Peter Pan se encontraba frente a una puerta de color roja a punto de sufrir una embolia cerebral a causa de los nervios, y es que no era fácil mantenerse en calma cuando estaba a punto de conocer a sus suegros. Muchos dirían que estaba exagerando, pero es que a quienes iba a conocer eran las personas que habían traído al mundo a aquel extraño ser llamado Wendy Darling.

Sí. A la hiperactiva, ligeramente violenta, celópata, tierna, dulce, hermosa, extraña y ruidosa Wendy Darling. La chica de la que estaba enamorado.

Cuando por fin había reunido la suficiente confianza para llamar a la puerta, esta se abrió revelando ante él a una elegante mujer que lucía una cándida sonrisa y lo miraba con curiosidad.

—Hola, tú debes de ser Peter, el novio de Wendy, por favor entra.

—Con su permiso —Musitó el chico al tiempo que ingresaba a la vivienda. 

—Wendy aún se está arreglando, pero por favor, siéntate en la sala a esperarla y así podemos conversar, allí también está mi marido. —Ante aquello se tensó, después de todo, el padre era quien a la final daba el visto bueno a la relación. La señora Darling, dándose cuenta de la extraña expresión del chico agregó con una sonrisa —No te preocupes, todo irá bien... Por cierto, mi nombre es Mary y mi marido se llama George.

Peter aun un poco aturdido por cómo estaban sucediendo las cosas solo atinó a asentir.
Después de pasar alrededor de diez minutos hablando con los padres de Wendy, solo había llegado a las siguientes conclusiones:

1. Wendy era adoptada.
2. Wendy era un alienígena del planeta Rarezas
3. Wendy era un extraño experimento del gobierno que había salido mal.

Ya que como era imposible que aquella mujer tan calmada y sencilla, y aquel hombre serio pero cordial fueran los progenitores de su novia.

—¿Asi que este este es el novio de Wendy? —Preguntó un chico de aproximadamente 12 años que usaba un sombrero de copa. —¿Estás seguro de lo que te estas echando encima?

—Si —Contestó Peter con una pequeña sonrisa

—Bueno, espero que sepas lo que haces, por cierto, mi nombre es John

—Un gusto, yo soy Peter.

—¿Te gusta Wendy a pesar del relleno que mete en su brasier? —Soltó una nueva voz proveniente de un chico de aparentes cinco años haciendo que todos se quedaran en silencio de repente.

—¡Michael! —Gritó la señora Darling con estupor.

—Pero si es verdad, también tiene chocolates debajo de la cama y ronca

—¡Michael!

—Que haré con estos niños —Suspiró George Darling.

Con aquella escena, Peter sonrió con alivio por primera vez en la noche, después de todo los Darling eran una familia normal.

—¡Osito! 

Gritó una Wendy muy emocionada lanzándose a los brazos del pelirrojo hasta casi asfixiarlo.

—Hija, que poca clase ese gesto.

Al escuchar a su madre, Wendy se giró a mirarla con incredulidad.

—¿Mamá... Porque estas hablando tan formalmente...Y porque papá esta en actitud de padre de la Princesa Sofía?

—Queríamos causarle buena impresión a tu novio.

¿De que rayos estaban hablando?

—Mamá... Peter sabe como soy, así que no hay necesidad de fingir un encuentro normal.

—¡En serio! —Soltó el padre de Wendy poniéndose de pie.

—Menos mal... Ya me estaba cansando de actuar como la familia de Stuart Little.

—¡Porque no vamos a un Karaoke! —Propuso George Darling.

—O a un restaurante temático —Agregó Mary.

—Mamá y si mejor asustamos a los vecinos disfrazándonos de zombies —Dijo John acomodándose su sombrero.

Peter solo miraba con incredulidad el loco escenario que ahora presenciaba, para luego soltar un suspiro... Bueno, ellos eran la familia de Wendy.

Tendría que estar agradecido de que por lo menos su novia no fuera en verdad un Alien.