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Hikarunara

Detestaba ese ambiente.

Las fiestas donde debías asistir con traje no eran lo suyo, pero si su hermoso novio requería su presencia era capaz de tragarse su orgullo completo y vestirse con el más elegante smoking.

Min Yoongi es un chico común, un pueblerino común y corriente que no conocía mucho de lujos y etiqueta. Por esta razón, conocer a Jimin en aquél restaurant donde era mesero le había cambiado la vida al cien por ciento.

Ambos hablaban el mismo idioma pero tenían vidas totalmente distintas. Mientras uno tenía los pies y las manos llenos de callos a tan temprana edad por el trabajo, el otro tenía el doble de lo que necesitaba con sólo chasquear los dedos. Era personas diferentes a las que son en la actualidad ya que el mayor aprendió que no todos los ricos son malas personas, mientras que el otro aprendió que las personas de clase baja no son lo que sus padres decían.

Park Jimin se había criado entre sirvientas que sólo le dirigían la palabra para lo necesario y unos padres que sólo le infundieron miedo a cualquiera que fuera de menor clase que ellos. ¿Cómo no temerle a Yoongi en un primer momento cuando lo único que sabía de ellos es que debía alejarse?

Pero con cada visita al restaurante en donde ko conoció entendió que todo lo que aprendió había sido una vil mentira. Lo veía en la tierna sonrisa que tenía su amado cada vez que un niño se animaba a pedir su propia comida o la amabilidad con la que abría la puerta a las personas mayores que ingresaban.

Lo vió también en su primera cita, la cuál fue la más hermosa que había tenido en su vida.

El mayor lo había llevado a ver las estrellas en la playa, mientras comían lo que había preparado para su pequeño picnic nocturno. No disponía de mucho dinero, pero rogaba que al menor le gustase.

Luego de eso y un tímido beso de despedida, ambos jóvenes empezaron a salir un par de veces más hasta convertirse en novios. Relación que claramente sus padres no aceptaron, pero con tal de no alejarse de su único heredero serían capaces de dejar pasar.

Aunque eso no significó que - durante los cinco años que llevan de relación - Yoongi haya sido completamente bienvenido. Siempre que podían y Jimin no estaba cerca tanto sus padres como sus tíos se encargaban de hacerlo sentir inferior.

Pero él aguantaba, por Jimin lo haría.

Eso los trajo a la actualidad, al cumpleaños número veinticinco del menor el cuál es celebrado con una enorme y costosa fiesta en la mansión familiar.

- ¿Acaso sigue con ese pobretón? - escuchaba Yoongi desde lejos. - Pensé que no iban a durar ni un año...

- Dejalo, quizá se aproveche de la buena vida que Jimin le puede dar. No me sorprendería que así fuera. - comenta otra mujer. - Mi hija está más que preparada para casarse con él en cuanto esa farsa termine.

- Mejor que sea tu hijo... Creo que las chicas no son su campo. - ambas mujeres ríen.

Y esos eran los comentarios más livianos que podía escuchar en una sola noche, ya que siempre eran mucho peor.

Todos lo tachaban de alguien aprovechado, cómo si él le quitara dinero a Jimin para compar lo que sea. Pero estaban más que equivocados: él seguía manejando su vieja y rota bicicleta, compraba lo que podía con su humilde salario... ¡Incluso lo que llevaba ese momento era prestado! Ese traje ni siquiera era suyo, sino de un primo que había logrado una posición más acomodada y amablemente se lo prestó.

Park siempre quizo darle cosas, pero Yoongi nunca las aceptó.

El cumpleañero - sin que su novio lo viera - estaba llegando hacia la mesa que compartían, pudiendo escuchar perfectamente lo que esas mujeres dijeron.

Estaba harto ya. No era un idiota.

Tenía esperanzas de que esas personas cambiaran, pero era imposible.

Se dirige al micrófono ubicado cerca de la mesa del brindis y llama la atención de todos los presentes, quienes aplaudieron sin saber lo que el menor diría. Yoongi se veía algo confundido.

- Gracias a todos por venir a mi cumpleaños número veinticinco, espero que lo hayan disfrutado... - todos vuelven a aplaudir. - porque será el último. - el salón se queda en silencio, sin entender nada. - Será el último que celebraré con ustedes. Mis queridos padres, - sonríe falsamente mientras los mira. Ellos sonreían con miedo. - tantos años me educaron con mentiras y mandatos absurdos que sólo me arruinaron la vida... Y lo siguen haciendo, incluso hoy.

- Mi amor, ¿qué estás haciendo...? - susurra Yoongi para si mismo

- Pero me he cansado. Estoy harto de estar atado a ustedes y que su única acción después de todos estos años que arruinaron sea maltratar a la única persona que me hace feliz. - su voz era cada vez más firme. - En este momento renuncio a mi herencia, a las empresas y a toda la mierda que ustedes pensaban dejarme. Pueden donar el dinero a alguna entidad benéfica, quemarlo, enterrarse con los billetes o tener otro hijo para tirarle todo este calvario pero Park Jimin se va. - todos se quedan boquiabiertos, inclusive Yoongi, quien ya sabía lo que el menor sentía. - Y a ustedes, viejos sin cerebro, no me interesan ni sus hijas ni sus hijos... La persona que amo está en esta sala y todos lo conocen. Laven sus bocas mil veces antes de hablar de mi novio, él tiene poco dinero pero más decencia en una sola uña que la que ustedes tendrán en toda su vida.

Los padres de Jimin se levantaron para ir a hablar con su hijo pero este se alejó.

- ¡Hijo...! - gritaba el señor Park.

- ¡Cariño, hablemos por favor...!

Pero él no quizo escucharlos.

En lugar de eso caminó entre los invitados hacia su novio y tomó una de sus manos. Le sonrió.

- ¿Vamos, cariño? - Min asiente.

Ambos salieron corriendo, dejando a todos estupefactos y a los señores Park con lágrimas en sus ojos. Sólo volvería a esa casa para buscar sus pertenencias más esenciales y daría la vuelta para jamás regresar.

Cuando ambos llegaron hasta la pequeña playa a unas cuadras del lugar quitaron sus abrigos y se recostaron sobre ellos. Miraban hacia las estrellas que mostraba la madrugada, tomados aún de la mano.

- ¿Qué hiciste, Minnie...? - pregunta bajito Yoongi. - Renunciaste a toda tu vida, a tu familia...

El menor voltea y se acerca a su novio, posando su cabeza en su pecho mientras lo abrazaba con un brazo. El mayor entiende y lo abraza también.

- Renuncié a mi herencia y a la infelicidad que me daban mis padres, Yoonie. - sonríe. - Mi vida está aquí - toca su pecho con un dedo, señalando su punto. - y mi familia será la que formemos nosotros cuando llegue el tiempo. No necesito nada más que a Min Yoongi, no necesito nada que ellos puedan ofrecerme.

- ¿Estás seguro? - pregunta. Sus ojos amenazaban con lagrimear, lo cuál no tardó en suceder.

- Tan seguro como el día en que decidí ser tu novio hace cinco años atrás. - se levanta y Yoongi repite su acción. - Te amo, Min Yoongi.

Yoongi sonríe y en lugar de responder busca en los bolsillos de su pantalón un papel doblado cuidadosamente. Se lo tiende al menor, quien lo inspecciona sin saber que era.

- Ábrelo... - el otro obedece.

El papel tenía escrito unos cuantos versos de una desconocida canción:

"And they said that we can't be together
because, because we come from different sides.
You, you are my universe
and i just want to put you first.
You, you are my universe
and you make my world light up inside

My universe..."

Con una sonrisa, Jimin deja de leer el papel y mira a Yoongi.

- Feliz cumpleaños, Minnie... - juega con sus manos, mirando hacia abajo para esconder su tímida sonrisa. - Sé que no es mucho, pero te escribí una canción... Aunque eso es sólo una parte, el resto podrás escucharlo de mi propia boca cuando la canción se lance.

Jimin lo mira sorprendido, ahogando un grito.

- ¡¿Te aceptaron en HYBE?! - pregunta con desesperación.

- ¡Sí! En un par de meses podré grabar mi primer mini álbum y esta será la canción principal... Aunque quizás sea una colaboración. - guiña un ojo.

- ¡Eso es genial! Felicidades, amor... - lo abraza fuertemente y deja pequeños besos en todo su rostro. Yoongi había trabajado arduamente los últimos dos años por una oportunidad en esa prestigiosa empresa. - ¿Con quién será la colaboración?

- ¿No es obvio? ¡Con el mejor cantante de todo Corea...!

- ¿El vocalista de The Rose? - pregunta.

Min sonríe, dejando ver sus características y tiernas encías.

- Es un gran cantante, pero estoy hablando de tí...

-¿Yo? - se señala a si mismo. Min asiente.

- Nadie podría cantarla mejor que tú, Minnie. Además sería un honor tener tu voz en mi canción debut.

- Y para mí sería un honor cantarla para tí, sobretodo si la escribiste tú. - apoya una mano en la mejilla ajena y junta ambas frentes. - Te amo, Min Yoongi... Te juro que mientras estemos juntos no hará falta nada más...

- Tú eres lo único que necesito, Park Jimin. Te amo más que a nada...

El mayor rompe la distancia entre ambos en un dulce beso, una hermosa y privada escena bajo las estrellas. Era un nuevo comienzo para los dos, una nueva vida que los llevaría a nuevos desafíos que deberían sortear.

Pero se tenían el uno al otro, y eso era lo único que importaba.

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