Capítulo 7: Nuestra venganza.
Notas: Jay piensa en Carlos cuando se come la galleta porque recordemos que él se enamoró a primera vista de él, lamentablemente había ignorado estos sentimientos hasta que la magia de la galleta los saco a flote... lo sé es obvio pero quería ver si ponían atención, pero me encanto saber sus pensamientos por lo que lo haremos otra vez yey!!!
Nadie encontró la frase escondida que es... redoble de tambores.
"Si tú sabes cuando dos personas que se gustan salen a divertirse"
Esta frase la dice Jay y la saque directamente de la serie de Sherlock de la BBC cuando John le intenta explicar a Sherlock que él tiene una cita y por lo tanto no puede ir a corretear criminales con el aquí la parte.
(1x02) El banquero ciego
Sherlock: Necesito salir a airearme, esta noche salimos.
Watson: Es que tengo una cita.
Sherlock: ¿Qué?
Watson: Es cuando dos personas que se gustan salen a divertirse.
Sherlock: Es lo que estaba proponiendo.
Watson: No lo era... O eso espero.
John no lo niegues amas a sherlock... ok me Salí del tema.
Laloquenderawtf hizo una chistosa comparación del tema anterior con Jay y Carlos y créanme ya lo había pensado e incluso hice unos grabaratos... se los comparto... por inbox por que no me deja poner links
Capítulo 7: Nuestra venganza.
"La ves venir y crees que es el diablo
Pero al llegar tendrás que admitir
Que en gran error estás
Pues ya de cerca ves
Que Cruella es mucho peor que Satanás."
"Humana no es,
No sé qué será,
Y cual feroz bestia
Se debe enjaular.
El mundo fuera mucho más feliz
Sin esa Cruella de Vil."
Carlos entro corriendo a su dormitorio, bueno dormitorio compartido pero eso no era lo importante, había olvidado que tenía practica de Tourney ese día y aun que ya era oficialmente un "caballero" a regañadientes del entrenador, para el pequeño no había pasado desapercibido como el hombre parecía recio a entregar su camisa del equipo oficial, más la presión del príncipe Ben parecía surtir efecto en el entrenador que se limitó a entregarla no sin antes reiterar lo importante que era que se comprometiera y también asegurarse que Jay le siguiera ayudando, como si el necesitaría ayuda de un pretencioso príncipe bufo molesto.
La cosa era que había olvidado precisamente el uniforme para la práctica por lo que regreso de inmediato a buscarlo, cuando al fin lo encontró corrió a meterlo dentro de su mochila y salir corriendo más aquella pequeña caja sobre su cama lo freno, por lo que se acercó con cuidado.
Un teléfono
Aquella caja era un teléfono, un celular completamente nuevo o al menos eso parecía desde el exterior de la caja, la abrió para comprobar con mucho cuidado no vaya a ser una broma más para su infinita sorpresa, porque si el todavía dudaba aquello era un teléfono, dentro de aquella cajita se encontraba un jodido teléfono blanco y lo más importante nuevo. ¿Quién demonios dejaría algo así? Se preguntó solo por un segundo pues de inmediato aquel aparato empezó a sonar con fuerza un tono extraño, aquello era un mensaje.
"Entrenamiento en 5 min. Corre - JAY"
Así fue como Carlos entendió que aquel regalo solo podía ser de ese príncipe presumido seguramente, de inmediato reviso el teléfono solo para comprobar que tenía como único numero el de Jay y por si fuera poco su número la enmarcaba una fotografía donde un sonriente árabe le miraba risueño, por lucifer solo de ver aquella foto le dio ganas de golpearle.
Tomando el aparato y aventándole a su bolsa de mala gana se apresuró al campo donde le reclamaría el príncipe por su osadía, el no necesitaba la caridad de nadie si él deseaba un teléfono, que lo hacía pero en secreto, entonces lo robaría no necesitaba que nadie le diera nada y Aladdín era otra cosa totalmente distinta.
- ¿Un teléfono? – cuestiono el chico después de llegar al lado del príncipe junto al campo.
- Así que ya lo viste – la sonrisa cegadora marcar registrada de Jay le saludo – y bien... ¿te gusta?
- ¿Por qué lo hiciste? – volvió a cuestionar ignorando las preguntas del chico.
- Sera más fácil contactarte así... además no es posible que un chico ande por la vida sin uno – declaro como si aquello fuera una ofensa – solo es un regalo y antes de que digas nada más Ben le consiguió uno a tus amigas así que solo acéptalo – continuo cuando el chico parecía discutir con el – es un regalo de bienvenida – termino con una gran sonrisa y un guiño mientras se colocaba el casco del uniforme y se unió a los demás jugadores en el campo.
Carlos se quedó por un rato más mirando sus manos confundido por la actitud del joven, nadie nunca le había dado nada, ni un solo regalo, claro que Evie le dio una almohada, su primera almohada pero eso fue más bien como tirar una cosa innecesario, ella debía consideraba su casa como su tiradero después de todo y bueno Al.. pero eso es otra cosa, la cosa era que aquello le confundió, ese chico que simplemente fue ¿amable? Si creo que esa es la palabra, alguien debió chocar su hombro porque aquel golpe le trajo de vuelta a la realidad, en las gradas y tras levantar la mirada sus dos amigas le miraban fijamente, Evie saludaba sonriente en sus piernas el pequeño perro se sentaba obedientemente mirando el juego, Mal ella simplemente movió su cabeza levemente como un saludo entonces toda la seriedad de su rostro se transformó, sus labios empezaron a murmurar algo mientras su sonrisa se hacía más grade y la mirada se perdía en los jugadores.
El chico de inmediato siguió aquella mirada para recordar su pequeña conversación de la mañana.
En el campo Jay comenzó a correr con fuerza sujetando su bastón entre las manos, frente a el una pelota le esperaba lista para ser atrapada entonces de la nada el chico tropezó con los pies y con un fuerte golpe cayó al suelo. Todo quedo en silencio justo en aquel momento, los jugadores dejaron de correr, el entrenador dejo de reprender a uno de los chicos por mirar atónico al hombre caído.
Jay estaba en el suelo, él había tropezado con sus propios pies y aun que aquello debía dar mucha risa Carlos reprimió una sonrisa al notar como todos le miraban confundidos, aquel príncipe cayo, el nunca caía y cuando lo hacía era realmente malo, al menos para el equipo contrario, pero ahora era una práctica, una donde nada debía salir mal, donde él se luciría como siempre y bueno ahora estaba en el suelo.
- ¿Jay estas bien? – Ben fue el único valiente o más bien el único que se salvaba de la ira de aquel príncipe por lo que fuera el quien se acercara para ver al sultán caído era obvio, mas todos miraban ansiosos por el arrebato de ira del chico que seguramente soltaría contra el primero que le hablara.
- Estoy bien – mas aquel chico no parecía muy afectado por aquello, tomo la mano ofrecida y se levantó como si nada para continuar con el juego.
No es que el príncipe no se hubiera molestado, sino más bien debido al hecho de que fuera Ben quien se acercó a el a ayudarle su ira no exploto eso y que dejar el celular en la cama de su compañero de cuarto y ver su rostro confundido cuando este le pregunto el por qué de él le había dejado de tan buen humor que tropezar en el campo no surtió el mismo efecto en el que otras veces.
Con el humor restaurado en el campo y todo de vuelta a la normalidad aquello pudo pasar como la anécdota divertida de la única vez que el príncipe Jay cayo y no soltó un berrinche digno de Chad en el campo, obviamente no fue así pues en el momento siguiente y con Carlos ya involucrado en la práctica uno de los lanzadores se atoro.
Jay empezaba a impacientarse cuando el juego se detuvo para verificar el aparato al igual de los demás que de inmediato se acercaron al lanzador, entonces de la nada y luego de forcejear mucho aquella lanza salió disparada, Carlos miro asombrado como la flecha se desvió de su dirección gracias a su escudo para rozar la pierna del árabe que cayo nuevamente al suelo por el impacto, impacto que no debería ser tan fuerte y golpe que definitivamente no debió dejar sangrando su pierna, mas un enorme corte pasaba por toda su pantorrilla derecha del joven.
Así fue como la práctica se suspendió y aquel chico fue auxiliado por Ben y Chad para ser llevado de inmediato a la enfermería por órdenes del entrenador.
Carlos observo las gradas para ver como aquellas chicas se levantaban como si nada y con una enorme sonrisa en los labios desaparecían del campo, el aún se quedó unos minutos más, observando el lugar donde la sangre del chico había goteado en el pasto a sus espalda los chicos susurraban lo extraño de aquel asunto y la mala suerte del chico, algunos se burlaban y decían que se lo merecía otros solo mencionaban preocupados que aquello podría causar la pérdida del siguiente partido. Lo que a ese pequeño niño le tenía aferrado a ese lugar era aquel sentimiento que nacía desde su interior, esa que si no se conociera mejor diría que era culpa, pero no podía serlo, el hacia lo correcto, el que Jay sufriera era necesario.
La próxima vez que algo así sucedió Jay se encontraba coqueteando con aquellas chicas que sonrientes escuchaban sus historias sobre... bueno eso no importaba, Carlos rodo los ojos cuando pasando por ahí escucho como aquellas niñas tontas se derritan por la voz del príncipe y sin pensarlo más camino hasta donde sus amigas comían tranquilamente fruta, sentándose junto a Mal y tras asentir en dirección al joven príncipe esta volvió a murmurar algo suavemente.
Aquello paso demasiado rápido, en un momento todo era risas y alegría y al siguiente un enjambre furioso caía sobre aquel grupo que de inmediato se dispersó, para fortuna de las chicas diremos que aquellas furiosas abejas que afortunadamente solo eran abejas persiguieron por un buen tramo del campus al árabe que corría mucho más rápido de lo que Carlos pudo hacerlo alguna vez en su vida.
Y aunque no debieron reír Carlos no puedo evitar soltar una carcajada ante aquello, a la cual se unieron las chica y pronto todos los demás jóvenes que miraban aquel espectáculo, y aunque Carlos nunca puedo ver el rostro cubierto de picaduras de su compañero, al parecer en la enfermería lo curaban con magia o algo así, si observo como aquel chico tiraba a la basura todos sus productos para el cabello que al parecer el aroma eran la razón por la que fue perseguido por aquellas abejas.
En otra ocasión mientras comían en la cafetería y Jay era afortunado por tener a sus "amigos", bueno Ben era su amigo pero el parecía distraído enviando miraditas a la mesa de aquellos niños de la isla y Lonnie ella era lo más parecido a una amiga luego del desastroso intento de seducirla y su nariz rota, pero no entremos en detalles sobre eso, mas importante era Chad o su no tan buen amigo Chad.
- ¿Vas a caer de nuevo en la práctica Jay? – empezó a burlarse de él.
- ¿Vas a dejar de ser un idiota Chad? – respondió molesto el sultán empujado de mala gana su pudin en el plato sin ganas de comerlo.
- Hablando enserio es demasiado raro Jay has tenido muchos accidentes... mucha mala suerte... - a la conversación se unió Audrey la buena novia de su amigo que seguía ignorando todo lo sucedido.
- ¿Quieres que te consiga un grillo de la suerte? – Si Jay no conociera mejor a Lonnie pensaría que hablaba enserio.
- Tú también Lonnie... no los alientes – suspiro frustrado rodando sus ojos para luego lanzarle una mirada nada agradable, mas aquella chica solo ignoro aquello.
- Es extraño que todo esto suceda con su llegada – insistió la hija de la bella durmiente señalando con la mirada la mesa de los pequeños villanos que susurraban en silencio- tal vez es una clase de magia...
- Solo son coincidencias Audrey deja de buscar culpables – aquel Sultán se levantó de repente molesto por la insinuación de la princesa ante la mirada de todos sus amigos, por lo que tomando su bandeja se alejó de la mesa, en ese preciso momento y momento antes de llegar al bote donde tirar la basura el chico resbalo con una cascara de plátano y cayó al suelo.
Jay no era vanidoso, cuidaba de su apariencia como cualquier otro en aquel reino por lo que cuando su cara cayo enterrada en el pudin de su bandeja no pudo evitar maldecir, el postre incluso se esparció por su chaqueta de cuero favorita, limpiándose con su mano y levantando todo su tiradero fulminaba con la mirada a todo aquel que parecía querer reír a su costa, entonces mientras intentaba volver a poner todo en su lugar todo empeoro.
Carlos se levantó para alejarse de la mesa luego de planear la nueva travesura para el joven y ya que Mal le obligo a dejar su basura en el bote por lo que se cercó de mala gana al príncipe justo después de que este cayo y aun que aquello debió hacerle reír esta vez no le causo gracia alguna, tal vez toda la culpa por fin estaba haciendo mehella en el casi sintió ganas de ayudarle a levantarse y digo casi porque aquel accidente se lo impidió.
Evie observo como aquella princesa presumida les miraba desde la otra mesa, también vio como justo después de la caída del príncipe ella regreso su atención a Mal llamando la atención de los otros jóvenes, Evie se dio cuenta entonces que aquella princesita tal vez no era tan tonta como parecía ella sospechaba de ellos por lo que de inmediato y golpeando el codo de Mal le hizo entender la situación aún in hablar.
Mal decidida a sacudirse la atención no deseada tomo medidas desesperadas, por lo que Carlos tendría que resbalar también en un accidente al igual que el otro joven, con lo que esta chica no contaba es que aquel príncipe reaccionara de aquella forma y en un instante justo antes de que cayera al suelo Jay le tomo de la cintura para evitar su caída contra el frio mármol, mas calculando mal el peso del chico este le gano y ambos cayeron, sin embargo Jay cumplió con su propósito sacrificando su muñeca la cual se torció al recibir el impacto en un intento de detener su caída.
Si le preguntaran a Jay la razón de su reacción el diría que fue puro instinto pero si lo conocieran mejor o al menos tanto como aquella chica oriental que miraba sorprendida pero sin dejar de sonreír ante el sacrifico de su amigo por un joven de tan mala reputación, podría asegurarles que el joven Sultán jamás actuaria de aquella forma, no al menos por cualquier otra persona y mucho menos se preocuparía por el bienestar ajeno cuando el único herido fue el.
El pequeño De Vil espero confundido a que el joven saliera de la enfermería después de lo sucedido se sintió responsable por lo que le acompaño para asegurarse de que estuviera bien, para después preguntar exactamente por qué lo había hecho, Jay solo se encogió de hombros y respondió que eso era lo correcto y que lo hubiera hecho por cualquiera, lo cual era una tremenda mentira pero Carlos no tenía por qué saberlo, ese pequeño por alguna razón infundía un sentimiento de protección en el joven Sultán luego del incidente del perro.
Esa noche Carlos le grito a Mal por ir tan lejos como para involucrarle en aquellas bromas, mas esta se encogió de hombros y se limitó a señalar que levantaban sospechas por lo que debían desviar la atención y si tal vez insinuó que dejaran de jugar esas bromas el jamás lo admitirá.
La próxima vez que sucedió y ultima ya que después se decidió por algo mucho mejor fue Mal quien no pudo resistirse a hacer explotar el compuesto químico que ese día estaban estudiando en clase, cabe decir que la cara de asombro del joven fue una delicia para ella, pues varios vidrios cortaron su rostro y las quemaduras químicas fueron la guirnalda del pastel en aquella broma.
Carlos empujo la culpa muy dentro de sí cuando el profesor comenzó a gritar al joven mientras lo enviaba a la enfermería nuevamente, miro como la espalda de aquel chico se perdía por la puerta, al término de la clase Mal se limitó a empujar una bolsa llena de galletas en su pecho mirándole fijamente sin decir palabra alguna, él se limitó a asentir en silencio y guardar la bolsa, y cuando Evie se acercó a él para colocar una mano en su hombro en un gesto de confort el la despidió toscamente recordando su misión, su plan y todo su amor por aquel hombre en la isla, aquel sentimiento que era directamente proporcional al odio y desprecio que sentía por Jafar o Jay por defecto.
***************
Carlos busco frenéticamente por todos lo alrededores a Evie, luego que Jay le recordara que ese día tendrían su dichosa cita, demonios lo había olvidado, se distrajo de su plan maestro para vengarse del príncipe engreído y casi lo hecha a perder cuando este le recordaba lo de su cita y él le había mirado confundido, por suerte Dude salió corriendo de sus brazos y corrió a atraparte.
Así que ahí estaba buscando a la única que podría sacarle de ese embrollo solo para no encontrarla por ninguna parte de toda la jodida escuela, entonces se encontró con Doug y este le revelo la salida que Evie tuvo con Mal por lo que de inmediato se dirigió al cuarto de las chicas, y no es que no hubiera buscando antes ahí pero cuando fue estaba seguro que estaba completamente vacío.
Doug había sido muy útil es una lástima que tendría que sufrir mucho luego de la coronación, pero bueno él se lo busco solo por nacer ahí en Auradon, fue lo mismo con ellos, ellos fueron condenados a vivir en una prisión solo por los pecados de sus madres y si no fuera porque Evie tenía cierto agradecimiento a él, dios sabe por qué ella le ponía atención lo que ponía muy feliz a ese chico era obvio para toda la escuela que estaba prendado a Evie, tal vez tendría algo de pena.
- Evie necesito tu ayuda – irrumpió dentro de aquella habitación sin tocar la puerta eso era una emergencia.
- Puedes formarte Carlos llegue primero. – Carlos se detuvo por un instante para observar como ambas chicas estaban sentadas en una cama y Evie parecía estar maquillando a Mal, eso sí que era una sorpresa.
- Lo mío es una emergencia – insistió el recién llegado más Mal solo se limitó a bufar ante sus palabras.
- Está bien Carlos ya casi termino – Evie ella siempre tan noble intentando ayudar a otros, a la mierda Carlos necesitaba ayuda pero ya.
- ¿Qué están haciendo? – se acercó a las chicas intentando fastidiar lo suficiente para llamar su atención a él.
- Ben me pidió una cita – el murmuro de Mal era muy suave más aun así logro escucharlo.
- Gracias por informarme – si Carlos hizo un pequeño puchero al sentirse excluido de la situación iba a negarlo completamente.
- No tengo que darte explicaciones de nada – ahora sí que la hija del hada estaba molesta, que se creía ese Carlos entrando a su habitación e irrumpiendo su maquillaje.
- Carlos siéntate... Mal deja de moverte – por suerte para ellos Evie aún tenía algo de cordura calmo las cosas de inmediato.
- Ok no tanto rubor... no quiero espantarlo, aunque este hechizado – por primera vez en su vida Mal accedió a algo por propia voluntad ignorando al pequeño que se limitó a gruñir por lo bajo y dejarse caer en otra de las camas.
- Mal mi madre me enseño a aplicar rubor antes de otra cosa, solo hacer pinceladas ascendentes – sonreirá la princesa mientras le maquillaba.
- Mamá nunca fue buena maquillándome y no tengo hermanas – dio como explicación mientras resistía las ganas de golpear a Carlos quien soltó una risita desde su lugar en la cama.
- Bueno ahora la tienes – murmuro para luego regresar a ver al chico en la cama – los tienes- rectifico mirando fijamente a Carlos quien se había levantado en sus codos para asentir a sus palabras -necesitaremos todos los familiares posibles si lo logramos, mama no es muy agradable cuando fracasa, recuerda a blanca nieves – y sí que los necesitaron, luego de todo lo que habían pasado juntos Carlos estaba de acuerdo que ellos no eran amigos, eran algo más, una familia.
- ¿Le tienes miedo? – Mal se había debatido si preguntar aquello o no, pero finalmente lo hizo, mirando de reojo al chico que nuevamente se dejaba caer en la cama cubriendo sus ojos con un brazo.
- A veces mal – murmuro como no queriendo aceptarlo, mientras su mirada se dirigía al igual que la del hada al chico en la cama, evitando preguntarle, conociendo lo aterradora que podría ser la madre de Carlos. - ¿Y tú a tú mama?
- Quiero que sienta orgullo de mi se enoja conmigo cuando la decepciono, y si es mi mama así que sé que me quiere... a su manera – termino en un susurro no muy segura de sus palabras recordándose nuevamente que sin importar lo que hiciera nada sería suficiente para su madre.
Carlos se encontraba aun sumido en sus pensamientos recordando las veces en que su madre le llamo inútil, tratando de ignorar esa conversación que solo le recordaba una y otra vez que su madre no le amaba y nunca lo haría, que no habría poder en todo Auradon que hiciera que su madre le amara un poco.
- Bien mírate ya está – Evie corto aquella conversación tan deprimente para llevar a Mal hasta un espejo de su habitación.
- Estoy nada horrorosa – sonrió la chica de pelo morado al notar como lucia.
- Está muy linda, ¿no es así Carlos? – al escuchar su nombre, aquel chico de inmediato se levantó sentándose en la cama para observar a ambas chicas.
- Saldría contigo... si no tuviera miedo de que me mataras – bromeo el joven con una gran sonrisa, mientras las chicas reían suavemente por sus palabras.
Así fue como les encontró Ben, riendo y bromeando para luego proceder a llevarse a su cita y dejar a aquellos dos chicos en la habitación.
- ¿Y bien que necesitas? – en cuanto la puerta se cerró Evie volteo para encarar al niño que aún estaba sobre la cama.
- ¿Crees que esto cambie algo? – murmuro con la cabeza agachada desde su lugar, refiriéndose a su madre, a aquella situación que vivía.
- Si esto sale bien, estoy segura que todo va a cambiar – trato de consolar al pequeño que ahora ante sus ojos lucia igual de miserable que aquella primera vez que descubrió su "habitación".
- ¿Y si no lo hacen? – el pequeño levanto su mirada llena de miedo e incertidumbre, ansioso de tener una pequeña esperanza, una manta a la cual aferrarse con fuerza.
- Entonces qué bueno que tienes una hermana tan genial como yo... - aquellos tristes ojos se suavizaron ante sus palabras y una pequeña sonrisa adorno sus labios - ahora ¿cuál es la emergencia?
- Jay me invito a una cita – salto de pronto levantándose de la cama para poder llegar frente a ella, mas su cara no reflejaba la emoción que esperaba.
- ¡Yay! Carlos – comenzó a abrazarle con fuerza, celebrando su triunfo – tu primer novio... ¿espera le diste las galletas? – le alejo de su abrazo para mirar fijamente su rostro.
- No... el solo me lo pidió... como si le gustara realmente – aquel pequeño sonaba confuso y si no le conociera mejor Evie diría que uh poco esperanzado.
- Por qué suenas tan sorprendido claro que le gustas solo mírate... - ella está realmente sorprendida, su pequeño hermanito había logrado captar la atención de un príncipe tan sexy que decididamente se repitió no sentir envidia, si alguien se merecía un poco de felicidad este era el, su pequeño Carlos.
- Eso no importa solo acepte por el plan ok, con o sin galletas – el pequeño rompió sus ilusiones al alejarse de ella y mirarse en el espejo, revisando sus raíces negras con gran dedicación preguntándose si necesitaba un retoque antes de la dichosa cita, ignorando la mirada que su hermana le daba.
- Al menos trata de divertirte – suspiro Evie al notar como Carlos tiraba por la borda la primera oportunidad para ser feliz, para tener algo que amar, Evie no comprendía por que Carlos actuaba tan fríamente ante el cortejo del príncipe.
- Claro que lo hare... - Carlos levanto la mirada desde el espejo, para verle en el reflejo- cuando destroce su corazón en mil pedazos – y aquella sonrisa que se formó en los labios del joven seguida por aquella escalofriante risa le recordaron un poco a Cruella.
- Oh Carlos – susurro al entender que no podría hacer cambiar de opinión al pequeño.
- ¿Vas a ayudarme o no? – aquel chico se giró molesto ante sus palabras, enojado por ser tratado como un chiquillo, confuso ante su incesante negativa de la venganza contra Jay.
- Sabes que sí – afirmo con convicción para seguir al chico a su habitación y buscar el atuendo perfecto para la dichosa cita.
Evie no pudo evitar mirar a su pequeño hermano y rogar por que cambiara de opinión, ella conocía a Cruella y sabía muy bien que la obsesión había sido su perdición.
Ella observo como aquel chico mirándose en el espejo observando como la ropa le quedaba de maravilla sonreía planificando aquella venganza.
Y si por dentro ella seguía firmemente en su intención de hacerle cambiar de opinión nadie podía culparle, ella conocía lo cruel que era su madre y lo necesitado de amor que ese pequeño estaba, Evie solo quería que su pequeño hermanito, aquel chiquillo que se aferró con fuerza al primer regalo que le dio con una enorme sonrisa y esperanza regresara.
Esa princesa realmente esperaba que ese príncipe ayudara a cambiar el corazón de Carlos, que Jay fuera aquel que lograra salvar a su pequeño hermanito de caer en la locura, porque aun cuando ella intentaba darlo todo por él, sabía muy bien del enamoramiento por Aladdín, y si todo terminaba como Maléfica esperaba, ella sabía que Aladdín nunca saldría de la isla, al menos así, aun cuando no lograran hacerse con la varita, Carlos tendría a alguien a quien aferrarse, alguien que no dejara que Cruella se hiciera con él.
Y si el príncipe Jay no resultaba ser bueno para Carlos, si el solo jugaba con el corazón de su pequeño hermanito, bueno Mal no era la única que podría ser aterradora de ellos tres, después de todo su madre era una gran hechicera también y ella sabía cada uno de sus hechizos de memoria.
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Está bien, tal vez venir al bosque en medio de la nada a un lugar donde nadie podría escucharle gritar acompañado de un chico que fácilmente podría matarte y que además se rumoreaba era un asesino no fue su mejor idea, pero bueno cuando el chico le recogió en su dormitorio y le tendió un casco de motocicleta ya que al parecer Carlos sentía que una alfombra voladora no era muy segura, "como si aquella motocicleta fuera mucho más segura" bufo el chico cuando la vio.
Ese era el, Carlos no-pienso-antes-de-actuar De Vil, en su defensa diremos que eso parecía una buena forma para empezar su plan.
Quien diría que no necesitaría de aquellas inútiles galletas, toma esa Mal, y mejor aún se las había arreglado de alguna forma que no podía explicar para enamorar a un príncipe, el más aterrador y completamente ardiente principie de todo Auradon, "lo siento Evie" pensó para sí. Tal vez aquel heredero tenía un gusto por los pequeño genios como el, o aquello era una broma de mal gusto en el que saldría lastimado o peor aún esa era una trampa para ser asesinado de la forma más fría y cruel posible.
- Cierra tus ojos Carlos – murmuro el chico mayor poniéndole nervioso y si pensó para sí, ese era el fin, primero lo obligo a aferrarse a su cuerpo en aquel ridículamente largo paseo en carretera a una velocidad nada segura, para luego llevarlo por el bosque a un punto perdido donde no tenía señal ni para pedir ayuda, si él había revisado su celular antes y ahora le pedía cerrar los ojos.
Oh dios mío él iba a matarlo.
Ahí donde nadie escucharía sus gritos.
Enterraría su cadáver en ese bosque tan espeso.
Adiós Carlos de Vil.
Nadie echara de menos a un villano.
Comenzó a angustiarse, más aun así obedeció mansamente cerrando sus ojos con fuerza, Jay pudo notar como la respiración del chico se agitaba cada vez más al invadirle los nervios, sus labios al igual que aquellos hermosos ojos se cerraban con fuerza, su nariz se arrugaba ligeramente en un intento fallido de aspirar más aire, como aquellas pecas adornando su pálida tez le daban el toque perfecto.
Carlos De Vil era perfecto, su hermoso rostro llenaba de calidez su pecho y aquel gestó tan evidente de ansiedad y pánico le hizo sonreír un poco, lucia tan adorable que daba ganas de besarle, pero Jay tuvo que suprimirlos, recordándose que esta vez lo haría bien, él era importante, Carlos era un tesoro que Jay se encargaría de adorar.
- Ya puedes abrirlos habibi – murmuro a centímetros de su oreja detrás de la espalda del más joven.
Cuando el pequeño villano abrió sus enormes ojos la sorpresa le invadió, se hallaba en una gran habitación cálidamente iluminada, velas flotaban a su alrededor, cortinas de seda de varios colores adornaban sus paredes, en medio de la enorme sala una pila de almohadas y almohadones seguramente suaves se amontonaban en un gran montón, a su alrededor junto a ellos se extendían pequeñas mesas llenas de tazones con fresca y deliciosa fruta, Carlos tenía la esperanza que fuera así, muchas de ellas irreconocibles para él, incluso dulces de todos los colores y esperaba sabores diferentes.
- ¿Dónde estamos? – pregunto maravillado por aquello.
- ¿te gusta? – dijo a modo de respuesta, saliendo detrás de el para tomar su mano y guiarle hacia los cojines – estamos dentro de mi lámpara – termino con orgullo jalando al joven para que se sentara junto a el mientras tomaba un cuenco lleno de chocolate – sé que es tu favorito – ofreció sonriente tomando una pieza de entre sus dedos.
Carlos se dejó envolver entre la suavidad y comodidad de aquel lugar, tomando gustoso aquel dulce ente los dedos del mayor.
Jay era un genio, un ser de magia y aun que se sintió un poco intimidado, luego de su sorpresa inicial, no dejaría que aquello arruinara su plan, él se encargaría de tomar el corazón de ese engreído príncipe para aplastarlo entre sus manos.
Y si aquello podría suceder literalmente entonces sería una ganancia.
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Aquella cita no había sido para nada lo que hubieras esperado, bueno para ser completamente sinceros nunca habías estado en una, pero si escuchaste los rumores, aquellos cuchicheos en las esquinas del colegio en la isla, sobre todo cuando solías esconderte de los gemelos Gastón para evitar ser molestado, murmullos de niñas que contaban entusiasmadas todas aquellas caricias y besos recibidos por sus "novios", por qué si bien sabias el amor era estúpido y en una prisión como lo era tu antiguo hogar era visto como una debilidad, por eso cuando aceptaste aquella ridícula cita y montaste esa motocicleta, ya que al parecer era el poseedor de una, que para nada era cool no importa lo bien que se veía ese presumido príncipe en ella o la forma en la que su chaqueta de cuero cubría sus musculosos brazos y... enfócate Carlos.
El punto es que al llegar al bosque y encontrarte completamente a solas con el esperabas que brincara sobre ti, santo dios incluso te habías preparado para cualquier asalto contra tu persona incluso después de aparecer dentro de aquella lámpara, para ti ese sería el lugar perfecto para ser violado por él, sin testigos y pruebas, no es como si esperabas que alguien te creyera en Auradon, por eso cuando esa cita fue tan romántica o eso imaginaste, recordabas aquellas historias de Aladdín sobre su princesa, aquellas que te gustaría compartir algún día con él, por lo que ahora, después de esa cita estabas completamente confundido.
- Es costumbre besar al chico que te deja frente a tu puerta – aquel príncipe que te daba una sonrisa radiante te saco de tus pensamientos para notar que ya estaban frente a la puerta de su habitación.
- No en la primera cita amigo – de inmediato posaste tu mano en su pecho ya que él se había acercado, puede que aceptaras toda esa tontería de tener una cita por el bien de tu venganza pero besarlo estaba más allá de los límites, más allá del sexo, un beso era para ti sagrado.
- Entendido – Jay trato de no sonar desanimado pero aquella respuesta solo le hizo amarlo más fuerte, Carlos realmente no era como aquellas otras conquistas, esas chicas que se derretían ante sus palabras hermosas o aquellos chicos que solo se hacían los difíciles al principio, no Jay estaba seguro que Carlos era especial y si tenía que esperar mil años por besarle que así fuera entonces – deberíamos ir a dormir – acerco su mano al pomo de la puerta para entrar.
- Casi lo olvido debo ir con las chicas un rato – te excusaste listo para irte.
- ¿Otra pijamada eh? – te sonrió – sabes que no está permitido... pero descuida tu secreto está a salvo conmigo – guiño un ojo en tu dirección.
- Evie quiere que me pruebe el traje para la coronación – mentiste descaradamente, suerte para ti que ya era natural en ti – además debo ir por dude.
- Cierto... coronación de Ben – empezó a murmurar el príncipe por lo que te diste vuelta para dejarle cuando el volvía a llamarte - Carlos me gustaría que vinieras conmigo – soltó mirándote impaciente por tu respuesta.
- ¿Contigo?
- Ben menciono que querían estar al frente... yo estaré ahí así que podrías venir conmigo y... - su voz se fue apagando mientras intentaba convencerte desviando la mirada ligeramente avergonzado.
- Creí que solo Ben y su novia estarían – le observaste confundido por su tartamudeo, aquel nerviosismo que mostro durante toda su cita.
- Toda la realeza estará cerca del frente y obviamente sus novias... así que... ¿quieres venir? – volvió a mirarte con esperanza en sus ojos.
- ¿Me estas pidiendo que sea tu novio? – si tu voz no había demostrado incredulidad tu mirada dejo en claro que es debía ser una broma.
- Creí que era obvio, digo con la cita y la declaración de amor – Jay estaba muy nervioso, incluso más de lo que quería admitir una de sus manos se posó en su cuello sobándole totalmente avergonzado por sus palabras temiendo ser rechazado por ti y por un segundo te sentiste superior al ser tu quien causaba eso en él.
- No se esperaba algo más grande... como Ben cantando frente a la escuela – tal vez si estabas siendo un poco injusto pero hey no era solo por tu venganza, no aquella era la primera vez que un chico, no una persona te ponía realmente atención, alguien quería a Carlos de Vil y tu querías disfrutar cada segundo de eso.
- Si no se me da mucho el baile y eso – intento excusarse lo mejor que pudo.
- Eres un príncipe de Auradon – resaltaste aquello como si con eso automáticamente fuera necesario y vamos mentirías si no dijeras que te encantaría que alguien, incluso aquel príncipe cantara su amor por ti a los cuatro vientos.
- De Agrabah que esta a kilómetros de aquí... el baile no es obligatorio para nosotros – más tú solo te cruzaste de brazos mirándole no muy convencido – pero si quieres una canción tal ve podría...
- No déjalo – y ahí estaba supiste que lo tenías comiendo de la mano si aún cuando odiara bailar estaría dispuesto a hacer algo tan ridículo solo para ti, si tu madre te viera ahora estaría orgullosa.
- ¿Entonces iras conmigo? – volvió a intentarlo con un poco de esperanza en su voz.
- Como tu novio – querías dejar en claro que estaban en la misma página, que importaba si ese día destruirías su corazón, al menos el golpe sería peor si venía de su novio.
- Si como mi novio – aseguro con firmeza.
- No lo creo... no me gustaría dejar a Evie sola en el palco – recordaste entonces que debías estar con Evie no podías dejarla sola, ella te mataría o peor aún se llevaría a Dude de tu lado.
- Ella puede venir también – al parecer Jay no se daría por vencido, él pensaba llevarte como su novio, frente a todo jodido Auradon y nada lo iba a impedir.
- ¿Eso es posible? – tenías que darle crédito a ese príncipe realmente estaba dispuesto a todo por ti y si tal vez sentiste algo de lastima por él.
- Descuida lo arreglare con Ben, el me debe un favor y no puede negarse... además abra muchas princesas una mas no hará daño – volvió a asegurarte ansiando una respuesta positiva de tu parte.
- Bien... iré contigo – la sonrisa de aquel chico se hizo enorme ante tu respuesta por lo que de inmediato se acercó a ti para besarte – no lo hagas – le empujaste nuevamente para evitar aquello, tu política de no besos no iba a flaquear con él.
- Disculpa – en su lugar tomo tus manos para depositar una suave beso en su dorso – es solo que no tienes idea de lo dichoso que me haces.
- Ajam – retiraste de inmediato tu mano evadiendo aquella mirada tan llena de amor que aquel chico te daba, aguantando las ganas de rodar los ojos y volviendo a sentir lastima por aquel príncipe tan patéticamente enamorado de ti.
Y te retiraste sin mirar atrás para llegar a la habitación de tus amigas, donde repasarían aquel plan para robar la varita y causar mal al mundo.
Y si llegaste totalmente en silencio mientras Mal planeaba, sentándote solo en una esquina recogiendo a Dude de los brazos de Evie perdido en tus pensamientos, te dijiste firmemente que tu corazón no latía con rapidez ante la sonrisa brillante de aquel árabe.
Te reafirmaste nuevamente que no querías besarlo y que solo sentías lastima por el al verlo destilar amor eterno por ti, que definitivamente no era culpa lo que golpeaba tu estomago cuando recordabas lo amable que fue en la cita, que no era anhelo lo que sentías cada que intentaba besarte y tú lo evitabas, porque para ti un beso era muy especial, porque tus pensamientos solo eran para Aladdín y tu boca solo se ajustaba a la de él y si ese príncipe esperaba tener algo de eso nunca lo permitirías.
Porque tú nunca caerías ante el hijo del enemigo del hombre de tu vida, porque tu corazón no brincaba de alegría ente aquellas palabras pronunciadas, porque el único ser que amabas estaba en una isla miserable a causa de su padre y te repetiste nuevamente que su cariño no era necesario.
Tenías una misión y no ibas a echarlo a perder por una tontería.
Notas: Si en el libro mencionan que Evie leía los libros de su madre a diario incluso los de magia aun cuando no se pudieran usar dentro de la isla.
En la serie, por que hay una serie por si no lo sabían se llama descendants wicked world, Jay le consigue un celular nuevo a Carlos y este esta súper emocionado, además al parecer el habla perro, si Carlos habla perro... no estoy muy segura por que el episodio lo vi en inglés y no soy muy buena pero yay Jay actuaba como un perro por un hechizo de Mal y cuando se curó del hechizo correteo a carlos lol asadsdasdas.
Jay definitivamente tendría una motocicleta una muy ridículamente cara solo para restregársela en la cara a Chad y solo para no quedarse atrás con Ben y su moto lol, por si les interesa es una MV-Augusta F4CC, a Jay le gustan las cosas caras y ridículas ya lo entenderán mas adelante.
Habibi: Querido.
Sé que parece que Carlos envía señales mixtas, pero recuerden Jay ya está enamorado de él es Carlos el que se va a caer en amor con él en esta historia.
Y que les parecieron las bromas a Jay tarde un montón en pensar en ella u.u casi ni las cuento y pedí ayuda gracias a y a que siempre me han apoyado en esto los amo yey!!.
Alguien quiere saber cómo fue el primer beso de Carlos??? Oh por Dios van a odiarme por esto, tal vez.
No creen que no iba a incluir la canción de Cruella verdad, jajaja no es mi villana favorita de hecho la detesto después de lo mal que trato a Carlos en el libro... es la más maldita de todas, lo que me lleva a pensar qué clase de padres le ponen a su hija Cruella... tal vez sus padres estaba más locos que ella .
Casi lo olvido hay una versión cantada por Selena Gomez digo por si no la conocían como yo, .
He estado viendo un montón de imágenes de Aladdín y no puedo evitar pensar en Jay cuando veo a una peque Jazmín y su tigre... tal vez lo dibuje yey!!
Dudas?
Comentarios?
Galletas?
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