broken bottles.
Broken bottles in the hotel lobby
Seems to me like I'm just scared of never feeling it again
I know it's crazy to believe in silly things
But it's not that easy.
El cielo estallaba en colores sobre su cabeza y cada uno tenía un significado. Eran cosas que había aprendido en una de sus clases y era bueno que aún lo recordara, lo malo del asunto era que dentro de su corazón los colores brillantes y lindos no lo hicieran sentir nada, la explosión de colores que indicaba la celebración del año nuevo se apagaba en el agua de tristeza en donde estaba sumergido su corazón.
—Soy un poco difícil —le confesó a nadie en particular, todos estaban dentro en la fiesta mientras él estaba en el balcón jugando a ser nadie.
—Decir que solo eres un poco difícil es un chiste, pero de los malos, así como los de Junmyeon —dijo una voz a su espalda.
Una media sonrisa apareció en los labios de Jongin y se volteó para encarar al dueño de la voz.
Recibió a Sehun como quien recibe un regalo el 25 de diciembre. Sus manos se colocaron en su pequeña figura mientras las blanquecinas del menor sostenían su cara como si se tratara de la cosa más delicada.
Los roces suaves de labios transportaban los fuegos artificiales al interior de Jongin, pero una vez más las aguas de su corazón los ahogaban. Sus dos labios encerraban con cuidado el inferior de Sehun pero aún así no podía encerrar lo que el menor quería transmitirle. Podía sentirlo, pero era efímero como las chispas de las luces de bengala con las que solía correr alrededor de toda la calle antes de que estallara en el cielo el año nuevo.
Transportó sus manos hasta el rostro de Sehun y lo besó con más ahínco porque de eso se trataba todo, de intentar con fuerza. Así tal vez los fuegos artificiales que causaba Sehun podrían evaporar un poco de esa agua en donde constantemente se ahogaban el resto de sus emociones.
En el momento en que dejó entrar la lengua del menor en su boca, con sus dedos dibujó círculos en las mejillas calientes de Sehun. El interior de su boca sabía a champaña y a mentas pero el recorrido del sabor hasta su estómago se convertía en luciérnagas que jugaban a ahogarse, los choques de respiración eran solo choques pero la mente de Jongin buscaba el aire que algunas veces quería perder. Volverle los labios rojos a Sehun por la presión hacía que se sintiera vivo y que sus labios obtuvieran el mismo color, menos pálidos y menos muertos.
—Te amo —susurró entrecortadamente Sehun y Jongin lo besó con más amor.
Se imaginó en su mente como se verían desde lejos. Una pareja enamorada con los fuegos artificiales de fondo, siendo el beso la flama que los enciende.
Con el tiempo congelado podrían ser una pintura que refleja una perfecta escena.
Pero no eran eso.
Los tiempos habían sido malos, los tiempos aún eran un poco malos.
Y Jongin estaba roto y sus pedazos seguían resbalando de sus manos y cortandolo.
Cuando el beso acabó ambos se voltearon para contemplar el cielo, o por lo menos eso hizo Jongin, porque Sehun no podía dejar de ver el rostro calmado del mayor, tan tranquilo aunque sus ojos estuvieran humedecidos.
High hopes
When you let it go, go out and start again
High hopes
When it all comes to an end
But the world keeps spinning around
—Estás triste —le dijo Sehun y Jongin volteó a verlo para regalarle una pequeña sonrisa de medio lado. No era feliz, solo una sonrisa que hacía ver su tristeza más bonita.
—Estoy tan tan triste —admitió el mayor.
But the world keeps spinning
Yeah, the world keeps spinning around
Jongin acercó su mano abierta a Sehun y este hizo lo mismo hasta que se tocaron, sus dedos siendo solo un poco más largos que los de Jongin. Los entrelazaron y el rostro del mayor seguía igual de calmado y sus ojos igual de tormentosos.
—Estoy triste y me siento mal, siento que estoy estancado en esta tristeza que quema mi cuerpo directo desde mi mente, no estoy mejorando —admitió rompiendo un poco el corazón de Sehun—. Pero está bien, tengo grandes esperanzas.
Sehun rompió el contacto con Jongin y se dio la vuelta, metió la mano en el bolsillo interno de su chaqueta y sacó dos luces de bengalas de un tamaño no muy grande. Le tendió una a Jongin y entonces sacó de su cajetilla de cigarros el encendedor con sus iniciales que Jongin le había regalado.
Encendió la del mayor y luego la de él. Ambos observaron el montón de chispas salir de ellas con sus expresiones sombrías. Y si alguien los hubiera fotografiado en ese momentos hubiera captado exactamente la esencia de sus vidas.
—Lo siento —dijo Jongin en un tono bajo—. Por estar contigo y estar triste, pero está bien.
—¿Cómo puede estar bien? —preguntó el menor. Las luces de bengala se reflejaban en sus oscuros ojos y dejaban ver su miedo y duda.
—Está bien porque tengo grandes esperanzas —dijo Jongin y giró la luz de bengala, creando círculos como si fuera un niño—. Está bien no estar bien, tengo grandes esperanzas y a ti.
Humedeció sus dedos introduciéndolos en su boca y luego interrumpió el espectáculo de su pequeña luz de bengala.
—También te amo, Sehun, confía en mis grandes esperanzas.
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