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~24~

Jungkook apretó la mano de Taehyung y sonrió a las personas que reverenciaban ante él. No estaba acostumbrado a la atención y al trato que los tigres y lobos le daban. Caminaron juntos con sus manos entrelazadas hasta llegar a la casa que el tigre alfa a quién no había vuelto ver, había mencionado.

Jungkook tocó la puerta suavemente y una omega con su piel pálida y sus ojos cansados miró a los jóvenes que se encontraban curiosos y al sentir el cosquilleo en su cuello y su tigre, supo quién era, quiénes eran, la omega reverenció suavemente.

- Soy Min Jungkook, y él mi alfa Kim Taehyung - murmuró apretando la mano que sostenía la suya - Uh... ¿Usted es Lee HeeNa?

La omega asintió apretando la puerta de su casa entre sus manos.

- Bueno... Nosotros fuimos rescatados hace cinco años por... Jung Hoseok - la mujer abrió sus ojos, perdiendo un poco el equilibrio por lo que Jungkook y Taehyung enseguida la sostuvieron.

La mujer hizo que ambos jóvenes entraran a la casa y se sentaron en la sala, sintiendo un suave aroma a bebé, pero a pesar del dulce aroma, el aura era triste y doloroso.

- J-jung... Hoseok – Jungkook miró como la mujer tocaba un brazalete con un sol en la mitad.

- ¿Lo conoce? – HeeNa asintió con una suave sonrisa triste.

- Es... Era mi pareja, pero... Lo desterraron y no lo he vuelto a ver. ¿Él está bien? – Taehyung asintió con suavidad

- Hoseok hyung estaba bien hasta que tuvimos que irnos – miró a la mujer – Pero el último día que lo vimos, su tigre estaba muriendo... Por el lazo.

Los ojos de HeeNa se cristalizaron y asintió.

- El lazo finalmente se rompió hace unos días, yo tengo otro lazo con mi hijo por lo que... - calló inmediatamente bajando su mirada

- ¿Hijo...? - preguntó Jungkook cauteloso

- Hoseok se fue antes de que yo supiera que estaba embarazada, lo busqué y lo busque, pero los tigres me amenazaron. Ellos se enteraron que estaba esperando un cachorro y me encerraron esperando para ver cómo era el niño del hijo del sol. Gracias a ti... Es que estoy libre en este momento - HeeNa sostuvo la mano de los dos jóvenes y les sonrió con sus lágrimas cayendo por sus mejillas.

- ¿Mami...? - una voz suave se escuchó y la pareja joven alzó su mirada encontrándose con un hermoso niño que recién despertaba con una mano masajeando sus ojos y su cabello revuelto, traía un pijama verde de dinosaurios y unas pequeñas zapatillas suaves.

Su cabello era rubio, su piel demasiado blanca, sus ojos resaltaban por el color tan puro como era la miel y una pequeña nariz de botón adornaba su rostro, lo hacía ver tan tierno pero a la vez tan bonito. Jungkook no pudo evitar recordar a Hoseok, era tan parecido a él.

- Oh mi niño, ven acá - el cachorro caminó hasta donde su madre y se acurrucó mirando a los jóvenes - Él es... Jung HeeSeok, mi hijo.

Jungkook sonrió sintiendo aquella aura tan divina al rededor del niño, se sintió cálido, le recordó a su hyung, él siempre tenía esa calidez natural en su tigre y su humano.

- HeeNa-ssi - Taehyung murmuró mirando al niño con una pequeña sonrisa - ¿Le gustaría ver a Hoseok hyung?

La mujer abrió sus ojos y apretó a su hijo en sus brazos, sintiendo nuevamente el cosquilleo en su moribundo tigre, sintiendo un pequeño gruñido pidiendo por el alfa, a quien alguna vez amó o... Lo seguía amando.

Y tan pronto HeeNa asintió, ambos jóvenes pidieron un auto para movilizarse, la ayudaron a empacar algunas cosas para el niño y después de un largo día de viaje finalmente pudieron divisar a la casa que tanto habían extrañado.

Jungkook pidió a Taehyung que se quedará con la mujer y él se encaminó hasta la casa, sintiendo su corazón doler cuando la puerta no se encontraba con ninguna seguridad.

- ¿Hobi... - su voz se estancó cuando observó al mayor sentado en la mesa del comedor mirando fijamente a la ventana que daba al gran patio. Jungkook se acercó lentamente y se arrodilló frente a Hoseok quien después de sentir un suave tacto bajó su mirada cayendo en cuenta que Jungkook, estaba frente suyo con su sonrisa.

Su tigre se había escondido y posiblemente muerto por eso sus sentidos se apagaron, no pudiendo sentir ningún aroma, ni ninguna presencia, estaba a la deriva.

- ¿Jungkookie...? - el menor asintió levantándose para abrazarlo, el mayor pudo respirar feliz al ver nuevamente al niño que había pasado años en su casa. Su ojos recorrieron el cuerpo del menor buscando alguna herida pero se sintió calmado al no encontrar ninguna.

- TaeTae está afuera. ¿Podemos salir un momento? - Hoseok le dio una sonrisa cansada y asintió levantándose, sintiendo todos sus huesos doler. Jungkook sostuvo al mayor hasta llegar a la puerta y vio como la mujer jadeó tapando su boca, sus ojos se iluminaron como si solo necesitara verlo para volver a la vida.

Hoseok miró confundido a los jóvenes hasta que su mirada cayó en los ojos de quién alguna vez fue su omega. Sus piernas se debilitaron cuando intentó caminar hasta ella y cayó, sus rodillas lastimándose y sus huesos doliendo hasta el infierno, sus manos se apoyaron en el suelo y su mirada se centró en la tierra, pensando en si esto era un sueño.

HeeNa dejó a su hijo en brazos de Taehyung y corrió a socorrerlo, llevo sus manos a las mejillas contrarias y lo admiró, sintiendo aquellas cosquillas que tantos recuerdos le traía. Su tigre maulló alegre, pero un poco desesperada por no sentir el aroma de su alfa.

- Hoseokie... Dios Sol, estás aquí – El alfa mayor alzó su mirada y sollozó como si fuera un cachorro, sollozó abrazándose al cuerpo cálido de su esposa.

- Perdóname HeeNa... Perdóname - la mujer negó llevando sus brazos al rededor del cuerpo contrario para abrazarlo con fuerza, esta vez pensando en jamás lo soltarlo.

- Estoy aquí, estamos aquí por ti. Por favor, no nos alejes más - Hoseok negó con rapidez abrazándose a la mujer, respirando con dificultad, su cuerpo entero temblaba, su tigre despertó por un momento oliendo el aroma tan dulce pero que jamás lo empalago, de su esposa, incluso sintió a su alfa cosquillear ante el aroma de bebé que estaba impregnado en la ropa de la mujer, sintiéndose de alguna manera en casa.

- Mamá... - el cuerpo de Hoseok se paralizó separándose lentamente para observar al niño con su cabello rubio brillante y sus ojos más claros que el color miel, debido al intenso sol que hacía esa mañana, mirando con una pequeña duda a la persona que abrazaba a su mamá, pero que le hacía querer gritar y abrazarse a él, sintiéndole bastante familiar, casi como el aura de su madre.

Y su tigre que había dado pequeñas señales, se estabilizó gruñendo al percibir el aroma a flores que el niño emanaba y dejó salir por completo su aroma como alfa de su esposa y como padre de su niño, viéndolos encoger levemente ante la fuerza del alfa.

"Cachorro... Mi cachorro... Mi omega"

Hoseok boqueo sintiendo su pecho cerrarse ante la mirada que el niño le daba, con sus ojos abiertos a la par, no perdiendo un segundo de las acciones del contrario y sus manos aferrándose al brazo de su madre.

- Él es mi hijo... – la mujer suspiro – Nuestro hijo, Jung HeeSeok

Y los jóvenes paniquearon cuando el mayor se desmayó, no resistiendo a todo lo que estaba sintiendo. La mujer únicamente pudo reír llevando sus palmas a las mejillas del mayor.

- Por favor... – la mujer los miró con una sonrisa agradecida – Vamos a casa... a nuestra casa

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