KAPITEL 51: EIN UNERWARTETER VORSCHLAG
Capítulo especial^^
HANNA
Después de una gran pelea donde creía que no volvería a ser todos amigos, ahora estábamos en el mismo punto que antes como si nada hubiera pasado. Los cuatro bebíamos y nos contábamos batallitas hasta dolernos la barriga de reírnos, incluso Alexa se había relajado en presencia de Adam.
Aunque él parecía deferente, había una cosa en la que no había cambiado: él la miraba como un hombre que estaba enamorado hasta los huesos, pero eso era algo que no podía fingirse u ocultarse. Eso lo sabía bien porque pasé mucho tiempo así, pero, como Adam no me miraba, nunca se dio cuenta.
Pero ahora mi vida estaba en su lugar indicado y tenía alguien que sí que me miraba de esa forma especial. Robert me había dado todo el amor que necesitaba y vivir con él era absolutamente maravilloso.
Miré el reloj y marcaban casi las doce de la noche, pero él no me había llamado ni una sola vez. Comenzaba a preocuparme demasiado, por lo que decidí volver a casa porque las ganas de fiesta se me habían quitado de golpe.
Me disculpé con ellos por irme, pero Alexa me dijo que también se iría así que no me preocupara porque ella también estaba cansada. Estuve toda la noche pendida del teléfono y eso creo que todos lo notaron.
Agradecí a Alexa su intervención y nos dimos un gran abrazo antes de que ella se fuera a su coche y yo caminara por las calles dando un paseo más que necesario.
Mientras que iba pensando en mis cosas y con los auriculares puestos, noté como un coche paraba cerca de mí. Cuando bajó la ventanilla, un Jordan sonriente me dio las buenas noches con sus habituales formas un tanto originales:
- ¡Oh vaya, encontré a la chica más bella de Londres paseando sola!¡Eso es tener suerte!
Comencé a reírse con aquella ocurrencia, pero dentro de la broma él parecía decirlo en serio. Apreciaba sus intervenciones casi divinas donde él me subía el ánimo con una destreza sobrehumana.
-Vamos preciosa, te llevo a casa.
En un principio iba a decirle de que iba sola mejor porque necesitaba pensar, pero, por el otro lado, necesitaba de la energía de Jordan para sentirme reconfortada. Cuando me senté en el coche, una ráfaga de música me dio la bienvenida:
-No sabía que te gustaba el rock...
-Soy una caja de sorpresas, nena.
https://youtu.be/eWXRintPmGQ
La música combinada con las bromas de Jordan creaban un gran bálsamo de tranquilidad que tanto necesitaba. Tenía la sensación de no querer volver a casa nunca y quedarme en aquel coche siempre para no enfrentar la maldita realidad. Temía que lo de Robert fuera más serio de lo que aparentaba, ¿Y si me había abandonado?
Ahora que las cosas pintaban tan bien, ¿Y si todo había sido la calma antes de la tormenta?
Quise desechar aquellas dudas delante del sonriente Jordan que me miraba de aquella forma tan tierna y divertida. Él parecía estar tan a gusto como yo con el aire revolviéndole su largo cabello. Le añadía un toque salvaje que no le quedaba nada mal.
No es que Jordan me gustase, él era un gran amigo mío, pero lo cierto es que me parecía muy atractivo, ¿Y a quién no?, pero estaba claro que no me interesaba cruzar la línea.
Robert era el tío perfecto para mí e iba a arreglar aquello que estuviera pasando en ese momento.
Inspiré con fuerza, enmascarando el sonido con la música y me di fuerzas para enfrentarme a lo que fuera necesario. Cuando Jordan paró el coche, el corazón me iba a mil por hora y más cuando él se giró en mi dirección, ¿Por qué me estaba mirando de esa forma?
-Ehm bueno, muchas gracias por traerme-Le dije con una gran sonrisa antes de abrir la puerta.
Jordan me tomó de la muñeca y yo me giré hacia él para ver qué le pasaba. Él se acercó a mi mejilla y me dio un beso con tanto cariño que casi se me salta el corazón de la impresión. Con una sonrisa realmente bonita, me dio las buenas noches:
-Espero que descanses bien esta noche, nena; y si me necesitas no dudes que vendré a velocidad supersónica a verte.
-Tomo nota-Le dije entre risas.
Y con la música a todo volumen, Jordan se fue por la carretera con esa aura entre sexy y divertido que le añadía un gran sex appeal. Desde luego, en otro tiempo quizás hubiera tenido algo con él porque era el típico novio-amigo perfecto con el que puedes reír y sentirte querida.
Cuando abrí la puerta de casa, todo parecía estar a oscuras, pero unas tenues luces podían verse a lo lejos. Cuando me fui acercando, varias velas encendidas me marcaban el camino hacia el dormitorio y sentí como algo gordo estaba tras aquella puerta entornada. Cuando abrí la puerta, Robert estaba con tan solo la ropa interior, una mesa con una cena de pinta más que deliciosa y una mirada carnívora que me hizo derretir en cuanto lo vi.
-Perdona por no contestar tus mensajes querida, pero te tenía una gran sorpresa. Espero no haberte preocupado-Me dijo con una expresión tan sensual que no podía enfadarme con él.
- ¡Tienes suerte que me gusten las sorpresas! -Le dije pinchándole un poco.
Él se acercó lentamente hacia mí y me cogió de la cintura para que cayera en la cama con él. Bajo su enorme cuerpo, él aprisionó mis brazos y comenzó a besarme con avidez mientras que mi cuerpo se ondulaba bajo el suyo. Él parecía estar tan ansioso como yo.
-No sabes las ganas que tenía que aparecieras por esa puerta. Esta noche es muy especial para ambos y no sabes cuánto...
- ¿Ah sí? ¿Tienes algo para demostrarlo?
El rostro de Robert se volvió más serio ante esa pregunta y yo comencé a temer haber dicho algo que no debía. Pero dentro de esa seriedad había nervios y una mirada cargada de un amor de verdad que me hacía sentir aún más especial. Bajo su cuerpo, yo me sentía más querida que nunca y su respuesta no tardó en llegar en forma de enigma:
-Tengo toda una vida para demostrarlo.
Lo miré sin saber bien a lo que se refería, pero entonces, teniéndome aprisionada bajo su cuerpo, rebuscó entre las sábanas y sacó algo de ellas que no podía ver bien, pero cuando lo puso frente a mí pensé que iba a morir de un infarto múltiple:
-La vida es muy corta y yo tengo prisa por vivirla contigo. Espero que me aceptes como tu esposo porque si no no saldrás nunca más de mis brazos.
Comencé a llorar sin poder creerlo con una alegría tan enorme en mi pecho que pensé que estaba soñando. Robert me sonrió con gran orgullo, besando mis mejillas cubiertas de lágrimas y abrazándome más contra su cuerpo. Estaba en una nube tan enorme y tan alta que parecía no tocar nunca el suelo.
Lo tomé por las mejillas y le di un beso tan apasionado que a Robert no le quedaron dudas cual era mi respuesta, pero él insistió que quería escuchar las palabras que tanto ansiaba que salieran de mi boca:
-Quiero casarme contigo y quiero estar entre tus brazos siempre.
Con una sonrisa que mostraba una pasión desbordante, Robert me dijo con un gruñido:
-Deseo concedido, cariño.
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