-Así como el tiempo seguía avanzando las cosas iban cambiando, loa dos bandos se estaban llevando algo bien por parte de sus deidades pero no por los humanos quienes buscaban varias excusas para hacer lo propio que saben hacer, ser la única especie en la tierra que se destruye a sí mismo, algo que solo la tierra puede soportar sin embargo con lo sucedido nuevamente sentía las mareas estar bajas sin algo de movimiento, por mas lluvia que comenzaba a caer no era lo mismo debido a que se necesitaba de la cercanía de la luna para que ciertas especies animales puedan hacer lo propio, pero nada, simplemente se alejaba cada vez que esa silueta de conejo durmiente se alejaba de ella sin poder tan solo tener la suficiente fuerza para romper aquel "maleficio" que ha sido nuevamente enfocado en el impidiéndole tener una visita que no sea de los suyos propios, aunque solo uno podía salir y entrar sin mucho problema eso no implicaba que sea su deber acompañarlo por variados días.-

-Muchos han intentado subirle los ánimos a Gea pero ésta se negaba a recibir más cariño de parte de ellos, ni de la propia Deméter, por lo que en esos años la tierra a estado sumergida en una depresión con tiempo desconocido, sus animales iban desapareciendo en su templo para dejar pocas especies en la superficie humana para que pudieran tener algo de sustento, también se guardo variadas obras naturales como sus bosques y flora, con ayuda de las deidades en conjunto se fueron reservando las maravillas a estado restringido hasta nuevo aviso, claro esto provocaría un nuevo impacto en la sociedad pero no tenían culpa que la capa de ozono se viera extremadamente debilitando por culpa de los humanos, ellos solo podían hacer lo mayor posible ante esta capa tan delicada como un velo de cortina que fácilmente puede rasgar un gato o perro, si con esto no podía cesar la depresión de Gea es sólo cuestión de esperar siglos para que ella se pueda recuperar de la perdida de su eterna compañera.-