KAPITEL 18:AUS MEINEM HAFENHAUS!
Una de mis fotos favoritas de Alexa(L)
Maratón día 2 (1/2)
ALEXA
Tras ese ensayo de locura tan genial que tanto Colin como yo disfrutamos como niños, decidimos hacerlo más a menudo para comenzar a componer. Aún no le había propuesto lo del grupo porque tenía que hablar con el resto para saber si estaban o no de acuerdo con mi decisión.
Iba por la calle con una gran sonrisa de satisfacción no solo por haber animado a Colin sino por haber creado tal maravilla de canción juntos. Estaba ansiosa por enseñársela al resto para así convencerse que yo tenía razón.
Al llegar a casa eran más de las ocho de la tarde, por lo que Hanna debía de andar por allí y no estaba equivocada. Lo que no pensaba era encontrarla en el estado en el que estaba. Ella estaba abrazada a una botella de vodka llorando desconsoladamente con la cara cubierta por su pelo rosa. Al oír la puerta de casa cerrarse, me miró con su rostro profundamente marcado por la rojez de sus ojos y mejillas. Corrí hasta ella y la abracé con fuerza sin explicarme qué maldiciones había pasado, pero ella no tardó en explicármelo todo:
-No puedo olvidarlo Alexa; amo a Adam por encima de cualquier cosa. Lo quiero para mí, sé que es un cabrón, pero lo adoro. No sé qué más hacer, lo peor de todo es que jugué con un chico estupendo que quería hacerme feliz pero que no es lo que yo buscaba porque, simplemente, no es Adam.
-Mierda Hanna...-Le dije mientras la abrazaba. Estaba hasta arriba de mierda y ambas lo sabíamos bien. Adam nunca fue hombre de una sola mujer o de comprometerse con nadie por eso como novio dejaba mucho que desear. Pero Hanna parecía estar empeñada en eso y yo, por mucho que intentara impedirlo, ella era más tozuda que yo.
Solo pude decirle:
-Sabes que hagas lo que hagas no voy a juzgarte. Eres dueña de tus decisiones y, elijas lo que elijas, voy a quererte igual y voy a apoyarte igual. Y sabes que puedes llorar sobre mi hombro siempre que quieras.
Ella asintió soltando la botella y secándose las lágrimas con su blusa. Estaba claro que iba a necesitar mi apoyo...
Mi teléfono comenzó a sonar y yo fui hasta mi bolso para cogerlo. La voz de Adam venía en el momento más equivocado e inoportuno:
-¡Panterita, vente al bar de siempre que tenemos que celebrar lo del concurso!
-No me apetece salir, he trabajado todo el día no como otros que se tocaron las narices a dos manos.
La risa estridente de Adam me hizo hervir de rabia porque mi amiga estaba llorando por ese idiota y él no lo sabía.
- ¡Vamos, que no te arrepentirás!, prometo compensarte tus esfuerzos hermosa...
-Métete por el culo lo que dijiste: no voy a salir porque no me da la gana, Adam.
En cuanto mencioné a Adam,Hanna levantó la vista hacia mí y comenzó a suplicarme por ir. Ella deseaba ver a Adam pero yo no lo veía como algo factible debido a su estado de nerviosismo. Pero ella insistió tanto que tuve que decirle a Adam que Hanna y yo íbamos para allá en un rato. Y como no, el estúpido de Adam estaba feliz hasta reventar.
Tras más de 40 minutos arreglándose, Hanna salió de su cuarto más arreglada y guapa que nunca. Si Adam no le proponía matrimonio, desde luego cualquier hombre en su sano juicio lo haría.
Ella era encantadora, guapa, trabajadora y con las ideas claras. Era una persona buena y excelente que merecía ser feliz al lado de alguien que mereciera la pena y ojalá esta noche lo encontrara. Mientras caminábamos hasta el bar cercano a casa donde habíamos quedado, le recé tanto a cupido que si de verdad existía me había puesto en la lista negra. Pero por Hanna, me daba igual tener mala suerte en cuanto encontrar a alguien porque yo si toleraba la soledad.
Mientras caminábamos por la calle, prácticamente todas las miradas iban a parar a mi querida amiga peli rosa y yo estaba orgullosa de pasear de su brazo. Lo peor de todo es que ella debía de pasar el trago de decirle a Robert que lo suyo no iba a ir a ningún lado pero que le caía bien. Ella deseaba conservar su amistad pero eso nunca funciona cuando una de las partes está interesada en algo más.
Al entrar en el bar me sorprendió que estuviera medio vacío pero lo prefería así. Los ojos brillantes de Hanna parecían piedras preciosas con vida propia cuando miraba a Adam pero él solo tenía ojos para mí. Al menos daba gracias de que mi amiga no se daba cuenta del juego de aquel desgraciado.
Nos sentamos en la mesa con ellos y comenzamos a pedir la primera ronda de copas. Doris no paraba de hacer sus típicos comentarios cargados de humor, Adam se reía mientras echaba ojeadas a diestro y siniestro, Hanna escuchaba en silencio sin apartar la vista de Adam y yo simplemente escuchaba a todos y hacía percusión con las pajitas de mi bebida para pasar el rato.
Entonces dos nuevos clientes entraron al local y vi como Adam se volvía más serio y reservado de repente. Me fijé en aquellos dos hombres que pedían en la barra y sus pintas no me decían precisamente cosas buenas acerca de ellos. La vista de ambos reparó en nuestra mesa, dedicándose una risa y viniendo en nuestra dirección con sus copas en las manos.
No sabía el motivo pero notaba el ambiente cargado y temía que algo fuera a pasar: algo realmente malo.
-¡Eh Adam tío, estás perdido!
-Que va, sólo ando ocupado trabajando-Dijo Adam muy serio, pero aquellos dos tipos siguieron hablando como cotorras exasperantes. Pero lo que más me incomodó fue como me miró uno de ellos:
-Anda tío pero si esta es la tía que te tiraste la semana pasada. Joder, está más buena en persona que en foto, ¡Qué cabrón!, se las busca feas,¿eh?
Yo me quedé pálida pero al mirar a Hanna no pude descifrar su expresión totalmente pasmada de su cara. Adam debía de inventarse una buena para que solucionase la situación:
-Eh tíos no me tiré a Alexa...no digáis tonterías...
-Pero si nos enseñaste la foto...qué buenas tetas...
Entonces uno de los tipos sacó el móvil con una foto mía desnuda durmiendo. Cualquiera que viera esa foto se pensaría que Adam había pasado la noche conmigo pero esa no era la realidad. Di un golpe en la mesa y encaré a Adam:
-¡¿CÓMO COÑO TIENES UNA FOTO MÍA DESNUDA?!
Adam parecía realmente avergonzado y esos tipos, al ver como se estaba liando la cosa, decidieron marcharse del local para dejarnos pelear a nuestras anchas. Dios mío, Hanna parecía conmocionada y yo no sabía qué decirle.
Adam tampoco explicaba nada y eso no me ayudaba. En cuanto a Doris, se limitaba a mirarnos en silencio, en especial, a Adam.
Finalmente, Hanna se levantó de la mesa con esa expresión extraña y me dijo con una extraña tranquilidad que me heló la sangre:
-Alexa, quiero que hagas las maletas y te vayas de mi casa y quiero que sea ahora. No quiero que te quedes un solo día en mi casa; no mereces ni mi hospitalidad ni mi amabilidad y mucho menos mi amistad.Qué os vaya bien-Dijo con la voz rota mirándonos a Adam y a mí.
Cuando ella salió del bar yo fui tras ella pero no atendía a mis llamadas. Finalmente la pude alcanzar obligándola a pararse.
-Hanna, de verdad que todo eso es mentira; Adam y yo no tenemos nada. Esa foto no sé de dónde mierdas se la sacó pero yo no me acosté con él.
-¿Sabes qué? Ya no creo una sola palabra de ti. Pensaba que podía confiar en ti, que podía contarte acerca de mis sentimientos pero lo aprovechaste para ligarte al único tío que me ha gustado de verdad.
-¿Cómo puedes pensar eso de mí?, se supone que somos amigas-Le dije realmente molesta. Entendía que ella estuviera enfadada pero que me acusara así sabiendo como yo era, era inaceptable.
Hanna se limpió las lágrimas de rabia que brotaban de sus ojos, dirigiéndome la última puya de la noche:
-Éramos amigas y ahora me voy. Espero que por la mañana no te encuentre en mi casa.
Y entonces se marchó a paso rápido dejándome fría y sola. No sabía a dónde ir ni qué hacer; me sentía hundida y humillada. Sabía que Adam sería el primero que me propondría pasar una temporada en su casa pero eso era una idea terrible además de que Hanna pensaría que era verdad que él y yo estábamos juntos.
Con el móvil en la mano, solo se me ocurrió una persona que parecía ser neutra en este asunto. La única que podía ayudarme. Me decidí a llamarle personalmente y no tardó en contestar:
-Colin...ayúdame.
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