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Capítulo 12: Tan cerca y lejos a la vez.


Notas: Hey decidí actualizar hoy por que no podría hacerlo el viernes, así que regresan las actualizaciones los jueves wiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii... eso es todo lean y ámenlo...

Capítulo 12: Tan cerca y lejos a la vez.

"So close to reaching that famous happy end

Almost believing this was not pretend

And now you're beside me and look how far we've come

So far we are so close

How could I face the faceless days

If I should lose you now?

We're so close

To reaching that famous happy end

And almost believing this was not pretend

Let's go on dreaming for we know we are

So close

So close

And still so far"

Jay recuerda exactamente cuando tuvo su primer beso tenía 11 años, recuerda a aquel sirviente tan amable que solía cuidarle cuando su madre no estaba disponible, aquellas veces antes de que Jafar entregara su cuidado e instrucción a los guardias del castillo, recuerdo su sonrisa y aquellas suaves y tiernas palabras cuando le beso por primera vez.

El también recuerda la primera vez que se sintió amado por alguien más que su madre de una forma mucho más distinta, recuerda como aquellas gentiles manos tocaron su piel y le indujeron a un mundo lleno de placer, años más tarde el seguiría buscando ese toque contra otra piel solo para volver a sentirse de esa manera, solo para fingir que alguien más podía amarle.

Lo que Jay no recuerda es cuando fue la última vez que le vio, un pequeño descuido por su parte y aquella ave la mascota de su padre les escucho, observo lo que aquel hombre le hacía sentir a su cuerpo, el cómo le tocaba y tomaba para sí y seguramente se lo comento a su padre, él no lo sabe pero aquel hombre fue desmembrado vivo de la forma más dolorosa posible por atreverse a tocar al príncipe heredero.

Mal, bueno la primera vez que ella pregunto a su madre por que aquella pareja que diviso desde su ventana chocaba sus labios con euforia esta simplemente se bufo de aquel sentimiento, lo llamo débil e innecesario además de hacerle comprender que el amor era estúpido y que alguien más le tocara así no era algo bueno, su madre descargo su amargura por el hombre que le dio aquella hija que aun con toda su instrucción quería conocer aquello llamado amor, por eso cuando alguien intento besarla ella rompió su nariz por tal atrevimiento con su puño, aun recuerda la mirada de horror del chico que intento robarle su primer beso, así que gracias pero no gracias los labios de Mal aun eran vírgenes.

Evie, oh la princesa soñadora que por mucho tiempo pensó en besar aun valiente príncipe que la amara toda la a vida, su cabeza estaba llena por su madre por historias de amor verdadero, de cortejos y advertencias por no dejarse tocar por cualquiera que fuera indigno, aquella que le enseño a usar sus encantos solo para conseguir beneficios, para obtener lo deseado, más lo que obtuvo fue un chico que quiso pasarse de listo, ese día el nieto de lady Tremie casi pierde una mano al intentar saber que había debajo de su falda, el enorme corte que le hizo a su mano le recordó por toda la vida que no debía jugar con las niñas.

Carlos, para el pequeño de vil fue una verdadera suerte que todos aquellos hombres que lo atacaran decidieran darle mejor uso a su boca como para robar su primer beso, el definitivamente estaba muy agradecido que fuera a los 13 años que alguien le beso por primera vez y mejor aun que fuera precisamente el.

Era la tarde de su treceavo cumpleaños y Carlos solo tenia un deseo en mente, por lo que de inmediato se apresuro a corre por las calles de la isla, esquivando problemas con un solo lugar como objetivo.

Se sintió un poco decepcionado que el lugar estaba vacio cuando llego por lo que sentándose en la entrada de aquel hogar espero pacientemente a que el apareciera.

Aladdin llego unas horas más tarde en su hombro se balanceaba su pequeño saco aquel que seguramente estaría lleno de alimentos, el nunca robaba nada que no fuera necesario.

Al ver al pequeño niño en la puerta de su casa esperando por él no le fue sorpresa, de hecho Aladdín sospechaba que muy pronto Carlos lograría encontrar la manera de entrar y esperarle dentro, si no es que ya sabia y se limitaba a quedarse afuera por cortesía, como fueran las cosas Aladdín invito al pequeño a entrar, el niño que de inmediato se abalanzaba en los cojines que usaba como cama para descasar se encontraba parado inocentemente, balanceándose en sus pies mirándose completamente nervioso.

- ¿Qué hiciste ahora Carlos? – aquella mirada en el rostro del pequeño le hizo sonreír, pues su pequeña nariz se había arrugado en disgusto.

- No he hecho nada – respondió a la defensiva cruzando de brazos, luciendo mucho mas adorable, si es que eso podía ser más posible.

- ¿Entonces qué haces aquí?- el hombre le dio la espalda sacando cuidadosamente los alimentos que había conseguido y colocándoles sobre aquella destartalada mesa.

- ¿Hoy es mi cumpleaños sabes? – el rostro del niño volvió a aclararse inocentemente, dejando su postura defensiva y mirando sus pies como si fueran muy interesantes, tal vez estos le revelarían los secretos del universo o solo le daría una excusa para no mirarle.

- ¿Enserio es hoy? – Aladdín decidió fingir demencia, sin dejar de revisar aquella fruta en sus manos junto al pequeño mono que reía al observar las reacciones del pequeño niño.

- Si – al parecer el chico se lo creyó por que de inmediato con la mirada al suelo lucia totalmente desanimado, para diversión del mono que ahora era golpeado suavemente como reprimenda por el hombre al notarlo – yo...

- Claro que se que es tu cumpleaños- Aladdin decidió que era suficiente y volteando a ver al pequeño trato de tranquilizarle - jamás lo olvidaría... ¿que desea de cumpleaños mi amo? – bromeo el haciendo una reverencia y cruzando ambos brazos, e intentando sonar mucho más profundo y grave para imitar a un genio.

- A ti- susurro bajito aun negándose a verle, las pequeñas mejillas del niño ahora se coloreaban completamente de rojo.

- Ya me tienes... - sonrió el hombre notando lo adorable que el chico lucia cuando se ponía así de nervioso - hablo enserio tengo un presente solo para ti o podríamos... – de inmediato se giro para evitar seguir notando como ese rubor se esparcía hasta sus orejas e incluso parecía llenar todo el cuello del joven, a veces Aladdin tenía que recordarse que eso frente a él era su pequeño Carlos y no su princesa, pero simplemente le era muy difícil, sobre todo cuando ese niño le miraba con esos ojos que... o Alá como extrañaba a Jazmín y su sedoso cabello, sus suaves labios y...

- No... yo te quiero a ti Aladdin – las palabras del niño le trajeron de vuelta a la realidad, de hecho Aladdin tal vez sintió como un balde fue vertido sobre él con agua helada pero no vamos a detallar eso, ¿o sí? -... tu me gustas – el niño levanto la mirada firmemente aun cuando todo su cuerpo temblaba de miedo.

- Carlos – el hombre de inmediato se giro para mirarle fijamente aun intentando procesar aquellas palabras que no podía creer, ahí estaba el, un ladrón, el mejor ladrón de todo Agrabah, de la isla, el peor villano de todos debido a su buen corazón y había terminado convirtiéndose en alguien tan ruin como cualquier otro habitante del lugar, pues el, siendo el mejor en lo que hacía había robado el puro corazón de aquel niño y eso le dio asco, asco de que Carlos creyera que él era igual a aquellos otros.

- Solo bésame por favor – el pequeño se acercó a él mirándole con aquellos profundos ojos, suplicándole por un poco de amor, el amor que él sabía muy bien que le era negando, pidiéndole algo a lo que aferrarse entre aquella inmundicia que era su vida - Quiero que seas mi primer beso – susurro bajito cerrando completamente la distancia de sus cuerpos y aferrándose a su chaqueta con los puños cerrados.

- No puedo hacer eso – Aladdin jamás se odio tanto como en aquel momento cuando aquellos ojos casi le hicieron ceder, le gritaron que olvidara todo, que fingiera por un segundo que no era ese pequeño al que había salvado y se perdiera en la fantasía de su princesa - no puedo darte lo que me pides – pero él no solo se lo negaba a Carlos, se negaba a si mismo dejarse caer, era muy fácil tomar lo que le ofrecían, perderse de la realidad y fingir durante un segundo que esta no era su vida, que ese no era Carlos y que todo estaba bien, pero él se lo negó sabiendo que no podía detenerse después, que él no se convertiría en esa escoria que daño a ese hermoso niño que ahora le miraba con dolor - tu eres importante pero...

- ¿Es porque estoy roto verdad? – mas antes de poder consolarle aquel niño soltó su agarre y retrocedió aquellos pasos pronunciando aquellas palabras con verdadero dolor - mi madre tiene razón soy inútil, sin valor, nadie podría quererme – siguió murmurando, repitiendo aquellas palabras mientras se abrazaba a sí mismo, perdiéndose en su mente, luciendo aterradoramente acostumbrado a tal rechazo y eso le rompió.

- No, escucha Carlos tu eres hermoso entiendes – Aladdin de inmediato tomo los hombros del chico para sacudirle un poco y traerle de vuelta a la realidad, para sacarle de aquel trance en el que parecía haberse sumergido, para que dejara de repetir aquellas palabras llenas de odio que seguramente su madre le repetía a diario.

- ¿Entonces por qué no me amas? – levanto la mirada al borde de las lagrimas, luciendo completamente miserable, confuso por la negativa por algo que entregaba de buena fe.

- Ya lo hago – hablo con dulzura y tranquilidad para no alterarle - tú eres muy valioso para mí pero...

- Pero no me besarías, ¿es porque soy un chico? - Carlos se libro del agarre del hombre retrocediendo nuevamente - ¿Es porque mi madre es un villano? - su mirada lucia distante y rota -¿Es por qué no valgo lo suficiente? – su voz se quebraba ante cada palabra para el horror del hombre - ¿porque estoy tan sucio que te da asco tocarme? – y aquel chiquillo volvía nuevamente a encerrarse dentro de su pequeña burbuja, a convencerse de que no valía nada para nadie, ni siquiera para un ladrón como él.

Aladdin no tuvo opción mas que acceder a lo que ese niño le pedía y lanzando una plegaria al cielo suplicante de perdón, el tomo su rostro entre sus manos y beso aquellos suaves labios por primera vez, fue algo casto, tierno, apenas si una prensa entre ambos labios para detener aquel ataque de pánico, para mostrarle a aquel pequeño niño que no había nada malo en el, que valía algo, que ese chico podía hacer dudar a un hombre de principios tan firmes como el así como a cualquier otro, para demostrar un solo punto, para aclararle a Carlos que el merecía ser amado.

Cuando se separaron el pequeño había dejado de llorar y sus mejillas se coloreaban carmesís de la emoción, el pulgar del hombre acaricio suavemente aquella mejilla en un intento de tranquilizarle.

- Eres hermoso Habibi - susurro suavemente y para Carlos aquella fue la primera vez que se sintió amado completamente, mas tarde entendería aquel significado detrás de aquella palabra pero ahora solo se concentro en lo que él le decía - eres el ser más maravilloso que eh conocido, despides una luz tan brillante y cálida que me siento intimidado por ti – el hombre se inclino lo suficiente hasta llegar a la altura del chico y pegar su frente con la de el causando que el corazón de Carlos casi se desbordara por la emoción - pero no puedo darte lo que me pides – termino casi en un murmullo silencioso antes de depositar un beso en su frente y levantarse nuevamente.

- ¿Es por qué aun la amas verdad? – Carlos se negó a abrir los ojos ante su pregunta, aquellos que había cerrado cuando sintió la frente de Al sobre la suya.

- Cada minuto de mi vida – y aquella respuesta tan sincera le hizo abrirlos para mirar esa sonrisa tan dulce, tan abierta, tan llena de amor y anhelo que le rompió el corazón al saber que nunca seria para el – que tal si te muestro tu obsequio.

Y Carlos solo asintió ignorando lo rápido que su corazón latía ante aquel primer beso, olvidando el dolor por saber que nunca podría llegar a ser tan buen ladrón como para robar el amor de ese hombre y si alguien le preguntara ahora como se sentía en ese momento el solo podría decir que era como tener miles de fuentes de chocolate solo que mil veces mejor.

Su segundo beso fue nada comparado con el primero, algún idiota de Auradon tuvo la brillante idea de llevarles fuera de la isla y aun que a Maléfica aquello le venía de maravilla para Carlos fue el horror, nada mas su madre le dejo fuera de su vista, luego de aquella amenaza "no lo arruines" Y de hundir su cigarro en su suave piel como promesa de lo que le pasaría si fallaba, el escapo.

Carlos corrió lejos para ocultarse, mañana podrán venir por él, pero el ya no estaría en su casa, se encontraría lejos, fue Aladdín quien lo encontró, bueno más bien llegando a su casa un pequeño intruso se escondía debajo de sus sabanas, reconociéndole de inmediato como Carlos, el pequeño había descubierto al fin como colarse dentro de su casa sin alertar a nadie desde hace tiempo.

Aladdín comenzó a ordenar sus cosas creyendo que el pequeño hablaría luego de unos momentos, pero ante el silencio de este temió lo peor.

- ¿Tu madre otra vez? – intento comenzar la conversación, el había notado esas marcas, sabiendo que esa era la mayor razón por la que el niño iba a verle – mira eh está pensando que deberías salir de ahí y vivir... - Aladdin trato de no darle mucha importancia a sus palabras, pero realmente lo estaba pensando, de hecho no solo era por él, incluso pensaba en hacerle esa misma oferta a Evie y por Alá a Mal también, era obvio para todo el mundo, menos sus madres al parecer, que ellos necesitaban ayuda.

El sabía que no sería fácil Cruella no estaría feliz de perder a su pequeño sirviente pero Al lo tenia planeado, irían al otro lado de la isla tal vez Carlos tendría que mantenerse oculto al principio y entonces él podía regresar por Evie e igualmente la mantendría oculta, solo un tiempo hasta que sus madres se olvidaran de ellos, les dieran por muertos o se resignaran a no volver a verles, el cuidaría de ellos, incluso de Mal ella sí que sería difícil no estaba muy seguro si el hada malvada se rindiera por perder a su hija pero realmente tenía que sacar a esos niños de ese ambiente tan abusivo y no es que no lo hubiera pensado antes pero buscar un lugar seguro para ocultar tres chicos no era fácil, la isla no era muy grande y si no era cuidadoso alguien podía descubrirlos y traer desgracia sobre ellos, pero estaba harto, estaba cansado de empujar comida por la garganta de Evie por que esta se negaba a comer lo suficiente, a consolarle en las noches que el miedo le invadía, estaba harto de tener de rescatar a esa niña que buscaba peleas y peligros solo para ganar la aprobación de su madre, estaba cansado de abrazar a un pequeño niño lleno de dolor cuando se aparecía en su casa, de recostarse cada noche y rezar a Alá o cualquier otro dios por que aquellos niños siguieran con vida un día mas, estaba tan cansado de temer que algún día no llegara a tiempo para ellos.

- Quiero tener sexo contigo – las palabras de aquel niño, ese que al fin se dignaba a hablar le sacaron de inmediato de sus pensamientos dejándole completamente confuso.

- ¿Qué? – Aladdin se giro para mirar el pequeño bulto en su cama donde una cabeza se asomaba entre las sabanas, aquel que ni siquiera le miraba a los ojos.

- Me has escuchado – el niño salió de entre las mantas completamente desnudo para de inmediato lanzarse a sus brazos y besarlo torpemente y si eso fue suficiente para traer de vuelta al hombre a la realidad.

- Carlos ya hemos hablado de esto – le empujo suavemente mirándole a los ojos – yo no puedo – acaricio su mejilla con suavidad ignorando completamente al pequeño mono que se balanceaba escandalizado por la desnudes del niño.

- ¿Por qué? – el pequeño desvió la mirada dolido susurrando aquellas palabras - ¿porque demonios no me amas? – volvió a preguntar con un nudo en la garganta negándose a llorar - ¡nunca vas a volver a verla y yo estoy aquí! – grito aquellas palabras con odio, con desdén, tratando hacerle entender a ese hombre que el podía darle lo que quería, que no le importaba ser el sustituto de aquella mujer si solo se sentía amado por él.

- Carlos no... - intento hacer entrar en razón pero el chico ya había retrocedido un par de pasos negándose a mirarlo nuevamente.

- Pero yo te amo – volvió a repetir con dolor, por sus mejillas el primer par de lagrimas se deslizaron rompiendo el corazón del hombre.

- Eres muy joven para saber eso – volvió a acercarse tomando la manta que su fiel amigo Abu le entregaba desde el suelo e intentando colocarla sobre el niño.

- He sido violado más veces de las que recuerdo – pero Carlos empujo la manta negándose a ceder y dar por terminada la conversación - ya no soy un jodido niño y solo te quiero a ti – levanto nuevamente la mirada con convicción, limpiando aquellas lagrimas de su rostro.

- No – sentencio entonces el hombre, negándose a ceder como la ultima vez, poniendo un alto a su relación, el no podía tomar eso de él, no si quería ayudarle, Aladdin no se convertiría en uno de esos bastardos que dañaron a su pequeño niño, no él iba a ayudarle, el estaba más decidido que nunca al ver como ese niño sufría, el los tomaría, si incluso a Mal aun que tuviera que arrastrarles lejos y la ira de la hada callera sobre él y salvarles de esa inmundicia, el les llevaría lejos, aun cuando tuvieran que vivir en el lado malo de la isla o encontrar la manera de al menos hacerlos llegar fuera de la isla.

- Pero yo haré lo que sea para ti – suplico el chico negándose a ser rechazado y dejándose caer al suelo para intenta desabrochar el pantalón del mayor que lo detuvo en un instante.

- Carlos no... - la mirada de Al podía causar pesadillas a cualquiera en aquel momento y por un segundo aquel niño dudo en seguir - escucha nadie tiene derecho a obligarte a nada, eso no fue tu culpa y no debes hacerlo – pero para el hombre su enojo no estaba contra el pequeño, no, su enojo estaba contra aquellos que decidieron dejar a la deriva a esos niños, a niños como Carlos, como Evie, como Mal, su odio estaba ralamente destinada a cualquiera que tuvo la brillante idea de juntar a un montón de villanos y dejarles conservar algo donde podían descargar su odio, esos pequeños niños.

- Pero soy bueno en eso todos lo dicen –Carlos intento hacerlo cambiar de opinión inclinándose lo suficiente aun con el firme agarre del hombre en sus hombros y frotando su mejilla contra el bulto en los pantalones de él en un intento desesperado.

- Carajo no deberías ser bueno en nada de eso – el árabe de inmediato retrocedió jalando al niño para levantarle frente a él y alejarle de cualquiera de sus partes - eres un niño, solo un niño.

- Tengo 14 años – declaro como si aquello fuera razón suficiente para que el hombre mayor cediera.

- ¡Pero yo no te amo! – grito con fuerza sin saber que mas hacer para evitar aquello y la mirada de dolor por parte de él le dijo que eso fue demasiado - por Alá Carlos no – Al se acerco de nuevo al niño tomándole de los hombros y levantando su barbilla con suavidad aquella que había caído ante el dolor de sus palabras - yo no te amo, no como tú quieres que lo haga – susurro bajito, calmante sin dejar de acariciar su mejilla con suavidad ante la mirada de confusión de el- por que cuando encuentras a esa persona especial vas a olvidar a todo el mundo y nada podrá reemplazarla ¿entiendes? – intento explicarse, enseñarle a ese pequeño tan anhelante de amor lo que era amar de verdad.

- Entonces estoy jodido – susurro desviando la mirada y aferrándose al fin a la manta que nuevamente era colocada en sus hombros por el hombre que fallo en seducir - porque nadie podrá reemplazarte Al – el pequeño volvió a mirarle, con aquellos profundos ojos chocolates, con todo el anhelo y deseo, viéndose tan vulnerable como la primera vez que le vio, que le salvo de aquellos hombres que intentaron destruir su ya de por si marchita alma.

- Eres joven aun – sonrió cálidamente acariciando nuevamente su mejilla mientras aquel niño se inclinaba en su tacto y envolvía sus brazos alrededor de el para buscar consuelo – lo encontraras – continuo calmante, acariciando los suaves cabellos bicolor de el – lo prometo – termino en una promesa vacía, dándole esperanzas vagas a un niño que no tenía muchas oportunidades no aquí, no en esta isla donde el amor estaba mal visto.

Mas el chico solo se aferró a él llorando amargamente por un amor no correspondido, mientras una sabana cubría su desnudez, y aquel hombre le tomaba en brazos para recostarle en la cama, para obligarle a descansar y sentarse a su lado.

- ¿Vas a decirme que pasa? – rompió el silencio al fin, sin dejar de acariciar aquellos rizos, queriendo saber que era lo que había causado aquel estallido en el pequeño.

- Me llevaran a Auradon- murmuro con miedo, como si él fuera a molestarse, como si eso fuera lo peor que pudiera pasarle y por las nuevas marcas en su brazo Al podía decir que Cruella realmente le hizo creer que era así.

- Eso es grandioso – le animo sonriente para sorpresa del chico que se levanto de la cama sentándose de inmediato en sus rodillas.

- Yo quiero quedarme aquí contigo – el niño se aferraba con fuerza a la sabana, aquella que cubría su desnudes con miedo de que esta resbalara y le hiciera enojar nuevamente, temeroso de ya no ser deseado por él.

- No – sentencio el árabe más ante el pánico en sus ojos y adivinado sus pensamientos se apresuro a aclarar - tu iras y tendrás una vida lejos de esto, ¿me oyes? – le tomo por los hombros para dejarle claro que esa era la única razón por la que quería que se alejara, para que se mantuviera a salvo - ¿solo iras tu? – Al quería que Carlos fuera libre y aun que sabia que el niño no era débil temía por lo que podía pasarle, no porque en Auradon pudiera sufrí daño alguno, o al menos nada peor que lo que vivió en la isla, pero el realmente esperaba que no fuera solo, tal vez algún otro chico de la isla que le hiciera compañía y...

- Mal, Evie y yo – la mención de aquellos nombres le hizo soltar un suspiro de alivio, Alá había respondido a sus plegarias, sus preciados niños serian libres, se mantendrían a salvo y alejarían de ese horrible lugar, ellos podrían tener una vida normal y ser felices y aquello el hizo sonreír.

- Eso explica por qué Mal robo mi pañuelo esta tarde – soltó una pequeña risa al recordar el incidente - ella nunca roba nada de mí, tal vez era su forma de decir que me extrañara – murmuro mas para sí que para el pequeño que le miraba incierto aun, temeroso por hacerle aquella pregunta.

- ¿Cómo se llama? – Carlos no quería que ese hombre siguiera el esa isla, el realmente no quería dejarle, pero ahora que lo pensaba mejor tal vez ir a Auradon no era algo malo - tu princesa puedo encontrarla y darle un mensaje, hacerle saber que... – y el final mente lo había entendido, si bien no cumplían con el plan de Maléfica al menos se encargaría de hacerle saber a esa mujer que Al estaba con vida y le suplicaría, si es que tenía que hacerlo por que le ayudara a salir de esta.

- No – sentencio nuevamente el hombre rompiendo todos sus planes.

- ¿Por qué? ella podría sacarte de aquí – Carlos le miraba confuso, Al odiaba la isla, todos la odiaban, ¿por qué entonces no quería ser salvado?

- Jazmín – el pudo leer la confusión en la mirada del chico y sabía que tenía que decirle si quería evitar que el investigara por su cuenta y se metiera en problemas - su nombre es jazmín y el hombre que me puso aquí la tomo por esposa y si ella sabe que estoy vivo podría salir lastimada.

- Tu eres aquel que intento detener a Jafar- los ojos de Carlos se abrieron con sorpresa, frente a el estaba él, el único héroe que no logro su cometido de vencer a un villano, el hombre del que se había enamorado había fracaso completamente en salvar a la mujer que amaba y... ahora entendía por qué Aladdin parecía demasiado bueno para estar en ese lugar - ¿pero estas vivo? – Carlos recordó entonces como la lección aprendida de aquel gran villano vencedor era matar a tu enemigo ante la mínima provocación y se pregunto por qué el precisamente seguía ahí en la isla, con vida y...

- Deberías descansar habibi – las dulces palabras de él le hicieron olvidar su tren de pensamientos, realmente estaba cansado y ya que parecía que era bienvenido en la cama de Al él no iba a desperdiciar la oportunidad.

- Lo siento – susurro bajito mientras el sueño empezaba a ganarle ante las caricias de el joven que volvía a tocar sus cabellos.

- Solo duerme – término él en una orden silenciosa para el pequeño mono que ahora era abrazado por el niño para vigilar su sueño.

Aquella noche Aladdín visito por última vez a su princesa Evie, deslizándose mientras aquel frágil niño dormía en su cama.

Y abrazo a la princesa animándola a buscar un futuro mejor, a ser ella misma y olvidar todo lo que vivió en la isla, un beso en su frente fue su despedida y cuando Carlos despertó al día siguiente unos cálidos brazos le rodearon y un dulce beso en su fuente fe dejado también y llamando nuevamente Habibi, Carlos conocía bien el significado de aquellas palabras, esas que Aladdín solía llamarle para ver su sonrisa y hacerle feliz luego de su primer beso, y aun que le dolía saber que no era amado de aquella forma que tanto ansiaba, aquellas palabras nunca rompieron tanto su corazón como ahora cuando aquel sultán las susurra a su oído con aquel falso amor.

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Varios días habían pasado desde aquella coronación, del día en que aquellos pequeños niños villanos decidieron elegir el bien, casi nada había cambiado aun les miraban cautelosos, aun había susurros maliciosos a sus espaldas y por supuesto aun debían ir a la escuela y ser buenos todo los días de su vida, pero al menos eran libres para ser ellos.

- ¡Dude no! – grito aquel chico mas era demasiado tarde aquel perro salto de la cama tirando el computador - mierda- soltó aquella maldición al notar como aquel aparato ahora se esparcía en pedazos por el suelo.

- Y ahí va el informe de historia de la magia – dijo Evie – solo nos tomo que ¿3 días hacerlo? – aquella chica parecía no darle importancia al asunto, pero tomando en cuenta que fue efectivamente ella quien asusto al animal que causo el accidente no podía ponerse a gritar claro.

- Está bien Evie lo rescatare del disco duro iré a buscar mi lap – Evie pareció notar que algo andaba mal con el pequeño, desde hace días que le veía suspirar y perderse en sus pensamientos, sonreír como un tonto cuando miraba su teléfono y recibía algún mensaje de Jay o simplemente cuando este le mostraba afecto para que al segundo siguiente volviera a verse completamente abatido, y ahora esto, ella prácticamente fue la causante de aquella desgracia y el pequeño parecía totalmente bien con ello.

- ¿Hablas de la que acaba de destrozar tu perro? – ella insistió esperando aquel arrebato de ira del niño que veneraba cualquier objeto tecnológico o al menos un puchero al verse privado de ese aparato pero no, Carlos se limito a levantarse y recoger los pedazos sin siquiera una mueca.

- Hablo de la nueva que está bajo mi cama- explico como si nada lo cual confundió a la chica creyendo al fin haber dado con el problema.

- Carlos somos buenos ahora no debes robar – le reprendió, tal vez a un no se acostumbraba y bueno algunos viejos hábitos tardan en morir, quizás el robo aun era parte de él y por eso se miraba pensante temeroso de ser atrapado y castigado.

- No la robe fue un regalo – Evie le mira incrédula puede que ellos eligieran el bien pero no eran especialmente populares con los demás ¿Quién le daría un regalo así a uno de ellos? – de Jay – oh bueno eso lo explicaba todo, ella miro con nuevos ojos entonces al pequeño que aun seguía levantando aquellos pedazos rotos.

- Así que Jay te da regalos caros, te invita a cenar en lugares lujosos y te trata como una princesa... ¿cuándo será la boda? – Carlos se detuvo a medio camino al bote de basura de aquel cuarto solo para ver como su hermana le miraba con aquel característico brillo en los ojos, oh si, él no iba a sacársela de encima sobre ese tema, uno que no quería tocar ese día, o nunca.

- No empieces Evie – termino de llevar los trozos destrozados de su antigua computadora al bote para regresar a su lugar y tomar al perro que ahora si obedientemente le esperaba sobre la cama, ese pequeño traidor.

- Como si no lo disfrutaras- pero Evie no iba a dejar que eso la detuviera no, ella estaba realmente feliz porque su pequeño hermanito tenia a alguien que le amara, alguien que le haría olvidar esa horrible vida en la isla - lo mejor de todo esto es que no tienes que preocuparte por que el te ama y tu...

- El no me ama – sentencio Carlos con mala cara, tratando por dar por terminada aquella conversación tan incómoda y tomando al perro en sus brazos.

- Si lo hace – contraataco ella ignorando el malestar del chico que ahora le miraba con verdadero odio - Y tú le amas no lo niegues – mas antes de que pudiera refutar sus palabras ella dejo caer aquella declaración, una que aun se negaba a aceptar, aquella que si aceptaba le volvería loco.

- Yo no... – Carlos tardo más de lo deseado en pronunciar aquellas palabras más cuando iba hacerlo el sonido de un teléfono le saco de sus pensamientos salvándole de aquel interrogatorio – tengo que irme lo reparare después – susurro bajito al notar el pequeño mensaje que ahora leía en su celular, aquel que provenía precisamente de ese chico que atormentaba sus pensamientos pero ahora de una forma distinta.

- Iré a reparar la boda – se burlo ella mientras le veía caminar a la puerta, una por la cual otra chica de pelo morado entraba apenas, ganándose un gruñido por parte del chico.

- ¿Qué boda? – Mal apenas iba entrando y escuchaba cosas sobre bodas y eso la confundió, detestaba perderse de los asuntos importantes, verse excluida sobre todo de planes y una boda lo era.

- La de Jay y Carlos por supuesto – le respondió Evie con una sonrisa mientras imitaba besos con su boca logrando una enorme sonrisa en la chica que miro burlonamente al chico que intentaba salir pero siendo bloqueado aun por Mal.

- Te odio – le respondió el a la joven que aun soltaba besos para burlarse mientras era liberado al fin para dejar la habitación, Mal observo como aquel chico salía murmurando cosas y ella solo rio muy fuerte asegurándose que el niño le escuchara, pero de inmediato corrió a recostarse junto a su hermana que comenzó a hablar de cosas totalmente mundanas mientras ella descansaba despreocupadamente.

Si, Mal podía definitivamente acostumbrarse a esa vida, una donde no tenía que estar alerta cada segundo de su vida para mantenerse con vida, Evie observo como aquella chica se queda dormida mientras ella recitaba la importancia de encontrar la tela perfecta para su nuevo conjunto de ropa mas al verla tan tranquila y pacífica y tras regresar la mirada a la puerta donde Carlos había abandonado el lugar y recordar lo feliz que era con ese joven ella realmente agradeció a quien fuera que les diera esa oportunidad por tener ese tipo de paz. Más tarde despertaría a Mal y le gritaría por dormirse mientras conversaban y terminaría obligándole a acompañarle y arrastrándole por las tiendas de materiales como castigo, o le obligaría a ir con Ben ya era hora que esa niña actuara como una novia de verdad, pero ahora, por ese momento ella le dejaría dormir, dejaría que todos disfrutaran de esa felicidad que con tanto trabajo consiguieron al fin.

En el estacionamiento de la escuela donde al parecer Jay había tomando gusto por citarle últimamente, solo esperaba que no fuera como la ultima vez donde reunió a la banda escolar para intentar cantarle esa vergonzosa canción que por supuesto no termino por que de inmediato Carlos cubrió su boca y le grito a Doug y todos los demás "perderse por ahí" tan amablemente interrumpiendo aquella canción que tanto se esforzó en aprender el joven.

Una canción que se suponía nunca debía cantar y ahora parecía atormentarle mentalmente, tarareando la melodía cada que podía y por Lucifer puede que fuera algo romántico pero era muy frustrante realmente no poder concertarse en nada.

- ¿Y bien que pasa?- Carlos encontró a su novio esperándole frente a aquel estacionamiento y si un suspiro de alivio tras no ver a la banda de la escuela, o una pancarta con su nombre o cualquier otra ridícula idea que él estaba seguro sacaba de todas esas películas súper cursis que Evie les obligaba a mirar en sus noches de película a los que tenía que arrastrar a Jay lo único bueno era que Mal tenía que traer a Ben y bueno Evie ella aún no se había reconciliado lo suficiente con Doug pero al parecer trabajaban en ello , Jay pareció no notarlo su alivio - ¿eso es un porsche? – entonces los ojos del chico al fin se detuvieron en ese auto rojo, mejor dicho el auto donde su novio se recargaba y sonreía como un bobo, perfecto otra cita solo esperemos que no sea en un ridículo... pero esperen el porsche tenía un enorme moño blanco que contrastaba completamente en el capote negro del carro rojo.

- Sé que querías un Impala pero cuando lo vi no pude evitar pensar en ti – los ojos de Carlos vagaron desde el rostro del árabe a nuevamente el auto, a otra vez a su novio que sonreirá cada vez más cerca de él.

- ¿Jay? – pregunto tentativo, completamente nervioso y si no fuera porque aun cargaba a Dude el realmente podría caer en el pánico, así que aferrándose a su fiel compañero volvió a mirar a su novio.

- Es para ti habibi... un regalo – Jay tomo la mejilla de su pequeño amor con suavidad con una mano, con la otra levanto aquellas llaves frente al chico que aun estaba completamente sorprendido.

- ¿Me compraste un auto? – cuestiono aun sin creérselo, sin atreverse a tocar aquellas llaves como si eso fuera un truco o alguna clase de broma - ¡me compraste un jodido porsche! – exclamo al fin aceptando el hecho de que si su novio obscenamente rico le compro un auto como si fueran unas simples flores y que auto joder.

- Debí traer el impala – suspiro decepcionado el Sultán malinterpretando la expresión del joven que aun miraba todo asombrado pero cauteloso.

- No olvida el impala esto es jodidamente impresionante – Carlos le tranquilizo o algo así cuando soltó al pequeño perro y le envolvió con estos para abrazarle con fuerza, Jay había recordado lo del auto, el siempre recordaba todo lo que decía, joder el tenia al mejor novio de todo Auradon, lo siento por Mal, pero Jay era el jodido mejor novio de todo el universo - pero no puedo conducir tengo 14 – se separo de inmediato de aquel abrazo, uno donde el joven ya se había acurrucado y estaba listo para besarle, mas tras ser soltado sus labios se quedaron fríos y con ganas.

- Ya es hora de que te den tu primera lección de conducción sube – Pero Jay no iba a empujarle, él quería a Carlos, no él lo amaba y si el pequeño se preocupaba por la conducción el solucionaría eso primero, ya habría tiempo para besos después, tal vez en la carretera donde nadie pudiera molestarles, por lo que dirigiéndose al vehículo abrió la puerta y la sostuvo para el chico que de inmediato y sin dudarlo subió a prisa no sin antes llamar a su pequeño perro quien gustoso le siguió dentro, Jay tomo entonces su lugar en tras el volante para poder llevar el auto a un lugar donde pudiera practicar con Carlos sin molestar a nadie y seguir disfrutando de la sonrisa radiante de su pequeño amor.

Horas más tarde y en lo que era una de las autopistas menos transitadas de Auradon, Carlos de Vil conducía por primera vez en su primer auto para gran emoción del chiquillo, Jay había sido muy paciente aun que no la necesitara ya que el pequeño niño aprendía rápido, pronto se encontró acelerando por la carretera disfrutando del viento en su rostro, cuando bajaron la capota del auto.

- Eres bueno conduciendo – Jay acariciaba al pequeño perro que jadeante parecía disfrutar de estar sobre las piernas del joven disfrutando de aquel paseo.

- ¡Es fantástico! – Carlos por su parte no paraba de sonreír tocando todo y cada uno de los botones del automóvil, revisando cada parte con detalle, acelerando con más fuerza y girando el volante como todo un experto, al menos hasta que decidieron detenerse a tomar un descanso en una saliente.

- Hablare con el hada madrina para que puedas conducirlo en el campus – Jay creyó que aquello le pondría gustoso ya que parecía realmente muy feliz con él.

- Si eso sería – el pequeño aun se aferraba al volante de cuero con ambas manos, sus dedos aun vibraban con la adrenalina del momento y realmente se vio conduciéndole alrededor de la escuela, pero entonces lo recordó - no espera no puedo... no puedo aceptar el auto – soltó entonces aquel volante como si le quemara, posando sus manos entre sus piernas apretándoles con fuerza mientras cerraba sus ojos.

- Pero quiero que lo tengas – el árabe estaba confundido, hace un minuto el niño parecía realmente feliz contento a más no poder y ahora parecía totalmente devastado, tal vez el niño se sentía no digno de recibir esa clase de regalos o simplemente Lonnie tenía razón y lo acababa de arruinar.

- Esto es demasiado – pero Carlos no podía aceptar ese regalo, no como acepto los otros, por que aun cuando aquellos pequeños eran fáciles de ocultar, de ignorar este era demasiado, el no podría ver ese automóvil y recordar que era producto de un engañó, de una farsa bien elaborada.

- Yo no sé mucho sobre el amor – Jay comenzó a acariciar al perro nuevamente imaginando que su niño no comprendía la naturaleza de ese regalo, creyendo que lo abrumaba - mi madre intento enseñarme pero... - callo en el último momento no sabiendo bien como explicárselo, como hacerle entender a su precioso niño que solo sabia amar atreves de su cuerpo y bueno el no quería que las cosas fueran mal interpretadas por Carlos - esta es la única forma en la que puedo expresarlo ahora Carlos – suspiro soltando al pequeño perro en sus pies y acercándose lo más posible a su niño para levantar su mirada con su mano - te amo y te compraría un maldito palacio solo para verte sonreír.

- Jay...– murmuro bajito el dejándose envolver por aquel amor, tragándose aquel nudo en su garganta y reprimiendo las lagrimas que amenazaban sus ojos – no me voy a acostar contigo porque me compraste un porsche – intento bromear para aligerar el ambiente, cambiar el tema para no enfrentarse a la verdad o quizás solo buscaba una escusa para convencerse de que aquel sultán no le amaba lo suficiente y solo le usaba, lo que sea para que dejara de sentir aquella culpa.

- Lo sé y eso es por eso que te amo, tu no caerías en un truco tan bajo – pero aquel joven destrozo sus planes, ese chico le tomo con la guaria baja y derribo sus defensas, el ultimo muro que había empezado a descrebrajarse al fin caía para su consternación – no, tu eres una excelente persona Carlos y te amo por eso – y Jay se inclino más para besarle y Carlos le recibió con gusto, empujando la culpa, sosteniéndose en aquel contacto que le era brindado con verdadero deleite, aceptando lo que aun se negaba a aceptar con fuerzas.

Se quedaron ahí un poco mas besándose con dulzura, dejándose envolver por el momento, y Carlos se dejo abrazar por el chico que susurra palabras de amor de a su oído, promesas sobre un futuro cercano, citas para próximos encuentros, le escucho hablar de todo y nada, le escucho contar historias de cuando era niño, de aquellos tigres que tenia de mascotas, de Azim la cobra que era su mejor amiga, de su madre y lo mucho que un le dolía su mentira y él se quedo ahí en silencio, en los brazos de un joven que lo amaba, recordando las palabras de Aladdin, entendiendo al fin por que el hombre nunca pudo amarlo como el deseo, Carlos ahora estaba seguro que jamás podría amar a nadie, no ahora que su corazón pertenecía a Jay.

Regresaron más tarde ese día, Jay les condujo nuevamente al estacionamiento y tomo su mano para llevarle ante el hada madre y pedir aquel permiso, mas Carlos se excuso de eso, soltó su mano y le pidió dejarle un rato mas con el auto, disfrutar de poder tenerlo y familiarizarse con él, Jay acecido decidido a estar con el por suerte para el niño una llamada importante le obligo a dejarle, a parecer tenia asuntos de Sultán que atender y tras despedirse de su novio con un pequeño beso le dejo para buscar un lugar más privado donde discutir aquella llamada, ahí fue donde le encontró Evie sentado en el suelo del estacionamiento recargado contra la puerta del auto y mirándose completamente miserable con el perro entre sus piernas.

- ¿Carlos? – le llamo ella al notar aquella escena tan deprimente temiéndose lo peor.

- Me compró un porsche – declaro con suavidad sin atreverse a levantar la mirada ignorando al animal que lamia su mano en busca de atención.

- Es lo que veo – aquella chica le miro confundida ante la reacción del pequeño por aquel regalo tan extravagante, no sabiendo bien lo que estaba mal.

- El me ama – acepto al fin y Evie reprimió un grito de alegría solo para dejarlo continuar – y creo... creo que lo amo Evie – suspiro dejando caer sus hombros, aceptando en voz alta aquello que su corazón gritaba desde hace tiempo.

- No veo el problema – para ella Carlos debió ser la persona más feliz del mundo en aquel momento y sin embargo lucia como un pequeño perrito apaleado.

- Todo es falso... su amor... esta relación – trato de explicarse con suavidad con la mirada aun fija en el suelo, sintiendo la pesadez de aquella carga ente cada palabra.

- No te entiendo – ahora sí que estaba confundida, no comprendía por qué su hermano decía que eso era falso, no había manera de que ninguno de ellos mintiera ¿o sí?

- El comió las galletas – confeso en un susurro temeroso aun por su declaración - está bajo un jodido hechizo de amor... el no me ama realmente – y al fin levanto la mirada aquella llena de dolor y desesperación.

- Dijiste que nunca se las diste – le reprendió Evie aun confundida, eso no se suponía que seria así, no, lo peor ya había pasado, de ahora en adelante ellos serian felices, se lo merecían, Carlos lo merecía.

- Yo no lo hice desaparecieron de mi casillero en los vestuarios y de alguna forma llegaron a él – explico el chico pasándose ambas manos por sus cabellos con nervios, intentando encontrarle sentido a la farsa en la que se había convertido su vida.

- ¿Tú lo sabías? – Ella le miro dolida, temerosa de que su hermano continuara con aquel plan que originalmente era para conseguir una varita solo por egoísmo.

- Claro que no... me entere en la fiesta de coronación – intento excusarse pero sabía que aun así el estaba mal.

- Pero eso fue hace días – y la reprimenda de Evie no se hizo esperar, se suponían que eran buenos, Carlos debió decirle todo a Jay entonces y esperar que este le perdonara, tenía que empezar bien no continuar con esa mentira.

- Lo sé pero no puedo... simplemente no... ¿Evie qué hago? – y ahí estaba su hermanito, aquel pequeño niño que le miraba de la misma forma que le miro aquella vez, suplicante por ayuda pero temeroso ante la respuesta.

- Dile al verdad y dale el antídoto – ella no podía ayudarle de otra forma, sabía que no sería fácil, que Jay no lo tomaría bien, no después de tanto tiempo, entendía que había una pequeña posibilidad que este jamás le perdonaría, pero también sabía que solo tal vez y si realmente aquellas pequeñas acciones antes de las dichosas galletas significaban algo eso no terminaría en un desastre.

- Estas loca no voy a hacer eso el me va a odiar- pero Carlos no lo veía así, el no quería perder aquel amor, ese que tanto deseo y que ahora conseguía no podía simplemente deshacerse de él, no él no podía darle la espalda a algo que le hacía sentir especial.

- El te ama no va a... - Evie intento explicarle, hacerle entender que continuar con aquello era un error, pero el niño no parecía querer escuchar.

- ¡El no me ama esta es una mentira! - grito ahora atrapado, dolido al reconocer nuevamente que su amor soñado no era más que fingido, una frágil torre de naipes que caería ante la verdad.

- Tienes que decirle somos buenos ahora – ella no quería dejar de insistir, ella deseaba hacerle entrar en razón, ella no quería ver sufrir más a su hermano pequeño.

- No me importa quiero esto, ser amado, quiero a Jay – se levanto entonces de donde se encontraba con nuevas fuerzas - es egoísta muy egoísta pero lo quiero para mí – miro fijamente a la chica para hacer su punto claro, el no iba a perder lo que tanto amaba, no así, no sin luchar - quiero su atención y no voy a revertir el hechizo, el seguirá amándome.

- Carlos no puedes – insistió nuevamente, mas la mirada del joven le hizo callar, aquella misma mirada que Cruella le dio una vez que intento proteger a Carlos de su demencia, aquella mirada que le helaba la sangre y prometía un destino peor que convertirse en un abrigo de piel.

- No le dirás nada, ni a Mal, las galletas cumplieron su objetivo el me ama y eso es lo único que importa – hablo con voz firme, levantando al pequeño perro en brazos para alejarse del auto y pasando a chocar su hombro con el de la chica, dejándola ahí preocupada por su actitud, pero más importante dejando a un chico a lo lejos con el corazón roto.

Jay escucho aquello último de la conversación, su egoísta deseo de hechizarlo con las galletas de amor.

Como podría Carlos saber que acababa de desatar aquella tempestad.

************************

Jay había escuchado a Carlos, le escucho hablando con Evie, le escucho aceptar el hecho de que lo había hechizado, que todo el amor que Jay sentía en su corazón era falso y aun que aquello fue antes de elegir el bien Jay escucho como ese chico se negaba a decirle la verdad, Carlos prefería mantener aquella falsa solo para tener a un chico seguro a su lado a dejarle elegir, Jay no pudo más y de inmediato corrió a buscar ayuda, necesitaba alguien en quien confiar, que le aconsejara, necesitaba a su amigo.

Mas al llegar a la habitación de Ben, del chico que se suponía era la única persona honesta en todo Auradon su sorpresa fue más grande, el ahora Rey estaba ahí hablando con su novia, decidió dejarles tranquilos, no quería interrumpir aquel momento sabiendo lo mucho que Mal significaba para Ben, al menos ese era su intención hasta que escucho su nombre y ojala nunca hubiera ido ahí.

- Mi padre dice que puede llegar a ser muy peligroso, su padre fue el genio que trajo a tu madre y los demás habitantes de la isla a la vida – explico tranquilo – si Jay se sale de control podría causar una catástrofe, por eso mi padre me encomendó acercarme a el – confesó su pequeño secreto – ahora que soy Rey debo ser consiente de todo lo que podría causar daño a mi pueblo.

Jay no quiso seguir escuchando más, para él fue suficiente él había sido traicionado manipulado nuevamente por aquel que debió ser su amigo, debió saber que todo era un engaño uno muy bueno.

Su padre se lo advirtió, él le dijo la verdad de su madre, el engaño y peligro en el que lo puso y aun así no quería aceptar, puede que Jafar le manipulara para hacerle a su imagen para obtener beneficios a su costa. Pero algo era seguro su padre siempre le enseño que no podría confiar en nadie, que solo debía preocuparse por el mismo y aquel con mayor riqueza era quien hacia las reglas.

El joven sultán perdió su última pizca de fe en las personas al verse traicionado por su mejor amigo, es una lástima que no escuchara aquella conversación por completo.

Su venganza sería terrible.

************************

Lonnie caminaba en busca de su compañero de proyecto, compañero que prometió reunirse con ella hace dos horas, pero al parecer y tras enterarse después este se fue a una cita, una cita con Carlos y Jay tenía mucha suerte de que ella fuera su mejor amiga en todo el universo o hubiera ido a buscarle y arrastrarle de esa ridícula coleta que solía cargar a veces para traerle a terminar el proyecto que tenía que ser entregado mañana, a primera hora, con el profesor más amenazante de todos, si Jay tenía suerte que ellos fueran amigos, sin embargo toda la ira o al menos su gran reprimenda murió en sus labios en cuanto le vio en medio de aquel desastre.

Toda la habitación, pero absolutamente toda estaba destrozada, los escritorios habían sido volteados con fuerza tirando papeles y demás por doquier, las camas totalmente destrozadas esparciendo plumas por todo el lugar lámparas y demás adornos parecían haber sido lanzados a las paredes, las bombillas explotado y oh por dios el trofeo del campeonato Tourney estaba totalmente derretido, Lonnie estaba seriamente preguntándose si un huracán arrastro esa habitación, pero al ver como su amigo estaba parado en medio de aquel desastre empezó a tener sus ideas.

- ¿Jay estas bien? – con mucho cuidado la joven termino de entrar a la habitación cuidando de no pisar algo y resbalar, cerrando la puerta para mayor privacidad esperando así que tal vez Jay rebelara la razón de su enfado, porque si, todo el lugar decía "rabieta " con letras enormes.

- Si fantástico – respondió el joven sarcásticamente levantando la mirada, como si no hubiera tenido una explosión de magia hace unos minutos y destrozado el lugar.

- Bueno no lo parece – ella empujo un poco, era obvio que algo le molestaba y Lonnie era una muy buena amiga quería ayudarle realmente.

- Ahora no Lonnie – Jay no estaba humor, lo único que pasaba por su mente en ese momento era destrozar, destruir lo que fuera y si esa chica seguía preguntando el no quería ser responsable de lastimarla.

- ¿Tal vez podría ayudarte? – se acerco tentativamente unos pasos esquivando con cuidado unos cuantos vidrios rotos, del televisor al parecer.

- ¿Porque estás aquí? – realmente estaba empezando a perder el control, Jay se cruzo de brazos mirándole intimidante deteniendo de inmediato el avance de la chica que insistía en saber lo que sucedía, como si no fuera obvio que necesitaba estar solo.

- Porque eres mi amigo y pareces necesitarme – pero ella no se dejo intimidar, bueno no mucho de igual manera le enfrento colocando ambos manos en sus caderas y manteniéndose firme.

- Amigo – bufo el rodando los ojos – yo no tengo amigos – escupió las palabras con verdadero odio haciendo dudar a la joven un segundo.

- Claro que si me tienes y a Ben... - refuto luego de sobreponerse a las palabras de él, al odio en su mirada, notando como la ira iba incrementándose en el chico.

- Ben no es mi amigo... nunca lo fue y estoy seguro que tú tampoco lo eres – aquellas palabras sorprendieron a la chica, jamás creyó escucharlo decir algo así, no de Ben, ellos eran inseparables, todos en Auradon sabían que Ben confiaba plenamente en Jay.

- ¿Qué quieres decir? –Lonnie empezaba a dudar de que pudiera arreglar algo, de hecho empezaba a preguntarse que tan enojado estaba ese chico, jamás en su vida había visto aquel fuego en su mirada.

- ¿Dime? tu madre también te obligo a hablarme...- Jay comenzó a acercarse a ella, dando suaves pasos que lograron hacerla retroceder - ¿ser amigo del chico que intento acostarse contigo? – y entonces él estaba cerca de ella en su espacio personal, Jay tomo entonces un mechón de cabello entre sus dedos con suavidad dejándole correr entre sus dedos en un burdo gesto de seducción, aquel mismo gesto que el realizo cuando se conocieron y eso le asusto.

- Jay no entiendo lo que estás diciendo – y su voz sonó mucho mas temerosa de lo que deseaba, porque realmente temía, porque desde hace meses ella no había visto esa mirada, esa que cerraba todo su ser, esa falsa presencia que usaba cuando llego a Auradon, ese Jay era el mismo que regreso cuando acababa de convertirse en sultán.

- Lo que digo es que todos en este jodido reino son tan ruines como los de la isla – escupió las palabras sobresaltándola – mi padre tenía razón... Ben... tu... Carlos – se alejo entonces de ella dándole la espalda, evitándole mirarle para tranquilizarse, Jay realmente no quería lastimar a esa joven, a lo más cercano que tenía como una amiga.

- Debes estar confundido sobre algo – pero Lonnie había notado ese destello de dolor en sus palabras, aquello le hizo tomar fuerzas, empujar su miedo e intentar ayudarle.

- ¡No estoy confundido Ben solo se acercó a mí para mantenerme vigilado y Carlos me hechizo! – intento hacerla callar, gritarle el engaño del que había sido víctima, hacerle entender que eran ellos los verdaderos villanos de la historia, hacerle ver que aquello le lastimaba mucho más de lo que imaginaban.

- Tal vez... – pero Lonnie no presto atención a las advertencias, no noto aquellas señales que le decían debía parara, ella realmente quería ayudar y ese fue su mayor error.

- ¡¡¡Cállate!!!- Grito furioso soltando nuevamente aquella explosión de magia - todos ustedes van a pagarla – le miro de frente mientras la joven empezaba a sentir dolor, mientras ellas tomaba el peso invisible de aquella maldición.

- Jay... me haces daño... – jadeo tocando su cuello intentando liberarse de aquella fuerza invisible que le impedía respirar – Jay... – le miro con ojos llorosos al borde de la inconsciencia, sus pies se levantaban sobre el ras del suelo quedando suspendida en el aire frente al chico que solo la miraba con odio y sed de venganza.

Pero Jay no respondió salió molesto de aquella habitación empujando a algún pobre estudiante que pasaba distraído por ahí, Lonnie cayó al suelo entre pedazos de vidrio y papeles destrozados en cuanto el joven dejo de mirarla y mientras luchaba por recuperar el aliento, mientras las marcas rojizas de manos invisibles se formaban en su cuello ella miro por la puerta como su amigo se marchaba, como aquel joven sultán se empezaba a llenar de ira... a perderse en la locura y ella supo que eso no traería nada bueno.

Y ahí solo empezaba el final de esta tragedia de amor.

Notas:

¿Y bien? ¿Me odian ahora?... que esperen no ha sido suficiente pues prepárense para más porque aquí viene lo bueno van a querer verme retorcerme en el infierno mujajajaj muajajajajja.

Habibi significa querido, sin embargo también puede referirse así a los amigos o familiares esta es la forma en la que Aladdín lo usa para Carlos, así que si el pequeño sabía desde el primer momento en que Jay le llamo querido.

Aladdin también comparte mi punto de vista.... ¿en qué diablos pensabas rey bestia dejando a los villanos encerrados con sus bebés para que estos fueran maltratados?

Claro que Aladdin sería el primer beso de Carlos joder no puedo ser tan mala como para no dárselo... la verdad es que se viene algo peor muajajaja. Y si antes de que me persigan con antorchas y de mas se que dije que no ante las relaciones entre un mayor y un menor, pero les recuerdo todos podemos dudar, pero son nuestras decisiones quienes hablan al final, si Aladdin hubiera entrado en una relación sexual con Carlos tendría que saber y atenerse a las consecuencias en un futuro independientemente de si Carlos lo llegara a odiar o no, el tendría que vivir con la carga emocional de haber tomado eso de él, de un niño inocente que confió ciegamente en él y le dejo hacerlo, Carlos era un niño que no podía decidir lo que quería y Al un adulto que sabe lo que hace, aun cuando el es el héroe que fue enviado injustamente el pudo tomar eso de Carlos y en la isla nadie lo juzgaría por que eso es lo normal para ellos.

No sé si ahora entiendan un poco porque para Jay el sexo era muy importante, sé que dije que no apruebo el sexo de menores pero definitivamente esto es necesario.

¿Por qué Carlos y su primer beso tienen más tiempo en pantalla que el de Jay o de las chicas? Porque sale Aladdin si así de fácil, parece ser que el tema del beso habla sobre Carlos pero no, es completamente sobre Aladdin, sobre cómo este hombre vive en la isla e intenta sobrevivir, como decide ignorar formar relaciones para evitar salir lastimado y falla con estos niños que se adentran en su corazón y despiertan su instinto y deseo de protegerlos, si esta escena era sobre el primer beso de Carlos pero lo que realmente quería que vieran era como un hombre bueno puede llegar a dudar en los peores momentos.

La película muestra un mensaje "no somos nuestros padres" "quien eres solo depende de ti" pero creo que de igual manera se puede decir que "no importa las circunstancias uno es lo que decide ser" no por ser criados ente bondad eres bueno, no por ser criado por villano eres vil.

Estuve investigando y el auto de Cruella es un The Panther De Ville y me dije que Carlos podría amar a los clásicos pero luego vi el Porsche y simplemente era perfecto para Carlos aprendí a usar esto de la multimedia jejej así que ahi pueden verlo.

Alguien más ha visto la película "10 cosas que odio de ti", joder yo amo esa película y estoy super tentada a que Jay cante esa canción para Carlos asdasdsdd ¿Qué canción les gustaría que Jay cantara? ¿Es más les gustaría ver que el hiciera un número musical para Carlos o no?, vamos aun puedo escribirla para más adelante así que manden sus elegidos.

La canción es So Close - Jon McLaughlin de Enchanted tienen que admitir que se adapta perfectamente para Carlos en esta ocasión al darse cuenta de la gran mentira que vive el.

Dudas?

Comentarios?

Galletas??


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