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Capitulo 29: Dar Una Mano

Yuki despertó el día siguiente, tenía una ligera jaqueca por lo que bebió la noche anterior, demonios, la boca le sabía a rayos, se froto un ojo para quitarse la pereza, se levantó de la cama y miro alrededor. Trato de recordar que había sucedido y porque le dolía tanto la cabeza, tenía pequeños destellos de algunos momentos en especial.

Se quitó las mantas y caminó hasta la puerta, salió y caminó por ese largo pasillo repleto de fotografías y dibujos. En la mesa ya la estaba esperando un plato con su desayuno, frio, como era de esperar, pero basto un tiempo en el microondas para que estuviera todo listo.

Apenas y pudo comer, no estaba de buen humor, sentía que su mundo estaba de cabeza y por momentos lloro. Fue reconfortante poder hacerlo sin que nadie pudiera ver lo patética que se veía, siempre trato de verse genial y fuerte, pero en momentos como esos no se sentía de esa manera.

Tomo el teléfono y al fin llamo a Shizuka, la enfermera Marikawa era de las pocas personas en quien podía confiar en ese momento, al menos así lo sentía. Llamo y espero por algunos segundos hasta que se escuchó que estaba marcando.

Fue una conversación corta, pero fue suficiente para que Yuki saliera del apartamento de Máximo y tomo un taxi para ir al apartamento de János, quizás no arreglaría nada, pero quería al menos descansar un momento de toda esa locura.

*****

Tenia que seguir una rutina para mantener las apariencias, no mostrar algun cambio significativo que no pudiera explicar, como haberse tomado la mañana para ejecutar a unos imbéciles, pero eso era otro asunto, de momento, estaba comprando algunas cosas en un supermercado local.

La operación que estaban planificando tardaría en comenzar un mes cuando menos, bueno, la parte donde el participaba, desde ahora estaban ocupados planificando una venganza adecuada, no importaba mucho el dinero, ya que los patrocinadores de la misión estaban furiosos y nadaban en dinero.

Mientras tomaba algunas latas de soda se percató de que su teléfono estaba vibrando mucho, era un mensaje de Mateo, quién le recordaba que tenía que medir su consumo de azúcar. Ese mocoso debe estar siguiéndolo o algo así, de otra manera no sabe cómo es que siempre le mandaba ese mensaje cuando estaba comprando golosinas.

Miro su canasta, llena de gomitas coloridas, chocolates y dulces, quizás tenía razón, y para empeorar las cosas, ya no era tan joven, en segunda, ya no era tan activo como antes y debido a su nuevo trabajo el ejercicio era menor que cuando estaba desplegado.

Demonios, quizás si debería dejar algunas cosas, comer por ansiedad era un mal hábito que era mejor quitarse, dejo algunas de las cosas, como paletas y chicles, pero conservo los cacahuates enchilados y una botella de leche saborizada.

Cómo le gustaba la leche de fresa, eran esas cosas que te preguntas como comenzó a gustarte más la leche saborizada que el licor. Dejo de beber como antes ya que Mateo se lo pidió y ahora trataba de no consumir alcohol, a veces lo hacía en eventos sociales, pero solo lo mínimo. Ese muchacho llegó como un terremoto que demolió muchas cosas de su estilo de vida.

Paso frente a la zona donde estaban las herramientas y materiales de construcción, necesitaba comprar algunos metros de cable para reemplazar la línea eléctrica de su habitación, encontró fallos y quería corregirlo para no sufrir alguna clase de incendió.

Quizás también un voltímetro y algunas herramientas nuevas, ya que sus cosas se quedaron en la casa de México y las herramientas que tenía aquí eran solo lo necesario para algunas reparaciones menores, pero necesitaba por lo menos un taladro, brocas, tornillos, pijas y piezas de reemplazo, todo lo necesario para tener una caja de herramientas bien surtida.

Se acercó hasta una caja de herramientas, era pequeña y se sostiene con una mano, perfecta para reparaciones caseras. Tomo un juego de destornilladores, tornillos, pijas, clavos y un martillo, solo necesitaba unas pinzas, un juego con punta drogada y otras para presionar.

Se acercó a un estante y tomo un par de ellas, revisando la calidad de la herramienta y su comodidad, eran buenas, así que las agrego a la canasta para ir a pagar. Estaba por ir a pagar cuando escuchó una voz, que gritaba con un tono molesto, la dueña de esa voz parecía seguirlo a todas partes.

"¿Cómo que no está disponible? Pague por un seguro de servicio, y debería poder ir y reparar una maldita gotera y una cañería tapada" -Maximo se río un poquito, viendo como el muchacho apretaba su portapapeles al ver a Kyoko tan molesta-

"¡Lo siento mucho! Es que uno de los reparadores está de vacaciones, otro de enfermo y los otros dos tuvieron que salir a reparaciones, por favor, espere hasta el viernes" -El muchacho inclino la cabeza, parecía de verdad nervioso, y la cara de Kyoko parecía mostrar que estaba por sufrir una neurisma-

"Ya ya ya, oiga, señorita Kyoko, no le arranque la cabeza al muchacho, solo es un mensajero" -La profesora de dio la vuelta y observó a Máximo, se tocó el entrecejo y respiro profundamente-

Estaba teniendo un mal día y aunque le gustaría ser cortés con el hermano de su colega, su intromisión en sus asuntos no era bienvenida, el hombre se acercó hasta donde estaba el chico y tomo su tabla para leer el reporte que ella lleno. Tomo el bolígrafo y escribió una lista en una hoja que estaba libre.

"Solo trae esto mientras yo distraigo a la señorita" -El muchacho se apresuró y casi corrió a la zona de repuestos, mientras Kyoko le dedicaba una mirada homicida al pelinegro- "Tranquila, yo se de estás cosas, tu problema se resolverá en un dos por tres"

"No se quién te has creído para meterte en los problemas de alguien más, pero..." -El dedo índice de Máximo se poso sobre sus labios y emitió un suave sonido para pedir silencio-

"Mire, podría esperar hasta el viernes, pero yo tengo tiempo libre, la puedo ayudar y reparar su problema, o puede quedarse gritándole a un pobre muchacho que no tiene culpa de sus problemas, quedando como una loca, usted recoge" -La profesora tuvo que apretar sus dientes, y por las odio que le tuviera a ese hombre, solo guardo silenció y se cruzó de brazos- "Bien hecho, ahora, a pagar todo"

Los siguientes treinta minutos fueron esperar a que llegaran los materiales, Máximo tomo las cosas, tuvos de polímero y otros materiales pequeños. Tardaría aproximadamente una hora y hora en terminar todos los problemas que Kyoko presento en el informe para la tienda.

Algunos se preguntarían porque lo hizo, y era una excelente pregunta, el mismo se preguntaba lo mismo. Podría haber dejado morir a ese chico solo, dejar que ella siga con problemas de humedad y con la cañería de su regadera tapada, pero así no era él, si había un problema y se le permitía intervenir, entonces lo va a reparar.

Estaba caminando por el estacionamiento junto a Kyoko, ella parecía no querer dirigirle la palabra y él estaba bien con eso, consiguió hasta su auto, donde guardo las cosas en el portaequipaje y la volteo a ver.

"Bien, te sigo, solo trata de no manejar muy rápido" -Ella miro a otro lado, y no fue difícil para Máximo entender la situación en la que estaba-

"Mi auto estaba en el taller, un idiota me choco mientras estaba haciendo las compras, y ahora tengo que usar taxi o transporte público" -El muchacho asintió y fue al asiento del copiloto, abriéndole la puerta para que entrará- "Gracias"

"No hay de que" -Cerro la puerta y tomo su asiento tras el volante, encendió el motor y entró al tráfico, siguiendo las instrucciones que le dictaba la profesora-

En el camino, Kyoko estaba mirando al frente, dirigía alguna que otra mirada al pelinegro, le gustaron sus ojos, era un color plateado que no había visto antes. Se apoyo en la puerta y cerro los ojos, tratando de concentrarse en lo que tenía que hacer al llegar a casa.

Su departamento era un desastre, que vergüenza que un hombre llegué a su casa y vea ese desastre, pero también era bueno, ese entrometido, fisgón y mal educado esperaba que se fuera pronto.

Pero entonces se dio cuenta de algo, el ligero asentó extranjero, el cabello negro y la altura, eso le era muy familiar, era como si ya lo hubiera conocido antes. Entonces noto algo, su silueta, había algo extraño en eso, se quitó los lentes y lo miro con más detenimiento.

"¿Tan feo soy que prefieres no verme directamente?" -Si, en definitiva era él, el tipo al que le gritó creyendo que era su ex novio, y que al parecer vomitó toda su entrada- "Vaya, acabas de poner una cara rara, no estoy seguro de que significa"

La expresión de Kyoko era una combinación entre confusión y mortificación, no podía creer que se encontró dos veces con el mismo sujeto y que resultará ser el hermano del profesor, estás cosas no podían pasar en la vida real, no tenía el más mínimo sentido.

Llegaron al edificio departamento y se estacionó cerca de la entrada, la profesora de anteojos básicamente salto del asiento y solo le dejo la dirección, tenía que arreglar aunque sea un poco el lugar antes de que Máximo pudiera entrar y ver el desastre que se había vuelto el departamento, y después le dijera a János.

Entró al lugar y tomo las cosas más grandes, metiendo todo a un armario cercano, por suerte había tirado la basura hacé poco, fue al baño y era un desastre de ropa sucia, toallas húmedas colgando y agua que no se fue por el desagüe.

No recordaba haber limpiado todo así de rápido hace años, pero lo logró, se sentó en el sofá y vio entrar a Máximo, cargando una caja de herramientas y una extensión de tubería de plástico. Le pregunto por el lugar donde estaba el problema y ella solo levantó la mano para señalar la puerta del baño, que se encontraba al final del pasillo.

Espero un momento para recuperar el aliento y fue con él hasta el baño. Era una pequeña habitación con un escusado y una regadera, ella no escogió ese lugar precisamente por el lujo, sino porque era económico y no estaba infestado de chinches como el último lugar que había visitado, antes de llegar a ese departamento.

"La arquitectura de Japón me sorprende por su orientación a la economía de espacios, pero me gusta más la funcionalidad y comfort" -Se sentó en el suelo, observando la instalación de agua y familiarizándose con lo que podría ser el desagüe- "Ok, yo me encargo"

"¿De verdad? No esperaba que sucediera esto, en especial que tú sepas hacer estás cosas" -El muchacho de ojos plateados de río un poco, quitando uno por uno los botones de su camisa de franela azul, quedando en una camiseta blanca de tirantes-

"De dónde vengo tienes que aprender a hacer las cosas por tu cuenta, por muchas razones, una es para que no pagues a alguien más, también porque es algo importante en los hombres, que hagas el trabajo en tu casa y la más importante" -Tomo uno de los desarmadores y quitó los tornillos del desagüe- "Tal vez quieras salir"

Kyoko había estado distraída viéndolo, los brazos fuertes, no del tipo de gimnasio, eran de alguien que trabajaba mucho, aunque también era un tanto diferente a otros trabajadores, no recordaba donde vio cuerpos así. Vio algunos de los tatuajes en su cuerpo, principalmente en su pecho y hombros, pero no reconocía de que eran, parecían guerreros e insignias que no reconocía, solamente unas letras chinas que no logro traducir. Salió de su estupor y asintió con la cabeza, saliendo de la habitación de baño para dejarlo trabajar.

Aún no era ni medio día, por lo que no se preocupó al escuchar un taladro funcionar, lo vio salir y regresar con un pequeño bulto de algún polvo blanco, imaginaba que era yeso. Se preocupó cuando vio que los muros estaban temblando.

Se quedó en la cocina, tratando de pensar en las cosas que estaban sucediendo, y esperando que la señora de arriba lo llegará a reclamar, esa vieja bruja era una maldita. Si sus alumnos le decían amargada era porque nunca conocieron a la señora Tanaka, esa mujer seguro fue la inspiración para las brujas de los cuentos.

Al menos ahora tenía un problema menos en su lista, ahora solo tenía que arreglar algunas cosas, como la ropa sucia acumulada, la tubería de agua caliente que no servía, y también poner las repisas que necesitaba para alzar los libros de química que le acababan de llegar.

Encendió la televisión y siguió escuchando como trabajaba Máximo, en la pantalla de reproducían algunas imágenes, pero el ruido le hacía difícil concentrarse. Lo vio salir por segunda vez y al regresar traía consigo una caja de cartón que, por el sonido, traía algo metálico dentro.

Volvió a meterse al baño y a trabajar, ella miro la hora, ya era tarde y comenzaba a sentir hambre. Así que fue al teléfono y llano al lugar de comida para llevar que siempre pedía.

Al final del día, el hombre de ojos plateados salió del baño, todo estaba listo, estaba cansado, como era de esperarse, pero se sentía satisfecho con esta clase de trabajos, donde tenia todo el control, quizás pediría algo de comida a domicilio, estaba hambriento.

Al salir estaba mojado un poco, debido a la regadera le lanzo un chorro de agua a la cara y dejo su camisa sin mangas empapada, camino fuera y se encontró con Kyoko, quien estaba colocando cubiertos sobre la mesa de centro de la sala, se sentó en el suelo y señalo el lugar frente a ella.

"Gracias, pero no quisiera ensuciar nada" —La expresión molesta de Kyoko lo convenció que quizás no era tan mala idea hacer esto, así que se acerco a la mesa, se quito los zapatos y los dejo botados a un lado, sentandose donde le señalo— "Todo se ve muy bien"

"La compre en mi lugar favorito, mira, yo... te quería agradecer por la ayuda que me diste, ese problema era mas grande de lo que pensaba, y me ayudaste mucho" —El muchacho asintio, mientras observaba, en realidad no consideraba que fuera para tanto, pero imaginaba que para alguien que no sabia hacer las cosas por su cuenta, entonces era impresionante—

"No es nada, fue un gusto ayudarte, planeaba pasar la tarde en casa, y al menos me diste algo con que hacer" —Espero a que ella se sirviera primero, y después se sirvio su porcion, agradecio por la comida y comenzo a comer—

Comieron en silencio, él estaba bien con eso, ya que normalmente comia sin convivir con la gente, miraba su telefono de vez en cuando, eran mensajes anunciando que llegaron varios suministros ala construccion y que llegaron los trabajadores extra que serian necesraios para terminar los trabajos en tiempo y forma, divertida manera de verlo.

"¿Y como fue que terminaste en Japon? Tu hermano nos hablo de ti una vez, dos carreras estudiadas al mismo tiempo, exceletes calificaciones, menciones honorificas e incluso una tesis que ayudo a construir diferentes tipos de soportes" —Era una mentira a medias, ya que ella investigo lo ultimo, ya que supuso que habria algo de él en el internet—

"Me gusta que es calmado, nada pasa por aquí, además de sus malditas sectas y algún que otro corrupto, ademas, planeaba mudarme pronto, pero a mi hijo le gusto el lugar y lo dejare decidir que hara cuando cumpla dieciocho" —La profesora continuo comiendo, disfrutando de esa platica, le gustaba escuchar la manera en que se expresaba, aunque no se lo diria—

Pronto comenzaron a hablar acerca de temas profesionales, ella disfruto de poder hablar de temas mas inteligentes, aunque no ejerciera, aun leia muchos articulos de investigacion cientifica, y al parecer Maximo tambien los leia, ya que hablaba con terminos tecnicos y le mantenia el paso.

Le conto acerca de la empresa para la que trabajaba, una multinacional que se fundo en Polonia tras la caida de la cortina de hierro, para su sorpresa, tenia muchas empresas secundarias, le hablo acerca de las areas quimicas, lo cual Kyoko opino algunas cosas.

Asi estuvieron hablando, hasta que llego la tarde, Maximo se retiro del departamento, se coloco las botas una vez mas y se detuvo en el marco de la puerta.

"¿Te parece bien salir uno de estos dias? Viene una filarmonica a la ciudad, pense que quizas podriamos ir y escuchar un poco de musica, es el fin de semana ¿Aceptas?" —Kyoko lo penso un momento, si realmente era buena idea aceptar la invitación, aunque, por otra parte, era una mujer soltera, y era la primera vez en mucho tiempo que le pedian una cita sin que fuera para reparar alguna estupidez que cometieron—

"Esta bien, me vendria bien salir, aqui tienes mi numero, llamame cuando tengas un plan, tengo libre la tarde noche si tienes una idea entre semana" —Tomo un trozo de papel y escribio su numero telefonico, lo entrego al hombre de cabello negro y despues se dispuso a cerrar la puerta cuando salió Max— "No me mandes nada estupido"

"¿Entonces no te mando las fotos de mi calendario de gatitos?" —Dijo sarcástico, así como divertido por el comentario, Kyoko se rio un poco y asintio, ella pensaba en que no le mandara fotos de su pene, pero al parecer no era esa su intencion— "Nos veremos después"

Max bajo por las escaleras, mirando al frente y con una gran sonrisa de felicidad grabada en su rostro, hacia mucho tiempo que no lograba tener algo bueno por que esperar, ahora lo tenia, estaba feliz de que las cosas estaban saliendo bien, ahora solo esperaba que tras la operación especial al fin tuviera algo de paz.

*****

Mientras tanto, en el departamento de János las cosas estaban transcurriendo con calma, estaban comiendo a las seis de la tarde, los efectos de la resaca estaba pasando y actualmente solamente era el usual cansancio que llegaban a tener tras una larga mañana.

Algunos pensarían que las cosas eran tensas, pero realmente estaban de buen humor, Rika estaba viendo su teléfono, posiblemente viendo las redes sociales de sus compañeros, a la espera de que algo pasara.

János estaba leyendo un libro acerca de las implicaciones sociales y culturales que los diferentes imperios a lo largo de la historia han tenido, sus impactos y consecuencias a lo largo de los periodos históricos. En la actualidad era un vistazo al imperio francés y sus colonias en África, así como la resistencia a su dominio que se presentó en Indochina.

"¿Que le ves de nuevo a ese libro? Intente leer algo de eso y el primer párrafo me dio sueño, apenas y tiene fotos o dibujos" —El castaño colocó un separador en el libro, cerro las hojas y lo dejo a un lado—

"Me gusta la lectura, mantiene mi mente despierta y comprendo mejor algunos temas nuevos" —Escucho a Rika y se acercó hasta ella, mirando sus ojos y sonriéndole, logrando que se pusiera nerviosa— "¿Y tú? ¿Preferirías que fuéramos a ese bar de policías para jugar datos y que te vuelva a ganar en el poll?"

"Solamente ganaste por una hola ahogada, no puedes llamar a eso una victoria" —Los dos se sonrieron y continuaron en sus asuntos, mientras János trataba de poner atencion y escuchar que estaba pasando en el baño, pero debido a la construcción de la casa no era posible—

En el baño, shizuka estaba lavando el cabello de Yuki, quien estaba en la bañera, con la cabeza apoyada en un lado de la bañera, respirando con mas tranquilidad, mientras la enfermera jugaba con los mechones de cabello. Habia llegado hace unos minutos, pero se sentia muy bien.

"Ya veo, bueno, no puedo decir que me esperaba escuchar algo asi, ya entiendo porque llegaste tan alterada" —Tomo la regadera de telefono y la uso para enjuagar el champu, dejando su cabello limpio y sedoso una vez mas— "¿Y que vas a hacer?"

"No se, tras revisar mi registro en linea, encontre que tengo hasta mediados del mes siguiente para pagar o mandar una carta para retirarme" —Miro a la enfermera de reojo y se sumergio un poco mas en el agua, mirando el color blanco del techo— "Hable con el hermano del profesor, creo que tiene una mejor idea que yo acerca de lo que se puede hacer, por como habla tiene experiencia en estas cosas"

"No es mala idea escucharlo, quizas tenga un plan, aunque deberiamos preguntarle a János, tambien sabe que hacer, ademas, se que existen becas, asi que podria ayudarte" —Aunque el problema era que los requisitos eran calificaciones relativamente elevadas, y Yuki no se caracterizo por su excelencia academica—

Tras lavar su cabello, Shizuka solo dejo a Yuki relajarse, cuando llego era un mar de lagrimas que queria consuelo, János las dejo solas y ahora estaba dejandola descansar, se preguntaba que cosas habrian ocurrido en el pasado de Yuki para que terminara siendo la persona que conocido hace unos meses.

"¿De que te gustaría hablar? Puede ser lo que tú quieras" —Yuki la volteo a ver, su cabeza se sentía demasiado revuelta para pensar en algo que quisiera hablar, pero solamente negó con la cabeza, recargando su espalda en el cuerpo de la enfermera—

"De nada, solamente quiero descansar y más tarde hablar contigo de algo" —Apoyo su mejilla en uno de los pechos de la enfermera, cerrando los ojos y disfrutando de ese momento. Shizuka miro a un reloj que estaba cerca de ella, calculando el tiempo que podría quedarse antes de arrugarse por el agua—

"Esta bien, pero me voy a quedar solamente cinco minutos más, no quiero parecer una pasa" —Yuki sonrió y asintió, mientras se quedaba quieta, abrazando a Shizuka y fregando su mejilla contra el pecho de la rubia, ese momento sería la envidia de muchos hombres—

Yuki respiro al fin más calmada y entonces escuchó la voz de János desde el otro lado de la puerta, no le prestó atención, pero Shizuka dijo que ya casi salían. No quería hacer esto, sería incómodo, pero no había muchas más opciones, ese profesor era el único en el que podría confiar y la salida más digna a un problema que podría matarla en corto plazo. Ya fuera porque alguien la asesina por enojar a la gente equivocada o porque la encontraban y moría después, por manos del grupo o por su propia mano.

Cómo fuera, estaría jodida, así que era mejor actuar ahora y confiar en alguien con más experiencia en la vida que  ella. Salieron del baño y no se molesto en vestirse, solamente se colocó una toalla en el cuerpo y otra en la cabeza. Salió del baño descansa y fue a la sala, donde János estaba tomando una taza de café y unas galletas, parecía enfocado en su teléfono y no se dio cuenta de ella.

"Los estudios son mi especialidad, soy un estudiante de toda la vida, y de hecho pase un par de meses en Japón en una serie de diplomados, así que tengo conocimiento de su sistema educativo" —Parecia demasiado calmado, casi parecía que se burlaba de la preocupación de Yuki, pero la joven de cabello corto respiro profundamente, tratando de mantener la calma— "¿Que es lo que buscas?

"No lo sé, escogí esta escuela porque así tendría un lugar donde quedarme, lejos de mis padres" —Eso era difícil, estaban en la recta final de sus estudios, y sería difícil encontrar un internado donde la acepten, en especial con un rendimiento general tan bajo—

"Bueno, por ahora nos plantea un problema, ya que no hay muchas escuelas donde acepten a estudiantes en la recta final, y ni que decir de internados" —Alli estaba ese golpe, Yuki sintió que las palabras del profesor le hicieron un nudo en la garganta y tuvo una sensación incómoda en el estómago— "La mejor opción es que te quedes, después, pu s ya veremos qué harás"

Tenía que estar bromeando, no podría pagar ni la primera colegiatura, podría vender todo lo que tenía y aún así no lograría juntar el dinero suficiente. János tomo su teléfono y entró en la aplicación de calculadora, haciendo algunos cálculos, mientras tanto Shizuka regreso a la sala, se había puesto una bata rosada y debajo llevaba una pijama de ositos cariñositos, algo que a otras personas podría avergonzar, pero a ella le encantaba por ser calida y cómoda.

"Si comienzas a estudiar con más entusiasmo podrías conseguir descuentos en la colegiatura y estímulos, eres una atleta ¿No? Una beca deportiva podría ayudarte y si destacas podrías conseguir una beca universitaria" —Hablaba como si fuera muy fácil, pero no tenía tiempo para reponer toda una vida académica llena de mediocridad y descuidos—

"No puedo, aunque estudiara todos los días, soy demasiado estúpida para sacar buenas calificaciones, además, las calificaciones llevarían hasta una semana después de la semana de pago, y estaría fuera" —El castaño se quitó los lentes, limpiando una gota de saliva que le salpicó mientras ella hablaba con desesperación—

"Sabes que puedes pedir ayuda cuando lo necesites, es decir, ya una vez te deje quedarte en mi casa, no es como que seas una extraña para mí" —Se acomodo en el asiento, dejando los lentes de lado y al fin la vio a los ojos, Yuki al fin dejo de gritar y lo escucho. János espero un momento y le mostro su teléfono— "Mira, no tengo problemas en ayudarte, veo que tienes un brillante futuro, veo en ti que puedes lograr algo grande, y quisiera ayudarte para que llegues a tus metas"

"¿Y por qué me ayudarías? ¿En que podría beneficiarte ayudar a una perdedora?" —Su cabello aún estaba húmedo, por lo que se pegaba a su frente, sentía otra vez que el mundo se estaba oscureciendo, el aire le faltaba, quería irse— "Fue una mala idea, ya veré qué hago, no quería molestarlo"

La mano de János subió hasta su hombro y la tomo con firmeza, la oscuridad se disipó por un momento y finalmente la represa que contenía sus lágrimas fue rebasada y finalmente escuchó que un cristal se rompió. Se abrazo a lo primero que tuvo enfrente y fue el profesor, quién la abrazo también y la dejo llorar en paz. Su mano jugo con el cabello castaño de la joven, le hizo un pequeño cariño, mientras ella lo apretaba con fuerza, János sujeto la toalla antes de que cayera, mientras Shizuka lo veía desde la entrada al pasillo donde estaban las habitaciones.

Pero no hizo nada por interrumpir ese momento, ella conocía a János, lo distante que era emocionalmente con muchas personas, la manera en que prestaba ayuda pero aún así no sentía alguna clase de presión, pero ahora la sentía y por eso estaba preocupado por Yuki y si bienestar. Rika veía todo desde la cocina, pero solo se retiró y dejo que la joven se desahogara.

"Me asegúrate de que todo esté bien, y no dejaré que nadie más te pueda hacer daño, no me importa quienes sean, nadie te podrá hacer daño" —La mano de Yuki se apretó en la camisa del castaño, estaba temblando, aunque el mayor no sabía si era por el frío o por los nervios—

"Ellos te podrían hacer daño, todos los que se acercan a ellos o a mi terminan heridos" —Escucho una pequeña risa de parte de János, quién la tomo de la barbilla y con un pequeño movimiento la hizo verlo a los ojos—

"Me ofende que creas que unos papanatas me podrían matar, yo siempre cumplo mis promesas, y una de ellas es vivir muchos años, así que aunque te ayude no planeo morir por mano de nadie" —Le beso la frente y la dejo descansar en sus brazos, mientras miraban Shizuka y Rika— "Ya no tienes porque estar sola"

*****

Nadie esperaría que un simple arquitecto causará tantos problemas, pero lo hizo, los problemas estaban empeorando, se suponía que era una cobranza simple, pero ya había recibido múltiples ataques, su organización tenía problemas y sino mostraba fuerza, entonces todo se iba a desmoronar. Así es ese negocio, estás en cumbre del éxito y te tienes que ayudar las espaldas, porque cualquiera te podría traicionar en cualquier momento.

Por ese motivo estaba llamando a su hijo, era el que tenía un mejor acceso al único vástago de ese estúpido que se metió en su camino. Era difícil capturar a alguien que estaba todo el tiempo en un internado, en especial uno donde asistían hijos de gente poderosa, un paso en falso y tendría el edificio rodeado con sus hombres dentro.

Mateo, así se llamaba el hijo de ese infeliz, Máximo mostró ser alguien peligroso, pero la mejor manera de hacerle daño a alguien no es matarlo, es dañar a su familia y seres queridos. De momento solamente tenía un familiar conocido y era ese muchacho. No aparecieron registros de hermanos de sangre y la madre solamente se decía que venía de Venezuela, poco mas que eso se sabía.

Aunque sus contactos seguía investigando, durante lis primeros días solamente encontraron algunas menciones en periódicos mexicanos de la época donde el tipo era un estudiante, así que no había mucho que encontrar de su vida moderna. Fue como un fantasma, un día estaba en la senda para un futuro exitoso, y después en un abrir y cerrar de ojos se fue de su país de origenz. Y solamente encontró la noticia porque una puerta automática lo golpeó al entre al andén.

Máximo no tenía una partida de nacimiento en México, solamente un documento donde tenía información básica de él y se le colocaba como adoptado por una familia que estaba en México. Ese país estaba fuera del alcance de su influencia, aunque no necesariamente fuera de las capacidades para investigar documentos públicos.

Pero no importa, solamente necesitan que lo molieran a golpes, lo mandarían al hospital y allí sería suyo. No podía esperar para tener a ese estúpido de rodillas, rogando por la vida de su hijo, era un plan que ejecutó harías veces, nada podía salir mal.

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