Con tan solo abrir los ojos apoyado en esa sucia columna, ya pudo sentir la molestia en sus retinas. Era de día, no sabía el tiempo que llevaba ahí tirado, pero le dolía todo el cuerpo apesar de no tener heridas, por lo menos no visibles.

¿Qué hacía ahí tirado? No recordaba nada.

ㅡ Ya está pequeños, aquí tenéis vuestra comida ㅡ Escuchó una voz no muy lejana, de hecho parecía que estuviera a su lado, pero no veía a nadie.

Miró sus manos apoyadas en el suelo, estaban manchadas de polvo, pero prácticamente no se podía mover porque no tenía fuerza.

ㅡ Ayuda... ㅡ Dijo con la poca voz que salía de su garganta para que alguien lo escuchara ㅡ Por favor... ㅡ

Su cabeza estaba agachada, mirando hacia bajo, pero cuando volvió a levantarla, lo primero que vio fue una mano extendida hacia él.

ㅡ ¿Estás bien? ㅡ

ㅡ ¿Eh...? ㅡ Miró al chico alto y castaño que estaba en frente.

ㅡ Que mal aspecto tienes ¿Qué haces aquí? ㅡ Preguntó con preocupación, tomando la mano de Yeosang apesar de que él no se la ofreció, pero le ayudaría a levantarse de todas formas.

Con debilidad en sus piernas, cuando se levantó del suelo tuvo la necesidad de sostenerse de él, apoyando la cabeza en su pecho y las manos sobre sus hombros.

ㅡ Escucho tu corazón... Rápido ㅡ Susurró.

ㅡ ¡Ah perdón! ㅡ Respondió nervioso ㅡ No todos los días me abraza un chico lindo ㅡ Quiso decir tratando de calmar el ambiente, por lo menos servía para calmarlo para él ㅡ Las clases empezarán en una hora, deberías cambiarte ㅡ Habló el chico desconocido.

ㅡ ¿Cómo sabes que mis clases empezarán pronto? ㅡ

ㅡ Bueno... Te conozco de vista de la universidad, y hoy a primera hora estamos en aulas paralelas ㅡ

ㅡ Ah... ㅡ Dio un paso hacia atrás, apoyándose en la columna de nuevo, pero de pie.

ㅡ O tal vez deberías descansar por hoy, ¿Te llevo a casa? He venido en coche hasta aquí para alimentar a los gatitos ㅡ

ㅡ Por favor... No me siento bien, vivo en la residencia universitaria ㅡ

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Ese chico lo había llevado a la residencia y cuando llegó no pudo hacer otra cosa que acostarse en la cama, pese a sentirse completamente sucio. ¿Qué día era? Ni siquiera tenía su teléfono, lo había perdido.

Después de descansar por unos largos minutos, encendió el ordenador portátil, viendo que tenía correos desde hacía 3 días, y él solía revisarlo todo practicamente al momento, sobretodo estando en la universidad porque podría ser importante.

No podía creerlo ¿Qué había pasado para haber estado fuera todos esos días? Su mente era un caos. Tal vez debería ir al médico, podría estar enfermando.

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Dormir le había venido muy bien, estuvo hasta el día siguiente durmiendo y al ver que la hora del reloj de pared marcaba las 7:45 am, como siempre salió en dirección a su facultad.

Algo pasaba en su cuerpo, incluso no pudo tomar el desayuno que tomaba cada día, la leche estaba asquerosa.

La clase también se volvía insoportable, había un olor extraño y gritaban mucho.

En cuanto terminó la primera clase salió prácticamente corriendo del recinto universitario con desesperación, no sabía a dónde ir ni a quién acudir, estaba solo en ese momento.

Su corazón palpitaba de forma extraña, tanto que le dolía. Se metió en un callejón de la ciudad y se sentó en el suelo rodeando sus piernas con los brazos para empezar a llorar.

Tenía la lengua y los labios secos, necesitaba hidratarse pero todo le sabía mal. Las lágrimas se escurrían por sus mejillas hasta caer al suelo, sin consuelo y sin comprender nada la situación. Debía ser alguna enfermedad grave aunque no tenía sentido, no conocía ninguna enfermedad que tuviera esos síntomas.

Pero después lo pudo comprender un poco mejor.

Un sintecho que descansaba cerca de él, al verlo en ese estado no dudó en querer ayudarlo, incluso le ofreció la única botella de agua que tenía.

Yeosang lo miró sin vida en su mirada. No era el momento, de hecho, era el peor momento en el que alguien lo podría ayudar.

Sin apenas darse cuenta, su corazón latía con energía y su cuerpo revivía de las penumbras, todo se sentía mucho mejor.

Pero unas imágenes aparecían en su mente. Encontró la respuesta de muchas de sus dudas, del por qué había aparecido en aquel lugar abandonado y lo que había sucedido.

Todo estaba oscuro en aquellas imágenes, tan solo sentía dolor en varias zonas de su cuerpo porque estaba siendo mordido, sentía esos colmillos atravesar su piel y una mirada fría y controladora sobre él. Lo estaba reviviendo todo, esos recuerdos que parecían olvidados, volvían a él.

Cuando se dio cuenta y despertó de sus pensamientos, pudo ver que tenía las manos llenas de sangre y el cuerpo, ahora sin vida, del sintecho que pretendía ayudarle hacía unos instantes, se desplomó en el suelo.

Se sintió asustado al ver la escena, aunque no podía negar que se sentía físicamente mucho mejor, hidratado, pero eso no quitaba lo que acababa de ocurrir.

Con tan solo visualizar que quería volver a su casa, sus piernas se movieron mucho más rápido que de normal y al poco tiempo, se encontraba allí, exageradamente rápido.

ㅡ ¿Soy algo como un vampiro? ㅡ Se preguntó totalmente perplejo, mirando esas manos que todavía estaban manchadas de sangre, le temblaban. Él no creía en esas cosas de criaturas sobrenaturales, pero era un hecho lo que acababa de pasar.

La culpabilidad lo inundó, estaba asustado ¿Qué se suponía que podía hacer ahora? Él no quería ser así, quería volver a ser una persona como cualquier otra.

Tenía que encontrar al culpable de esto, no sabía quién era, solo visualizaba a un chico alto de cabellos negros. Pero temía salir de la residencia, no quería dañar a nadie más.

Pero alguien llamó a la puerta.

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