Capítulo 4: Príncipe
HIJOS DE LA NOCHE
HIJO DE UN SUEÑO
CAPÍTULO 4: PRÍNCIPE
Decidimos trabajar en nosotros mismos a la par que buscábamos cómo acercarnos a Iris y a James. Sabíamos que el problema causante de sus malestares no era tan complicado de comprender, como el de Scorpius, al no haber vivido en carne propia lo ocurrido; no obstante, no queríamos tocar una fibra sensible, en especial con el príncipe.
Así fue cómo, tras nuestra última discusión, Mareritt y yo tuvimos nuestra primera cita oficial dos días después de haber comenzado la misión. Decidimos que sería un recorrido por todas las zonas importantes de Septentrión, hasta llegar a la antigua casa de la familia de los Senderos.
—Ahora es un museo gastronómico con un restaurante en el último piso en honor a ellos —le expliqué mientras lo esperaba en un sofacito de su habitación—. ¿Estás seguro de querer esto como primera salida juntos? Creo que llegará a parecerte un poco aburrido.
Escuché su risa desde el cuarto de baño y lo vi salir una vez terminó de arreglarse. Llevaba una simple playera blanca con detalles rojos, un conjunto de chaqueta y jeans del mismo tipo de mezclilla oscura y descubrí uno de mis anillos en su dedo anular entre el resto de sus accesorios. Se había peinado con un estilo de los años noventa.
El frío había disminuido y ya no había nieve desde la noche en la que hablamos con Scorps, lo cual me tranquilizaba un poco. Eso significaba que Mar tuvo que haberse sentido mejor al notar que el plan había comenzado bien, dentro de lo que cabe; sin mencionar que esa conversación pudo haber funcionado para que se sintiera conectado de nuevo con su líder, al menos un poco.
—Mentiría si te dijera que no fui un nerd de historia durante el colegio —confesó y, por alguna razón, se lo creí sin pruebas—. Visitar un museo en un mundo desconocido, casi por completo para mí, es interesante.
Me hubiera gustado conocerlo en esa época para que me hablara de datos curiosos en los momentos menos esperados. Tendría que haber sido una enciclopedia andante demasiado atractiva para su propio bien, tomando en cuenta los entrenamientos intensivos a los que tenía que someterse para sus números de patinaje.
Durante nuestra estadía en Colombres, su madre ya me había mostrado algunas fotos de cuando no era más que un niñito enamorado de la pista.
—Y sirve que conozco más de la historia de tu distrito. Siento curiosidad por el contexto en el que creciste —me tendió su billetera y su celular para que los guardara en mi riñonera. Eso hice—. Debe ser más complejo el ambiente en que creció cualquiera de ustedes, a comparación del mío o el de Aira... Ustedes son viejos.
Evité ofenderme porque sabía que estaba bromeando, al menos respecto a la edad. Los chicos y yo le habíamos explicado cómo los demonios y los vampiros envejecíamos un año física y mentalmente cada 50 años.
—Debo admitir que han pasado muchas cosas en los últimos siglos —le di la razón al haber recapitulado gran parte de mi vida—. Aun así, si quieres aprender de mí, ¿no deberíamos de ir al museo dedicado a Midnight Pleasure?
Fue una pregunta sin rastros de maldad, lo único que quería era facilitarle el trabajo.
—Eres todo un presumido —entornó los ojos y se dirigió hacia la puerta, ocultando muy mal su sonrisa—. A ese quiero ir con mi familia... Tal vez cuando acabemos con las quimeras.
"Acabar" era un término muy complicado en la posición en la que se encontraba el reino.
Ningún vampiro, a excepción de Iris y Karlav, había asesinado a otro ser vivo y el nivel de criminalidad descendió desde que el rey subió al poder; de igual manera, el bosque de Amadahy había tenido muy poco incremento de población. Todo esto fue logrado gracias a la tarea de los clanes de procurar la paz en todos los territorios.
Cepheus, por muy imposible que nos pareciera, había sido capaz de crear un clan que lo apoyara en sus ideales y todos sus integrantes contribuyeron a los crímenes que se cometieron; sin embargo, ¿debíamos de juzgarlos como vampiros y demonios? Fue su líder el que les impuso esa meta y ellos no hicieron más que seguirla.
Cada uno tenía una razón de lucha.
Los Maine estaban molestos por la muerte de Aldo y los Sallow lo estábamos por lo que le hicieron a Scorpius (más James), el señor Colom estaba inquieto por la revolución en su contra y preocupado por lo que pudieran hacerle a su gente y los Ainsworth y los Calligaris querían venganza por el daño que nos hicieron a nosotros, sus familiares.
Por otro lado, Clyde había tomado el puesto de su alma gemela y estaría planeando todo lo necesario para vengar a su hombre, por muy enojado que estuviera con él por haberle mentido. Emilia y Amelie, como dijo Scorpius que se llamaban las gemelas, no dudarían en servir a Clyde por la necesidad de cumplir el propósito inicial de Cepheus.
No imaginaba a Scorpius con las manos manchadas de sangre, no era capaz de almacenar tantas emociones negativas en su interior. Hikaru, TaeYang y Dean no harían algo que estuviera en contra de sus principios, en especial el primero (¿cómo se atrevería a matar, si su don era la curación?); no podía decir lo mismo de Mareritt, James y YoungSoo. No por como estábamos.
Chase. Chase. Chase.
Tú... Tú... Tú...
¿Lo harías?
¿Lo harías por tu clan?
¿Lo harías...? ¿Lo harías...? ¿Lo harías...?
¿Lo harías por Él?
La simple idea me dio un escalofrío y me revolvió el estómago. Odiaba la sangre, no era tan fuerte y mi habilidad no era lo suficiente potente como para enfrentarme sin apoyo a una quimera.
Pero me lo habían quitado una vez y no permitiría que pasara de nuevo.
...
Mareritt entrelazó nuestras manos apenas me apuré a seguirlo por el pasillo que nos llevaría a las escaleras principales del castillo. Acaricié sus delgados nudillos con mi pulgar y nos encaminamos en silencio.
—¿Está durmiendo?
Unos escalones antes de llegar al recibidor, oímos la voz de Iris.
—No —hablaba con James. Se le escuchaba esperanzado—. Dijo que quería bailar un rato, así que lo ayudé a mover todo en la habitación para que pudiera hacerlo.
Mar y yo nos giramos a ver al otro y, sin necesidad de decirlo en voz alta, concluimos que nuestra salida sería más tarde de lo planeado. No teníamos tiempo que perder y habíamos encontrado a los dos amigos con los que queríamos hablar, era una señal divina.
—Puedo sentir cómo su lazo me libera de a poco —Iris siguió hablando, dándole razón a la inminente mejoría en su primo—. Es como si hubiera estado atada durante días y apenas me estuvieran soltando.
Cuando el príncipe estuvo a punto de decir algo, llegamos, así que se calló y nos dirigió una sonrisa. Igual que la última vez, no pareció del todo honesta. Por lo menos lucía un poco más descansado.
—Justo queríamos hablar con ustedes —Mareritt tomó la batuta. Yo lo dejé porque se veía entusiasmado y prefería esa faceta energética antes que la triste o insegura—. ¿Están ocupados? ¿Por qué no nos vamos al jardín para aprovechar que el clima está mejor?
Todos accedimos al no tener inconvenientes.
Sentía el intercambio de miradas confundidas entre los otros dos a la par que nos seguían hasta el exterior, tenían pensamientos demasiado ruidosos para ser de los más tranquilos. Tuvo que haber sido raro al no haber compartido charlas más allá de las necesarias durante las últimas semanas.
Tomamos asiento en la mesita de jardín más seca que encontramos y nos cubrimos del sol con la sombrilla que tenía en el centro.
—Hace dos días hablamos con Scorpius —confesé al pasar los segundos, en caso de no haber sido obvio e incluso sabiendo que James estaba consciente de ese detalle—. No le daré muchas vueltas al asunto porque creo que con ustedes podemos ser claros con lo que buscamos hacer.
» Como sabrán, seguimos teniendo la misión de las quimeras sin concluir y no podemos darnos el lujo de sanar las heridas con "tiempo" porque carecemos de él. Por mucho que aseguremos que no están en Abaddón, no tenemos ni idea de en dónde puede estar el enemigo. Es como trabajar con una bomba, la cual no tenemos ni idea de cómo parar.
» Mareritt y yo hemos estado pensando en que lo mejor sería hablar con ustedes, los más afectados de forma directa o indirecta, para comprender lo que sucede. Como futuros líderes, tenemos responsabilidades de las cuales hacernos cargo ahora que los actuales no se encuentran en sus facultades... No me mires así, James. Sabes que es verdad.
» Ya entendiendo al menos lo mínimo de lo que pasa por sus cabezas y lo que acongoja sus corazones, llevaremos a cabo la siguiente etapa de nuestro plan, en la cual pediremos ayuda a los demás... Así que, antes de que digan algo y reprochen que estamos haciendo cosas a sus espaldas y que no son "inútiles", déjenme decirles una cosa: déjense mimar por una vez en su vida.
» Estos últimos años han sido complicados para todos, inclusive para Mar y para mí. Lo único que les pedimos es que no sean tercos y nos hagan el trabajo más fácil, gracias.
Mi pareja alzó una ceja ante mi forma de terminar mi pequeño discurso.
—¿A eso le llamas resumen? —Preguntó y yo me encogí de hombros—. Eres igual que Scorpius, no sé por qué te quejas de sus historias.
—No es el momento para hablar de eso —minimicé, aunque era cierto.
James e Iris se vieron entre ellos antes de girarse a nosotros.
—Bien —dijo ella con facilidad.
Me sorprendí con lo sencillo que fue cuando había tomado en cuenta que ella era la que menos se sentía capaz de recibir "lástima" y siempre se mostraba fuerte para no preocupar a los demás, en especial a su clan. Debía de estar muy cansada, como para discutir.
—¿Quieren saber cómo me siento? —Asentimos, animados por su accesibilidad—. Pues me siento del asco.
Retiré mis pensamientos en ese preciso instante.
—Iris... —Susurró James.
—No —frunció su ceño al intercambiar miradas otra vez con él—. ¿Ellos querían que fuera honesta? Pues lo seré.
» Cuando perdí a Crystal, Aylan y Hayden, Scorpius organizó toda una noche maravillosa llena de relatos hermosos para subirme los ánimos. No importaba cuántas veces yo repitiera el mismo tema, él me oía las veces que fueran necesarias porque sabía que me tranquilizaba tenerlo a mi lado.
» Comencé a asistir al psicólogo y tomé el descanso que me recomendaron, dejé de lado mis responsabilidades como integrante del Gran Consejo y me concentré en fortalecer mi lazo con Aira... ¿Y qué ganamos con eso? Que confiaran semejante misión en Cepheus, ¡y lo peor es que él orquestó todo desde el comienzo!
» Cepheus Miracle acusaba a James de ser un cobarde cuando él organizó todo esto para morir y delegarle su trabajo a su alma gemela. ¿De qué me sirve que esté muerto, que no renazca, si no pude gritarle ni siquiera una vez por todo lo que hizo?
» "Debo cuidar. Debo proteger. Debo defender" era lo que me repetí cuando Albert tocó a Scorpius y era lo único que pensaba cuando otro imbécil trató de aprovecharse de nuestra ausencia para hacerle daño, para llevar a cabo su sucio plan.
Siento tanto coraje porque él estuvo para mí durante el último año y cuando la pasé mal por el compromiso que planeó mi padre ¡y yo no pude evitar esto! Tuve que haber insistido con que era mala idea separarnos en grupos, tuve que haberle recordado lo fácil que podrían ganar las quimeras si contábamos con solo dos personas.
» Él no es mi ángel. Él es mi familia.
Fuego.
Lo habría hecho bailar en fuego.
Lo habría visto sufrir en cada paso.
Le habría dicho que no hay nadie mejor...
Que no hay nadie mejor que yo para el Gran Consejo.
Lo habría hecho arrepentir por su patética interpretación.
Lo habría hecho arrepentirse por el daño que nos hizo.
No creo que se diera cuenta del tono rojizo en sus ojos hasta que Mareritt tocó su mano con algo de pánico por la idea de recibir una mordida de la rabiosa vampira. La presencia de su hilo, si bien no era tan fuerte por no ser del clan, nos ahorcó un poco.
—El hubiera no existe —tenía que decirle a Mar que tuviera cuidado con lo que decía cuando estaba a un lado de Iris enojada. Gracias a Orión, no reaccionó mal—. Son un juego de situaciones que, de haberse hecho antes, lo único que hubieran causado era ralentizar el mismo resultado. Cuando el destino tiene planeado algo, lo hará llegar tan pronto como nuestras decisiones se lo permitan.
En un simple parpadear, los ojos azules de la vampira se cristalizaron y, con un rápido vistazo debajo de la mesa, descubrí el temblor de sus piernas. Contrario a lo que pensaba, el corazón al que parecía complicársele latir por el dolor no era el de James, sino el de ella.
Ahora entendía la falta de sueño del príncipe: no era nada más su alma gemela quien lo estaba hundiéndolo de preocupación y miedo de perderlo de vista, también su mejor amiga era motivo de su intranquilidad.
Por debajo de la mesa, estiré mi pierna y junté la punta de nuestros pies para darle un poco de apoyo a mi sublíder. Él, por muy pequeña que haya sido la curvatura de su boca, me dio una sonrisa sincera después de varias semanas.
Por favor.
Por favor, no vuelvas a ser el de antes.
No vuelvas a encerrarte en ti mismo.
Te necesitamos.
Te necesitamos para ser fuertes.
Te necesitamos para traer felicidad.
Te necesitamos para tener equilibrio.
Eres protección. Eres confianza. Eres amor.
Eres... Eres... Eres...
Príncipe.
El noble dijo:
Aquí estoy.
Chase, aquí estoy.
No los dejaré solos.
Aun si no puedo con esto.
Perdóname, aquí estoy.
¿Me ves? ¿Me oyes? ¿Me sientes?
Soy tu príncipe y tú eres míomíomío.
—Entiendo tu pesar —Mareritt prosiguió, ajeno al hilo vibrante entre James y yo—. Perdiste a tres personas importantes para ti en un corto periodo de tiempo y al que te prometiste proteger acabó sufriendo.
Cuando las lágrimas comenzaron a derramarse, fue él quien acercó su silla para abrazarla. Nunca lo diría en voz alta: los abrazos de Scorpius, Matthew y Mareritt eran los mejores.
Iris se aferró a él, arrugando un poco la chaqueta de mezclilla de Mar y su blusa con volantes y moño.
—Hace un par de meses perdí a mi padre y por casi un año pensé que mi prima había muerto —el tiempo pasaba volando, incluso para nosotros—. Sé que no pude haber evitado la muerte de papá, a él no le habría gustado la idea de quedarse en casa y no hacer nada. Fue valiente hasta su último segundo... Y planeo encontrarlo y volver a unirlo con mamá.
Porque eran almas gemelas, pese a no verse sus hilos. Era más claro que el agua que nacieron para estar juntos, como Shirley con el hermano de Aldo.
—Pero sufrí con la idea de haber perdido para siempre a Aira —aceptó y percibí unas gotas de dolor en su tono. Tenía el costado de Iris contra su pecho y acariciaba su cabello—. La última vez que hablamos, no le había dicho lo mucho que la quería; la última vez que la vi en persona, yo estaba enojado; la última vez que pensé en ella, formaba parte de mi tortura constante por no controlar lo de Lucas; la última vez que oí de ella, fue cuando las autoridades nos dijeron que no hallaron su cuerpo y dedujeron que fue víctima del mismo accidente que sus amigos.
» Es mi familia y mi mejor amiga. Si no fuera porque algo en mi interior me indicaba que estaba bien, que la gente se equivocaba, estaría sintiéndome igual que tú aún hoy en día.
» Si alguien llegara y le hiciera pasar lo mismo que a Scorpius, también tendría ganas de encargarme yo mismo del culpable. No me importaría ser castigado con la imposibilidad de ser sublíder, de pagar mis actos con trabajos forzosos o de acabar en el Bosque del Perdón.
La mujer sollozó.
Mar me echó una rápida mirada en la que me pedía privacidad y, asintiendo, me puse de pie. James hizo lo mismo, a pesar de él no haber hablado todavía, porque sabía que no era algo que le correspondiera escuchar.
Ambos nos adentramos en silencio a la pequeña arboleda del castillo. Era una plantación de diferentes tipos de árboles frutales, similar a los de nuestra casa, que solía cuidar Karlav porque adoraba la fruta fresca en la mañana. Los jardineros le ayudaban de vez en cuando.
Encontramos algunos insectos y ardillas confundidos por los repentinos cambios de clima y a un par de pajaritos que trinaban una canción, acostumbrados ya a nuestra presencia.
El viento estaba fresco y, si fuera un día normal, sería perfecto para comer al aire libre con toda la familia, puesto que no habría bichos que asustaran a Scorpius ni exceso de ruido que saturara a Hikaru. Pensé en que pronto podríamos trabajar en nosotros mismos con calma y podríamos disfrutar de esos pequeños deleites.
—¿Me dejarás mimarte? —Pregunté de pronto, ganándome una risa.
—¿No era yo tu papá?
—Si mi papá biológico me deja prepararle de comer y cantar cuando está estresado por el trabajo, ¿por qué no me dejarías tú? —Eso lo dejó pensando un poco más de lo necesario—. Si planeas ser padre pronto, tendrás que aprender mucho de los señores que te rodean.
Nos detuvimos bajo la sombra de un fresno, donde el viento pegaba un poco y algunos capullos de flores salvajes luchaban con salir, ignorando la situación climatológica. Tomamos asiento uno frente al otro, nuestras rodillas rozaban y el césped me daba comezón en las palmas de mis manos.
—Gracias por todo lo que están haciendo —en verdad amaba la aprobación de mis líderes— y lamento mucho no darles mi mejor faceta, ahora que tanto lo necesitamos. Ustedes están haciendo un excelente trabajo tomando la iniciativa, intentando que no nos hundamos cada uno en nuestros problemas. No cabe duda en que tomamos una buena decisión al ponerlos como sucesores.
Sonreímos.
Era mi príncipe, sería mi rey.
No importaba para dónde girara, no podía ver nada más que James, James, James.
—¿Te sientes igual que Iris? —Negó y apoyó su espalda en el tronco del árbol.
Supuse que fue una pregunta un poco desafortunada. Claro que no sería lo mismo. Todavía estaba aprendiendo a hablar con esa complicidad, no era lo mismo que dirigirse a la masa de seguidores que teníamos en Midnight Pleasure.
—Estoy enojado, claro —y más que cualquiera de nosotros—. Si hubiera podido, a lo mejor habría sido yo quien acabara con la vida de Cepheus sin ponerme a pensar en las consecuencias. Nunca me había conectado tanto con mi espíritu protector hasta esa tarde. Nunca había sentido cómo una emoción me consumía al grado de no ser capaz de pensar con raciocinio.
No él.
Eres... Eres... Eres...
Eres una bestia.
No lo toques. No lo veas. No le hables.
Suéltalo. Suéltalo. Suéltalo.
SUÉLTALO.
Él es completamente míomíomíoMÍO.
Sus ojos estaban más oscuros de lo habitual y con pequeños destellos guindos que apenas se notaban por los rayos del Sol. No parecía estar a punto de llorar, era una mirada seria que me atemorizaría, si fuera un niño.
—No quiero que lo toquen de nuevo —dijo, como si no fuera consciente de lo que me transmitió a través de nuestro lazo—. No soportaré verlo otra vez en sus brazos, que sus sucias manos lo toquen. No dejaré que vuelvan acercársele, ni que le digan cosas horribles o lo hagan revivir uno de los peores momentos que le tocó vivir.
» No puedo permitir que vuelva a pasar por ese miedo, no puedo dejar que sufra de esa manera. Él me tiene para protegerlo, para amarlo y procurar su bienestar sobre todas las cosas. Juré ante Casiopea que lo cuidaría.
» Scorpius me vio brillante cuando más apagado me sentía y me enseñó a brillar a su lado. "Eres el indicado. Lo sé. Tómame. Tómame y ámame" su lazo vibró durante nuestra boda y yo le di mi corazón sin dudarlo un segundo más.
» Él no es un ángel y es mucho más que una estrella. Scorpius es mi destino, él complementa mi alma. ¿Lo entiendes, Chase?
Por Orión.
Te entiendo.
Te entiendo.
No es una obra de arte.
No es una estrella.
No es una joya.
Es mi música.
Es la luz de mi vida.
Mareritt es la música de mi vida.
—Perdóname por no ser capaz de pensar en nada más que él —susurró.
—Lo perdí una vez —asentí y me senté sobre mis rodillas para no sentirme tan diminuto—. No supe lidiar con el dolor y acabé ahogándome en un mar de soledad, coraje y llanto, ignorando la ayuda que todos me brindaban por mi orgullo. Si ahora pienso en que puedo perderlo otra vez, siento que no podré soportarlo.
» Él es la canción que nunca me cansaré de escuchar.
Sostuve el rostro de mi príncipe entre mis manos, él cerró sus ojos mientras yo intentaba transmitirle todo el apoyo que pude a través de nuestra unión dorada. Su piel bronceada contrastaba con la mía blanquecina.
—No quiero que vuelvas a pasar por ese sentimiento de culpa de nuevo, James —aclaré con la mayor claridad que pude—. Tampoco quiero que sientas ese miedo que te carcome por dentro cada que piensas de más, cada que imaginas que pudo haber pasado algo peor. Me tienes a mí, a todo tu clan, al señor Colom, a tus amigos y, más importante aún, a tu alma gemela.
» No sufras por algo que pudo haber pasado ahora que lo tienes contigo y usa este tiempo para que sanen juntos.
El crujir de unas ramitas nos hizo girarnos al mismo tiempo.
Eran Iris y Mar.
Nos sonrieron, ya más tranquilos, y nos dieron el aviso de que Scorps estaba buscando a su esposo y que ella saldría a dar una vuelta con Ethan, Víctor, Aira y Ryuu para disculparse por su ausencia en los últimos días.
Mareritt tomó mi mano. Al fin iríamos a nuestra cita, un poco más tarde de lo pensado.
—Creo que fue nuestro día de suerte —le di la razón—. Hablamos con ellos dos y pasaremos el rato juntos.
Quise besar a ese hombre hasta que me deleitara con su melodía una y otra vez.
—¿Soy la canción que nunca te cansarás de oír? —Preguntó durante el camino al museo.
No me sorprendió que nos hubiera oído.
Le dije que sí.
—¿Soy la luz de tu vida?
Sí.
—¿Soy la música de tu vida?
Sí. Sí. Sí.
Eres eso y más.
—Eres las melodías de mi corazón.
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