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Capítulo IV - "Buscando y pequeña vida"

Konan se despertó con un suave golpe que le ofreció el clon que la vigilaba. Frente a ella estaban sus cinco clones. Con una ardilla y conejo muerto como comida, un cuenco improvisado lleno de agua, una fogata encendida, un poco de leña un poco más alejada y un par de troncos cortados a la mitad justo al lado de la leña. A juzgar por el sol aún no saliente, eran alrededor de la medianoche.

- Ya lo hicimos todo. No hubo casi ningún inconveniente... Excepto que tuvimos que improvisar en cuanto a recoger el agua se trató. Hay un pequeño arroyo a unos doce metros hacia el norte-declaró el clon que le ordenó buscar fuentes del vital líquido.

- Tenemos unos pocos troncos, pero necesitaremos muchos más para hacer un hogar decente... Tardaremos ocho meses, quizás siete en total. Recolectar algodón y materiales suaves para rellenar los colchones de las camas, más madera para hacer las sillas, mesas,armarios, armazón de las camas, armazón de la casa y construirla, el techo, divisiones de la casa, cambiar el suelo de tierra por uno mas sostenible, puedes cocinar con fogata así que la cocina no es tanto un problema, pero el retrete, la ducha, la ropa y esas cosas... Aún no encontramos una solución. Gastarías menos si la haces en una cueva o ladera. -dijo uno de los clones.

- Es cierto... -meditó Konan algo estresada. ¿Qué haría con eso? Podría bañarse en el río, pero ¿y el champú, jabón, toallas, y ropa para cambiarse después? Ella aprendió algo sobre hierbas en sus días como "huérfana de la lluvia" ya que Yahiko y Nagato no se preocupaban mucho por su salud, entonces ella tenía que hacerlo por ellos. Entonces podría hacerse el champú casero que hacía en su niñez, que estaba hecho de áloe vera y papaya. En un bosque tan frondoso seguro que encontraría los dos ingredientes en un plis plás, ahora el jabón para lavarse ella y lavar su ropa... Una jabonera. Si, era la solución perfecta. Las toallas, la ropa, tela para los colchones, sábanas, ropa de su bebé, mantas de su bebé... Suna quedaba más cerca que Ishi y podría ahí robar más fácil que haciéndolo en un pueblo pequeño como Ishigakure en el cual se sabría hasta si una mosca fallece. La desventaja era la mucho mayor seguridad de la aldea, pero podría entrar por aire en esta, ya que a diferencia de Iwa e Ishi, Suna no es muy vigilante de sus cielos y tampoco es un pueblo pequeño donde todo se sabe. Saquear tiendas era la única opción para eso. Y el retrete, bueno, podría hacer huecos en el suelo y... ¿Pero y su bebé? Por obvias razones, robar un baño no era un opción. No podía poner tuberías, no había dónde y cómo. Los primeros años de su vida los pasaría haciendo sus necesidades fecales en un pañal, pero luego cuando tenga ya tres años comenzará a utilizar un vasenilla y después de un par de años no podría seguir haciendo allí. Casi se arrepentía de toda la maraña de decisiones que antes del embrollo de su embarazo eran inimaginables. La única opción que tenía era hacer un baño casero. Con un balde, una tabla con un hueco en el centro y... Ya. Luego sólo tendrán que enterrar muy lejos y bien las eces. Sería muy incómodo, pero sus opciones no eran más que esas pocas.

Al salir de sus pensamientos, Konan dirigió la mirada a sus clones. Decidió que los cargaría con más chakra ya que le salía más barato que crear otros cinco clones.

- Vengan. -ordenó la amiga de Yahiko, haciendo un ademán para que se acercaran un poco. Todos hicieron caso y se acercaron un poco más. Uno de los clones estaba cocinando ya la ardilla y el conejo empalándolos y dejándolos como brocheta encima del fuego dándole vueltas para que se cocine homogéneamente.

Konan tocó a cada uno de los clones cargándolos con más chakra. Se levantó finalmente de el lugar donde se había recostado hace apenas unas horas.

- Quiero el agua. -decretó la original entre los clones. El clon que tenía el cuenco de agua improvisado, que era básicamente un trozo de madera que se encontraba convenientemente hueco y le colocó algunas hojas para que sea un poco más higiénico. Bueno, ese clon, le tendió el cuenco, cuando lo tomó y bebió sin prisas pero sin pausas el agua, sintió que se revitalizó un poco, sólo un poco al su garganta ser llenada con el líquido vital que le hacía falta desde ayer.

Ya con algo más de fuerzas se dirigió hasta la hoguera y acercando su mano hacia el muslo empalado del conejo, arrancó un trozo de carne de ese lugar.

Konan arrugó un poco la cara al sabor a quemado, pero a la misma vez la carne tenía un regusto a pollo. Raro. Respiró y exhaló profundamente antes de comenzar a decretar lo que cada clon haría.

- Clon uno irás a buscar áloe vera y papaya. Clon dos no tires el cuenco, aún me servirá para beber agua, tú buscarás jabonera, si encuentras toma todas las que encuentres y si puedes trae algo para plantar una cerca de aquí. Clon tres irás a buscar nuevamente madera, aunque esta vez preferiría que te fueras bastante lejos para no dejar los alrededores como un claro. Clon cuatro ayudarás a clon tres a buscar y cortar árboles, los traerán aquí cuando crean que ya no pueden cargar más. Clon cinco tú buscarás piedras grandes. Yo mientras tanto buscaré algún lugar bueno dónde establecernos. Pueden detectarme por medio de chakra si no me encuentran, ya que probablemente me iré un poco lejos. Pero es posible ya me encuentre aquí mismo cuando vuelvan.

Todos asintieron y se fueron corriendo de allí.

La antigua Akatsuki comenzó a vagar en el bosque, estaba lleno de flores, plantas de todo tipo, color y forma. Sin duda, un lugar que casi no deja espacio a la imaginación. Podría hacerse su cada dentro de una cueva, pero considerando las lluvias que deben de ser frecuentes en el bosque no encontraba esa idea particularmente buena debido a que dentro de una cueva la humedad es... Un amigo usual. Y las enfermedades respiratorias supuso que venía de la mano con la humedad.

Supuso que unos fardos de paja podrían aislar la humedad, y el frío...

Gimió humilde y se sentía un poco frustrada al pensar en el montón de cosas que le faltaban para completar y al fin poder asentarse.

Mientras vagaba por el bosque con el único objetivo de encontrar alguna ladera, prefería no utilizar ningún avión ya que ahorrar chakra y no cansarse demasiado era de vital importancia en su estado de sin hogar y el avión gastaba una cantidad significativa de chakra por kilómetro que se recorre.

¿Porqué una ladera? Bueno, ella pensó sobre eso en su camino, sopesó también la idea de una cueva ya que ya estaba el hueco dónde establecerse ahí, pero una ladera la pensó más... Segura. Sólo tenía que realizar un hueco lo suficientemente alto y ancho para que pasara a través de él con poco esfuerzo, luego ir haciendo más y más ancho y alto el interior, lo decoraría, podría iluminar el interior con una lámpara de luciérnagas (que sería básicamente un montón de frascos llenos de luciérnagas las cuales tendrá que alimentar a diario con babosas) e irlo llenando poco a poco.

Se abstuvo de resoplar un poco, el bosque era casi tan denso como en el que asesinó al ninja renegado de Iwa. Dándose por vencida por ese día tomó camino hacia donde se había establecido de manera temporal y donde se reuniría con los clones cuando volvieran.

Justo cuando llegó, clon uno había arribado al lugar, la vio, y en su espalda llevaba un saco o mochila de papel el cual tenía dentro un par de papayas y plantas de áloe vera.

- Ya traje lo que pidió, Original. -dijo, haciendo una leve reverencia para después quedarse estático, el clon de papel de Konan esperaba nuevas órdenes. Cosa que la antigua Akatsuki notó y se preparó para dar su siguiente mandato.

- Ya veo. Quedate aquí esperando que vengan los demás, yo también me quedaré aquí -ordenó la kunoichi mientras se acercaba a la fogata ahora apagada y arrancaba un trozo de piel de la ardilla.

Estaba frío, pero igualmente llenaba su hambriento estómago.

Se arrecostó en un árbol detrás de ella y comenzó a comer disfrutando de lo que sería su desayuno, ya que ahora juzgando por la posición del sol eran ya las seis de la mañana.

Todo estaba resultando casi tan bien como lo creyó. Hizo los sellos de mano y convocó otros cinco clones

- Original. -murmuraron a la vez. Se preguntó no profundizando mucho en ello, si la apariencia de los clones era la suya. Y si era así, necesitaba un baño de manera urgente.

- Hagan un henge de hombre, uno diferente cada una. -exigió la vieja amiga del líder de Akatsuki, cada uno hizo un henge al instante, posando su mirada por todos cuidadosamente, Konan asintió satisfecha.

- Comparten memoria conmigo ¿no? -cuestionó casi retóricamente la discípula de Jiraiya, los clones musitaron un suave si de todos modos.

- Bien, entonces, busquen a los espías que están en los alrededores de Kiri, Kumo y en las fronteras de Konoha con el País de las Aguas Termales. Cuando los encuentren, los asesinan. Irán en grupo para matar a cada espía, tienen chakra suficiente para durar dos semanas y si van en avión llegarán en cuatro días, uno tiene que volver aquí para dar reporte -instruyó calmada. Volvieron asentir y uno de los clones hizo un avión de papel lo suficientemente grande como para que cabieran los cinco.

Konan siguió comiendo tras dar sus órdenes y decidió seguir buscando después de volver a dar el qué hacer a sus clones.

- Original, ya llegaron los que faltaban. -dijo el clon que había sido encomendado con la tarea de traer la papaya y áloe vera.

- Ajá. Coloquen la leña y troncos cortados a este lado -señaló Konan al lugar al costado izquierdo de la hoguera ahora apagada.

- Las piedras a este lado. -señaló nuevamente, aunque esta vez al costado derecho. El clon puso tres rocas grandes en el lugar, en eso, se acercó uno de los clones y puso en sus manos un par de jaboneras.

- Aquí está lo que me pidió. -habló suavemente.

- Bien. -expresó la amante del origami antes de acercarse a cada clon y rellenarlos nuevamente con chakra.

- Todos buscarán comida y agua, yo me iré a bañar mientras tanto. -manifestó la nativa de Amegakure. Los clones no dijeron nada y se limitaron a correr hacia diferentes direcciones.

Konan se dirigió, utilizando su sentido de la audición, hacia lo que parecía ser un corto río. Cargaba en sus manos la jabonera, una papaya y un trozo de áloe vera, junto a el un cuenco donde bebió agua.

El agua estaba indudablemente fría, aunque su única certeza sobre eso era su intuición.

Se quitó la camisa, quedando únicamente en sostén, pantalones y bragas. Se arrodilló sobre la tierra aledaña al río y tomando su camisa, la mojó en el agua, sumergiendo sus manos a la vez, (confirmándose sus ideas de que el agua se encontraba fría) cuando estaba completamente humedecida tomó unas semillas de jabonera y con las manos realizó fricción entre la semilla y su ropa. Vio como el azul ya casi negro se aclaraba un poco, volviendo al azul oscuro normal. Estrujó la camisa hasta que parecía estar un poco humedecida y la dejó colgando sobre la rama de un árbol. Después de esto, se desnudó completamente y realizó el mismo procedimiento con su demás ropa.

Al terminar de lavar su ropa, la cual parecía ser de varios tonos más claros, se sumergió en el río sin miramientos, se estremeció visiblemente al sentir el agua de temperaturas no tan calientes envolverle. Tomó nuevamente la semilla de jabonera aunque esta vez era para lavar su cuerpo. Agarró el cuenco improvisado que antes había servido para beber agua, aunque esta vez le echó algo de agua en él, el áloe vera lo apretó tanto como pudieron sus dedos entrenados y con experiencia para sacarle tanto líquido pudiese y luego la papaya previamente cortada en trozos la echó en la mezcla. Posó su mirada en las rocas en la orilla y se levantó de su lugar para recoger una, volvió a tomar el cuenco y con la roca hizo una clase de puré con eso. Lo tomó con sus dedos lo más que pudo de la mezcla y la repartió a lo largo de toda su cabellera.

- ¿Hace cuánto no me doy un baño así de relajada? ¿Sin temor a que me arrebaten la vida en el segundo que baje la guardia? ¿Hace cuánto? Ahora tengo veinte, así que, ¿fue cuando Yahiko aún vivía? Quizá. Aunque eso fue hace hace no tanto tiempo. -pensó la kunoichi rango-S. Se permitió a sí misma bajar la guardia, y simplemente darse un baño como un civil haría.

Si fingir su muerte traería esta clase de paz... Ojalá lo hubiera hecho antes, aunque desearía que Nagato y Yahiko la acompañen.

[ Con Akatsuki, una semana después, 6:00 p.m ]

- He recibido informes de Zetsu un tanto preocupantes. Varios de nuestros mejores espías están siendo asesinados. -declaró el portador del Rinnegan.

- Kufufu... ¿Eso quiere decir que...

La voz de Orochimaru se desvaneció a medida que terminaba su oración. Pain le dio una mirada fulminante que lo hizo callarse complemente.

- Si, es ahora una prioridad asesinar a ese hombre. Akatsuki no sucumbirá a alguien tan poco importante. -dijo fríamente el líder de Akatsuki.

Todos los miembros asintieron y otros tantos dijeron un tranquilo "si". Matarían a ese hombre. Sin importar qué.

Mientras tanto, Konan aún buscaba un lugar para establecerse y al fin un hogar para la pequeña vida dentro de sí.

Nota de autor:

¡Capítulo bastante largo! 2319 palabras, sin contar la nota de autor :D Bien, el próximo capítulo probablemente lo tenga listo la próxima semana, o quizá menos; quizá. ¡Adiós! :)

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