KAPITEL 56: NACHMITTAG DES KINOES
ALEXA
Tras probarme cientos de vestidos y perder la paciencia varias horas, por fin encontré aquello que buscaba. Con gran alegría, Hanna y yo lo celebramos tomándonos una buena copa de champán en un local distinguido donde no dábamos el perfil de ser clientas habituales. Varias caras tan estiradas como molestas, nos miraban como si fuéramos leones y estuviéramos en un circo. Éramos la atracción del momento, pero, para mí, podían besarme el culo porque lo único que me importaba era estar con mi amiga celebrando ese momento tan especial en la vida de una persona.
Colin parecía que el efecto "boda" le había afectado, porque comenzó a ver ropa por internet mientras que hacía la cena. En un descuido que él pensaba que no miraba, se puso a ver vestidos de novia que encajaban bien con mi estilo.
Vi como creó una carpeta y fue guardando enlaces a diferentes páginas y yo, cuando él se durmió, las fui mirando una por una. Lo que más me llamó la atención era que había guardado diferentes páginas de viajes y diferentes locales donde podían celebrarse bodas. En un cuaderno de notas, había apuntado diferentes ideas con los platos que me gustaban o como podría ser la tarta.
Con el corazón latiendo deprisa, miré el rostro de Colin mientras dormía sintiendo como la idiota mayor del reino. Había sido demasiado estúpida por haber perdido tanto tiempo sin apreciar lo que tenía a mi lado, pero, gracias a todas esas discusiones, nos habíamos fortalecido aún más y habíamos aprendido el uno del otro.
Y aunque no tenía prisa para casarme, no me desagradaba la idea, pero prefería esperar en el momento adecuado. Quería disfrutar de un tiempo en pareja más largo y conocer a Colin un poco más.
En cuanto a mi vestido, como bien conocía a mi bolita de pelos, decidí que la mañana de la boda iría a vestirme a casa de Hanna porque ella guardaría mi vestido. En cuanto a Robert, él dijo que se quedaría hospedado en un hotel cercano al piso de Hanna para no verla la mañana de la boda y darnos intimidad para vestirnos tranquilamente.
Mientras Hanna hablaba con Robert por teléfono, la veía nerviosa pero también muy feliz. Sus mejillas parecían arder de felicidad y, desde luego, le sentaba bastante bien aquel estado de dicha.
Cuando miré la hora, tuve que disculparme con Hanna porque tenía que volver a casa. Le prometí a Colin volver pronto porque quería pasar un día tranquilo conmigo y yo, por supuesto tenía las mismas ganas que él.
Con un gran abrazo, nos despedimos para volver cada una a casa. Con la idea del concierto en mente, comencé a maquinar alguna letra que sonara potente para poder tocarla con mi nuevo grupo. Doris me mandó un mensaje antes de salir de casa donde me dijo que mañana debíamos de quedar para comenzar los ensayos porque teníamos el tiempo justo. Yo le di la razón y, a un somnoliento Colin le costó digerir la información, pero terminó aceptando con una gran sonrisa.
Cuando entré por casa, un olor a tortitas me hizo dar un giro de alegría. Cuando miré la cocina, vi a Colin con un delantal sin camiseta y con unos vaqueros que le apretaban ese culito tan suculento que tanto me gustaba. Me acerqué sigilosamente y le abracé por detrás, diciéndole al oído:
-Y ahora tengo que besar al cocinero, ¿No?
-Puedes hacer conmigo lo que quieras, cariño.
Aquella propuesta era realmente tentadora pero no quería anular la tarde de cine que teníamos propuesta.En sus brazos nos dimos un largo y tierno beso mientras que sus manos acariciaban mi rostro. Los ojos metálicos de Colin me miraban como si yo fuera el más valioso de los tesoros.
- ¿Y dónde está ese vestido sexy que ibas a comprarte para la boda de Hanna?
- ¿Y quién te ha dicho a ti que va a ser sexy? -Le pregunté con los brazos en jarras.
-Porque todo lo que te pones en ese delicioso cuerpo lo hace sexy.
-Pues fíjate, yo soy de las que piensan que cuanta menos ropa tengas encima, mejor-Le dije mordiéndole la oreja cuando estaba despistado mirándome el escote.
Ambos comenzamos a reírnos mientras nos acariciábamos sin pudor alguno. Pero el olor de las tortitas hizo que tuviera que parar los pies a Colin porque si no moriría de inanición.
- ¡Hora de comer y luego cine!
Pero Colin cogió el plato de tortitas aprovechando su gran altura. Por mucho que saltara, no podía alcanzar el ansiado plato, entonces le pregunté resignada:
-Está bien, ¿Qué quieres a cambio?
Él pareció gustarle la pregunta y comenzó a maquinar algo en su mente. Cuando puso sus ojos de nuevo en mí, comencé a temblar:
-Quiero que te quedes en ropa interior por el resto del día.
Resoplé indignada y asentí aceptando el trato, pero él me dejó claro que el trato debía de hacerse en ese preciso momento si quería catar las tortitas.
-Sabes que me las pagarás, ¿Verdad?
-Te las pagaré como tú quieras, gatita.
Cuando por fin cumplí el trato, ambos pudimos disfrutar de una buena merienda.Esos momentos tan sencillos en compañía de Colin eran realmente especiales para mí. La película era una excusa que él maquinó para tenerme abrazada y protegerme ante aquello que me diese miedo o me asustara, pero también era una excusa para hablarme un poco de la relación de amistad que él tenía con mi hermano.
Colin se mostró paciente y contestó a cada una de las preguntas que le hice con total naturalidad, pero aún no me veía capaz de destrozar ese bonito día para hablar del tema de porqué dejé la música. Quizás más adelante se lo diría, pero, este momento tan especial no merecía ser roto por algo así.
Tomé la decisión que mañana iba a ser ese día y que le contaría absolutamente todo de mí. Él iba a conocer lo malo de mí y esperaba que no hiciera replantearse su relación conmigo. En sus brazos, acurrucada contra su pecho, podía sentirme a salvo como nunca antes y supe que, sin necesidad de abordar el tema, él no se separaría de mi lado nunca.
ÚLTIMOS CAPÍTULOS
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro