Capítulo 14: Nada más soñar
HIJOS DE LA NOCHE
HIJO DE UN SUEÑO
CAPÍTULO 14: NADA MÁS SOÑAR
Debido a la situación en la cual nos encontrábamos cuando regresamos a Abaddón, no pudimos hacerle una fiesta de bienvenida a Mareritt. Y ni hablar de los cumpleaños.
Nadie tenía cabeza para pensar en eso.
Considerando esto, durante nuestra primera noche, mis padres y mi hermana se quedaron más tiempo de lo pensado en Anemoi para esperar el momento correcto de entregarle a Mar su primer obsequio siendo parte oficial de la familia Spinster.
HyunSeok recibió el suyo tiempo atrás; era su turno.
En el caso de ambos (y del futuro destinado de Anne), fue un anillo de oro con un topacio que se asemejaba al tono de sus irises. El suyo era azul y brillaba con el Sol.
—Calma la ira y alivia la tristeza —mamá aseguró, sujetando la cajita entre sus manos—. Espero que todo nuestro cariño llegue a ti.
—Queremos que sepan que no están solos —papá recordó. Emma, Shirley y Aira habían salido para darnos privacidad—. Siempre podrán contar con nuestra luz, en caso de llegar a perderse por los caminos oscuros de la vida.
Anne lo abrazó cuando lo vio llorar de nuevo y susurró promesas que no oí.
—¿Qué? —Preguntó Mareritt, al no esperarse mi repentina invitación.
Era 29 de septiembre y en dos días regresaríamos a México para continuar con la misión de las quimeras. Ya teníamos las maletas listas con ropa y objetos importantes con los que no considerábamos que fuéramos a sobrevivir sin ellos, así que tendríamos el resto de la tarde libre.
—Que si te gustaría tener una cita conmigo —repetí.
No había dormido bien los últimos días por terminar la canción, supervisar la sala del museo que Nagisa y sus trabajadores prepararon bajo mis indicaciones y buscar un lugar seguro en el cual esconder la camisa que Hikaru hizo (terminó en el clóset de James).
—¿Ahora?
—Eh... ¿Sí? —No. No era duda y debía concentrarme—. Quiero decir, sí. Hoy. Ahora.
Él estaba en mi cama, usando uno de los conjuntos deportivos que solía ponerse los días en los que no tenía nada planeado o para sus ejercicios matutinos con su prima.
Aunque nuestro hilo rojo bailoteaba a nuestro alrededor como reacción por mi invitación, su expresión no parecía del todo convencida en si emocionarse o sentirse nervioso.
Era nuestra primera cita bajo ese título, el resto nada más eran salidas.
—¿Hablas en serio? ¿Una cita-cita? —Comencé a dudar de mis habilidades comunicativas—. ¿Una cita romántica?
Asentí y le echó un vistazo a su ropa.
—Me veo del asco —dijo y señaló su camiseta. Era blanca y tenía el logo de su banda favorita un poco despintado por lo usada.
Se veía lindo.
—Yo también debo arreglarme —eso pareció tranquilizarlo—. Y los demás también deben de estar en eso, en cualquier caso.
—¿Los demás?
—Tu familia, la mía, Demian y Lizzy.
Al oír a los invitados, abrió mucho los ojos por la sorpresa, saltó de la cama y esquivó con agilidad a un mueble y a mí para llegar al armario.
—¿Por qué no dijiste eso antes? —Lloriqueó, dando pasitos ansiosos frente a la poca ropa que dejó afuera de las maletas. Sus pies descalzos hacían sonidos adorables—. ¿Es muy importante? ¿Qué me pongo? ¿Es formal? ¿Por qué escogiste hasta el último minuto para decirme?
Me acerqué a él y puse mis manos sobre sus hombros para que se tranquilizara. Me marearía con tantas preguntas y sin posibilidad de responder sin soltar alguna pista.
—Métete a bañar y, cuando salgas, tendré todo listo para ti —prometí a la par que se giró a verme—. Yo me arreglaré con James. Aira, tu mamá y tu tía ya están informadas y deben de estar casi listas.
Durante el desayuno, YoungSoo me aseguró que les avisó por mí desde un día antes.
Mareritt hizo lo que pedí sin pensárselo dos veces, confiando en mi criterio a la hora de escoger ropa (cosa que yo no hubiera hecho conmigo mismo, en otra situación). Antes de entrar de oír cómo abría la regadera, me regañó una vez más por no decirle antes.
Le di la razón entre risas y estaba a punto de salir al pasillo cuando llamaron a la puerta.
Reconocí el aroma de Scorpius incluso antes de abrir.
—Entrega exprés de un pedido especial —dijo con una voz graciosa. Me tendió el portatrajes negro con las iniciales de Hikaru bordadas con dorado—. La planché un poco de las mangas. Todo tiene que estar perfecto hoy.
Lo abracé porque lo amaba y no sabía de qué otra forma agradecerle a él y al resto.
Sentí cómo reía contra mi pecho y, como le fue posible, me regresó el gesto sin dejar caer la prenda. Su manita disponible palmeó mi espalda.
Nuestra conexión inefable vibró y nos hizo cosquillas.
—¿Eres tú, Scorps? —Oímos la voz proveniente del baño al separarnos—. ¿Puedes creer que Chase tuvo la excelente idea de invitarme a una cita poco antes de la hora necesaria?
—Un pajarito me dijo que irán sus papás. Seguro que será maravilloso —respondió nuestro líder y dejó el portatrajes sobre la cama—. No voy a mentir, estaría igual de molesto que tú.
Mientras entornaba los ojos, me acerqué a sacar el pantalón de vestir negro de Mar que más le gustaba y avisé que abriría su maleta para buscar unos zapatos que combinaran y su bolsita de accesorios para algunos anillos.
—¿Te puedes quedar con él? —Pregunté y sus ojos se cerraron como medialunas al sonreírme, aceptando—. Y pídele que se ponga el regalo que mis papás le dieron.
—¡Ya vete a arreglar, Chase Magnus! —Me apuró mi destinado y algo parecido a un trueno se oyó desde donde estaba.
Hice lo que me pidió (hui, más bien) y me apuré a dirigirme a la habitación donde sabía que me esperaba James.
Ahí también estaban TaeYang y Dean.
—No sabes lo difícil que fue entrar a buscar tu ropa esta mañana y no dejar rastro de nuestros aromas —me reprochó uno. Era la tarde elegida para regañarme, sin duda—. Tuvimos que dejar abiertas las ventanas.
—¡Yo casi me tengo que aventar por una para que no me viera! —Se quejó el otro.
Me defendí con que no podía hacer movimientos sospechosos.
Ellos entendieron y me dejaron cambiarme de atuendo, agradeciendo por bañarme antes.
...
Esperé a Mareritt en el primer piso del castillo, donde estaban gran parte de los invitados y de nuestro clan. Algunos iban bien vestidos; otros, procuraron su comodidad al saber que no tenían nada planeado.
En determinado momento, James se acercó a mi lado para aguardar juntos y rodeó mis hombros con su brazo. Las marcas que solían dejar las mordidas de su esposo se notaban a través de la tela de su camisa oversize.
Me avergoncé y desvié la mirada.
Si bien no dijo nada al instante, su lazo me transmitió el orgullo y cariño que sentía por mí.
Yo no pude estar más satisfecho después de eso.
—El rey pidió una junta con nosotros —comentó e inclinó su cabeza para rozarla con la mía—. Líderes y sucesores del clan Sallow. Intenta no llegar tarde para que duerman lo suficiente, ¿de acuerdo?
Viéndolo regresar con su pareja, me pregunté si sí lo veía como un segundo padre o un hermano mayor.
Pero descifrar cómo mi mente y mi corazón se sentían cuando se trataba de él dejó de importar de un instante a otro, cuando vi la silueta de Mareritt descender los escalones con una expresión confundida por tener tantas miradas sobre él.
Había complementado su atuendo con un cinto que marcaba su cintura y apenas aplicó un poco de maquillaje para ocultar un par de lunarcitos que no le gustaban mucho.
Los detalles rojos de la camisa se le veían mejores de lo que imaginé.
Sus ojos me buscaron entre los presentes y, apenas me halló, extendí mi mano para cuando llegara; sin embargo, terminó sorprendiéndome cuando se apuró a bajar para arrojarse a mis brazos.
Algo se rompió dentro de mí bajo el frío de los metales de sus accesorios y el calor de su cuerpo colándose en mi interior.
Tuvo que ser mi cordura que terminó quebrándose al percibirlo tan cerca, su fragancia frutal invadiendo mis fosas nasales, su cuerpo entre mis brazos y los susurros de nuestra unión que se preguntaban si en verdad hoy, hoy, hoy.
—De haber sabido que habría tanta gente, te hubiera abrazado en la habitación —susurró. Parecía avergonzado después de haberse frustrado.
No lo culpé.
—El hubiera no existe —le recordé y rio cuando besé su coronilla.
Scorpius tuvo que estar un poco incómodo por ver nuestra aura, ni imaginar Aira con el lazo.
Entrelazamos nuestras manos y nos acercamos a donde nos esperaba Ryuu Ainsworth con el resto de nuestros familiares y amigos que nos acompañarían esa tarde. Ella se ofreció a ser la encargada de ayudarnos a llegar al museo, donde ya nos debían de estar esperando mis papás y mi hermana.
Aira usaba uno de los trajes favoritos de Crystal y un prendedor en forma de magnolia.
—Bendito sea Orión porque logramos acomodar nuestros turnos en las rondas con la salida —Elizabeth susurró. No quería perderse algo tan importante.
—Yo creía que la costumbre humana de conocer a los padres no era en la primera cita —Matthew comentó, haciéndonos reír un poco—. Es una primera cita muy formal.
No era una queja, amaba ver a su esposo vestido de manera formal.
—Tonterías —respondió Ryuunosuke, tomando de los brazos al primer grupo de personas. Haría diferentes viajes porque éramos demasiados—. Todas las parejas son diferentes. No hay una norma que lo estipule.
Los Maine fueron los primeros en irse, luego fue el turno del resto de Midnight Pleasure y nosotros seríamos los últimos. Ryuu estaba en plena juventud y no le costaba nada hacerlo, a diferencia de algunos demonios un poco viejos.
Mar y yo echamos un último vistazo hacia atrás, donde los integrantes restantes de los tres clanes se aseguraban de que fuéramos con cuidado al lugar prometido. La misión de las quimeras no se había cerrado todavía y seguía siendo un poco peligroso, después de todo.
Todos los Sallow se encargaron de transmitirnos su amor, confianza y suerte con sus sonrisas, justo antes de ser transportados en medio de una ligera neblina y polvos estelares generados por la vampira.
...
Cuando nos materializamos en Septentrión y nos deshicimos de la sensación de nauseas que sentimos, notamos a los demás esperándonos afuera del museo.
Mis papás y mi hermana iban igual de bien vestidos que todos nosotros.
Ryuu nos deseó pasar un buen rato antes de volver.
Mareritt alzó la vista para contemplar el exterior de la edificación en la que aparecimos.
Era enorme, blanco con detalles coloridos y un estilo neofuturista muy marcado. Tenía un letrero con su nombre tallado en piedra afuera y lo iluminaban luces azules en la noche.
—¿Me trajiste a Hijos de un Sueño, como Gastón queriendo enseñarle sus trofeos a Bella? —Bromeó, provocando que sonriera. Me imitó—. No quería irme sin conocerlo.
—No es la sorpresa que te tengo planeada hoy.
No pareció oírme, por lo menos no del todo, al haberme soltado para acercarse a saludar a sus (futuros) suegros y (futura) cuñada.
Nagisa apareció desde detrás de la puerta y me hizo una seña para indicarme que todo estaba listo, tal y como le pedí. Hasta seguí su recomendación de separar el museo para que no hubiera inconvenientes de ningún tipo y concluyéramos la cita en el restaurante del último piso.
—Es un gusto contar con su visita —habló, ganándose la atención de todos. Era bajita con una voz grave, ojos diminutos y labios rojos—. Soy Tanaka Nagisa, para ustedes Nagisa, presidenta del club de fans de Midnight Pleasure y su guía en este hermoso día.
Sus ojos se iluminaron en un rojo vivo, una líder nata que pudo mostrarse sin miedo después de la muerte del rey anterior. Su habilidad era ver el pasado de los objetos al establecer una conexión con ellos y manifestarlos en la actualidad unos segundos.
Siendo tan importante, claro que no pudimos dejar el puesto de director general del museo a cualquier individuo.
Ella era la candidata perfecta.
—Me hace mucha ilusión conocer en persona al alma gemela del vocalista principal de la banda —estrechó las manos de Mareritt entre las suyas con una sonrisa sincera—. Señoras y señorita Maine, es un placer coincidir también con ustedes hoy.
La señora Shirley murmuró algo sobre que no era necesaria tanta formalidad, desacostumbrada a tratos así.
Su mejor amiga rio, mientras seguía con la mirada a Nagisa, quien hizo lo mismo con todos y finalizó con los virreyes.
Mar aprovechó para volver a mi lado y me tomó del brazo para que camináramos juntos, antes de seguir a todos los demás después de oír las indicaciones y reglas del museo.
Nuestras firmas estaban en la entrada, en compañía de los álbumes que habíamos lazado desde nuestro debut hasta el último que sacamos antes de nuestro descanso.
—Esta sala está dedicada a los inicios de Midnight Pleasure —era espaciosa y estaba llena de fotografías nuestras de jóvenes—. Poniéndose los audífonos que están de su lado izquierdo, podrán oír uno de los primeros ensayos de los chicos.
—Si prestan atención, notarán que Chase falló en una nota —agregó Matty, riendo.
Nagisa caminaba de puntitas, o eso siempre me pareció. Parecía dar saltitos para no desesperar a la gente alta con la que iba, nunca supe la razón y no quería incomodar.
La primera sala se conectó con la segunda, la del debut.
Era oscura con detalles blancos. Tenía retratos, hojas viejas de uno de mis cuadernos de canciones enmarcadas, las réplicas exactas (y renovadas) de los conjuntos de nuestra primera presentación en una vitrina y los instrumentos que usamos en otra.
—La era debut, "Lágrimas oscuras", se caracterizó por sus letras en forma de protesta al gobierno del rey anterior, Dirk Miracle —prosiguió, deteniéndose al comienzo de la fila—. Hablaban de la constante presión de una fuerza mayor que controlaba sus decisiones y acciones, de cómo no podían vivir su propia vida y cómo el futuro parecía sin color y oportunidades para los soñadores.
» Sus primeras apariciones eran en un bar clandestino llamado Una Última Más, en los barrios bajos de Septentrión, donde los muchachos solían ir a escondidas de sus padres. Hoy en día sigue estando donde mismo y sirve bebidas dedicadas a cada uno de los artistas.
Cuando James se enteró de esas protestas después de la muerte de su padre, recuerdo que fue la primera razón por la cual nuestra familia fue convocada ante el señor Colom para recibir la oferta de ser virreyes. Esperaban que, así como sus hijos mayores inspiraban y alzaban la voz por las nuevas generaciones, mis padres también lo hicieran.
Eso hicieron.
—Son las mejores canciones que he oído hasta ahora de toda su discografía —Aira admitió, deteniéndose a ver las hojas de mis apuntes—. Todo se oía más... Crudo. Los instrumentos, sus voces, los versos. Parecen gritos y no cantos.
A diferencia de ella, Mareritt comentó que prefería "En Quiebre", el álbum que escribí cuando supe que no soportaría más la máscara con la que actuaba como si la muerte de Dalila no me hubiera afectado tanto.
—Parecen ecos de un lamento fantasmal —había dicho en su respectiva habitación dedicada. Era de colores otoñales y la hicieron muy pequeña, casi asfixiante para tantas personas—. Y duele, quema y arde. Siento que muero y renazco.
Así fue cómo recorrimos todos los pasillos de las tres plantas que resumían mejor que nosotros mismos la historia de Midnight Pleasure, hasta que llegamos al ala éste.
Paramos frente a dos salas vacías y más allá, atravesándolas, había una puerta de cristal que daba a una tercera.
—El museo Hijos de un Sueño ha decidido ampliarse este último mes —Nagisa volvió a hablar. No sabía cómo no se le secaba la boca—. Este es el primer espacio de los tres que se tienen pensado hacer a lo largo del año 2023.
Demian y Matty también lo harían para Lizzy y Hyun más adelante.
—Antes de continuar, me gustaría recordar que, durante milenios, las estrellas y el resto de los astros han trabajado para ayudarnos a ser felices y sentirnos realizados —explicó, más que nada para las humanas que nos acompañaban—. A veces esta ayuda viene a través de la familia, los amigos, el trabajo, nuestros pasatiempos o, más intenso aún, con nuestras almas gemelas.
» El concepto de las almas gemelas data desde el primer lazo rojo que surgió entre demonios, la primera raza. Aparece con la idea de "el amor es elegir, entre millones, a quien mejor te complemente y de reconocerlo entre todos y todo".
—Los espíritus están cansados y deciden ser libres —Aira susurró a mi lado y la sostuve de los hombros—. Para algunas, es más fácil renunciar; las que se aman, prefieren seguir tomadas de la mano.
Como pareja, amigos o totales desconocidos.
—Al final, somos nosotros quienes decidimos si seguir sus pistas o hacer nuestro propio camino —Nagisa no pareció haberla oído, pues continuó—. Y hace unos meses, bajo la hora azul, dos de esas almas volvieron a encontrarse y a elegirse.
Mareritt se volteó a verme, comprendiendo hacia dónde iba todo eso.
Nuestra unión tintineó.
—Estamos aquí presentes hoy, 29 de septiembre del 2023, para inaugurar una nueva sección de Hijos de un Sueño, "Para nuestros latidos" —la guía tiró el cobertor del nombre de la sección.
Abajo del nombre se leía la dedicatoria para Elizabeth Bennett, HyunSeok Jung y Mareritt Maine.
No fui capaz de ver las reacciones de ninguno, no tenía ojos para nadie ni nada más que las mejillas sonrosadas de mi destinado y sus labios temblorosos por los repentinos nervios.
¿Estoy soñando?
Oh, Mar...
¿Es real?
Oh, Mar...
—Por favor, familia, síganme —Nagisa retomó su caminar.
Me acerqué para entrelazar nuestras manos y me encargué de conducirlo entre todos los demás, quería que fuéramos los primeros en entrar y en contemplar lo que preparamos.
Estaba ansioso por ver cómo se logró diseñar el interior.
—¿Organizaste algo para mí? —Susurró al llegar a la puerta.
—Para ti y nuestro futuro.
Sin soltarlo, me giré para verlo, besé su nariz respingada y juntamos nuestras frentes.
Parecía estar a nada de llorar y dolía, un dolor satisfactorio y de ¿en verdad? ¿En verdad merezco algo así?
Sí. Mil veces sí.
Nuestros lazos dorado y rojo se enredaron entre ellos y nosotros, un roce delicado que se robó un suspiro de ambos y nos recorrió por toda la espina dorsal.
Era hora.
—Bienvenidos a "Melodías de mi corazón", un rincón dedicado al amor de Chase Spinster —continuó al contar con nuestra atención otra vez—. Favor de tener cuidado con el escalón que está pasando la entrada y agruparse en caso de temerle a la oscuridad.
Dicho y hecho, el lugar estaba oscuro por completo.
Si prestaba atención, podía oír los latidos de algunos cerca de mí y a otros un poco más lejos, percibir los murmullos de las Maine en una esquina y a mi hermana decirles a mis papás que estaba emocionada.
Y, oh, era como aquel entonces.
Una habitación oscura en donde no se sabía en dónde comenzaba ni dónde terminaba.
—Chase —dijo la voz que antes tocaba mi rostro con la esperanza de confirmar que no era el hombre que lo atormentaba.
Chase.
Chase.
Chase.
—Es como antes —dijo ahora y sentí el sabor salado de sus lágrimas en mi garganta—. La primera vez que te conocí y te escuché, la segunda vez en que mi alma te encontró.
No hallaba las palabras para decirle que recordaba cada mínima parte de nuestros sueños, la ocasión en la que rio e hizo vibrar mi mundo, su llanto aterrado y angustiado, los roces de nuestros dedos cada que nos sentábamos juntos y los latidos de su corazón roto que poco a poco fue reparándose.
Fue entonces cuando volvió a sujetarme como antes, sus dedos recorriendo cada parte de mi cuerpo y soltando la risita burbujeante de aquella ocasión cuando notó que no tenía rastro de vello facial.
El leve sonido que produjo iluminó un poco la habitación.
Dos puntitos blancos aparecieron en medio de la oscuridad y bailaron y jugaron entre ellos cuando sonó el rasgueo de una guitarra.
—¿Algún día hallaré las palabras para que lo oigas de mí? —Mi voz comenzó a sonar—. ¿Algún día sabrás las veces en que me enamoré de tus ojos? De los destellos en tu mirar que cautivaron mis sentidos, de tu sonrisa que estremece cada parte de mí.
Los puntitos chocaron entre ellos y se dividieron en más, cientos y miles de partículas de polvo estelar que giraban y corrían por nuestro alrededor. Trazaban líneas que pronto se encargaban de desvanecer y volvían a comenzar.
Los ojos de Mareritt se entrecerraron al atreverme a acariciar sus mejillas. Parecía querer ver más allá de mí (o juzgarme, una de dos). Se me hizo adorable.
El pre-coro habló de lo nervioso que me sentía al pensar en él, en lo nuestro, y que mis manos no dejaban de temblar al intentar describirlo con pocas palabras.
—Es la canción que llevabas tarareando hace días —resaltó y yo descubrí que no era bueno con las sorpresas—. Pensé que era una canción vieja de Midnight Pleasure, así que no quise preguntar nada.
Reímos cuando fue obvio que me dejó acorralado y que mis palabras no serían suficientes para defenderme.
—Dos almas gemelas que el tiempo no logró separar —lo rodeé con mis brazos y apoyó su cabeza en mi pecho. El resto estaba por ahí, creo—. Nuestros corazones desesperados volvieron a hallarse, el destino conspiró para que pudieran reunirse. Juntos en un abrazo eterno, sin nada más que soñar.
Lo oí tararear la melodía que tanto me esforcé por ocultar.
Su pecho vibraba y sentía el lazo rojo atándonos de pies a cabeza.
—Quería que nuestras familias estuvieran presentes porque necesito preguntarte algo importante —hablé. La canción sonaba de fondo y nos arrullaba—. Llevo siendo un idiota enojado con la vida durante gran parte de mis años, no soy bueno con las palabras y sabemos que tiendo a hablar con lo primero que se me cruza por la mente.
—Estás trabajando en eso... —dijo, pese a que nuestra unión decía más.
Oh, Dios.
¿Lo harás?
¿Lo harás aquí?
¿Te gusta verme nervioso?
¿Te gusta ver cómo olvido hablar por ti?
¿Te gusta escuchar mis latidos acelerados por ti?
Y no pude responder nada más que sí, sí, sí.
No deseaba nada más que ser esa persona para él.
Quería ser el hombre de sus sueños.
—No sé si entiendas la necesidad que tengo de ser quien trae tus sueños a la realidad, de ser quien te acompaña a cumplir tus metas y el que cura tus heridas si te tropiezas —proseguí, aprovechando que la voz todavía no desaparecía—. Eres la canción que mi alma nunca se cansará de oír, la luz y la música de mi vida y las melodías de mi corazón.
—Las miradas se enlazan y revelan nuestro amor en cada rincón —el puente era mi parte favorita—. El pasado se desvanece, el presente se llena de amor y calor y el futuro que dibujamos juntos parece aún mejor. Nuestros corazones sueñan y laten ahora sin separación.
El polvo estelar se unificó en un gran corazón que bombeaba a la par del verso. Era una combinación de percusión, un grito desesperado y un escúchame, escucha lo que tengo para ti porque eres míomíomíoMÍO y yo soy tuyotuyotuyoTUYO.
—Prometimos estar juntos hasta el fin —Mareritt volvió a sollozar—. Eres con quien podría bailar lento en la oscuridad o con quien bailaría bajo la hora azul rodeado de desconocidos. Lo sabes, ¿verdad? ¿Lo sabes?
—Lo sé, Chase. Lo sé.
—Entonces —las sílabas comenzaron a pesar—, por favor, por favor, ¿me dejarías ser tu novio?
Mora azul y arándano, frambuesas y zarzamoras, salvaje y valiente.
—Oh, Chase —fue un largo y tembloroso suspiro. Su aliento chocaba con mis labios—. ¿Incluso sabiendo que tengo un poder difícil de contener? ¿Incluso si es una carga estar con alguien que no sabe manejar sus sentimientos? ¿Incluso sabiendo el peso de mi pasado? ¿Incluso sabiendo lo roto que estoy?
Mi yo del pasado habría respondido que sí, incluso con eso.
Pero Mareritt no era nada de eso.
—Incluso si debo repetir un montón de veces que no debes de limitarte a sentir o que no eres ni en lo más mínimo lo que dices —dije en cambio.
Y cómo rio.
Menta y jengibre, mora y limón, picante y explosivo.
—Por favor, déjame traer tus sueños a la realidad —susurré.
—Tú eres mi sueño, Chase. Y te amo.
Tan corto.
Tan sencillo.
Mi espíritu protector amenazaba con aullar por él.
—Y tú eres mi elección —mi destino. Lo volvería a elegir entre millones, billones o cuantos fueran—. Y también te amo.
El corazón se desunificó y las partículas fueron desapareciendo hasta volver a ser las dos iniciales.
—Así que ahora déjame intentarlo una vez más. Sabrás cuánto te amo, aunque las palabras queden atrás —el final de una canción y el inicio de una vida juntos—. Aun si mis palabras no alcanzan, sabrás que mi corazón va a palpitar por este lazo irrompible que compartimos nada más soñar.
Aira se desmayó por la sobrecarga de nuestro lazo cuando nos besamos.
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