LOS APTEDSON
Tomó el picaporte y abrió la puerta, se sorprendió al darse cuanta que estaba sin llave y asomó la cabeza.
Tal vez hayan puesto vigilancia.
No hay moros en la costa, pensó. Se irguió rápidamente, salió al pasillo cerrando la puerta tras ella procurando no hacer ruido y comenzó a caminar. Era un pasillo totalmente blanco. Sobre las paredes había cientos de adornos hechos de oro y pinturas familiares enmarcadas en oro también. Aunque Isabelle, en su desesperación por escapar no les prestó atención.
Siguió caminando apresuradamente hasta que vio lo que estaba buscando, una salida, o algo así ya que al parecer estaba en un piso superior y su "salida" era en realidad una escalera del mismo tono de blanco que el corredor. Comenzó a bajar con cuidado tomándose del barandal, procurando que sus pies no hicieran ruido.
Isabelle se encontró con un gran y hermoso salón, arriba de su cabeza el techo estaba pintado con hermosos guerreros que utilizaban poderes para salvar a la multitud de humanos asustados de lo que parecía ser un maremoto. En el medio de éste había una enorme y hermosa araña que dejaba en vergüenza a la de la habitación en la que estaba. El piso era de madera y en él estaba el símbolo que había visto en la capa de los maestros. Pero de nuevo, Isabelle ignoró todas estas cosas excepto la llamativa puerta blanca frente a ella, se apresuró rápidamente hacia la ella, pero, cuando tenía su mano en el picaporte escuchó abrirse una puerta al lado de la escalera que ella no había visto.
Apareció una mujer muy bella, se veía como de treinta y tantos, tenía el pelo rubio atado en una cola de caballo, era alta y delgada, su rostro era ovalado con facciones filosas y unos grandes ojos azules sorprendidos por la sorpresa de verla ahí, pero se recuperó rápidamente como si eso fuera algo normal.
—¡No te avergüences linda! Soy Astrid Aptedson, la madre de Kol ¡Está todo bien!, las chicas siempre asumen que nosotros nos vamos a enojar pero tranquila no hay problema, aceptamos que nuestro Kol está creciendo y el tiene... ya sabes... Necesidades— Explicó haciendo un baile de cejas— Ven acompáñame—Dijo la mujer mientras se acercaba a Isabelle para tomarla del brazo.
Isabelle estaba totalmente sonrojada desde el cuello hasta el rostro. —No quiero sonar grosera señora pero en verdad debería irme.—Dijo mirando la puerta con anhelo.
—Insisto corazoncito, hago los mejores huevos revueltos de la historia de la dimensión.
Isabelle se puso tan nerviosa que comenzó a sudar un poco y Astrid la miró con sospecha ¿Y ahora que? ¿Hacer como que era una de las conquistas de Kol? ¿Forcejear? No, no era una opción, Astrid ya la miraba con escepticismo, si le daba el más mínimo indicio de resistencia ¿Quién sabe que podría pasar? Tal vez decidía quemarla como lo decidió su hijo, ademas haría mucho escándalo y aunque la casa era grande con su suerte estarían todos allí en menos de un minuto.
Como si el destino se estuviese riendo de ella, Kol y Niels venían bajando las escaleras enfrascados en una tranquila pero nerviosa conversación, tan concentrados estaban que no se dieron cuenta de la presencia de su madre e Isabelle en la habitación hasta que Astrid se aclaró la garganta.
—Kol deberías habernos presentado a tu...¿chica?— dijo dudosa— Es encantadora, la invité a desayunar.
Al principio Kol y Niels se veían sorprendidos, era gracioso lo parecidos que se veían a su madre cuando hacían eso pero luego sus expresiones cambiaron, Kol miró a Isabelle con ira y a ella se le heló la sangre mientras que Niels estaba nervioso y algo decepcionado porque Isabelle lo había traicionado, ella apartó la mirada de los hermanos y los tres siguieron a la señora a lo que parecía ser la cocina.
Isabelle miró con curiosidad, era una cocina muy bonita, el piso era completamente blanco mientras que las paredes eran de un tono blanco azulado, era totalmente pulcra, ni una cosa fuera de lugar. En un costado había un alto desayunador, seis bancas altas y giratorias lo rodeaban. Estaba completamente equipada con electrodomésticos modernos y pegada al techo se encontraba una alacena.
Astrid abrió una de las puertas del refrigerador y sacó una caja de huevos, si antes había tenido sospechas ahora estaba segura, aquí había gato encerrado, la reacción de los chicos no había sido normal al ver a esta chica y ella estaba demasiado nerviosa para un desayuno, esto iba más allá que una noche de pasión. ¿Será que no era la primera vez que Kol la veía? Tal vez... ¿La embarazó?
Neils se acercó a ayudar a su madre y sacó de la alacena una sartén que ella no podía alcanzar, Astrid le agradeció y él se giró con una sonrisa chocando su mirada con la de Isabelle, quien se sentía incómoda pero entretenía su mente preguntándose porque no cocinaban los empleados si es que había tantos. Niels le indicó con un asentimiento que se siente en la silla que estaba junto a la suya, su hermano estaba sentado en frente de la misma. Ella se acercó a pasos lentos hacia Niels tratando de ignorar al Kol. Juntos se sentaron en sus asientos.
Isabelle estaba con la cabeza gacha, realmente incómoda, podía sentir la mirada fría de Kol todavía sobre ella y a la vez la inquisitiva de Niels en su perfil.
—No puedo creer que se te haya ocurrido salir, eres más estúpida de lo que pensé — siseó Kol con la mandíbula apretada.
Isabelle levantó la cabeza rápidamente ofendida por lo que había dicho Kol— Relájate cariño, ¿Es que no te gusto la noche anterior?— Dijo con una sonrisa sarcástica y ojos inexpresivos.
Kol la fulminó con la mirada— ¿A dónde se supone que ibas?
—A buscar a esos estúpidos Maestros y exigirles que me devuelvan a mi casa— Dijo Isabelle con mirada desafiante.
Kol comenzó a reírse tan fuerte que se dobló hacia adelante y golpeó la mesa con su puño—Tendríamos que haber tenido un humano antes, son tan divertidos.— Dijo sin aliento.
—¿Qué quieres decir?— Preguntó Isabelle confundida tratando de hacer contacto visual con el chico en busca de respuestas.
—Nadie sabe donde están los maestros, nunca revelaron su ubicación por si ocurre un ataque— Explicó Niels con suavidad.
—¿Ataque de quién?— preguntó Isabelle curiosa, pero tanto Niels como Kol ignoraron su pregunta.
—Si supiese donde están —Dijo Kol ahora serio y con el mismo tono condescendiente al que Isabelle ya se había acostumbrado— Yo mismo te hubiese llevado ante ellos, después de todo nadie quiere una rata inmunda en su casa.
—Cálmense chicos— Dijo Niels— Si se ponen a pelear entonces mamá se dará cuenta que algo anda mal— Esto fue dirigido a Kol.
Kol hizo caso omiso de Niels—Me gustaría echarla después del desayuno como acostumbro pero los maestros se enterarían.
—Que caballeroso— murmuró Isabelle, pero al parecer las palabras llegaron a los oídos de Kol quien clavó una mirada helada en ella.
—Mira escoria, voy a dejar ciertas cosas claras, no somos amigos, eres solo una carga para nosotros, si no te matamos fue por el simple hecho de que los maestros nos lo prohibieron pero si te pones insolente no dudaré en hacerlo, simplemente inventare algo como que te doblaste el pie y te diste contra algún filo— Dijo Kol con una calma espeluznante— ¿Entendiste?
—Vete a la mierda— Dijo Isabelle con un enojo frío.
—Yo si quiero ser tu amigo— Murmuró Niels, pero los otros dos estaban tan ensimismados en su discusión que no escucharon.
Los ojos de Kol escrutaron a Isabelle, estaba sorprendido por su rebeldía. Sus ojos grises lo miraban duros como el acero. Pero rápidamente su cara se tornó una máscara inescrutable de nuevo. Isabelle observó todo esto con una mirada triunfante.
—¡No puedo creer que mi madre haya pensado que me acoste con esta humana! — Dijo Kol moviendo sus manos para dar énfasis, pronunciando la última palabra como si fuese la peor maldición del mundo.
—Ya quisieras acostarte conmigo grandísimo imbécil— Dijo Isabelle respirando fuertemente poniendo sus delicadas manos en puños hasta que sus nudillos se pusieron blancos.
—Suficiente— Dijo Niels mirándolos con incredulidad— Kol, ya se que esto no te gusta— Kol hizo el ademán de interrumpir pero Niels siguió adelante sin darse cuenta— ¡Pero no es su culpa! Deberías mirar más allá de tu nariz, está aterrorizada y lo único que tú haces es intimidarla y hacerla sentir inferior. Si no paras tendré que pedirte que te vayas y que no te acerques a ella de nuevo.
Isabelle estaba agradecida pero también totalmente avergonzada ¿Que estaba aterrorizada? ¿Cómo se atrevía Niels a exponerla así ante el imbécil? Pero no dijo nada, sabía que no lo hacía con mala intención, en realidad todo lo contrario. Por otro lado Kol se sentía traicionado, ¿tan rápido lo cambiaba? Pero tal vez Niels tenía razón, aunque detestaba a los humanos y había descubierto un especial desprecio hacia esta no ganaba nada desperdiciando su saliva con ella, no lo valía.
—Tienes razón, hermanito— dijo tranquilamente apoyándose contra el pequeño respaldar de la banca.
Niels estaba bastante sorprendido, Kol casi nunca le daba la razón. Niels sabía mejor que nadie quien era el brillante de los dos y no era él exactamente. Era por eso que se esforzaba tanto en ser un gran guerrero, no quería ser recordado por ser la sombra de su brillante hermano, quería ser alguien por si mismo. Le dirigió una sonrisa amistosa a Isabelle.—Después del desayuno ¿Quieres pasar por mi cuarto? Puedo mostrarte mi colección de autos de carreras o mis armas, podemos escuchar canciones si quieres.
Isabelle dudó, aún quería escapar, pero si era completamente honesta consigo misma ¿A dónde iba a ir? Estaba en una dimensión totalmente desconocida y las únicas personas que podían devolverla a su casa estaban empeñadas en dejarla aquí con los pirados y para colmo nadie sabía dónde estaban, tratar de escapar de una casa era una cosa pero... ¡tratar de escapar de una dimensión! ¡Ja! Intentar huir de ese lugar había sido una pésima idea, un impulso estúpido, la única forma de escapar de allí era encontrando esa tonta piedra.
–¿Isabelle?– Preguntó Niels.
Isabelle volvió a la realidad.– Claro– Accedió no muy convencida, aunque Niels era el que mejor le caía de los hermanos no confiaba enteramente en él. Pero si lo pensaba mejor Niels había tenido la oportunidad de hacer dios sabe que cuando ella estaba inconsciente pero en vez de dañarla él la ayudó, sin embargo eso no significaba que no iba estar a la defensiva.
—Creo que estás olvidando algo bastante importante Niels— Dijo Kol que había estado ignorándolos por completo hasta ese momento— Vamos a hacer el plan para buscar al "empleado" fugitivo.
—Es verdad— Dijo Isabelle que con todo su ímpetu de escape se le había olvidado por completo el interrogatorio— ¿Saben quien fue?
—Todo apunta a una mujer entre los veinticinco y los treinta años, según las descripciones de los demás empleados es muy hermosa, su pelo era rojo fuego y largo hasta la cintura, sus ojos eran violeta eso quiere decir que era una primogénita, alta, grácil y de tez blanca con rasgos delicados, hacía llamarse Marina pero suponemos que no es realmente su nombre verdadero, fue contratada por el gerente de empleados hace un mes, creemos que estuvo todo este tiempo estudiando las trampas alrededor de la piedra y los cambios de guardia para no tener margen de error cuando decidiera robarla, también pensamos que estuvo estudiando las múltiples salidas del lugar para no ser vista in fraganti.
Cuando Isabelle se disponía a responder se calló rápidamente ya que Astrid se acercaba a ellos con una bandeja llena de platos con huevos revueltos y detrás de ella un hombre cargaba una bandeja igual a la de Astrid con cafés para todos.
El hombre, quien supuso Isabelle era el padre de los chicos era muy parecido a ellos. Era alto, de hombros anchos y grandes bíceps, cabello marrón como el chocolate con suaves rizos enmarcando su cara. Al parecer dejarse el pelo salvaje estilo león era el último grito de la moda en el Vacío, pensó Isabelle divertida. Tenía los mismos rasgos definidos que los chicos y sus ojos de color violeta la miraban con helada curiosidad.
—Papá, no esperábamos verte tan temprano.— Balbuceó Kol. Isabelle sintió cómo el aire se tensaba, no quería imaginarse lo difícil que debe ser decirle a tus padres que perdiste la fuente del poder familiar, observó como por segunda vez las fracciones de Kol demostraban algo más allá de la indiferencia. El padre dejó la bandeja con cuidado en el centro de la barra y posó su mirada en su primogénito.
—¿Tienes algo que decirme Oksana Aptedson? — Kol se atragantó ante la mención de su verdadero nombre, Isa quedó desconcertada mientras que Niels comenzaba a prestar atención a la charla.—¿¡Crees que los maestros no me notificarían!?
—Yo...—Comenzó a excusarse con su rostro pálido.
—¡Tú! ¿Me crees tan estúpido?— Siseó entre dientes, su mirada voló a Niels que miraba todo con la boca abierta.—Sé lo que has hecho Niels, ambos son unos irresponsables. Estoy de acuerdo con su castigo.
—¿De que castigo hablas, amor?— Astrid tomó el brazo de su marido con delicadeza, ¿Serían sus sospechas ciertas? Pero... ¿Qué tenían que ver los maestros en todo esto? Harald se giró hacia la dulce voz de su esposa y con una sonrisa cínica soltó la bomba.
—Tienen que hacerse cargo de esta humana.— Explicó Harald— ¿No te diste cuenta de lo que era? Mira sus ojos.
Mis ojos... ¿Qué tienen mis ojos? Se preguntó Isabelle. Pero decidió que era una pregunta que no formularía. No era un buen momento.
—¿Cómo?— Preguntó Astrid desconcertada girando su rostro anguloso hacia Isabelle, abriendo los ojos como platos cuando se dio cuenta de que su marido tenía razón. —¿Por qué?
—Cariño— Dijo Harald, su tono suavizándose por completo— Robaron nuestra piedra familiar.
El rostro de Astrid se puso blanco, su mirada se volvió vidriosa, completamente en shock.
—Llevaron a los chicos a la dimensión humana para debilitar sus poderes porque en vez de buscar una solución se pusieron a pelear con sus poderes— Siguió Harald la última parte la dijo levantando la voz para que se entienda su descontento.—Y esta humana se puso a escuchar la conversación. Solo podrá volver si ayuda a encontrar nuestra piedra familiar.
—Ay niña.— La madre se acercó a ella con los ojos cristalizados— Sospeché que algo estaba mal pero... ¡Nunca me hubiese imaginado una atrocidad como esa!. Lamento mucho lo que te está pasando. Prometo que cuidaremos de ti, volverás a tu casa pronto.
—También lamento lo que le está pasando señora Aptedson— Dijo Isabelle tomando sus manos.
—Me encargaré de saber quien fue.— Dijo el padre de los chicos más calmado— Ahora vayan a su habitación, están castigados.
Los chicos se levantaron inmediatamente de sus bancas y Kol salió rápidamente de la habitación mientras que Niels le hizo señas a Isabelle para que vaya con él. Ella entendió y se movió para quedar junto a Niels que vació una de las bandejas para poner un plato con huevos revueltos con tocino y una taza de café, que ellos estén castigados no significa que Isa deba quedarse con hambre, pensó él, y salieron de la habitación rumbo al cuarto de Niels.
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