Capítulo III: Jarek I
El día del renacimiento del astro sol es un gran acontecimiento en todos los reinos. Se celebra en cada uno de ellos, aunque le dan diferente significado y cada uno es más loco que el anterior. Me gusta pasarlo en Nerissa. Nadie sabe beber mejor que ese puñado de bribones.
Hace más de una década que no recibo el renacimiento del astro sol a cubierta y menos en el castillo de la organización Helena. Acostumbro a tomar las misiones lo más lejos posible y mantengo la excusa casi hasta el solsticio de primavera, cuando no puedo retrasarlo más y debo regresar para informar. En esta ocasión ni siquiera tuve tiempo de enviarle una carta al asistente de cocina para que tuviera listo los postres que me gusta robar.
—Qué decepción —artículo mientras avanzo en dirección hacia la puerta de entrada. Empujo la reja y avanzo, aunque no mucho, antes de que una mata de rizos de 1.60 se atraviese en mi camino. Le sonrío aunque sé que no estará contenta.
—¿Esperando que el amor de tu vida entrara por la puerta?
—Illia Grene se encuentra en el sur de Canek, para que lo sepas —Illia Grene, el acróbata más famoso de los siete reinos, ganador de las olimpiadas, robacorazones sin escrúpulos y para nada su gusto, a Xiana solo le gusta bromear con él a propósito.
—Algún día aceptarás que me amas.
—Algún día abandonará sus sueños suicidas, cadete Arlen —la voz proviene de una mata pelirroja a su espalda, una que desgraciadamente conozco demasiado bien.
Xiana se echa hacia un lado y como la luna en un eclipse descubre la presencia de Mallorie, el sol. Las diferencias entre ambas son visibles, Xiana tiene piel oscura, ojos castaños y unos hermosos rizos indomables; Mallorie le saca varios centímetros de altura, es tan blanca como la cal de las minas, con un cabello pelirrojo que imita el crepitar del fuego y unos ojos verdes que debió heredar de la misma Deidad Oscura.
—Señorita Leirion, siempre será un placer encontrarme con usted —actúo una reverencia mal ejecutada a propósito—, de haber sabido que la vería, me arrancaría los ojos con una daga.
—Una daga es muy corta, ¿no prefieres una espada? —lleva una mano a la funda en su cadera—, la mía es voluntaria. Solo dilo y te haré ese favor personal.
—«Ya estás aquí, suban de inmediato, hay problemas» —como cada vez que Iskra invade el vínculo siento que me lleno de energía y me embarga la incomodidad. No es fácil acostumbrarte a que alguien irrumpa tu espacio mental, no sé cómo ella soporta que Nerón lo haga.
Las chicas aguardan, ya que siempre que usamos la energía se ilumina un punto blanco en la base de mi oreja izquierda y ellas saben de qué se trata. No intercambiamos más palabras de camino a la sala de reuniones en el edificio de infantería. Este lugar solía ser una residencia militar e incluso algunos reyes llegaban a descansar de vez en cuando, pero tras la división de reinos entre Kuatlán y Balam, fue abandonado y Nerón la tomó prestada. Nadie reclamó en los últimos tres años que he prácticamente vivido aquí, así que a mi parecer, ya es algo suyo.
—Tomen asiento —nos indica Iskra al vernos entrar. Su silueta delgada resalta al final de la habitación. Sus sentidos son agudos al igual que sus movimientos gráciles y bien ejecutados, cortesía de haber sido parte del ejército de Zephir por tantos años. Su cabello color chocolate cae en una trenza sobre su hombro izquierdo y sus ojos castaños me miran por un momento con un reproche que no es distinto del que me ha dado Xiana nada más llegar, pero sí más maduro y maternal. La maestra Iskra es lo más cercano a una madre que he tenido desde que nos encontramos en forma lobuna durante mi primera transformación, cuando ni siquiera sabía lo que era y cometí cosas estúpidas que no vale la pena recordar.
—Así que se han dignado a aparecer, corderitos de los siete reinos —La peste llega incluso antes que su voz añeja, como si no se hubiera usado en años. Intento recordar cuándo lo escuché hablar por última vez y lo cierto es que no lo recuerdo. El hedor de tal vez sesenta años sin baño alguno y una ingesta insana de alcohol se refleja en su cuerpo alto, desgarbado y completamente canoso. La barba le ha crecido mucho desde la última vez que nos vimos y el sombrero que usa no ayuda a que se vea mejor. Esa es la esencia de Tadeus Nerón, el alcohólico líder de nuestra organización.
—La organización Helena fue creada bajo la orden de los dioses —habla solemnemente y me estiro colocando los brazos tras la cabeza y reclinándome en el asiento. Suena a que el sermón va a ser largo—. Como ustedes han de saber, estuve veinte años vagando por diferentes tierras, buscando el origen de este poder, hasta que me encontré con Iskra por casualidad y descubrimos que no éramos los únicos, que no podíamos ser los únicos y que cuando llegara a haber más, estaríamos listos.
La verdad no estuvieron tan listos, aunque les guste decirlo. Prácticamente Xiana llegó sola después de que Nerón estuviera en una misión infiltrado en la academia de sabios de Xylia en el bosque del reino de Kautlán, luego yo me transformé en una borrachera en Hadar en este reino y me encontré con Iskra. Creíamos que solo seríamos nosotros, hasta que hace dos años Nerón estaba en el bosque de Breamard y fue descubierto por Mallorie mientras seguía un rastro de magia oscura. Ella no tiene conexión con ninguno de los dioses ni manipula la energía, pero sus poderes son superiores, porque puede verla incluso cuando está inactiva. De cierto modo, es terrorífica.
—Esta organización busca proteger en secreto a los bendecidos de los astros, los dioses que protegen nuestros pasos y cuidan a la humanidad de sí mismos —continúa Nerón a medida que voy regresando al hilo de la conversación y quito la vista de Mallorie, quien no deja de mirar a Xiana. Siempre son así de unidas, si no supiera que Mallorie no puede manejar la energía, incluso juraría que hablan mediante la conexión todos los días con esas miradas—. Nunca hemos sabido bien cuál era el siguiente paso y cuando los encontramos, cada uno de ustedes representó la cercanía de un nuevo desafío para nosotros.
La maestra Iskra se recarga con vacilación hacia los costados, como hace cada vez que duda sobre algo, por lo que sigo el rumbo de su vista, que está clavada en la de Nerón. Su vínculo no está brillando, así que no están hablando, pero da la sensación de que ella tiene que decirle algo o de que duda de si él tiene que decirle algo. Sé por experiencia que las limitaciones relacionadas con la subordinación y el poder siempre son las más complicadas de vencer.
—El día de hoy, ese desafío se ha concretado y no hay vuelta atrás, el destino de los siete reinos cae en nuestras manos —Esta vez sí pongo atención en lo que dice. Esto es lo que necesito saber—. Hace unos días, tuve una premonición, el príncipe Homero, hermano de Hadeon Kyrell, rey de Valjort, el Reino del Norte, traicionó a su hermano con intenciones de robar el trono. Hoy en la mañana, un águila ha bajado de las montañas del reino de Zephir con información. Ambos hermanos han muerto, Iskandar Kyrell los mató y ha tomado a su primo Draven Kyrell como esclavo.
Iskandar y Draven Kyrell son como las hermanas de las leyendas de Kuatlán y Balam, aunque en primos. Se odian por así decirlo, pero es culpa de un odio que viene de sus padres —aunque el rey nunca se lo tomó muy en serio, él siempre ha demostrado querer a Homero, bueno, había, ahora están muertos—. Todos preveíamos que pasaría algo por el estilo, pero jamás creí que sería tan pronto.
—¿Ya tomó el trono? —pregunta Mallorie y se inclina hacia adelante como un gato hambriento preparándose para atacar.
—No, se quedó en la provincia de los Dáne. Parece que está buscando algo.
—¿Sabemos de algo que podría querer? —continúa Xiana, como siempre, preguntando algo más inteligente.
—Muchachos, dejen que Nerón hable —nos reclama Iskra, tomando asiento al lado de Nerón y aparentando serenidad. La arruga en su ceño es suficiente para descifrarlo, está nerviosa—, Valjort no es importante.
Ding. Ding. Lo tenemos. Allí está la duda. Allí está la mentira. Valjort sí es importante, pero a Nerón no le importa y ella tiene que seguir sus ordenes ante una estúpida lealtad unilateral. Como un soldado que se hizo general por su propio esfuerzo, limitarse a seguir es como morir en vida. Sé que la está asfixiando, así como sé que yo estoy odiando cada segundo en el ella que baja la cabeza y aparta la mirada, fingiendo pensar algo que sabe con certeza.
—Valjort es el reino más grande, cualquier cambio que lo vuelva inestable pondrá en contra a todos los demás —interfiero en su nombre. Nerón me mira con esos ojos grises empañados y enrojecidos. Frunzo el ceño para no decirle que se ve realmente asqueroso, que le hace falta un baño y de paso que debería dejar de querer controlar a Iskra. A veces se olvida que más que su compañera, es la antigua general de sección del ejército Zephirence. No debe olvidarlo, por su bien.
—Valjort es importante —cede en medio de un suspiro y se lleva las manos a la sien como si no tuviéramos remedio—, pero no es tan importante como lo que vi. En el sueño, bajo el trono había magia oscura. La magia oscura ha estado usándose en el palacio de los Bakken desde antes que los Kyrell vivieran allí, pero jamás se les había asociado a ello, hasta hoy. ¿Saben cómo mató Iskandar a su padre? —Se hace el silencio, la expectativa es diferente—: lo atravesó en el pecho con su propia espada, arrancó su corazón y bebió sangre de él.
—¿Magia de sangre? —musita Mallorie, con la vista clavada en Xiana. Ambas lucen expresiones preocupadas.
—Nerón, ¿alguna vez había oído hablar de la magia de sangre? —musitan a la par. Mallorie frunce el ceño y Xiana ríe, encantada. Sigo buscando el halo de luz proveniente de algún lado, pero no hay nada. Su conexión, sea lo que sea, no es mágica.
—Jamás. Los Bakken son los únicos adoradores conocidos del dios de la oscuridad y no es que fueran muy abiertos sobre cómo adorar a su dios o unirse a él. Nuestra magia se centra en la conexión con la tierra al igual que muchas en los reinos, pero la magia de sangre es desconocida, no hay casos populares en las leyendas ni los mitos y mucho menos registrados por alguno de nosotros a menos que uno de ustedes tenga algo que compartirnos.
—Creemos que esta es la misión para la que fuimos creados. Hasta ahora, los seguidores de la oscuridad eran más bien contados, pero me temo que Iskandar irá más allá. Si ha podido conquistar Valjort bebiendo sangre del corazón de su padre, ¿qué hará mañana para conseguir los siete reinos? —La preocupación ahora es generalizada. El silencio se prolonga por unos minutos en los que evaluamos la situación. ¿Cómo vamos a enfrentar algo que ni los dioses han podido eliminar? La oscuridad ha sido esa deidad extinta que sobrevive en las sombras y a la cual todos los dioses respetan sin igual. ¿Qué clase de poder tiene la oscuridad como para causar eso incluso en sus deidades hermanas?
—Es complicado, pero en los siguientes días debemos tener ojos y oídos bien abiertos. Si logramos ver el origen del poder de la oscuridad, si al menos tenemos una idea, vale la pena intentar. El futuro de los siete reinos necesita de nuestra ayuda.
Las palabras me caen como un ancla y me molestan. Yo podría estar ahora mismo en Nerissa viendo a las hermosas sirenas en la costa y bebiendo mientras atardece en la playa. No aquí, pensando en qué haré para evitar que los reinos caigan ante un conquistador que decidió que perder el alma era un castigo razonable por el poder. Menudo idiota. Yo aposté por él cuando Draven Kyrell lo masacró en el palacio de los Arlen. En ese entonces no sabía ni blandir su espada y ahora gobernaría el mundo gracias a ella. Así es la ironía de la vida de Iskandar Kyrell.
~Diamante_52.
06 de diciembre de 2024
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