Capítulo 5.- Batalla
Hidra: ¡Sofía! ¡Abre la maldita puerta antes de que la tire de una patada!
Sofía: ¡No!
Hidra: ¡Hazlo antes de que me hagas enojar!
Sofía: ¡Olvidalo!
Hidra: ¡Muy bien, tú lo pediste!
Ya había amanecido, la luz del sol iluminaba plenamente desde el cielo, las personas ya estaban trabajando para poder llevar el sustento a casa, e Hidra intentaba sacar a una de sus antiguas compañeras de clase de su habitación.
Él se enteró gracias a las sirvientas, quienes en un principio eran las encargadas de despertarlos, que varios de sus antiguos compañeros se habían atrincherado en sus habitaciones y era él quien los había sacado. Sofía era la última que seguía en su cuarto.
Luego de su última advertencia, Hidra tomó distancia, tanta como pudo, y cargó hacia la puerta. Atravesarla no le representó ningún problema, a pesar de haber sido reforzada con sillas y sillones como barricada.
Sofía: ¡Ahhhh! -Grito desde la cama, escondida entre las sábanas.
Hidra: Ya no hagas borlote, estoy fastidiado. -A paso calmado se acercó a la cama y la sacó de ahí.
Después de que Hidra le quitara a Sofía su última línea de defensa, la cargo en su hombro y salió de la habitación, donde había una sirvienta atestiguando.
Hidra: Perdón por lo de la puerta, después lo arreglo.
Sirvienta: N-no se preocupe Hidra-Sama, solo hace falta que se lo notifique a la reina. -Respondió nerviosa.
Hidra: Ok. -Sin darle más importancia al asunto, se retiro hacia el comedor donde estaba el resto de los invocados.
Mientras avanzaba por los pasillos ignorando los golpes, patadas y mordidas de Sofía, agudizó el oído cazando rumores de pasillo, hasta que encontró una presa potencial.
Sirvienta: ¿Te enteraste? Anoche encontraron a la guardia personal de la gran señora tirados en los pasillos con expresiones de terror. -Le comentó a una de sus compañeras.
Sirvienta: ¿Se habrá infiltrado algún asesino al castillo? He escuchado rumores de que el rey enano estaba molesto de que todos los héroes fueran traídos aquí. -Respondió ansiosa por lo extraño del asunto.
Sirvienta: No, mi esposo es uno de quienes los encontraron y dijo que todos estaban vivos, pero que cada cosa naranja que veían los asustaba.
Sirvienta: ¿De verdad? Eso es extraño. -Ahora estaba confundida.
Sirvienta: Y no sólo eso, dice que decían cosas sobre una cosa llamada... ¿Fanatoria? No recuerdo bien que me dijo.
Sirvienta: Espero que todos los héroes estén sanos y salvos, a diferencia de la gran señora no sabemos si pueden cuidarse solos.
Sirvienta: Los rumores dicen que son tan fuertes como veinte personas, así que no creo que haya problemas. -No le dio importancia a su seguridad.
Sirvienta: ¿Por cierto, ya te mencioné que estoy en cinta?
Sirvienta: ¡¿De verdad?! -Preguntó emocionada.
Hidra: (Bien esto ya no me interesa.) -Se dijo a sí mismo.
Habiendo terminado la conversación que era del interés de Hidra, y habiendo llegado a la entrada del comedor, dejo de escuchar a la distancia y se concentró en lo que tenía en frente.
Dando los últimos dos pasos que quedaban hasta estar frente a las puertas, bajo a Sofía de su hombro, la cual parecía resignada ante la situación.
Hidra: Sé perfectamente cómo te sientes, y sé que nada de lo que diga te hará sentir mejor. -Bajó un poco la cabeza para estar más cerca de ella, pues él era algo más alto que ella.
Sofía: No lo sabes ¿Cómo un estúpido dragón se va a sentir igual que yo? -Su molestia era claramente notoria.
Hidra: Yo no pedí esta vida, tampoco este cuerpo, pero aprendí a soportarlo.
Sofía: ¿Como? -Por su expresión parecía querer una respuesta con desesperación.
Hidra: ... Viviendo y haciendo cosas que nunca habría hecho, y de las que aún me arrepiento. -Habiendo dado una respuesta, abrió las puertas del comedor.
Al entrar ellos, todos les dirigieron la mirada. Los invocados estaban sentados obedientemente en sus asientos porque cada vez que alguno de ellos intentaba ponerse de pie, Laura y HI, quienes estaban recargados en lados opuestos de la habitación, gruñian para disuadirlos de hacerlo, cosa que funcionó de maravilla.
Tanto Hidra como Sofía caminaron en silencio hasta sus asientos y se sentaron. Mientras lo hacían, Laura y HI también caminaron hasta llegar con Hidra. HI inmediatamente se convirtió en una nube de humo negro y entró en el cuerpo de Hidra apareciendo como un cráneo en su hombro izquierdo, mientras que Laura apoyó sus brazos sobre la cabeza de él.
Hidra: ¿Qué quieres? -Preguntó con molestia.
Laura: No sé. ¿Qué quiero? -Preguntó con tono burlón y sarcástico.
Hidra: Joderme la existencia.
Laura: ¡Wow, deberías trabajar como adivino! -Su tono de alegría no podía sonar más fingido, y el que intentase arrancarle cabello no hacía su actuación más real.
Hidra: Parece que quieres tocar ese tema. Yo no quiero tocar ese tema. ¿Tú quieres tocar ese tema?
Laura: ... -En lugar de responder, siguió tirando de su cabello.
Hidra: Parece que quieres tocar ese tema. ¿Tocamos ese tema enfrente de todos?
Laura: ... No, lo siento. -No dijo nada más antes de volver dentro del cuerpo de Hidra.
Todos tenían la duda sobre qué tema era el que hablaba Hidra, tema que Laura no quería tocar al punto de huir de la escena. Pocos querían preguntar realmente de qué hablaban, pero al final, luego de pensarlo lo suficiente, abandonaron la idea.
Lo único que se escuchaba en la habitación era el sonido de los cubiertos golpeando la vajilla, señal de que todos comían. Nadie decía palabra alguna y eso volvía el ambiente pesado, lo que los tenía bastante incómodos.
Hidra podía con ello, no cabía duda, usualmente era alguien indiferente, pero cierta parte de él no era igual.
Laura: (¡Andale H, no seas malo!) -Sin que nadie lo supiera suplicaba a gritos.
Hidra: (Olvidalo, que molestia.)
Laura: (¡Anda H, por favor!)
Hidra: (Van a hacer preguntas que no quiero responder y de las que no quieren saber la respuesta.)
Laura: (¡Andale H!)
HI: (¡H YA HAZLO, QUE SE CALLE!) -Se metió repentinamente en la conversación a base de gritos.
Laura: (¡CALLATE TÚ PERRA DESGRACIADA!) -Le respondió inmediatamente.
HI: (¡METETE VERGA EN LA BOCA AL CABO QUE TE ENCANTA!) -Su respuesta no se hizo esperar.
Laura: (¡SI NO SOY TÚ, GATA MAL COJIDA, YO SOY LESBIANA!)
HI: (¡QUERRÁS DECIR LESBIZORRA! ¡¿CUÁNTAS CASADAS TE COJISTE?! ¡¿TREINTA?!)
Laura: (¡FUERON DOCE, Y ESO A TI NO TE IMPORTA!)
Desde el comienzo de los gritos Hidra había detenido el mover de sus cubiertos, pues estaba temblando de la ira que era notoria en su rostro, asustando a los demás. Antes de que alguien tuviera la oportunidad de preguntar que sucedía, Hidra puso cada una de sus manos en la boca del cráneo opuesto e hizo fuerza hasta que empezaron a crujir.
Hidra: Haber, si los dos se callan en este mismo instante voy a hacerlo, pero si continúan les juro que les voy a arrancar los dientes uno por uno y hacerlos caminar con la boca abierta hasta que vuelvan a crecer. ¿Qué harán?
Laura: (...)
HI: (...)
Ambos se quedaron callados, una de las muchas cosas que compartían entre los tres era que siempre cumplían sus juramentos, así que estaban completamente seguros, él cumpliría su palabra.
Hidra: ... Gracias. -Soltó los cráneos y luego se recostó en su silla.
Otra vez tenían ganas de preguntar, y varios reunieron el valor para ello, pero la oportunidad se les escapó de entre los dedos.
Hidra: Sé qué van a tener preguntas, pero guardenselas por ahora, no tengo ganas de responder. -De el bolsillo lateral de su pantalón carpintero sacó su teléfono.
Después de pulsar varias cosas en la pantalla lo puso sobre la mesa. Aunque a algunos les costaba por la lejanía, todos veían que en la pantalla del teléfono aparecía la página principal de Youtube.
Hidra: El primero que lo agarre escoje la música.
En sólo un instante todas las mujeres se abalanzaron a tomar el teléfono, pero solo una lo logró.
Kassandra: ¡Es mío! -Viroteo victoriosa.
Durante algo más de veinte minutos en los que siguieron comiendo, la música aligero el ambiente lo suficiente como para que casi todas las chicas cantaran y bailaran, y algunos chicos hicieran el payaso junto a ellas.
Mientras que eso sucedía, una sirvienta llegó para guiarlos una vez más. Con algo de incertidumbre sobre a dónde tendrían que ir, y qué harían una vez ahí, la siguieron.
Avanzaban por los pasillos platicando entre ellos para mantener algo de paz y generar alguna que otra idea sobre lo que harian, aunque cierto dragón solo avanzaba en silencio detrás de los demás. El único ruido que generaba era el de sus pisadas y el de su respiración.
No quería hablar con nadie, tenía varias cosas en que pensar, pero a cierta dragona pocas veces le importaba lo que él quería.
Laura: (Dime que tienes H.) -Le pidió.
Hidra: (Nada.) -Respondió cortante.
Laura: (Pues ese nada te ha tenido muy irritable los últimos dos días, usualmente eres más alegre y sarcástico, e hijo de perra.) -No le dio importancia y siguió hablando.
Hidra: (No es nada de nada, vamos a dejarlo ahí.) -De verdad no quería hablarlo.
Dándose cuenta que con solo preguntarlo no obtendría respuesta alguna, Laura se hizo presente físicamente frente a Hidra y le impidió el paso, esperando a que los demás se alejaran un poco antes de hablar.
Laura: Muy bien H, quiero que me digas qué tienes.
Hidra: Laura... -Dijo su nombre con molestia.
Laura: H por favor. ¿Qué sucede? ¿Que te tiene tan molesto como para ponerte así con nosotros? -La preocupación estaba presente en su voz.
Hidra: *Suspira* ... Desde que vi sus rostros hace dos días he estado recordando cosas. -Se había rendido a resistirse y confesó.
Laura: ¿De antes del colapso? ¿Porque no lo dijiste? Sabes que no recuerdo mucho de ese entonces.
Hidra: Mucho de ello son cosas que no te van a agradar, no quiero ser el responsable de que nuestro pasado te dañe. -Su tono de voz bajo, al igual que su mirada.
Laura: Puedo soportarlo.
HI: No estaría tan seguro. -Nuevamente, se metió a la conversación.
Hidra: ¿Tú también?
HI: Si, pero te puedo asegurar que yo recuerdo mucho más que tu.
Laura: Chicos, por favor... Yo sé que por más que quiera no podré vivir esa vida normal con la que siempre sueño, y de la que tanto me hablo Ramp, pero al menos quisiera mis recuerdos.
HI: Te los devolveré... -Proclamó.
Laura: ¡¿De verdad?! -Su repentina emoción alertó al grupo de que ya no estaban con ellos, y a pesar de que la distancia era de algo más de diez metros, su voz fácilmente llegó a ellos.
HI: ... Cuando estés lista.
Laura: ¡No, yo los...!
Hidra: Laura, haznos caso, no estas preparada para saberlo.
HI: Creeme que quisiera hacerlo, pero aún no estas lista para ello.
Laura: Entonces... ¿Es algo horrible? -Parecía al borde del llanto.
HI: No, pero me preocupa que puedas llegar a pensar de ti misma cuando lo sepas.
Hidra: Pero cuando lo sepas recuerda, tu siempre serás la perra más grande. -Puso sus manos en sus hombros para darle apoyo.
Laura: ¿... Se supone que eso tiene que hacerme sentir mejor? -Preguntó con una ceja levantada.
Hidra: Por favor, yo sé que funcionó. -Comentó bastante seguro.
Laura: La verdad es que si jaja. -Junto a su risita venia una sonrisa.
La expresión de Laura cambió de una preocupada a una de alegría, su sentido del humor era bastante extraño. HI salió y se posicionó junto a los otros dos, luego entre los tres se dieron un abrazo. A diferencia de como se habían tratado antes, le verdad era que se tenían bastante cariño.
Una vez se separaron del abrazo Laura tomó la palabra.
Laura: Les voy a hacer caso, esperaré, pero quisiera que fueran más abiertos sobre estas cosas conmigo.
Hidra: Esta bien, voy a hablar mas de esto. -Accedió a su pedido.
HI: De mi no esperes mucho. -Parecía reacio a ello.
Laura: De ti no espero mucho desde que te encontré frotando tus escamas con un Babershnach. -Dijo con expresión burlona.
HI: ¡Oh por favor, fue solo una vez! -Señaló indignado.
Los tres empezaron a caminar y alcanzaron al grupo, pero no se interesaron en responder sus preguntas silenciosas, en lugar de ello siguieron hablando y riendo entre ellos. Quienes solían ser sus amigas veían eso con algo de duda, pero había alguien quien lo hacía con algo de molestia, y esa era Elisa, quien aún se negaba a aceptar que ya no era quien solía conocer.
Después de eso siguieron caminando por los largos pasillos del castillo e incluso, en un par de ocasiones, bajararon escaleras, hasta que salieron al patio exterior.
Lo primero que vieron fue un bello jardín de flores. La fragancia que desprendían junto a sus bellos colores cautivaron sus sentidos. Era simplemente hermoso.
Pasando de largo del jardín, la sirvienta los guió a través de un camino de arbustos que parecía un laberinto. Giros por aquí, pasillos por allá. Si no fuera porque eran prácticamente nulas las bifurcaciones y que había letreros que indicaban el lugar al que se dirigían, sería fácil perderse.
Una vez terminaron el recorrido que debían llevar, llegaron a un enorme campo de entrenamiento. Cincuenta metros largo por cincuenta de ancho. La falta de espacio no sería problema.
Todos veían con fascinación el enorme terreno frente a ellos, cuando el sonido de un impacto se llevó su atención. A la izquierda, a tres metros de ellos, había una lanza clavada. Pero no era una lanza ordinaria, está tenia dos enormes puntas.
A su lado, una enorme armadura de color morado de casi dos metros de altura y de aspecto intimidante estaba de pie.
???: Puedes retirarte, yo me haré cargo desde ahora. -La armadura le ordenó a la sirvienta.
Por su parte, la sirvienta hizo una leve reverencia antes de irse.
Todos se quedaron viendo al desconocido, algunos atemorizados por el arma, otros admirando la armadura, y Laura olisqueando el aire.
Laura: Ñeg, huele algo a piña. -Dijo molesta rascándose la nariz.
Hidra: Habrá que mantenerlo alejado de las chicas entonces. -Decidió eso en base a lo dicho por Laura.
HI: Si se te acerca rechazalo de forma sutil. -Le pidió a Laura.
Laura: Creeme que voy a ser sutil. -Contestó sonriente y exudando confianza.
Hidra: Tan sutil como puede ser una dragona de treinta metros escupiendo fuego por toda la ciudad. -Expresó.
Laura: Exacto. -Pesé a lo extraño de sus palabras, le dio la razón.
Mientras ellos hablaban, la persona dentro de la armadura se quito el casco, revelando su rostro. Una larga cabellera rubia que le llegaba al cuello, una pequeña barba de un par de días, una mirada confiada y una sonrisa coqueta. Eso era lo que escondía debajo.
???: ¡Un gusto conocerlos, héroes de otro mundo, mi nombre es Merlo Derteiro Fausto III, general del ejército de Fentur y desde hoy, su maestro! -Hablo con entusiasmo.
Esas palabras impresionaron a muchos, apenas creían estar frente a frente con un general, y su armadura junto a su arma le daban más impacto a su declaración. Aunque tenían un poco de miedo sobre qué era lo que pasarían, tenían ganas de empezar, pues podrían sostener armas de verdad, aunque lo que ellos en verdad querían era jugar con ellas.
Merlo: ¡Puedo ver que están emocionados por empezar! ¡No se preocupen, bajo mi guía, ustedes se volverán lo suficientemente fuertes como para ganar esta guerra en un parpadeo!
A pesar de sus palabras y su cara que parecía ansiosa por empezar, en realidad se estaba comiendo a las chicas con la mirada, y eso no pasó completamente desapercibido.
Hidra: ¡¿Disculpe general Merlo, si me permite preguntar, qué edad tiene?! -Preguntó desde la parte trasera del grupo.
Merlo: ¡Una pregunta extraña no lo voy a negar, pero tengo treinta y siete años, más de veinte los he dedicado a mi país ja ja ja! -A pesar de todo, seguía hablando con entusiasmo.
Hidra: Este bastardo si que va a ser molesto. -Con una ligera sonrisa, habló entre dientes.
Laura: Sé qué planeas H, no me parece una buena idea. -Dio su opinión.
HI: Yo que tu le daba la putiza de su vida. -Lo incitó a hacer lo que tenía en mente.
Hidra: Lo voy a hacer. -Se dejó convencer.
Laura: Genial, ya no hay vuelta atrás. -Se lamento.
Hidra no dijo nada más, en su lugar, camino hasta estar al frente del grupo, mucho más cerca de Merlo.
Hidra: General, quisiera saber si puedo tener un enfrentamiento con usted. Mi instinto de dragón me dice que usted es alguien fuerte.
En cuanto Merlo escuchó la palabra "dragón", se tenso visiblemente por un momento, pero luego volvió a su actitud anterior. Pocos se percataron de lo sucedido, y menos aún le dieron importancia, a diferencia de ellos.
Laura: ¿Viste? Volvió a pasar. -Le indicó a HI.
HI: Lo hice. Habrá que averiguar qué significa ser un dragón en este mundo. -Dijo afilando la mirada, desconfiaba mucho de la situación.
Mientras tanto al frente.
Merlo: ¿Esta seguro de lo que pide joven héroe? No es bueno el exceso de confianza sin fundamentos. -Insinuó que era arrogante.
Hidra: Mi nombre es Hidra, y créame, no es arrogancia. -Le dijo las cosas directamente.
Merlo: Ho ho, en ese caso no estaría de más probar sus habilidades joven Hidra. -Ahora tenía curiosidad sobre él y lo que podría hacer. - Déjeme buscar algunas armas de práctica.
Merlo estaba a punto de retirarse hacia un almacén a un lado del campo de prácticas, pero fue detenido antes de que pudiera.
Hidra: Eso no será necesario general, peleemos en serio. -Tenía un plan en mente, y lo llevaría a cabo sin importar qué.
Merlo: Oh, creí que no eras arrogante. -Encontraba bastante extraña la actitud de Hidra.
Hidra: Y se lo repito, no soy arrogante. Ya sé. ¿Que tal si hacemos una apuesta?
Merlo: ¿Apuesta? -De verdad encontraba extraño todo lo sucedido, no sabía a dónde quería llegar.
Hidra: Así es. El que gane el enfrentamiento estará a cargo del entrenamiento. -Ese era prácticamente todo su plan, pues no quería tener que recurrir a trucos para llevar a cabo su objetivo.
Merlo: No veo qué gano yo de esta apuesta. -Estaba empezando a dudar de Hidra, sabía que algo quería.
Hidra: Reputación por supuesto. Si logra vencerme podrá decir orgulloso que fue capaz de vencer a un dragón héroe. -Sus palabras le gustaron bastante a Merlo. - ¿Pero si no acepta, qué pensaran los demás de usted? Tal vez lo vean como a un cobarde que no tuvo las agallas de aceptar un reto directo solo por querer darle órdenes a los héroes. ¿Me pregunto, vale la pena respetar a un general así? -El veneno en sus palabras era tan claro que casi parecía escupirlo.
El resto del grupo estaba conmocionado, no se creían que lanzara un reto tan directo, y menos que hablara de forma tan venenosa, en especial quienes alguna vez lo conocieron, pues prácticamente era el opuesto perfecto de su imagen anterior. Solo dos personas pensaban distinto.
Laura: Sip, el H de siempre. -Parecía aliviada.
HI: Bueno... Casi siempre. -Expresó.
Laura: ¿... Tu de verdad recuerdas mucho, no es así? -Lo veía seriamente.
HI: Sabes que no me vas a sacar nada. -Respondió sin darle importancia.
Laura: Un día de estos HI, un día de estos. -Ella de verdad quería saber.
Durante su pequeña pelea, la batalla se había decidido.
Merlo: Tienes una lengua afilada, eso es seguro. Bien, si ese es tu deseo lo concedere. Dime que arma quieres y te la daré. -Se había molestado por lo dicho, así que aceptó sin pensarlo mucho.
Hidra: No se preocupe por eso general, ya cuento con mis propias armas. Ahora lo que quiero es pelear. -En su rostro una sonrisa desafiante se hizo presente, quería molestar a Merlo lo más posible.
Merlo: Si eso quieres que así sea. -El plan de Hidra estaba teniendo éxito hasta ahora.
Una vez decidida la batalla, Merlo dio instrucciones. El grupo observaria desde las orillas del campo y ellos dos se enfrentarian en el centro. El perdedor sería quien se rindiera. Hidra estuvo de acuerdo con esas reglas, después de todo, esa sería la batalla con reglas más cercana posible a una batalla real que podría obtener.
Ya todos estaban en posición. Los invocados veían expectantes lo que estaba a punto de suceder, pues sería la primera batalla real de ese tipo que presenciarian nunca, mientras qué Laura y HI comían algo parecido a una paleta cada uno, las cuales nadie sabía de dónde las habían sacado.
Merlo estaba frente a Hidra, empuñando su lanza con ambas manos pero sintiendose extraño de enfrentar a un oponente desarmado.
Merlo: ¿Seguro que no quieres que te preste un arma? No importa cuál me pidas, es seguro que la tengo. -Preguntó seriamente, no quería enfrentar otra vez a alguien que dijo perder por no tener como defenderse.
Hidra: Estoy bien, después de todo tengo estos.
Rechazando amablemente la oferta de Merlo, Hidra levantó los brazos a la altura de su pecho. Las mangas de su gabardina se volvieron más pequeñas, al punto de parecer ser guantes de brazo completo. Después, y aunque nadie lo podía creer, su apariencia cambió por la de grandes y firmes escamas negras, al igual que sus manos.
Al mismo tiempo que su gabardina empezó a encogerse, la piel de sus manos fue recubierta por escamas negras. Las uñas se convirtieron en garras y la separación entre el cuerpo y la ropa desapareció. Desde el codo hasta las puntas de los dedos de Hidra tenían apariencia draconica.
(Bastante parecido a esto)
Merlo: Sabía que no mentias con lo de ser un dragón desde que vi tu cola, pero debo admitir que esto es sorprendente. -Estaba fascinado, jamás había escuchado de algo parecido.
Hidra: Y aún no has visto nada viejo. -Afirmó.
Después de dar esa declaración, Hidra puso una de sus garras en el cuello de la gabardina y comenzó a bajarla. A simple vista parecía estar cortando su gabardina, pero eso sólo lo hacía para aparentar, pues su ropa estaba hecha de sus propias escamas y podía cambiar su forma a libertad.
Una vez la garra de Hidra llegó a su vientre, terminó de "cortar", haciendo ver que debajo de la gabardina tenía puesta una "camisa" con las mismas tonalidades oscuras que el resto de su ropa, aunque también estaba hecha de escamas.
Desde la distancia, Laura y HI hablaban entre ellos, separados del grupo mientras comían paletas de dulce esféricas de color rojo.
Laura: Parece que H si va a ir en serio. -Comentó mientras lamia su paleta.
HI: A eshe basñardo le justan shicas, es obvio que fa a fir en ferio. -Habló con la paleta en la boca.
Laura: Que asco. -Dijo con desagrado. - Aparte no te entendí ni madres.
HI: *Se saca la paleta* Dije, "A ese bastardo le gustan chicas, es obvio que va a ir en serio". Además no quería que te comieras mi paleta. -Después de explicar, volvió a comer su paleta.
Laura: Tiene sentido, además, yo no haría algo como eso, es asqueroso.
HI solo volvió la cabeza hacia ella mirándola de forma acusadora.
Laura: Tú ganas, si lo haría.
Después de eso ambos volvieron a prestar atención, la batalla estaba por comenzar.
Tanto Merlo como Hidra estaban quietos, observando, esperando. Merlo sostenía su lanza en diagonal, listo para atacar o defender, mientras que Hidra tenía los brazos alzados hacia los lados a la altura de los hombros, como si estuviera crucificado.
Merlo estaba dispuesto a darle el primer movimiento a Hidra, nunca antes había visto a un artista marcial tomar una postura similar al comienzo de una batalla. Eso sólo le decía una cosa: Tenía su propio estilo de lucha.
Así pasó alrededor de un minuto. Ninguno de los dos hizo movimiento alguno, como guerreros experimentados estaban esperando una señal.
Tal cosa estaba aburriendo a casi todos, y alguien se había vuelto algo más impaciente, sin saberlo, desde su cambio de especie.
Dante: ¡Cuando quieran! -Les grito enojado.
Al escuchar la señal, Hidra movió sus brazos de un lado al otro, como abrazándose a sí mismo, y entre sus dedos sostenía tres cuchillos en cada mano. Laura y HI eran los únicos que no estaban sorprendidos, pues conocían bastante bien su estilo de lucha.
Merlo inmediatamente alzó la guardia, no pudo ver el momento ni de donde tomó los cuchillos, así que se preparó para cualquier tipo de ataque.
Hidra no espero antes de hacer su siguiente movimiento. Lanzó los cuchillos empujando los brazos hacia el frente, pero estos tenían más velocidad que fuerza, aunque no importaba, su propósito no era hacer daño.
Al ver los cuchillos volando hacia él, Merlo giro su lanza con sus manos creando un escudo de viento. Los cuchillos fueron rechazados espléndidamente, pero cuando dirigió la mirada hacia Hidra, este ya no estaba. Fue entonces que se dio cuenta, esos cuchillos eran una distracción.
Muchos veían incrédulos como Hidra volaba detrás de Merlo, preparado para darle una patada lateral alta, pero esta terminó conectando contra una de las puntas de la lanza, pues Merlo consiguió defenderse.
Hidra: Debo admitirlo, eres mejor de lo que creí. -Comento con seriedad.
Merlo: Y yo debo admitir que te subestime demasiado, creí que no tenía que ir en serio contigo. -Igualó el tono.
Hidra: Verás que eso no será suficiente!
Impulsandose con su cola, Hidra tomó distancia, separándose quince metros de Merlo. Desde fuera parecía una distancia exagerada, pero ellos cuatro lo sabían, era una distancia adecuada.
Está vez fue Merlo quien decidió atacar. De un solo paso cubrió dos tercios de la distancia que los separaba, alzando su lanza para dar un corte alto.
Previendo su próximo movimiento, Hidra salto por debajo del cuerpo de Merlo, esquivando por poco en ataque que llegó antes, y cuando puso las manos en el piso para amortiguar la caída, en lugar de dispersar el impacto, lo absorbió, usando sus brazos como resorte.
Merlo no vio venir tal movimiento, así que rápidamente se giro para dar caza a su oponente, pero al hacerlo una doble patada aterrizó en su cara.
Estando sorprendido y desorientado, Merlo bajó la guardia, cosa que no pasó desapercibida. Usando sus brazos como apoyo, Hidra se posicionó frente a Merlo y enrosco sus pies en la punta de la lanza que apuntaba al cielo. Después, como si estuviera bailando breackdance, giro con la cabeza despojando a Merlo de su arma.
El movimiento de Hidra no se detuvo ahí, mientras giraba bajo la espalda y las piernas, apuntando a atacar las piernas de Merlo con su propia arma. Habiendose recuperado y previendo el movimiento de Hidra, Merlo salto, y después atrapó una de las puntas con sus pies al aterrizar, pero Hidra ya no sostenía la otra.
Al levantar la vista, Merlo vio a Hidra a unos pocos metros suya, girando hasta ponerse de pie.
Hidra: Eres bueno viejo, te doy puntos por ello.
Merlo: Lo mismo digo, jamás había visto un estilo de lucha tan peculiar como el tuyo, me es difícil adivinar tus movimientos. -Al terminar, escupió un poco de sangre.
Hidra: Entonces no te olvides de la cola. -Le dijo mientras alzó su cola a la altura de su cara.
Por extraño que pareciera, la cola de Hidra empezó a rascarle la nariz, lo cual lo molesto visiblemente.
Hidra: ¡¿Que carajos haces?! ¡¿Que no ves que estamos en un momento serio?! -Le grito a su cola.
La cola solo giro su punta hacia otro lado, como si desviara la mirada molesta.
Hidra: Tú y yo vamos a hablar seriamente después Samuel. ¿Me escuchaste?
La cola simplemente hizo un gesto como si asintiera y bajo al piso.
La cara de Merlo parecía tener escrito "Estoy confundido" con marcador permanente por todos lados.
Hidra: Perdona a Samuel, es que tiene mente propia. -Explicó.
Merlo: ¿De verdad? -No parecía muy convencido de ello.
Hidra: Te lo juro, me ha metido en muchos problemas el imbecil.
Aún sin estar completamente seguro de sí creerle, Merlo volvió a tomar su arma mientras que Hidra bajó su centro de gravedad. Ambos estaban preparados para un siguiente ataque, y de nuevo, esperando una señal.
HI: *Saca su paleta de su boca haciendo tanto ruido como puede*
A pesar de lo extraño de la señal, ambos reanudaron el ataque.
Tanto Merlo como Hidra corrieron hacia el otro y se interceptaron. Merlo puso una de las puntas de su lanza como defensa, deteniendo el golpe doble de Hidra.
Siendo perfectamente visible para Merlo, la cola de Hidra, Samuel, se movió por la izquierda, como queriendo avanzar, pero rápidamente dio la vuelta con fuerza. Dando una vuelta completa, la punta de Samuel impacto contra la lanza de Merlo, siendo un golpe inútil, o eso creía Merlo.
La fuerza del giro fue tanta que arrastró a Hidra consigo.
Usando el dorso de su mano izquierda como escudo, Hidra golpeo el lado filoso de la lanza y la empujó, dejando el rostro de Merlo al descubierto. Habiendo tenido éxito abriendo una abertura en su defensa, como tenía planeado, Hidra uso su puño derecho previamente preparado y golpeo la cara de Merlo, haciéndolo volar varios metros a la distancia.
Merlo se recompuso tan pronto como pudo para estar preparado para el siguiente golpe, pero Hidra no se había movido de su lugar.
Esperando unos momentos, y viendo que Merlo parecía haberse recompuesto lo suficiente, Hidra continuó con su ataque. Extrañando a los demás, corrió en dirección de las manecillas del reloj con Merlo en el centro.
Una vuelta. Dos vueltas. Cinco vueltas. Diez vueltas.
Merlo lo seguía con la mirada, parecía que sus giros no tendrían fin, hasta que dejó de verlo. Merlo prontamente entró en pánico, pero devolviendo un poco la mirada encontró a su oponente de vuelta. Repentinamente se había quedado quieto, consiguiendo distraerlo, y ahora un par de alas de dos metros de embergadura habían crecido en su espalda.
Aleteo sus alas con fuerza y una enorme nube de polvo se levantó, perdiéndose en su interior. Merlo dirigió la mirada hacia arriba, pues pensó que se alzaria al vuelo, pero lo que vio salir de esa nube fueron sólo un par de dagas dando vueltas en el aire.
Dándose cuenta de que era otra distracción, Merlo bajo la mirada apenas a tiempo para detener cuatro cuchillos arrojadizos que se dirigían a su cara, pero esta vez, tenían la intención de acertar.
De repente, frente a él, Hidra salió de la nube polvo que lo escondía con las piernas flexionadas hacia atrás y el puño derecho preparado para atacar.
Merlo solo pudo alcanzar a defenderse con el brazo derecho de su armadura. Si bien la misma no recibió daño alguno, su brazo dentro de ésta estaba acalambrado.
Aprovechando que la atención de Merlo se desvío de él hacia su propio brazo, Hidra se movió hacia la espalda de Merlo y se abrazo a su torzo con las piernas, después, atrapó con sus manos las dos dagas que había lanzado con anterioridad y los coloco a cada lado del cuello de Merlo.
La nube ya se había disipado lo suficiente como para no representar un problema en la visión, por lo que todos fueron capaces de presenciar los últimos momentos de la batalla.
Merlo no quería rendirse, dado que estaba jugando su orgullo no quería que terminase ahí, pero Hidra estaba al borde de cumplir su objetivo.
Hidra: Será mejor que te detengas Merlo, conozco tu sucio secretito. -Le susurro al oído. - Si no quieres morir en este mismo instante, rindete y promete no acercarte a ninguna de esas chicas.
Merlo: Creeme que si tengo la oportunidad voy a separar tu cabeza de tu cuerpo y obligarla a mirar como me divierto. -Le susurro de vuelta.
Hidra: Hay Merlo, Merlo, Merlo, no estas tomando en cuenta que soy una hidra de tres cabezas. Si perdiste en contra de una cabeza no creo que puedas con las tres a la vez. Si no me crees mira siete metros a la derecha, verás de lo que hablo.
Merlo dirigió su mirada al punto indicado, y al hacerlo sus pupilas se contrajeron del miedo.
Ahí parados, alejados del resto del grupo, estaban dos personas, Laura y HI. Sus ropas eran exactamente idénticas a las de Hidra, y sus parecidos físicos los harían parecer trillizos. Ambos saludaban a Merlo con la punta de sus colas mientras sonrisas siniestras adornaban sus rostros.
Era innegable, de tener que enfrentarlos a todos a la vez moriría de forma segura.
Hidra: Tu decides Merlo. -Siguió susurrandole.
Merlo: ¡Es mi derrota! ¡Desde este momento dejo el entrenamiento de los héroes al héroe dragón Hidra! -Anunció, había perdido toda motivación para continuar.
Al escucharlo declarar su derrota, Hidra devolvió sus brazos a la normalidad y retiro sus dagas del cuello de Merlo, mostrando un corte superficial sobre la arteria y vena carótida. Estaba dispuesto a matarlo si este no aceptaba.
Mientras Hidra se separaba de él, Merlo puso su mano sobre su cuello, sentía el ardor de esos pequeños cortes que le decían que estuvo ante las puertas de la muerte.
Al terminar la batalla aplausos y virotes se escucharon por el lugar, pero solo venían de dos personas, o mejor dicho, dragones.
Laura: ¡Así se hace H, enséñale al bastardo quien manda! -Celebraba con bastante alegría, gritando y saltando con los brazos apuntando al aire.
HI: Bien hecho H. -Aplaudía sonriente mientras en su mano izquierda sostenía su paleta.
Mientras HI aplaudía, Laura dejó de virotear y acercó su cara a las manos de HI, hasta que alcanzó a lamer su paleta. Cuando HI se dio cuenta de ello se enojo.
HI: ¡No mames Laura, que asco! -Al verla soltó la paleta.
Mientras, Laura reía con su paleta en la boca y la cara al cielo, encontraba bastante divertida la situación.
HI: ¡Haber si esto te causa gracia! -Con su palma golpeo la quijada de Laura.
Al recibir el golpe, Laura empezó a atragantarse con su paleta, y al conseguir escupirla comenzó a toser sin control.
HI: ¿Ya ves? Por querer comerte mi paleta. -De verdad estaba molesto por su paleta.
Laura lentamente alzó la mirada, y se veía bastante enojada.
Hidra: Ya, no empiecen, tenemos trabajo. -Se había acercado con calma, pero no lo notaron por estar perdiendo el tiempo.
Laura: ¡Él empezó! -Culpo a HI.
HI: ¡Tú lamiste mi paleta! -Le recriminó.
Hidra: Déjenlo para después, tenemos trabajo.
Laura: Vas a ver cabron, vas a ver. -Amenazando, se retiro al interior del cuerpo de Hidra.
Hidra: *Se le queda viendo a HI*
HI: Lamió mi paleta a propósito, y sabe cuanto lo odio. -Seguía bastante enojado por ello.
Hidra: Yo no dije nada. -Se excuso sonriente.
HI: Yo no dije nada. -Repitió sus palabras con otro tono mientras volvía, de verdad se había enojado.
Habiendose juntado todos, Hidra camino algunos metros hasta estar frente a frente con el grupo.
Hidra: Como ya lo vieron, ahora nosotros nos encargaremos de darles el entrenamiento adecuado que necesitan para pelear en la guerra en la cuál, tontamente aceptaron formar parte. -Seguía enojado con ellos por eso. - No tienen que preocuparse sobre lo que les vamos a enseñar, sabemos perfectamente lo que hacemos. Ahora, para empezar, quiero probar sus resestencias. -La sonrisita en su cara no auguraba nada bueno. - Corran alrededor de este campo hasta que se desmayen. -Ordenó.
Hubo muchas protestas, nadie quería correr hasta desfallecer, pero fueron convencidos por un rugido que era físicamente imposible que viniera de un cuerpo humano.
Viendo a todos seguir las órdenes de Hidra, Merlo se acercó al mismo para conversar.
Merlo: Eres fuerte, lo admito, prometo no acercarme a ninguna de esas chicas. -Aunque algo molesto, acato las condiciones impuestas por Hidra, no sabía de qué era capaz. - Pero si era es toda tu fuerza no estaría seguro sobre si puedes ganar esta guerra.
Hidra: Yo no apunto a ganar una guerra, Merlo, y tampoco has visto toda mi fuerza. -Merlo estaba sorprendido y algo asustado por su declaración. - Si hubiera tomado más enserio nuestra pelea entonces habría usado mi poder draconico.
En cuanto Hidra activo su habilidad, su cuerpo sufrió varios cambios. Al igual que antes, sus brazos habían tomado un aspecto draconico, pero en esta ocasión, no fueron los únicos. Sus piernas también se habían convertido hasta la altura de las rodilla, y escamas de pequeño tamaño cubrían todo su rostro y cuello. Las esclerotidas de sus ojos se volvieron negras, iguales a las de HI, pero sus pupilas brillaban de rojo intenso.
Y al final, su cabello se convirtió en pequeños filamentos queratinosos a los que se les llamaba protoplumas.
El cambio en Hidra era enorme y no había pasado desapercibido, al igual que el brillo en las cuencas vacías de los cráneos en los hombros de Hidra. Las de HI fulminaban a quien lo viera con una luz azul brillante, mientras que Laura los hechizaba con su calmado violeta intenso.
Hidra: Si no pudiste antes, menos podrás aho... -Se quedó estático de repente, incapaz de terminar su frase.
Al instante, todos vieron como el pequeño cuerpo de Hidra en pocos momentos se convirtió en el de un dragón de tres metros de altura, con tres cuellos conectados a tres cabezas distintas.
Los tres tenían miradas serias en sus rostros, como si buscaran algo.
Su primer movimiento, poco después de la transformación, fue girar las cabezas un poco en una dirección que parecía aleatoria. Después, salió corriendo en esa dirección, saltando o planeando sobre aquello que le obstaculizara en el camino.
Nadie entendía que estaba sucediendo, así que se quedaron de pie en sus lugares, esperando a que pasase cualquier cosa.
Mientras, el dragón se había abierto paso hasta llegar a los muros exteriores del castillo. Sobra decir que los soldados estacionados en el lugar entraron en pánico y atacaron, pero el dragón no le dio importancia, tenía algo mucho más importante en mente.
Estaba buscando con la mirada, pero por más que buscara no podía encontrarlo, aquello que buscaba estaba mucho más allá del horizonte, muy alejado de su ubicación actual.
Hidra: ¿Lo sienten? -Preguntó a ambos.
HI: Claro que no, sólo es como si cientos de tambores resonaran en mi interior. -Respondió sarcástico.
Laura: Ni mi mayor orgasmo ha sido así de fuerte. -Metió tinte sexual a la conversación de forma innecesaria.
HI: No puede ser... -Susurro exasperado.
Hidra: Laura, por favor, solo... Solo para. -No tenía ganas de enojarse por el momento.
Laura: Ñe-eh. -Le molestaba no poder decir lo que quería.
HI: Ya está, oficialmente HI está encabronado.
Hidra: Y oficialmente te digo que te aguantes, no es el mejor momento para esto.
HI: Lo sé, lo sé, pero debería de aprender a tomarse las cosas en serio.
Laura: Oye, yo sé tomarme las cosas en serio. -Afirmó enojada.
HI: Cuando te da tú puta gana!
Hidra: Ya, ya. Sigan con esto después, por ahora hay que volver y pensar.
Después de eso, el dragón planeo suavemente sobre las pequeñas edificaciones y los jardines hasta llegar al campo de entretenimiento. Una vez aterrizó, encogió su cuerpo, y retrajo partes de sí mismo, hasta volver a su anterior apariencia humana.
Hidra: ¡¿Qué están esperando, una invitación por escrito?! ¡Corran! -Le grito a todos, pues estos seguían quietos.
Al escuchar la orden todos volvieron a correr, ahora si que no iban a presentar quejas.
Por su parte, Hidra se alejo hacia una de las orillas del campo y uso su cola como silla, apoyando todo su peso sobre ella. Cerró los ojos y se internó en sus pensamientos.
Sin que él lo supiera, a varios miles de kilómetros a la distancia, algo similar ocurría.
Dragoria, ese era el nombre que la tribu dragón le puso a la isla que fungía como su hogar.
Varias clases de dragones residían en esta, con sus propias características y diferentes maneras de relacionarse con otras clases de dragones o de los suyos propios.
Debido a eso, un cierto dragón vivía en las orillas más reconditas de la isla, apartado de todos los demás. A pesar de ser de día, dormía tranquilamente en su cueva, hasta que algo lo despertó.
En su interior, en lo más profundo de su ser, sintió un golpeteo insesante.
Fue tan fuerte que despertó violentamente desde el principio. No estaba seguro de que era lo que sucedía, pero algo le decía que era eso que tanto espero. Las historias de los ancianos que escuchó en repetidas ocasiones habían sido bastante específicas, pero diablos, para nada se acercaban a lo que sentía en ese momento.
Las emociones se arremolinaban en su interior, todas más intensas de lo que había sentido nunca, pero cada una predominaba donde correspondía.
???: ¡YUUUUUUUUPI! ¡TENEMOS UNO, TENEMOS UNO! ¡TENEMOS UNO Y FINALMENTE ESTA AQUÍ JAJAJAJAJA! -Grito con alegría una voz masculina, pero no humana, jamás había sido tan feliz como en ese momento.
???: ¡SIIII! ¡DESPUÉS DE TODO NO SOY DISTINTO DE LOS DEMÁS! ¡JAMÁS ME SENTÍ TAN ALIVIADO! -Secundó lo dicho.
???: ¡POR FIN JAJA! ¡POR FIN PODRÉ TENER UNA BATALLA EN SU CONTRA Y LES DEMOSTRARÉ QUE NO SOY DIFERENTE DE ELLOS! -Una tercera voz habló, y parecía ansioso por pelear.
???: ¡QUE EMOCIÓN! ¡HE ESPERADO TANTO ESTE MOMENTO QUE CREO QUE VOY A LLORAR! ¡¿Qué clase de dragón será?! ¡¿Acaso será igual que nosotros o será distinto?! ¡¿Si es igual podremos ser amigas, o seremos enemigas?! ¡No puedo esperar para averiguarlo! -Esta vez habló una voz femenina, preocupada más que nada por lo que a ella le importaba.
???: ¡P-pero, no lo conocemos! ¡¿Que haremos s-si no es lo q-que esperamos?! -Una quinta voz, masculina nuevamente, expresó sus preocupaciones tartamudeando, era naturalmente miedoso.
???: Oh, no tienes que preocuparte por eso. -Intentó calmarlo. - ¡SOLO VAMOS A CORTAR SU GARGANTA Y A DESTRUIR SU PIEDRA MÁGICA POR SER TAN DÉBIL! -Sus gritos lo asustaron más que antes.
???: Ya, calma, calma, lo estás asustando. -Lo regaño. - Si no es lo que esperamos entonces esperaremos a que lo sea, después de todo solo podremos tener un combate real si es entre iguales. -Sus palabras calmaron toda hostilidad.
???: Entiendo que es bueno estar feliz por no ser el único y todo eso pero... Quiero comer. ¿Tu quieres comer? Yo quiero comer. Entonces vamos a comer. -No espero respuesta de alguno de los demás antes de tomar una decisión, pero no les importó, después de todo él era así.
De la cueva de dónde provenían las voces un dragón salió. Treinta metros de altura y diez de largo, sin contar la cola, ocho cabezas unidas a ocho cuellos que venían de un solo cuerpo. Escamas blancas y relucientes que parecían generar su propia luz. Enormes alas qué, a pesar de su apariencia, eran capaces de elevar su enorme cuerpo por los aires.
Una vez fuera, todas las miradas fueron dirigidas a una misma dirección, pero aquello que buscaban se encontraba más allá del horizonte.
???: Espero ansioso el día de nuestra reunión, rival mio. -Todas las cabezas hablaron a la vez diciendo las mismas palabras, como un solo ser.
En ese momento, las enormes alas en el lomo del dragón de ocho cabezas se abrieron y aletearon, separando su cuerpo de la tierra.
Aún con una mezcla intensa de emociones en su interior, cruzó la isla con dirección a su centro, pues ahí es donde encontraría la comida que tanto quería uno de ellos.
Notas del autor:
Hola a todos. ¿Todo bien? ¿Todo correcto? Pues ni que me importara.
¡AL FIIIIIIN! Ni se imaginan lo difícil que fue reescribir este capítulo, ha costado mucho más de lo esperado.
L: También hemos de decir que varias cosas han cambiado con respecto a la versión anterior que van a afectar a la trama de este arco. Si leyeron lo antes escrito notarán que ha habido cambios importantes.
V.G: Y también, en esta versión ha habido una mejor batalla contra el general Merlo. A mi parecer, mucho más real que lo que fue la otra. Y además de eso, se muestra mucho mejor la habilidad de Hidra en el combate cuerpo a cuerpo y se le han agregado más características como luchador, así que ya no está limitado a sus puños únicamente.
L: Para los pocos que leyeron el último capítulo de la anterior versión, recuerdan los trabajos que Laura podía escojer? Que lo sepan, va a volver y mejor actuado.
Y, las personalidades de cada uno son más reales que antes, además qué cuando hablan de cosas relacionadas a su pasado no dan detalles o lo explican todo de golpe, lo que a mi parecer lo hace realista, ya que si sabes algo y alguien más lo sabe entonces no hay necesidad de explicar las cosas.
V.G: Y la narrativa también ha mejorado bastante no es verdad? Lo hecho por G daba asco, pero para eso está tito V.G por aquí. No necesitan agradecermelo simples lectores.
L: Y hemos visto más sobre Laura, quien a pesar de que no lo sabe tiene una historia... Interesante, por decirlo de alguna manera.
Creo que eso es todo por ahora.
Sin más que decir, LA_GARGOLA, se despide, ZUKA BLIAT.
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