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Capitulo 23: Reunión De Maestros

Nota: contenido sensible, violencia, sangre y temas que pueden resultar sensibles para cierta audiencia, se recomienda discreción (Ya cumplí, ahora disfruten la violencia)

La vida en Sudan era algo triste a ojos de la gente del exterior, hambre, guerra, limpieza étnica, dictaduras, nadie se daba cuenta, nadie ponía atención a estos hechos, János solo lo sabia porque estaba en una misión de paz de las Naciones Unidas, llevando alimentos y medicina a los lugares que lo necesitaban.

Maldita sea, siempre que llegaban la gente mostraba dos reacciones, pánico o agradecimiento. No los culpaba, los señores de la guerra todo el tiempo estaban acosando a la gente, caudillos que mataban, violaban y saqueaban con libertad. Pero al ver lo que llegaba entonces las sonrisas reconfortaban al historiador.

Había asistido para comprobar algunos vestigios de las culturas de la zona, por desgracia llego cuando un ejercito rebelde quemo y destruyo todo para tener campo donde plantar narcóticos. Era triste para él ver todo el llagado cultural destruido, pero nadie movería un dedo para realizar alguna acción que detuviera eso.

Empezaron repartiendo comida, vacunando niños para disminuir la mortandad en infantes por enfermedades como polio o rubiola, pero todo se fue al diablo cuando el Ejercito Popular Liberador ataco y dejo en estado critico a sus médicos, mato a tres de los 15 soldados que los acompañaban. Y ahora estaban rodeados por un ejercito de 150 personas enloquecidas que gritaban amenazas de quitarles la piel a los hombres y violar a las mujeres.

En medio del combate todos tuvieron que tomar armas, el estudioso de cabello castaño se quedo con la carabina de uno de los soldados y disparaba contra los que se acercaban demasiado a su posición, no era un soldado, pero recibió entrenamiento para usar armas y defenderse en caso de que sucediera esto, antes parecía una posibilidad remota, pero ahora era la realidad que vivía.

János disparaba la carabina y logro matar a dos guerrilleros que intentaban rodearlos, mientras mas personas armadas avanzaban en su dirección, la meta era tomar a los niños y usarlos como soldados en el conflicto. Esto era un pandemónium, no había manera de ver mas allá de campos quemándose y edificios que se desmoronaban por la fuerza del enfrentamiento.

Uno de los soldados cargo contra él, las balas se terminaron, y la pistola se atoro debido a la suciedad del ambiente. El guerrillero estaba armado con un macheteo, el objetivo era enterrarlo en la cabeza del profesor castaño, quien logro esquivar el corte y saco un cuchillo del suelo, clavándolo en el abdomen del atacante.

Movió el arma a un lado, viendo como se abría la carne y los intestinos se regaban por el suelo, fue una escena desagradable, pero János solo podía pensar en rematarlo, clavando el cuchillo en el cuello del hombre que gritaba de dolor, pero pronto fue silenciado.

Necesitaban refuerzos de manera urgente, pero el comando central no respondía, solo decían que tratarían de mandar al ejercito nacional a defenderlos, pero ese ejercito tenia suerte de tener alguna camioneta funcional, y para cuando llegaran no quedaría nada que rescatar.

Otro de los soldados enemigos se acerco, armado con un cuchillo, esta vez János tenia a la mano el machete, y aprovechando su agilidad esquivo la puñalada y clavo el arma blanca en la cabeza del atacante, rociando sangre por todas partes, pero no se detuvo, siguió atacando hasta que no habia mas que pulpa en el suelo. El profesor se desconecto por un momento y sintió que estaba perdido, solo funcionaba esa parte de la mente que le gritaba que debía sobrevivir a cualquier costo imaginable.

Ya estaban hasta el cuello en sangre y viseras, no sabia de que serbia eso ahora, necesitaban mas balas y manos. Los civiles se fueron hace tiempo, y ahora solo quedaba János con un grupo de 5 soldados. Escuchaba como gritaban maldiciones, la manera en que los torturarían hasta el amanecer, como se los comerían, que se rindieran y seria mas rápido.

El castaño sintió que algo en su cabeza se quebraba, no era el primer enfrentamiento que tenia, ya había luchado antes, pero era la primera vez que se sentía atrapado, como una rata entre un soplete y un hombre. Tenia clara su idea, sobrevivir, no le importaba tener que abrirse paso matando a cada persona en ese lugar.

Así que cuando los guerrilleros volvieron a entrar a la aldea, los defensores restantes les tendieron una trampa, con las granadas que les quedaban hicieron una trampa explosiva, mataron a tres y al menos cuatro  estaba gritando en el suelo. El capitán ordenó que entonces dispararán todo lo que tenían en los cargadores.

Los camiones tenían las ruedas despedazadas, pero no importaba, solo necesitaban dónde cubrirse. Estaban preparados para gastar sus últimos cargadores, cuando vieron una nube de polvo acercándose en la distancia supieron que esto solo podrá empeorar si eran refuerzos enemigos.

Eran helicópteros, modelos rusos y un modelo americano, los dos que estaban al frente dispararon ametralladoras y despedazaron a los soldados rebeldes. Estos no tenían oportunidad, los soldados rebeldes solo tenían camionetas y armas como AK y rifles viejos.

Cuando los soldados bajaron de los helicópteros de transporte fue una masacre, parecía que tenían problemas personales, ya que no estaban allí para derrotar a los rebeldes y rescatarlos, llegaron para matar a sus enemigos.

No tomaban prisioneros, dispararon hasta que no quedaban más que diez sobrevivientes, los insultaba en diferentes idiomas, pero János reconoció que uno hablaba español, una combinación de asentó venezolano y mexicano ¿Cómo supo que era mexicano? Fácil, apenas se acerco a los prisioneros dijo esto.

"Ríete ahora pinche cabrán ¡Ríete! Ya valiste madres" —Uno de los soldados le sujetaba la cara a un guerrillero herido en el estómago, el cual tartamudeaba y trataba de decir algo— "Está va por Ismael, me lo saludas en el infierno"

Y con eso saco un cuchillo, lo clavo en el estómago del guerrillero y lo dejo en el piso. Sus compañeros se reían mientras seguía cortando y mutilando, lanzando sangre a los aterrados soldados hasta sacar el corazón del sujeto.

"¡Perras azules! Ya pueden salir, los hombres y soldados de verdad ya impusimos la paz que tanto aman" —El líder estaba riéndose, mientras sus soldados tomaban a los sobrevivientes y los alejaban de la zona—

Un soldado de acero británico grito en el idioma de la región, algo sobre cavar pozos para muertos, János salió primero de su posición de defensa, levantando sus manos, seguido de los soldados que aun caminaban, los cuales eran pocos.

Aunque su imagen debería ser todo menos algo aceptable, cubierto de sangre, con las manos rojas y con olor a humo. Estos no eran los refuerzos que esperaba, estos eran mercenarios, y por lo violentos que eran imaginaba que no eran muy amigables ni del tipo que hace actos altruistas porque les parece lo correcto.

"Mira, este tipo tiene cara de esos idiotas que vienen aquí pensando en la ayuda y caridad ¿Qué paso, madre Teresa? ¿Ya recibiste la famosa hospitalidad de Sudan?" —Se acercó hasta donde estaba János, pero su risa se detuvo, viendo su cara— "¿Cuál es tu nombre?"

Se escuchaba más serios incluso sus soldados dejaron de reír, mientras el soldado se quitaba la máscara, rebelando una cara familiar, mientras tras él sus soldados ejecutaban a los rebeldes sobrevivientes. Los mercenarios se volvieron locos, tomando dedos u orejas como trofeos, estaba seguro que uno tomo una cabeza y hablaba de tomar el cráneo.

Actualidad

La semana paso bien, sin problemas, János notaba que el profesor Shido rondaba la enfermería y no dejaba de vigilarlo, como si fuera a conseguir algo asi, a menos que fuera a Kenia en persona, dudaba que encontrara algo contra él, asi que de momento estaba bien, solo lo iba a ignorar y seguir con su vida. Prestarle atención solo significaría que de verdad le importo, y no era relevante.

Shizuka apenas y tuvo cosas que hacer, lo de siempre, alguien con una ligera intoxicación estomacal, deshidratados por no beber agua, era algo simple de resolver, también recibió noticias de algunos heridos en los equipos deportivos, pero nada que una visita rápida a urgencias no resolviera.

Con Kohta, el chico al fin había tomado valor para hablar con Yuki, fue mas complicado de lo que esperaba, tuvo pánico, inseguridad, y verla hablar con Mateo no fue algo que disfrutara en especial, pero tras hablar con su nuevo conocido se dio cuenta que no estaba interesado en ella.

Logro decirle que se vieran en el centro comercial, había planeado ir con ella a ver algunas tiendas deportivas que le interesaban para comprar algunas cosas y a ella también, además de que supo de un evento de música que habría, así que quizás podrían escucharlo.

Mateo, que se puede decir, su primera semana fue tal como se esperaba, tranquila, sin sobresalir y solo tuvo un altercado verbal con una idiota de cabello rosa, ya ni se acordaba de que paso, solo que la mando al demonio y ella se fue indignada por su falta de modales.

Como sea, era viernes, asi que prepararía su cámara para ir a tomar algunas fotos, esperaba que hubiera algún lugar interesante, no como en Moscú, casi lo arrestan en la plaza roja de no ser porque demostró que solo estaba tomando fotos para su blog y el supervisor parecía muy feliz con sus comentarios, sin tomar en cuenta que su padre fue a aclarar las cosas.

Yuki era quien logro un avance, o algo parecido, no vio para nada a Tsunoda, evito a la mayoría de sus amigos o mantuvo distancia, hasta ahora hablaba con algunos amigos, y con una nueva amiga. Saeko, realmente era una chica agradable, no tenían tantas cosas en común, pero lograban encontrar puntos de entendimiento.

Entre ellas el interés de Saeko por el nuevo chico del club de arquería, asi que la alentó a actuar, Yuki también tenia una cita con Kohta, la ponía nerviosa un poco, no negaría que algunas cosas podrían salir mal, pero estaba contenta de que las cosas avanzaban.

Y finalmente viernes en la noche, János se comprometió a ir con los demás profesores a tomar algunos tragos en un bar karaoke, así que se presentaría, tomaría unas pintas de cerveza y después se iría, no quería desvelarse más de lo necesario, al día siguiente tenía planes.

Ahora estaba en caminó al lugar, dejo su auto en casa, no quería tener que volver caminando y buscarlo, como sea, ahora estaba buscando el lugar, las luces se veían por todas partes y personas no muy agradables comenzaban a deambular por las calles.

Al fin encontró el lugar y tras saludar al portero entró, no era un lugar demasiado impresionante, le recordaba un poco los bares de Londres y Dublín, una barra donde esperaban los baristas, mesas especias y juegos de habilidad.

Busco con la mirada al grupo de profesores y pudo encontrarlos, estaban repartidos en diferentes mesas, la mayoría con ropa menos formal que en el trabajo, fue a la mesa donde estaba el director, quien le apartó un lugar a su lado y lo saludo con entusiasmo.

Se sentó y de inmediato comenzó una larga serie de anécdotas de parte del director, hablaba de sus años jóvenes y los logros que lo llenaban de orgullo, era el típico juego donde tenía que mostrar interés en historias que muchas veces serían intrascendentes o descaradamente exageradas para hacerlo ver bien.

El castaño asentía cuando le preguntaba algo, pero nunca más allá de cosas que consideraba que no eran relevantes, sin estar dispuesto a aceptar idea que veía como equivocadas. Era un rato agrada, no lo iba a negar, conoció mejor a algunos colegas y parecía que las cosas estaban funcionando mejor de lo que esperaba.

Ahora estaba allí, viendo a los demás profesores, aprendiendo todo lo necesario, Takayama era un profesor de educación física, ni bueno ni malo, se divertía con su trabajo, pero tampoco planeaba crear un equipo que llevara a sus alumnos a las finales nacionales.

Tenia un hijo, un bebe del que se la paso presumiendo acerca del brillante futuro que le esperaba, padre primerizo, al parecer, pero le siguió la corriente, y lo dejo ganar algunos puntos en el futbol de mesa que tenia el lugar, se notaba que necesitaba algo para mantenerlo de buen humor en la semana.

No era tan fastidioso como se lo esperaba, aunque el profesor Teshima mostro ser un pesado al que se quería sacar de encima lo antes posible, era esa clase de personas que cuando ven a otro que los pone inseguros, trata de usar su cabeza como cascanueces y mostrar que esta al mando.

Departamento de Max

Que recuerdos le trae la limpieza de armas, a su mente llegan imágenes de la primera pistola que uso, el infierno que paso en el campo de entrenamiento y la primera vez que paso por un campo de batalla. Todo cuenta, cada cicatriz era un recordatorio de que una batalla en la que no murió.

También había imágenes más desagradables, Max era de las personas que podrían decir que han visto lo peor del ser humano, tanta muerte y ensañamiento contra las personas inocentes e indefensas. Pero era solo un hombre y en aquella época apenas y le importaba mantenerse vivo, así que hasta la actualidad el daño a su mente era menor.

En ese momento tenía en su mano el cañón de una Uzi israelí, limpiaba el interior del cañón y revisaba que todo este en orden, no había disparado, pero era necesario saber el estado de tu arma. De lo contrario podría fallar en el momento más inoportuno posible.

Dejo todo sobre la mesa y miro por la ventana del departamento, contemplando las luces de la ciudad, todo tenía una apariencia tranquila en la distancia. Guardo su arma una vez más en una funda rígida de polímero y  se levantó.

Necesitaba aire fresco, así que salió al balcón, recargando su peso en la barandilla, ya tenía más trabajo, su jefe quería que supervise las obras en un restaurante que los contrato para reparar los daños por un incendio. No era un restaurante de alta gama, pero el seguro lo cubría, y ya que el hijo de algún idiota poderoso no quería hacerlo o lo hizo mal, aquí estaba su idiota que salvaba la situación.

"¿Por qué siempre tengo que salvar al idiota y al incompetente?" —Hizo una broma al aire, riéndose un poco al imaginar a un personaje de caricatura que decía una frase parecida— "¿Pero que tenemos aquí?"

Un auto estaba detenido en la parte de enfrente, no lo reconocía, había un hombre tomando fotos a la entrada, levanto la cabeza y lo miro. Ambos guardaron silencio mientras observaban uno al otro, Max le levanto el dedo medio, mientras sonreía y pensaba en lanzarle un ladrillo.

El hombre encendió el automóvil y se fue, dejando a Máximo solo e intrigado. Bueno, quien diría que la vida sería aburrida, no creía que fuera algún enemigo pasado, ya había matado o negociado la paz, además de que solo era un soldado más, por lo que este era un nuevo objetivo a investigar.

No logro tomarle una foto, pero si memorizo las placas del automóvil, quizás ni siquiera se molestaron en cambiarlas. No subestimaba a los delincuentes de primer mundo, pero ellos seguro solo esperaban que fuera una persona normal, después de todo ese era su propósito.

Anotaría toda la información que tenía e iba a investigar, saber si estaba bajo amenaza o quizás solo era paranoico. No sería nuevo, pero no dejaba nada al aire, si alguna persona se le ocurrió poner en peligro su vida o el bienestar de su familia, bueno, una raya más al tigre no haría la diferencia.

Bar

Y la última de la Noche, Shizuka ya había venido tres cervezas y se sentía un poco mareada, su cara se enrojeció un poco y reía de vez en cuando. No había tantas mujeres en la facultad de la academia, ella era de las más jóvenes, sin contar a pasantes realizando prácticas profesionales.

En la distancia veía como János interactúa con los demás, no se veía rojo y al parecer ya había bebido suficiente. Estaba participando en competiciones, típico de ellos, siempre que había reuniones los profesores competían y trataban de impresionar a los demás, siempre había alguno que trataba de mostrar su superioridad.

Su novio apenas parecía determinado a no resaltar, dejando que los demás ganen los juegos. Pero de tal manera que parecía perder en el último momento, Shizuka solo se rio un poco, volteando la cabeza y viendo a otras profesoras. Kyoko estaba bebiendo su sexta cerveza y ya parecía muy afectada.

La mayoría de profesoras no eran tan jóvenes, Shizuka era de las más jóvenes, y las demás profesoras preferían no asistieron a esa clase de eventos. Cosas como que eran casadas y no estaba bien visto que estuvieran allí, o que lo veían como un evento inmoral que no valía la pena presenciar.

"Te digo, nunca consigas novio, es un dolor de cabeza tras otro, pierden la cabeza por un maldito partido de béisbol y están gruñones todo el día, se mandan mensajes con una mujerzuela de dieciocho y dicen que es normal, casi podria ser su padre" —Ya había pasado a esa etapa donde hablaba con ella como si fuera su mejor amiga, siendo que apenas y hablaban cuando se encontraban—

"Si, a veces se encuentra a personas equivocadas" —Aun estaba lo suficientemente lúcida para la conversación, mientras Kyoko parecía querer encontrar el secreto de la vida al final de la botella— "Pero cuando encuentre a la persona adecuada le aseguro que no se va a querer separar de su lado"

"Cuando lo conozcas me avisas, quiero ver cuál es su tipo de hombre ideal ¿Algún alto y musculoso modelo?" —Vio a los profesores alrededor de un juego para comprar una pera de box, para ella era ver a monos competir por cual era al alfa— "Mire a esos cavernícolas, solo pensando en quien puede golpear más fuerte ese trozo de cuero"

Todos habían pasado, los profesores de educación física tenían la ventaja, aún cuando no parecían estar en su mejor momento, aun habían logrado un buen puntaje. Teshima había tomado la delantera, fue boxeador amateur en la Academia, así que tenía ventaja por sobre los demás maestros.

"Apuesto a qué Hunyadi-Sensei gana" —Dijo la enfermera mientras veía como la fila se reducía, János estaba tranquilo, bebiendo de una botella de jugó con sabor limón— "¿Que le parece una apuesta? Si ganó, haré lo que quiera la otra"

"¿De verdad? En primera no estamos en la Academia para esto, y segundo, Teshima tiene la puntuación más alta, dudo que el profesor lo pueda igualar" —Miro a la enfermera que sonreía desafiante y le dijo—

"Parece que Kyoko-sensei tiene miedo de perder ¡Co co co!" —Hizo el sonido de una gallina, logrando que la profesora perdiera su poco auto control, el cual ya era escaso por culpa de toda la cerveza que ya se bebió—

"¡Bien! Ya quiero ver qué hará cuando me traiga el almuerzo" —Shizuka observo al profesor llegar a su turno, esto sera muy divertido de ver, aunque no hablaba de János golpeando la pera de box—

En el lugar, János estaba considerando no participar, podría ceder el triunfó en muchos juegos, pero no en esto, le encantaba este tipo de juegos y no podía imaginarse dejando que alguien más gané. Estaba por llegar su turno cuando alguien les gritó desde una mesa cercana.

"¡Vamos profesor! —Era Shizuka, János la saludó desde donde estaba, mientras Teshima le empujaba un poco el hombro— "¡Tienes que ganar! Golpea duro esa cosa"

"Vaya vaya, veo que la profesora Shizuka lo anima, es un suertudo" —Se paró al lado de János, mientras veía de reojo a Kyoko— "Mira, las mujeres aman a un hombre fuerte, con que seas el mejor de los profesores no atléticos seguro la impresionas"

"No lo dudó, está bien, planeaba negarme, pero creo que ya no puedo hacerlo" —Podria, pero no quería quedar frete a Shizuka, era un golpe a su orgullo que no planeaba recibir—

"¡Ese es el espíritu! Ahora, imite mi posición y lance el golpe" —No se llevaban tan bien en la Academia, pero hasta János admitía que Teshima no era tan malo cuando se le conocía—

János se preparó, respiro profundo y después lanzo el golpe. Fue un impacto limpió, la pera retrocedió e impacto en la parte de atrás, el impactó se escuchó en los alrededores y los espectadores parecían sorprendidos por eso, ya que nadie esperaba que el raton de biblioteca pudiera golpear tan fuerte.

Los números del contador digital comenzaron el movimiento, calculando el puntaje de János. El puntaje supero a Teshima por algunos puntos, Teshima tomo la mano de János, viéndola como si algo no hubiera estado en su lugar.

"¿Tus manos están hechas de piedra o algo así?" —El profesor al fin alejo la mano de la cara de Teshima, quien parecía desconcertado todavía por haber perdido— "Cielos, estas lleno de sorpresas, profesor"

"Creo que gané, gracias por el consejo, me ayudó a mejorar mucho mi capacidad de golpear" —Se acercó hasta la barra y tomo su chaqueta, colocándola en sus hombros y acercándose a la puerta— "Nos vemos después, dejaré pagada la siguiente ronda ¡Que se diviertan!"

Fue a la barra, pagando una ronda de bebidas y dejando una propina adecuada para él barista, ya que estaba cerca del cierre. Fue a la entrada, caminaba con apenas un leve tambaleó en su andar. No estaba ebrio, pero ya era momento de parar las tandas de bebidas.

En la mesa de las dos damas, Shizuka se estaba riendo mientras veía a Kyoko tratar de procesar lo que pasó. Esto era bastante divertido para ella, ella sabía de la capacidad de János y la fuerza con la que podía golpear, lo vio golpear una pera como esa en un juego de feria y estaba segura de que ganaría.

"Creo que gané, me preguntó que será lo que pediré, quizás pintar tu cabello, intentar un cambio de imagen... Esto es complicado" —Kyoko estaba perdiendo un poco el efecto del licor y dio otro trago a su cerveza, agradecida de que János pagará la última ronda—

"No sé ni porque aposté contigo, siempre e perdido las apuestas, en la universidad termine corriendo en toples por una apuesta estúpida" —Se quedó sentada, frotando su cabeza, girando un poco el asiento del banquillo— "Más vale que no sea permanente, o voy a hacer de tu vida un infierno"

"No sé, es difícil saber que hacer cuando el mundo está dando tantas vueltas" —Se levanto del asiento y tomo su teléfono para llamar un taxi, mañana tendría resaca, aunque nada fuera de lo normal— "Mañana es sábado, así que te llamaré, podría ser divertido jugar, tengo una amiga que su trabajo la dejo tan amargada como tu, nos vemos al medio día"

El alcohol le estaba soltando la lengua, y Kyoko sentía las manos calientes, pero no atacó, solo intercambio números de teléfono y acostó su cabeza en la barra un momento. Hasta abrir sus ojos de nuevo y salir de allí, Teshima le hablo un poco, no logro ni entenderlo, pero le dijo que la dejé en paz.

Su casa no estaba tan lejos del lugar, así que caminó por las calles, era buena fingiendo que cambiaba con sobriedad. Esa era la versión de ella, cualquier otra persona diría que estaba tambaleándose y balbuceando cosas imposibles de entender.

Mientras andaba se tropezó y cayó de rodillas, maldita sea, lo que le faltaba. Su tacón derecho estaba roto, por suerte no se torció el tobillo, pero si perdió sus anteojos, así que técnicamente estaba ciega, apenas y podía distinguir algunas cosas cuando estaba cerca. Con tanto alcohol encima era peor.

Pero no quedaba más que hacer, así que se levantó y camino, descalza y medio ciega, esperando que nadie la viera en ese estado. Ahora se arrepentía de no haber pedido un taxi para ir a casa, pero al estar tan cerca de casa se había confiado.

Anduvo por algunas cuadras más, hasta llegar al edificio, subió por el elevador, no recordaba haber bebido tanto antes. Solo deseaba llegar a casa y tirarse en el sofá más cercano. Todo le daba vueltas y sentía que podría vomitar en cualquier momento.

Al fin llegó al piso donde vivía y coloco la mano en el picaporte. Tomo sus llaves y trato de abrir, pero no entraba ninguna, que raro. Golpeó la puerta y trato de abrir, la frustración solo empeoraba y sentía que estaba en el límite de su paciencia, cuando la puerta se abrió y allí lo vio, o al menos su silueta.

La figura de Teshima, no sabía cómo entró a su apartamento o cuando creció tanto, pero ese idiota la iba a escuchar. Se acercó a él, tomándolo del cuello de la camiseta, gritando diferentes cosas con las que estaba inconforme con su comportamiento, hasta que sintió muchas náuseas, todo se volvió confuso después.




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