Seis
Sintió la cabeza palpitarle del estrés y su celular timbrar una y otra vez. El remitente se leía como "Tipo num 7", como Jihyo lo tenía agendado y como Jisung no había modificado al guardarlo. Su fiebre parecía haberse esfumado (o quizá, aquel error lo hizo olvidar por un momento su calor) y rememoró una y otra vez las palabras que había soltado a Minho creyendo que era Hyunjin.
¡Dios! Era un idiota. Aunque claro, ahí nadie tenía la culpa (su mamá había estado muy apresurada, así que era entendible) más que él; por abrir su bocota sin esperar respuesta.
Se hizo bolita en su cama, con la mirada fija en el celular que vibraba sin parar. Pensó en eliminar el número, pero eso lo haría peor. Si su discurso no era lo suficientemente delatable, bloquear el número sí lo sería.
Una excusa, necesitaba algo. «Una gripe». Tragó saliva, tembloroso, calor deslizándose por su vientre. Contestó con un solo desliz. Minho al otro lado de la llamada, habló de inmediato:— ¿Te sientes mal? ¿Necesitas algo, Jisung?
Carraspeó para tener tiempo de hacer sonar su voz segura, ignorando el timbre ronco del hombre mayor.
—No, gracias. Solo tengo algo de fiebre por gripe, pero ya estoy mejor. —Pensó en despedirse en ese mismo instante, pero decidió esperar por su respuesta antes de hacerlo para no ser tan grosero.
—Llegaré en quince, no estoy lejos. Te compraré medicina. —Antes de que Han pudiese abrir la boca para rechazarlo aturdido, el pitido de colgado resonó en el cuarto.
Aterrado, vio que Minho cortó la llamada y la realidad de que el alfa venía en camino lo golpeó con fuerza. No, no, no. ¡¿Por qué todo salía tan mal!? Han se levantó como un resorte a pesar de su mareo, buscando el spray que Jihyo utilizaba para diluir el aroma de sus feromonas.
No lo recibiría. Fingiría que no había nadie en casa y seguro a los minutos Minho se vería obligado a irse. Dió vueltas en todo su cuarto sin importarle que su cuerpo seguía débil, mordiendo su uña en estado de crisis.
¿Y si le avisaba a Jihyo...? No. Sería pésima idea. Se preocuparía tanto que seguro podría desmayarse. Él lo resolvería por su cuenta. El alfa no parecía alguien muy paciente y en algún momento tendría que irse. Inhaló y exhaló varias veces en un intento por calmarse. Su corazón por fin tomó un ritmo estable hasta que el timbre del departamento se escuchó en los oídos de Han como una sentencia de muerte.
Olfateó el aroma que lo rodeaba y con horror descubrió que la deliciosa fragancia que había percibido cuando estaba en el auto de Minho semanas atrás se dispersaba en el ambiente. El mero instinto que vino del inconsciente le hizo sacar la lengua para tratar de alcanzar aquel intenso aroma que empezó a provocar estragos en su vientre bajo. Solo hasta que procesó lo que hizo, Jisung la retrajo y sintió la vergüenza escalar en él como nunca.
¿Todo eso le pasaba por ser un omega? Reprimió las ansias de llorar y se aseguró de no soltar ninguna de sus feromonas. Se detuvo frente a la puerta de su habitación y envuelto en una gran colcha, la abrió y se sentó en los escalones. No bajaría a la entrada, solo se quedaría a vigilar la sombra debajo de la abertura, para asegurarse en el momento donde al alfa se iba. Pero así corrieron minutos, y la presencia detrás de la puerta permanecía.
Minho estaba callado y no le había llamado ni enviado mensajes ni una vez. Jisung tenía el celular a su lado (por supuesto, silenciado) y no tenía ni una notificación suya. Estaba empezando a cansarse de contener sus feromonas, en especial al seguir tan sensible.
Un sonido similar a un toque suave en la puerta lo alertó.
—Jisung, ven acá. Sé que estás ahí.
Fue como si algo se activara dentro de él. Se aferró a la colcha que lo envolvía y como zombie, se dirigió a la puerta, abriéndola. Han no procesaba lo que ocurría. Confundido, miró a Minho frente a él.
Llevaba ropa casual, una chaqueta de cuero y unos jeans sueltos. Cargaba con una bolsa en su mano izquierda y su rostro era inexpresivo. Cuando lo vio, la máscara pétrea desapareció y sus ojos se oscurecieron, su mandíbula tensándose hasta enviarle una descarga de excitación a Jisung que creía inexistente. Para distraerse, Han se obligó a desviar la vista a la bolsa, el alfa aferrándose con tanta fuerza que sus nudillos estaban blancos.
El primero en regresar a sus cabales fue el mayor. Minho carraspeó y sacó un pequeño bote sin etiqueta. Su mano abrió ágilmente la tapa y extrajo una pastilla.
—Tómala.
Jisung analizó el objeto, inseguro. ¿Por qué tomaría un medicamento que no tenía etiqueta y que le brindaba un alfa? Lo rechazó mientras negaba con la cabeza y se hacía más atrás, sin atreverse a salir de casa. No se arriesgó a hablar por temor a soltar un jadeo. El calor empezaba a aumentar.
El alfa no hizo amago de entrar, pero no desistió y lo contempló como quien mira a un niño malcriado que no quiere tomarse su medicina.
—Han —advirtió.
Volvió a negar. No. No se tomaría aquella cápsula. ¡Ni siquiera tenía gripe!
—Sé un buen chico y toma la pastilla. —Otra vez esa voz.
Fue como un interruptor. Jisung estiró la mano y tomó hechizado la cápsula, tragándola enseguida sin necesidad de agua. Cuando su boca quedó vacía, parpadeó, como despertando. ¿Qué? Los ojos de Minho tenían un deje de arrepentimiento. Han no entendía nada, pero se aseguró de no olvidar lo sucedido. Quizá Hyunjin sabía algo al respecto.
Aunque quiso rebatir y enojarse con el hombre, no tuvo las fuerzas necesarias. El calor y las feromonas que momentos atrás aumentaban, empezaron a reducirse. Aquella pastilla estaba actuando como los supresores de Hyunjin... No, incluso mejor. Las pastillas del amigo de su mamá tardaban en hacer efecto cerca de media hora. Estas habían sido instantáneas. ¿En serio eran solo para gripe?
Volver a su estado normal fue maravilloso. Los síntomas de fiebre ya no estaban y sus feromonas estaban tan camufladas que fácil podría ser un beta.
La felicidad lo embargó por un momento, pero recordó quién estaba frente a él y receloso recordó que desconocía la procedencia de la pastilla. Estaba a punto de hablar cuando el alfa lo hizo primero.
Parecía frustrado.
—Escucha: es más peligroso que tanto tú cómo Jihyo mantengan esto-
El timbre de una llamada lo cortó. El sonido provenía del celular de Jisung, que vibraba en su bolsillo enloquecido, numerosos mensajes de los que no se había percatado en la bandeja de entrada. Era su mamá.
Se sintió mucho más nervioso, gran parte de la razón por el alfa frente a él, que cruzó los brazos y lo instó con actitud demandante a contestar. A Han le costó mucho trabajo no pensar que fue un gesto muy atractivo.
—¿Hola? —Jihyo interrumpió su saludo con un grito.
—¡Jisung! Por dios, no contestabas y me tenías preocupada a muerte. —Jisung bajó el volumen, no queriendo que el hombre alcanzara a escuchar. —Le envié mensaje a Hyunjin preguntándole si le habías escrito y nada. Me preocupé de que tu pre-celo hubiese empeorado o algo te haya pasado, ¿estás bien, cielo?
Han movió su peso a la otra pierna, inseguro. Tenía el cuerpo tenso y la presencia del alfa frente a él le generaban sensaciones que no debía sentir. Su mamá al teléfono le hacía sentir peor.
—...Solo me dormí. —Jihyo suspiró, mientras lo reñía un poco más. Jisung sintió la culpa en su estómago como una serpiente silenciosa. Ni siquiera le dijo que el número que le había dado era el equivocado.
—Está bien, hijo. Te llamaré cuando salga del trabajo. —Se despidió una última vez y luego colgó, dejando a Han completamente solo frente al alfa.
Minho se había apoyado en la pared al costado de la puerta mientras tanto, bostezando. Lucía casi aburrido.
Jisung se enojó y su boca se movió sola en un momento impulsivo:— ¿Acaso piensas quedarte callado de que estuviste aquí cuando veas a Jihyo?
El alfa no expresó mucho mientras ladeaba la cabeza y jugueteaba con la manga de su chaqueta.
—Solo vine a ayudar al hijo de mi pareja, ¿qué estoy haciendo mal? Creo que es alguien más quien quiere guardarlo en secreto. —Su respuesta fue lánguida, pero le hizo sentir avergonzado al omega.
No se refería a eso. Ambos lo sabían, pero Minho todavía pretendía una actitud esquiva.
—¿Entonces le harás saber a mamá que viniste hasta aquí cuando ella no estaba? —Volvió a presionar.
—No tengo pensado hacerlo. ¿Tú?
Jisung no supo que contestar y el trago fue amargo. A Minho no le molestó su falta de respuesta, incluso parecía esperarlo. Se alejó de la pared y se acercó para darle la bolsa que llevaba. Han la aceptó por mero cansancio. Adentro había innumerables snacks y chocolates. El frasco donde había sacado la pastilla no estaba.
Solo hasta ese momento Jisung notó un casco negro en el suelo que Minho se inclinó para recuperar y abrocharlo en su cabeza. Atrás de él y estacionado en la calle, había una motocicleta.
Deslizó la visera e hizo contacto visual:— No elimines mi número. Te escribiré en estos días para darte más medicamento. Pórtate bien mientras tanto, cachorro.
Pd: Minho sintió culpa por haber utilizado la voz, no por la medicina, para que no se asusten xD No le dió nada venenoso a Han jaja.
¡Reviví! Yo creo que ando escribiendo más caps estos días, ya quiero terminar este fic. ¿Les sigue gustando? Ya pasó un montón de tiempo desde que actualicé, lo siento.
Dato curioso: el apartamento en el que viven Han y Jihyo está en planta baja, por eso queda en la calle. Y sí, es de dos pisos. Culpen a mi cerebro con sueño que escribió eso en los primeros capítulos jajajaja.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro