Muy valiente o muy estúpida... o puede que ambos – Iván sonrió confiado.

-¡No te atrevas a hacerlo, hijo de puta! ¡No te lo perdonare! – Wendy amenazó, pero las lágrimas de impotencia que estaba luchando por contener le delataban.

-¡Vamos! ¡Vamos! ¡Vamos! ¡Rómpete! ¡Chingadera! – Era raro ver a Soos decir malas palabras, pero al igual que la pelirroja, el hombre estaba desesperado.

Otra vez les iban a fallar.

-Que conmovedor... – Iván seguía burlándose, pero Hilda le interrumpió.

-¿Ya es hora? Ya me estaba durmiendo... – La sonrisa del hombre se borró y se deformo en una mueca de molestia.

-Sí que eres una maleducada – Escupió veneno.

-Y tú solo un perro que ladra y no muerde – Hilda le miró desafiante sin bajar la mirada.

-¡NOOOOO MIERDA! – Wendy se estaba agotando. Tanto movimiento frenético inútil le hacía perder el aliento junto a sus gritos desesperados.

-¡SUPER PODERES ACTIVENSE! – A Soos ya no podía contener las lágrimas que bajaban.

Impotencia era lo que estaba abrumando a ambos.

-Te mostraré mis colmillos entonces – Exclamó el líder de la sociedad antes de jalar el gatillo. El rayo azul salió disparado impactando directamente a Hilda.

-¡HILDA! – Gritaron Wendy y Soos simultáneamente.

Les pareció una eternidad los pocos segundos que duro el rayo, pero al acabar, Hilda se encontraba con los ojos cerrados. Eso hizo sonreír a los miembros de la sociedad.

Eso hasta que Hilda volvió a abrir los ojos con una sonrisa excesivamente burlesca.

-¡Ja! Creo que deberías cambiar esa cosa averiada – La respuesta impacto a todos.

-¡¿Qué?!

-¡¿Cómo es esto posible?!

-¡¿El arma fallo?!

El cuchicheo incesante de los miembros resonó en toda la sala. Iván, por un lado, no podía creer lo que sus ojos veían y sin pensárselo dos veces subió la potencia del arma al máximo y volvió a disparar.

Hilda solo se echó a reír.

-¡Eso hace cosquillas! – La risa infantil de la chica dejaba a los presentes en shock. Bueno, a casi todos.

-Nos dimos cuenta que esa cosa arcaica finalmente se descompuso cuando Walter y Jessica hablaron – Los susodichos retrocedieron. – Usamos el rayo contra Walter para que no nos descubrieran mientras estábamos aquí, pero el arma fallo, mientras que en el caso de Jessica sí ha estado usando esa cosa en sí misma desde el incidente en la planta eléctrica y aun así sigue recordando todo, no es culpa nuestra, ¡es la máquina rota que tanto veneran! – No tardaron en escuchar los cacareos de Diana y las constantes y frenéticas negaciones de Jessica a lo que había escuchado.

-¡BLASFEMIA! – Gritó Iván, ahora disparando su rayo contra Lincoln.

Las risas salieron solas.

-¡Oye, sí es cierto que da cosquillas! – Sonrió de lado a lado.

-¡¿Verdad?! – Hilda siguió su juego.

Iván estaba impactado. De primeras, la incredulidad, pero al ver los resultados fue mutando a una horrible y grotesca desesperación.

Fue ahí que acepto la horrible verdad: El arma que tantos problemas le había resuelto estaba averiada.

Apretó los dientes.

-¡SILENCIO! – El gritó de Iván puso orden a todos los miembros e hizo que todos prestaran atención al líder quien miraba con un profundo desprecio a los niños que habían borrado sus sonrisas, no hubo miedo, ambos le devolvieron la mirada, desafiantes.

Eso le enfurecia.

https://youtu.be/2RJBVuCrauA

-¡El arma está rota, pero eso no significa que ustedes no estarán nadando con los peces! – Fue ahí que varios miembros de la sociedad sacaron cuchillos y los dirigieron amenazantemente contra los niños.

-¡Mierda! ¡Denme un respiro! – Exigió Wendy que sentía que su corazón le iba a estallar de lo fuerte que palpitaba.

-¡Chicos! ¡Saldremos de está! – Soos trato de mantener la compostura, pero los ojos rojos, sus mocos y la situación no ayudaban en nada.

-Claro que vamos a salir de esta – Hilda habló segura.

-¿Eh? – Los mayores no comprendieron la calma de la niña.

-¡Gracias por quedarse quietos! – Agradeció Lincoln y fue ahí cuando la cuerda se rompió.

-¡¿Qué?! – Gritaron muchos de los miembros de la sociedad.

Fue ahí que Iván se dio cuenta de algo. Un pequeño charco de sangre que se había formado entre Lincoln y Hilda.

-¡Por fin! – Hilda rápidamente se levantó y sin miramiento lanzó algo a la cara de Iván. El hombre no pudo reaccionar a tiempo y retrocedió llevándose las manos a la cara por el dolor.

Al quitarse las manos todos pudieron ver como un trozo de vidrio ensangrentado se había clavado en el ojo de Iván, justo en donde tenía una equis grabada.

-Gracias por hacer el tiro más fácil – Dijo Hilda entrecerrando la mirada.

Lincoln no tardó en hacer lo mismo, solo que, a diferencia de Hilda, lo que decidió lanzar no fue su trozo de vidrio, fue la sangre que se estaba derramando de su palma. Dándole en los ojos de varios miembros quienes se limpiaron la cara de inmediato.

Soos y Wendy entendieron que no era hora de explicaciones y rápidamente se levantaron y tomando unos contenedores y los lanzaron contra el resto de miembros.

-¡Que no escapen! – Fue la orden de David cubriéndose el rostro.

-¡Iván! ¡Levántate! – Sprott le gritó al hombre que estaba de rodillas quejándose del horripilante dolor.

Iván solo apretó los dientes. Su furia jamás había sido tan grande como en estos momentos.

Los constantes proyectiles con variopinto contenido dentro impactaban contra todo aquel que se aventuraban a dar un paso hacía el grupo.

-Esto no los detendrá por mucho – Hilda era consciente de ello. Les sobraban recuerdos que lanzar, pero llegaría el punto donde ellos harían lo mismo, el factor numérico jugaba en su contra, por lo que había dos opciones a seguir: Vencerlos a todos o huir de ahí.

Lincoln lanzó más gotas de sangre a los rostros de los enemigos, su mano ardía y pese a que su rostro no lo había demostrado hasta este momento, su corazón latía a mil por hora, si daban un paso en falso estaban perdidos.

Lincoln y Hilda tenía claro lo que tenía que hacer: Huir. La mejor situación les daría más tiempo de prepararse para enfrentar al grupo, incluso podrían conseguir más personas que les ayudasen a pelear. No obstante, había algo dentro suyo que ardía con fervor.

La sonrisa burlesca y aquella actitud soberbia de hace rato había sido completamente erradicada. Una vena resaltaba de la frente de ambos niños. Todo lo que habían escuchado y descubierto había estado cultivando ese ardor.

Un sentimiento tan claro y puro que, viéndolos ahora, resultaba hasta difícil imaginar ese cambio brusco.

-¡Yo realmente...! – Dijo Lincoln.

-¡Quiero aplastarlos! ¡Lo sé! – Hilda completó.

Tanta insensibilidad, tanta cobardía, tanta hipocresía, tanta injusticia. Ambos estaban furiosos.

Pero por más intensas que fueran sus emociones, lograron anteponerse a estas.

-¡Salgamos de aquí! – Ordenó Lincoln a sus amigos.

-¡Ya dijiste! – Respondió Soos quien salió corriendo a taclear a uno de los miembros para tumbarlo.

Wendy lo siguió de cerca ayudarlo con otro miembro de la sociedad que estaba a punto de apuñalar a Soos. Una fuerte patada en las bolas detuvo su accionar. Tras de eso y sin perder tiempo golpeo en el rostro a otro miembro, tumbándole.

Iván poco a poco estaba incorporándose, el dolor y el mareo por la pérdida de sangre no habían desaparecido, la única razón por la que pudo reincorporarse fue su absoluto odio a esos mocosos entrometidos. Regreso su atención a los mismos, pero al darse cuenta, ya era muy tarde. Hilda le recibió con un puñetazo en todo el mentón.

Aunque no lo pareciera, ese golpe fue fuerte y más el estado de Iván volvió a caer de trasero. Soltó finalmente el arma-borra memorias, estaba tan acostumbrado a usarla que su primer impulso fue tratar de recogerla, objetivo interrumpido cuando el albino pateo el arma lejos suyo y también le golpeo el rostro haciéndole comer el suelo.

-Eso se sintió bien – Declaró Lincoln satisfecho con su acción.

-Y que lo digas, como sea, ¡vámonos! – Respondió Hilda igual de satisfecha que él.

Fue así que haciéndose de una breve abertura el grupo pudo escapar de la habitación.

-¡Tras de ellos! – Gruñó David. – ¡Carajo! ¡¿Dónde está Bud cuando se le necesita?! – Se quejó.

-Probablemente con el mocoso de su hijo – Sprott respondió con fastidio. David no respondió y fue a perseguirlos.

-¡Ustedes dos reaccionen! ¡Es hora de que cobren venganza! – Les dijo el granjero a Walter y Jessica que por fin salieron de su trance y tomaron con fuerza sus cuchillos y salieron corriendo a toda prisa tras de ellos. – ¡Estoy demasiado viejo para esto! – Se quejó Sprott.

Regresando con el grupo, ellos corrían por los pasillos, tumbando cada atracción que veían podía obstaculizar a sus perseguidores. Cosa que estaban logrando.

-¡Maldición! ¡Necesitamos una ventana! – Jadeó Wendy. ¿Tan difícil era encontrar una ventana por la que habían entrado?

-¡Cuidado! – Advirtió Hilda al ver como David lanzó una de las hachas de los leñadores de cera que había dentro del museo directamente a Wendy. Lincoln reacciono ágilmente y tomando un busto lo puso en medio de la trayectoria del hacha.

-¡Gracias amigo! – Le agradeció Wendy.

-¡No hay de qué, pero toma algo para defenderte! – Le recomendó al ver que su camino había sido bloqueado por más agentes de la sociedad.

Haciéndole caso al albino, Wendy rápidamente tomo un banjo para defenderse de los hombres encapuchados.

Soos simplemente tomo una placa sobre disentería y persiguió a uno de los encapuchados para golpearlo.

Hilda tomo a un mapache disecado y golpeo a una de las personas que venía hacía ella. Lincoln estaba por agarrar el brazo cercenado de una de las esculturas hasta que fue tomado por sorpresa. Una gran mano le tomo del cuello y sin problema lo levantó del suelo para comenzar a asfixiarlo. Era David.

-¡Lincoln! – Exclamó Hilda y no dudo en ir a ayudar a su amigo, lamentablemente, Jessica se lanzó sobre de ella desarmándola y forcejeando con la niña.

Por otro lado, Wendy trataba de hacerse paso por todos los medios para ayudar a los niños, pero una vez más, alguien se puso en su camino. Walter cargaba un cuchillo y no dudo en intentar atacar a la chica que tuvo que retroceder para evitar ser apuñalada. Cuando quiso golpear al hombre con el banjo, este se le fue arrebatado por Diana que la dejo desarmada.

Soos también fue sorprendido con un golpe en su espalda ocasionado por Sprott que le había golpeado con una pala.

Viendo la incómoda posición de todos, se las tenían que ingeniar para salir de sus respectivas situaciones para ayudar a sus compañeros.

Lincoln era el más apurado en salir de su aprieto, pues las grandes manos del afroamericano fácilmente podían tomar toda su cabeza sin problemas y su cuello estaba siendo apretado dejándolo sin aíre y al paso al que iban quedaría con el cuello roto.

Dándose cuenta que darle patadas no serviría de nada, Lincoln saco de su bolsillo el trozo de vidrió que había usado y se lo clavo en la mejilla a David quien no se lo vio venir y tuvo que soltar al albino.

Lincoln cayó al suelo y tosió, pero aun tosiendo rodó a su costado para evitar que el hombre lo pisara. Su toz no había cesado, pero por más que le doliera la garganta no podía bajar la guardia contra un tipo que le triplicaba su estatura.

Sobándose el cuello observo detenidamente al hombre que se quitaba el vidrio de la mejilla con dolor. Pronto su odio fue dirigido a él. Lincoln se aclaró la garganta y así poder escupir un poco de saliva.

El hombre no dudo en abalanzarse contra él. Lincoln también hizo lo mismo, y con toda la intención de atraparlo una vez más, Lincoln solo tuvo que deslizarse contra el suelo para pasar por debajo de los pies de David.

En esa fracción de segundo, Lincoln miró a sus alrededores buscando algo que usar para librarse del gran hombre, pero pronto tuvo que cesar su búsqueda para regresar su atención a David.

El hombre parecía un oso por la forma en la que gruñía. Era francamente intimidante, pero Lincoln no se iba a echar atrás. Encontraría la forma de ganar.

Dando rápidas miradas a sus costados pudo ver varias cosas.

-¡Te aplastare mocoso! – Gritó el hombre para salir disparado contra el niño, realmente actuaba casi como un oso.

Esta vez en lugar de intentar atraparlo, intento golpearlo, cosa que Lincoln pudo esquivar, pero tuvo que seguir retrocediendo hasta dar con la pared para esquivar otro golpe. Cuando el camino se cortó, se agacho para evitar el puño que atravesó la pared de concreto. Moviéndose para evitar el rodillazo que iba dirigido a su rostro y que también destrozo la pared, logro salir de ahí y aprovechando que el hombre tenía su brazo atascado, tomo el brazo de la escultura que quiso agarrar antes y lo golpeo con todas sus fuerzas.

Lamentablemente, el brazo se partió a la mitad y el hombre no parecía dañado.

-¡Rayos! – Se quejó cuando el hombre finalmente pudo sacar su brazo y sin pensarlo, lanzó una patada que conecto contra el cuerpo del albino que pese a que alcanzó a poner los brazos para cubrirse igual salió volando por la fuerza.

Lincoln apretó los dientes por el dolor tanto de sus brazos como de su espalda. Sintiéndose adolorido levantó la cabeza para mirar a David acercándose a paso lento.

Humo salía de su nariz y su mirada estaba impregnada en ira.

-¡Vas a caer, Goliath! ¡Te haré caer con mis puños! – Exclamó gritando al techo. Eso confundió a Lincoln, pero pronto se dio cuenta del tic nervioso en el ojo del hombre enorme.

-(¿Goliath? ¿Acaso sabe que invirtió los roles?) – Era claro que el hombre estaba delirando. Su ira lo había cegado por completo y no era de extrañar que ahora fuera totalmente irrazonable. No obstante...

Lincoln observó su entornó, al ya no estar pegado a la pared pudo distinguir más objetos que le iluminaron el cerebro.

-Con que Goliath, eh – Comentó. – Esa no es mala idea – Observo las grandes cortinas que se usaban para cubrir las obras en exhibición y partes de la escultura destrozada.

Ya tenía un plan.

-¡Oye David! ¡¿no se supone que debes vencerme de un tiro?! – Gritó, cosa que inmediatamente tuvo el efecto deseado, pues el hombre no tardo en arremeter contra él.

Vio por el rabillo del ojo el trozo de vidrió en el suelo. Eso también sería importante. Espero a que el hombre estuviera lo suficientemente cerca para apretar su mano herida y así poder sacar suficiente sangre y lanzar un poco a los ojos del hombre.

Con el hombre cegado, Lincoln solo tuvo que esquivar al hombre y salir corriendo, mientras David se limpiaba el rostro, Lincoln recogió el trozo, así como una parte de la escultura, acercándose a la tela y con el trozo de vidrió logro arrancar una buena parte. Haciendo uso de toda su habilidad, logro improvisar una honda casera justo a tiempo.

David por fin se limpió la sangre de sus ojos tras unos pocos minutos y al buscar al albino, lo que vio fue al chico sosteniendo su honda improvisada y comenzando a dar vueltas.

-¡Ven aquí, David! ¡Goliath te está esperando! – Se burló Lincoln. David quien estaba totalmente poseído por la cólera no le importo la clara muestra de peligro que esa honda representaba, simplemente corrió intentando aplastar al albino.

Lincoln finalmente lanzó el trozo de escultura que si bien, no le dio al hombre en la cabeza, sino en el pecho, el aíre salió de sus pulmones, cayó de rodillas intentando recuperar el aliento. Lincoln no perdió el tiempo y tirando su honda improvisada, tomo una guitarra acústica de una de las atracciones y sin dudarlo la rompió sobre la cabeza de David.

El hombre cayó al suelo pesadamente, cosa que hizo a Lincoln respirar nuevamente, pues había estado aguantando la respiración.

-Goliath gana este round – Sabía que ese trozo de escultura no lo mataría, pero sí lo lanzaba con suficiente fuerza estaba seguro de aturdirlo y así poder rematarlo. El plan había salido bien, ahora debía reunirse con sus amigos.

Mientras todo el encuentro de Lincoln y David ocurría, Hilda forcejeaba contra Jessica.

-¡Quítate! – Gimoteaba Hilda que luchaba por quitarse de encima a la histérica mujer.

-¡TE MATARE, MALDITA! – Fue lo único que salió de sus labios antes de que lograra agarrar los dos brazos de Hilda con una de sus manos y sin perder tiempo saco de su túnica su arma blanca.

Al ver eso, Hilda no dudo en dejar de intentar de forcejear y haciendo fuerza en el abdomen logro moverse lo suficiente para darle un cabezazo a la mujer que la hizo retroceder.

Jessica se sostuvo la cara por unos segundos ahogando sus llantos y luchando por corregirse la nariz que tras ese golpe había quedado rota. Su mirada solo desprendía odio hacía la de cabellos azules.

Por su lado, Hilda retrocedió y busco otra vez al mapache dispuesta a terminar esto lo más rápido posible, pero antes de poder siquiera atacara la mujer nuevamente tuvo que usar al animal disecado para defenderse de la puñalada que Jessica le había soltado.

-¡TE MATARE! ¡TE MATARE! ¡TE MATARE! ¡TE MATARE! ¡TE MATARE! ¡TE MATARE! ¡TE MATARE! ¡TE MATARE! ¡TE MATARE! ¡TE MATARE! ¡TE MATARE! ¡TE MATARE! ¡TE MATARE! ¡TE MATARE! ¡TE MATARE! – Por cada palabra salía varias estocadas que buscaban segar la vida de la niña.

Hilda tenía buenos reflejos y los dejaba ver al bloquear todas las puñaladas que su agresora hacía contra suya. Lamentablemente, no podía esquivarlos todos y con el frenesí de la mujer había logrado dar algunos cortes poco profundos. Un pequeño hilo de sangre bajaba de su mejilla.

-(¡Tengo que acabar con esto!) – Pensó la chica, no podía seguir en desventaja y no era prudente huir y darle la espalda a la desquiciada mujer, tenía que vencerla aquí y ahora. Un solo error podía ser fatal.

-¡Ugh! ¡Solo muere de una vez, mierda! – El jadeo que soltó Jessica dejo ver el cansancio de la mujer. Al verla mejor su rostro estaba bañado en sudor que corría más su maquillaje. Su respiración pesada y la falta del anterior vigor con el que lanzaba sus ataques dejaba ver un hecho evidente: estaba cansada.

Podía trabajar bien con eso.

De un momento, los ataques habían parado, Jessica no bajo la guardia, pero priorizo recuperar el aliento, Hilda también pudo aprovechar ese momento tenso para analizar mejor la situación.

La observo detalladamente, noto como el sudor caía al suelo y lo acalorada que estaba la mujer. En esa túnica, más el calor del momento, más el sobresfuerzo que la mujer estaba haciendo solo provocaba que se agotará más rápido.

-(Puedo derribarla, solo necesito una oportunidad...) – Inhalo profundamente para luego soltar. Su arma ya no estaba en sus mejores condiciones y parecía que en cualquier momento podía romperse, también noto lo mucho que le ardían ambas manos y la sangre caliente que bajaba de estas. Eso le dio una idea.

-¡Ven aquí, loca estúpida! – Le grito y el resultado fue el esperado.

Toda la cólera que había sido apaciguada momentáneamente por la fatiga regreso de golpe, lo que conllevo que Jessica se lanzará al ataque.

-¡MUERE! – Su intento llego en vano cuando el mapache salió volando directo a ella. Logró esquivarlo, pero distrajo lo suficiente como para que Hilda se acercará, Jessica de inmediato intento lanzar su puñalada, Hilda se cubrió y agarro el brazo agresor, metiéndose hacía su cadera quitándole su punto de apoyo a Jessica y levantando ligeramente su pierna, metió la pierna lateralmente a su cadera y dando un golpe posterior en las piernas fue suficiente para derribarla. Aún con la diferencia de alturas, el acabado cuerpo de Jessica no pudo responder haciendo que Hilda consiguiera su objetivo.

La caída fue seca y el quejido de Jessica no se hizo de esperar, no obstante, Hilda nunca soltó su brazo armado y sin perder el tiempo le realizo un "armlock". Al momento en que el hombro crujió, Jessica ya no pudo seguir sosteniendo su cuchillo y solo pudo llorar del dolor.

Hilda pudo recobrar el aíre. Jessica estaba derrotada, su dolor ya no le permitía hacer otra cosa que no fuera llorar y maldecir.

-Dios... ver la UFC valió la pena – Comentó Hilda levantándose y pateando el arma blanca lejos de la mujer. Antes de irse, dio un último vistazo a Jessica que sollozaba. Era una imagen genuinamente patética y por eso mismo, Hilda no pudo evitar sentir un poco de lastima.

Simplemente negó y sin decir nada más fue a ayudar a sus amigos.

Soos estaba teniendo problemas con Sprott, aunque fuera más alto, más joven y más fuerte que el anciano, ese golpe sorpresa realmente le había aturdido. Su espalda le ardía mucho y estaba seguro que eso sería un moretón asegurado.

Sprott dejaba ver su lado más sádico con cada golpe a la espalda del hombre.

-Vamos, vaca, necesitas estar lista para ir al matadero – Canturreo, como si le estuviera hablando a uno de sus animales de granja.

-¡Ni siquiera hago "moo"! – Se quejó Soos, solo para posteriormente recibir otro palazo en la espalda.

-No, no, no, las vacas no hablan como humanos – Declaró el hombre antes de volver a golpear a Soos. Este solo pudo apretar los dientes del dolor.

-Una vez, estés muerto, me aseguraré de deleitarme con esa suave carne – La risa de abuelito que soltó solo hacía enojar a Soos.

Miro al frente y noto que aún estaba la placa cerca de él.

Solo un golpe. Solo eso necesitaba.

Discretamente intento tomar la placa, pero otro golpe con la pala le hizo probar el suelo.

-Acabemos con esto, aún tengo más vaquitas que enviar al matadero – Sprott declaró con toda la intención de finalizar el trabajo.

-¡Soos! – Unas voces familiares le llamarón.

-Hablando del diablo – Dio una risa jocosa al ver que Lincoln y Hilda se acercaban corriendo. – Impresionante que pudieran con David y Jessica, pero bueno, si quieres un trabajo bien hecho, nunca se lo dejes a los jovencitos – El tono fue más amenazante y el hombre dejo de darle prioridad a Soos y espero a que ambos niños estuvieran lo suficientemente cerca.

Grave error. En aquel momento, Soos finalmente llegó a su placa y con una gran vena sobresaliendo de su frente, hizo gala de toda su fuerza de voluntad y súbitamente se levantó.

Dicha acción sorprendió al anciano que logró reaccionar y levanto la pala con ambos brazos preparando un golpe directo a la cabeza de Soos. Sin embargo, eso nunca llegó cuando Soos detuvo la pala con una mano sosteniéndola del mango.

-¡Aquí tienes tu "mooo"! – Le gritó Soos al momento que con su otra mano con la cual sostenía la placa lanzase un poderoso golpe a la cara de Sprott.

El golpe fue contundente y el resultado imbatible. La fuerza fue suficiente para romper la placa y mandar a dormir a Sprott que cayó completamente inconsciente.

-¡¿Estas bien?! – Hilda fue la primera en preguntar. Soos se limitó a asentir.

-¡Eso fue sorprendente! – Tanto Lincoln como Hilda ya estaban preparándose para atacar al mismo tiempo al hombre, pero Soos solo necesito un golpe para acabar con eso.

-Gracias, pero ayudemos a Wendy – Se limitó a decir entre jadeos.

-¡Claro!

-No hace falta que hagan eso – La susodicha apareció sorprendiéndoles.

Su cabello estaba totalmente desordenado, su gorro de leñador estaba algo rasgado, y unos pequeños arañazos se hacían visibles en su rostro, pero en especial, muchas plumas de Diana.

-¡¿Te encuentras bien?! – La preocupación inmediata de todos se despertó haciendo que Wendy sonriera ligeramente.

-Tranquilos, ustedes me preocuparon más, pero veo que se las arreglaron bien – Miro a su alrededor, tuvo que hacerse una victoria casi impecable contra Walter y su esposa para poder quitarse de encima a los otros miembros de la asociación.

Hincho el pecho con orgullo. Cuando quería podía ser una verdadera máquina de pelea. Los pocos miembros restantes habían sido derrotados y para este punto, estaba segura que ya no quedaban más personas a las cuales patearles el trasero.

-¡Gran trabajo, chicos! ¡Cuatro fantásticos! – Declaró Lincoln alzando su mano para que chocarán los cinco. Nadie tuvo la energía para burlarse del nombre y solo sonrieron adoloridos o enternecidos por el albino respondiendo su acción.

La sociedad del ojo cegada estaba acabada...

Un disparó arruino por completo el momento e hizo que todos voltearan a ver de dónde provenía.

-Debo admitir... que han sido más problemáticos ustedes cuatro que todo este maldito pueblo del carajo en años – Iván nuevamente se presentó y no solo.

A su lado, más miembros de la sociedad lo acompañaban. El hombre con una feroz mirada apuntaba sin descaro al grupo con un arma de fuego. El primer disparó había fallado en darle a las cuatro manos unidas por poco.

Su mano libre sostenía el lado derecho de su cara cubierta en sangre, el trozo de vidrió ya no estaba incrustado.

-¡Mierda, como duele esto, mierda! – Los quejidos no se hicieron de esperar, uno de los miembros se acercó para ayudar a limpiarse la sangre con un pañuelo.

-Lo que faltaba... – Hilda suspiró. Lincoln solo se limitó a chasquear la lengua, su mente al mil por hora pensando una forma de librarse de esta apretada situación.

Era una situación compleja, una vez más todas las cartas jugaban en su contra, ya no había sitio donde cubrirse debido a todas las peleas ocurridas y nadie era lo suficientemente ingenuo de creer que un trozo de madera a medio romper fuese suficiente para detener una bala, el fin del pasillo aún quedaba lejos y sería una pésima idea darle la espalda al hombre desquiciado con el arma, tampoco podían correr hacía él o arrojarle algo pues la distancia era considerable lejana. Eso sin contar a los otros cuatro miembros incognitos que restaban junto con Iván.

Estaban realmente jodidos.

-¡Con eso es suficiente! – Declaró Iván cuando le terminaron de limpiar la cara.

-(¡¿Qué puedo hacer?!) – Lincoln miro a sus alrededores. No había nada lo suficientemente grueso como para resistir una bala y cualquier arma que pudieran usar era inútil a esa distancia y aunque lograran contratacar aún quedaban los otros cuatro miembros a vencer.

-Oye... – Sorprendentemente, Hilda llamó a Iván.

-¡¿Qué haces chica?! – Le reclamó Wendy, pero cayó en oídos sordos.

-¿Me hablas a mí?

-Por supuesto que sí, mapa del tesoro – Hilda entrecerró su mirada enfurecida.

-¡Insultarlo es una pésima idea! – Recalcó Lincoln, pese a que comprendía el sentimiento, no era ni el lugar y mucho menos el momento.

-Demasiado valiente para su propio bien – Disparó dos veces contra ellos. En reacción, Hilda empujo a Soos y Lincoln hizo lo propio con Wendy. Esquivando por los pelos las balas.

-¡Eso estuvo cerca! – Afirmo Soos, la espalda le estaba matando.

-¡No vuelvas a insultarlo, Hilda! – Recalcó Wendy tratando de reincorporarse. Busco con su mirada algo con lo que cubrirse.

-En serio que son molestos – Declaró Iván, le irritaba fallar tanto.

-Sí piensas que somos molestos tendrías que estar en nuestro lugar para que supieras lo que es ser realmente molesto como lo estás haciendo – Pese a las repetidas advertencias, Hilda no podía parar de despreciar al hombre frente suyo.

-¡Hilda! – Le gritaron Wendy como Soos.

-¡Lo siento, pero no puedo evitarlo! ¡Este hombre! ¡Estas personas son los mayores cobardes y tontos que haya visto! – Hilda apretó los puños. – ¡¿Quién diablos se creen que son?! ¡¿Justicieros?! ¡¿Dioses?! ¡No son nada más que aprovechados que les quitan a las personas algo tan valioso como lo es su memoria! ¡Cada persona en este pueblo han pasado por lo mismo y no me puedo imaginar todos los recuerdos... tanto buenos como malos que se han borrado, incluso de ellos mismos! ¡No son ni mínimamente capaces de afrontar sus propias situaciones y mucho menos hacerse responsables por ellas! – Hilda sentía que su corazón se saldría junto a las pequeñas lágrimas que amenazaban con salir.

Cada palabra solo hacía irritar y ofender más a los miembros de la sociedad, especialmente a Iván.

-¡¿Ah sí?! ¡¿Qué acaso no eres humana?! ¡¿Qué no has querido borrar de tu memoria las cosas horribles que has visto u hecho?! ¡Algo que te haya dado tanta vergüenza que hubieras deseado que la tierra te tragase o algo humillante que quisieras que nadie recordara! ¡Todos en el pueblo son felices por nosotros! ¡Ya no tienen que preocuparse por traumas, por perdidas, por cada mal momento que les sucede, simplemente era jalar del gatillo y todo era tranquilidad y felicidad!

-¡¿Consideras felicidad el dañar tanto tu mente que piensas que dañar a otros u obligarlos a hacer cosas en contra de su voluntad es felicidad?! – Lincoln tampoco pudo evitar sentirse ofendido.

-¡Yo no puedo recordar a mi familia, no sé si todavía tengo una, no sé nada de mi pasado de antes de llegar a Gravity Falls, y aunque esas memorias faltan, eso no significa que los momentos horribles se fueran ni tampoco los buenos momentos! ¡Nosotros...! – Hilda tardó un segundo para poder decir lo que tanto guardaba dentro suyo. – ¡Por mi culpa alguien murió! – Finalmente lo dijo.

Iván se sorprendió ligeramente, pero no bajo la guardia.

-¡Él murió por mí incompetencia! ¡Lastime a gente que le importaban a él, así como también lastime a personas que me importan a mí! – Las lágrimas de la chica bajaban amargamente. – ¡Esa culpa y esas memorias las cargo todos los días y no podría perdonarme jamás el olvidar algo tan grave, estaría faltándole todo el respeto a esa persona, a los que él amo y a mí misma convirtiéndome en una cobarde! – Pese a sus sollozos, Hilda mantuvo su expresión lo más dura que pudo y no bajo nunca la mirada del hombre. – Sean recuerdos dolorosos... o sean mis preciados recuerdos con las grandes personas que conocí y que me apoyaron en esos momentos tan oscuros y que me siguen apoyando sin importar lo que haga es que no puedo perdonarles las atrocidades que hacen y sobre todo... su repulsiva justificación – Hilda lo ventilo todo.

Desde que vio los comportamientos de los miembros de la sociedad y hasta que vio los recuerdos de todas esas personas fue que ese sentimiento de incomodidad evoluciono a pasar a ser una poderosa rabia.

¿En esto fue lo que se pudo haber convertido?

Eso era una de las cosas que más rabia le generaba, no quería quedar como ellos, no quería seguir ese camino y por supuesto, detestaba cada una de las acciones que ellos realizaban.

No quería que la vieran llorar ni ellos, ni sus amigos, quería mantenerse lo más firme que se pudiera, pero con todo esto no podía quedarse callada. Ese sentimiento fue silenciosamente compartido con el albino.

Sostuvo su mano con afecto, cosa que la de cabellos azules le hizo voltear y notar como el albino también derramaba sus propias lágrimas en total silencio. No eran necesarias las palabras.

Las manos de Wendy y Soos no tardaron en posarse en su hombro y en su cabeza. Ellos tampoco tuvieron que decir nada.

Sin duda alguna, ella estaba agradecida de haberlos conocido.

-¡Que conmovedor! – Fueron las palabras de Iván antes de disparar nuevamente contra ellos. Una vez más, Hilda y Lincoln lograron reaccionar para empujar a Wendy y Soos.

El margen de esquive fue muy corto, eso hizo sudar la gota fría al grupo que se estaban salvando por los pelos. Iván solo jugaba con ellos, en cuanto diera más de un tiro consecutivo no saldrían bien librados.

-Estupideces... – Farfulló el hombre con ultraje. – Ustedes son los que realmente me enferman, toda mi maldita organización se vino abajo en tan solo una puta noche, ahora entiendo porque Jessica estaba tan alterada con ustedes, son una jodida pesadilla – Se acercó a ellos, ya no pensaba errar. Sus compañeros le siguieron con cuidado.

Los cuatro estaban en el suelo y no tenían nada al alcance para defenderse, solo podían arrastrarse poco a poco.

Cuando la distancia era cada vez menor, un ruido perturbo a ambos grupos.

-¿Y eso? – Preguntó uno de los encapuchados.

-¿Un helicóptero? – Lincoln reconoció aquel sonido.

Antes de darse cuenta, una de las ventanas que filtraba ligeramente la luz se rompió cuando un hombre la atravesó y entró para que posteriormente, en sincronía fueron entrando más personas armadas. Eran oficiales de Swat que no dudaron en apuntar sus armas al grupo de Hilda y al resto de miembros de la sociedad.

-¡¿Ahora qué diablos está pasando?! – Por supuesto, Iván fue el primero en ponerse en guardia y apuntar a los soldados.

-¿Acaso serán...? – Lincoln se preguntó, pero el retumbar de más pasos acercándose le hizo callar.

Más soldados entraron y bloquearon la salida.

-¡Debemos retirarnos, Iván! – Le gritó uno de los miembros al pelón.

Lentamente fueron retrocediendo, solo les quedaba atrincherarse en el salón del olvido.

-No tan rápido – Una nueva voz surgió para paralizar su huida. – Tira tu arma – Ordenó la voz e Iván no tuvo más remedio que acatar al momento de sentir una pistola detrás suyo.

Lincoln reconoció al hombre de inmediato. Era aquel señor de bigote que se llevó a Toby.

-¡¿Usted?! – No sabía si esto significaba una salvación o una perdición.

-No estuviste nada mal, niño – Le reconoció el hombre. Al momento, otro hombre rubio se acercó al hombre de bigote y junto a otros más, esposaron a los miembros conscientes e inconscientes.

-Tal y como dijiste, todas las memorias están aseguradas – El hombre rubio le comentó al otro.

-Bien, confísquenlas todas – El rubio asintió y se marchó.

-¡Ouch! ¡Tengan cuidado! – Gritó Iván al momento que un par de soldados en cubierto se lo llevaron. Al pasar al lado de Hilda y su grupo, este siseo.

-¡Nos volveremos a ver las caras! – Declaró mientras se lo llevaban.

-¡Señor! ¿Qué hacemos con estos de acá? – Preguntó uno de los soldados apuntando al grupo. Estos se les notaba bastante nerviosos.

El hombre mantuvo su frío semblante y se acercó al grupo. Lincoln fue el primer en confrontarlo.

Hubo un momento de silencio entre ambos que fue roto por el hombre.

-No me presente adecuadamente hace unas horas, soy el agente Powers, trabajamos para el gobierno – Mostró su placa y provoco que el grupo dejará de contener el aíre.

-Así que eras del gobierno... – Lincoln en serio deseaba que no fuera otra secta rara.

Powers mantuvo su compostura.

-En serio pensaba que eras de algún otro grupo criminal o algo por el estilo... supongo que Toby está bien – El hombre asintió.

-Sí, despertó hace varias horas, aunque... me sorprende que te preocupes por su bienestar – Comentó.

-Ya sé... ya sé... ahora solo quiero irme a cenar y dormir – Toda la adrenalina había bajado de golpe.

-No puedo permitir eso – Declaró.

-Déjame adivinar... testimonios – Wendy afirmó con pesadez.

-No, la verdad es que llevo ya su tiempo infiltrado y pude ver parte de lo que sucedió. En situaciones normales tendría que arrestarlos a todos por las múltiples leyes que rompieron – Soos tragó saliva. – Sin embargo, lograron neutralizar a casi toda la sociedad, eso nos facilitó muchas cosas, así que solo por esta ocasión lo dejaré pasar – Otro suspiró colectivo.

-Viejo, ¡digo! Agente... por favor no bromee así – Dijo Soos con una sonrisa aliviada.

-Soy incapaz de entender el humor, Señor – Respondió secamente. Soos se incomodó y prefirió guardar silencio.

-¿Entonces qué necesita de nosotros? – Preguntó Wendy.

-Información, esta operación iba a completarse independientemente de que ustedes se cruzaran en medio, no obstante, aún no está completada. Así que, aprovechando lo útiles que fueron en esta ocasión les pediré que me informen por el paradero de Bud Alegría – Les entregó una tarjeta. – Suponemos que él puede ser otra pieza clave para nuestra investigación, y no hemos podido encontrarlo en ningún lado, así que sí logran dar con él o su paradero nos sería de extrema utilidad – Lincoln observó la tarjeta con el número.

-¡Cuenta con nosotros! ¡Aún hay algunas cosas que me gustaría discutir con él! – Hilda fue la que respondió con vehemencia.

-Bien, vayan con el hombre de allá – Señalo a uno de los soldados. – Él les tratará sus heridas, luego de eso pueden marcharse, aunque todo esto es confidencial ¿entendido? – Asintieron. – Bien, consideren esto un bono por contribuir a la paz de su nación – Tras decir eso se dio media vuelta y se marchó.

Tras que trataran todas sus heridas y les hicieran unas preguntas extra, les dejaron irse. Ya dentro de la camioneta de Soos, todos pudieron descansar.

https://youtu.be/9BsgJPHWxuI

-Viejo, estoy agotada – Declaró Wendy.

-Dímelo a mí, mi espalda me está matando – Soos se movió incómodamente en su asiento.

-Oye, sonaste casi como el Sr. Pines – Wendy soltó unas risitas.

-¡¿En serio?! – Preguntó un emocionado Soos.

-Sí, sí, no creo que él este feliz de ver que regresemos de esta manera – Todos ya eran conscientes del regaño que iban a tener que recibir esta noche antes de irse a dormir.

-No es tan duro, al menos, ya no lo es tanto – Comentó Lincoln.

-Puede ser... y... chicos, tengo una duda – Añadió Soos.

-Dispara

-¿Cómo fue que pudieron liberarnos? – Preguntó Soos.

-Ah, eso – Lincoln se rascó la cabeza. – Fue idea de Hilda, todos los créditos a ella, yo solo entendí lo que quería lograr – Hilda sonrió.

-Cuando nos soltaron ese gas para dormir decidí romper uno de los contenedores de memorias y sostuve dos trozos todo el tiempo, la verdad eso fue lo que me hizo no desmayarme, el dolor me mantuvo activa y solo tuve que pretender estar inconsciente, cuando Lincoln despertó y al estar prácticamente pegados le pase sutilmente uno de los trozos y comenzamos a cortar la cuerda mientras se enfocaban en ustedes – Explicó dejando impresionados a los más grandes. – A decir verdad, menos mal deducimos que esa arma estaba rota antes, porque de no ser así quizás hubiera entrado en pánico y se habrían dado cuenta de lo que planeaba – La de pelo azul miro a su amigo albino y sonrieron mientras chocaron los cinco, para su dolor lo hicieron con sus manos heridas.

-Eso no fue tan buena idea – Se quejó Lincoln.

-No, no lo fue – Compartió Hilda.

Tras una risa de los mayores, Soos decidió que era hora de irse y encendió el carro. Hubo unos minutos de silencio.

-Chicos... – Lincoln llamó.

-¿Qué pasa?

-Yo... creo que investigaré más sobre la familia Alegría – Lincoln recordó vívidamente las memorias de la matriarca de la familia. No podía sino empatizar mucho con ella. Su esposo, quien la había hecho pasar por todo ese infierno aún estaba suelto y sabiendo lo peligrosos que eran los miembros de la sociedad, no era prudente que siguiera fuera.

-Bueno, estas respaldado por ese agente, así que creo que no están peligroso – Declaró Wendy. Ella también estaba pensativa.

-La verdad... quisiera ayudar a todas las personas quienes les fueron arrebatadas sus memorias – Declaró Lincoln con honestidad. – Sé que es una locura, tampoco es mi intención querer inmiscuirme en la vida privada de todos, pero realmente quiero ayudarlos...

-Te ayudaré con eso – Hilda no dudo en mostrar su apoyo. – A decir verdad, tenía la misma idea, solo que fuiste más rápido que yo – Hilda sonrió tímidamente. Lincoln solo devolvió la sonrisa.

-¡Cuenten con nosotros, ya somos un equipo! ¡Cuatro fantásticos! – Soos celebró para la vergüenza de Lincoln. Para este punto, no era misterio lo mucho que le gustaba ese nombre al albino por más que quisiera negarlo.

Las chicas rieron ante la reacción de ambos chicos.

-Sí... pero procuremos que no sea mañana, estoy agotada... aunque... bueno, yo también quiero arreglar las cosas con Robbie, pero... no lo sé... quizás sea mejor respetar su decisión de olvidarse de mi – Comentó Wendy cabizbaja.

-Lo más seguro es que haya fingido no conocerte cuando lo llamaste... esa pistola estaba averiada después de todo – Añadió Hilda. – Aún no es tarde para arreglar las cosas con él – Insistió.

Wendy se mantuvo en silencio.

-Tienes razón, solo me la he pasado huyendo de mis problemas, maldición, y yo creía que era diferente a mi familia, pero resulta que, para nada, soy experta en estresarme y meterme en problemas – Wendy sabía que la había regado y que solo había estado evadiendo sus otras responsabilidades, pero luego de esto, sentía que algo dentro de ella había cambiado.

-Lincoln... crees que... – Hilda inició un poco tímida.

-¿Sí?

-Creí que... podríamos utilizar la guía para ir registrando nuestro progreso con las personas – Lincoln se sorprendió, pero pronto regalo una de encantadora sonrisa.

-¡Claro que sí!

Wendy y Soos solo pudieron pensar en lo lindos que se veían.

~0~0~0~

Iván arrugó la cara cuando la luz le golpeó. Chasqueo la lengua. Trato de llevar sus manos para bloquear aquella molesta luminosidad. No pudo ni levantarlas por encima de sus hombros. Sintió las esposas encadenadas a la mesa.

-Iván Wexler – Una voz desagradablemente familiar lo llamó.

-¿Qué es todo esto? – Preguntó frunciendo el ceño.

La luz dejó de iluminarle el rostro a centrarse únicamente en la fría mesa. Pudo ver el rostro de la persona que lo capturo.

El agente Powers se encontraba con su estoicismo usual.

-¿Tú qué piensas de esto? – Iván pensó que se burlaban de él, pero la nula fuente de sarcasmo en su cara le hacía vacilar.

-¿Qué es lo que quieren que les diga? – Iván no era tonto, no lo tendría en esta situación si no buscarán un interrogatorio.

-Que cooperativo – Comentó antes de lanzarle una carpeta. – Quizás sería bueno que empezarás por el clima – Iván alzó una ceja.

-¿El clima?

-Sí, así es

-¿Qué se supone que diga? Solo ha estado muy raro – El hombre tatuado no le dio muchas vueltas al asunto.

-Ese es punto, Iván – Powers insistió que revisará la carpeta y con una mirada sospechosa, Iván comenzó a revisarla.

-¡Esto solo son reportes del clima! – En esos archivos había un claro énfasis en fenómenos meteorológicos y había otros datos que no acababa de comprender. – ¿Esto qué tiene que ver con nosotros? – Seguía en duda su posición en todo esto.

Powers guardo silencio unos segundos.

-¿Has visto las noticias, Iván? – Preguntó.

-Err... sí, ¿por qué la pregunta?

-No me refiero a tu noticiero local de Shandra o Toby, me refiero a una verdadera cadena televisiva de la nación – Iván se encogió de hombros. Su vida entera estaba concentrada en Gravity Falls, no entendía porque habría que ver algo más que las noticias locales, esas eran las inmediatas y las que más le incumbían.

-Entonces eso confirma nuestras sospechas – Otro hombre salido de las sombras entró y miro con seriedad al exlíder.

-¿Sospechas? ¡No entiendo nada! – Estos hombres eran demasiado crípticos para Iván.

-Iván, ¿en serio no te parece sospechoso el clima? – Powers volvió a cuestionar.

-No tanto, eso tiene que ver con el calentamiento global, ¿no? – El agente Trigger negó.

-El calentamiento global no causa eso – Se acercó y señalo algo en la carpeta. – Esto de aquí no es una mancha de café, es una foto satelital... del estado de Oregón – Fue ahí que Iván le prestó más atención. No era el más versado en geografía, pero sí podía reconocer la enorme masa de nubes que envolvían Oregón.

-Este fenómeno solo ha ocurrido aquí. En todo el mundo, no ha sucedido ningún hecho a esta magnitud y en especial... cuando absolutamente ninguna de las personas de Oregón ha notado que están encerrados y el epicentro de todo este fenómeno está centrado en Gravity Falls – Esa explicación desconcertó a Iván.

-Para ser más exactos... sucede algo realmente inexplicable hasta ahora: Oregón está "apartado" del resto del mundo. De entrada, no puedes ver noticias nacionales por el simple hecho de que la señal de estas está bloqueada y, no obstante, otros programas de televisión están completamente disponibles... dando la ilusión de que todo está bien – Powers continuo. – Desde hace años habíamos tenido lecturas de Gravity Falls pues aquí hay una mayor señal paranormal, pero en base a este gran "invierno" las señales se han disparado. En otras palabras... hay algo que está aislando Oregón del resto del país y ese algo... se oculta en este pueblo – Con cada dato nuevo que salía, Iván no podía más que estremecerse.

Nunca se había dado cuenta.

-No tenemos pistas de sí este fenómeno ha surgido por primera vez o sí esto ya ha sucedido en el pasado. Por ahora, es nuestro deber dar con la causa de esto y detenerla – Trigger finalizó.

-Luego de escuchar todo esto... ¿tienes alguna información útil? Como alguien que estuvo al mando de una organización ilícita que atento contra la mente de todas las personas del pueblo tenemos la constancia de que puedes tener algo que nos sea útil – La presión que el calvo sentía encima suyo era enorme. Tragó saliva.

-Pensaba que esto era por nosotros – No contestó, pero no pudo evitar comentarlo.

-Ciertamente, el capturar a toda tu organización es un bono. No es que ellos se vayan a librar de su respectivo interrogatorio – Iván se estremeció.

-¿Dónde están ellos?

-¡Nosotros hacemos las preguntas! – Trigger arremetió con molestia. Le repugnaba tener que convivir con un criminal como Iván.

-Tranquilo, Agente Trigger – Powers lo calmó. – Están prisioneros, una vez acabemos contigo, ellos seguirán y una vez los interrogatorios estén concluidos, serán transportados a una prisión de máxima seguridad, seguro que ahí también hay personas a las que les hicieron olvidar – Ese último comentario puso más nervioso a Iván.

-N-No sé nada de esto, nunca me había dado cuenta de todo lo que ustedes dicen, no en la parte del clima, pero sí sé que Gravity Falls tiene muchos horrores, esos horrores son los que hemos querido olvidar – Un golpe a la mesa le hizo saltar del susto. Trigger ahora estaba más fastidiado.

-¡Deja de justificarte y contesta la maldita pregunta! – Exigió.

-¡Ya lo dije, en serio no sé nada del tema! ¡No hemos visto nada que sea sospechoso en este caso en concreto! – Iván no mentía, no tenía sentido hacerlo.

Powers suspiro.

-Me lo temía... – Miró a Trigger y asintió, este desapareció y regreso con algo que Iván conocía muy bien. El borra-memorias.

-Confiscamos esto y todos los recuerdos que han acumulado a lo largo de los años – Declaró. – Quería que nos facilitaras más la investigación si pudiéramos obtener información más directa, pero dadas las circunstancias, y sí el resto de tus compañeros tampoco saben nada, nos veremos obligados a revisar todos y cada uno de esos recuerdos – El método más largo era uno que preferían evitar dada la ambigüedad de saber sí este fenómeno afectaría a corto o largo plazo.

-Se tomarán mucho tiempo en eso – Declaró Iván.

-Gracias por decir lo obvió – Refunfuño Trigger.

-Será largo, pero hallaremos las respuestas. Pero pasando a otra cosa, me gustaría más que nos contaras como fue que obtuvieron está arma o quién la fabrico – Iván lo pensó.

-No lo recuerdo, usar tanto tiempo hizo que olvidará quién fue el fundador de la sociedad – Ese dato fue decepcionante para ambos agentes. – En ese caso, debemos hacer una investigación para saber cómo funciona – Iván bufó.

-Adelante, esa cosa está rota – Recordar aquel momento con Hilda y Lincoln solo le hizo sentir más rencoroso con ambos niños. Powers alzó la ceja. Él no había llegado a esa parte, se mantuvo oculto buena del encontronazo entre el grupo del albino y la sociedad. Cuando llegó y pudo espiar lo que sucedía, llegó justo en la parte donde los niños se liberaban. No sabía nada más.

-¿Está rota? – No se veía especialmente daña.

-Ya no borra memorias – Explicó de mal humor.

-¿Ya no? – Powers vio la máquina y comenzó a escribir algo para experimentar.

-Agente Trigger, fui yo quien se comió su dona en la mañana – Confesó. El rubio no tardo en saltar a recriminarlo.

-¡Oye! ¡Llevaba toda la semana guardando esa dona para el momento indicado! – Se quejó. Iván no tardo en unir cabos y supo lo que Powers pretendía hacer.

-Ya te lo dije, es inú- ... – Fue interrumpido cuando Powers disparó contra Trigger.

Al momento de que el destello azul desapareció, Trigger se veía aturdido.

-¿Recuerdas lo que te conté hace un segundo? – Powers preguntó mirando a su compañero que se llevó una mano a la cabeza para apaciguar el aturdimiento.

-¿Qué me contaste? – Trigger preguntó con genuina confusión. Powers regreso la mirada a Iván.

-Para mí funciona bien – Respondió, pero la expresión atónita de Iván le dejo intrigado.

-Pero... ¡¿Cómo?! – Él lo había visto, había jalado el gatillo, había subido la potencia al máximo y había sido específico.

Entonces... ¿Por qué?

¡¿Por qué esos niños resultaron ilesos?!

https://youtu.be/zGg3VixaHBw

Antes de que Powers pudiera preguntar... disparos se escucharon afuera.

-¿Qué...? – Iván arrugó la mirada en confusión y miedo.

-Probablemente sea una criatura rara, no es la primera que atacan nuestra base – Afirmó Trigger. – Iré a ver que todo vaya bien – Declaró y así, se marchó.

-Bueno, en lo mientras que regresa, vamos a... – Más disparos le interrumpieron. – Sí que eso está tomando su tiempo – Habían descubierto que por más extrañas que pudieran ser algunas de esas bestias, podían morir con suficientes balas, por lo que era extraño escuchar tanto alboroto. Su supuesto fue destrozado cuando se comunicaron con él.

¡Agente!

-¡¿Qué sucede allá fuera?!

¡Nos están atacando, señor!

-¡¿Quién nos está atacando?!

¡Esa es la cosa señor... no lo sabemos!

Esa respuesta dejo impactado a Powers. Súbitamente, la conexión se cortó y solo hubo estática.

-¡Mierda! – No tardó en ir hacía la salida para revisar por sí mismo la situación. Sin embargo, al momento de intentar girar el picaporte este no se movía. – ¡¿Qué diablos?! – Intento poner más fuerza, pero el resultado era el mismo. Pronto, empezó a golpear la puerta llamando por su compañero.

Iván en ese momento se percató de algo. Su respiración... podía ver el aíre caliente y fue en ese momento que se percató de algo... hacía mucho frío.

Trigger salió de la caravana especial donde estaban interrogando a Iván. Al salir, tuvo que abrazarse a sí mismo por la poderosa ráfaga de viento que lo golpeo. Apenas pudo abrir los ojos, pero lentamente avanzó.

-¿Nieve? – Estaba nevando.

Reviso a sus alrededores y noto como muchos de sus compañeros se encontraban afuera, alumbrando en la oscuridad de la noche la gran llanura dentro del bosque de Gravity Falls. Todos los vehículos, y caravanas especiales estaban encendidos y con todas las personas buscando desesperadas entre la oscuridad aquello responsable del horrible crimen que Trigger estaba presenciando.

Uno de sus compañeros estaba completamente engullido en llamas azules, el mismo ya no se movía, ni gritaba. Su cadáver simplemente se consumía a una gran velocidad. A parte de las luces con las que todos contaban, lo que más generaba luz eran esas llamas que iluminaban el campo y pese a estar rodeado de medios con el cual se podía propagar un incendio, este solo quemaba a su difunto compañero hasta volverlo cenizas.

El sonido del fuego quemando el cuerpo y la poderosa ventisca opacaban cualquier otro ruido que él o sus colegas pudieran hacer.

Se acercó rápidamente al más cercano que tenía, uno montado en una torreta de ataque. Antes de gritarle, noto algo. Estaba totalmente aterrado. Sus ojos casi salían de sus cuencas y pese a que la mitad de su rostro estuviera tapado podía distinguir su estremecida expresión.

-¡Repórtense! – Le grito, pero sus órdenes cayeron en oídos sordos. Antes de volver a exigir una explicación, otro compañero armado se acercó a él.

-¡Agente!

-¡Situación!

-¡Estamos bajo ataque!

-¡Eso ya lo sé! ¡¿Qué cosa nos está atacando?!

-¡No lo sabemos agente, cuando menos nos dimos cuenta Thompson estaba en llamas y no logramos ver qué fue lo que lo ataco!

-¡Maldición! ¡¿Entonces básicamente estamos a la defensiva ante un enemigo no identificado?!

-¡Afirmativo!

-¡Pues no se quede ah...-! – Sus órdenes fueron totalmente silenciadas cuando ambos fueron salpicados por algo.

Retrocedieron y se limpiaron la cara.

-¡¿Qué mierda fue eso?! – El otro agente preguntó alterado.

Trigger fue el primero en darse cuenta de lo que era aquello que lo salpico. Sangre. Levantó la vista y abrió los ojos con horror.

El hombre que estaba en la torreta... había sido partido en dos. La parte inferior aún se mantenía mientras que su parte superior había caído a sus pies totalmente inerte. La misma expresión con la que lo miro anteriormente fue exactamente la misma que reflejaba su ahora muerta expresión.

Terror.

-¡Cooper! – El otro agente miro incrédulo a su difunto compañero. Pero antes de que cualquiera pudiera revisarlo, las dos partes de su cuerpo se encendieron en llamas azules.

Retrocedieron por el shock y fue entonces que Trigger subió la guardia, sacó su arma y le quito el seguro, el resto de agentes también reaccionaron y comenzaron a buscar desesperadamente a lo que sea que acabo con la vida de dos de sus hombres.

El olor de la pólvora regreso cuando uno de los soldados capto algo inusual en su vista. Sin dudarlo, arremetió contra él con su miedo apoderándose completamente de su accionar. Sus gritos de terror pronto fueron silenciados cuando en un parpadeo la cabeza del soldado cayó a sus propios pies. Otro más engullido por el fuego.

-¡Mierda! – Ni Trigger ni nadie de los presentes pudo ver lo que provoco eso, sucedió tan rápido que no lograron captarlo.

Más gritos se escucharon y fue ahí cuando el corazón de Trigger se detuvo por un segundo. Una de sus caravanas, donde trabajaban su equipo electrónico se había deformado por completo. La estructura de la misma había mutado hasta volverse una masa de espinas... las cuales acabaron con las personas que se refugiaban dentro.

-¡Debemos salir de aquí! – Debían escapar. Debían llevarse todo lo que pudieran con ellos, sí se quedaban más tiempo todo sería destruido y masacrado.

-¡Asegúrense de los prisioneros y las memorias, no podemos perder esa valiosa información! – Ordenó y el restó acató.

-¡Hay que asegurarnos de...! – Su monologo se cortó cuando miro a su colega.

Completamente congelado, una gruesa capa de hielo lo había envuelto por completo y dentro... tampoco se encontraba en una pieza.

-¡Mierda! – Trigger retrocedió y se dio la media vuelta para revisar la caravana de los presos. No quiso voltear cuando escucho detrás suyo algo romperse en mil pedazos.

-¡Cubran al agente! – Uno de los soldados exclamó y pudo escuchar constantes disparos. Regreso su mirada y solo vio como las balas desaparecían en la oscuridad de la noche.

Tuvo que detenerse en seco cuando algo cayó delante suyo. La adrenalina solo subió cuando vio al soldado que dio aquella orden, muerto. Tenía un gran corte en todo su tórax y lo que le resultaba más inquietante, es que la sangre que había salido volando estaba completamente congelada.

Eludiendo el cuerpo siguió con su camino. Finalmente, llegando a la misma. Tenía que revisar primero que los miembros de la sociedad siguieran con vida. Cosa que pudo comprobar cuando escucho los gritos y llantos de los mismos dentro de la caravana.

-¡POR FAVOR, ALGUIEN SAQUENOS DE AQUÍ! – Jessica grito con desesperación desde dentro.

-¡POR FAVOR, ALGUIEN AYUDENOS! – Ese fue Toby.

-¡HAREMOS LO QUE SEA, SOLO PROTEGANOS, POR FAVOR! – David suplicó entre lágrimas.

-¡CARIÑO REACCIONA! – Walter lloraba amargamente.

-¡MIERDA, MIERDA, MIERDA, SPROTT YA NO SE MUEVE, CREO QUE LE DIO UN PAROCARDIACO! – Una voz exclamó.

Trigger solo trataba de enganchar la caravana a uno de los vehículos para poder salir de ahí mientras escuchaba los alaridos y suplicas por salvación.

-¡Agente! ¡¿Dónde está Powers?! – Un grupo de soldados se acercó a él para auxiliarlo y uno de estos le había cuestionado.

-¡Debe seguir con Iván en la caravana! – Respondió. – ¡Maldición Powers! ¡¿Qué putas estás haciendo?! – Trato de apresurarse, pero sus manos sudaban demasiado.

-¡Agente! – Otro soldado que ayudaba con uno de sus compañeros habló. – ¡El interrogatorio está congelado! – Declaró sin aliento.

-¡¿Qué?! – Trigger tuvo que parar lo que hacía para ver con sus propios ojos eso. Y en efecto, la caravana en la que había estado hace solo unos minutos ahora estaba completamente congelada.

Antes de que pudiera tomar cualquier decisión un estruendo aturdió a todos. Aquel, provino detrás de ellos.

Abrió los ojos en incredulidad cuando vio como la caravana tenía un enorme agujero. El destino de los miembros de la sociedad no fue pacifico. Algo había atravesado la caravana de acero. Y los cuerpos de los miembros lucían como si hubieran sido fusilados.

Jessica tosió sangre. Trigger al darse cuenta de que hubo una sobreviviente no dudo en ayudarla. Pero al mirarla, tuvo un nudo en la garganta. Su brazo, su pierna y su oreja derecha ya no se encontraban. Lo que era aún peor es que tenía fragmentos de hielo incrustados en su pecho.

-¡Aguanta ahí! – Trigger sabía que era imposible para ella sobrevivir, no con esas heridas. Jessica solo convulsionaba en los brazos del agente.

Su dolor era tan palpable. Ella solo miro con terror al rubio.

-A...yu...d...a... – Esos agonizantes sonidos que con milagro formaban una palabra fueron los últimos que salieron de la boca de Jessica. La mujer dejo de moverse.

Trigger se frustró mucho. Nada de esto tenía que suceder. Sin querer evitarlo, lágrimas bajaron de sus ojos ante la impotencia y el terror que estaba sintiendo. Solo quería huir de ahí.

-¡Agente! – Uno de sus compañeros le llamó. Trigger se limpió las lágrimas antes de voltear. – ¡Tenemos que asegurar las memorias, es todo lo que podemos hacer! – Tenía razón. No podían hacer frente a lo que sea que los estuviera masacrando, solo podían tratar de escapar.

-¡Los acompaño! – Ni siquiera tenía tiempo de poder ayudar al atrapado Powers. Sus comunicadores no funcionaban y ya no podían pedir ayuda exterior pues el equipo y el personal de comunicaciones habían sido aniquilados.

Observó cómo varios de los soldados corrieron hacía distintos objetivos, para este punto, eran los últimos que quedaban de pie, unos corrían hacía las múltiples maletas con las memorias resguardadas, otros se dirigían a una de sus camionetas para subirse y ponerla en marcha.

El soldado que le aviso señalaba al resto de sus compañeros, su miedo no evito que actuara. Era realmente admirable. Desafortunadamente...

Un parpadeo.

Eso fue todo lo que tomo para que la imagen que previamente había admirado fuera radicalmente destrozada.

El hombre frente suyo le habían cercenado su brazo, su tórax y la mitad de su cabeza en un preciso corte en diagonal. Su sangre volvió a salpicar a Trigger quien solo pudo temblar del terror.

El resto de sus colegas sufrieron el mismo destino cruel. Los que se dirigían hacía las maletas fueron empalados por múltiples estacas de hielo. Los que habían logrado subirse a la camioneta también lo padecieron cuando una gran estaca empalo tanto al motor del carro como al hombre frente al volante.

El otro se arrastró por el suelo con gritos de agonía al momento de que sus pies fueran cercenados.

Los aullidos de dolor cesaron cuando volvió a parpadear. La cabeza del hombre fue aplastada.

Más leña para el fuego...

Y en ese baño de sangre estaba él. Inmóvil, totalmente paralizado por el trauma. Todos y cada uno de sus compañeros, cada uno de los prisioneros. Todos muertos. No fue hasta que el fuego azul consumió a todos sus camaradas que se percató...

Solo quedaba él, la oscuridad pronto se hizo presente. No supo en que momento fue que tiro de su linterna y su arma. No supo la identidad del monstruo que los aniquilo. No supo que algo así se ocultaba por los bosques. No supo que su destino fuera así de cruel...

Una respiración detrás suyo fue lo último que sintió antes de que todo diera vueltas.

Fue extraño. No hubo dolor y fue como si el tiempo transcurriera lentamente. Cada giro se sintió como si fuera un minuto y sus ojos no pudieran adaptarse. Antes de caer al suelo vio algo tan familiar y a la vez tan fuera de lugar que no pudo evitar preguntarse...

-(¿Ese es... mi cuerpo...?) – Lo que reflejaban sus ojos era incuestionable. Su cuerpo pronto fue cayendo junto con él. Lo último que vio antes de que todo se volviera azul... fue su propia muerte.

-¡ABRAN CARAJO! ¡PUTA MADRE! ¡ABRAN LA PUTA PUERTA! – Powers estaba desesperado, no importaba cuanto pateara, gritara o disparara, la puerta no se inmutaba.

Iván solo pudo caer de rodillas. Los gritos afuera solo dañaron su ya de por sí, rota mente y espíritu. Solo pudo permanecer arrodillado, temblando ante un charco de su propia orina. Era patético...

-¡NO, NO, NO, NO, NO, NO! – Su constante negación era acompañada por sus llantos. – No quiero morir... – Se arrepentía de toda su vida. No quería que esto pasara, quería que esto se detuviera, quería estar lejos, pero no podía y de algo estaba completamente seguro... aunque usará el borra-memorias... estos recuerdos jamás podría olvidarlos.

-¡¿QUIÉN ERES?! – Powers exclamó completamente desesperado. Había escuchado como todo su equipo había sido masacrado y no pudo hacer nada para evitarlo.

Al igual que Iván... estaba totalmente seguro que aquel demonio que acabo con la vida de sus camaradas... era el responsable de todo lo que investigaban. Quería silenciarlos.

Un estruendo le hizo retroceder. Su corazón se detuvo cuando observó como la caravana de acero comenzaba a comprimirse. Las cuatro paredes comenzaban a deformarse.

Iván de alguna manera encontró la fuerza para levantarse. Y en su desesperación, se pegó a Powers.

-¡OH DIOS MÍO! ¡SALVANOS! – Suplico.

Powers solo pudo temblar ante el inevitable fin.

La caravana pronto se deformo a tal grado de volverse una variante de la doncella de hierro. Las paredes cada vez se acercaban más y más.

Gritaron hasta desgarrar sus cuerdas vocales...

La carne y el metal fue lo último que se escuchó antes de que todo fuera silencio.

Todo el campamento fue iluminado en azul. El fuego lo devoró absolutamente todo hasta no dejar rastro de vida. Ni una sola gota de sangre ni un trozo de sólido acero.

La ventisca y la oscuridad fueron lo único que quedo.

Una masacre había sido perpetuada, una donde el bosque fue el único testigo...

~0~

Capítulo fresco para revivir la historia y mi perfil. Y encima estrenando la categoría de M. Sí, ya era hora que la cambiará pues lo que sigue de toda esta historia será duro.

Probablemente alguno se sintió decepcionado de la falta de conflicto directo entre la sociedad y el FBI, pero... seamos realistas... un grupo de civiles sin entrenamiento y con una única arma útil contra el FBI no tenía casi posibilidades de frenarlos.

Igual, no es como sí ambos grupos pudieran hacerle frente a lo que sea que les encontró al final de este capítulo.

Bastante ESENCIAL. Con este suceso creo que queda muy clara la amenaza que asecha a Gravity Falls y que la vida de muchos personajes será puesta en juego. Apenas vamos calentando motores y a mí no me tiembla el pulso a la hora de matar personajes, por lo que quedan avisados y el que avisa no es traidor.

Ya saben que leeré lo que tengan que comentar y teorizar. Recuerden, casi nada está puesto al azar jejeje.

Otro aviso que tengo es que probablemente el tamaño de los escritos se mantenga entre 20-30k, no es que quiera que siempre sea así, simplemente cuando escribo llegó a esa cantidad, igualmente, cuando llegue a partes muy críticas evidentemente dividiré el cap en partes para que no se coman una barbaridad que supere los 35k.

Hoy no abra pista de lo que sucederá en el siguiente capítulo, así que solo lancen sus predicciones que muy seguramente solo Mysterios67 le atine, aunque sea por suerte jajaja.

Sin nada más que decir se despide Dark-Mask-Uzumaki.

Bye.




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