Capítulo extra babis,¿El motivo? Pues el tener unas lectoras tan excelentes como vosotras, que lo disfruteís💗

COLIN

Sarah y yo íbamos en el coche con un aspecto realmente elegante. Cualquiera que nos viese pensaría que hoy era nuestro aniversario y que íbamos a celebrarlo con una cena elegante y romántica. Pero nada más lejos de la realidad: iba a poner a prueba a la mujer de mi vida y temía descubrir lo que aguardaba ese pequeño trasto que siempre tenía entre manos.

Jordan lo había planeado absolutamente todo, incluso la mesa donde íbamos a sentarnos. Sería la mesa más alejada del baño y más escondida para que tuviera tiempo extra para colocar el programa dentro del móvil de Sarah.

Por lo que me explicó Jordan, había entrado al sistema del restaurante y lo había programado para una reserva exclusivamente en esa mesa para así que nadie nos la quitase. En cuanto al topo que había en el baño era una gran amiga de la facultad, una profesora de informática como él que trabajaba en su mismo departamento.

La pobre mujer fue engañada durante mucho tiempo y además cuando iba a casarse por lo que ella entendía mi causa y mis dudas por eso se ofreció a ayudar. El agradecimiento que sentía hacia ella y Jordan era ilimitado.

El tráfico era extrañamente fluido lo que me indicaba que las estrellas se habían alineado a mi favor. En cuanto a Sarah, se la veía ilusionada y feliz, pero yo no tenía ganas ni de verle la cara.

-Colin, estás muy callado. Sé que no eres muy hablador, pero hoy menos que nunca no dices una sílaba.

Apreté mis manos alrededor de mi volante y sonreí forzosamente. No quería levantar sospechas y mucho menos que me preguntara Sarah acerca de mi comportamiento porque estaba luchando contra mí mismo para evitar gritarle como un loco.

-No te preocupes, simplemente estoy cansado de toda la semana, pero ya es viernes así que el fin de semana me servirá para descansar.

La mano de Sarah se puso en mi muslo, clavando sus uñas en él. Su voz seductora comenzó a susurrarme:

- ¿Sabes?, creo que este fin de semana no vas a descansar...

En otros tiempos, ese gesto hubiera bastado para aparcar el coche en un lugar oscuro y apartado de la vista de los transeúntes para poder hacerle de todo a mi querida Sarah, pero, en estos momentos, sólo deseaba que esa mano que a saber a quién había tocado se la metiera por donde le cupiese.

Pero debía de fingir así que tomé su mano entre la mía, sintiendo como algo dentro de mí se quebraba. Yo no era de llorar, pero, en esos momentos, el corazón lo tenía tan roto que era lo único que me apetecía hacer.

El micrófono que tenía en la oreja me permitía escuchar a Jordan, que nos seguía justo detrás de nosotros de forma nada sospechosa. Él podía escuchar todo lo que hablábamos y, de vez en cuando, alguna maldición salía de su boca:

-Colin tío, recuerda no flaquear; debes tener amor propio y pon la mejor cara que puedas. Te prometo que todo esto acabará pronto.

Yo asentí en silencio dándome fuerzas. Al ver el cartel del restaurante sentí como un peso se quitase de golpe de mi interior porque eso significaba que pronto sería libre de una forma u otra, porque eso es lo que hace saber la verdad; aunque duela nos libera a todos.

Aparqué el coche y ambos bajamos de él tomados de las manos. el maître pronto nos atendió y nos colocó en la mesa que Jordan me dijo. Ambos nos sentamos y miramos atentamente la carta, pero mis ojos de vez en cuando se posaban en Sarah, sintiendo como una bola en el estómago se iba formando poco a poco.

Tras pedir champán y varios platos para empezar, Sarah me miró con intensidad como cuando quiere jugar conmigo:

-Me encanta lo guapo que te pusiste para mí-Me dijo con su mohín seductor y yo le respondí con una sonrisa que escondía mi angustia.

-Bueno, puedo decir exactamente lo mismo de ti.

Sarah comenzó a reírse como una colegiala cuando el chico que le gusta la piropea en el patio del recreo. El camarero no tardó en traer los primeros platos, lo que hizo que tuviésemos unos momentos silenciosos que me venían bien para calmarme.

Entonces, de pronto Sarah se levantó y se disculpó para ir al baño. Yo me quedé un poco extrañado y entonces Jordan habló:

-Digamos que a esa zorra le queda un rato en el baño; se ha tomado un cóctel de tito Jordan.

- ¿Qué mierda le has echado en la ensalada?

-Tío tanta dieta es mala, al final el tránsito te lo jodes.

Comencé a reírme de aquella idiotez, pero Jordan me confesó que le había echado un laxante en la ensalada para que tardase un buen rato y tuviese tiempo de sobra para colocar el programa dentro de su móvil. Nuestra aliada estaba en el baño por si yo no hubiera acabado de colocar lo necesario en el teléfono de Sarah; debía de ser rápido.

Conecté el móvil al USB y comencé a teclear el código que Jordan me dictaba. Entré en una especie de menú donde se descargó una especie de aplicación que se quedaba oculta en un segundo menú que era invisible para ella, pero no para Jordan. Entonces, él me dijo:

- ¡Tío, estoy dentro, esto ya está hecho!, voy a avisar a mi colega para que se retire. Deja el móvil donde estaba y respira hondo. Debes de terminar la cena lo más tranquilo que puedas y yo iré mirando lo que esconde esta pequeña arpía.

Tras cerca unos 15 minutos más, Sarah salió del baño con una sonrisa de disculpa y yo intenté no reírme por el plan de Jordan para "deshacerse" de ella.

-Discúlpame cariño, una pequeña emergencia, pero ya estoy aquí.

Asentí en silencio y ella siguió comiendo. A pesar de tener el estómago cerrado por culpa de la incertidumbre de no saber lo que se esconde dentro de ese móvil que tenía justo delante, debía de fingir lo mejor posible como Jordan me dijo. Entonces, su voz se escuchó con cierta incomodidad:

-Tío...no te va a gustar lo que he encontrado...Esto...esto es chungo de verdad.

Me levanté de la mesa para ir al lavabo y así hablar con mayor tranquilidad. Entonces le pregunté:

-Dime lo que hayas encontrado y dímelo ahora.

-Tío...esto es más que una simple infidelidad; está claro que a tu novia nunca la conociste porque esto...esto es jodidamente una locura.

No me bastó una palabra más para saber que estaba en lo cierto. No sabía que más había hecho, pero al menos sabía que era cierto que ella me había engañado y que yo debía acabar cuanto antes con todo esto.