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•7•

Kagome miraba a Sesshomaru, ¿que hacía él allí? ¿Por qué tenia que descubrir este lado de ella? No dejo de apuntar al hombre que parecía agradecido por la presencia del ojidorado.

–Déjalo ir– ordenó con una voz tan grave que hasta Bankotsu tembló– ¿que mierda es todo esto? ¿Tu mataste a mis socios?

–¿Esta escoria es tu socio?– preguntó moviendo el arma aún apuntando al viejo– Te creí alguien inteligente, pero veo que me equivoqué.

Se giró nuevamente hacia Noritoshi, quien había tratado de escapar pero tenía un cuchillo enterrado en su pierna y le dificultaba sus movimientos rápidos.

–¡Suelta el arma o te matare aquí mismo!– gritó Sesshomaru alzando su pistola, Kagome lo miró por sobre el hombro– ¿como has podido?

–¿¡Yo!? ¡como puedes tu defenderlo!– gritó desesperada, giró haciendo que viera las lágrimas que caían por su mejilla– debo entender que es el fin de las visitas de Hatsume.

Bankotsu pensó que iba a dispararle a Sesshomaru, pues alzó un poco más la mano así que disparó, el ojidorado se quedó allí sin reaccionar, la vio caer lentamente y quedar tirada junto a Noritoshi, la sangre comenzó a esparcirse y la creyó muerta.

Se acercó hasta su amigo para ayudarlo a levantarse, lo llevaron a la cocina y llamaron un doctor, cuando ya estaba más calmado fue al comedor para pensar que hacer con el cuerpo de Kagome, pero ella ya no estaba, siguió el rastro de sangre hasta una ventana, sacó la cabeza pero no vio rastro de ella, era muy buena escapando.

•••

La azabache se subió al auto de Jakotsu, quien gritó espantado al verla sangrando de su hombro, puso el auto en marcha y fue hasta su médico de confianza, Sango Taijima, la única mujer que los ayudaría sin hacer preguntar.

–¡Con un demonio Kagome, te dije que estaba mal!– regañó golpeando el volante– ¿que carajos paso allá dentro?

–Sesshomaru...él estaba ahí– dijo aguantando el dolor, hacia presión en la herida tratando de menguar la sangre– ¡estaba allí y defendiendo a ese maldito!

Las lágrimas caían por el bello rostro, Jakotsu suspiró desanimado, prefirió callar y tomó su celular para marcar a su hermano y pedirle ir por las cosas de Kagome, ropa, el retrato de su abuelo y Pakun, le dio una dirección donde llevar todo y colgó para estacionar rápidamente y sacar en brazos a su amiga del auto.

–¡Sango!– gritó pateando la puerta un par de veces– ¡abre maldita sea!

–¡No grites!– reclamó abriendo la mujer y al ver a Kagome ahogó un grito– ¡madre mía, llévala a mi cuarto!

El pelinegro acató la orden, la dejó en la cama y comenzó a caminar desesperado por la habitación, Sango entró más tarde con una maleta y al abrirla sacó instrumentos médicos, todo lo necesario para sacar la bala, limpiar la herida y cocer.

–Vete si no quieres ver– Jakotsu estuvo de acuerdo, podía estar muy valiente ahora, pero odiaba la sangre y se desmayaria en cualquier momento– lo siento nena, no tengo anestesia.

–Solo...solo ayúdame– pidió cerrando los ojos, necesitaba descansar– no me dejes morir.

Sango se mantuvo calmada, amarró los brazos de Kagome a la cama para que no se moviera, abrió la herida para sacar la bala, desde afuera, Jakotsu escuchaba los gritos de Kagome y le desesperaba tanto no poder entrar y ayudarla, estar con ella cuando más necesitaba compañía.

Se mordió las uñas, se agachó apoyado en la pared y lloró, pidiendo que estuviese bien, espero dos eternas horas hasta que Sango salio diciendo que ya estaba bien, solo quedaba darle medicina y ayudarla a escapar de allí, si Sesshomaru Taisho estaba tras ella era peligroso, ese hombre jamás perdía.

•••

El ojidorado había pasado toda la noche con Noritoshi, le pidió la verdad, pero su amigo juró no conocerla, no insistió más pero algo le decía que mentía, Bankotsu lo llevo a su casa y antes que lo vieran así, manchado con la sangre de su amigo, se dio un baño y cambió su ropa.

Para cuando estuvo listo su hija ya estaba en pie a punto de bajar a comer, pero le dijo a Nao que él sería quien la llevaría, entró en la habitación y los ojitos ilusionados de su hija le hicieron sentir culpable, ¿como no vio que Kagome era un peligro, y la dejó acercarse tanto?

–Hatsume, debemos hablar– comenzó diciendo, la pequeña dejó de sonreír y sintió que algo malo venía– no podrás ver más a Kagome.

–¿Por qué?– la pregunta estaba hecha con tristeza, odiaba verla así, pero era lo mejor– ¿hice algo malo?

–No, no has hecho nada– respondió respirando hondo, esto no era sencillo– solo...solo dejaremos de verla.

–¡Por qué!– gritó esta vez, Sesshomaru se sorprendió al verla casi llorar, afuera de la habitación Sarah escuchaba todo después de oírla gritar– ¡Kagome me trata bien, ella me quiere!

–No, no es así– debatió negando y apretando sus puños– ella se acercó para lastimarte.

–¡Mentira!

–¡He dicho que no la veras!– gritó desesperado, Hatsume tembló en su lugar y abrazó al conejo llorando desconsolada– ¡Kagome es mala y no te acercaras más a ella!

Sarah salió de allí, escuchar el nombre de una mujer la hizo temer, ¿él tenía una amante? ¿Por eso salía con Hatsume, esa niña lo sabía y apoyó aquello? Se mordió el labio y entró en el despacho de Sesshomaru, debía averiguar quien era esa mujer y no podía simplemente ir con Hatsume, no cuando él estaba aún allí.

Estuvo una hora allí metida, revisando incluso tras los muebles pero no había nada que le dijera quien era Kagome, salio con cuidado y cuando salio al patio trasero vio a unos hombres arreglando el agujero por donde su hija solía escaparse.

Hatsume no había comido, no había salido de su cuarto y se encerró con llave, ahora menos podría averiguar quien era esa mujer.

•••

Sesshomaru llamo a sus hombres, dio la orden de buscar en cada rincón de esta ciudad a Kagome, la eliminaría, era un peligro tenerla allí cerca de su hija, envió a Suikotsu y Bankotsu al penthouse, pero ya sus cosas no estaban allí, hasta su perro había sido sacado.

Les dijo que no detuvieran la búsqueda, así tuvieran que entrar casa por casa buscándola, ellos debían llevar a Kagome de rodillas ante él.

Una semana entera pasó en la casa, procurando que Hatsume no encontrara una forma de escapar, necesitaba saber que estaría bien, incluso prohibió que Sota volviera a darle clases, si le había mentido respecto a quien era, seguramente su familia también estaría de su lado y le ayudaba a acercarse a él o a su hija para lastimarlos.

Con ese pensamiento ordenó seguir a la familia Higurashi, debían estar bajo vigilancia total, nada podían hacer sin que él supiera.

Sarah se desesperaba al no poder hablar con su hija, la mocosa pasaba todo el día en la habitación, recibía la comida allí y para su mala suerte tenía hasta un baño, así que escusas para salir no tenía.

Sesshomaru estaba sumido en su mundo dentro del despacho, bebiendo y tratando de buscar algo más sobre Kagome, ¿como sus hombres no podían encontrar mayor información de su vida en el extranjero?

Lo mejor era salir, ir a Estados Unidos y buscar él mismo lo que necesitaba, salio del despacho y se dio un baño, cambio su atuendo y ordenó que cuidarán cada segundo a Hatsume.

–¿Donde vas?– preguntó Sarah fingiendo preocupación– ¿que se supone que haga? No me dices nada y temo por Hatsume.

–Saldré de viaje, negocios– respondió y aquello la tranquilizó, al fin estaría sola con su hija– quiero que la vigiles, no la dejes salir.

–Por supuesto– respondió acercándose y ayudándo a poner su chaqueta– ten buen viaje.

Se quedó a la espera de ver alejarse el auto, cuando las rejas se cerraron subió las escaleras, pero antes dio la orden de que nadie subiera, todos se miraron con miedo, tristeza y preocupación por Hatsume.

Sarah llegó a la habitación de su hija, golpeó la puerta y la niña creyendo le llevaban su comida abrió, alzó la mirada hasta que vio a su madre, retrocedió asustada pero de nada sirvió, la castaña la alcanzó rápido y cerro la puerta tras ella.

–Bien mocosa, me dirás en este instante quien es Kagome– habló enojada, apretaba su brazo tan fuerte que perdió la fuerza para sostener su peluche– más te vale decir la verdad.

–Amiga..– dijo cerrando los ojos cuando llegó la primera bofetada– la conocí en..en un pa..parque.

–¡Mientes! Si fuera solo una amiga tu padre no estaría así de preocupado– volvió a golpearla haciéndola llorar– ¡dime la verdad! ¿¡es su amante, le ayudaste a que se aleje de mi!?

–¡No, la señorita Kagome solo es una amiga!– insistió, pero la mujer no deseaba creerle, ella mentía, Sesshomaru no estaría así solo por otra mocosa amiga– ¡no se que paso, pero la quiero a ella!

–¡Me importa muy poco lo que desees!– gritó tirandola al piso haciendo que se golpee con un mueble y se quede allí, hecha un ovillo llorando– ¡Ni tu ni nadie me quitará a Sesshomaru!

Salió de la habitación, decidió salir para despejar su mente, cuando Nao la vio salir no esperó y subió preocupada, encontró a Hatsume en el piso y sintió terror, fue al baño a preparar la tina, llevó con cuidado a la niña y le dio un baño con mucho cuidado, Hatsume temblaba y Nao lloraba, no le importaba si Sarah después buscaba una manera de llegar a ella y lastimarla, pero le diría a Sesshomaru, no podía seguir así.

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