•22•
Sango se removió algo inquieta, sentía como algo impedía qué se moviera del todo en su cama, poco a poco abrió sus ojos, tomó asiento aún frotando un párpado para acostumbrarse a la luz.
Voltea el rostro encontrándose con esos ojos dorados intenso, chilla feliz antes de tirarse a los cálidos y fuertes brazos de Inuyasha.
–¡No puedo creerlo!– dice encima de él, tomando su rostro para besarlo– ¡estas aquí, después de tanto si estás aquí!
–Miroku fue por mi, me contó de Sesshomaru, así que aproveché de venir a verte– la tomó por la nuca para juntar sus labios, fue lento, delicado, transmitiendo todo el amor que sentía por ella– deseaba tanto estar entre tus brazos.
–¿Solo entre mis brazos?– pregunta con inocencia fingida para después frotarse lentamente contra su miembro– ¿nada más?
–No juegues así– posa sus manos sobre la cadera femenina, ayudándola a marcar un ritmo placentero en ambos, unen sus labios en un beso más subido de tono– primero necesitas comer, debo cuidarte.
–Solo un poco– susurra bajando sus besos al cuello, abre un poco la camisa para también besar su clavícula, llega a ese pequeño tatuaje que el peliplata se hizo, sonríe al recordar que le pidió besarlo con un labial rojo para así tatuarse ese mismo lugar– Inu...
El peliplata menor ya decidido a darle el placer que ella merece se pone arriba con un movimiento rápido, el cabello cae sobre el rostro de la castaña, quien sonríe antes de abrazarlo por la espalda.
El deseo crecía en aquella habitación poco a poco, los besos no se detienen hasta que ambos quedan sin aire, pero su momento perfecto se arruina ante el alboroto del primer piso.
–¿Ahora que demonios pasa?– Inuyasha se pone a un lado, se quedan escuchando hasta que reconoce la voz de Jakotsu, gritándole a Haru– Vamos, algo grave pasó.
–Demonios– el ojidorado se levanta arreglando su erección, ambos van rápidamente al primer piso, Sango se queda helada en su lugar al escuchar como Haru habla de la hermana de Jakotsu– ¿Sango?
Baja más rápido solo para ver al castaño salir rápido de allí, su mirada se dirige a cada uno de los presentes.
–¿Que mierda pasó aquí?– pregunta agitada, mira a Haru esperando una respuesta, ve su labio sangrar, igual que el de Naraku– ¿que hiciste?
Sesshomaru siente el ligero temblor de Kagome, ve como aguanta sus ganas de llorar y quizá gritarle a los presentes por aquel estúpido plan de su amigo.
–Sesshomaru– Inuyasha lo llama alterado, ve la sangre en sus nudillos junto a algunos golpes en su cuerpo, su vista viaja a Kagome, quien lo mira fríamente– Ka..Kagome.
–¿Se conocían?– pregunta Sango, luego niega repetidas veces, eso no era lo importante ahora– después quiero saberlo, ahora díganme que demonios pasó aquí.
–Que ellos te cuenten– Sesshomaru toma a la ojiazul en sus brazos con algo de esfuerzo– después de todo, son los culpables.
Salió en dirección al cuarto donde estaba recuperándose, al llegar cerró con seguro y llevó a Kagome a la cama, no le dio oportunidad de moverse, se puso sobre ella tomando ambas manos sobre su cabeza con una sola mano y la otra sostenía su barbilla.
–¿Que más debo hacer ahora para que te mantengas lejos de ese idiota?– pregunta rozando su nariz con sus labios, sus ojos dorados brillan con intensidad– Dime Kagome, ¿debería acaso amarrarte lejos de él y de todos?
Su mano poco a poco baja, acariciando la piel expuesta de su pecho, abre el pequeño botón de la blusa para acariciar en medio de ambos senos, sigue su camino hasta llegar a su estómago.
–¿O sería mejor dejarte embarazada?– Kagome siente un extraño cosquilleo en su intimidad, su pulso se eleva al mismo momento que sus mejillas se tiñen de rojo– ¿sería esa una buena idea? Llenarte por completo de un hijo mio, para que no te atrevas a mirar a otro.
–Sessho..– los labios masculinos la callan, puede sentir esa chispa de deseo crecer, cierra los ojos solo para disfrutar el momento, sus manos siguen atrapadas, desea abrazarlo, profundizar el beso hasta llegar más allá-.
–Dejaste que ese maldito te besara– reclama antes de besarla con más ferocidad– es inaceptable– habla en los pequeños lapsos para respirar– debo quitar todo rastro de ese maldito.
La azabache esta totalmente entregada, no puede debatir o reclamar nada, todo lo que él hace le gusta, siente como libera sus manos para así acariciar cada rincón de su cuerpo.
•••
En la sala estar Sango caminaba de aquí para allá luego de escuchar la historia de Haru, quien tenía hielo puesto en el labio y parte de su mejilla.
–¡Eres el idiota más grande que he conocido!– grita enojada, pasa sus manos repetidas veces por su rostro– ¿es que no pensaste antes de actuar?
–Si lo hice, se supone que todo iría bien– se queja al pasar a llevar su mejilla– el idiota de Sesshomaru fue quien-
–¡Oh no, claro que no fue él!– lo interrumpe acercándose– tu eres quien trajo a Naraku, tu quisiste darle celos al jefe de la mafia, ¡tu heriste a Jakotsu y por poco a Kagome!
Haru siente el peso de todo lo que provocó, su corazón duele al recordar el rostro dolido de Jakotsu, incluso lo hizo llorar, y no era para menos, nombrar a su hermana fue el peor error, estaba seguro que ahora si no lo perdonaría.
Inuyasha llevó a la castaña a la cocina, debía calmarla o terminaría golpeando aún más a Haru, conocía perfectamente el carácter de su novia y era de temer.
Preparó algo sencillo, rápido para alimentarla pronto, hizo algo de café para acompañar todo, tomó asiento junto a ella cuidando que comiera bien.
•••
Sesshomaru tenía a Kagome en su regazo, repartía besos por su cuello, clavícula y labios, sacando jadeos de satisfacción en ella.
La puerta sonó, el enojo se hizo presente al creer que el idiota de Naraku estaba allí nuevamente para tratarlo.
–Abran, soy Sango– la castaña vuelve a tocar la puerta, Kagome se levanta para abrir, cuando entra Sango junto a Inuyasha, Sesshomaru llama nuevamente a la ojiazul y la deja en medio de sus piernas– ¿Estas mejor o tus heridas se abrieron?
–Estoy bien– responde mirando a su medio hermano– ¿que haces aquí con ella?
–Somos novios– se encuentra detrás de la castaña, teme acercarse a Kagome– ¿y ustedes son..?
–Pareja– no se demora en hablar, Kagome se sonroja, lo voltea a ver pero el ojidorado no le devuelve la mirada– estamos planeando tener un bebé.
–¡Pero que dices, si aún no acepto!– por inercia lo golpea en su estómago, al oír el gemido de dolor se preocupa– ¡Ay kami, lo siento mucho!
Sango alza una ceja tratando de no reír, mira a su novio, quien está igual o peor que ella.
–No me matan mis enemigos y me quieres matar tu mujer– la mira con el ceño fruncido– solo por eso tendrás que darme dos hijos.
Inuyasha no aguanta y se ríe, Sango lo acompaña segundos después, esta pareja definitivamente es su favorita hasta ahora.
–Bueno, ahora lo importante– interrumpe el momento la castaña mirando a la ojiazul y al peliplata menor– ¿ustedes como se conocen?
–Aah pues...– Inuyasha rasca su cabeza nervioso, Kagome espera ansiosa que sea él quien admita el error– trató de matarme.
–¿Que dices pedazo de bestia?– Sesshomaru detuvo a la azabache de bajarse para ir contra él– ¡tu fuiste el culpable!
–¡Me disculpe!– gritó tras Sango– ¡pero estás loca y no lo aceptaste!
–¡Inuyasha, querias información de mis amigos para venderla al enemigo!– espetó enojada, dejando de batallar contra Sesshomaru– ¡te acercaste a mi solo para llegar a Jakotsu o Haru!
–¿Que?– Sango se alejó dos pasos para mirarlo de brazos cruzados– ¿es eso cierto?
–Estaba en peligro, si no lo hacia me cortarían en pedacitos– explica mirando a todos los presentes– fue en mi época donde solía beber y estudiar, me metí con quien no debía.
–Para tu buena suerte Irazue estaba allí ese día, o la cicatriz estaría en tu cuello– exclama Kagome cruzada de brazos– casi haces que maten a Jakotsu, eso no te lo perdono.
–Pero por suerte estaba su novio allí, lo salvó– miró a Sango, conocía bien su relación estrecha, por eso no deseaba contarle aquella parte de su vida– cariño, créeme, Haru llegó en el momento justo, nada le pasó a Jakotsu.
Sesshomaru se mantenía al margen de todo, acariciaba el cabello de Kagome como una manera de calmarla hasta que escuchó aquello.
–Espera...¿que?– la azabache lo miró extrañada– ¿esos dos son...pareja?
–¿No se les nota?– preguntaron los tres acompañantes al unísono-.
Kagome ve su rostro de desconcierto, entonces recuerda el enojo que mostró cuando lo conoció y lo vio muy cerca de ella, también los días siguientes cuando el pelirrojo buscaba cualquier excusa para abrazarla.
–No puede ser– se burla con una carcajada en su propia cara, el peliplata voltea el rostro con dignidad, no admitira lo que ella ya descubrió– ¿estabas celoso de Haru?
–Tsk– soltó un monosílabo molesto– no voy por ahí adivinando quien es gay o no.
–Sesshomaru, no jodas– habló Inuyasha mostrando su clara burla– su ropa, voz, la cercanía con Jakotsu, ¿no te decía nada?
Kagome se mordió el labio para no seguir riendo, el rostro de Sesshomaru definitivamente no tenía comparación, jamás llegó a imaginar que sentiría celos de quien era pareja de su amigo, es que incluso ella al verlo por primera vez notó de inmediato la relación que ellos llevaban.
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