Jungkook apretó sus parpados cuando finalmente su cerebro despertó, abrió sus ojos sintiendo a los mismo pesados, sintiendo su cuerpo tan cansado y un poco adolorido. Sintió desconocer todo por un momento, pero tapó su rostro cuando observó su habitación siendo iluminada por la poca luz que dejaba pasar la cortina.

Aspiró el ambiente y un fuerte cosquilleo recorrió su cuerpo intensificándose en su vientre bajo y en la curvatura de su cuello.

Abrió sus ojos con rapidez cuando pudo oler el fuerte aroma de manzana y canela y un aroma más dulce de coco y almendras.

Se sintió tan desconocido, tan extraño, oler aquel aroma que le hacía temblar además de que podía sentir con claridad a su lobo y a su tigre gruñir por atención. Pero también había un sentimiento de angustia y temor a pesar de que su rostro mostraba sorpresa.

¿Qué estaba pasado...?

Y justo cuando comenzaba a cuestionarse, las imágenes de las noches anteriores le inundaron, el rostro de Taehyung, sus caricias, sus... besos. Recordó la suavidad con la que fue tratado, vizualizó los ojos celestes con gris, su sonrisa tímida cuando preguntaba si podía besar tal parte de su cuerpo, sus manos recorriendo sus brazos, sus piernas y aquellas zonas tan sensibles como su cuello, vientre y otras partes más. Sus susurros y jadeos, sus gruñidos cuando su lobo quería tomar el control. Recordó la unión de sus cuerpos y sintió con claridad la mordida en su cuello.

Jungkook llevó con rapidez su mano a su cuello quejándose al ser muy brusco, porque la herida estaba recién hecha, su rostro se sonrojó furiosamente, sintiendo su cuerpo temblar aún más, sin embargo, la emoción tomó su cuerpo.

Se levantó con cuidado mirando su pantalón de pijama desordenado y se acercó al espejo con timidez, el cosquilleo de nuevo apoderándose de su cuerpo cuando observó pequeñas marcas en su pecho y ombligo, sus hombros y su cuello. Eran marcas a penas predecibles pero que por la luz se podía observar.

Alfa... Taehyung

Mi alfa

Llamó sintiendo la necesidad de verlo y apegarse a él como un cachorro en busca de mimos.

Se vistió rápidamente antes de salir con recelo de su habitación y buscar a cierta persona que sabía que era el aroma de manzana. Al entrar a la sala y cocina se encontró con Hoseok leyendo un par de cosas mientras su mirada iba del libro a unas medicaciones en el mesón.

El mayor alzó su mirada y le dedicó una sonrisa al rostro tímido de su menor.

-Hyung...

- Jungkookie. ¿Cómo te encuentras? – murmuró el chico acercándose, mirando con una suave sonrisa la marca de unión en su cuello - ¿Tienes algún malestar? ¿Necesitas algo? ¿Tienes hambre?

- Quiero... A Taehyung – susurró mirando por detrás del mayor, buscando al chico.

Dios, lo necesitaba tanto. Ese extraño apego que su cuerpo le exigía

-Oh... ¡Oh! – asintió con rapidez alejándose – Este niño que te deja solo cuando... Uh... Fue... Fue a su lugar de siempre

Jungkook asintió dedicándole una sonrisa antes de salir de la casa y comenzar a correr persiguiendo el nuevo aroma, a pesar del malestar de su cuerpo.

Finalmente paró jadeando por aire cuando miró la espalda encogida de Taehyung, sentando en una piedra viendo como este se encogió a sentir aquel cosquilleo en su cuello.

-Hyung... - murmuró acercándose, sintiéndose abrumando cuando su lobo no paraba de aullar feliz al ver a su pareja.

- Perdón... - Taehyung habló cuando divisó los pies descalzos de Jungkook – Y-yo no se como controlarme... Mi lobo... Tu...

- Hyung – el menor lloriqueó al ver a su Taehyung así – N-no llores...

Jungkook se arrodilló llevando sus manos a las rodillas del mayor quién no alzaba su rostro.

-¿Qué pasa? ¿Por qué te disculpas?... T-te... arrepientes... - Taehyung negó rápidamente

- Jungkookie... ¿Sabes lo que... es tener una marca de unión? – Jungkook negó, llevando su mano a la barbilla del mayor para poder alzar su rostro y verlo.

Taehyung alzó su mirada y sintió su cuerpo temblar cuando miró a aquel chico tan lindo, con sus ojos grises grandes preocupados y un leve puchero en sus labios, su cabello negro revuelto, su camisa desarreglada dejando ver las clavículas de su chico y entre la piel blanca unas pequeñas marcas lilas. Observó a tan bonito chico que ahora era su pareja.

-Te até a mí, te até a algo que probablemente no querías. Quizá hubiéramos vuelto y tu... - calló cuando el rostro de confusión del menor se hizo presente – Esta marca no va a desaparecer, estás unido a mi para siempre... Si algo me pasa, podrías morir. Nuestros lobos se conectaron, Jungkookie... - sollozó más fuerte mirando el cielo

- Eso... ¿Es malo? – Taehyung miró el rostro delicado del menor – Nada de esto es malo si... Si... siento tantas cosas al verte.

- Jungkookie... -

- Nada es malo si... sentiría que moriría si te alejas y no es reciente. Hyung, no quiero alejarme de ti... Mi lobo y... yo te necesito tanto que... Tengo miedo que algo te suceda y te vayas – la expresión de llanto permaneció en el rostro contrario – No es malo si siento esto... Que... Me hace amarte

El lobo alfa cerró sus ojos llevando sus manos a su rostro, sollozando más fuerte.

-Y si sé que significa amarte. Se que m vida no tendría sentido si no estas.

Jungkook tomó las mejillas contrarias antes de acercarse y juntar sus labios, sintiendo el cosquilleo más fuerte en su cuello, siendo inevitable no encogerse. Pero aún así secó con sus manos sus mejillas húmedas.

Taehyung definitivamente se desvaneció en el toque del contrario, sintiendo como su lobo se calmaba ante la presencia de... Su omega.

-Te amo tanto tanto que... Hasta Luna está celosa – murmuró Jungkook, sintiendo una brisa recorrer su cuerpo, riendo cuando sabía perfectamente que Luna estaba más feliz que ambos jóvenes.

- Jungkookie... - susurró el mayor llevando sus manos a su cintura para que se sentase en su regazo quien accedió de inmediato – Prometo... Te prometo a ti y a Luna que no dejaré que nadie... Nadie te lastime. Velaré por ti como amigo, compañero... pareja y alfa.

- Tae...

- Lo siento por haber dudado... De ti, de lo que querías, pero temí que lo que sentías no era tan fuerte como para estar toda una vida contigo... Pero viéndote, siento aquella conexión de siempre, ese hilo que inevitablemente nos une. – Jungkook sonrió con sus ojos brillantes – Eres mi amor, Jungkookie. Y nadie podrá cambiar eso.

Luna se iluminó tan feliz aquella noche, demostrando a todas las estrellas y dioses que su hijo, su adorado niño encontró y se unió a un lobo tan humilde y cariñoso, tan fiel que era imposible que lo dañe.