02.
Estábamos regresando por que mis hermanos ya estaban cansados. Por fin toda esa energía se acabó. Ahora solo tenemos que caminar un poco más para ir al auto.
—Quieren que los cargue?, Se ven cansados —les digo viéndolos caminar como zombies. —No, Ya estoy muy grande para eso— me dice Tommy.
—Bueno y tú Bill? — pregunto y él niega con la cabeza. — Bueno cómo quieran. —
—No falta mucho— dice mi madre. — Les daré las llaves y quién llegue primero podrá ir en el asiento del copiloto.
No entendí por qué lo hacía, pero mis hermanos sí. Ella les entrega las llaves y los dos salen disparados hacia el auto, uno con la energía de mi tío Pietro. ¡Qué coincidencia, no?
—Ahora me dirás qué tienes — le pregunté.
—Sí, solo que aún no estaba lista para hacerlo — confiesa. — Visión y yo hemos estado hablando sobre esto, apenas ayer decidimos lo que es mejor para ti — dice.
Ahora estoy confundida. ¿Lo mejor para mí? ¿En qué sentido?
—Visión tiene un amigo en un lugar lejanos donde nadie se puede imaginar — me dice, su voz llena de tristeza.
Me perdí. ¿Acaso me quieren mandar lejos? ¿Pero por qué?
—Aún que no quiera, te tendremos que mandar con él, por tu bien — ve como unas lágrimas traicioneras salen de sus ojos. Me aferré a su mano. ¿Por qué no me explicaba todo? ¿Por qué tenía que ser tan difícil entenderla?"
No dudo en abrazarla. Para esto nos detuvimos. Ya estábamos más cerca.
—Mamá, está bien. No creo que nos separemos para siempre. Además, estaremos comunicadas — se seca las lágrimas.
—Supongo. No será lo mismo. Me alegra que seas tan madura a tu edad. Prométeme que estarás bien allá — me dice con la voz rota.
— Lo prometo — le digo, a lo cual ella me sonríe.
Ahora empezamos a caminar. Un nudo se formó en mi garganta. ¿Estaba lista para esto? ¿Podría vivir lejos de mi familia? Al llegar al auto, mis hermanos estaban dormidos...
Mientras escuchaba "Imagine Dragons - Enemy", por alguna extraña razón me encantaba escucharla. Era una de mis favoritas, Me queda relajarme y tomar una siesta. Otra vez me re-acomodo en mi asiento. Cerré los ojos, imaginando el futuro. ¿Sería feliz en este nuevo lugar?
[...]
—¿Mmm...? — trato de moverme, pero me dolía todo el maldito cuerpo. — Dejen dormir — digo sin abrir los ojos.
—Ya llegamos, bájate ya — me dice mi madre.
La obedezco sin más. Desabrocho el cinturón de seguridad y bajo con cuidado. Al pisar el suelo, sentí una sensación de desorientación. Pero al mirar bien, dejo escapar un suspiro de alivio... Estaba en casa.
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