Inconveniente
Durante varios minutos un grupo de personas caminó entre las calles que rodeaban la finca de la familia Takaji, los estudiantes de la academia Fujimi y los miembros de Black Flag de veían bastante cansados, Proxy estaba estable tras ingerir una piscina curativa, Marcos se recuperaría rápido por sus habilidades y Pablo estaba casi ileso ya que de encargó de los zombies y los secuases.
Proxy: necesito que me hagas un favor muy importante Pablo —El vaquero tomo el brazo del muchacho de lentes que volteo a verlo con una expresión sería, escuchando como le hablaba en inglés para que no entendieran los demás— necesito que vuelvas a mi auto y lo traigas de vuelta, está cargado de armas, municiones y explosivos, no quiero que estos idiotas se queden con todo
Pablo: dalo por hecho —Tomo su escopeta y cargando municiones corrió de regreso ignorando los gritos de sus compañeros— ¡Volveré pronto!
Saya: ¡A dónde piensas ir idiota! —La joven de cabello rosa miró molesta como su novió corría de vuelta a dónde casi mueren—
Marcos: no te preocupes, solamente volvió por algo de equipo que necesitaremos en el futuro —Alexa corrió tras el menos de los hermanos, dejando al mayor de los tres muy sorprendido por sus acciones—
Con ellos a resguardo temporalmente podrían descansar un poco para después continuar con su ruta en dirección a su hogar, tenían es meta y de no tener la oportunidad de llegar a ese lugar pronto tendrían que buscar a Purple, aunque eso era una opción poco práctica.
En alguna parte de la ciudad, en algún momento de la madrugada
En un viejo templo japonés se encontraban refugiados dos jóvenes, una tormenta se había desatado por lo que ambos se encontraban empapados, aunque Gabriel estaba tranquilo ya que su abrigo le mantenía seco y evitaba que se congelara.
En el interior se sentó en el piso recargando su espalda en la pared, tomo su hacha de combate y con un pedazo de tela limpio la sangre del metal con paciencia, Saeko de sento al otro lado de la parte central del templo y estornudo.
Gabriel: tienes que cambiarte, la lluvia te a mojado mucho —Fue a la mochila que cargaban desde la tienda de motocicletas y saco la ropa de la joven al ver que estaba seca— aquí tienes
Saeko: gracias —Tomo la ropa y vio como el muchacho se alejaba hasta desaparecer al otro lado de una pared de tela, una vez que estuvo segura de no ser vista se cambió de ropa—
Del otro lado el joven de cabello azul reviso el estado de su equipo para saber cuánto daño más podría resistir antes de que se destruyera, tardo algunos minutos pero termino al mismo tiempo que Saeko lo llamaba para decirle que podía volver.
Al regresar se quitó su abrigo azul y lo extendió para ofrecerlo a la jóven, el estaba acostumbrado a soportar cualquier clima de una u otra manera por lo que no le molestaba ofrecer su abrigo a Saeko.
Ella se puso la chaqueta y admiro la figura del muchacho frente a ella, su camisa era de manga corta y dejaba ver un par de brazos fuertes pero no con musculatura exagerada, pero lo que más le llamaba la atención era la gran cantidad de cicatrices que tenía, había marcas que parecían de balas, cuchillos e incluso garras.
Gabriel: ¿Por qué te has paralizado allí afuera? Te e visto pelear contra oponentes mucho más temibles y nunca demostraste miedo —Se recargo en un pilar cruzando sus brazos los cuales mostraban varias cicatrices— esos niños infectados eran un poco perturbadores pero nada que resalte a la vista
Saeko: me recordó a la última vez que sentí miedo —El joven frente a ella inclinó su cabeza un poco, intrigado por la respuesta que le podría dar— Existe alguien que me gusta
El varón continuaba sin inmutarse, escuchando todo lo que tuviera que decirle sin interrumpir la historia, desde que se conocían él tenía algunas preguntas sobre ella, pero no esperaba escuchar el resto de la historia que ella guardaba en secreto.
Saeko: yo nunca le dije nada, porque no creo que merezca hacerlo —Gabriel se estaba portando menos comunicativo que de costumbre y ella noto que parecía estar pensando en otra cosa— ¿Que piensas que diría si le dijera que soy una asesina?
Gabriel: ¿Cuáles fueron las circunstancias que llevaron a ese desenlace? —Saeko miró al muchacho y bajo la cabeza sintiendo que quizás estaba siendo demasiado cortante con ella—
Pero después se levantó del lugar donde se encontraba para sentarse a su lado y mirarla a los ojos esperando escuchar la historia, Gabriel y sus hermanos habían cometido crímenes y hecho cosas espantosas en sus misiones, dudaba que hubiera muchas cosas que alguien pudiera hacer que lo hicieran odiar a alguien por eso sin ser alguien hipócrita.
Saeko: años atrás estaba regresando a casa tras una práctica del club de Kendo, cuando un hombre apareció y me atacó, yo tenía mi espada de madera por lo que pude controlar a esa persona con facilidad —El muchacho asintio con la cabeza, sabiendo que se acercaba algo desagradable para ella— fingi estar asustada y cuando bajó la guardía le rompí el fémur y el omóplato, los policías me llevaron a casa y dijeron que había sido legítima defender, pero yo sabía lo que había pasado
Gabriel: quizás allá sido una defensa violenta, pero no te vuelve una asesina de inmediato, para hacerlo necesitarías haber quitado una vida —Ella apretó sus puños y se levantó de dónde estaba mirando a Gabriel a la cara, parecía irritada por su razonamiento—
Saeko: pero lo disfruté, me sentí poderosa y disfrute como nunca haberlo herido de esa manera —El asesino de cabello azul se levantó de dónde estaba para encararla y escuchar todo lo que tenía que decir— ¿Como alguien podría amar a alguien que se embriaga con su propio poder?
El muchacho tomo su propio celular y por un momento desvío su atención de ella a las imágenes que estaban pasando por la pantalla, le entrego el celular y ella lo miró esperando una explicación, era una simple foto de diferentes personas de pie frente a la cámara, todos parecían soldados o asesinos con su uniforme.
Gabriel: yo mate a tantas personas que me podría ahogar en una piscina de sangre de cada víctima, hombres y mujeres, ese es uno de los escuadrones con los que trabaje —Se recuerdo en un pilar y trato de explicar lo que pensaba, era complicado explicar ideas y pensamientos cuando estaba con ella— es normal para los que tienen sangre de guerreros, eres fuerte y te enorgullece, lo que tienes que hacer es aceptar que es parte de la naturaleza
Para él la idea de sentirse poderoso en el combate no estaba mal mientras se fuera conciente de si mismo y no sobrevalorar el alcance de su fuerza, desde su perspectiva encajaba bien con Saeko esa clase de naturaleza.
Gabriel: vives en un mundo civil dónde la violencia está mal vista, yo vivo en un infierno de guerra constante, pero ahora nuestros mundos se han unido —Le tomo la mano y sus ojos se enfocaron en los de ella y sonrió un poco, tratando de sé no se viera como una mueca— necesitamos tu fuerza y determinación, eres valiosa Saeko, sabes cuándo luchar y cuando detenerte, eres una guerrera formidable y considero que es lo que me gusta de ti
Saeko: Gabriel... —Lo abrazo del cuello y se acercó a él, era un poco más bajó que ella por lo que se inclinó y besó sus labios por algunos segundos—
Si bien el muchacho de cabello azul había tenido varias parejas en el pasado ella era la primera persona a la que besaba de esa manera desde que llegaron a ese mundo, sentir la calidez de sus labios y poder estar tan cerca de ella por un momento le hizo olvidar que estaban rodeados por no muertos que querían devorarlos.
Gabriel: Saeko tu naturaleza sádica y tú espíritu de pelea no te convierte en una mala persona —Logro sonreírle sin que pareciera que tiene una parálisis facial— tu eres una formidable guerrera, si utilizas ese espíritu para defender a otros entonces podrás seguir adelante, confío en que seguirás tu caminó y harás lo correcto
De nueva cuenta el joven de cabello azul
Finca de la familia Takaji, 7:30 del día siguiente
La familia Takaji se sentía orgullosa de su país, eran parte del partido nacionalista de la ciudad, Sōichirō Takaji era un hombre orgulloso y que no se caracteriza por ser muy paciente, por lo que cuándo vio a Proxy peleando con sus hombres pronto se acercó para resolver el asunto por su cuenta.
Al llegar a la entrada principal a la zona de su finca pudo ver a un muchacho de apariencia norteamericana de pie gracias a una muleta y estaba en medio de un gran auto militar, desde afuera se veía una enorme cantidad de cajas y una ametralladora en la parte superior.
Proxy: ¡Escuchen bien japoneses! ¡Si le ponen una mano a mi auto les métete una bala en el cerebro! —No estaba bromeando, desde lejos se veía que tenis un par de revolver en el cinturón—
???: ¡Tienes más recursos de los necesarios! Por el buen común necesitamos que nos entregues esas armas, no son juguetes —El vaquero lo miró indiferente y cuando el hombre dió un paso adelante una bala golpeo el piso—
Los demás tomaron sus armas para protegerse, aunque la mayoría contaba con armas viejas y espadas en algunos casos, pero quién disparo fue Alexandra, quien sostenía su carabina desde la ametralladora, la joven canadiense activo un láser rojo y lo apunto al pecho de uno de ellos.
Alexandra: nos importa un bledo que quieran, estás armas y municiones nos han costado mucha sangre ¿Me hablas de bien común? No es nuestro problema —Ella estaba dispuesta a disparar y Proxy también con un revolver en una mano—
Con la llegada del jefe de familia los hombres a su cargo bajaron sus armas, pero los dos jóvenes no bajaron las de ellos, Proxy sabía que tenían que guardar sus recursos y darle todo su arsenal a esa gente era la decisión más estúpida que podía tomar.
Sōichirō: ¿Que está pasando aquí? —Su voz fuerte llamo la atención de sus subordinados quienes adoptaron una posición firme—
Proxy: es solamente un pequeño desacuerdo, ellos querían tomar mis cosas y yo les dije que se pudran —Tiro del martillo y se aseguró de tener una bala en la recámara— prefiero hacer un enfrentamiento armado antes que entregar estás armas
Sōichirō: ¿Por qué negarse a cooperar? Les damos alimentos, electricista y seguridad ¿No piensas que es un buen trato? Necesitamos trabajar todos juntos en tiempos de crisis —El hombre trato de ser diplomático pero el americano no mostraba intenciones de dejar que se llevarán sus cosas—
Estaba por tomar nuevas medidas cuando escuchó pasos venir detrás de él, se dió la vuelta para ver de quién se trataba y allí estaban los dos muchachos que habían llegado a su finca tras la lucha que se registró contra los infectados y quiénes acompañaban a su hija.
Marcos: ¿Realmente vale la pena matar a tantas personas parcialmente inocentes, Proxy? —Al lugar llegó el asesino de ropa negra, tenía su espada colgando en su espalda y había vuelto a ponerse su traje de asesino, aún cuando tenía algunos agujeros—
Sōichirō: gracias por el apoyo, ahora sí le permitieran a mis hombres hacer su trabajo —Pero cuando los hombres se acercaron Proxy le apuntó directo a la frente al hombre—
Marcos: nunca dije que te entregaría sus pertenencias, solo dije que no vale la pena matar a tantas personas —Su tono tranquilo cambio a uno más severo e indiferente— nunca dije que le entregaría todos nuestros recursos a un montón de nacionalistas que nos miran mal y hablan a nuestras espaldas
Pablo: les daremos el equivalente a nuestra deuda con ustedes, dos cajas de municiones y algunas armas que Proxy tenga repetidas, pero no entregaremos nuestras municiones de calibre .50 ni la ametralladora pesada —Los ojos del padre de Saya se enfocaron en el muchacho de cabello negro y pudieron ver la gran diferencia entre el Pablo que conoció aquella noche y el verdadero—
Los ojos tranquilos cubiertos por anteojos redondos, cambiados por una mirada afilada, que competía con su propia mirada amenazante, pero también emitía esa extraña aura de muerte que tenía su hermano mayor.
Pero al ver que no podría conseguir nada más sin luchar contra aquellos muchachos, Proxy obedeció de mala gana entregando dos cajas con municiones para sus rifles, además de entregarles dos pistolas semi automáticas y un rifle con mecanismo Winchester.
El vaquero subió a su auto y de quedó en la parte de atrás sin decir nada acerca del tema, los dos hermanos se quedaron afuera mientras que Alexandra no dejaba de observar a los hombres que estaban en el área, vigilando su posición como si fueran monstruos o un grupo de delincuentes.
Los hombres se llevaron las municiones y las armas, los dos asesinos que se quedaron observaron al amo de esa casa, pero Sōichirō no dejaba de observar a Pablo, como si lo analizara de alguna manera y contuviera su opinión de él, al final el hombre se retiró para atender otros deberes como líder de ese lugar.
Alexandra: no me siento cómoda en este lugar, preferiría dejar aquí al peso muerto y después seguir hasta llegar a su base —El vaquero levantó su pulgar apoyando su plan, pero Marcos era quien tenía la última palabra—
Marcos: no es tan sencillo, Gabriel aún no a vuelto y hasta ahora nuestro grupo combinado con esos estudiantes no se a separado —El líder del grupo de tocó la barbilla pensativo y después suspiró— descansaremos aquí por uno o dos días, después seguiremos nuestro camino
Pablo: hablaré con ellos para saber si vendrá alguno de ellos con nosotros —No quería dejar a Saya atrás, sabía que en esas circunstancias era poco probable que Sōichirō Takaji pudiera mantener ese lugar funcionando por más de una semana—
Proxy: se que estás enamorado y toda esa basura, pero tienes que pensar en que en esta situación necesitamos gente competente —El rubio de recargo en la puerta y se quejo por el dolor en su pierna—
El asesino más joven miró al piso mientras consideraba por un momento las palabras de su compañero, era cierto, ellos solamente eran civiles armados, pero no podría dejar a Saya atrás, además de que ella ya había demostrado estás dispuesta a aprender, pero cuando estaba por responder su hermano mayor intervino.
Marcos: hablaremos con ellos, los dejaremos descansar y después seguiremos con nuestro camino con o sin ellos, Alice vendrá con nosotros, es una animalia peligrosa y no planeo que existan dos fines del mundo al mismo tiempo —El más alto miró a Proxy y de recargo en la puerta del auto— Rei y Saeko son luchadores competentes contra los infectados, Takashi es un idiota en muchos aspectos, pero al menos peleará de ser necesario, Hirano es el más útil al tener entrenamiento como tirador y Shizuka es una enfermera que nos vendrá bien como compañera, en cuanto a Saya...
El líder del equipo guardo silencio por algunos segundos a medida que consideraba la importancia de la joven de cabello rosado, Pablo sabía que su hermano sería imparcial en sus palabras, le gustará o no, al final Marcos era el líder ya que tenía esa capacidad, de escoger la mejor ruta posible para todos o al menos para la mayoría.
Alexandra: durante la pelea Saya no se quedó paralizada, le di un arma y fue capas de luchar, la podemos entrenar para que pueda disparar contra los infectados y será de utilidad, además de que es muy lista, siempre conviene tener un cerebrito —Le joven canadiense de quedó acostada sobre el cobre del automóvil sin importarle la sangre seca—
Marcos: supongo que al final todos tienen una utilidad, hablaremos con ellos pasado mañana y veremos qué escogen —En esos momentos extrañaba a Gabriel, si su hermano estuviera en ese lugar seguramente ya tendría en las manos una taza de café o chocolate—
Con Gabriel y Saeko, 9:00 de la mañana
El joven de cabello azul se estaba vistiendo de nuevos, de arreglo un poco su desordenada cabellera y se miró en un espejo, cuando se logró arreglar bostezo con pereza, se abrochó las botas de nuevo y miró por una rendija para saber el estado del exterior.
De nuevo estaba infestado de esas criaturas no muertas, tomo sus armas y caminó en dirección a la salida para poder hacer una limpieza del área antes de retirarse, quitó la barrera de la puerta y se disponía a atacar tomar su espada cuando escuchó los pasos de Saeko, al parecer había despertado antes de lo previsto.
Gabriel: haré la limpieza rápido —Abrio la puerta dejando que el aire entrara al templó dónde se encontraban y algunos pétalos de cerezo entraron también—
Saeko: parece que no me conoces lo suficiente —Abrocho correctamente su blusa y después tomo una espada de madera que había en ese templo para reemplazar la suya, podría haber pedido prestada un arma de Gabriel, pero no sé acomodaba correctamente con ese tipo de armas— tu mismo lo dijiste, nuestra naturaleza sirve cuando está dirigido a proteger a otros
La puerta fue abierta y los dos salieron sosteniendo sus armas, a su alrededor había un total de 27 infectados, todos caminaban con dirección a ellos y Gabriel pudo ver qué algunos sostenían objetos y al parecer estaban aprendiendo a usarlos como armas, piedras, palos y algunos incluso cuchillos, pero eso en lugar de preocupar a los dos guerreros simplemente los emocionó.
Los dos corrieron contra el enjambre y comenzó la matanza, la espada de Gabriel cortaba de manera limpia los cuellos y Saeko lograba aplastar las cabezas con sin ningún obstáculo, los infectados armados intentaron atacarlos pero ninguno logro hacerle ni un rasguño a los dos jóvenes.
Cuando todo termine el lugar estaba sucio con la sangre y los cuerpos inmóviles de todos los infectados, cuando terminaron los dos continuaron corriendo por las calles de la ciudad con rumbo a la finca de la familia Takaji.
Tardaron casi una hora en correr entre las calles y esquivar las hordas casi interminables de infectados hasta que vieron como a lo lejos su destino, los dos se miraron, con algunas manchas de sangre manchando sus ropas, pero parecían cómodos uno con el otro, como si se estuvieran complementando.
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