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Capítulo 4.- La llegada

Fentur, ese, es el nombre del reino humano. Gobernado por la familia real Dertegu, compuesta por un rey cerdo estúpido, una reina fría y calculadora, una primera princesa promiscua, y un primer príncipe despiadado, además de los hijos bastardos del rey, nacidos a través del abuso de poder y la violacion.

El castillo real era comúnmente llamado "El castillo blanco", debido a que el exterior había sido completamente construido con piedra de cuarzo. Blanca como la nieve, pero dura como el mithil.

Durante meses, los magos de la corte real habían estado preparándose para utilizar una nueva magia descubierta por la reina con ayuda de la diosa, que les permitiría traer individuos excepcionales de otro mundo para por fin ganar la guerra en contra de los demonios, guerra, cuyos motivos habían olvidado con los milenios.

En una de las muchas, y algunas innecesarias, salas de audiencia real, todos los cincuenta magos de la corte se estaban preparando para castear la magia que, según ellos, salvaría al mundo.

Luego de varias horas de estar dibujando el círculo mágico en el suelo de la sala, empezaron a verter mana para poder activarlo. Luego de varios minutos de empezar, uno tomó un frasco de los varios que un sirviente sostenía a su lado en una bandeja, y lo bebió por completo.

Conforme más tiempo pasaba, más magos repetían la acción y el suelo de la habitación se fue llenando de pequeños frascos de vidrio vacíos, pero con rastros de un líquido morado en su interior. Habría sido imposible caminar sin tener que pisarlos de no ser porque más sirvientes se encargaban de limpiar.

Finalmente, luego de algo más de una hora de espera, la magia se activo completamente, llenando la sala de una brillante luz blanca que desapareció a los pocos segundos.

Ya que ya no había necesidad en seguir tomando pociones para incrementar la producción de mana, los cincuenta magos colapsaron debido a la falta de mana.

Algunos sirvientes prontamente los tomaron y se los llevaron arrastrando de la habitación. Si bien su estado era crítico, no estaban en peligro de muerte, por lo que sólo necesitrian algo de descanso por unos días para reponerse.

Ahora que todos los magos habían sido retirados, los caballeros estacionados en los pilares, los nobles alineados a ambos lados del salón, y por sobre todo, la masa de grasa atorada en el trono al lado de una belleza rubia de exuberante cuerpo, veían con miedo como sobre el círculo de invocación estaba parado un grupo de personas junto a varios miembros de la raza de los demonios.

Un troll de guerra. Dos metros y medio de altura, piel grisácea que cubría una gran cantidad de músculos debajo, ambos colmillos inferiores sobresaliendo de su mandíbula llegando poco más arriba de sus fosas nasales. Vestido solamente con los restos de lo que alguna vez fue una pantalonera, Dante se alzaba imponente en la parte trasera del grupo.

Una elfo oscuro, pariente de los extintos elfos. Metro ochenta de altura, piel oscura, orejas afiladas, ojos rojizos y cabello plateado. Una blusa amarilla y un pantalón de mezclilla que ahora les quedaban pequeños pero grandes en algunas partes cubrían su cuerpo. Maira veía todo con un poco de temor en el centro del grupo.

Un demonio. Cabello verde fosforescente, piel bastante oscura, más que la de la elfa oscura, ojos escarlata y complexión delgada pero fornida. Vestido con un pantalón de mezclilla que llegaba algo más arriba de sus tobillos, una sudadera café que quedaba algunos centímetros detrás de sus muñecas y un par de tenis rojos que aún calzaba perfectamente. Viendo las cosas con asombro, Oscar frotaba los hombros de Maira para ayudarla a mantener la calma.

También estaba Ángel, un alto enano quien prácticamente no había cambiado en nada aparte de que su barba parecía estar creciendo continuamente y Diana, una chica chaparrita que se volvió más rellena luego de volverse una mujer enano.

Además de eso, un par de teriantropos trigre quienes inevitablemente mejor vistos ya que los teriantropos forman parte de las razas. Estos miembros eran Anayte, antigua amiga de Hidra, y Fidel, un joven de piel oscura quien era parte del grupo de los invocados.

Y muy aparte de eso, estaba el hombre al frente del grupo.

Las personas al frente solo podían ver su ropa de tonos oscuros, los dos cráneos que adornaban sus hombros y la cola escamosa de color negro que descansaba en el suelo. Quienes estaban detrás, veían como su cola salía de debajo de la gabardina, la cual tenía diversos adornos en la espalda.

Una columna de huesos dorados que se dividía en tres a la altura de los omóplatos e iba al cuello de la gabardina, y ambos cráneos en los hombros del hombre. Además de ello, un poco debajo de esa bifurcación, un par de alas de hueso de color dorado cubriendo la mayor parte de la espalda.

Para aquellos con la suficiente experiencia o fuerza les era fácil entender que entre los invocados, este individuo era especial en varios sentidos de la palabra.

Durante varios segundos en los que los presentes escaneaban la situación nadie dijo nada, hasta que la masa de grasa que era el rey, fue el primero en abrir la boca.

Rey: ¡Maten a esos demonios! ¡Que no quede ni uno con vida! -Ordenó en pánico.

Todos los caballeros sacaron sus espadas de sus fundas al escuchar la orden, pero en sus manos sólo tenían un mango sin hoja.

De pronto, varios sonidos metálicos se hicieron presentes al frente de la habitación. Eran las hojas de las espadas chocando unas contra otras al caer al suelo después de que Hidra las soltara.

Hidra: Les agradecería que mantuvieran la calma y no tomaran decisiones apresuradas. -Sus brazos estaban alzados y sus manos abiertas justo sobre las hojas de las armas.

Reina: ¡EL PRÓXIMO QUE INTENTE ATACAR SERÁ CONSIDERADO TRAIDOR DE LA NACIÓN Y CASTIGADO COMO TAL, ASÍ QUE NADIE SE MUEVA! -Fueron sus primeras palabras y ordenó un alto a las ostilidades.

Nadie desobedecio esa orden, de hecho la forma en que la siguieron fue algo antinatural puesto que todos tenían posturas rígidas y apenas parecían respirar. Esto sólo era causado por dos razones. Un respeto inmenso hacia la persona, o un miedo intenso que ejercía presión sobre ellos y les impedía respirar.

Hidra: (Interesante. ¿Miedo o respeto?) -Preguntó a uno de sus hermanos.

HI: (El olor a adrenalina subió hasta la estratosfera. Definitivamente se trata de miedo.) -Respondió a la duda de su hermano.

Laura: (Esa mujer tiene poder político por lo menos, habrá que tener cuidado con ella. H, habrá que calcular muy bien nuestros movimientos.) -Se unió a la conversación mental.

Hidra: (Lastimosamente me puedo imaginar que es lo que va a pasar a continuación, y es demasiado cliché.) -Comentó con cansancio y algo de molestia.

Mientras ellos hablaban alejados del resto del mundo, el rey se quejaba con su esposa.

Rey: ¡Tienes que estar bromeando, es demasiado riesgoso dejarlos con vida! ¡¿Que tal si son asesinos?! -Cuestionó con miedo y sudando a montones.

La reina rápidamente soltó una cachetada sobre el hombre que aún intentaba salir del trono en pánico.

Reina: ¡JAMÁS VUELVAS A DECIR ALGO COMO ESO! ¡¿COMO TE ATREVES A DUDAR DE LOS HÉROES ENVIADOS POR NUESTRA AMADA DIOSA?!

La mayoría de los invocados no entendían ni querían entender que sucedía, ya estaban hartos de ello, así que solo se quedaron en silencio expectantes de lo que sea que fuese a ocurrir.

Luego de regañar a la masa de grasa, la reina se aclaró la garganta y dio varios pasos al frente para estar más cerca del grupo.

Reina: Lamento haberles mostrado una escena tan vergonzosa héroes de otro mundo, mi nombre es Elena Veltora Dertegu, reina de Fentur. -Se presentó con gracia y elegancia, lo que se esperaba de una reina. - Detrás mía está el rey Terni Fausto Dertegu, y si, es esa cosa gorda atorada en el trono. -Al decir eso toda gracia mostrada con anterioridad había desaparecido.

Era casi imposible de creer para los invocados, la reina prácticamente no reconocía a su esposo como humano. Seguían usando el sentido común de su mundo en uno donde eso llevaría a la muerte. A pesar de haber llegado hace poco a ese mundo, tenían mucho que aprender.

Hidra: Me presento señora Elena, yo soy Hidra, un dragón. -Mientras se presentaba hizo una reverencia como muestra de respeto, y mientras nadie lo veía, volteo la mirada a uno de los rincones del lugar.

Todos los presentes de ese mundo se tensaron al escuchar esa declaración, pero haciendo caso de lo poco que sabían de él, decidieron creer en sus palabras. Cuando Hidra levantó la mirada, Elena ya se había recompuesto y aparentaba serenidad.

Reina: Lamento profundamente las molestias ocasionadas por nuestro egoísmo, pero necesitamos ayuda para detener la guerra en contra de la raza de los demonios que hemos librado por generaciones. -Habló con tono de súplica. - Respetuosamente suplico por su ayuda en este problema que nosotros no podemos resolver. -Al decir eso, se arrodilló poniendo su frente en el piso y las manos en frente. Estaba suplicando por ayuda.

Al ver eso, Elisa se abrió paso hasta llegar llegar a Elena y la ayudó a ponerse de pie.

Elisa: Por favor no haga eso, yo le daré mi ayuda. -Respondió a su súplica y aceptó su petición.

Hidra: ¿Que? -Estaba conmocionado por ese desarrollo de eventos.

Después de haber puesto a Elena de pie, Elisa se dio la vuelta y encaró al resto de sus compañeros.

Elena: Compañeros, yo ya lo he decidido, voy a ayudar a estas personas, pero quiero saber que van a hacer ustedes! ¡¿Se van a quedar viendo como estas personas sufren y mueren en una guerra que no debería ocurrir?! -Sus palabras impactaron muy fuerte en la mayoría de ellos. - ¡¿O me van a acompañar y pelearán a mi lado contra el mal que acosa a estas personas?!

Unas pocas voces afirmando que estaban de acuerdo se escucharon, pero no tenían nada de fuerza.

Elisa: ¡¿Esa es su respuesta?! ¡¿Es que acaso están de acuerdo en no hacer nada aún teniendo la oportunidad de ello?!

Debido a que conocían a Elisa, sabían que nada que dijeran podría hacerla cambiar de parecer, y con las nuevas voces que se sumaban a la causa cada vez más se convencían de ayudar. Al final, entre todos, se convencieron y terminaron formando parte de ello.

Al ver cómo se habían tornado las cosas, Hidra se acercó a la responsable de tal suceso, la tomó del brazo y le dio la vuelta para que pudiera verlo.

Hidra: Elisa qué crees que estas haciendo? -Le susurro de cerca.

Elisa: Estas personas necesitan nuestra ayuda Ramiro, no puedo simplemente quedarme parada viendo como sufren y no hacer nada teniendo la oportunidad de ello. -Aunque no estaba segura del porqué, también susurro.

Hidra: Creeme, no tienes idea de qué estas ocasionando. Aún no es tarde para arrepentirse, y ya se los dije, mi nombre es Hidra. -En su voz era notorio el tono de molestia.

Elisa: Deja ya esa tontería de nombre Ramiro, y creeme, sé muy bien lo que hago. -Después de eso se safo del agarre de Hidra y se acercó al resto del grupo para confirmar sus decisiones.

Casi una hora después de ello ya se había decidido, todos formaban parte de ello. La mayoría estaba de acuerdo, algunos cuantos de ellos lo hacían a regañadientes ya que no querían quedar mal aparentando ser desalmados que estaban dispuestos a dejar que personas "inocentes" murieran, e Hidra, quería ser quien les mostrara el error que habían cometido al aceptar formar parte de un problema en el que no tenían nada que ver.

Después de eso, todos ellos fueron guiados por un par de sirvientas al comedor mientras la reina se quedaba en la sala de audiencias junto a el rey, el cual seguía atascado en el trono, los nobles quienes prácticamente sólo estaban de relleno, y los caballeros sin armas que servían como guardia. Al menos, así es como se veía al mirar sin cuidado.

Pocos minutos después de que todos los invocados salieran de la habitación, la expresión en la cara de Elena cambió de una de preocupación a una de seriedad y molestia.

Reina: Salgan y quitenlo de mi trono. -Ordenó al aire.

De las sombras en el techo, varias personas vestidas completamente de negro salieron y aterrizaron, en silencio, junto al trono.

Rey: Oigan por favor no tienen que hacer esto! ¡Solo denme unos minutos y entonces yo...! -Aunque rogó con bastante preocupación, al final fue violentamente arrancado de ahí.

Mientras Terni rodaba por el suelo y Elena caminaba con tranquilidad hacia el trono, varias de estas personas limpiaban con velocidad el sudor dejado por Terni en sus fútiles intentos de salir por su cuenta.

Para cuando Elena llegó el trono estaba completamente limpio, como debería estar, y se sento con tranquilidad.

Reina: Alphonse, ya puedes salir. -Otra vez, habló a la nada.

Detrás del trono, de una de las sombras en el suelo un hombre mayor apareció. Iba vestido de forma elegante. Un monóculo adornaba su ojo derecho. Barba, bigote y cabello blanco bien arreglados y una mirada afilada que parecía acusar en todo momento. Ese era Alphonse, mayordomo en jefe y personal de la reina, además de uno de sus más allegados.

Alphonse se acercó con pasos rápidos pero silenciosos al trono donde Elena lo esperaba y se estacionó a su lado izquierdo.

Reina: Dime, que piensas? ¿Crees que podamos manejarlo? -Preguntó con seriedad.

Alphonse: No estoy seguro gran señora, fue capaz de detectar mi presencia. -La edad se notaba en su voz pero seguía teniendo firmeza, misma con la cual respondió.

Reina: ¿Que dices? ¿A qué te refieres con que detectó tu presencia? -Cuestionó con incredulidad, tal situación siempre le pareció imposible.

Por su parte, Alphonse metió su mano derecha dentro de su saco y sacó un collar con una enorme gema de color morado, la cual momentos después se volvió de color azul.

Reina: No puedo creerlo. ¿Cuando sucedió esto?

Alphonse: En el momento en que se presentó ante usted gran señora, fue un acto.

Reina: ¿Y que pasó cuando desarmo a los caballeros? ¿Fuiste capaz de ver sus movimientos? -La preocupación estaba empezando a filtrarse en sus palabras.

Alphonse: No estoy seguro gran señora, solo pude ver tres sombras negras moviendose por la sala. -En ningún momento su tono de voz había cambiado en lo más mínimo, demostrando su profesionalismo.

Reina: Ustedes. -Llamó a las personas vestidas de negro. - Vigilenlo de cerca pero sean discretos, no sabemos de qué es capaz.

Dichas personas solo asintieron con la cabeza antes de dirigirse nuevamente al techo y desaparecer entre las sombras.

Alphonse: ¿Esta segura de esto gran señora? No sabemos cómo pueda responder.

Reina: Los entrenaste hasta el punto en que incluso a ti te resulta difícil detectarlos, así que tengo confianza en que no los descubrirá.

Alphonse: Espero que sepa lo que hace gran señora.

Reina: Yo también Alphonse, yo también. -Ahora era evidente, estaba preocupada al respecto.

Para los presentes aunque era inaudito, entendían perfectamente la razón de aquello. No sólo en el corazón del país, muy cerca de la familia real tenían a un dragón que no sabían cómo podría reaccionar a cualquier cosa.

Si algo era preocupante para la gran señora de Fentur, era preocupante para todos.

Reina: Que nada de lo que ocurrió en esta sala después de la salida de los héroes sea mencionado jamás sin autorización, es una orden.

Todos: ¡Como ordene gran señora!

Debido al miedo que setian por la persona al frente del país, no dudaron ni un segundo en seguir sus órdenes al pie de la letra. Eran inteligentes, ya que de otra forma terminarían como los tontos que se atrevieron a cuestionarla en el pasado.

Reina: Y Terni...

Rey: ¿Si, gran señora? -Preguntó con mucho miedo.

Reina: Si apareces frente a mí en lo que resta del día date por muerto. -Después de darle sus órdenes a la cosa que tenía por esposo, salió de la habitación.

Mientras esto ocurría, en otra parte del castillo, el grupo de personas de otro mundo caminaba hacia el comedor guiados por un par de sirvientas, y aunque aveces le era difícil, Dante caminaba con tranquilidad. La reina ni siquiera se podía imaginar que cierto individuo sabía lo que había sucedido desde que salió de la habitación.

HI: (Y eso es lo que pasó. ¿Que piensas sobre esto H?) -Preguntó con mucha seriedad.

Hidra: (Hay muchas cosas sobre esto que no me gustan.) -Respondió con el mismo tono.

Laura: (H, crees que sea posible hacerlos cambiar de parecer? No quiero que pasen por eso, estoy segura que se van a arrepentir.) -Su preocupación era notoria.

Hidra: (Tomaron una decisión, ahora es su responsabilidad.) -Contestó con calma.

Laura: (Pero H...) -No pudo terminar su oración.

Hidra: (¡Pero H nada! ¡Tomaron una decisión y tienen que enfrentar las consecuencias de ello, así que ni una palabra más de esto! ¡¿Quedó claro?!) -En un instante la reprendió.

Laura: (...) -No respondió, aún quería pelear por ello, pero sabía bien a dónde llegarían las cosas.

Hidra: (¡¿Dije, QUEDÓ CLARO?!) -Subió la voz para darse a entender.

Laura: (Quedó claro H, lo lamento.) -Respondió en voz baja, no quería ponerlo de mal humor.

HI: (H, ya están aquí. ¿Quieres que me encargue de ellos? Porque yo si quiero hacerlo.) -Había emoción en su voz, tenía algunas cosas que quería probar.

Hidra: (Aguanta por ahora, no podemos precipitarnos.) -Cómo si su actitud anterior fuese una broma, daba órdenes con absoluta calma.

Laura: (¿Ahora qué H? Hay demasiadas cosas que desconocemos y sabiendo que ÉL está involucrado todo augura un mal presagio.) -Aún mostraba preocupación.

Hidra: (Ahora a esperar. El juego ya comenzó, todo lo que queda es seguir jugando y esperar un buen resultado.)

HI: (Los tres sabemos que eso es esperar demasiado.)

Laura: (Es lo mejor que podemos hacer y lo sabes.) -Dijo algo molesta.

Hidra: (Ya basta. Por ahora hay que movernos con cuidado, no sólo hay muchas cosas que desconocemos sino que nuestros acompañantes ni siquiera reconocen nuestro cambio, demasiadas cosas que están en nuestra contra.) -Su tono de voz era cansado, era algo molesto para él.

Sirvienta: Llegamos héroes, este es el gran comedor. -Comentó luego de abrir un enorme par de puertas que daban a un comedor en el que todos podian entrar. - Por favor, disfruten de su comida.

Al estar todos dentro de la habitación las sirvientas que los guiaron salieron y cerraron las puertas detrás suyo. Por otra de las puertas entraron más sirvientas con carros de comida la cual pusieron frente a cada uno.

En silencio, todos comieron hasta saciar, algunos más que otros. Después de eso se quedaron ahí, sentados, pensando. La situación permaneció así varios minutos hasta que alguien decidió romper el hielo.

Hidra: De una vez quiero dejar las cosas claras, todo lo que pase de aquí en adelante es responsabilidad suya. Si quieren culpar a alguien culpense a sí mismos.

Elisa: De qué hablas Ramiro? -Preguntó inmediatamente.

Hidra: Ya les dije que mi maldito nombre es Hidra! -Mientras gritaba, se puso de pie y golpeo la mesa al mismo tiempo que sus ojos se volvían carmesí con pupilas rasgadas cuál reptil. - ¡Y de lo que hablo es que se metieron en algo demasiado grande para ustedes sin tener la mínima idea de qué es lo que les espera, de eso hablo!

Elisa: ¡Ramiro, ya te dije que...! -Antes de tener la oportunidad de dar pelea, fue callada.

Hidra: ¡Ya te dije que mi nombre es Hidra! -Levantó la voz bastante molesto y dejó salir sus alas, haciendo que los adornos en la espalda de su gabardina desaparecieran. - ¡Ya no soy aquel niño que conocieron en sus días de universidad, tengo trescientos malditos años! ¡Hace más de dos siglos que debería estar muerto! ¡Entiendanlo de una maldita vez!

Tales declaraciones parecían no tener sentido, pero qué tenía sentido ahora? Estaban en otro mundo, varios de ellos ya no eran humanos, nada de lo que acababan de comer se parecía a lo que conocían y ahora veían como un par de alas brotaba de la espalda de quien se decía haber dejado de ser Ramiro.

Habiendo pasado por todo eso, lo único que quedaba era hacer caso obedientemente y llamarlo de otra forma, forma en la que él quería ser llamado.

Hidra: Haaaaa... No tiene caso enojarse con niños, cuando llegue el momento lo entenderán. -Luego de cerrar los ojos por un momento, estos volvieron a la normalidad. - Por ahora hay que seguir con el itinerario. ¡Señorita!

Luego de que Hidra alzara la voz nuevamente, una sirvienta entró por una de las muchas puertas en el comedor.

Sirvienta: ¡¿Si?! -Preguntó asustada, había escuchado lo sucedido en el lugar.

Hidra: Llevenos a dónde tenemos que ir por favor. -Pidió amablemente.

Sirvienta: C-claro, si-siganme por favor. -Mentiría si dijese que no tenía miedo, pero más miedo le daba hacer algo mal y eso molestara a la gran señora.

Fueron poco más de diez minutos en los que estuvieron caminando, pero finalmente llegaron a su destino, un balneario en el interior del castillo.

Sirvienta: P-por favor disfruten de su baño h-héroes, en cuanto salgan yo los guiaré a sus habitaciones para que descansen. -Aún con miedo de cometer una equivocación, la sirvienta los dejó frente al lugar y se posicionó en un lugar cercano para esperarlos a que salieran.

Para el alivio de las mujeres, los baños a los que los llevaron estaban divididos por sexos, así que no serían vistas desnudas.

Hidra: (Laura ve con ellas.) -Le ordenó.

Laura: (¿Estas seguro H? Ellos siguen por aquí, sería gritar a los cuatro vientos una de nuestras habilidades.) -Ahora se le notaba más preocupada que antes.

Hidra: (Tarde o temprano se sabrá, lo mejor es que vayas con ellas y las vigiles, nunca se sabe qué podría pasar.)

Laura: (Entiendo, lo haré.) -Luego de aceptar se hizo presente ante el grupo. - Muy bien chicas, yo voy con ustedes. ¡Adelante!

Laura, moviéndose de manera un poco extraña al avanzar como soldado, entró al vestidor de mujeres siendo seguida poco después por todas las demás.

HI: ¿Sabes qué? Yo también quiero un baño. -Después de su declaración se hizo presente.

Todos los hombres incluido Dante, el cual tuvo un poco de problemas,  entraron al vestidor. Ahí había muchos cubos de madera con canastas. Siguiendo las indicaciones de Hidra y HI, todos dejaron su ropa, o lo que quedaba de ella.

Una vez todos se quitaron la ropa dirijeron su mirada al par de dragones solo para sorprenderse aún más que antes.

Su cuerpos parecían estar trabajados hasta el límite, unas cuantas cicatrices alrededor de sus cuerpos exactamente en los mismos lugares y las piernas de ambos, desde la mitad de las espinillas hasta los dedos de los pies no eran humanos.

Toda esa zona estaba cubierta de escamas de color negro y las uñas eran pequeñas garras que parecían estar bastante afiladas.

Hidra: ¿Sorprendidos? -Preguntó al ver la cara de los demás.

HI: No deberían, después de todo compartimos cuerpo. Mientras estemos unidos cualquier daño que deje cicatriz nos va a dejar una cicatriz a todos. -Siguió después de Hidra como si hubiera sido él quien lo dijo.

Hidra: Desventajas de ser una hidra. -Hizo lo mismo que su hermano.

Oscar: ¿Y los pies? No me digas que les gusta como se siente. -Intentando acostumbrarse a lo de los varios cuerpos, pregunto algo que los involucrara a todos.

HI: Para nada.

Hidra: Nuestra transformación humana no es perfecta, y la verdad a mi no me molesta, es más fácil moldear mis escamas.

Durante la conversación habían cruzado la puerta hacia el baño el cual tenía apariencia japonesa, y mientras lavaban sus cuerpos con jabón, las preguntas y respuestas continuaron.

A causa de esto descubrieron varias cosas. La ropa de Hidra eran sus propias escamas moldeadas para aparentar ser ropa. Que al momento de quitarse dichas escamas los adornos de la gabardina eran convertidos en tatuajes en sus espaldas. Tanto en la espalda de Hidra como la de HI las alas no eran de hueso como en la gabardina, pero las membranas de las mismas tenían agujeros y la columna solo era una larga línea negra desde el cuello hasta la base de la cola.

Las marcas en los laterales de la cara de HI y Laura, las cuales aparentaban ser varios dientes afilados, no eran algo decidido entre ellos, sino que aparecían naturalmente dependiendo de quien sea el cuerpo principal y que posición ocupase cada uno.

Luego de algo más de media hora en el baño decidieron salir. HI volvió a su posición en el cuerpo de Hidra y junto a los demás, espero a que las mujeres terminaran frente a la puerta.

Solo fueron unos minutos cuando HI comenzó a desesperarse.

HI: (H, siguen aquí y ya no los aguanto. Déjame ir a darles una lección.)

Hidra: (¿Que tienes planeado?) -Preguntó esperando que no diera la respuesta que sabía que daría.

HI: (Zanahoria.) -Respondió inmediatamente.

Hidra: (...)

HI: (No voy a cambiar de parecer.) -Afirmó su punto.

Hidra: (Solo a uno, que no sea mujer. A los demás dales un susto ligero.) -Le puso condiciones.

HI: (¡Dalo por hecho!) -Contestó con alegría.

Después de la conversación, la cual nadie aparte de ellos dos supo que ocurrió, todos vieron a HI aparecer y correr en lo que parecía una dirección al azar.

Hidra: Créanme, es mejor si no lo saben. -Respondió antes de que preguntaran.

Nadie preguntó nada. Unos minutos después las mujeres empezaron a salir de su lado, siendo lideradas por Laura.

Laura: ¿A dónde fue? -Preguntó al notar la ausencia de HI.

Hidra: Zanahoria. -Si respuesta confundió a todos.

Laura: Ohhh... -Dijo como si tuviera una realización. - Ohhh... -Ahora parecía sentirse mal, como enterandose de algo que entendia que no debía saber.

Hidra: No ha de tardar.

Como si hubiera sido invocado, HI apareció por el pasillo.

HI: Ya termine. ¿Nos vamos?

Hidra: Nos vamos.

Luego de esto, la sirvienta los guió a las habitaciones que usarían durante su estancia en el castillo. Decidiendo quién se quedaría donde de manera simple, todos entraron a la que sería su habitación.

Ya dentro de la suya, los tres dragones la apreciaron. Una enorme habitación con algunos sillones, una mesa para el té con cuatro sillas, una cama muy grande con dozel, y en el bastante grande balcón, varias sillas inclinadas para descansar al sol.

Hidra: Demasiado lujoso para mi.

Laura: No para mi, es justo lo que una mujer como yo se merece.

HI: H creo que ya volvió loca, esta insinuando que es de alta cuna.

Hidra: Hay no, la niña tonta se volvió más tonta! -Se burló con toda la intención.

Laura: Quiero que sepan que son una mierda. -Exclamó con enojo calmado.

Hidra: No es ningún secreto.

Después de aquella extraña escena, Hidra camino hasta el balcón y se recostó en una de las sillas, observando el cielo nocturno lleno de estrellas y la enorme luna azulada que cubría el cielo.

Hidra: ¿Creen que podamos volver algún día? -Cuestionó con tono débil, estaba triste.

Laura: Siendo honesta, no, no después de lo que le pasó al cambiante. -Respondió de igual manera. Incluso parecía al borde del llanto.

HI: Ya hablamos esto, aquello dejó de importar hace siglos. -Parecía exasperado.

Laura: Ya lo sé pero... Ahora es diferente. Ahora hay una oportunidad de lograrlo.

HI: Estamos hablando de ÉL! ¡Es obvio que no hay oportunidad! -Alzó la voz verdaderamente molesto.

Laura: ¡Yo solo quiero una vida normal! ¡¿Es que acaso en mucho pedir?! -Su frustración era tal, que había comenzado a llorar.

Hidra: No, no lo es, pero vamos a tener que cambiar nuestra definición de normal.

Así, entre sollozos y suspiros de exasperación, la noche silenciosamente siguió su curso, hasta ser reemplazada por la luz del día.













































Notas del autor:

Hola a todos. ¿Todo bien? ¿Todo correcto? Pues ni que me importara.

¡Otro capítulo de Hidra siiiiiii!

L: Un capítulo bastante fuerte si se me permite decirlo, incluso llore un poco al final ya que yo caracterizó a Laura. De verdad me sentí bastante feo debido a eso, y dudo haberme sentido igual de mal de lo que se sintió ella.

V.G: Para mí es más fácil, solo tengo que aparentar que nada me importa y lo odio todo y eso me resulta muy sencillo, ya que raramente lo aparento.

Y como ya se vio, cada uno de los tres tiene personalidades, sentimientos y formas de pensar diferentes, aunque son prácticamente iguales.

Y no sólo eso, también se mostró la autoridad que tiene Hidra sobre sus hermanos hasta el punto en que Laura teme ir en su contra, pero esto se seguirá explorando y evolucionando en el futuro.

L: Si les gustó el capítulo ya saben, voten, comenten, hagan teorías conspiranoicas y compartan la historia ya que como pueden ver, es bastante compleja, no sólo darle fuerza al prota y ya.

V.G: Ya lo dijo, tienen 300 años, y hace más de dos siglos que debería haber muerto. Eso en especial es algo que les molesta mucho ya que ese simple hecho de tener 320 años es un recordatorio de que dejaron de ser humanos.

Siento que en esta historia se trata del caso contrario ya que poca gente lee la historia y menos aún comenta. No me quiero ni imaginar cuanta hace teorías.

Bueno.

Sin más que decir, LA_GARGOLA y compañía, se despiden, ZUKA BLIAT.

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