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Capítulo XV - "Logros"

Era primero de enero del año en que Sakura cumpliría sus cuatro años con vida.

Ciertamente, el entrenamiento había seguido un curso que Konan y Chiyo no sabrían discernir si era el deseado.

Hoy estaban en Sunagakure, procediendo con el entrenamiento de Gaara.

- No entiendo. -admitió el hijo menor del Kazekage, al Konan terminar la explicación rápida sobre el concepto básico con el que controlaría su arena.

Chiyo estaba practicando con Sakura en otro lugar.

A lo largo de todo diciembre habían practicado un poco su físico, enseñado las poses más básicas de taijutsu (o intentando hacerlo) en Gaara y, por el lado de Sakura, había avanzado con el origami pudiendo hacer una grulla, avión y poco más que eso. Sakura también había mejorado con las marionetas, al menos, ya sabía usar pegamento y eso. En lugar de amasar con su fuerza la madera.

Gaara ahora prácticamente sufría de insomnio. Quiero decir, ¿qué es dormir tres horas diarias? Pero de eso, a no dormir nada, era mejor eso.

- ¿Qué no entiendes? -cuestionó la amante del origami, viendo con paciencia al niño.

- El concepto... No lo logro entender... En lo absoluto.

Por supuesto, Gaara a penas y cumpliría cuatro años. La nativa de Ame no podría esperar a que Gaga venga y le entienda pródigamente a sus avanzadas explicaciones.

Ella olvidó que estaba hablando con un infante.

- Bueno... Hay que simplificarlo, entonces. -dijo Konan comenzando. - Como el papel, la arena es ligera. Aunque mi papel no es volátil al agua como la arena lo es. Lo que tienes que hacer es pensar que la arena la controlas con la mente. Debes tener control sobre ella. -terminó de decir.

- ¿Controlar? -preguntó Gaara, un breve brillo de realización iluminando sus ojos.

- Sí. Para eso haremos ejercicios de meditación. Tu arena se mueve sola. Tú no tienes control sobre ella, si ella quiere, te mata o mata a tus seres queridos. -explicó la kunoichi rango S. Eso sorprendió a Gaara, quien sólo asintió, comprendiendo la magnitud del peligro.

- Chiyo-bāsama me dijo que la meditación es relajarse o algo así. -habló el niño de cabello rojo, entrando en un tren de pensamientos.

- Bueno, es estar en armonía. Eso te ayudará a controlarla. -informó la adulta

Gaara parecía estar muy nervioso.

Demasiado; a opinión de Konan.

- ¿Cómo es que tengo la habilidad de controlar la arena? -interrogó viéndola a los ojos.

Eso la atrapó desprevenida.

Él no debería preguntarse eso aún.

- Bueno... -ahora era el turno de Konan de estar muy nerviosa.

Pero lo recordó.

Cuando ella estaba embarazada de Sakura, ella se prometió a si misma decirle sobre sus orígenes a Sakura.

Gaara también tenía ese derecho.

- Hace, alrededor de cinco años, una mujer se embarazó. Pero no cualquier mujer, sino la esposa del Kazekage. Ese Kage se llamaba Rasa, y la mujer, Karura. Se le realizó un sellado a Karura ya que se creía que su hijo saldría con el Ichibi. Pero no fue así. Karura inesperadamente murió y Rasa selló al Ichibi en su hijo. Ese hijo, tenía un tío llamado Yashamaru, quien al igual que Rasa le cedieron la custodia a una señora llamada Chiyo, quien hasta ahora, lo ha criado. -contó casi entre lágrimas.

- Tú dijiste que el Ichibi era un demonio, ¿cierto?

- Sí. Él puede controlar la arena; si no me equivoco.

- Ese 'hijo' soy yo, ¿cierto?

- Sí.

- ¿Tío Yashamaru no me quiere?

Esta pregunta fue un tanto diferente. Necesitaba de un respuesta más significante que un monosílabo.

Gaara parecía muy expectante.

- Claro que lo hace. Él te ama; te adora. Imagínate, que prácticamente se hizo enemigo de la abuela Chiyo, sólo para pasar tiempo contigo. Aunque estabas bastante pequeño como para recordarlo. Por cierto, Karura también te amaba. Me contó Chiyo que no paraba de hablar de ti. -dijo Konan.

Konan, podría jurar que escuchó un sonoro suspiro de alivio tras ella.

- Gracias al cielo...

Destino.

[ ... ]

- ¿Entiendes el concepto general de esto?

Chiyo estaba con una piezas de madera sin forma.

Sakura estaba haciendo doble entrenamiento.

Hacer sus propias piezas, y unirlas con alambre y pinzas.

Quizá, luego de sesiones de meditación, logrará desbloquear su chakra... Eso fue lo que pensaba cuando no sabía que Sakura ya había desbloqueado sus redes de chakra. Por lo cual, comenzaron con el entrenamiento para las cadenas o hilos de chakra.

Por lo cual, está enseñándole sobre el control de éste con el típico ejercicio de sostener el grano de arena en la frente.

Algo típico en Suna. Luego sería lo del agua, y árboles. Aprender más sobre anatomía, marionetas, y medicina.

Pero, sin embargo, aún tenían bastante tiempo de su lado.

- Sí... Entonces, ¿tengo que mantener el grano en mi frente? -dijo la niña, confirmando lo dicho. Tras el asenso de Chiyo comenzó.

Un segundo. Dos segundos. Tres segundos...

El grano se cayó.

- ¿¡Qué!? -gritó Sakura alarmada. ¡Ella juraría que lo estaba haciendo bien!

- Necesitas estar muy relajada, Saku. Tú eres bastante inquieta por naturaleza. -enunció la titiritera.

Chiyo sabía que, más que nada, esa naturaleza se debía a la sangre Uzumaki que cargaba. Y lo que impedía que fuera un completo paquete de energía era la sangre de Konan.

Gracias al todopoderoso.

- Hm... ¿Eso, de inquietud, se puede arreglar?

La pregunta atrajo la atención de Chiyo.

- ¿Porqué lo dices? Eso es algo que te caracteriza; no es malo. -contestó.

- Quiero ser como Koan-okāsan. -reiteró Katsura.

- ¿Cómo?

- Relajada, reservada, cautelosa, valiente y una buena mujer. Quiero seguir su ejemplo. -alabó la chiquilla de ojos verdes.

- Tu personalidad también tiene muchos rasgos buenos. Eres amable, y haces sonreír a todos. Todos tienen sus cualidades. -dijo la abuela de Sasori. No quería que simplemente Katsura decidiera, deliberadamente, ser un calco de su madre sin personalidad. Ella era brillante tal y como era.

- Ajá. -de acuerdo, Sakura soltó un bisílabo suavemente.

- Continuemos entonces con el entrenamiento. -ordenó la hermana de Ebizō dándole una palmada en la espalda a su nieta.

Lección.

[ ... ]

Enero pasó igual de rápido que febrero, dando paso al insufrible marzo.

- ¡Mira, mira! -exclamó Gaara, mostrándole a Chiyo una figura de arena que había hecho, por primera vez en su vida, a voluntad propia.

Un enorme progreso.

La figura era un reloj de arena, al igual que el dije que colgaba de su collar, al cual Gaara se había vuelto muy unido.

- Hermoso, Gaga. ¿Podrías explicarme cómo lo hiciste?

La ninja médico ya (obviamente) sabía como lo hizo, pero, ella quería ver a Gaara destellando de alegría hablando con gozo de su logro.

- ¡Bu... Bueno! -titubeó el niño por un momento. - ¡Primero me concentre al igual que Koan me dijo! Luego, imaginé que controlaba la arena siempre durante toda mi vida y... y entonces, en mi mente, yo imaginé ¡muy fuerte, fuerte! Y salió.

La mejor explicación que pudo haber escuchado la jōnin retirada en su vida. Sin sarcasmo; en serio.

Y la más gráfica.

- Eres talentoso, Gaga. -halagó Chiyo

- ¿No soy fuerte?

- Los talentosos son fuertes en algún momento. Los fuertes no son necesariamente talentosos.

Decir eso le provocó a la ninja experta en venenos recordar vagamente a Tsunade.

Fuerza.

[ ... ]

A finales de marzo, y nuevamente en Suna, Sakura estaba entrenando.

Era un poco menos inquieta. Agradecimiento a todos los ejercicios de meditación.

Katsura había recién cumplido años anteayer, aunque ese suceso no fue recordado más que con unos pequeños regalos entre la familia.

La niña de hebras rosáceas estaba haciendo un ejercicio que su madre le dijo que hiciera mientras ella iba a un lugar con Gaara.

Esos hilos extraños que había aprendido a a hacer, pero no puesto en práctica, los tenía que sacar y... Unirlos al títere que descansaba frente a ella.

La infante fruncía el ceño.

Ése era un común hábito por parte suya cuando estaba en profunda concentración. Aún así, ella se veía graciosa al hacerlo.

- Bien. Según Chiyo-bāsama y Koan-okāsan debo de concentrar chakra en mis dedos y luego expulsarlo... [*] -pensó.

Ella lo comparaba algo así como cuando hacía pipí.

Bueno... Ambos venían de adentro y tenía que soltarse en un lugar específico, además, ambos salían del cuerpo, ¿no? Sólo que uno era amarillo y otro azul claro.

Las explicaciones no eran su fuerte. No tanto como a cierto niño de cabello rojo.

- ¡Shannaro! -gritó, sorprendiéndose a si misma. ¿De dónde había aprendido esa palabra? Lo ignoró de cualquier modo.

Sakura se concentró.

Diez minutos.

Su frente comenzó a sudar y sus ojos dolían.

Treinta minutos.

Estaba pensando seriamente en romper algo. Muy seriamente.

Cuarenta y cinco minutos...

Un muy fino hilo azul se extendía de su dedo meñique, hasta tocar muy suavemente la marioneta.

- ¿¡Lo logré!? -vociferó en su mente contenta.

¡Tanta práctica con el ejercicio del grano de arena sirvió!

Sin embargo, como cual espejismo, el hilo desapareció tan pronto dejó de concentrarse. Eso a Sakura no le importó un comino. Con o sin testigos, lo había logrado.

Lo había hecho sola.

[ ... ]

- Tengo miedo. -confesó el hijo menor de Rasa a Konan.

Gaara cargaba una pequeña bolsa en la que llevaba alrededor de tres libras de arena.

Ambos estaban frente a un lago.

La mayor debilidad de su arena. Agua.

- El agua siempre será una debilidad si no lo superas. -dijo la amante del origami hacia el chiquillo.

- ¿Cómo lo supero?

- Ya deberías saber la respuesta.

- ¿E... Entrenamiento? -farfulló Gaara mirando como si la mayor hubiera enloquecido.

- No puedo. -dijo el menor poco después.

El agua era, naturalmente, no su mejor amiga.

Una corta fulminación con la mirada por parte de la adulta fue suficiente para asustarlo.

- Tú puedes todo. ¿Acaso crees que Karura merece que su hijo vaya por el mundo diciendo que le tiene miedo al agua? Sólo es por la arena. Tú no eres hidrofóbico.

- Bien... -murmuró el de cabellos rojos.

- Hoy será fácil. Sólo tienes que meterte en el lago. Antes de comenzar a hacer cualquier entrenamiento con chakra tengo que quitarte ese temor. -dijo Konan, extendiendo una mano. Estaba ordenando silenciosamente que le diera su bolsa en que cargaba la arena, así que el niño, obediente, lo hizo.

Primero el pie izquierdo, a lo que lentamente le siguió el derecho.

Gaara se estremeció a la frialdad del agua.

A eso le siguieron los brazos. El menor estaba seriamente pensando en ordenar a su arena a montarlo en un nube y salir de ahí.

Si sólo supiera cómo hacerlo...

Finalmente, en la parte menos profunda del lago, Gaara, temblando, se sentó.

- Lo hiciste bien. -elogió la antigua Akatsuki tendiéndole la bolsa de arena, que el chiquillo tomó rápidamente.

El infante la volteó a ver con los ojos abiertos. No era muy común en ella elogiar a alguien.

- Karura estaría orgullosa de ti. -sentenció el ángel de Ame. - ... Y probablemente Rasa. -murmuró para si misma luego.

Si el hijo adoptivo de Chiyo pudiera abrir más sus ojos; sin duda lo haría.

- ¿Mamá estaría orgullosa de ? -pensó.

Los ojos del niño se humedecieron, y, casi como una ilusión, vio como la arena dentro del dije de reloj se movió, acercándose más a su corazón.

Amor de madre.

[ ... ]

Quince de Abril.

El día que Sakura logró sacar más de un hilo de chakra de sus dedos.

- Bien, Saku, ya has avanzado bastante en tu control de chakra, y las marionetas. Hoy intentaremos que saques más de un hilo de chakra. -explicó la hermana honorable.

- Chiyo-bāsama, ¡ya lo intenté, y no me salió! -reclamó la niña.

- Estás tratando de hacer todo sola. A veces necesitas ayuda. -dijo Chiyo, en tono sabiondo.

- Emm... Si usted lo dice. -murmuró la de ojos verdes.

- Como me dijiste que lo comparas a cuando haces pipí, ¿porqué no te imaginas otra vez eso? Supongo que ayudará.

- De acuerdo.

Sakura se instaló frente a la marioneta en la mesa.

- Relajarse. Como dijo mamá. -pensó.

Como siempre, salió el fino hilo de su dedo meñique?

El problema venía cuando quería sacarlo de los demás dedos.

- ¿Como hacer pipí? Si así es, lo intentaré.

Sonaba asqueroso hasta para ella, pero de cualquier modo se imaginó el goteo.

Salir.

- ¡Vamos, sal ya! -apresuró en su mente. No ayudaba que su abuela la estaba mirando fijamente.

Fue un toque helado en su dedo índice que la sacó de su insimasmiento.

Chakra. Sakura no tenía un chakra cálido.

Se asemejaba más a un leve toque helado. Como una gota de lluvia. Suave, delicada y fría. Aún así, poderosa.

— Lo lograste. Todo se puede, sólo tienes que esforzarte por ello.

— ¿Esforzarme? —cuestionó la hija de Konan, viendo con fascinación los ahora dos hilos.

El destino es una importante lección de que con fuerza y deseo se puede cambiar hasta el universo.

Nota de autor:

¡Lo sé, lo sé! ¡súper tarde! Pero a mi favor, hoy/ayer tuve un día ajetreado. Primero, tuve que lidiar con la limpieza de la casa, luego asistir con mi familia a la procesión de San Miguel Arcángel, luego comenzó a llover y se fue la luz, al final tuvimos que comer fuera de casa. Además, se fue el internet.

[*] Quiero dejar algo en claro: Todo esto de entrenamiento de marionetas está siendo completamente inventado por mí. No se sorprendan con mis locuras improvisadas.

Las frases raras también son creadas por mí, si hay alguna en internet que se parece, es pura coincidencia o a sido robada xd.

También, si están perdidos, desde el año del Ataque del Kyūbi ya han pasado cuatro años. Es quince de abril en el fic :D

¡Ja ne!

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