Uno
—Cariño, sé que este día es especial para ti, —Jihyo sostuvo sus manos, mientras le daba suaves caricias—, y por eso quería presentarte a mi nueva pareja. Y esta vez hablo en serio cuando digo que se trata de una relación estable—. Le miró completamente segura.
Jisung frunció el ceño ante lo que su madre decía, estando inseguro de lo que sentía: estaba feliz por Jihyo, pero también estaba incómodo porque los noviazgos de su mamá nunca iban en serio y siempre terminaban mal. Se preguntó si esta vez sería diferente.
—Minho llegará cerca de las nueve, sé que dijimos que sería una cena solo entre nosotros dos, —se disculpó con los ojos llenos de culpa—, pero créeme que amarás a Lino —le aseguró, sonriendo como hacía tiempo no lo hacía, —él ya forma parte de la familia.
Han se forzó a sonreír: sabía que Jihyo ya había repetido esa frase más de diez veces por cada nuevo novio que tenía. Y siempre, a los pocos días (con suerte semanas) su madre estaba sollozando por una nueva ruptura de la que creía iba a salir bien.
—¿No te trata mal, cierto? —le preguntó, queriendo mitigar cualquier indicio de preocupación que le ocasionaba saber que su madre tenía nueva pareja.
Jisung creía firmemente que Jihyo podría ser más feliz estando sola, sin necesidad de depender de alguien.
Pero ella no lo veía así.
Su madre le sonrió anchamente, mientras soltaba sus manos y le abrazaba por los hombros:— En absoluto, se comporta más que bien, no tienes idea. Solo es un par de años más joven, pero me trata como una reina. —Suspiró soñadora.
Jisung alzó las cejas, asintiendo comprensivo. No le terminaba de agradar la idea, pero no podía hacer nada.
Se resignó a que esa noche, el día de su decimoctavo cumpleaños, sería una cena aburrida, cargada de pláticas y presentaciones forzadas.
—Por cierto, Han, —el mencionado volteó, con curiosidad— toma el medicamento. Minho es un alfa... Y uno con feromonas bastante pronunciadas. Es mejor prevenir por cualquier cosa, ¿vale? —Jisung asintió.
Lo que más quería evitar es que un accidente sucediera: su gen omega apenas había empezado a desarrollarse desde hacia un año, y se manifestaba en lapsos aleatorios. Para tratar de evitarlo, un amigo cercano de su madre: Hyunjin, un farmacéutico realmente talentoso, los ayudaba creando un medicamento —está de más decir, no legal—, que funcionaba como supresor que lo cubría como un simple beta.
Hasta el momento había funcionado de maravilla y aunque conforme más lo consumía, (y como Hyunjin le había advertido), bajaba su eficacia, no le suponía un problema en esos momentos. Todavía no se había presentado su primer celo, por lo que el medicamento cumplía con su función.
—Mamá, solo me quedan dos píldoras, sin contar la que me voy a tomar hoy— le mostró el envase, sacudiéndolo para mostrar su punto.
Jihyo lo observó, tomando nota:— No te preocupes cariño, ayer llamé a Hyunjin para que te hiciera nuevas dosis. —Jisung le agradeció, realmente aliviado. Aunque con un poco de culpa.
Sabía que aunque Hyunjin tenía una gran amistad con su madre, les cobraba por el medicamento y ellos lo preferían de esa manera. Los ingredientes o las cosas químicas que tenían las pastillas eran realmente difíciles de conseguir y en ese tiempo, con la sociedad libre de omegas, lo era aún más.
El problema es que era realmente caro: y Jihyo hacía todo lo posible para pagar por la medicina. Trabaja horas extra de lunes a domingo y aparte también pagaba por su educación. Por eso, para Jisung, le era impensable no apoyar las relaciones que su madre tanto empeñaba en conseguir, se sentía en deuda con ella. Lo que menos quería era reprocharle algo.
—No te preocupes por la limpieza del comedor, yo me encargo de eso —mencionó Han, queriéndole bajar la carga de trabajo a su madre. Ya era más que suficiente que preparara toda la cena ella sola (porque él apestaba cuando se trataba de cocinar).
—Me ayudaría bastante, Jisung. —Le acarició la cabeza—. Después de eso vas a bañarte y bajas para cenar, ¿está bien? No te preocupes, hoy será tu día.
Jisung le sonrió, asintiendo. Y después, se empeñó en limpiar la mesa.
Luego de ducharse y elegir una ropa un tanto formal ante la visita de la nueva pareja de su madre, optó por bajar, sin olvidar cargar con su celular. Estaba seguro de que lo usaría.
Probablemente Jihyo estaría demasiado concentrada con el tal Minho el resto de la velada.
Se dirigió hasta el pequeño comedor y se sentó, esperando. Media hora atrás se había tomado la pastilla, por lo que el efecto ya estaba funcionando y no tenía el olor de ninguna feromona, como si fuera un beta. Su físico también era normal: no había ninguna pista o indicio de que fuera un omega, de los cuales se tenía el estereotipo de que habían sido delicados, con rasgos suaves y hermosos.
Jisung no era así, era atractivo, claro, pero lo normal. Y no tenía facciones delicadas. Sería casi imposible que el nuevo novio de Jihyo notara algo raro.
Trató de tranquilizarse.
Si era honesto, Han casi nunca tenía contacto con ningún alfa, su madre siempre se lo había advertido y no se podían confiar. De hecho, era la primera pareja alfa que su mamá llevaba a casa.
Esperaba que todo fluyera como lo usual.
Cerca de las nueve, el timbre del pequeño apartamento donde vivían sonó. Jihyo, vestida con un deslumbrante —aunque simple—, vestido color rojo, lo alisó una vez más antes de abrir, asegurándose que todo estaba en orden.
Jisung, ni siquiera interesado, estaba terminando de ver en su celular el capítulo del anime que había estado siguiendo desde semanas atrás.
El sonido de un saludo, y una voz masculina profunda y atractiva no lo alertaron. Estaba seguro de que de cualquier forma aquel hombre a la siguiente semana ya habría roto con Jihyo.
No alzó la mirada tampoco cuando los pasos de su madre y el nuevo novio se acercaron hasta él.
—Jisung... —susurró su madre, en forma de regaño.
Han exhaló, pausando el anime y colocando la sonrisa ensayada que siempre les daba a cada uno de los pretendientes.
Sin embargo, antes de siquiera alzar la mirada, la misma voz atrayente que había oído, le habló:— ¿También te gusta Spy × Family? —Se descolocó por un momento, mirando en dirección al hombre en cuestión.
Jisung estaba seguro de que si hubiese estado comiendo o bebiendo algo, se habría atragantado. Conocía ese rostro, y aunque lo hacía muy bien, jamás había esperado siquiera verlo en persona.
Joder, de entre todos los Minho, ¿cómo era posible que fuera ese Minho?
Trató de recomponerse, carraspeando—: Sí, Anya es la mejor. —Casi murmuró, todavía perplejo. Pero estaba seguro que el hombre le había oído, porque le sonrió, sacando su celular y mostrándole la funda que llevaba: ahí, como si fuera una pegatina, estaba el personaje.
Inconscientemente, levantó las comisuras de su boca. Si había algo que le hacía feliz, era cuando compartía gustos con alguien. Pero pronto recordó quién era y borró la sonrisa.
—Mmm, hola, —se levantó, inclinándose levemente en forma de saludo. Quería evitar a toda costa el contacto visual y Minho pareció percatarse de eso, sonriendo divertido.
—Será un gusto pasar tiempo contigo, Jisung. —Le dijo, mientras Jihyo le indicaba donde podía sentarse. —Por cierto, feliz cumpleaños.
Han agradeció rápidamente y se mantuvo alejado de la plática entre su madre y el nuevo novio.
¿Qué carajos estaba pasando? Conocía esa perfecta cara y ese perfil sin ningún defecto. El rostro de aquel hombre, quien constantemente era alabado por ser un increíble alfa, aparecía en todos los medios casi todo el tiempo.
Era famoso por ser muchas cosas, pero principalmente por ser un empresario multimillonario dueño de empresas realmente importantes, tanto naciones como internacionales. No entendía qué diablos hacia ese mismo sujeto en la mesa de su casa, tomando un vino barato que Jihyo le había ofrecido.
Arrugó su nariz, teniendo un presentimiento de que había algo mal. Algo que se le estaba escapando y no era capaz de entender. ¿Era siquiera realista que su madre lo haya conocido? ¿De qué forma? Tanto él como su mamá eran personas de clase media, no iba a eventos importantes ni mucho menos salían a lugares caros.
Le dió un vistazo a escondidas a Minho, comprobando que era realmente él.
No había dudas, aquel cabello pelinegro, la forma linda de su nariz, el tono de su piel, sus labios llamativos y las venas que se marcaban en su cuello cuando estaba en cierta posición, le confirmaban que era él.
No podía negarlo, era realmente atractivo.
—¡En serio te lo digo! —exclamó la voz de su madre, mientras Han le daba un nuevo mordisco a la cena que se había servido minutos atrás—. En aquellos tiempos uno siempre estaba... —Jisung se desconectó.
Su apenas reciente atención se apagó cuando notó que Minho lo observó por dos segundos seguidos directo a los ojos, con una sonrisa fantasma que tiraba de sus labios como quien está complacido.
Y algo se activó en él. Jisung no sabría decir qué, porque seguía como si nada: sus feromonas no se habían visto afectadas y continuaba como un beta.
Pero había algo yendo mal.
Se hizo un manojo de nervios, desviando la mirada al instante. Jihyo no se había percatado del extraño hecho, por lo que continuó parloteando. Y el pelinegro no volvió a voltear en su dirección.
Jisung apretó una de sus manos contra la otra, mientras mordía su labio con fuerza excesiva que ocasionó una herida leve.
Estaba nervioso, demasiado. En ese momento era capaz de jurar que había algo que Minho sabía. O al menos que sospechaba.
Y aquello le aterraba, pero no del todo negativamente. Y ese era el problema.
según yo, lo iba a hacer más corto...🤡
en fin, gracias por leer❤️❤️
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