•20•
Kagome llevó de regreso a Sesshomaru a la habitación, se le veía dolorido, cansado, necesitaba recuperar sus fuerzas muy bien, Naraku en tanto alzó una ceja complacido, si la idea de Haru era molestarlo y nada más seria sencillo, lo difícil sería mantenerse él mismo a salvo del jefe de la mafia.
Fue tras ellos para ver como seguía el peliplata, muy contra su voluntad debía ayudarlo y también a Sango.
-Debes descansar hasta que estés completamente bien- decía Kagome acomodando las almohadas para que estuviese cómodo- tu amigo Miroku te trajo, seguramente vendrá mañana.
-Necesito saber como están los demás- hablaba dejándose caer con suavidad hacia atrás hasta que vio entrar a Naraku, chasqueo la lengua enojado- ¿que haces aquí? ¿Donde está Sango?
-Ella está dormida, no ha podido hacerlo desde que has llegado herido- informa abriendo su maletín para sacar un termómetro, se ve bien, pero debe asegurarse- Kag, ¿por qué no vas a prepararle algo ligero para comer?
Kagome no toma en cuenta el apodo, solo asiente antes de salir e ir a la cocina para preparar un poco de sopa de pollo.
-¿Que te da el derecho a llamarla tan íntimamente?- reprocha con ira, no le gusta para nada la cercanía que están mostrando, mucho menos cuando los vio en la cocina ¿y si hubiera llegado más tarde, se habrían estado besando?- no le hables con esa familiaridad.
-¿Por qué tan enojado, señor Taisho?- la sonrisa que le da hace hervir su sangre- a ella no le molesta, además...- hace una pausa para mirarlo a los ojos con desafío- ella está soltera.
•••
Kagome terminó de poner todo lo necesario para la sopa en una olla, solo debía dejarlo cocer muy bien antes de servirle a Sesshomaru. Jakotsu entró de brazos cruzados ignorando a Haru, quien se disculpaba una y otra vez.
-¿Que les pasó?- cuestiona divertida por la actitud del castaño, Haru vio que su novio iba a responder, tenía pensado callarlo, lo menos que necesitaba era a ellos dos enojados, pero el ruido en la habitación los hizo detenerse- ¿que fue eso?
La azabache fue la primera en ir rápido a ver que sucedía, entró a la habitación ahogando un grito, Naraku estaba en el suelo, con el labio partido, luchando contra un enojado Sesshomaru qué trataba de estrangularlo.
-¡Sesshomaru, déjalo!- gritó acercándose para separarlo, tenía miedo que sus heridas se abrieran- ¡No puedes golpearlo así, es un doctor!
-¡Me importa una mierda!- respondió sin apartar la mirada ningún segundo- se arrepentirá.
Jakotsu miró aún más enojado a Haru, quien cubría su rostro sin saber que decir, prefirió ayudar a su amiga para separarlos, lamentablemente aún siendo del mismo tamaño que Sesshomaru no tenía su fuerza, suspira enojado antes de tocar directamente las heridas haciéndolo aflojar el agarre por el dolor.
-¡Haru, así no!- lo regaña la ojiazul aprovechando de alejar al peliplata, poniéndolo nuevamente en la cama- ¿Te dolió mucho, quieres un calmante?
-Estoy bien- respondió tomando sus manos con cuidado- solo debes quedarte para que me sienta mejor.
Kagome se sonrojó, miró a otro lado antes de responder positivamente, pidió a Jakotsu ver la comida, Haru se llevó a Naraku al baño a limpiar su labio.
El ojidorado tenía su vista pegada a la azabache, tenía tanto que decir pero no sabía como empezar, Kagome estaba igual o peor, había ensayado con Pakun muchas maneras de decirle que de cierta manera la había lastimado, pero las palabras se atoran en su garganta.
-¿Por qué...por que viniste aquí?- comienza a hablar ella, curiosa- ¿ya conocías a Sango?
-Todos la conocen, es doctora de todos- habla recostando su cabeza en las almohadas- es una regla no lastimarla, a ella ni ningún otro médico.
-¿Entonces por que golpeaste a Na-
-No te atrevas a decir su maldito nombre en mi presencia- tira de su brazo haciendo que quedara casi encima, sus rostros estabas a escasos centímetros- lo prohíbo.
-¿A si?- alza una ceja tratando de sonar desafiante- ¿que pasará si digo Nara-
Un beso la calló, demandante, salvaje, nada comparado al primero que se dieron, apoya sus manos en los hombros para no perder el equilibrio, los minutos pasan antes de separarse por la falta de aire.
Kagome lo mira lamerse los labios con media sonrisa ocasionando el ardor en su rostro y su parte baja.
-Vaya...que espectáculo- Jakotsu dice desde la puerta con la bandeja de comida humeante, Sesshomaru suelta a Kagome para que le ayude a acomodarse- tranquilos, no digan nada, igual ya sabía que deseaban deborarse el uno al otro.
-¡Jakotsu!- gritó avergonzada- Cállate.
-A mi no me mienten- guiño un ojo haciendo una pose de diva- desean quedarse a solas para..
-¡Te juro que si dices algo más te corto la lengua!- amenaza agitada- ¡vamos, di algo más!
Jakotsu ríe antes de salir, cierra la puerta diciendo que es para darles privacidad.
-¿Estás bien, puedes comer sin problema?- pregunta girandose al peliplata que trata de no reír por como se puso-.
-Si..- se detiene al ver como Naraku vuelve a entrar, lleva algunas medicinas- No, me duele el brazo, ayúdame a comer.
El pelinegro se ríe, prepara los medicamentos junto a un vaso de agua para dárselos, Kagome los iba a recibir, pero su mano no llegó jamás a tocar la ajena, Sesshomaru la detuvo, tomó el mismo las pastillas y las tomó antes de entregarle el vaso.
-Creí que le dolía el brazo- alzó una ceja mirando a la azabache- si gustas, puedo ayudarlo, tengo experiencia.
-No necesito de ti- la ojiazul suspira- Vete ya.
-Gracias por la sugerencia Nara..Doctor- cambia la palabra, no desea que la bese allí mismo frente a él, mucho menos una pelea- pero estaré bien.
-Puedes llamarme en caso de cualquier cosa- guarda sus cosas para salir- estaré aquí hasta que él mejore o hasta que Sango se sienta mejor.
Aquella declaración la hizo mirando fijo a Sesshomaru, quien frunce el ceño a punto de levantarse, Kagome lo detiene con una mano en su pecho pues casi voltea la sopa.
-Gracias, lo tendré presente- dice con una sonrisa, el ojicarmin se va- ¿puedes dejar la actitud hostil con Naraku?
Sesshomaru pone su mano en la nuca de Kagome para besarla, muerde el labio inferior con un poco de fuerza haciéndola jadear.
-Te dije que su nombre no debe salir de tus labios- susurra antes de continuar besándola, Kagome corresponde el beso con la misma intensidad, olvidando por completo qué debe darle de comer.
El aire comienza a faltar pero ni así Sesshomaru la deja ir, su mano sigue firme en su nuca, Kagome trata de acomodarse un poco para no cansarse.
Cuando finalmente la suelta solo le sonríe, mira la comida en sus piernas esperando Kagome se la dé pronto.
La azabache se dedica a solo mirar al sopa, su corazón aún acelerado, su mente le prohíbe olvidar lo ocurrido hace solo momentos atrás.
-¿Mi comida debe seguir esperando?- pregunta con una ceja alzada, ve como su acompañante se pone rígida antes de tomar la cuchara, Kagome comprueba la temperatura tocando ligeramente con sus labios como si le fuese a dar a un niño, tiene pensado comer ese poco y limpiar la cuchara antes de usarla en Sesshomaru, pero el peliplata toma su mano con cuidado y la guía hasta su boca- ya hemos compartido algo tan íntimo como un beso, ¿por qué me prohíbes ocupar tu misma cuchara?
-Es diferente- se defiende volviendo a tomar sopa para darle- mejor no te desconcentres.
-¿Serias capaz de tirar la sopa sobre un moribundo?- cuestiona sentándose de manera que queda más cerca de si rostro- ¿de verdad serias capaz?
-Soy capaz de muchas cosas- Vuelve a darle de comer con una sonrisa desafiante- ¿quieres ponerme a prueba?
-Suena interesante- se quedaron mirando directamente, los sentimientos destellando con ferocidad deseando salir, pero lamentablemente quedan allí al ver como por la puerta entra Naraku- Hmp.
Sesshomaru vuelve a recostarse mirando a la ventana, Kagome suspira antes de tomar la bandeja y dejarlos solos, ya suficiente tuvo este día como para seguir interfiriendo.
-¿Seras siempre tan inoportuno?- cuestiona enojado el ojidorado- ¿Ahora que demonios quieres?
-Que hostilidad- se cruza de brazos con media sonrisa- para su mala suerte señor Taisho, sigo siendo su doctor y usted mi paciente hasta que Sango despierte.
Sesshomaru no dice nada, pero detesta esa maldita sonrisa que pareciera provocarlo a cada instante, como si se burlara en su maldita cara, pidiendo ser golpeado.
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