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Capítulo 2: Un padre y sus hijos

HIJOS DE LA NOCHE

HIJO DE UN SUEÑO

CAPÍTULO 2: UN PADRE Y SUS HIJOS

A pesar de haber acordado hacer algo por nuestro clan, el ánimo de Mareritt se veía reflejado en el clima. En finales de julio, cuando el sol era insoportable en la capital, cayó nieve en el territorio del castillo y sus alrededores.

Los tejados estaban cubiertos de un espeso manto blanquecino, nosotros nos vimos en la necesidad de vestirnos con ropas invernales y el rey tuvo que hacer un comunicado junto al vampiro implicado para pedir disculpas por la situación climatológica. Los pocos que se quejaron por los cultivos acabaron apaciguándose cuando el señor Colom les ofreció la construcción gratuita de invernaderos.

—Es mi preocupación —me explicó con pocas palabras cuando le pregunté sobre la razón de su malestar. Sonrió sin hacerlo en realidad, buscando tranquilizar mi inquietud que le transmitió nuestro lazo.

No le creí, al menos no del todo. Sabía que todavía resentía la muerte de su padre y, aun si me dolía admitirlo en voz alta, yo estaba pasando por un filtro para de nuevo ganarme poco a poco su confianza. A veces, estábamos bien y casi era como antes; en otras, no tanto.

Cuando las nevadas empeoraban, era su madre la que entraba a su habitación para calmarlo. En algunas ocasiones, cuando ella se encontraba igual de mal, su tía iba con la señora y Aira corría a los brazos de su primo.

—¿Debería escribirte una canción sobre lo mucho que te quiero para que dejes de verme con ojitos de borrego? —Matty solía burlarse de mí cada que acudía a él cuando me sentía impotente en ese tema.

La presencia de los Calligaris era de ayuda y, al mismo tiempo, un poco dolorosa. En especial porque, por primera vez en siglos, sentíamos el hilo negro de Finn jalarnos con él cada que se topaba con su hermano y no sabía qué hacer para que recuperara la confianza que caracterizaba a los Hwang.

...

Esa mañana, me quedé en mi alcoba en compañía de Demian, quien estaba absorto en su bajo y en la última canción que preparamos, mientras me alistaba para bajar a desayunar algo. Su esposa había viajado a Septentrión para visitar a sus padres y mi hermano dormiría hasta tarde con HyunSeok, como de costumbre.

En el instante en que me dispuse a romper el silencio para invitar a mi amigo a comer conmigo, algo chocó con el cristal del enorme ventanal que nos proveía la luz mañanera. Fue un sonido suave y que desapareció tan pronto como apareció, hasta que volvió a repetirse justo cuando crucé miradas con Demian.

—¿Deberías dejar caer tu cabello al asomarte por la ventana? —Preguntó entre risas. Dejó a un lado su preciado bajo para acercarse y abrió conmigo las pesadas puertas de cristal que conducían al anticuado balcón de mi pieza.

Supusimos que fueron bolas de nieve al encontrar dos montoncitos blancos en el piso y supimos quién era el culpable apenas nos recargamos en el barandal: mi destinado.

—No sé escalar como Romeo para llegar hasta ti —al parecer, era uno de esos días en lo que todo lucía casi igual que antes.

—Seguro que sabes mentir mejor que eso —respondí. Aún recordaba cómo trepó con facilidad los árboles de Colombres el día en que Scorpius y yo nos enfrentamos a él—. ¿Está todo bien? —Proseguí al verlo sonreír por mi comentario.

—Tengo una idea para nuestro plan —sus palabras captaron la atención de Demian, quien me vio con una ceja alzada—. Baja para que podamos hablar.

—¿Acaso no puedo oír lo que están maquinando esas cabecitas suyas? —Mi amigo fingió estar ofendido al mismo tiempo que regresaba a su antigua posición, en el interior y lejos del frío.

Le di una rápida mirada a Mar. Todo su atuendo era una variedad de tonos azulados, desde su largo abrigo hasta los detalles de su chaleco de lana (que yo no hubiera notado si no fuera porque se lo regalé por su cumpleaños, hacía unos meses). Su cabello estaba peinado hacia atrás y sus labios tenían el brillo típico que los caracterizaba.

—¿Prefieres que te lo diga desde aquí o estás pensando en si podré atraparte, si decides lanzarte? —Ni siquiera su pregunta me sacó tan pronto de mi trance como lo hizo el oír la nueva risa de mi compañero de banda.

—Qué tonto —le oí murmurar.

Hice lo mismo que Demian a los segundos de aceptar que quedé atontado por su pulcritud y cerré las puertas con seguro, esperando que Mareritt no hubiera notado el sonrojo en mis mejillas. Ya habría tiempo esa noche de crearme un escenario mental en el que subiera hasta mi balcón para robarme un beso o en el que yo saltara a sus brazos.

Tomé mis guantes por si a mi alma gemela se le ocurría la "estupenda" idea de comer al aire libre en lo que me contaba lo que se le ocurrió y me encaminé a la salida, tras pedirle que no dijera nada de lo que vio al chismoso demonio que tenía como mejor amigo.

—Matthew me contó sobre que quieren crear algo para ayudar a los integrantes que se vieron más afectados estas últimas semanas —corrección: todos en Midnight Pleasure eran chismosos—. Si necesitan mi ayuda en algo, no duden en pedírmela. Lesath también ha estado un poco mal por su unión a Finn... Y, me imagino, ya te habrás hecho una idea de cómo está la unión de los hermanos Hwang en la actualidad.

Agradecí su oferta con un asentimiento antes de salir y atravesé los pasillos con rapidez, esquivando a los trabajadores y a los Ainsworth, los cuales me desearon los buenos días.

Ya abajo, Mareritt me esperaba al pie de las escaleras, en el salón que se conectaba con la sala principal y de la cual provenía un rico aroma de avena con canela, cocoa y pan tostado. Escondí mis guantes en los bolsillos de chaqueta antes de que lo viera e hiciera preguntas.

—Mamá pidió hacer el desayuno hoy porque quería tener la cabeza ocupada en otras cosas —me confesó con simpleza. Hasta hizo los buñuelos que tanto me gustaban e intentó replicar el atole que preparamos Scorps y yo cuando nos visitaron—. Pedí que comiéramos aquí porque en el comedor hay muchísima gente.

—¿Y estaremos nada más los dos? —Su breve silencio y el roce en su cuello me dio a entender que lo avergoncé, aunque no comprendí la razón hasta después.

—El rey estará con nosotros —aclaró al poco rato. Ambos nos encaminamos a la sala—. De hecho, ya nos está esperando.

Eso me desilusionó un poco.

—El plan sí era comer los dos —la esperanza volvió a mí al instante. Tuvo que haber sido chistoso el cambio en mi expresión—; sin embargo, él no estaría disponible más tarde y me admitió que nos escuchó hablando el otro día.

Me sorprendió que ninguno hubiera notado el latir de su corazón afuera de la biblioteca o a su espíritu protector rondando por las estanterías. Tenía que ser uno de los vampiros más silenciosos que hubiera conocido.

—Uno de estos días prepararé algo para nosotros, en ese caso —comenté para animar la conversación—. Después de todo, tampoco es como que me disguste cocinar —y menos si era para él.

Mi madre siempre decía que la mejor forma de conquistar a una persona era por su estómago. Decidió enseñarme todo su recetario desde que cumplí los siete cuando comprendió que, en muchas ocasiones, yo era un problema andante (y contradictorio) para expresarme.

—Así aprendes algunos trucos para el futuro —me había dicho ella.

El pequeño Chase se ofendió tanto como lo hacía el actual al recordar ese día.

—Bien —sonrió y abrió por completo las puertas de la sala. Karlav estaba sentado, dándole la indicación a uno de sus trabajadores de marcharse para que preparara su atuendo para el pendiente que atendería después— porque todo lo que diré tomará tiempo para llevarse a cabo.

Me senté en el sillón continuo del de Mar, justo frente al rey y con una mesita de madera y vidrio que nos separaba. La superficie estaba llena por nuestros platos hondos con avena, una torrecita de platos planos junto a un recipiente con fruta fresca, vasos en una charola de plata que también tenía una jarra de agua, tacitas con atole y otro plato con mis preciados buñuelos.

—Gracias por aceptarme en su desayuno y perdón por romper tus planes, Mareritt —claro que nos oyó. Tampoco lo intentamos disimular—. No planeo quedarme mucho tiempo, en cualquier caso. Tengo una pequeña reunión con los virreyes por el aniversario de los señores Sánchez y debo arreglarme.

Había olvidado por completo que mi hermana me lo mencionó y que yo rechacé la invitación de acompañarlos por mis responsabilidades con el clan; Matty también dijo que no iría, excusándose con que no era su ambiente. La usarían también para mantenerse informados sobre las actualizaciones de la misión de las quimeras y si hubo movimientos en Amadahy.

—He venido a disculparme con ustedes —Mar y yo nos vimos de reojo, sin comprender del todo. Los tres tomamos nuestros tazones y nos los apoyamos en nuestras piernas—. Como bien saben, siempre he mantenido la ideología de "cada uno se hace cargo de sus errores" para que aprendan de ellos... —Hizo una pequeña pausa para buscar las palabras correctas—. Estos últimos meses he reconsiderado esto, aun si significa un cambio brutal en mi pensamiento y manera de actuar.

» Durante los últimos años, han ocurrido sucesos que a todos nos hubiera gustado evitar, que han marcado con gravedad a los que veo casi como a mis hijos y que ha afectado a individuos inocentes que se vieron implicados.

» El día en el que sentí cómo Crystal Lawson se reveló contra los lazos para hacer su propio camino, por imposible que sonara acorde a las hipótesis de James, supe que no había nada más que hacer. Su problema con Iris no era algo que el diálogo solucionaría, era algo que tarde o temprano sucedería y que ellas decidieron ignorar.

» Las quiero a las dos por igual y esperaré lo que tenga que esperar para que el alma de Crystal encuentre la paz y vuelva a nosotros para recuperar su puesto como cuarta fundadora... Aun así, no dejo de pensar en que pude haber insistido más. Antes de su unión, pude haber insistido.

—Eran jóvenes y estaban enamoradas —me apuré a recordarle al entender su punto. Él me vio sin decir nada tras tomar un poco del contenido de su taza—. Si hay algo que caracteriza a sus almas, es su libertad y decisión cuando se comprometen a algo.

» A ambas les tocó tener vidas complicadas antes de llegar aquí, vidas en las que sus decisiones no tenían un peso real y en las que nunca fueron escuchadas, hasta que fue demasiado tarde. Si te hubieras impuesto, lo más seguro es que no te hubieran hecho caso y te habrían puesto en una posición delicada.

» El que se conocieran y tuvieran ese amorío fue un respiro de aire fresco, algo de lo que, más allá de la mordida, dudo que se arrepientan. Se amaron hasta la noche en la que fueron separadas y el alma de Iris la ama tanto que la espera, sin importarle que, cuando la vea, no la recordará y no será la misma persona.

—El hubiera no existe —era la frase favorita de Mareritt y resumía a la perfección lo que quise decir—. No llevo mucho tiempo aquí para conocerlo a usted o al resto de fundadores como para asegurar que todo eso sea cierto; no obstante, en lo que sí confío es en lo que dice Chase sobre las almas.

» Estoy lejos de ser parecido a lo que fue Dalila en su tiempo, y es muy pronto para decir que me llevo tan bien como ella lo hizo con el resto de Midnight Pleasure, pero lo he visto a usted interactuando con James. He visto cómo le dirige una mirada diferente a la que le da a los fundadores; si ellos son "casi" como sus hijos, él sigue siendo su hijo.

» Sean gemelas o no, cuando dos almas están destinadas a encontrarse, sucederá. Iris y Crystal suenan a algo así. Era un hecho que no se hubiera podido evitar, por mucho que les insistiera.

El señor Colom se nos quedó viendo unos instantes en silencio, su plato ya estaba por la mitad y se había acabado su atole. Llevaba el cabello atado en una coleta baja y estaba bien cubierto por el frío.

Nos sonrió sin mostrar los dientes, una ligera curva que casi pasa desapercibida por ambos, antes de retomar la palabra.

—Cuando Scorpius y James tomen mi lugar —porque era obvio que eso sucedería—, ustedes serán buenos líderes... Por lo menos a mí me alegra oír eso de personas como ustedes.

No éramos cercanos a él, fue lo que intentó decir. Era nuestro rey, yo coincidía en un montón de ocasiones con él y, de todas formas, Mar y yo estábamos lejos de ser lo que alguno de los fundadores o James significaban para él.

Escuchar la opinión de personas lejanas (a veces) ayudaba a calmar la pregunta interior de "¿y si solo lo dicen porque me aman?".

—Aun así, durante el enfrentamiento de los Ainsworth y los Lawson, murieron personas inocentes —Dania y Gerardo—. Personas con familias que no tienen ni idea de lo que pasó en verdad.

Mi destinado estiró su mano con cuidado por sobre la mesa y dio un pequeño apretón a la rodilla del rey, la extremidad más cercana a él.

—Lo he hablado con Aira muchas veces desde que llegamos a Abaddón —confesó sin pelos en la lengua. Cómo me gustaba—. Concluimos que, inclusive si ella no hubiera sobrevivido, todo habría sido su decisión. Crystal nunca la forzó a formar parte del clan y ella accedió a la mordida... Si las familias de Gerardo y Dania se enteraran y llegaran a entender la situación, no tendrían por qué estar molestos.

» A mi parecer, sentirían impotencia, más bien. Fueron situaciones complicadas las que los llevaron a aceptar participar en eso... Y ellos estaban relacionados de una u otra forma, en especial por la falta de atención y comunicación.

» La familia Montoya tenía una buena relación, pero nunca profundizaron su unión más allá de lo normal. Se veían más como amigos que como familia. Por eso Evan, el hermano menor de Dania, no tuvo mucho cuidado en desconectarse de ellos cuando se mudó... Y, después de la relación tóxica que tuvo Dania, sus papás nunca le preguntaron cómo estaba.

» Por otro lado, los padres de Gerardo nunca se dieron cuenta del abuso que sufría en su trabajo al vivir en diferentes casas... Y nunca llamarse, si mal no recuerdo. Tampoco fueron cercanos nunca, o eso entendí a Aira.

» Fueron circunstancias que se dieron. No es tu culpa.

Era chistoso cómo casi todos en nuestra gran familia se sentían culpables por una u otra cosa, cómo cada uno lidiaba con ese sentimiento y cómo necesitábamos ayuda de los demás para salir de ese hoyo. Incluso el rey tenía esos pensamientos negativos, casi intrusivos.

Aún me pregunto qué tan hipócrita es aconsejar en esas situaciones, si pasas por lo mismo; más bien, qué tan contradictoria era la vida.

—No es cuestión de cómo la educaste tú, si es a lo que quieres llegar —agregué al punto de Mareritt y me terminé mi avena—. No me sorprendería que también te sientes así por lo de Cepheus, ¿no?

Karlav rio sin fuerzas, casi fue un suspiro.

—¿Tan obvio es? —Dejó su tazón vacío en la mesa y limpió sus manos y la comisura de sus labios—. Es extraño, ¿no? Sé que no tengo nada que ver, que eso pasó antes de mi nacimiento, y se me hace imposible no culparme.

» Nunca me dio buena espina ese tipo. Siempre veía el castillo con cierto sentimiento de superioridad, rozando en la soberbia...

» No dudo que hubiera algo bueno en el interior de su ser. Es decir, tuvo la esperanza de que su primo le daría su posición en el trono, si él no lo quería; sin embargo, eso conllevaba continuar con la línea de abusos que existía desde hacía siglos.

—Fue víctima de la educación que le dieron —repetí las palabras de mi sublíder—. James tuvo sus razones. Para bien o mal, las cosas pasaron.

Cepheus no habría tomado su propio criterio, como James lo hubiera hecho, si llegaba al trono antes de tiempo. Aun así, ambos eran demasiado jóvenes para asumir las responsabilidades de un gobernante.

Yo hubiera hecho lo mismo que James y sabía que Mareritt también. Era obvio.

—Hay cosas irremediables en el mundo —en algunas ocasiones, me sorprendía a mí mismo diciendo cosas inteligentes—. Es cuestión nuestra si queremos hundirnos con ellas o aprender a sobrellevarlas.

—La razón de mi presencia en esta reunión no es para que tranquilicen mis inquietudes. Puedo separar mis pesares y mis deberes —aclaró cuando supuso que nosotros estábamos entendiendo otra cosa. Los dos nos apenamos—. Me uní a ustedes para pedirles que me tomen en cuenta para todo lo que planeen para mejorar el estado de ánimo de sus amigos.

» No puedo dejarlos solos en esto, quiero que sepan que cuentan con mi ayuda... A lo mejor hablo desde ese sentimiento de preocupación de estar relacionado de forma directa o indirecta con todos estos conflictos.

» No planeo dejarlos sin apoyo en esta ocasión. Si bien es bueno que comentan sus propios errores y aprendan de ellos porque ya son adultos, creo que rebasé ese límite y me convertí en una figura omnipresente para todos.

» ¿Acaso piensan que pueden cargar con todo? Dicen verme como un padre, un tío o un hermano mayor y, cuando necesitan de un hombro en el cual apoyarse, hacen todo menos acudir a mí. ¿Quién creen que soy? ¿Una piedra a la cual no le pueden hablar?

Sentí un poco de lástima por él al comprenderlo. Había vivido más que cualquiera en nuestro grupo, sabía más de la vida que todos juntos, y todos los fundadores preferían "no agobiarlo" para cargar ellos mismos con todo, como si él no pudiera darse un espacio en su agenda.

Eran niños temerosos de un padre que nunca les dio razones para dudar de él.

—¿Por qué no me dejan ser la luz en su camino y deciden tomar la dirección oscura e irse a tientas? —Karlav Colom era un hombre misterioso y sensible.

Mar y yo nos pusimos de pie, movimientos automáticos que compartíamos y no percibíamos hasta que un tercero nos lo decía. Nuestro gobernante hizo lo mismo, sacándonos un par de centímetros y con la mesita todavía entre nosotros.

—Contar con su presencia en nuestro plan será un gran respiro —Mareritt tranquilizó y esa vez sí pudo atrapar las grandes manos del señor Colom entre las suyas—. Aun así, me veo en la necesidad de aclararle que ha educado muy bien a todos los fundadores y que lo único que ellos quieren es no verse como una carga para usted.

—Y lo que quiero que entiendan es que están muy lejos de ser considerados una carga para mí —sus ojos celestes viajaron entre nosotros dos—. No importa cuántos pendientes tenga, siempre habrá un lugar en mi agenda para ellos o para cualquiera de ustedes, de mi gente.

—Usted fue lo mejor que le pasó a Abaddón en muchísimos siglos —confesé.

Él abandonó la sala después de eso con una sonrisa sincera, similar a la que la reina les regalaba a todos cuando salía a los desfiles en su honor.

Karlav quería ser para los fundadores y James lo mismo que Matty era para mí, lo que Aira y la señora Maine eran para Mareritt, lo que Ryuu veía en Crystal y lo que Aylan encontró en Scorpius. No quería ser nada más una figura a la cual admirar, quería estar presente en sus vidas.

Mar y yo nos giramos a ver al otro con el corazón en la boca por haber presenciado la mayor confesión que pudo haber hecho el rey. Con las mejillas rojas y los ojos bien abiertos, parecíamos chiquillos que acababan de oír algo que no tuvieron que oír.

...

"Aquí estoy" fue el nombre de nuestra pequeña misión y contaba con diferentes fases, las cuales nos llevarían a un final muy claro: un convivio que organizaríamos para las familias que estuvieron afectadas con los recientes acontecimientos.

Mar me regaló una hojita en la que escribió las palabras clave de cada etapa. Olía a él y su escritura era mucho más bella que la mía.

1. Acercamiento: Hablar con Scorpius, James, Iris y YoungSoo.

2. ¿Están de acuerdo?: Midnight Pleasure y Hikaru.

3. Creación y creatividad: ¡PEDIR AYUDA A KARLAV!

4. Planificación: Acudir a TaeYang y Dean para montar todo.

5. Presentación: 31 de agosto del 2023.

—¿Nos daremos el tiempo para tener la cita que te dije? —Le pregunté cuando lo vi con intenciones de irse.

Pese a saber que no era el momento, mi cabeza no dejaba de pensar en eso. ¿Cuándo sería el tiempo correcto? ¿Qué nos decía que tendríamos paz después de las quimeras? ¿Qué nos aseguraba que nuestro plan funcionaría? ¿O qué nos decía que no atacarían las quimeras en esos días?

¿Qué asegura...?

¿Qué pasaría si...?

¿Qué tal si...?

¿Y si...?

Oh, Mar.

Mar. Mar. Mar.

¿Por qué nos tuvimos que encontrar en esta situación?

¿Ahora entiendes que mi cerebro no da para mucho?

Obtuve risitas mentales y un beso en mi mejilla.

Supe que yo era rosa cuando me dejó a solas con el corazón acelerado.

Él ya no era galletas de avena y mora azul, frambuesas y zarzamoras, delicadeza y extravagancia, como tanto esperé encontrar insistente e ingenuamente durante siglos. Eso lo fue Dalila de los Senderos.

Mareritt Maine era mora azul y arándano, frambuesas y zarzamoras, salvaje y valiente

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