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Capítulo Uno

Rampo odiaba la escuela, es decir, le enseñaban idioteces que hasta un niño de tres años sabría, según él, pero no tenía más opción que asistir, lo bueno sería que tenía altas expectativas de la universidad, ¿Sería un reto? Como sea, debía aguantar casi tres años de la tortuosa escuela para al fin asistir a una universidad

Como de costumbre iba mal humorado por los pasillos, pero a la vista de todos era otro de los berrinches de Rampo

Iba tan distraído mirando el piso que no alcanzo a reaccionar cuando una puerta le estrello en la cara, juraba que si hubiese avanzado dos milímetros esa ventida puerta le hubiese roto la nariz

-¡Ah! Perdón Edogawa-kun

Se disculpaba nerviosa la bibliotecaria de la escuela, Louisa, una tímida joven adulta de apenas veinsicinco años, sólo recordaba a Rampo ya que este iba casi todos los días en el receso a la biblioteca a leer un poco

-N-no se preocupe Louisa-san, no dolió tanto

Y vaya que dolio, mucho. Louisa se disculpo una vez más antes de salir corriendo de la biblioteca, una vez no hubo rastros de ella suspiro sobandose la nariz, entró a la biblioteca y tomo uno de los libros que tanto le gustaba leer, realmente amaba los libros de "Allen Pieg", era su escritor favorito, lamentablemente no había información de él a pesar de ser uno de los escritores más cocinados de los últimos años, no existían fotos del escritor y tampoco había dado conferencias o firma de autógrafos por lo cual nadie podía descifrar quien es. Una gran obsesionada se metía a muchas páginas y foros para encontrar más información del escritor y lo único que descubrió es que Allen Pieg es su nombre "artístico", esa noticia se difundió rápidamente y los fanáticos cada vez perdían más las esperanzas, no le quebada de otra que conformarse con tan bellos escritos

Al no tener amigos de su edad se le hizo imposible no sumergirse en la lectura, incluso había leído todos los libros que Allen Pieg había publicado hasta la fecha

La puerta de la biblioteca se abrió y por ahí entró la bibliotecaria, estaba por volver la mirada a su libro hasta que lo vio, el chico más guapo, atractivo y sexy que había visto en sus dieciséis años de vida. Era un joven alto, delgado, de cabello oscuro que le cubría la mitad de la cara, tez blanca como la leche y vestía un atuendo algo anticuado para la época moderna, pero sin duda le quedaba muy bien a su figura, uno pensaría que esas ropas extrañas serían lo que más resaltaba de su persona, pero no, lo más extraño y llamativo era el lindo mapache que había sobre su cabeza, se le hizo extraño y no podía comprender como fue que lo dejaron entrar a la escuela así

Una vez salió del trance se percato que no era estudiante de la escuela, después de todo no traía uniforme, seguro era de otra escuela o un joven universitario

Sonrió complice y se escabulló por los libreros para ver a ese dios griego más de cerca

-Y, ¿Cuándo traerás otro cargamento?

-No lo sé, todavía estoy con muchos problemas familiares e intento procesar muchas cosas, además de que me acabo de mudar hace cinco días, mi nuevo apartamento sigue plagado de cajas de mudanza

-¿Todavía no ordenas nada?

-No. Intento salir todas las tardes

-Pero odias salir, te dan ataques de pánico...

-Lo sé, es una tortura, pero si no salgo a conocer los lugares de la ciudad seguramente me terminaré perdiendo cuando más apresurado este

-Yo podría darte un recorrido express por la ciudad, sólo las partes más "importantes", supermercados, imprentas, editoriales, cines, librería, bibliotecas, centros comerciales y así

-Me encantaría, ¿Te parece el fin d-

Ambos se callaron al escuchar un golpe, dirigieron su mirada y vieron a Rampo mirando fijo uno de los libreros y un libro en el suelo

-¿Edogawa-kun?

-...Se me cayó el libro

Susurro ronco con cierto enojo recogiendo el libro y saliendo de la biblioteca para asistir a su próxima clase, ¿Qué se creía esa ofrecida? Y pensar que tan santa se veía la bibliotecaria

-No me quitaras a mi hombre, perra

Gruñó molesto entrando al aula, ese atractivo hombre sería su futuro esposo

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