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KAPITEL 27: IMPULSE

Maratón día 1 (1/1)

COLIN

Salí de la habitación de Alexa porque temía que el diablo que me había poseído hiciera cualquier cosa indebida o pervertida con ella. Mi excitación era tal que podía subir por las paredes si me lo proponía o volar con las orejas como Dumbo.

Estaba en la sala de espera porque, según el médico que se ocupaba de Alexa, había convocado a diferentes amigos cercanos de ella para ver quién era compatible con su sangre.

Esperaba que le dieran ya el alta porque quería pasar más tiempo con ella a solas. Aquella desbordante pasión y ese agradable calor me estaba consumiendo lentamente.

Mientras que estaba sentada en el asiento, escuché la voz de una chica preguntar por Alexa en recepción. Era una chica de cabello rosado y parecía muy preocupada. Sus tatuajes eran evidentes y su estilo era llamativo como el de Alexa pero, por mucho que su estilo fuera de mi agrado, nada que ver con Alexa.

No sentía nada de atracción, de hecho, no había fémina que pasara por delante que me dieran ni ganas de mirarla. Más que una posesión, parecía un hechizo.

Aquella chica se sentó a mi lado y sacó el teléfono mientras que esperaba la llamada del doctor. Al verme a mí sentado me preguntó sorprendida:

- ¿Estás aquí por Alexa?

-Sí, soy amigo suyo-Quería decirle que vivía con ella, pero conociéndola...quizás eso le caía bastante mal.

La chica me miró extrañada y puso una expresión divertida, ¿Qué ocurría?

-Disculpa, pero Alexa no es que tenga amigos hombres; sólo tiene a Adam y parece que algún día vaya a matarlo. Pero parece que tú te llevas bien con ella.

No entendía como una mujer tan interesante como Alexa no estaba rodeada de gente que la apreciaba, aunque bien visto eso era mejor porque así era como tener un tesoro; pocos saben su valor y eso lo hace más especial.

Ella no apartó su mirada como si quisiera seguir preguntándome:

-Disculpa que sea tan grosera, pero me gustaría saber cómo conoces a Alexa.

-Oh bueno, soy alumno suyo de la academia donde ella da clase. Toco la guitarra y ella es mi profesora y bueno nos hemos ido llevando bien.

Aquella chica puso los ojos como platos y comenzó a reírse con fuerza. Las enfermeras que pasaban por allí se la quedaban mirando porque se supone que la sala de espera es para estar en silencio, pero opinaba que un poco de risa no hace malo a nadie.

Al ver mi expresión extrañada, la chica me preguntó:

- ¿No me digas que tú eres el famoso Colin?

Vale, ahora sí que estaba realmente sorprendido, ¿Acaso Alexa le había hablado de mí a alguien?

-Veo que tú también la conoces...

- ¡Claro!, hemos vivido juntas hasta hace poco-Dijo esto último con poco entusiasmo y visiblemente entristecida. Entonces recuerdo las razones por las que Alexa se fue de casa: un terrible malentendido que le costó una amistad.

La discreción siempre había sido algo innato en mí por ello decidí no hablar más sobre el tema. Ella se presentó y ambos seguimos esperando a que el médico nos llamara para confirmar qué sangre era la compatible con la de Alexa.

Mientras tanto, alguien más llegó a la sala y vi como la chica de pelo rosa se levantó sobresaltada, marchándose al exterior del hospital. Cuando levanté la vista, me tropecé con el tipo rubio de la academia donde trabajaba Alexa; el mismo tipo que se estuvo viendo con Sarah.

Comencé a respirar hondo porque no deseaba que la ira me saliera despedida como un huracán. Jordan tenía razón; ese tío no sabía que Sarah estaba con otro así que no podía culparlo.

Aquel tipo me preguntó de forma amigable:

-Perdona, ¿Estás esperando por los análisis de sangre para lo de Alexa?

-Sí; estarán en breve-Le dije de forma cortante.

Ese tipo me conocía porque me había visto con Alexa cientos de veces en la academia. El mundo a veces es tan pequeño que no te esperas con quién va a engañarte tu novia de toda la vida.

Entonces, el doctor salió de la habitación de Alexa y dio los resultados del análisis.

- ¿La señorita Hanna?

Nada más mencionarla, ella entró corriendo a la sala de espera con el rostro más triste y preocupado que antes. El doctor cuando la vio le dijo:

-Usted es compatible con la señorita Alexa así que le realizaremos una trasfusión de sangre con los tubos que le hemos extraído. Necesitamos que se quede por si requerimos un poco más de su sangre, ¿Está de acuerdo?

-Sí por supuesto; me quedaré lo que haga falta.


Ella no se volvió a sentar, más bien parecía estar huyendo de aquel tipo rubio. Ambos parecían tensos en la presencia del otro y entonces respiré aliviado cuando Jordan entró a la sala de espera. Y como no, sus comentarios mordaces no tardaron en salir:

-Joder Colin tío, deja alguna mujer decente para los demás; últimamente andas rodeado de auténticas bellezas-Dijo mirando a aquella chica que ahora tenía una débil sonrisa gracias a la broma de Jordan.

Pero en cuanto vio a Adam, la diversión se atenuó ligeramente, pero Jordan sabía fingir bien. Mirando mi cara sabía perfectamente de quien se trataba, pero al ver que yo estaba tranquilo, entonces se relajó.

La chica parecía inquieta y entonces la galantería de Jordan hizo de las suyas:

- ¿Le ocurre algo, señorita?

-Oh no es nada, estoy un poco nerviosa; eso es todo.

- ¿Desea que le traiga algo de beber o de comer?

-Oh no, no quiero ser molestia de verdad, se lo agradezco mucho.

Jordan le sonrió y ella le correspondió con una sonrisilla que intentó tapar con su mano, ¿Qué mierdas estaba haciendo Jordan?

-Para mí es un auténtico placer ayudarla; llámeme Jordan.

-Hanna-Dijo ella mientras estrechaban sus manos en modo de saludo.

"¿No hay como una sensación de que estoy sobrando en este pasillo en este preciso momento?"- Me pregunté a mi mismo en silencio, pero viendo lo bien que comenzaban a llevarse esos dos, preferí no meterme y cortarles el rollo.

Tras un buen rato en silencio viendo como esos dos charlaban animadamente, el médico vino a vernos y nos dijo:

-A la señorita Alexa vamos a darle ya el alta, así que ya puede irse a casa.

"El alta" esa frase que deseaba escuchar y que tanto ansiaba que ocurriese. Deseaba la calma del hogar y la soledad de aquellas paredes para que Alexa y yo tuviéramos más que palabras.

Entonces, todos entramos a la habitación como si de una estampida se tratase, pero yo sonreí al pensar que con el que se iría sería conmigo.

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