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Capitulo 30: Pelea Escolar

Un día tranquilo, Mateo, estaba feliz con los resultados del último día que tomo para tomar fotografías, consiguió tomas aceptables, no las enviaría a un concurso, pero eran buenas para que sus redes sociales no se quedarán tan inactivas, solo era cuestión de administrar de manera adecuada la manera en que subía fotos a internet, de manera de que no prefiera que desapareció por completo y perder sus ganancias por publicidad en el sitio de internet.

Considero subir fotos tres veces por semana y después subir fotos especiales cada dos domingos, con algo de suerte podría ganar dinero con publicidad, tenía más de un millón de seguidores, así que era posible, pero no estaba cerca de sus ambiciones. Las fotos especiales eran una colección que había guardado para si mismo, de sus viajes por Siria e Irak, pero de momento no las había mostrado ya que estaba guardando esas imágenes para momentos como estos, donde no podría salir a buscar tomas más emocionantes.

Estaba sentado en un extremo alejado de la Academia, le gustaba la soledad, la gente no era tan abierta para conversar con los demas, y estaba bien con eso, Kohta seguia lidiando con el problema de la chica que le rompio el corazon, pero imaginaba que estaria bien, solo necesitaba que le diera espacio.

Dejo su camara a un lado, respirando profundamente para descansar y relajarse un poco. Hoy tenía un examen importante, nada demasiado preocupante, aunque le sorprendió ver a tanta gente preocupada y comiéndose las uñas. Desde su punto de vista era un simple examen, pero ellos parecían que morirían por no sacar la máxima calificación.

Cosas de japoneses, de dónde venía recuerda que muchos no llegaban a una carrera universitaria y estaban bien, aunque también recordaba que eran sociedades diferentes.

Busco en su ropa y saco una paleta de caramelo, la abrió y la metió a su boca, era algo que su padre llamaba pirulí. Ese maldito dulce era bueno, pero su forma de como se vuelve afilado con el tiempo, lastimando su lengua y mejillas.

Quizás podría enviarle un mensaje a Kohta para jugar un poco en la tarde, se rasco la mejilla y noto entonces que alguien lo estaba viendo, un mocoso de su mismo año, flacucho y ojeroso. Era la clase de persona que se pega a una persona fuerte o poderosa como un parásito y espera sobrevivir de esa manera.

No le tomo importancia, siempre estaba de fisgón por todas partes, así que solo lo ignoro, disfrutaba de esos momentos donde nadie lo molesta y podía estar él con sus ideas. Cómo su plan para viajar a un país con buenos programas de educación artística, sobre todo a uno donde se pudiera enfocar en su pasión por la fotografía.

Pero aún con su atención sumergida en sus pensamientos soñadores no fue los suficientemente distraído para no notar la presencia de seis muchachos que le estaban rodeando. Pero también se acercan más, el que parecía ser el jefe era un sujeto alto, le llevaba al menos una cabeza y se le asomaban tatuajes en el cuello.

Esto sería problemático, así que tomo su cámara y comenzó a fotografiar los alrededores, quería poder recordar las caras de todos ellos. Tomo la tarjeta de memoria y la guardo en un bolsillo de su camisa, miro a su alrededor y cálculo las posibilidades, eran escasas dada su falta de armas.

No reconocía más que a un par, los problemáticos de la escuela, los profesores no estaban a la vista, típico, nunca aparece la ayuda cuando más la necesitas. Se tocó el pecho y sintió el chaleco bajo su ropa, eso le serviría para evitar cortes de alguna navaja perdida.

Entonces una vez más se acercó un idiota que ya conocía, Tusnoda, era el estúpido que molestaba a Kohta, y al parecer era alguien que le gustaba el conflicto, ya que estaba rodeado por esta gente. Le desagradaba ese tipo por inútil y manipulable, era la clase de tipo que pensaba estar en control, peor era poco más que un tigre de papel que se desvanece cuando lo golpea un poco la brisa.

"Mi viejo amigo... Mateo, mira, se que comenzamos con el pie equivocado, pero quería decirte que mis amigos y yo te vamos a invitar a pasar el rato con nosotros" —El muchacho de cabello rubio pintado le sonrió, la sonrisa más falsa que pudo hacer, pero Mateo desidio continuar el juego—

"Me encantaria, pero tengo muchas cosas por hacer, y dudo que pueda divertirme, justo en una hora voy a tener un examen con el profesor Hunyadi, asi que no puedo faltar, sabes lo loco que se pone con sus examenes" —Se levanto de un salto, tomando la camara entre sus manos y mirando a los ojos al tipo de cabello pintado— "Deberias irte ahora, aun tienes tiempo para que no te hagan daño"

Las últimas palabras del muchacho fueron un susurro cerca del oido de Tsunoda, que parecia un poco menos seguro ahora que se veia descubierto, pero al ver alrededor se dio cuenta que estaba en el bando ganador, asi que se paro derecho una vez mas, esto era divertido para él, y Mateo lograba entender un poco esa situacion, no por enpatia, sino por experiencia.

Seguramente era el tipico hijo de padres ricos, que se juntaba con brabucones porque asi se sentia poderoso, estos casos muchas veces serían comicos por lo pateticos que era, de no ser porque en la mayoría de casos, arruinarian la vida de muchas personas.

Al final se acerco el lider, escucho de él, se llamaba algo como Kou o Sho, el sujeto siempre estaba en problemas, solamente estaba en la Academia porque su padre era un mafioso que pagaba mucho dinero a la Academia, pero ese sujeto ya debería haber sido detenido al menos una vez por la policía, pero el dinero manda, asi que siempre salia bien liberado de problemas que debieron enviarlo a la cárcel por algunos años. No era solamente uno que otro hurto mejor, hablamos de agresión, acusaciones de abuso sexual, chantajes, esas cosas que van forjando una carrera criminal en ascenso.

Los demas eran parte del club de artes marciales y otros ni parecían estudiantes de la academia, no sabia que tan buenos serian en el combate, pero dado el nivel de agresividad de un pandillero, con algo de suerte serian peligrosos. Logro ver armas improvisadas, asi que era evidente que si querian lastimarlo, o eran tan estupidos que no tenian maneras mas creativas de intentar intimidarlo. Pero estaba bien, no podrían lastimarlo ahora sin generar problemas, y normalmente un pandillero exitoso podría ser bruto pero no estúpido.

"¿Kou? Debo estar volviendome popular, dudo haber hecho meritos para llamar tu atencion, asi que supondre que alguien te pidio que te acercaras" —El muchacho rodo los ojos y saco de su bolsillo un cigarrillo y del otro un encenderdor, el cual le lanzo a Mateo, quien lo atrapo— "Bonito, tienes que decirme quien diseña estas cosas"

Abrio el encendedor y lo acerco al cigarillo de Kou, quien inhalo profundamente, consumiendo una parte considerable del producto de tabaco, Mateo cerro el aparato y lo entrego al dueño, quien lo guardo en su bolsillo y contenplo al muchacho de cabello pintado de azul. Esperaba ver miedo, pánico o al menos ganas de escapar, pero no, estaba calmado, era muy bien actor o era estúpido.

"Mateo, escuchamos muchas cosas de ti, pero creo que la razon por la que estamos aqui es tu padre, le a causado problemas al mio y esto tiene que parar, me pidieron que te de una golpiza, en lo personal no me molesta, pero tienes algo que me resulta interesante" —Una vez mas consumio el humo del cigarrillo y lo expuls en el rostro de mateo, que ni siquiera parpadep— "Te dejare cubrirte, y les dire que no te rompan los huesos de las piernas, pero debes hacerlo ya"

Uno pensaria que es piadoso, pero decirlo con una sonrisa que parecia sacada de algun lider mafioso convierte ese encanto en algo siniestro. Parecia mas una especie de burla, y una promesa que no intentaria cumplir. Mateo sabia que era poco probable que saliera de esta intacto, asi que coloco la camara en la banca y despues coloco las manos en los bolsillos de su chaqueta.

"No me culpes, dile al bastardo de tu padre, que se metio con las personas equivocadas, mejor ve a darle un abrazo, que quizas no termine la semana" —Se rio un poco, mientras Mateo se acercaba hasta donde estaba y miraba a los ojos al mas alto— "¿No prefieres un lugar mas privado? Te dejare escoger el lugar"

"Estoy bien aqui, gracias, en realidad ya me esperaba esto, siempre suceden estas cosas, comienza bien, pero tarde o temprano a algun pendejo se le ocurre meterse con mi padre, despues vienen contra mi, y ¿Sabes lo mas gracioso? Siempre termina mal para todos" —Saco sus manos de la chaqueta y entonces rocio su cara con gas lacrimojeno, de la clase que se usaba para disipar manifestaciones violentas, más concentrado y con una mezcla aceitosa que hace que se te peguen los párpados— "¡Ciao!"

Y con eso comenzo a correr, no tenia animos de pelear con tanta gente rodeándole, en especial si planeaban golpearlo de todas maneras. El primer estorbo no pudo evitar recibir un puñetazo en la cara, Mateo sintió que golpeo algo blando y su mano se mancho con un poco de sangre pero aún con eso no se detuvo a rematar. Se dirigido a uno de los edificios cercanos, era mejor un espacio cerrado donde pudiera hacer un cuello de botella y negar la ventaja numérica del enemigo.

Empujo la primera puerta y entro al edificio de tres pisos donde estaban impartiendo algunas clases, los demas idiotas corrieron tras él, por lo que no calcularon bien la reaccion de Mateo, quizas creyeron que seria mas sumiso y no tendria una manera de contraatacar, pero ahora estaba en su elemento, ahora tenia el control. Metro vivió toda su vida en zonas de guerra y conflictos, por lo que no era ajeno a escapar todo el tiempo de alguna invasión, y si escapaba de algún rebelde armado esto era un juego de niños en comparación.

Subio el primer piso de escaleras y una vez dio la vuelta espero, llego corriendo un tipo que le gritaba algo que apenas y entendio, pero fue suficiente para que le diera un puñetazo en la garganta, le hizo guardar silencio de inmediato, lo volteo para usarlo como escudo humano y tomo del cabello al segundo en llegar.

Por suerte tenia el cabello largo, tomar del cabello no era algo convencional en peleas callejeras, pero cuando tiras con tanta fuerza que le arrancaras el cabello con todo y piel hace que la gente sea mucho mas cooperativa. Lo arrastro contra la pared y le dio el primer impacto, despues lo tomo de la nuca y golpeo la cara dos veces mas hasta ver sangre escurrir de la pared.

Llegaron los compañeros, lanzo al escudo de carne contra ellos y subio dos escalones más, esos tipos lanzaron un golpe con un bate pero no logro dar en el blanco, en su lugar Mateo dio un golpe con el codo que le tiro un diente al sujeto, el problema es que tambien corto la tela de su chaqueta y le hizo un pequeño corte en el codo, apenas y lo sintio.

Tomo el bate caído y golpeo al primero que llego a la zona, ya eran muchos mas, así que golpeó a uno en el hombro y soltó el arma para continuar subiendo las escaleras, no necesitaba ganar, solamente debía soportar el suficiente tiempo para que pudiera llegar alguien en su ayuda.

Tenía planes para esta clase de situaciones, todos fantaseaba con una pelea donde te vuelves el maldito Bruce Lee, pero él sabía que contra todos ellos saldría morado como berenjena, así que tenía planificado todo para las contingencias de este tipo, un hábito que copio de su padre. Era cuestión de saber dónde estabas, como salir y de que manera usar el entorno a tu favor.

No escogió ese edificio por nada, lo tomo porque era el lugar donde había pasado más tiempo, tomando fotos y familiarizándose con su entorno. Conocía vada recoveco, así como sus defectos y fallas estructurales, como una escalera estrecha y un par de barandales que estaban defectuosos y con apenas algo de fuerza se separan de la estructura.

Así que tomo uno, lo arranco y con él golpeó a uno donde cayera el golpe, fue en la cara y vio que el trozo de aluminio le rajo la cara, había demasiada sangre. No se iba a morir, pero esa zona sangraba mucho y eso ayudo a qué la víctima gritara pidiendo ayuda, uno de sus compañeros de distrajo y recibió un golpe en la cabeza que le hizo perder el conocimiento casi de inmediato.

Los estudiantes salieron de sus salones al igual que sus profesores, Mateo recorría el edificio con naturalidad, entro a un salón de clases donde un profesor anciano daba clases, todos se alborotaron cuando una turba iracunda entro tras de él. Mateo no lo pensó dos veces y tomo una espada de madera de alguna estudiante y la golpeó contra la cabeza de otro, ya eran menos.

Pero también estaba recibiendo daño, algunos quedaban inconcientes, no sin antes dejarle un recuerdo, golpes, cortes o tirones de cabello que le arrancaron mechones de cabello. Subía por los pisos, sin que alguien llegara a poner un alto a está situacion, subía por las escaleras y hetia a los que le perseguían, mientras Kou se acercaba a él con una navaja en el bolsillo, está vez tenía la plena intención de ver a Mateo sangrando en el suelo.

En la parte de abajo estaba János, quién veía como el alboroto de esparció por las instalaciones, alguien sugirió llamar a la policía, pero el director dijo que no sería necesario, ya fuera por el escándalo o porque de verdad pensaba que esto era un mero alboroto de unos cuantos estudiantes. Que no se preocupe, apenas el profesor extranjero viera al primer herido llamaría a emergencia y mandaría al diablo al anciano si intentaba detenerlo.

Entraron y se encontraron con una escena desoladora, solamente entrar se encontraron con un chico que se sujetaba a la pared para intentar avanzar, su pierna izquierda mostraba una laceración en la espinilla, quizás lo golpearon muy fuerte con algo pesado. János entro un poco más y los estudiantes estaban saliendo a toda prisa, el problema era que estaban haciéndolo demasiado rápido y resultaría en demasiados accidentes, sino es que ya hay gente herida por el pánico.

"¡Orden! Mujeres izquierda, varones a la derecha, avancen con calma, al primer alboroto que se haga lo llevaremos suspendido y una recomendación para que dimitan sus propuestas en la universidad ¡En marcha!" —La voz fuerte de János puso un poco de orden en el torbellino de estudiantes, el profesor de educación física llegó y le apoyo en esa tarea—

"Chicos, sigan al profesor Kurosaki a la salida, profesor Hunyadi, yo voy a vigilar aquí, usted diga" —El castaño asintió y subió con más profesores y dos enfermeras, tomo su teléfono y envío un mensaje al número de emergencia, necesitarían ambulancias y unos cuantos oficiales para mantener el orden—

Kyoko siguió a János, ayudando a algunas estudiantes que al parecer fueron heridas por la confirmación, la historia era la misma, un grupo de muchachos perseguían al estudiante de intercambio, eran al menos 30. János se preguntaba cómo era que todo eso pasó sin que el director se diera cuenta, como sea, ahora mismo tenía que encontrar a Mateo antes de que le hagan alguna herida demasiado grave, Máximo enloquezca y queme la ciudad.

No fue demasiado difícil averiguar que era hijo de su hermano, nombre latino, apariencia latina, no fue difícil sumar dos y dos. Corrió por los pasillos, evacuando a los que podía, Kyoko fue de ayuda para tranquilizar a la gente histérica, Shizuka se quedó fuera con otras enfermeras, atendiendo cabezas quebradas, cortes de navaja y unas cuantas fracturas que requerían atención en el hospital.

Escuchó gritos pidiendo ayuda, esperaba ver a Mateo, pero al llegar se encontró con un chico que tenía una navaja enterrada en su muslo, sangraba mucho y trataba de moverla, pero János lo sostuvo con firmeza, si sacaba esa navaja el sangrado sería peor y no tenían equipo para frenar la empresaria. Dudaba que hubiera perforado la arteria femoral, pero era mejor no arriesgarse, así que lo inmovilizó y le hizo señas a una enfermera para que se acerque a ellos.

En un piso superior estaba Mateo, aún golpeando a un tipo el cual estaba inconciente, sus manos le ardían, ya tenía varios cortes y heridas, pero por cayos en sus nudillos le protegieron de cualquier daño que pudiera tener. Se habían separado para buscarlo, eso le daba la oportunidad de atacar a objetivos por separado, ahora solamente faltaba bajar las escaleras y estaría en relativa seguridad. Ahora la adrenalina tenía adormecidos sus receptores de dolor, pero apenas dejé de moverse va a sentir todos los cortes, pinchazos y golpes que ahora mismo le hacían sentir más cansado.

En el pasillo que llevaba a las escaleras principales ya lo estaba esperando Kou junto a sus dos amigos. Al demonio con los profesores y la discreción, estaba furioso, quería matar a Mateo, el infeliz ya le causo un gran dolor de bolas, apenas lo tuviera al alcance de la mano le iba a arrancar un dedo y lo golpearía hasta que no sea reconocible ni para su madre. Mientras esperaba estaba frotándose los ojos, los cuales aún estaban rojos por culpa del maldito gas lacrimógeno.

"¡Sal de dónde te ocultes! Maldito bastardo, apenas te vea te voy a arrancar las piernas" —Golpeo una ventana cercana con el mango de un cuchillo grande y rompió el cristal, estaba por ordenar a los que quedaban que fueran a buscar a Mateo, cuando alguien cayó al suelo del otro lado del pasillo— "¡Ven aquí y arreglemos esto como hombres! Quiero saber si tiene los cojones para venir aquí"

El muchacho de cabello pintado estaba oculto en la esquina del pasillo, había más salidas, pero estaba enojado, quería sangre. Al final aun tenía la negación plausible de su lado, podría lanzar a alguien por la ventana y decir que fue en legítima defensa, pero antes de hacer algo tomo su teléfono celular y llamo a su padre. Tuvo que esperar un par de segundos, pero su padre contestó al segundo pitido de la bocina, la voz rasposa de su padre se escuchó del otro lado.

"Déjame adivinar, una de las pendejadas que hice ya te alcanzo, por favor, perdona a este idiota, sabes que los problemas me alcanzan a dónde llegué" —La voz de Máximo solía ser más expresiva, pero con Mateo siempre mostraba alguna emoción, ahora mismo parecía una combinación de arrepentimiento y frustración— "Voy para allá, dime dónde, como, quién y que debo hacer"

"En la academia, una pandilla me atacó, eran como treinta, neutralice a quince, pero hay daños colaterales, materiales en su mayoría, pero algunos están heridos porque los confundieron conmigo, es el hijo de un Yakuza, Kou, ven aquí, ya no tengo más opciones que pelear, y aunque no quieras, gente saldrá herida" —Max guardo silenció un par de segundos, mientras Mateo sujetaba uns navaja retráctil en la mano izquierda—

"Sabes lo que pienso, si van a llorar en tu casa a la de él, mejor en la suya" —Mateo no contesto, solamente colgó el teléfono y espero un par de segundos, ya se acercaban, del otro lado venía más gente, mejor atacaba ahora—

Salió al pasillo y corrió contra ellos, le dio un puñetazo con todas sus fuerzas al primero que se acercó, no falló, el impacto fue suficiente para tirarlo al suelo con la nariz rota. El segundo recibió un corte de la navaja en el brazo, por instinto retrocedió el agredido, pero Mateo atacó con más fuerza la segunda vez, clavando la navaja en la mano y le dio un golpe en la garganta, derribando al objetivo y siguiendo adelante. El otro amigo de Kou estaba por golpearlo con un bate cuando Mateo se adelantó, se inclino para entrar en su guardia y levantar su puño, un golpe ascendente impacto en la parte inferior de la mandíbula del muchacho.

El esbirro quedó fuera de combate casi de inmediato, la boca le sangraba ya que se mordió la lengua y el labio, ahora solamente quedaba Mateo y Kou, al menos antes de qur llegaran los refuerzos del hijo de Yakuza. Ambos se miraron uno al otro por un segundo, no intercambiaron palabras o alguna discusión verbal apasionada como algunos habrían pensando, solamente se lanzó uno contra el otro para hacerse pedazos. El cuchillo no logro clavarse, el moreno fue más rápido para esquivar, golpeó la cara de Kou, pero a diferencia de los otros, este fue más resistente y solamente le hizo un corte en la parte superior del ojo, dejando un hilo de sangre que bajaba lentamente por su cara, cegando su ojo derecho.

Lanzo más cortes, la ira de Kou llegó al punto de quiebre y atacó como un berserker, todo estaba rojo y solamente se emociono más cuando le hizo un corte en el brazo, la chaqueta se abrió a la altura del hombro y vio sangre brotar de una herida superficial. Estaba por apuntar al cuello, pero Mateo sostuvo por la muñeca la mano que tenía el cuchillo, levantó la mano y lanzo un pisotón contra el pie derecho, un zapato normal no habría hecho mucho, pero un zapato con refuerzo de metal fue suficiente para hacer gritar a Kou cuando impactaron una uña enterrada.

Se acercó y le dio un cabezazo en la nariz, normalmente no sería recomendado, pero Mateo tenía la cabeza dura, tanto en metáfora como en físico. Le rompió la naríz al oponente y le dio un par de ganchos al hígado, Kou se doblo por el dolor, sujetando su vientre mientras recibía una patada lateral en la rodilla y lo obligaba a arrodillarse. Mateo casi saboreaba la victoria, cuando un golpe en un costado de la cabeza lo hizo tambalearse y caer de lado.

Sangre, un hilo de sangre le salió de una ceja cortada, tuvo que rodar lo el suelo para no ser rematado por Tusnoda, quién sostenía un banco en las manos. Kou se puso de pie y se lanzó contra Mateo, quién estaba en el piso, se sentó sobre él y presionó el cuchillo para clavarlo en su cara. El muchacho extranjero lo sostenía y logro frenarlo, pero el mayor peso del oponente y la presión que ejercía sobre el arma estaba descendiendo lentamente la cuchilla con dirección a su ojo.

Tsunoda desvío la mirada, Mateo se pudo reír de ese cobarde de no ser porque estaba por quedarse sin un ojo, maldita sea, necesitaba una alternativa viable. Respiró un poco y daco la suficiente fuerza para desviar la trayectoria del cuchillo, el cual dio contra el suelo al lado de ya cabeza y debido al impulso repentino Kou se fue de frente. Mateo se pudo de pie y tomo una silla, lqnzandola contra el pandillero, quién apenas y tuvo tiempo para defenderse, cubriéndose la cara, pero el impacto dio en su espalda, justo en sus vértebras.

Más golpes llegaron a él, Mateo parecía tener la intención de romper la silla con el cuerpo de Kou, mientras esté se intentaba proteger la cara y el pecho, pero pronto gritó de dolor cuando un fierro del banco le dio en el brazo y le generó una fractura. Tsunoda de nuevo intento atacarlo por la espalda, pero está vez Mateo fue más rápido, esquivo el ataque y ese impacto fue a la cara de Kou, el que gritó cuando un par de dientes con incrustaciones de oro salieron volando de su boca.

"Siempre deteste estás porquerías, te hicieron un favor al quitarlo" —Se acercó hasta él y levantó el pie, alineó su planta con la cara además Kou y lo hizo caer con violencia, la sangre mancho el suelo y el oponente quedó fuera de combate en un parladeo— "Ahora ¿Que haré contigo?"

Tsunoda intento correr y gritar por ayuda, pero una de las sillas lo golpeó en la espalda, derribando su humanidad contra el piso, mientras Mateo se acercaba hasta él y lo tomaba por el cuello de la camisa, acercándolo a su cara, estaban tan juntos que sentían sus respiraciones chocar contra la cara del otro. El rubio pintado intento pedir disculpas, pero fue silenciado por la mano de mateo, quién apretó con fuerza sus mejillas, hasta que sentía que con un poco más de fuerza podría llegar a tocar los dientes del idiota.

"De dónde vengo, a quien te ataca por la espalda le cortas la mano con la que lo hizo y después le metes una puta bala en la cabeza, tienes suerte, no estamos en mi país, pero si te vuelves a acercar a mi o a mis amigos, no vas a llegar a ver otro día si eso pasa" —Sus ojos, no se veía molesto o asustado, era como ver un espejo de hielo, apático y sin interés por seguir peleando— "Me saludas a morfeo"

Le dio un puñetazo en la cara y lo dejo inconciente, mientras se levantaba y caminaba a la escalera, al parecer los profesores tardaron mucho más de lo esperado en llegar a poner el orden. Mateo llegó hasta la escalera y de inmediato fue apoyado por János, el que le susurro algo en español sobre que ya estaba a salvo, él lo dudaba mucho.

Llegaron los otros cinco que quedaban aún intactos, pero si ver a János y otros profesores decidieron irse, no serviría de nada, fueron memorizadas sus caras casi de inmediato. Bajaron por las escaleras, el castaño era más bajo que Mateo, pero lo aguantaba bien, de haber sido necesario pudo haberlo cargando hasta la enfermería del edificio más cercano.

"¿Te cubro la cabeza con tu chaqueta?" —Mateo negó con la cabeza y se paró firme, caminando con aplomo hasta la salida y afuera ya había varios estudiantes, igual que los paramédicos que básicamente tuvieron que entrar cuando llegó la policía— "Eres igual a mi hermano, no puede desperdiciar la oportunidad de recordarle al mundo que no pueden con él"

"¿De que sirve vivir si tengo que hacerlo con temor de lo que piense la gente de mi?" —La gente volteo a ver a Mateo, muchos esperaban verlo salir en camilla o en una bolsa de cadáveres, pero en su lugar lo vieron salir caminando, parecía no tener miedo a nada— "Además, yo soy quien ganó"

Los periodistas estaban fuera de los terrenos de la academia, pero algunos estudiantes con teléfonos celulares de contrabando le tomaron fotos al muchacho, la imagen fue impactante. El estudiante caminaba con paso firme, cubierto de heridas, golpes y rastros de sangre, tanto suya como de sus contrincantes, János lo llevo hasta un edificio cercano donde Shizuka curo a Mateo, era la mejor en el instituto, por lo que le pidió que atendiera al muchacho. El diagnóstico era que necesitaba ir a un hospital para radiografías, pero no parecía necesitar más que unos cuantos puntos de sutura y vendajes.

Mientras tanto el profesor castaño estaba enviando un mensaje a su hermano, necesitaba que Máximo llegará calmado a la academía y no arme un escándalo. Él estaba tan indignado como cualquier otra persona lo estaría ante un acto criminal, pero a diferencia de otros padres, está vez se tratan del hijo de Máximo, quién no era peligroso solo por su posición, sino que, de quererlo, podría llegar a la academia, matar con sus manos a todos los involucrados y después irse a casa.

*****

János tuvo que quedarse con el director, el anciano tenía una plaza libre para subdirector, otros administrativos estaban ocupados con asuntos de prensa y legales, así como llamar a las familias de los estudiantes heridos durante el disturbio. El castaño habría preferido permanecer lejos, pero el director ya era demasiado mayor para soportar por su cuenta el asalto furioso de una turba iracunda de padres que querían ver crucificado a Mateo por enviar a urgencias a sus pequeños demonios. Si, los padres de esa bola de jandalos resultaron ser personas con una influencia y rango social más que respetable, que querían ver sangre y que se pague porque sus hijos fueron los heridos y no el muchacho que fue agredido desde el principio.

Esa situación molestaba mucho a János, veía a esos padres molestos por las heridas de sus hijos, pero se hacían de la vista gorda cuando sus hijos eran reportados por agresiones y bullyng contra otros estudiantes. De ser por él habría expulsado a todos, pero cuando donaban generosas cantidades de dinero a la academia era difícil para un burócrata cortar con una fuente de ingresos constantes, que les permitía pagar a sus profesores, así como costear el mantenimiento y mejora constante de sus instalaciones educativas.

La pequeña oficina del director fue insuficiente para albergar a todos los involucrados, por lo que estaban en el auditorio, donde los padres de los más de veinte heridos estaban reuniéndose como polillas alrededor de una lámpara. El director guardaba silenció y era el castaño quién tenía que servir de intérprete, ya que su jefe dijo que estaba enfermo de la garganta y que no podría comunicarse con ellos de manera eficiente. Maldito desvergonzado, lo ponía en la línea de fuego, aunque a este paso János planeaba usar esa posición contra el director.

"¡Mi muchacho está en el hospital con tres puñaladas en el abdomen! Ese salvaje debió quedarse en su país en lugar de venir aquí para agredir a nuestros hijos" —El que hablaba era un sujeto de baja estatura, entrando a los cuarenta. No lo conocía, pero tenía la apariencia de ser líder de alguna oficina, y se dio cuenta por su lenguaje— "¡No se que clase de estúpido, incompetente hijo de puta puede trabajar aquí! ¡Si fuera su jefe estarían despedidos todos!"

"Mi esposo paga generosas contribuciones para que mi hijo esté en un lugar seguro ¡Y este no es la clase de lugar donde quiero a mi hijo! Rodeado de malvivientes, violentos y depravados" —Nadie la contradecía, ya que sería inútil, para este punto János estaba dormido con los ojos abiertos, dejaría que terminen de vociferar para hablar con ellos, o mandaría silencio cuando fuera necesario, consideraba que comenzaba a ser aceptable lanzar gas lacrimógeno para que guarden silencio—

Pero el que más le llamaba la atención era el padre de Kou, era alguien enorme, fácilmente llegaba al metro noventa, de bronceada y cabello negro con algunas canas, debería estar en los cuarenta o casi cincuenta, Kou debe ser el hijo más joven. Lo reconoció rápido ya que una búsqueda rápida de internet identifico a los más problemáticos. Entre ellas estaba la madre de Tsunoda, una gran contribuyente a la secta del Camino Iluminador, posiblemente una variante de la secta que seguía a Yuki. Mientras el padre de Kou era un Yakuza peligroso, al menos diez asesinatos a su nombre y ninguna condena, todo por falta de pruebas, testigos o porque fueron despechados los cargos.

Al ver la hora János estaba por ordenar que se detuvieran, cuando la puerta fue abierta de golpe, el cristal se fragmento y János estaba que tendrían que reemplazar el riel superior ya que la hoja metálica estaba fuera del carril. Allí, con un sombrero vaquero y gafas oscuras, se encontraba su hermano, fumando un cigarro como si fuera una chimenea, apretaba con fuerza el metal de la puerta y llamo la atención de todos solo con su llegada, pero los enfureció más con su comentario de apertura.

"Escuché que mi hijo le dio una putiza a unos pendejos que lo querían lastimar y ahora sus padres vienen a chillar con el director sin que pueda defenderse, bueno, ya estoy aquí" —Muchos hicieron tratos de horror ante un lenguaje tan vulgar, pero János solo se sujeto la cara entre sus manos, ocultando el grito de frustración que tenía guardado para cuándo estuviera solo en casa— "Ya estoy aquí, vamos a solucionar esto y veremos porque son afortunados de que no fueron a recoger a sus bastardos a la morgue"

Ese sería un largos día, Máximo cruzo el auditorio con paso tranquilo, parecía casi alegre por esta situación, pero una revisión rápida a sus manos fue suficiente para que el hermano mayor reconociera la tención. Siempre apretaba mucho su puño izquierdo cuando estaba enojado y solía rascarse agresivamente la zona de las venas de la muñeca, y estaban rojas, casi sangrando. Esto solo terminaría de una de dos maneras, estás personas admitían que estaban equivocados y salían caminando, o amenazaban al hijo de Máximo y salían en bolsas negras. No había puntos medios estaba por presenciar una de las negociaciones más tensas que experimento desde que fue el negociador de una situación de rehenes en Tanzania.

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