CAPÍTULO 8. EL RETORNO DE LA SERPIENTE Y UN SUCESO INESPERADO
Bueno, aquí un nuevo capítulo. Los personajes de High School DxD no me pertenecen, sólo los OC's que aparecen en ésta historia.
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Tras lo sucedido en la noche anterior, la rutina siguió. Una nueva estudiante llegó a Kuoh. Se trataba de Asia, la cual fue mandada a segundo junto a Issei, aunque no era eso lo realmente importante. A segunda hora, Etsuko se marchó de la academia aprovechando que era la hora de matemáticas, alegando problemas de salud. Fuera le esperaba Tirani, ambas lista para tener el combate más duro de su vida, habilitar la antigua casa de la pelinaranja. Sólo tenían una hora para habilitarla, aunque contaron con ayuda inesperada. Mitelt y Raynare habían comenzado con la limpieza del lugar y casi tenían la mitad limpia. Etsuko suspiró ante la idea de volver al lugar donde vivía años atrás.
Era un templo shintoísta bastante grande, sus paredes exteriores eran de un tono grisáceo. Para acceder a él era necesario subir unas escaleras, casi nadie sabía nada acerca de ese templo. En el exterior tenía un enorme patio, con césped y un camino de piedra blanca. En el interior habían muchas habitaciones, y muchos cuartos de baño, una cocina amplia, un enorme salón comedor, un patio interno en forma de cuadrado donde todos los caminos conducían a él. Tras el templo había un bosque pequeño, en cuyo centro se alzaba un enorme cedro donde palomas y cuervos habitaban pacíficamente, mientras que por los alrededores del árbol anidaban algunas serpientes, e incluso algunas dormían en la parte media-baja del cedro. A la sombra del cedro había un camino de piedra que llegaba a un claro donde había una pequeña edificación no mayor que una casa, pero que podría albergar a un par de personas o tres.
-No me agrada la idea de volver, aunque es necesario que lo haga. -la pelinaranja soltó un suspiro mientras limpiaba su vieja habitación con la ayuda de Tirani.
-Lo sé, si quieres podemos buscar una casa más grande -sugirió la peliazul mirando de reojo a su amiga.
-No. Tarde o temprano tendré que volver aquí, más vale antes que después. -le respondió la chica.
-Cierto, aunque esta vez hay una diferencia entre antes y después. Ahora no estarás sola aquí. Yo te haré compañía y estoy segura de que ella también lo hará. Además, ahora eres fuerte. -la animó su amiga- Hablando de ella... ¿Cómo crees que le habrá ido en la misión?
-Probablemente se haya olvidado de ella, menos mal que Iris la acompañó -le respondió Etsuko con una gotita anime cómica en la nuca.
-Cierto... -murmuró Tirani también con la gotita anime, antes de poner rostro serio- Pero de la importancia de esa misión depende el futuro de todos, si falla nos condenará a un futuro más difícil a todos.
-Ella es consciente de ello, ya sabes como es. La completará con éxito -le respondió completamente segura Etsuko.
Entre conversación y conversación la hora pasó, por lo que Mitelt y Raynare se quedaron limpiando lo que quedaba. La pelinaranja y la peliazul volvieron a clases alegando encontrarse mejor. Durante el tiempo libre, una Etsuko encapuchada se presentó en el Club de Estudios Ocultos, frente a Rías y su nobleza.
-Bien, os he citado aquí para deciros unas cosillas. Cabe la posibilidad de que un enemigo más poderoso ataque la Ciudad en un futuro a corto - medio plazo. Su objetivo es crear otra Gran Guerra que afecte a las tres Facciones. Su base está aquí, en Kuoh -dijo la pelinaranja en tono serio.
-Zeraiwiel, si estas en lo cierto, es mejor que tengamos a los Maou en alerta -sugirió la reina de Rias con visible preocupación.
-Dejame acabar, por favor, Akeno. -su tono de seriedad aumentó- No es necesario molestar a los Maou, Kuoh tiene buenos defensores. Es vuestra responsabilidad defender la ciudad. La de Rias y la de Sona.
-Pero... Involucra a los demonios -habló Kiba seriamente.
Etsuko soltó una risita ante lo que dijo el rubio causando algo de confusión en todos.
-No solo a los demonios. Afecta a las tres razas por igual. Sé que será una carga demasiado grande para vosotros, pero... En este asunto, es cuando más debéis confiar en mí. -respondió recuperando el tono serio.
-¿Qué ganas con eso, Zeraiwiel? -preguntó Rías con rostro serio.
-La pregunta correcta sería... ¿Qué ganais vosotros? -le contestó la chica.
-¿A qué te...? -comenzó a preguntar Kiba, pero fue interrumpido por la pelinaranja.
-Yo misma os responderé. Ganareis respuestas, saber quiénes somos y sobretodo, ganaréis algo mucho más valioso que todo eso. Confianza y experiencia. -les dijo aumentando aún más la seriedad. Se notaba que no era asunto de juego.
-Confiaré en tí, pero que no se te olvide nuestro trato -Rías soltó un suspiro cansado.
-Haaaai. No es un trato, es una promesa y yo siempre las cumplo. -dijo esbozando una sonrisa leve.
-Pero... Bucho ¿No crees que estas siendo demasiado confiada? Es decir, no sabemos sus intenciones -habló el castaño, desconfiado.
Etsuko se acercó a él y le dio golpecitos en la mejilla derecha con una ramita que tenía en la túnica generando que todos vieran la escena con una gotita anime cómica
-Sigo aquí ¿Sabes? -le respondió mientras seguía dándole con la ramita, en ese momento, los ojos marrones de Issei se encontraron con los ojos rubíes de la chica, la cual lo miraba con tranquilidad, pues su rostro aún era cubierto por la oscuridad de su túnica debido a la perspectiva que el chico tenía. Realmente lo único que podía ver del rostro eran los ojos.
-"Ojos rojos como rubíes" -pensó el chico sin retirar su mirada, hasta que una leve tos hizo que se recuperara la seriedad de hacía unos momentos.
-Entonces, con eso dicho, tienes mi confianza, Zeraiwiel -la chica volvió a su posición inicial y con un movimiento de mano se despidió antes de hacer un círculo mágico de color dorado con diferentes y arremolinadas formas, siendo negro por el interior.
Una vez que la chica se marchó, el silencio se adueñó de la sala del Club, cada uno sumido en sus pensamientos. Rías decidió romperlo para interrogar a Issei.
-¿Y bien? ¿Pudiste verle el rostro? -preguntó con curiosidad en su cara, al igual que el resto, incluso la impasible Koneko.
-No. La oscuridad de la capucha estaba impidiendo que la pueda ver, aunque hubo un momento en que nuestros ojos se cruzaron un momento y pude verlos unos instantes. Eran rubíes, una mirada igual que la de Asia aunque tenía algo diferente a la de ella. -contestó el chico de forma pensativa.
-¿A que te refieres con eso, Issei-kun? -preguntó Akeno.
-No sé lo que puede ser, gomen Bucho. -Issei agachó la cabeza.
Mientras tanto, nuestra pelinaranja se quitó la capa y tras doblarla muy bien, la guardó en su armario. Tirani y ella decidieron saltarse la última clase y acabar los últimos detalles de la casa.
-Has hecho algo muy arriesgado... ¿Sabías? -la peliazul suspiró negando con la cabeza.
-Todo está controlado, nadie ha visto nada importante, sólo Issei ha visto mis ojos pero no mi rostro. -ella se encogió de hombros y sonrió levemente.
-Tus ojos no son nada comunes, si Rias se pone a investigar estarás en su punto de mira -mencionó la peliazul algo molesta, aunque con una sonrisa que no indicaba nada bueno.
-Mis ojos varían según la exposición de la luz en mi rostro, la mayoría de las veces suelen verse rojizos tirando un poco al violeta. -le recordó la chica con una ceja levantada de forma curiosa y una mirada que indicaba explicaciones a lo que planeaba.
Tirani se encogió de hombros ignorando la mirada antes de que su sonrisa se borrara por completo, causando cierto asombro en su amiga.
-Olvidé que eres capaz de manejar algo como esto sin mi ayuda. A veces incluso yo parezco la pequeña entre nosotras -la chica suspiró antes de volver a sus labores dejando la habitación en silencio.
Etsuko no esperaba que su amiga reaccionara de esa forma, por lo que desvió la mirada y se encargó de la otra parte de la habitación, mirando de reojo a la peliazul de vez en cuando. El ambiente se había enrarecido un poco, algo que ambas notaron pero ninguna daba el paso para volverlo a poner tan natural como siempre, aunque para desconcierto de Tirani, la pelinaranja saltó sobre ella cayendo ambas al suelo. Siempre era la chica quien saltaba sobre la pelinaranja para meterle mano, y esta vez las tornas se invirtieron, aunque realmente la intención de Etsuko era muy diferente a lo que la peliazul hacía. Ambas estaban en una guerra de cosquillas, y poco a poco las risas de las dos inundaron la habitación. Los ojos azules de Tirani y los rojos de Etsuko se encontraron brevemente, antes de que la peliazul pusiera su cabeza en el pecho de la pelinaranja.
-Lo siento por preocuparte -le dijo Tirani mientras que Etsuko le acariciaba la cabeza.
-No debes disculparte, recuerda que ser la mayor no siempre significa que debes tener la carga de cuidarnos a ella y a mí. Ya no somos niñas, Tirani... Pero el hecho de que te preocupes por nosotras significa que nos quieres, lo agradezco mucho, yo también te quiero y me tendrás siempre cuando me necesites -le respondió con una sonrisa brillante antes de darle un beso en la mejilla.
-Gracias, Etsuko... -la peliazul le devolvió la sonrisa antes de levantarse y reanudar sus labores.
-No debes darlas, recuerda que ambas sois mis mejores amigas. -la pelinaranja imitó la acción de su amiga.
Ambas chicas continuaron charlando de cosas triviales, aunque Etsuko aún se sentía extrañada de las palabras de su amiga, y es que Tirani no era alguien que expresara sus sentimientos muy a menudo. Tras un par de horas, ambas volvieron a su hogar provisional, pero al llegar desearon morir en ese momento, pues desde el exterior se podía escuchar a todo volumen un tipo de canción que a Etsuko y a Tirani, aunque ésta lo negaba, no les hacía mucha gracia. Más concretamente, la canción que sonaba era Cypher, del grupo coreano BTS. Ambas se miraron fijamente y entonces Tirani habló.
-Etsuko, te doy el honor de abrir la puerta. Es tu casa al fin y al cabo -dijo empujando un poco a su amiga.
-Mejor tú, eres mi invitada y te doy permiso -esta vez fue Etsuko quien tiró de Tirani.
-Las dos al mismo tiempo... -sugirió la peliazul mientras se acercaban a la puerta y la abrían, viendo a una feliz pelirroja y a una enorme serpiente bailando y cantando al ritmo de la música.
La escena era bastante pintoresca y cómica, puesto que, la serpiente seguía perfectamente los movimientos de la coreografía, casi como si ambas hubieran ensayado el baile, que pese a que Cypher no poseía coreografía, ellas dos se la inventaron. Etsuko se acercó al equipo de música y lo apagó, causando que la pelirroja, y su acompañante reptiliano, volvieran al mundo real.
-Bienvenida a casa, Yushiko. ¿Como fue todo? -preguntó la pelinaranja con una sonrisa antes de lanzarse sobre la pelirroja y darle un abrazo reconfortante.
La pelirroja estaba perdiendo el color lentamente, poco después su rostro pasó a color azul y comenzó a patalear. Tirani veía todo con una gotita anime cómica.
-Etsuko, detente, la vas a matar con tus airbags -le avisó la peliazul echándose la mano derecha al rostro en claro facepalm.
La pelinaranja soltó a Yushiko, la cual tomaba aire y recuperaba poco a poco su color. Ya pasado todo, las tres se sentaron en el salón para hablar y ponerse al día de todo.
-¿¡EEEEEHHHHH!? ¿¡En serio vas a volver!? -la pelirroja comenzó a pellizcarse fuertemente mientras que Iris, su fiel serpiente, estaba casi al borde del infarto ante la noticia. Para ambas había sido un enorme shock enterarse acerca de la decisión de la pelinaranja.
-Sí, como ves... Hay superpoblación aquí y necesitamos un lugar más amplio -Etsuko señaló a Murayama, Katase, Tirani, Mitelt, Raynare y a Iris.
-P-Pero... ¿E-Estas preparada para ello? Ya sabes que allí fue... -Yushiko, al ver la mirada de Etsuko, se detuvo. Esa mirada lo decía todo.
-No. No estoy preparada aún, pero debo volver tarde o temprano a ese lugar. Debes entenderlo, además de que no estaré sola allí -confesó la chica dando un leve suspiro antes de esbozar una sonrisa algo nerviosa.
-Tienes razón, Tirani y yo te acompañaremos como hemos hecho siempre -la pelirroja abrazo a su amiga, con cuidado de no acabar con su rostro entre los atributos de ella.
La pelinaranja acarició los cabellos de la ajena, mientras que Tirani le daba palmaditas en las espalda con orgullo. Sabía que Yushiko no fallaría a Etsuko, al fin y al cabo, la pelinaranja y ella eran las personas más preciadas para la pelirroja, algo que ambas compartían. Eran tan cercanas como unas hermanas, se apoyaban como muy buenas amigas, y a veces Tirani debía hacer el rol de madre, algo que a las tres les faltaba. Las tres estuvieron un tiempo así, pero tuvieron que volver a sus lugares pues la reunión no había acabado. La sala tomó un ambiente de seriedad
-Raynare, Mitelt. ¿Qué descubristeís sobre los planes de Kokabiel? -preguntó la pelinaranja, algo en su interior le decía que hizo bien en mandar 2 de sus miembros como dobles agentes, al igual que enviar a Yushiko a Hawaii.
-Tu intuición era cierta. Kokabiel planea hacerse con las Excalibur y crear una nueva guerra entre facciones. Esta convencido de que los caídos éramos los más poderosos y que si no hubiera sido por Azazel, habrían ganado. La Alianza es lo que lo rompió todo. -dijo la pelinegra seriamente, la preocupación era muy evidente tanto en su rostro como en su tono de voz.
-No sólo eso, está mandando a eliminar a los usuarios de Sacred Gear para tener menos problemas de los que encargarse. -Habló Mitelt ahora.
-"Algo no cuadra del todo y es el apoyo. Baraquiel y Azazel estan a favor de la Alianza, al igual que Shemhazai el cual es muy fiel a Azazel, entonces... ¿Quien esta apoyando a Kokabiel? ¿O es que de alguna forma ha conseguido poner a casi todo Grigori a su favor?" -pensó Etsuko con la mano izquierda en la barbilla. Los mismos pensamientos estaban en la mente de Yushiko y de Tirani.
El silencio se adueñó del salón, cada quien metido en sus propios pensamientos.
-Otra cosssa que debeisss sssaber esss que un dúo de chicasss de la iglesssia ha llegado a Kuoh -siseó Iris enroscandose bajo la mesa y dejando solamente la cabeza fuera.
-Otro problema más que añadir a la cosa. ¡Como si la situación no estuviera más enrevesada ya! -bufó Tirani con molestia.
Etsuko se puso en pie, cogió un monedero, se puso los zapatos y se preparó para irse.
-Voy a comprar algunas cosas para comer, hay que planear una estrategia durante los últimos días. Si salís, evitad al grupo de la iglesia y a Rías. Raynare y Mitelt, tratad de no salir y si lo hacéis, que sea solamente para ir a nuestro próximo cuartel general usando los circulos de teletransporte. Murayama y Katase, podéis hacer lo normal que siempre hacéis -ordenó la pelinaranja antes de salir.
El silencio se adueñó del salón, Tirani y Yushiko siguieron a la chica. Entre las tres reinaba el silencio, cada una metida en sus propios pensamientos.
-Chicas ¿Sabéis que he visto en Hawaii? -preguntó la pelirroja sonriente, guiñando el ojo derecho.
-¡A los Tapu! ¡Di que sí! -respondió Etsuko con estrellitas en los ojos.
-Maldita friki ¡Deja de decir tonterías y frikadas! -exclamó Tirani exaltada antes de echarse la mano derecha al rostro.
La pelirroja sonrió, había logrado el objetivo de distraer a sus amigas, al fin y al cabo, un momento de tranquilidad no era malo para nadie.
-No. Vi una enorme serpiente, Iris se fue de colegueo mientras yo destruía esa cosa. -Yushiko se echó las manos a la nuca, en su rostro había felicidad incalculable.
Entre conversaciones y risas, las tres llegaron al centro comercial. Allí compraron lechugas, zanahorias, carne de vacuno, entre otras cosas. De paso, también pararon en las tiendas de ropa, lugar donde crearon un caos tremendo con récord de hombres inconscientes por hemorragias nasales, y es que nadie resistía la sensualidad que esas tres chicas desprendían pese a que la peliazul y la pelirroja no poseían los atributos que tenía su amiga pelinaranja.
Cuando salieron del centro comercial, ya había anochecido aunque apenas eran las 7 de la tarde. Las calles principales estaban transitadas, la gente iba y venía del centro comercial o de los bares cercanos. El trío se dirigía a casa de la pelinaranja y tras unos cuantos semáforos tomaron un desvío a la derecha alejándose poco a poco de la transitada vía. Un sonido de pasos apresurados llamaron la atención de las tres, frente a ellas, saliendo de uno de los callejones estaban Matsuda, Motohama y Aika Kiryuu, los tres parecían estar huyendo de algo. Inmediatamente unas lanzas de luz, una de color morado, otra rosada y la última de color azul, impactaron en el cuerpo de los tres. Etsuko, Tirani y Yushiko se ocultaron tras un contenedor observando todo. Desde el mismo callejón aparecieron tres ángeles caídos, dos hombres y una mujer.
-Tres usuarios de Sacred Gear menos, Kokabiel-sama tendrá menos problemas. Aún así no me creo que Raynare fallara al extraer el Sacred Gear de esa monja inútil. -Mencionó uno de los hombres. Tenía el cabello rubio, era bastante alto, más que el promedio.
-Completamente de acuerdo, pero aún así los Gremory y los Sitri no serán problema, esos mocosos no tienen nada que hacer contra Kokabiel-sama -dijo la mujer, una de cabellos negros como la noche, un cuerpo normal pero un poco por debajo del promedio y sus pechos eran prácticamente inexistentes.
Yushiko se miró el pecho y mentalmente lo comparó con los de la caído.
-"Creo que ya sé cómo debe sentirse Etsu-chan teniendo los pechos grandes. Esa señora tiene mucho menos que yo" -pensó con algunas estrellitas en los ojos. Sus amigas la miraron con gotitas animes cómicas, aunque de inmediato recuperaron la seriedad
-La lástima es que la Excalibur que había en Hawaii haya desaparecido sin dejar rastro. Eso retrasará una semana el inicio del plan de Kokabiel-sama y de Valper Galilei -dijo el último hombre. Tenía los ojos cerrados, un sombrero ancho y vestía con un traje de mayordomo. Su aspecto era el de un joven veinteañero, su cabello era igual que el de la mujer, además de que era muy parecidos.
-Ugggh... -se escuchó un quejido, al parecer los tres estaban aún con vida. Eso llamo la atención de los caídos.
-Duele mucho... Pero, si debo morir aquí, desearía hacerlo... En brazos de una chica sexy... No de manos de... Una vieja plana... -quien dijo eso fue Motohama, el experto medidor de chicas.
-Estoy... De acuerdo con Motohama -habló Matsuda débilmente, respondiendo a su compañero.
-Hablad por vosotros... Yo voy a morir... A manos de... Dos hombres con penes microscópicos -mencionó la chica de gafas, aunque indirectamente apoyando a sus compañeros.
Eso enfadó a los caídos, de tal forma que les clavaron varias lanzas más. Las chicas se miraron entre ellas y tras asentir, salieron de su escondite. Etsuko tosió, lo que llamó la atención del trío de ángeles.
-Vaya vaya, un trío de ángeles patata -ironizó Tirani, sonriendo sarcásticamente.
-¡Hala! ¡Se parece a Kurodo Akabane! -exclamó Etsuko infantilmente, ganándose un coscorrón por parte de Tirani.
-Más seriedad, Etsuko. Más seriedad -le recriminó la mayor, sacando una gotita anime a los presentes
-Tienes razón, lo siento. Por si no lo sabían, esos tres eran compañeros nuestros de la academia -dijo Etsuko sonriendo amablemente, una sonrisa que indicaba una calma que precedía a la tempestad
Los caídos lanzaron unas cuantas lanzas que fueron fácilmente repelidas por el trío, Yushiko sonrió ante eso.
-Me pido a la plana -fue lo único que dijo, sus compañeras ni reclamaron, simplemente se encogieron de hombros.
-Pues Kurodo Akabane va para mí. -dijo Etsuko con su tono alegre.
-Pues vale, me quedo con el armario empotrado -se encogió de hombros Tirani.
Los enemigos no tuvieron tiempo ni para reaccionar a los comentarios de las chicas, antes de que se dieran cuenta ya habían sido eliminados y convertidos es simples plumas.
-Yushiko, eso que has dicho... !Ha sido épico y te ha quedado muy bien! -le felicitó la peliazul, dandole suaves golpecitos en la cabeza.
-Tirani tiene razón. ¡Ha sido genial! También el tono en que lo has dicho. -secundó Etsuko a lo dicho por su amiga.
-Es que soy muy badass -bromeó la pelirroja antes de recuperar la seriedad. Aún no habían acabado allí y todas lo sabían.
-¿Y bien? ¿Qué vas a hacer? -preguntó Tirani mirando seriamente a la pelinaranja, aunque ya sabía la respuesta pero quería confirmarla.
-Los incluiré en nuestro grupo, fui muy descuidada con estos tres. Se merecen una segunda oportunidad y de paso, podremos despejarnos un poco de labores. ¿Quien mejor para vigilar a Issei que sus mejores amigos? Lo mismo para Asia -meditó la chica sacando 3 peones e incrustandolo en el pecho de ellos.
-A Murayama y Katase no les hará mucha gracia tener a éstos dos. -Mencionó la peliazul-
-Lo sé, pero no podemos dejarles así. Aún si les reviviera pero los abandone, volverían a ser atacados. -le respondió Etsuko tras acabar el ritual.
Las tres crearon un círculo mágico en el suelo y aparecieron en casa de la pelinaranja. Todos se sorprendieron al ver que las tres aparecieron con unos cadaveres, especialmente las estudiantes de Kuoh.
-¡Reunión de última hora! Hemos escuchado una conversación muy interesante sobre Kokabiel mientras veíamos cómo 3 caídos usaban a estos como alfiletero -Tirani se sentó sobre Motohama como si este fuera un banco, sacandole gotitas animes cómicas a los presentes. Se encogió de hombros y se levantó para dejarle sitio a que Etsuko hiciera su labor.
-Recovery -las manos de la pelinaranja se recubrieron de una luz blanquecina, las heridas de Motohama se cerraron inmediatamente, luego hizo lo propio con los otros dos.
Entre todos pusieron a los tres correctamente en el suelo, esperando que despertaran. Katase y Murayama tenían rostros molestos. Etsuko las comprendía.
-Mirad, aunque sean unos pervertidos sin remedio ¿No creeis que se merecen una segunda oportunidad? Aunque... Debí darme cuenta de que sus Sacred Gear despertaron un poco y es lo que les hizo detectable para los caídos -se lamentó Etsuko agachando un poco la cabeza.
Las chicas suspiraron y asintieron, solo les quedaba resignarse a ello. De todas formas, ellas sabían como mantenerles a raya aunque fueran masocas, en cambio, con Aika no tenían problema alguno.
-¿Cuanto tiempo tenemos para que Kokabiel comience el plan? -preguntó Mitelt con la duda visible en su rostro.
-Una semana y un día -respondió Yushiko con bastante seguridad en sus palabras como si hubiera pensado la respuesta momentos antes.
-¿Es seguro que será en ese tiempo? -volvió a preguntar la caída-
-Completamente, podría especificar incluso a la hora que Kokabiel empezará a liarla parda. -le contestó la pelirroja sin ningún atisbo de duda.
-Si Yushiko lo dice, es creíble -dijo Tirani dandole unos golpecitos en la cabeza en señal de orgullo.
-Yushiko es la estratega entre las tres. Su campo de visión a la hora de hacer planes es muy amplio y en cuestión de segundos te saca cinco opciones para asegurar la victoria por muy en contra que esté la situación. Desde siempre ha tenido ese don -explicó la pelinaranja con tono de orgullo y admiración por la chica.
Yushiko se sorprendió un poco ante las palabras de sus amigas. Era la primera vez que ambas mostraban ese orgullo y admiración hacia ella ante los demás. No es que ignorara que ambas estaban orgullosas de ella, lo demostraban, sí, pero en privado, en esos momentos donde sólo eran ellas tres sin interrupciones de nadie. La chica se sonrojó un poco ante el halago, cosa que no pasó desapercibida por sus dos mejores amigas.
-La vida de éstos tres va a cambiar, dudo que lo acepten así como así. ¡No tenemos tiempo para que se pongan a nuestro nivel! -dijo Katase, más preocupada porque fueran un lastre, que por la futura situación que se daría.
Etsuko sonrió y negó con la cabeza, en clara señal de tranquilidad. Tirani se encogió de hombros y Yushiko simplemente asintió con la cabeza.
-Posiblemente sí que puedan ponerse a un nivel aceptable para la lucha que se avecina. Lo bastante como para defenderse de los ataques, e incluso defender a Rías y los suyos -respondió la pelirroja, mirando a Etsuko, la cual asintió- 2 horas, sólo bastará eso.
Murayama y Katase palidecieron un poco, Raynare alzó una ceja, Mitelt suspiró y negó con la cabeza.
- No resistirán, pobres de ellos. Es la primera vez que éstos dos me dan pena, al igual que Aika -murmuró la capitana del club de Kendo.
Unos quejidos les hicieron callarse, y mirar hacia los tres nuevos miembros del grupo.
- ¡Oh! Ya era hora de que despertaráis. ¿Habéis tenido un sueño plácido? -les preguntó la pelinaranja mirandoles sonriente.
Los tres comenzaron a hacer espavientos y a mirarse por todos lados en busca de heridas. Ninguno tenía cicatriz alguna.
-¿Qué sucedió? ¿Fue un sueño? -preguntó Aika, la primera en reaccionar, entre los tres.
Por otro lado, los chicos estaban babeando ante las chicas, aunque a cuatro de ellas las vieran en clases. Aika les dio un coscorrón bien dado. Al parecer, ese coscorrón sirvió para que los dos reaccionaran de la misma forma que Aika.
-¿¡Qué pasó con nosotros!? -preguntó Matsuda exaltado.
-¿¡Qué hacemos aquí!? -preguntó Motohama de la misma forma, querían respuestas inmediatas. Aika, se dejó guiar por el llamado 'instinto femenino' y de alguna forma sospechaba que lo que habían vivido no era un sueño.
Murayama suspiró, revoltosos incluso para pedir respuestas. Katase se echó la mano al rostro, Mitelt y Raynare ya tenían ganas de matar a esos dos, Tirani miró a Yushiko y se encogió de hombros, mientras que la pelirroja sentía que sería una de las únicas que tendría que aguantarles a tiempo completo, puesto que iría a segundo curso, por lo que pidió paciencia eterna.
-A ver, respondiendo preguntas por orden. Habéis sido perseguidos por un grupo de Ángeles Caídos, por poseer un Sacred Gear, o lo que es lo mismo, habilidades otorgadas por el Dios de la Biblia a los humanos como parte de un sistema para promulgar milagros en la Tierra. No puede haber más de un Sacred Gear del mismo tipo. Si un Sacred Gear es retirado del propietario, su poseedor morirá. Sólo los seres humanos o los híbridos de humanos nacen con Sacred Gear. Los Ángeles y Demonios pueden obtenerlos por la resurrección de un híbrido humano o humano como uno de los suyos.
Etsuko hizo una pausa para que la información les llegara. Tirani suspiró y negó con la cabeza.
-"3, 2, 1" -contó mentalmente, en breve habría jaleo y lluvia de preguntas.
-¿¡Qué!? ¿¡Cómo!? ¿¡Los demonios existen!? ¿¡Los angeles también!?! ¿¡Qué está pasando!? ¡Esto es una locura! -eran las preguntas de los tres, tal era el jaleo que algunas preguntas ni se entendían. Tirani carraspeó, mientras desprendía instinto asesino y sus ojos brillaban como dos faros. El murmullo cesó, más que nada, por miedo a lo que ella pudiera hacerles-
-Sigamos con la historia. Los ángeles caídos idearon una ceremonia para extraer y poseer un Sacred Gear de su usuario original. La razón por la cual los Demonios y Ángeles Caídos pueden poseerlos a partir de la conversión de humanos es porque Dios no previó la capacidad de reencarnación que desarrollarían éstos. Se dice que los Sacred Gears han existido desde el principio del mundo ya que éstas que eran creadas por Dios, han residido en los cuerpos de muchos humanos, entre algunos de los personajes mas famosos de la historia han poseído algunas de ellas.
El rostro del trío era de incredulidad absoluta, dudaban de lo dicho por Etsuko y la chica pelirroja que no conocían. No era para menos, decir que los demonios, ángeles y los caídos existian. Murayama y Katase les entendían, ellas pasaron por lo mismo.
-Nos estas diciendo que... ¿Hemos sido atacados por unos demonios que querían robarnos esos Sagres Gers, Sacred Gear o como narices se llamen? -preguntó Matsuda, ignorando completamente el hecho de estar rodeado de chicas.
-No. No han sido Demonios, han sido Angeles Caídos, y no, no habéis sido atacados, más bien, asesinados -respondió Tirani con toda la delicadeza del mundo, o sea, cero.
El trío palideció completamente, pensando en lo que eran, pensamientos que ninguno se atrevía a formular. No lo asimilaban, era algo demasiado increíble para ser real.
-Estamos soñando, ésto no puede ser real. Necesito despertarme. Es imposible que hayamos muerto si estamos hablando aquí -dijo Motohama, de rodillas y mirando al suelo.
-Si quieres, puedo ayudarte a despertar. -le dijo Tirani tronándose los nudillos y sonriendo de forma maliciosa. El trío palideció nuevamente y negaron frenéticamente con la cabeza y las manos.
El resto tenían gotitas anime cómicas ante la escena, Yushiko carraspeó llamando la atención de los presentes.
-Tirani-chan, deja de asustarles, por favor. Demasiado tienen ya los pobres. Etsu-chan, deberíamos dejarles ir. Mañana seguiremos con la conversación. Otra cosa más, ni una palabra a nadie... No querréis acabar en un manicomio ¿Cierto? -dijo tranquilamente, mientras se acomodaba en su asiento.
La pelinaranja asintió, los chicos suspiraron aliviados, antes de que Etsuko les entregara un folleto con un círculo dorado.
-Al contrario que la mayoría de círculos magicos existentes, éste no funciona con energía mágica. En caso de que tengais problemas con tíos alados, sólo tocad el folleto y decid mi nombre. Acudiremos enseguida a salvaros.
Con esas palabras, el trío de recién reencarnados se marcharon aún con demasiadas dudas, y sobretodo, con una incredulidad tremenda.
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Bueno, ¿Qué tal el capítulo? ¿Qué os parece Yushiko? ¿A que es adorable? Por fin se sabe algo más del pasado de Etsuko. ¿Qué será lo que esconde?
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