Capitulo único.
Soy indispensable para el ciclo de la vida.
A lo largo de los años que he vivido fui testigo de cada cara del ser humano.
Vi a las personas más fuertes llorar, sufrir e incluso en sus peores facetas. También vi a las personas más sensibles ser más fuertes que nunca, los vi resistir e incluso renacer.
Vi personas egoístas, arrepentidas, personas sin empatía y almas piadosas, compasivas.
Me toco conocer a las personas más valientes, que me miraron a la cara fijamente sin temor y aceptaban su destino. Así como también me toco conocer a personas a las cuales solo les basto saber quien era para que se pongan a temblar.
No importa la religión, color de piel, nacionalidad, sexo o edad, todos terminan en el mismo lugar, el cementerio.
Mi hogar.
Tierra sagrada que por decreto divino me pertenecen, lugares donde descansan los restos de aquellos humanos cuyos ciclos de vida ya fueron alcanzado. Tierras que mi padre me regalo al nacer.
Mi hogar es aquel que causa horror a los simples mortales, aquel lugar que temen o evitan. Mis tierras se componen de cuerpos descompuestos, huesos y almas que buscan descansar completamente en paz. Aquel lugar que quizás a la mayoría les parece una pesadilla, es mi paraíso.
Fui creado para gobernarlo. Es mi propósito.
Soy hijo de quien para algunos es un demonio y para otros un santo.
Soy el hijo de la Muerte, en carne y hueso.
No soy un demonio, tampoco soy un esqueleto andante. No poseo una túnica negra, ni mucho menos uso una guadaña.
Al igual que mis hermanos y hermanas, ayudo a mantener a las millones de almas en el otro mundo espiritual. Aunque al ser uno de los mayores tengo aún más responsabilidad.
Suspiro y miro al cielo nocturno, una luna creciente se puede apreciar fácilmente rodeada de algunas estrellas. Me siento sobre una de las lápidas para observarla mejor, una niebla me rodea y le da un aire más terrorífico al cementerio.
Podría pasar toda la noche disfrutando de esta soledad y de la paz que me trae la luna. Sin embargo me han encargado un nuevo trabajo y es mi deber hacerlo bien.
Padre ha sido muy claro, aquel que cumpla sus trabajos con mayor éxito, será su sucesor.
Meto las manos en los bolsillos de mí jean, escucho unos pasos cercas y siento como la niebla comienza a rodearme.
—Buenas noches, señor Flanders.
De reojo logro divisar al viejo y canoso guardia nocturno del cementerio, quien caminaba a pasos lentos con su linterna. Logre escuchar su respuesta antes de desaparecer por completo de ahí.
—Buenas noches, Muerte.
***
Las calles de la ciudad estaban muy tranquilas, no había casi nada de trafico y la gran mayoría de las personas estaban en bares o en el estadio, mirando una final de fútbol.
Desde mi lugar, una mesa en una de las esquinas del bar, tenia una buena vista de la calle atraves de la ventana y de la mesa donde se encontraba James Carter. Mi encargo.
Ignorado por todas las personas del lugar, que gritaban al enorme televisor mientras miraban el juego, observe a James. Lucía rudo con sus tatuajes y oscuro cabello largo, pero los lentes que usaba le daban un aire de "nerd". Y aunque él les decía a todos que los necesitaba para ver, yo sabía que eso era una más de sus mentiras.
Así como todo el mundo sabe que el sol es una estrella, sé cada una de las mentiras que rodean a James. Conozco sus raros gustos y los cadáveres que guarda en su armario.
El alma de James estaba tan corrompida.
Y mientras lo veo reír con sus amigos y decirle piropos a la camarera, más lo odio. Y agradezco a mi padre por haberme dado este encargo.
Porque si hay algo que disfruto de mi existencia, es mandar al infierno a almas como la suya.
***
Cuando el juego termino, el primero en levantarse para irse luego de pagar la cuenta fue James.
Se despidió de sus amigos y salio del bar con pasos confiados, una vez que estuvo afuera vi como saco su celular y luego lo perdí de vista cuando dobló a la derecha en la esquina.
Suspirando, lo seguí. La niebla me rodeo tan rápido y luego aparecí en un balcón de un departamento, desde aquí podía observar toda la solitaria calle.
James estaba subiéndose a su auto. En pocos segundos arranco el vehículo y nuevamente lo perdí de vista.
La niebla comenzaba a rodearme nuevamente, hasta que sentí algo en mis piernas. Al bajar mi vista vi a un gato blanco frotarse mientras maullaba.
—Hola, chiquitín.
Sabía que encontraría a James en cualquier lugar. Así que no me importo quedarme un rato más.
El gato no se quejo cuando lo tome en mis brazos y comencé a acariciarlo. Seguramente sus dueños lo olvidaron afuera, haciendo uso de mis poderes abrí la puerta.
El felino ronroneo y salto de mis brazos, aterrizando tranquilamente en el interior del departamento. Cerré la puerta y me concentre en encontrar el alma de James.
Cuando lo localice, nuevamente vi a la niebla rodearme y en pocos segundos me encontraba en el balcón de su departamento. Como era de esperarse, el maldito vivía en una de las mejores y más costosas zonas de la ciudad.
Vi justo cuando él entraba, me cruce de brazos y me apoye contra la baranda. El cerro la puerta y se detuvo, prendió las luces y observo todo. Cada rincón y cada objeto. Parecía sentir mi presencia, aunque no podía verme.
Lo vi irse a otra habitación. Lo espere, sabía que iba a volver. Y así fue, volvió a la cocina con un arma en su mano, la dejo sobre la mesa mientras comenzaba a buscar algo debajo del sillón que adornaba su sala de estar.
Era hora de divertirme un rato.
Poco a poco una fina niebla empezó a llenar el lugar. Los labios de James se movieron exclamando algo, mientras miraba a todos lados con confusión. La niebla comenzó a hacerse más espesa y ahí él se decidió a tomar su celular.
Podía sentir el miedo que comenzaba a emanar de él. Sonreí.
Espero que se acostumbre, porque por algunos días voy a ser su peor pesadilla. Como él lo fue de algunas personas inocentes...
***
Los días fueron pasando y fui testigo de como James, aquel "hombre" que aparentaba ser fuerte antes los demás. Se iba rompiendo.
En una semana logré que desconfiara y temiera hasta de su propia sombra. No fue difícil hacerlo, un poco de malos sueños, ilusiones y juegos mentales fue todo lo que necesite.
Y vaya que disfrutada de ver el temor en sus ojos al caminar, la desconfianza con la cual miraba al mundo. Disfrutaba de verlo mirar hacia la oscuridad en la noche con el temor de ser atacado...
Pero ya había terminado con mis juegos. Porque esta noche, el alma James Carter sería tomada por un hijo de la muerte.
***
—Deberías dejar de jugar ya, Tenebris.
La voz de mi padre retumba en mi cabeza. Cierro mis ojos con fuerza.
—Esta noche, padre. — Abrí mis ojos y observe a James caminar, metros debajo de mí. Me encontraba de pie sobre la terraza de unos de los edificios, esperando.
Tenebris... Hace tanto que no escuchaba ese nombre.
Al no obtener más respuestas, deje que la niebla me rodee y como siempre, me transportó a donde quería ir.
Aparecí en un oscuro callejón, detrás de un bar cerrado. James estaba a unos metros de mí, contando dinero. Al sentir mi presencia, se dio vuelta.
— ¿Quien eres tú? — Me pregunto. Sus ojos me miraron con atención y vi como sus manos fueron detrás de su espalda.
— Soy tu pesadilla...
Antes de darle tiempo a sacar su arma, ya me encontraba frente a él.
— Te mataré... — Me susurro, mi mano empezó apretar su cuello y comenzó a toser mientras intentaba no solo respirar, sino también soltarse de mi agarre.
Lo mire fijo y supe por la palidez de su rostro, que estaba recordando a cada persona que había torturado y asesinado. Supe que sabía cual era su destino.
— No, idiota. Yo te mataré a ti.
Mi otra mano libre, la derecha, se levanto en el aire y con mucha fuerza lance mi puño a su rostro. Lo golpee tantas veces hasta que sentí su sangre salpicar mi cara y su cuerpo dejo de luchar. Sentí su alma en mi mano, ya la tenía.
Sonriendo con satisfacción tire su cuerpo a un lado de mí.
— Trabajo listo, padre.
Él no me respondió, pero sabía que me había oído.
Mire el cadáver de James y me lamente. Desee haberlo torturado más, no psicológicamente como lo venia haciendo, sino físicamente.
Aún sintiendo mi mano latir, aquella con la que había atrapado su alma, pensé en que de igual forma, mi padre se encargaría de su castigo...
Cada vez que tomaba un alma o varias, las mismas quedaban en mi cuerpo y debía llevarlas a mi padre. Era él quien se iba a encargar de ellas al final.
Me di vuelta y me detuve.
Frente a mí había una chica. No podía ver su rostro, ya que estaba cubierto por una capucha de su buzo. Pero reconocería una figura femenina. Ella estaba de pie en la entrada del callejón, mirando en mi dirección.
Por prima vez, no podía moverme. ¿Ella podía verme o solo veía el cuerpo de James?
Maldije en mi interior notando que ella transmitía algo raro. Me debatía entre acercarme o no cuando vi como ella literalmente salio corriendo. Y yo, como una estatua, en vez de seguirla me quede en mi sitio. Inseguro de si fui visto realmente o no.
La niebla me envolvió y mientras me dirigía a casa de mi padre, me dije que la buscaría luego.
***
La casa de mi padre estaba en completa oscuridad y silencio. Eso era lo que me rodeaba. Eso es lo que era. Así es como era...
— ¿Acaso no te divertiste esta vez? — me pregunto.
En la oscuridad, frente a mí, solo logre ver unos enormes ojos rojos mirándome. Su voz era más seria y transmitía respeto.
— Creo que me apresure.
Mi padre deja escapar una risa sarcástica.
— Dame su alma...
Asentí y frente a sus enormes ojos rojos y rodeado de la oscuridad, levante mi mano, la deje extendida frente a mí, con la palma para arriba. Apreté mis labios cuando un dolor conocido se extendió por mi brazo.
Mi padre estaba aspirando el alma de James de mi cuerpo. Solo fueron unos segundos y luego el cerro sus ojos.
— Buen trabajo, hijo mio.
— Gracias, padre. — Incline un poco mi cabeza y cerré mis ojos. Esperando que él no haya visto mi error.
Esperando que nunca sepa que quizás fui descubierto.
***
La satisfacción que sentí fue borrada tan rápidamente y por primera vez en mi existencia me siento demasiado preocupado.
No dejaba de pensar en aquella chica y lo más curioso (y quizás desastroso) es que no podía encontrarla, parecía ser que su alma fue oculta de mí. Y eso era imposible. Ninguna alma podía esconderse de mí...
Siempre fui cuidadoso en mi trabajo. ¿Cómo fue posible que no la hubiera sentido?
Si alguien se entera de esto, podría costarme mi puesto. Mi vida. Mi padre no dudaría en sacarme del camino. Y no podía dejar que eso me pasara justo ahora que podría tomar el lugar de mi padre.
¿Quién era ella? ¿Dondé estaba? ¿Por qué no podía encontrarla?
Ella, una simple humana, había visto a un hijo de la Muerte. Y había escapado viva.
Tenía que encontrarla antes que se dieran cuenta de aquel error. Un error que mis hermanos iban a tomar como ventaja para sacarme fuera del camino.
No iba a permitirlo.
FIN.
(Por ahora...)
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