JungKook llegó de repente un viernes por la noche a su casa, había sorprendido a TaeHyung con su visita.

Y como siempre, tenía una higanbana en sus manos.

TaeHyung lo dejó pasar con una sonrisa, invitándolo a cenar.

JungKook entró con confianza a su casa y ambos se sentaron se dirigieron a la cocina.

El azabache extendió el lirio y se lo entregó al castaño con mucho amor.

TaeHyung suspiro un par de veces, era ahora o nunca.

Tenía que hacerlo ya...

Y habló: ──Me gustas, JungKook, me gustas muchísimo. ── susurró con miedo, esperando una buena respuesta por parte del joven.

JungKook sonrió con tristeza: ──Lo sé ── declaró y TaeHyung se sorprendió ──, pero no podemos estar juntos.

El corazón de TaeHyung se rompió en pedazos ──¿Qué...? ¿P-por qué? ── cuestiona al borde de las lágrimas.

El azabache no quita su sonrisa triste y coloca una mano sobre el hombro del castaño ──TaeHyung... ── lo llama con delicadeza, temiendo de hacerlo sentir mal ──No estoy vivo, no soy real... ── susurra.