~EPÍLOGO~
Los días, los meses, los años transcurrieron, niños crecieron otros nacieron, algunos pasaron a nuevas etapas y otros se mantenían en la misma. Unos se casaron y otros se unieron a través de un lazo o un simple y significativo beso. Algunos se conocieron y formaron una amistad y otros se conocieron y formaron una relación que nadie sería capaz de romper.
Unos mantenían su lazo con su dios o diosa, y otro perdían la vida al sentir como su dios ya no los amaban como cuando eran niños.
Pero ese no fue el caso de Jungkook.
Taehyung y Jungkook, crecieron, se volvieron adultos, cumplieron 28 y 26 años respectivamente, se casaron y formalizaron ante el pueblo, ahora ante la luna, ante sus padres, ante la aldea, ante sus almas eran el uno para el otro, y nadie podía refutarlo. Jungkook para Luna seguía siendo su estrellita, su lindo niño de quien se enamoró a penas lo observó y para Taehyung era la joya más preciosa, más pura y más reluciente.
Pero así también como para unos su vida se mantenía remota y sin rumbo, para otros la vida cambió, dando un paso más.
- ¿Jungkookie? - una suave voz escuchó a través de la nueva tecnología que llevaba en su oreja
- ¡Papá! Tiempo sin escucharte ¿Cómo está todo? ¿Cómo está papá Yoon? - el menor hizo un suave asentimiento a los niños que esperaban una orden y estos a penas lo vieron salieron corriendo.
Los niños más pequeños dejaban un beso en su mejilla o los otros le regalaban flores que hace segundos habían arrancado del bosque.
- Oh mi Jungkookie... - su voz se cortó y Jungkook palideció temiendo por sus padres.
Enseguida como si el cielo tuviera un interruptor se opacó, el brillante sol fue ocultado por una nube gris. Taehyung que caminaba tranquilo por las nuevas calles de las aldeas se paró abruptamente sintiendo el repentino miedo y observó como el cielo se ponía gris.
Los niños que corrían miraron al cielo preocupados y empezaron a murmurar entre ellos.
- ¿Es Luna Jungkook?
- ¿Le ocurrió algo?
Taehyung se giró para empezar a correr hasta llegar a la pequeña montaña donde Jungkook enseñaba a los niños.
- ¿Papá? ¿Paso algo? Dime dónde estás... - un sollozo hizo que frunciera su frente asustado - Papá que pasa. Dime por favor.
El omega se giró cuando sintió la presencia de su alfa y el mayor caminó hasta él, preocupado.
- Jungkook... - la voz de Yoongi se escuchó
- ¿Qué pasó? ¿Sucedió algo? ¿Está mal papá Jimin? ¿Tú? - Taehyung llevó una mano a su espalda para hacerle sentir el apoyo.
- Es... Bueno, no es nada malo - su voz se escuchaba un poco ahogada - De hecho, es algo muy muy bueno. Algo que hemos anhelado antes que llegaras a nuestras vidas.
Jungkook abrió sus ojos, mirando a Taehyung quién solo lo miraba esperando una respuesta.
- Pero también es un poco peligroso... -
- Dime que es, rápido rápido.
- Uh... Jiminie... Mi Jiminie - Jungkook cerró sus ojos - Está en cinta, está esperando un cachorro... Jungkook, vamos a tener a nuestro cachorro - la voz de su padre se cortó, derramando lágrimas inevitablemente – Después de tanto tiempo, después de rezar a la luna todas las noches, vamos a tener un cachorro... No pienses mal, te amamos con todo nuestro ser, eres nuestra vida y nuestra Luna, como no te vamos a adorar y reclamarte como nuestro hijo. Pero... es algo que... no lo puedo asimilar aún.
El omega abrió sus ojos, y estos se ubicaron de inmediato en el cielo. Observó como este se despejaba, dejando relucir al hermoso sol con sus rayitos amarillos.
¿Fuiste tú, Luna? Dime por favor que no nacerá ningún otro hijo de algún Dios.
Una suave brisa que alzó a las hojas secas del suelo, le hizo sonreír, miró por un momento a su alfa y apegó su frente al hombro de Taehyung, quien se mantenía en silencio.
- Creo... Creo que esa fue la manera en la que Luna agradece todo lo que hicieron por mi - el silencio se apoderó de la llamada.
- ¿Crees que fue Luna? – la voz baja de su padre le hizo entristecer.
- ¿En que piensas papá? – el silencio le hizo preocuparse.
Por supuesto que estaba feliz de que sus padres iban a ser padres nuevamente, de alguien suyo y únicamente suyo. Pero, ¿Por qué Yoongi no se sentía así?
- ¿Crees... Crees que sea como tú? – Jungkook suspiró mirando su blanquecina piel contrastando con la de Taehyung.
- Papá... Nada pasará, nadie lo dañará y lo juzgará. Estoy aquí, mientras esté como Luna de las aldeas, nadie los lastimará otra vez – Yoongi botó aire, sintiendo el peso que se había puesto el mismo cuando escuchó a su esposo que estaba en cinta, ser sostenido por su hijo.
- Serás un gran hermano... - Jungkook no pudo evitar sonreír en grande, escondiéndose en el pecho de su pareja – Y si es que Luna desea y Taehyung también, serás un gran padre.
El omega se estremeció al escucharlo
"Serás un gran padre"
Jungkook apretó el teléfono en su pecho cuando su padre colgó, no diciendo nada más, se separó de Taehyung y el contrario inclino su cabeza en un tierno movimiento, hizo un suave puchero y abrió un poco sus ojos, esperando que le cuente algo.
-Uh, eres un chismoso – Taehyung sonrió rodando los ojos, el mayor pellizco su brazo
- Rápido cuéntame, que estuviste a punto de hacer llover – Jungkook rio suavemente antes de soltar nuevamente un suspiro y contar la noticia.
- Papá Jimin está en cinta – Taehyung abrió sus ojos y su boca, asimilando la situación
- Tendrán un cachorro – el omega asintió – Uno pequeñito con sus genes – Jungkook nuevamente asintió y se carcajeó cerrando un poco sus ojos cuando Taehyung hizo un sonido exagerado de sorpresa – Tendrás un hermanito – el menor asintió alzando sus hombros.
Pero aún así la felicidad no estuvo presente cuando le carcomía la preocupación de su padre.
"¿Crees que sea como tú?"
Y aquella noche, después de comprar algunas cosas para sus padres, después de visitar a sus padres y abrazarlos como si nunca los ha visto, salió de su hogar, dejando a Taehyung dormido como un niño y se apoyó en sus brazos mirando a la Luna llena, sus ojos se iluminaban de un precioso gris, siendo del mismo color de la Luna. Su cabello plateado un poco largo se movía por la suave brisa, su pijama rodaba con fuerza su cuerpo cuando el viento era demasiado fuerte.
Y la Diosa estaban tan feliz de ver a su hijo, solo mirándola a ella, dejándose ver en una preciosa luna llena, pero había algo que hacía que el cielo truene.
-Luna... Haz que ese niño, el cachorro que está esperando papá Jimin... No sea como yo, que no tenga lazo con ningún Dios – y sintió la tristeza de la Luna al soplar un helado viento, haciéndole estremecer, una nube empezó a tapar a la Luna – No te enojes por favor – sus ojos grises se cristalizaron – Yo... sufrí mucho, siendo... así – Jungkook observó los arboles rugir furiosos con sus hojas – Pero... ahora soy feliz, nunca desee ser diferente. Luna, te adoro con todo mi ser, soy parte de ti, eres parte de mí, pero... Si hubiera la oportunidad que ese cachorro tenga una vida normal con mis padres, lo pidiera sin dudar.
Jungkook sonrió secando las pequeñas lagrimas que cayeron por sus mejillas, Luna otra vez apareció dejando al viento en paz.
-Amas que te digan cumplidos ¿No es así? –
Jungkook sintió un poco más la brisa y luego se metió a su hogar a acurrucarse con su alfa, quien enseguida rodeó sus brazos como si el omega fuera un muy suave peluche.
El tiempo transcurrió, el feto creció, pasando así a ser un bebé, y posteriormente cuando todos pudieron verlo, fue un cachorro bebé, después de dos largos años pasó a ser un niño. Un niño tan hermoso como tierno, tan sano como fuerte y tan normal como Jungkook tanto pidió.
Su cabello tenía castaño oscuro que caía hasta su frente, sus ojos un tanto felinos como su padre alfa y unas pequeñas mejillas sonrosadas como su padre omega, su cuerpo era pequeño, muy pequeño para su edad, tenía algunas alergias y se enfermaba mucho, pero el amor de sus padres era el que lo sostenía y le hacía seguir adelante. Yoongi lo admiraba y pensaba muchas cosas mientras lo veía, sintió aquella conexión tan fuerte de su alfa con su cachorro, cosa que no pudo tener con Jungkook, sentía tanta nostalgia que a cada segundo quería llorar.
Y claro, ambos padres habían criado a Jungkook hasta cierta edad, hasta que no lo pudieron ver más, y era algo que les afectó en demasía, ahora con su cachorro, rogaban a Luna que todo fuera bien, que aquel niño creciera en sus brazos y que fuera amado.
Todos lo amaban, cuando Jungkook tenía días libres lo llevaba a pasar en el bosque, le enseñaba tantas cosas, desde lo más natural hasta lo más complicado, Taehyung era otro que pasaba pegado como chicle al niño. Sentía alguna reacción de su lobo, que le hacía inquietar un poco, pero eran felices. Por supuesto que lo eran.
Hasta que aquella tarde se hizo presente.
-Adiós pequeño SoWonie – el niño le sonrió dulcemente antes de caminar con rapidez a su padre omega que curaba una herida de su alfa. El niño miró a Yoongi que le sonreía a Jungkook y dejo un suave beso en su mano.
Jimin rio viendo a su hijo y lo dejó en el regazo de su padre.
-Cuídate Kookie, cuídate Tae – la pareja más joven se despidió y salió de la casa.
Y como cada noche, ambos empezaron a caminar por los alrededores de las aldeas en su forma lobo. Caminaban en su propio silencio, a veces usaban el lazo para comunicarse y otras solo veían a su alrededor, cuidando de sus aldeas.
Hasta que Taehyung alzó sus orejas mirando hacia donde empezaba la montaña y los árboles. El omega se giró y miró curioso al alfa que mantenía sus ojos celestes en el horizonte. Los ojos entre grises y celestes del lobo omega miró hacia la dirección del otro e hizo funcionar sus sentidos, escuchando más allá de lo que le permitía.
Sus ojos de tigre se iluminaron en un intenso iris gris con su afinada pupila.
"Un cachorro"
Ambos lobos empezaron a correr hasta que el rayo de luz de Luna hizo iluminar una parte específica.
El omega pasó a su forma humana, vistiéndose con rapidez con ropa que habían llevado en una pequeña maleta. Jungkook giró para mirar a Taehyung que se arreglaba igualmente antes de acercarse con lentitud.
El menor miró a Luna por un momento, sintiéndose extraño, sintiendo a su omega removerse con emoción. Aspiró un suave aroma a algodón de azúcar, muy dulce pero que le hizo ahogar. Taehyung respiró ansioso, queriendo más de aquel aroma.
Jungkook se acercó y visualizó un par de mantas de colores pasteles y entre ellos una pequeña carita que sobresalía de todo aquello.
El alfa tomó con fuerza las manos del contrario, pero ambos se desestabilizaron al mirar por primera vez aquellos ojos entre azulados y celestes, sus lobos aullaron como su hubieran encontrado lo mucho que han buscado, como si hubieran encontrado a la mitad que tanto les hacía falta.
El omega observó a la pequeña bebé de apenas un año que miraba con curiosidad a todo lado, tenia sus manitas agarradas a las mantas con fuerzas, hacía suaves pucheros no entendiendo que hacía en ese sitio, pero cuando miró a Jungkook quien primero se acercó, agitó un poco sus pies como si hubiera esperado su llegada e hizo un sonido de alegría cuando miró a Taehyung quien la abrazó de inmediato.
Jungkook alzó su mano y acarició su cabecita que era cubierta por un gorro y sintió sus ojos aguarse cuando vio su sonrisa.
-¿Q-quien... eres tú? – murmuró confundido.
Fue entonces que después de años, Jungkook y Taehyung entendieron por medio de la Luna, mientras veían a su hija crecer.
Jungkook hijo de la Luna había unido su vida a Taehyung, quien inevitablemente se convirtió en la noche, aquella esfera que abrazaba con su oscuridad a todo el cielo, a las nubes e incluido a la Luna, pero un cielo oscuro, necesitaba su brillo, el polvo mágico que hacía relucirse aún más, fue ahí que se unieron las estrellas, la estrella que hizo que Luna y Noche fueran una sola.
Luna sin sus estrellas no estaba completa, Noche sin sus estrellas era muy oscura, Noche sin su Luna era triste y desolado.
Algún día o en algún momento de la vida, los tres se unirían. Y en esta ocasión, fue en su primera vida.
Jungkook y Taehyung
Y la pequeña Byeol.
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