18. Una Cita con el Desastre
Adam estaba atónito, y cabe decir que muy pocas cosas lo dejaban en ese estado, pero ver como la chica frente a él devoraba dos docenas de cupcakes era algo realmente chocante. Y de hecho no era el único que se encontraba así, pues el camarero, que era John Rolfe, también se había quedado con la boca abierta al ver como desaparecían esos mini pasteles de la bandeja.
Mientras el chico no dejaba de analizar el cuerpo de la chica, tratando de identificar hacia donde se iban todos aquellos bizcochos, Bella, le dió una mordida al ultimo cupcake de la bandeja y procedió a mirar fijamente a Adam.
—Sabes, no es que me queje, de estos deliciosos cupcakes, pero me gustaría saber qué es lo que hacemos aquí —Comentó la chica luego de que el silencio que se había instaurado entre ellos desde que la arrastró hasta el café del 3-D, se prolongara mas de lo tolerable. Al notar que el semblante del chico seguía inmutable, ella continuó— Realmente aun no entiendo porque me compraste en la subasta, y sinceramente supuse que me dejarías tirada en algún lado a la mas mínima oportunidad y continuarías con tus asuntos.
En su interior, Adam se encontraba bastante sorprendido por lo directa que podía ser esa chica. Ella era una caja de sorpresas, unas veces tímida, otras temperamental, también frentera o dulce.
Y sin poder contenerse sonrió, dejando atónita a Bella que no había apartado la mirada de él.
—Esto es lo que se hace en una cita ¿no? —Soltó el chico, sin borrar la sonrisa— Llevar a la chica a un lindo lugar a comer.
Tal fue la sorpresa de Bella ante aquellas palabras que el cupcake que reposaba entre sus dedos fue a parar al suelo mientras su boca se abría de incredulidad.
—No es que me denigre, pero sé que no soy la clase de chica por la que los chicos hacen fila para pedirle una cita —Comentó la castaña con simpleza— Así que dime sinceramente de que se trata este asunto.
haceindo una mueca de fastidio, Adam se preguntaba donde había quedado la chica tímida que se escondía en la biblioteca.
—Digamos que unos "no tan amigos" míos te tienen en la mira, así que mientras resuelvo ese asunto lo mejor es que permanezcas conmigo.
Un silencio incomodo reinó entre ellos por unos instantes.
—Vaya, eso no me lo esperaba. —Musitó Bella suavemente.
—Y creo que lo mejor es que nos vayamos de aquí —Agregó Adam con seriedad mientras se ponía de pie y le ofrecía su mano a la joven.— Al parecer uno de esos "no tan amigos" míos están entrando aquí.
Luego de esas palabras Bella se vio literalmente siendo arrastrada por los pasillos del instituto de la mano de la "Bestia"
Vaya cita...
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—Flynn, ¿de quien es este vestido? —Preguntó tenuemente la chica de cabellera kilométrica mientras jugueteaba con parte del encaje del mismo.
El chico solo tragó grueso al verla vestida de aquella manera, y aunque le remordiera la conciencia por aprovecharse de la inocencia de la joven, nada le había quitado la imagen mental que se había creado de ella con un vestido de Maid al momento que anunciaron que el salón haría un Maid & Butler Café.
Y ahora la tenía frente a él luciendo como una autentica y original mucama, con guantes, calzas y gorro incluido.
—E-es, un diseño que hizo un amigo especialmente para ti. —Le respondió, y casi se muerde la lengua al decirle aquella mentira. La verdad era que había tomado "prestado" aquel vestuario del club de teatro.
—Pues, me parece muy lindo. —Agregó la rubia dirigiéndole una cálida sonrisa— Gracias por regalármelo.
¡¿Regalárselo?!...ahora sí que se estaba metiendo en un lío.
—E-eh, claro, si... Regalártelo.
¡Como haría para convencerla de que devolviera ese vestido!
—¿Y a donde vamos a ir? —Preguntó Rapunzel mientras se acercaba a la puerta del salón de Arte, que era el lugar en el que se encontraban.
—¡Vas a salir vestida así! —Exclamó el un poco sobresaltado.
¿En serio ella pretendía salir por ahí con el vestida de esa manera?
Una parte de si queria monopolizar aquella imagen de ella, y por otro lado... Ella realmente era rara.
—Está bien —Dijo Flynn mientras extendía su mano ofreciéndosela.— Vamos.
Ella coloco su mano sobre la de él y salieron juntos del lugar.
A pesar de la extraña vestimenta de la joven, Flynn se sentía orgulloso de llevarla de la mano, ya que muchos de los tipos que la miraban, lo veían a él con envidia.
—¡Oh por Dios tu Cosplay de Ayuzawa Misaki* esta genialísimo! —Gritó una chica morena con pinta playera que se acercaba a ellos a toda velocidad y miraba con adoración a Rapunzel.
La rubia miro confundida a la joven que se había detenido frente a ella.
—Aunque debo decir que tu hermoso cabello corta el efecto. Creo que un cosplay de Usagi de Sailor Moon te quedaría mejor —Parloteó la recién llegada sin detenerse a tomar aire, para luego lanzarle una mirada de suspicacia—¡Se dónde conseguirlo! —Y luego de esas palabras agarró a Rapunzel de la mano y se la llevó, dejando a Flynn mirando desconcertado el lugar por donde se habían llevado a su cita.
Eso nunca le había pasado...
¡Le habían secuestrado a su chica!
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Alicia Lidell estaba irritada... Y eso era peligroso.
Ver como el fantástico profesor Mad Hatter se hallaba rodeado de un montón de acosadoras la ponía de muy, pero muy mal humor.
Ella era extrovertida y directa, pero por primera vez deseo tener el don de intimidar que poseía Wendy.
—¡Oh Profesor Hatter!, ¿sería posible que nos mostrara sus abdominales? – chilló una de las tantas que lo rodeaban, ganándose el inmediato apoyo de las demás.
¡Solo ella podía ver los abdominales de él!
Sin poder contenerse más se acercó a aquel tumulto de cabezas huecas y llamó la atención de la pelinegra que había propuesto desnudar a su profesor favorito.
Cuando esta volteó le lanzó una mirada de desdén a Alicia, la cual solo mantenía una sonrisa en su rostro.
—Oye... ¿Te sabes el chiste de la Ardilla? —Le preguntó a la pelinegra.
—No —Le contestó esta, haciendo que Alicia sonriera siniestramente.
—Pues, ¡la que te pega con la rodilla! —Soltó la rubia al tiempo que pateaba a la chica en la pierna, quien de inmediato soltó un grito de dolor y se puso a llorar.
Luego tomo una escoba que se hallaba cerca y señalo al resto que quedaban.
—Y ustedes... ¿se saben el chiste de la gorrión? —Las chicas negaron con la cabeza y ella sonrió aún más—¡Pues la que se volvió loca y las persiguió! —Gritó ella para comenzar a blandir la escoba haciendo que las chicas salieran corriendo despavoridas.
Cuando estaba a punto de carcajearse a causa de la magnífica hazaña que había hecho, sintió como retiraban la escoba de su mano.
—Señorita Lidell, eso estuvo muy mal hecho de su parte —La reprendía el pelirrojo que le restaba la censura al regaño al exhibir una amplia sonrisa.
—Pero Profesor Hatter, es que los celos me estaban consumiendo al verlo rodeado de ese montón de acosadoras —Dijo ella haciendo un mohín.
El rió sonoramente, para luego tomarla de la mano con galantería y llevarlos hasta detrás de un árbol.
—¿Si le doy un beso, podría perdonarme? —Le susurró suavemente a la joven ocasionando que se sonrojara.
—Tal vez —Contestó Alicia con un puchero.
Seguido de esas palabras el poso un casto beso en los labios de la joven.
—Venga Mad... Dame un beso de verdad, eres mi novio. —Musitó descontenta la rubia.
—Aquí soy tu maestro, —Dijo este mientras se apartaba de la joven para proceder a alejarse del lugar.
—Como diga, Profesor Hatter... La verdad es que eso lo hace más emocionante. —Susurró Alicia levemente con una espléndida sonrisa decorando su rostro.
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No sabía cómo, pero Bella actualmente se hallaba atravesando el jardín de una casa desconocida junto a Adam, mientras escapaban de unos chicos con pinta de matones que los perseguían.
Ella se hallaba escudada por Adam y por primera vez se sintió abrumada por la altura del chico y sus anchos hombros.
Él soltó un suspiro y se giró a verla
—Creo que los perdimos —Dijo, para luego soltar un suspiro— Si estuviera solo, créeme que me hubiera encargado de darles algunos golpes y dejarlos internados en el hospital.
Bella debió sentirse horrorizada ante aquellas palabras, pero la realidad es que no, no lo estaba, por el contrario, sintió una especie de satisfacción al ver que él se contenía solo por cuidarla.
—Si quieres, puedes hacerlo, yo no te detendría —Comentó ella con sinceridad.
Él se vio sorprendido ante aquella respuesta.
—Pensé que serias una de esas cursis chicas pacifistas que no permiten siquiera que se mate a un mosquito.
—Bueno, yo uso mucho insecticida en mi casa.
Adam no pudo contenerse y sonrió.
—Vamos —Dijo tendiéndole la mano a la que ella se apresuró a tomarla, sin embargo al dar unos cuantos pasos, activaron los aspersores del jardín.
Empapándoles la ropa por completo.
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Por fin había llegado al lugar donde habían llevado a su cita sin embargo al ver el nombre del aula frente a la que se encontraba, Flynn se estremeció.
Club de Anime y Cosplay.
Se escucharon unas carcajadas provenientes del interior y se decidió.
Tomando una inspiración profunda, abrió la puerta que a su parecer lo transportaría a otra dimensión.
Y no se decepcionó.
La primera imagen que lo recibió fue de Rapunzel vestida con un largo vestido blanco etéreo con unos detalles en dorado, su hermosa y dorada cabellera recogida en dos coletas que caían con gracia. Además de su espalda salían una especie de alas blancas.
Un ángel...
Parecía un ángel.
—Definitivamente el cosplay de la Neo-Reina Serenity te queda perfecto —Musitó la misma chica que había arrastrado a su cita a ese lugar.
Al ver el rostro de Rapunzel notó que ella estaba un poco avergonzada y eso lo volvió a la realidad.
—¿Quieres irte de aquí? —Le preguntó a la rubia, quien de inmediato asintió y se pegó a él— Entonces vámonos —Luego de eso los dos salieron rápidamente del lugar.
Mientras caminaban todos se volteaban a verlos con curiosidad, pero Rapunzel parecía no ser consciente de la atención que atraía porque, con entusiasmo señalo un Stand donde vendían algodones de azúcar.
—Flynn, esas son ¿nubes rosadas? —Preguntó con excitación al tiempo que se giraba a verlo con aquellos inmensos ojos verdes cargados de inocencia que lo hicieron sonreír.
—Sí, vamos para que las pruebes —Dijo él mientras se encaminaban hacia el lugar.
—¿Pruebes?... Sse pueden comer? —Preguntó ella.
Era en serio, ¿esa chica estuvo viviendo encerrada o qué?...
—Sí y créeme te gustara —Le sonrió ladinamente de vuelta, a lo que ella sonrió sorprendiéndolo de golpe, ya que eran raras las veces en las que ella sonreía.
A pesar de todos los contratiempos su cita iba bien...
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Bella no sabía que pensar.
El último lugar en el que se imaginó estar, sería la casa de Adam Beaumont, pero si, ahí estaba.
Y aquella no era una casa cualquiera, era casi una mansión, nada parecido a su pequeña y acogedora vivienda. Y la decoración no era nada modesta, por el contrario, todo era tan elegante que la intimidaba.
Ella se encontraba contemplando un jarrón que gritaba "Rómpeme y no te alcanzará la vida para comprarme", cuando escuchó un carraspeo de Adam que buscaba llamar su atención.
—Espera aquí, voy a buscar unas toallas para secarnos —Dijo él al tiempo que se retiraba el buzo que llevaba encima quedando solo con una delgada camiseta blanca cuello en V que estaba totalmente mojada por el agua.
¡Oh mi Dios!
¿Cuál era la palabra que usaban Ariel y Aurora para describir a los modeluchos esos de Calvin Klein?
¡Violable!... Si, Adam Beaumont estaba violable.
...Andar con ese par la estaba corrompiendo.
—...Así que por eso es que no hay nadie más en casa aparte de nosotros dos —Concluyó el chico, haciendo que Bella volviera a la realidad, percatándose de que no había estado escuchando, pero sobre todo reaccionó a aquella última frase.
¡Como que no había nadie más aparte de ellos!
Antes de que pudiera abrir la boca para decir algo, el chico desapareció subiendo las escaleras, dejándola allí con un nudo en la garganta.
Ella comenzó a caminar por los alrededores y se encontró con una puerta semi abierta. Sin poder contener la curiosidad terminó de empujo la puerta, y lo que vio adentro la dejo petrificada.
Allí frente a ella se encontraba la más grande e increíble biblioteca que había visto.
—Esto es hermoso —Susurró suavemente sin atreverse a entrar, ya que aún estaba empapada y le aterraba mojar algún libro.
—A mí me parece un montón de papiros, pero tú eres la experta en libros —Habló una voz masculina a su espalda, y allí estaba Adam con una sonrisa torcida que lo hacía ver peligroso, pero no de la manera habitual. —Mis padres viajan constantemente, así que de cada viaje traen un libro más para la colección.
—Esto es un tesoro —Dijo ella volviendo, con adoración, la mirada nuevamente al interior.
—Te la regalo —Musitó él demasiado cerca, haciendo que se estremeciera.
—¿Qué cosa? —Contestó nerviosamente Bella.
—La biblioteca, te la regalo.
Ante aquello ella se giró bruscamente a verlo con expresión desconcertada.
—No, seas ridículo, como podrías regalar una biblioteca.
—Tu eres la persona ideal, ya que valorarías cada libro en esta enorme habitación —Dijo al tiempo que apartaba un mechón castaño del rostro de la joven— Eres bienvenida a este lugar cuando quieras, es tuyo.
Y Bella sonrió.
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Una emoción desconocida lo embargaba al ver el entusiasmo casi infantil con el que Rapunzel disfrutaba del algodón de azúcar que estaba comiendo.
—¡Flynn, esto se deshace en mi lengua! —Dijo ella con emoción— Prueba —Agregó al tiempo que le ofrecía un pedazo en sus dedos, a lo que el castaño acepto y abrió la boca para permitir que ella introdujera el dulce a su boca, y sin poder controlarlo, lamió parte del dedo de la chica.
—Delicioso —Comentó al tiempo que veía como ella bajaba la mirada un poco sonrojada— Como tú —Añadió mientras tomaba un poco del rosado dulce que se había quedado en la comisura del labio de ella.
Y realmente en ese momento quiso besarla. De hecho ya se encontraba inclinándose hacia los labios de Rapunzel cuando a lo lejos vislumbro a unos gemelos particulares.
Soltó un juramento y se alejó de una inexpresiva rubia que lo miraba con atención.
Aquel par solo auguraba malas noticias...
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