Carmesí
El silencio tan profundo y tétrico que se había formado en un largo y amplio pasillo con paredes, techo y pisos completamente blancos se interrumpió con el nítido e inconfundible sonido que causó un par de tacones al golpear el suelo.
Una chica de claros cabellos rubios paseaba por aquel pasillo, su clara tez blanca era notablemente resaltada por un brillante vestido y tacones altos carmesíes, su paso era firme pero temeroso, como si ya supiera lo que estaba esperando al otro lado de la gran puerta de roble al final del extenso pasillo. Con temor se paró estática frente a la entrada de la habitación, una poderosa voz ronca se alcanza a escuchar sin ningún inconveniente al otro lado de la puerta; su mano se acercó temblorosa a la perilla, soltó un suspiro desahogador, sus ojos estaban fijos en la perilla de la puerta, si abría, posiblemente, aquel hombre podría matarla cuando el quisiera, sin importarle si su hija estaba allí con el o no, pero si no entraba, se arrepentiría aún más, ya tenía más claro en lo que sucedió a la familia de los "empleados"
Todavía parada allí, sin querer girar la perilla, un escalofrío grabado su cuerpo al escuchar su nombre del otro lado de la puerta por parte del dueño de esa tan ronca y peculiar voz que esparcía temor por cada uno de los kilómetros de rincones de esa colosal mansión. Suspiró miedosa, y con cuidado giró la perilla, el piso de madera dejó que sus pasos resonaran cada vez más. Un silbido gallardo se dejó oír por lo bajo, un leve tono rosado se apoderó de sus mejillas, sus orbes grisaseos reflejaban el mismísimo terror, podría estar solo a un paso de la muerte y no saberlo.
-Erica ... Vienes por tu pago ¿Verdad? -Preguntó un hombre de aproximadamente unos 50 años al notario que la rubia seguía parada allí, sin decir palabra alguna, a menos de cinco pasos de la gran puerta -...- Suspiró mientras se levantaba con cuidado de su asiento, un gran sillón con un tapizado de cuero negro, a paso casi lento se acerca a uno de los cajones del amplio y gran escritorio, de allí saco un sobre, el cual, después de dirigirse a ella de una manera muy inapropiada para su edad, se lo entregó con suprema gallardía en su mirada y mordiendo levemente su labio inferior de una manera poco disimulada a la vista de la mujer.
Ella, aún conservando el temor constante hacia ese sujeto, dio un paso lento hacia atrás, negó respetuosamente aquel tentador sobre, miró con curiosidad a dos sujetos uniformados que entraron sin previo aviso a la gran habitación; al escuchar como el seguro de un arma era quitado, se paralizó, su corazón dejó de latir, su respiración se cortó en menos de un segundo. Sus manos temblaron sin motivo alguno; ya era tarde para dar la vuelta y marcharse de ese bendito lugar, no quedaba de otra.
Con el corazón en la garganta, y las manos temblorosas aceptó gentilmente el sobre, creía que si lo aceptaba, ya que no podría poner en peligro su vida, pero, el destino tenía otros planos para ella.
[***]
-Esta bien, esta bien, yo pagaré las entradas para el cine -Hablaba por teléfono una chica de cortos cabellos azabaches con la mirada fija en un punto inexistente en la inmensa soledad de su gran cuarto- No pienses en ver una de esas películas animadas -Agregó cansada, mientras giraba lentamente su cabeza hacia la izquierda, para ver fuera del gran ventanal, el cual estaba abierto dejando que una relajante brisa de aire frío se abriera paso por entre los cortinajes azules claro- Como quieras, yo no ... -Su frase se vio interrumpida por un sordo ruido proveniente de una de las habitaciones contiguas, su curiosidad era mucha- Luego te llamo Shini -Esbozo al final, cortó con la llamada que hizo no menos de dos horas había comenzado, tiró sobre la cama El celular y salió de la habitación con cuidado.
Pasos firmes y rápidos, pero temblorosos e inseguros. Sus ojos se llenaron de horror al notario como un gran charco carmesí brotaba por debajo de la puerta de la oficina de su padre, sin pensarlo dos veces se adentró de inmediato a la habitación, su alma regreso a su cuerpo al ver que su padre seguí ahí, parado a un lado de su escritorio, un impulso la obligó a correr él mismo con los brazos extendidos como si de una niña pequeña se tratase. Cuando, después del shock, vio el cuerpo de la mujer en el suelo, un nudo se formó en su garganta, las lágrimas amenazaron con salir como río sin retorno. Ya se le había hecho costumbre que cada persona en esa mansión, a quien le agarraba un poco de afecto, muriera en menos de tres meses de estadística en su prestigioso hogar.
El cuerpo de la mujer abandonó el caserón en una bolsa, una vida llena de lujos para terminar enterrada en el cementerio personal de la casa del señor Oroku, como un animal, una escoria de persona. Su familia ya no la podría ver más, de hecho eso podría decir el contrato que alguna vez ella firmó y vendió con su propia sangre. Muchas eran las personas que operaban el empleo, pero pocas eran quienes volvían a ver a su familia después de años.
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Hola.
¿Qué hubo como esta el mundo?
Espero que bien y que les haya gustado este primer capítulo, sé que me dejó extremadamente horrible pero bueno, es lo que pude hacer, estoy hace tres días y recientemente hoy lo terminé ... Bueno sin mas me despido, y diganme si les gustó realmente, ya que es la primera historia que hago con una trama tan fía como esta.
Atte.:Kiri.
Bey! : 3
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