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–¡Yo conozco esa mirada!– habló Jakotsu frunciendo el ceño al ver a su amiga mirando por la ventana– ¡Ni se te ocurra enamorarte!
–¿Enamorarme dices?– se burló– es muy pronto, pero no puedes negar que es guapo.
–¡Ay cariño, tengo mil palabras para ese adonis!– bromeó haciendo reír a su acompañante– pero no es bueno que lo veas mucho, ya sabes por qué estamos aquí.
–Lo se– suspiró y miró a su amigo– no te preocupes, no perderé mi objetivo de vista.
–Esa es mi Kag– Jakotsu conduce con una sonrisa– ¿Que dices si vamos por una pizza?
•••
Sesshomaru bajó del auto y ayudó a Hatsume, subieron al ascensor y presionó el último botón, su hija mientras tanto jugaba con su conejito, ni pareciera que se había escapado, no se preocupaba por lo molesto que podia estar su padre.
–Tu y yo debemos hablar jovencita– habló frunciendo sus cejas un poco, Hatsume lo miró y asintió como si nada– ¿no hablaras conmigo como lo has hecho con ella?– la pequeña negó– ¿no me tienes la misma confianza?
Hatsume no dijo nada, no se trataba de eso, confiaba y amaba a su padre, pero si comenzaba a hablar le terminaría contando todo lo sucedido en la mansión, seguramente su madre se enojaria y buscaría la manera de dañarla aún más.
Sesshomaru no dijo más, dolía que su pequeña no confiara en él, debía buscar una manera para que eso cambiara.
Las puertas del ascensor se abrieron, todo quien lo vio hizo una reverencia, no les prestó atención, a diferencia de Hatsume, quien movía su mano en forma de saludo hacia todos, la secretaria se sonrojó ante la ternura de la pequeña y le sonrió mientras saludaba de igual manera.
–Estaremos aquí solo un momento, después nos iremos a casa– informó Sesshomaru haciendo que tomara asiento en un sillón– si deseas pedir algo dime, te traerán lo que quieras.
–Quiero a la Señorita Kagome– pensó para ella misma, lo miró a los ojos y asintió, abrió su mochila y sacó dos muñecas, ropa y algunos accesorios, Sesshomaru notó entonces que la idea de su hija era tener con quien jugar.
Bankotsu entró con una carpeta y la dejó frente a él, luego se acercó a Hatsume y chocaron sus manos en forma de saludo, dejó que le hiciera compañía mientras él abría la carpeta con la información de Kagome.
Nombre: Kagome Higurashi
Edad: 24 años
Profesión: Modelaje/ informática.
Familiares: Naomi Higurashi [madre]
Kenta Higurashi [padre]
Sota Higurashi [hermano menor]
Kikyo Higurashi [hermana melliza]
Al leer que el tutor de su hija era su hermano mandó a llamarlo, deseaba saber todo lo que pudiera de ella, mientras Ginkotsu iba a buscarlo siguió leyendo.
Estudió en el extranjero, se fue del país a sus quince años, ha tenido poca comunicación con su familia, a los veinte fue a París para aprender más de moda y modelaje, regresó al país por su contrato con la empresa "Belle Dame", la cual salio adelante desde que incrementaron las ventas en sus revistas gracias a Kagome.
Sesshomaru pidió a su secretaria que le llevara tres de aquellas revistas, normalmente no le interesaban, ver a mujeres exhibiendo su cuerpo para ganar dinero no era de su agrado, solo deseaba ver si era buena en su trabajo o si solo era una fachada de algo más.
Se quedó mirando la fotografía que estaba allí, se veía tan tranquila, con ojos grandes llenos de esperanza, mirándola bien entendía por qué Hatsume deseaba pasar más tiempo con ella, incluso si solo era una fotografía transmitía calidez y amor.
–Buenas tardes Señor Taisho– saludó Sota en cuanto entró en el despacho, Hatsume también lo saludó y Bankotsu solo movió su cabeza en señal de saludo– ¿para que mandó a llamarme?
–Quiero saber más de tu hermana– Sota ladeo la cabeza confundido– háblame de Kagome.
–Usted se confunde– su voz había cambiado, agachó la mirada y apretó los puños– solo tengo una hermana y se llama Kikyo– respondió mirándolo, veía dolor en él, pero también enojo, iba a debatir pero el ojicafe de adelantó– le pido que no busque o investigue a mi familia, es algo muy irrespetuoso y si desea saber algo sobre aquella persona, le sugiero hablar directamente con ella.
Se despidió sin decir más, salió dejando desconcertado al ojidorado, había algo extraño en esta familia, ¿como es que su propio hermano la negaba? Algo en su mirada le decía que un suceso muy grande tuvo que pasar para que no desearan nombrarla o incluirla en el registro familiar, ya lo había revisado y no salía nada de ella.
Esta familia y esa mujer se estaban volviendo interesantes, sonrió de lado, jamás se había sentido tan ansioso por saber de alguien, Bankotsu lo miró y supo que su jefe tenía un plan y quizá uno que traería problemas a futuro.
•••
Llegaron a la mansión por la tarde casi a la hora de cenar, Sarah trató nuevamente de acercarse pero Sesshomaru simplemente la ignoró y subió con su hija para encerrarse en la habitación de la pequeña, esto la hacía enojar mucho, ya deseaba que él se fuera un par de días u horas para hacerle pagar a Hatsume por seguir quitandole la atención del hombre que amaba.
Hatsume al ser dejada en el piso corrió a esconderse tras su cama, desde allí miró a su padre a la espera de algún castigo o regaño, pero Sesshomaru simplemente se sentó a los pies de la cama sin mirarla.
–No se por que no hablas conmigo y con ella si– dijo haciendo que la pequeña se sintiera mal– pero si ella te hace feliz, dejaré que la veas dos veces a la semana.
–¿De verdad?– se asomó desde abajo, el peliplata miró esos ojos tan igual a los suyos y asintió, la felicidad plasmada allí le alegraba su día– gracias.
–Será siempre conmigo cerca– añadió y Hatsume asintió sin debatir– y no le diremos a tu madre.
La pequeña peliplata estaba más que de acuerdo en eso, no le gustaría que ella se enterase y usara a Kagome para dañarla aún más o peor aún, a su padre. Dejaron el tema hasta allí y bajaron a comer, toda la comida fue en silencio, Sarah miraba de vez en cuando a su hija pero esta no alzaba la mirada del plato, sabía que algo había pasado y necesitaba saber que era.
–Mañana saldré durante todo el día– informó Sesshomaru– no hagan comida de más.
–¿Trabajo?– cuestionó Sarah sonriente por dentro, el ojidorado asintió– bien, diré a la encargada de cocina que prepare solo para Hatsu y para mi.
Hatsume tragó con dificultad lo que tenia en su boca y no pudo comer más, esperó hasta que le dieron permiso de levantarse antes de ir a su cuarto y tratar de dormir un poco, prefirió despejar su mente pensando en lo bien que se la pasaba en compañía de Kagome, ¿sería lindo tenerla de madre? ¿La trataría igual o se volvería como su verdadera madre?
Se giró hacia la ventana apretando su peluche, la luna alumbraba la habitación y la llenaba de una calida sensación, como si Kagome estuviera allí diciéndole "todo estará bien, estoy contigo".
Se durmió con esa agradable sensación y una tierna sonrisa, antes de caer por completo en brazos del morfeo susurró para si misma "desearía que Kagome fuese mi mamá".
•••
Nao llegó a la misma hora de siempre para despertarla, hoy no había clases pero de igual manera la despertaban a esta hora para que no perdiera sus comidas, extrañamente comió sola, sin su madre alrededor y así estuvo hasta después de almuerzo, donde dejó el plato en el lavavajillas y tenía pensado salir al patio a jugar pero le tomaron el brazo con fuerza y la arrastraron hasta el último cuarto del primer piso.
–Dime ahora mismo que estaban haciendo ayer– habló enojada sin soltar su brazo, la fuerza que ejercía la hacia sollozar más que desear responder– habla, que bien puedes hacerlo.
–So..solo fuimos por he..helad..do– respondió con dificultad– na..nada más.
–Si me entero que estas mintiendo sabes las consecuencias, ¿verdad?– aquella retorcida sonrisa le causaba terror, incluso había días que llegó a tener pesadillas por esta misma, asintió rápidamente– y esta vez me encargaré de dañar incluso a tu padre de ser necesario, ¿estarías feliz con eso?
–No– susurró apenas, Sarah le tironeo el cabello exigiéndole hablar más alto– ¡no!
–Bien, lárgate a tu cuarto y no salgas hasta la hora de comer– la tiró contra la puerta y Hatsume salió corriendo– detesto mirarla, maldita mocosa.
La castaña se quedó allí unos minutos para calmarse, luego salió como si nada hubiera pasado, los sirvientes seguían haciendo sus deberes así que ella aprovecho de ir a la piscina, pidió le llevarán algo con licor y se lo dejaran el la mesita junto a las sillas de playa, su día fue tranquilo, como si jamás hubiera maltratado a su propia hija.
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