13 | Ahora lo estoy
—Y espero por tu bien que realmente la cuides, porque te juro que si llegas a lastimar a mi pequeña voy a
—Papá —interrumpió—. Creo que ya has sido bastante claro con Adam.
—Juliette tiene razón, cariño, suficientes amenazas por hoy.
—Te recuerdo que soy doctor, Adam, sé usar mis instrumentos, así que sé a la perfección qué cortes hacer si quiero que mueras desangrado.
Esa perspectiva no era muy alentadora.
—¡Papá! —habló su hija horrorizada.
—Le quedó claro, cariño —intervino su esposa quién después me miró—. Por favor, Adam, cuida bien a nuestra pequeña.
—Con mi vida, se lo prometo.
Había estado escuchando por lo que sentí una eternidad las amenazas del señor Graves, Dios, me amenazaron de maneras que no creí posibles, algunas cosas incluso eran ilegales, pero bueno, todo por los hijos, ¿no?
La verdad es que tenía algo de miedo cuando vine a recoger las cosas de Juls, les expliqué a sus padres porque quería que se mudara conmigo y les di razones suficientes como para que aceptaran que era una brillante idea; ellos se veían sorprendidos, por lo que me habían dicho su hija nunca había mantenido una relación de una manera tan seria sobre todo porque no era muy dada a tener parejas, decía que ningún chico había provocado un impacto tan fuerte en ella como para querer formalizar algo así que sus padres confiaban en que yo era el indicado o eso esperaban, claro que no les agradó mucho eso de que ella y yo durmiéramos juntos o que fuera músico ya que temían que no pudiera tener una estabilidad económica, estaban muy equivocados, porque tenía dinero y de sobra.
—Y Adam—me detuvo su padre antes de que cerrara la puerta de la casa—. No queremos sorpresas, Juliette es aún muy joven como para ya sabes, quedar
—¿Embarazada? —completé—. No se preocupe, tampoco es mi intención que lo esté.
—Pero esperas que algún día esté embarazada, ¿no es así? —su madre habló.
Por suerte Juls ya se había adelantado al auto para guardar la última maleta.
—¿O es que acaso no vas tan en serio?
—Señores quiero ser claro, esto es demasiado nuevo para ambos y creo que es muy pronto para pensar en bodas, hijos y todo eso, solo sé que quiero a Juls en mi futuro sin importar lo que pase, y después, quizá sí considerar el matrimonio, pero ahora solo me importa que estemos juntos.
—¿Por qué? —el hombre se había cruzado de brazos enarcando una ceja mientras me miraba.
—Porque la amo como no tienen idea y lo último que quiero es lastimarla si eso les preocupa.
Diablos, ¿en qué momento me había convertido en un romántico?
Cuando la conociste.
Oh, es cierto.
—Confiaremos en ti, haz que sea feliz —ordenó su padre.
—Es lo único que quiero.
Nos despedimos y guardé en la cajuela un par de cosas más, sus padres se habían quedado de pie frente a la puerta, su mamá se había puesto a llorar a penas puse en marcha el carro, que exagerados, solo la llevaba a otra parte de la ciudad podrían visitarla cuando quisieran. Juls trató de contenerse, pero no pudo hacerlo por mucho tiempo, su curiosidad podía más en estos casos.
—¿Qué te dijeron? —mordía su uña sin mirarme—. ¿Te amenazaron?
—Amenaza de muerte, no es la gran cosa —la miré de reojo—. Tranquila, no fue nada.
—Me miraban a mí y luego a ti como si trataran de entender lo que sea que les estuvieras diciendo.
—Me preguntaron si llevabas ropa suficiente y yo les dije que no tenían que preocuparse por eso porque lo menos que necesitarías estando conmigo sería ropa —sonreí como un angelito.
—¡Adam! —adoraba verla nerviosa.
—Es broma, relájate —empecé a reír—. Bueno, sí es cierto eso de que no necesitarás ropa —negó divertida—. Les dejé en claro cuánto te amo y supongo que ambos se sorprendieron.
—Dime por favor que no dijeron nada para incomodarte —habló apenada.
Se veía muy graciosa cuando intentaba contener sus nervios.
—Adam, ¿qué te dijo mi madre? Seguramente ella fue quien metió la pata.
—Qué poca fe le tienes a tu madre.
—Porque la conozco, habla de más cuando siente que algo malo puede pasar, además, mi padre no hubiera intentado ponerte incómodo, él no se anda con rodeos, te amenaza y punto.
—Sí, me di cuenta.
—Así que asumiré que fue mi madre, vamos ¿qué te dijo?
—Pues solo me dijo que...
«Pero esperas que algún día esté embarazada, ¿no es así?»
—Que si no cuidaba de ti me iría muy mal y no habría doctor alguno que pudiera curarme.
—Ay, no —se cubrió la cara con las manos—. Suena como algo que diría mi madre.
—Oye —hablé divertido y puse mi mano en su rodilla—. No es la gran cosa, recibí amenazas por mucho tiempo, estoy acostumbrado.
Puso su mano encima de la mía, ese simple acto había causado que un pequeño hormigueo recorriera todo mi cuerpo, esta chica tenía un fuerte impacto en mí.
—¿Estás nervioso?
—Pues de que un día sin aviso previo tus padres acaben conmigo, pues sí, un poco.
—Me refiero a esto... el hecho de que me mudaré contigo, si cambiaste de opinión créeme que lo entiendo porque yo tampoco querría
—Juls —la detuve antes de que siguiera diciendo incoherencias—. Podré arrepentirme de muchas cosas en mi vida, pero esto es de lo único que estoy seguro.
—Pero si cambias de opinión.
—Pues ya será mi problema, ¿okey? Si cambio de opinión entonces te echo del apartamento y vuelves con tus padres, ¿contenta? —tuve que contener mi risa.
—Eres un insensible.
—Me amas así.
Sonrió, juro que su sonrisa era suficiente como para alegrar mi día o quizá el día de cualquiera. Después de algunos minutos llegamos al apartamento y bajamos sus maletas, tampoco llevaba la gran cosa, toda su ropa, libros, cosas para cuando ensayara, laptop, cosas personales y todo eso.
Estuvimos acomodando sus cosas en el cuarto, por suerte tenía espacio suficiente en los closets y espacio en el resto de la habitación para cualquier cosa que quisiera meter, podrá sonar muy cursi, pero era lindo saber que este espacio ahora sería nuestro, creo que es, no lo sé, una nueva forma de sentirme alegre.
—Y esto se queda aquí, ¿entendido? No quiero que se te vaya a ocurrir esconderme el brasier.
—No lo sé, Juls —se lo quité de las manos—. Me parece tentadora la idea de que andes por la casa sin el.
—Pues a mí no —intentó quitármelo, por suerte era más alto que ella—. ¡Dámelo! —chilló.
—Lo guardaré muy bien te lo aseguro.
—¿Quieres que Jonathan me vea desnuda por toda la casa? —seguía tratando de recuperarlo.
—Por supuesto que no, el espectáculo es solo para mí.
—¡Adam!
—¡Juls!
—¡Dámelo ya!
—Primero bésame —la idea le interesó.
Dejó de luchar, me obligó a sentarme en la cama, se sentó sobre mí sosteniendo mi cabello entre sus manos.
—Adam —habló a pocos centímetros de mis labios.
—Juls.
—Gracias por devolverme el sostén.
Se incorporó y me lo arrebató, lo guardó en el cajón y yo como idiota me quedé esperando mi beso.
—Eso no se hace.
—¿Qué cosa? —seguía dándome la espalda mientras acomodaba el resto de su ropa
—Hazte la inocente —la cargué en mi hombro y la llevé de nuevo a la cama.
—¡Adam, no!
—Me debe un beso Señorita Graves —empezó a reírse.
Empecé a picotear sus costillas.
—¡¡Para!! ¡Para, me haces cosquillas! —su risa comenzaba a ser más fuerte.
—Entonces, mi beso —picoteaba cada vez más mientras ella se retorcía.
—¡Detente! —su risa era como música para mis oídos—. ¡Aaaaah!
Segundos después de que gritara Jonathan entró asustado sosteniendo con fuerza un cojín.
—¡Escuché, gritos! —nos miró riéndonos sobre la cama—. Oh, son ustedes, maldición, chicos, me asustaron.
—Tendrás que acostumbrarte a escuchar los gritos —comentó aun riendo.
—Juls —la miré sorprendido
—Eso me pasa por juntarme contigo, ya soy tan pervertida como tú.
—Adam —miré a mi amigo—. Has creado un monstruo —nos aventó el cojín—. Traten de que sus gritos no se oigan hasta mi habitación.
Y sin más se marchó.
—¿Quería salvarnos con un cojín?
—Bueno, es que teclitas tampoco es muy listo que digamos —cuando me giré para verla sujetó mi camisa y me acercó hacia ella uniendo nuestros labios.
—¿Contento?
—Por lo que resta del día —aseguré.
Hubiera sido bueno seguir un rato más con ella, pero teníamos que hacer cosas y terminar de acomodar su ropa, no nos tomó mucho tiempo, al menos aún podríamos ir a algún lado a comer.
—¿Tienes hambre? —buscaba algo para beber en la alacena.
—No, de hecho, tengo que irme, tengo una cita.
—¿Cita? —fruncí el ceño.
—Oh, no, no es de ese tipo, un director que estuvo presente en mi audición me contactó, quiere hacer una entrevista para ver si soy apta para un proyecto nuevo que quiere desarrollar, dice que tengo potencial.
Y vaya que lo tiene.
—Eso es muy bueno, ¿por qué no me habías dicho?
—Porque quería que fuera una sorpresa en caso de que me contratara, pero
—No eres muy buena mintiendo —concluí.
—Al parecer soy pésima estando contigo
—¿Tienes que irte ya?
Jonathan estaba saliendo en ese momento de su habitación.
—¿Quién se va? —estaba poniéndose su chaqueta.
—Juls tiene una entrevista con un director de cine.
—O sea que no tienes cita para esta tarde.
—Me sorprende tu inteligencia, Johnny ¿lo dedujiste solo?
—Ja, muy gracioso, Adam, seguro que a Sandra no le importará que nos acompañes a comer.
—Gracias, Johnny, el pobre se hubiera vuelto loco si no tiene con quién comer.
—¿Verdad que sí?
—Eh, chicos, sigo aquí y no sé si saben que gran parte de mi vida he comido solo.
—Te veré abajo, cuando terminemos nos iremos al ensayo, buena suerte Juls.
—Gracias Johnny.
Tomó las llaves de su auto y salió del apartamento, quería seguir estando con ella, no importaba si se iba mucho o poco tiempo, solo quería estar con ella y ahora más que nunca, mañana será 21 de junio, no creo estar listo para lo que viene, cada vez se vuelve peor.
—Podemos cenar mañana, supongo que te irá tan genial en la entrevista que el director querrá ponerte al tanto de lo que quiere hacer y empezarán a trabajar.
—¿Tan bien crees que me irá?
—Confío en ti y sé que eres capaz de cautivar a ese director y conseguir lo que quieres, no me sorprendería que llegaras con buenas noticias.
Cada vez que decía algo positivo sobre su trabajo y todo el talento que tenía parecía que quería llorar, dudo mucho que sus padres no se lo dijeran, pero en serio se conmovía al escuchar que al menos yo creía en ella.
—Siempre te conmueve cuando te digo al lindo.
—Es que me sorprende que confíes en mí.
—Apostaría todo por ti.
Se acercó para abrazarme, ella lograba transmitirme tanta paz que hubiera podido quedarme así por mucho más tiempo.
—Te dije que llegarían más oportunidades —susurré.
—Menos mal que te creí.
—Te veré en la noche —besé su cabeza—. Si necesitas algo llámame.
—Te amo —juntó nuestros labios en un beso suave.
—Yo te amo más.
Bajé las escaleras y subí al auto de Johnny, estuvimos escuchando un rato música mientras me actualizaba sobre el problema con su padre, por suerte se estaba llegando a un acuerdo, pasamos a comprar unas bebidas porque claro que Sandra no me dejaría entrar si no llevaba un casillero del diablo en mi mano, la verdad es que sí me quería, pero fingía demencia.
Comimos y ella nos contó cómo le estaba yendo en el trabajo, lo bien que le estaba yendo a la empresa con los proyectos que ella había entregado y como poco a poco se iba haciendo conocida por su trabajo, estaba orgulloso de ella y ni qué decir de Johnny, el chico babeaba cada vez que la veía y no dejaba de decirle que ella más que nadie merecía todo eso.
Su historia siempre me pareció linda, conocerse desde hace tantos años y que al final terminaran juntos, Jonathan había intentado alejarla, no quería involucrarla en todos los problemas que tenía, además de que sus ataques de ira no le ayudaban tanto, ella, sin embargo, conocía tan bien a mi amigo que supo que estaba mintiendo, sabía que no podía dejar de amarla y gracias a su confianza y al tiempo que se dieron las cosas sí que mejoraron y ahora estamos aquí, comiendo en su apartamento y se les ve más felices que nunca.
—Me enteré de que Juls ya se fue a al apartamento contigo.
—No me sorprende que al primer momento de presión Jonathan haya soltado la sopa.
—Es que eso de ser discreto no es su fuerte.
—¡Oye! Se supone que tú deberías estar de mi lado, amor.
—Y lo estoy, cariño —acarició su mejilla—, pero no podemos negar la verdad.
—En otras palabras, actúas bajo presión y no puedes hacer más que decir la verdad.
Y no puede decir lo contrario.
—Eso no es cierto. Sandra, dile que no es cierto.
—Oh, por supuesto, es mentira, ¿cómo te atreves a pensar eso de mi novio, Adam? —ironizó y se acercó a Johnny para susurrar—. ¿Así o quieres que suena más convincente?
—Déjalo así, amor.
—Bueno, te decía, vas muy en serio con Juls.
—Bastante —confirmé.
—¿Qué tal la amenaza de sus padres? —Johnny estaba cortando su carne.
Nunca creí que tuviera que pasar por algo como eso, no es como que les hablara a los padres de mis antiguas parejas.
—Interesante.
—¿Qué te dijeron? —preguntó más interesado.
—Esperan que lo que tengo con ella sea enserio —aclaré la garganta—. Muy, muy en serio.
—¿Qué tanto? —preguntó la rubia.
—Bueno su padre me pidió que no la embarazara, pero su madre me dijo y cito «Pero esperas que algún día esté embarazada, ¿no es así?»
—¿Y lo quieres?
—No sé, Sandra, es pronto para pensar en eso.
—No —intervino Johnny—. Nunca es demasiado pronto para pensar en el futuro si se trata de la persona que amas. ¿Quieres o no?
—Tal vez.
—¿Tal vez? Adam, como chica puedo decirte que eso de no querer aceptar el compromiso es una red flag para nosotras, ¿te asusta o qué? —enarcó una ceja y me sonrió con malicia.
—Sí —respondí sin pensar.
—¿Sí?
Bueno, estos dos solo sabían hacer preguntas.
—Viejo, la amas ¿a qué le temes?
¿Qué a qué le temo? Tal vez a no ser un buen padre, a no ser suficiente para Juls, a tener un destino igual o peor que el que tuvo mi familia, a tener tanto miedo que termine haciendo las cosas mal, arruinaría a la familia que aún ni siquiera empiezo.
—Eso no importa, ¿qué hay de ustedes? ¿Han pensado en el futuro?
Johnny notó que traté de cambiar el tema, pero para mi suerte, Sandra se emocionó con la pregunta así que estuve un buen rato escuchando lo que ambos habían estado planeando, no sería novedad que este par terminara casándose, la pregunta sería ¿cuándo? Claro que ya habían hablado de eso, el salón, decoraciones, vestido, Johnny siempre ha querido darle a Sandra la boda que se merece, aunque nuestra parte favorita de nuestras bodas siempre sería la luna de miel, lo demás solo eran cosas materiales.
—Si no te veo llorando mientras me acerque al altar te juro que te dejó ahí Jonathan —amenazó.
—Lo más seguro es que sí llore, ya lo conoces Sandra, es un poco sensible —me quedé callado unos segundos.
—¿Ocurre algo?
—Johnny, no puedo creer que estemos hablando de tu boda, es sorprendente, lo cambiaste para mejor, Sandra.
—Fue complicado, este chico es terco.
—Casi tanto como tú —le sonrió.
—Cierto, porque nadie es más terca que yo.
—Y ¿están seguros de querer casarse?
—Sí —respondieron al mismo tiempo sin titubeos.
Esa es la clase de seguridad que toda pareja debería de tener sin duda.
—¿Tienen alguna fecha pensada?
—No, aun no —aclara su novia—. Estamos seguros de que queremos estar juntos.
—Sí, pero tenemos cosas que hacer aún, trabajos, proyectos personales, la banda recién empieza a incrementar su fama, Sandra cada vez está consiguiendo trabajos más importantes, es una buena racha para ambos, queremos disfrutarla.
—¿Y casados no pueden?
—Sí, tampoco es mucha la diferencia.
—Exacto, Johnny se viene a quedar a dormir aquí de vez en cuando o yo a su apartamento, trabajamos juntos y cosas de ese estilo.
—Hablando de trabajo, Johnny me dijo que estás haciendo un trabajo importante para la OFFC.
—Sí —le brillaron los ojos—. Están encantados con mi trabajo y quieren que de ahora en adelante sea yo la que haga todos sus diseños.
—¿En serio? Me alegro tanto por ti.
—Te dije que le estaba yendo bien —pasó su brazo por su hombro y besó su cabeza—. Mi chica es muy lista.
—Sí que lo es.
—Llevarás a Juls, ¿no?
Teclitas me miró en ese momento aterrado, entendía esa mirada, trataba de decir «no le vayas a decir nada de su sorpresa» afortunadamente nos entendemos bien.
—Sí, solo estoy esperando los boletos, de hecho, ese día conocí a un chico, se llama Nicolás Moretti.
—Oye, yo conozco a ese chico.
—¿En serio? —mi amigo enarcó una ceja.
—Relájate, teclitas, es más chico que nosotros.
—Bueno, sé que toca el violín, lo he escuchado, tiene talento.
—Y de eso quiero hablar, de su talento.
—¿Eh? —él seguía sin entender qué quería decir.
—Mientras tú estabas consiguiendo respuestas con tu abuela, yo compré los boletos y me encontré con él, estaba indeciso entre audicionar para ser el siguiente violinista de la OFFC o no, charlamos un poco y al final creo que lo convencí de que lo hiciera.
—¿Hiciste eso?
—¿Por qué? —me encogí de hombros.
Es lindo que alguien más vea potencial en ti o que crea que puedes llegar lejos, en un mundo donde todo el tiempo escuchas «no lo lograrás» necesitas de una persona que te diga lo contrario.
—A su edad no se presentó en mi vida ninguna oportunidad de esa magnitud, además su papá lo quería obligar a que también estudiara medicina en Harvard como él —Johnny hizo una mueca—. Sabes que lidiar con eso no es sencillo.
—Ya lo creo.
—No sé si le di un buen consejo o no, pero al menos lo motivé para que se presentara y...
—Y... —esperaban mi respuesta.
—Lo invité a que tocara con nosotros en algún concierto, le dije que no sería tan pronto como él quisiera, pero que era seguro.
—Adam.
—Di mi palabra, Johnny, no le voy a fallar.
—Solo te iba a decir que fue un gesto muy lindo el que hiciste.
—Insisto en que serás buen padre —habló contenta.
Esperaba serlo algún día, si es que todo marchaba bien.
—Creí que no te gustaba eso de los violines en las canciones.
—Pues sigue sin convencerme la idea, pero el chico tiene talento, es una buena oportunidad para él y, además, Juls me ha insistido en que una canción con violines para la banda sería algo que les gustaría a los fans.
—Juls te tiene bien dominado —Sandra empezó a reír.
—Enamorado —corregí.
—Sí —bebió de su vino—. Sandra también me tiene muy enamorado.
—¡Oye! —golpeó ligeramente su brazo—. Entendí lo que quisiste decir.
—Sabes que te amo, hermosa —la besó y el enfado desapareció.
Benditos besos y sus efectos en las personas.
Esta pareja me hizo creer en el amor, su historia siempre me ha conmovido.
El tiempo pasó y tuvimos que irnos al ensayo, agradecí tanto que en el camino él no preguntara nada sobre mis inseguridades y el porque me sentía incómodo ante la idea de formar una familia, claro que tampoco mencionó nada del día de mañana, seguro ya se estaba preparando para tolerar a un Adam con el carácter de los mil demonios, después de todo se cumple un año más de la muerte de Landon y aunque los años sigan transcurriendo no significa que ya dejó de doler, nunca deja de doler.
Llegamos al estudio y Marcus se encontraba ahí dándoles ideas a los chicos para que mejoráramos nuestras canciones, aclaré la garganta para hacerme notar de cualquier modo los chicos no le estaban prestando mucha atención.
—¡Oh, Adam! —exclamó alegre—. Le estaba diciendo a los chicos que
—Que entre menos protagonismo tengan mucho mejor para la banda, sí, lo escuché.
—Eso no fue lo que dije —sonrió incómodo.
—Básicamente es lo que no has estado diciendo —aseguró la chica.
—Bueno, seguro me habrán malinterpretado, los dejaré para que ensayen.
Caminó hasta llegar a la puerta y me acerqué a él asegurándome de que los chicos no me escucharan.
—¿Qué estás tratando de hacer?
—Lo mejor para la banda, Adam.
—¿Diciéndoles que si no se lucen es mejor?
—Tú y yo sabemos que esta banda funciona por ti, porque todo el tiempo los presionas, porque buscas la perfección, no tengo que recordarte que fue tu idea crear a Hidden, tú eres el pilar, el líder, y por eso estos chicos te siguen sin importar la decisión que tomes, de no ser por ti, hoy ellos no serían nada.
Eso es mentira.
—Entonces menos mal que los escogí, serás el dueño si quieres verlo así, de una banda, pero yo soy el líder de Hidden y las cosas se hacen como yo digo, y si quiero que se luzcan en el escenario y tengan incluso más protagonismo que yo, entonces lo tendrán.
Fue en vano alejarme, los chicos ya podían escucharnos pues estaban atentos a la pequeña discusión.
—¿Qué es esto? ¿Una amenaza? No quieres meterte conmigo ni con toda la disquera.
—Y tú no quieres meterte con Adam Stone, créeme.
—Los dejaré ensayar —sonrió de la manera más falsa posible y se marchó.
Últimamente no sé qué le ocurría a Marcus, parecía de todo menos alguien que nos quisiera ver triunfar, a veces hasta sentía que todo lo que hacía era porque quería acabar con la banda, lo cual no tiene sentido porque fue él quien nos pidió que firmáramos con la disquera, pero actuaba muy extraño y eso empezaba a colmar mi paciencia.
Bueno, que mucha paciencia no tienes.
La tengo cuando quiero.
—¿Estás bien?
—Sí, Chloe, solo me molesta que piense que Hidden soy yo, no es así y nunca lo será.
—Ensayemos entonces para desestresarnos —agregó Dono.
—Oh, no, presiento que el día de hoy el ensayo será pesado.
—¿Por qué lo dices, Chloe?
—Se siente afectado desde un día antes.
Sabía a lo que se refería, todo lo relacionado con Landon me incomodaba un poco, aún me sentía culpable de alguna manera, supongo que es normal, pero el sentimiento es horrible.
—Pues si ya saben que me afecta, entonces concéntrense en hacer bien su trabajo y no habrá reclamos de por medio.
—Sí, señor —pronunciaron a una sola voz.
—Esperen —interrumpió el baterista—. ¿Dónde está Trevor?
—Seguramente vendrá después para que grabemos algo, dudo que con lo de Chloe esté muy cómodo —bromeé.
—¿De qué hablas?
Ups, creo que él aún no sabía, nadie hablaba y no quería estar más tiempo en un silencio incómodo.
—Chloe y Trevor terminaron.
—¿En serio? —ay, por Dios, disimula tu emoción—. ¿Por qué? —preguntó mirándola.
Está más claro que la tensión se percibía en ese momento, juro que de haber sido posible hubiera sacado mi plato con palomitas para ver lo que pasaría, quédense para otro capítulo de La vida loca de Hidden.
—Es complicado.
Increíble, le sostuvo la mirada, eso suma puntos.
—¿No lo amabas?
—No
Pero pierde esos puntos por desviar la mirada.
—No me dijiste nada.
—¿Qué hubiera ganado con eso? ¿Tu consuelo, lastima o amor?
Johnny se acercó a mí para susurrar
—¿Sabrán que estamos aquí? —negué. Ellos seguían en su conversación.
—¿Recordarán que tenemos ensayo? —esta vez fue él quien negó.
—¿De eso se trata? Te alejas de otro chico y yo debo pagar los platos rotos, me apartas de tu vida así sin más.
—¿Y quién te dijo que estabas dentro de ella en primer lugar? —preguntó sorprendida.
—No hagas esto, Chloe.
—¿El qué? —se cruzó de brazos.
—Fingir que no pasa nada, cuando está claro que sí.
—¿Puedes dejar de insinuar que algo sucede? Es que no pasa nada.
—¿Y el beso fue nada? —permaneció callada—. ¡Responde!
—¡Fue un desliz!
—¡Uno al que correspondiste muy bien!
—¿Tu pequeña obsesión conmigo no te deja pensar con claridad? Fue un error.
—¿Sabes qué? Piensa lo que quieras, me largo.
Aventó sus baquetas al suelo y pasó frente a nosotros sin mirarnos. Chloe seguía ahí parada como si estuviera analizando todo lo que acababa de ocurrir.
—Si tú y yo nos peleáramos así, ¿Quién crees que iría detrás de quién? —susurré.
—No lo sé, ¿tú que dices?
—Creo que si estoy muy triste iría primero yo detrás de ti, pero si me pongo en mi plan orgulloso entonces tú tendrás que venir arrastrándote.
—Suena justo, ¿voy con Chloe y tú con Dono?
—Nah, déjame a mí a Chloe.
Johnny desapareció y yo me quedé con ella, me acerqué temeroso de que me mandara al carajo solo por poner mi mano en su hombro, para mi sorpresa se lo tomó bastante bien y en vez de alejarme se giró a mí para abrazarme, acaricié su cabeza con delicadeza, jamás entenderé qué hay que hacer cuándo una chica esté llorando, generalmente nunca llegaba a esta parte.
—Lo arruiné —sollozó—. De nuevo, no me bastó romperle el corazón a Trevor y también tuve que hacerlo con Donovan, pero actuar de esta manera es la única forma que conozco de protegerme. Soy una terrible persona.
—Hey, no, no, no digas eso, estás confundida y es normal, todos lo hemos estado en algún momento.
Por un instante todo lo que se escuchaba en la cabina eran sus sollozos, muchas veces un abrazo dice más que mil palabras, entendía que había cosas que quería sacar y solo llorando podría desahogarse un poco.
—Los quiero a... ambos —comentó con cierta vergüenza
—Y eso no es un pecado, podrás sentir algo fuerte por Trevor y por Donovan, algo que tal vez ni tú misma has logrado entender, pero querer a dos personas no te vuelve un monstruo —se apartó para mirarme.
Sus lágrimas seguían resbalando por sus mejillas, su delineado se había estropeado y se le veía preocupada.
—Soy un desastre, Adam, nunca mantengo una relación estable porque un idiota se encargó de dejarme un millón de inseguridades y las tengo tan arraigadas que me impide abrirme con alguien, jamás podré ser lo que Donovan necesita, no quiero lastimarlo de la misma manera en que lo hizo Cindy, no me lo perdonaría.
—Chloe —la miré fijamente—. Tú no eres Cindy y estás muy lejos de serlo, lo que ella le hizo a Dono no se compara a la discusión que tú acabas de tener con él.
—Pero Cindy...
—Ella ya es cosa del pasado, creí que el beso te había dejado en claro eso.
—En verdad me importa, mucho, más de lo que quisiera admitir.
—¿Desde hace cuánto tiempo te gusta?
—Desde que lo conocí, y por respeto a la banda y a mi amistad con él no había intentado nada, pero ese día en mi apartamento.
—El beso —concluí y asintió—. ¿Te sentiste incómoda, molesta, indiferente?
—No, me sentí como si todas mis inseguridades desaparecieran por un momento.
—Algo que Trevor no provocó en ti.
—Exacto.
—Creo que la respuesta es clara.
Nos miramos fijamente unos segundos, ella ya lo sabía, pero se negaba a aceptarlo, no sabía porque se preocupaba por la banda, yo hubiera sido el primero en apoyar la extraña relación que hubieran mantenido, no cualquiera acepta la energía de Chloe y no cualquiera tolera el desorden que es Donovan, si ambos se querían tal cual. ¿Cuál era el problema? Agh, chicas, vuelven más difícil algo que es sencillo.
—Tengo que pensarlo, Donovan seguro ya se fue, supongo que no habrá ensayo.
—Supones bien, no dejaré que te acerques a un micrófono con todas tus flemas y no quiero que desentones en las canciones —se rio
—¿Te preocupa más las canciones que mi estado emocional? —empezó a reírse.
—Hay prioridades —me acerqué para abrazarla por última vez—. Ya vete, los quiero mañana temprano aquí.
—Sí, jefe —me dio un saludo militar y se marchó.
Tomé el ascensor y llegué hasta la entrada principal, Johnny seguía hablando con Dono, me alegraba que al menos se veía mejor y menos molesto que hace rato, él no había notado mi presencia así que siguió hablando.
—No puedo ser la persona que Chloe merece, ¿sabes cómo la dejó el idiota de Charlie? ¿Dónde he escuchado lo mismo?
—Entiendo que el tipo fue un idiota.
—Yo no puedo hacerle eso, no la quiero lastimar así, prefiero dejar que las cosas terminen aquí y ahora.
—Está claro que tú sientes algo por ella y por lo visto es mutuo —se tensó al momento de escucharme—. A veces hay que tomar decisiones importantes y arriesgarnos, es todo o nada. ¿La quieres o no?
—Por supuesto que sí —se giró a verme—. Y es porque la quiero que me quedo con nada.
—No te estás arriesgando —aclaró Johnny.
Donovan se levantó del sillón, nos miró a ambos, quizá esperaba que eso fuera suficiente.
—Sí lo estoy haciendo, me estoy arriesgando a no tenerla —tomó su chaqueta y nos sonrió de lado—. Supongo que se cancela el ensayo, ella debió irse.
—Ve a casa, yo le aviso a Trevor.
Johnny y yo regresamos a mi apartamento, ya era tarde y ensayar no tendría caso, le avisamos a Marcus y Trevor que ni Chloe ni Dono se sentían en condiciones como para quedarse, tuve que inventar que habían tenido una fuerte infección en el estómago, no me creyó al principio porque dijo que los había visto y estaban en perfectas condiciones así que tuve que decirle que si quería le podría enseñar una foto de Chloe mientras lloraba y vomitaba para que se convenciera de que era real, la idea seguramente lo asqueó porque dejó de preguntar y accedió a que nos viéramos hasta mañana.
Iba a ser difícil explicarle que sería yo quién no estaría en condiciones para hacer nada, pero así es eso, a los jefes no les importa cómo te sientas en tanto sigas generando dinero para ellos.
Al llegar al departamento me topé con la linda sorpresa de que Juls estaba terminando de poner los platos en la mesa, había cocinado y se había quedado con el vestido de esta tarde, su cuerpo estaba para morirse, la forma en la que se marcaban sus curvas, el escote que, aunque no era tan pronunciado podía dejarme ver la piel de sus pechos, su cabello castaño suelto cayendo a los lados de sus hombros y su sonrisa, Dios, su sonrisa sí que era perfecta.
—Ya me estoy acostumbrando a verte aquí todo el tiempo.
—Y tendrás que seguir haciéndolo porque ahora vivo aquí.
—Creo que es la mejor idea que he tenido en años.
—Estoy de acuerdo —Johnny me dio una palmada en el hombro y se sentó emocionado al ver la deliciosa comida que teníamos en frente
—Lindo vestido, Juliette.
—Gracias, Johnny, Sandra me ayudó a escogerlo.
—Bueno —intervine—. Creo que te verías mejor sin él.
—Chicos estoy presente, ahórrense los comentarios sexuales para cuando estén en el cuarto —eso provocó que me riera
—¿En serio crees que tenemos tiempo para charlar en el cuarto?
Noté como las mejillas de Juls se ruborizaban y solo negaba divertida. Cenamos y nos estuvo contando como le fue con el director, como era de esperarse, quedó fascinado con ella.
—Y está encantado de que trabajemos juntos, congeniamos bastante bien y quiere que sea la protagonista de una película nueva, está abierto a nuevas ideas —comenta emocionada—. Creo que es la oportunidad por la que he estado esperando, al principio desconfié un poco, siempre he dicho que la edad es experiencia y al verlo joven creí que no sabría mucho del tema, pero me equivoqué.
—¿Qué edad tiene? —preguntó mi amigo.
—Veintiocho años, apenas tiene siete más que yo, pero ya ha grabado otras películas y eso habla bien de él, además estaré trabajando con otra chica, se llama Stella Remington, al parecer ella hará todo el trabajo.
—¿Y ese otro director se llevará el crédito? —inquiero.
—No lo creo, pero me siento halagada porque me escogió para protagonizar esto, ya después sabré quién es el director real.
—Muchas felicidades, Juliette.
—Felicidades, Juls, te dije que lograrías cualquier cosa que te propusieras —le sonreí—. Me siento muy emocionado de que al fin estés haciendo lo que te apasiona.
—Sí, Juliette, nada más satisfactorio que vivir de lo que en verdad amas hacer.
—Gracias, chicos, creo que estoy nerviosa, es el primer papel importante que tendré, no sé cómo lo haré, no quiero que tenga una mala impresión y ahora esto me toma por sorpresa, está planeando un viaje dentro de poco y quiere que vaya a conocer al resto del elenco.
—Juliette, descuida, lo harás perfecto.
Estaba incomoda, había empezado a jugar con sus dedos y sin darse cuenta ya se estaba mordiendo el labio, mentía o trataba de ocultar algo.
—¿Qué pasa, Juls?
—Tendré que pedirles dinero a mis padres de nuevo, contaba con lo que me pagarían si me aceptaban en la audición, pero como eso no pasó, tendré que recurrir a ellos para poder viajar, gasté lo último que tenía en cosas para los ensayos.
—Yo te doy el dinero.
Ambos me miraron desconcertados, Johnny seguramente preguntándose, ¿qué mosco te pico? Y Juls pensando en ¿he escuchado bien?
—¿Qué?
—No te voy a pedir dinero, eres mi novio no mi banco.
—Y porque soy tu novio puedo y quiero darte el dinero, tampoco me vas a pedir un millón de dólares, Juls —lo analicé—. Bueno, las ventas del álbum han sido una locura seguro que si me lo pides yo
—No —interrumpió.
—Juls no seas terca, acepta el dinero.
Johnny me miraba al hablar y luego a mi novia, estaba muy interesado en esta charla al parecer.
—Ni siquiera sé si
—¿Es lo que quieres? ¿Viajar?
Todos sabían la importancia de esa pregunta y por más que trataran de evadirla, sabían que, ante eso, debían ser honestos, detesto las mentiras.
—Bueno... yo...
—¿Es lo que quieres? —volví a preguntar enarcando una ceja.
—Bueno, sí, pero
—¡Perfecto! Mañana te doy la tarjeta y retiras el dinero.
—Pero...
—Juls —advertí.
—Mejor dinos que más ocurrió en la entrevista —agregó mi amigo ante el silencio.
Adam: 1
Juls: 0
Además de contarnos el resto de su increíble experiencia, Johnny nos comentó que su padre había accedido a devolverle el dinero, pero que debía aceptar al menos una cena en familia, él por supuesto que estaba emocionado por ver a su madre otra vez, hubiera sido perfecta esa cena si tan solo su padre no se presentara, tendría que ir a uno de los tantos restaurantes lujosos de la ciudad —ya que a su padre siempre le ha gustado alardear —y charlarían un poco, si él no lograba convencer a mi amigo de que volviera a casa con ellos entonces dejaría de insistir y el dinero sería devuelto, era un poco sospechoso, pero Johnny aseguraba que lo último que quería hacer era volver a casa, así que seguramente él saldría ganando.
Confiaba en que así sería.
La cena estuvo exquisita, esto de cocinar también se le da muy bien a Juls, no tanto como a mí, claro. Ella se paró a recoger el vino y las copas y yo llevé los platos al fregadero.
—Juliette, la comida estuvo deliciosa, en serio.
—Te diría que más deliciosa la dueña —susurré en su oído e intentó contener la risa.
—Ya van a empezar —rodó los ojos—. Menos mal que les dejaré su espacio, apenas tenga mi dinero de vuelta.
—Oye, adoras vivir conmigo, no lo niegues.
—Bueno, han sido semanas divertidas —aclara—, pero estoy aburrido hoy.
—Podemos ver una película —propone Juls.
—Seguro —me encojo de hombros—. Iré a cambiarme, regreso y lavo lo de aquí —señalé los platos—. Vayan buscando algo bueno que ver.
Fueron horas desperdiciadas de mi vida, la película se supone que era de comedia, no sé si el guionista no entendía ese concepto o los actores eran muy malos, seguimos viéndola con la esperanza de que mejorara y cuando menos sentimos ya se había terminado, Johnny y Juls estaban dormidos, genial, tendría que llevar al menos a una a la cama, como sea podía aventarle un cojín a Johnny y despertarlo para que él mismo fuera a su habitación.
Ya eran más de la 1:00 de la mañana, antes de empezar a ver la película, nos habíamos quedado charlando un poco más, así que empezamos a ver la película algo tarde. Me levanté del sillón y fui a mi cuarto por una sudadera, la casa se sentía fría, seguramente la puerta del balcón estaba abierta, cuando entré todo estaba oscuro y tal y como dije la puerta estaba abierta, no cerraba, tuve que poner más fuerza para lograrlo y en cuanto lo hice choqué con el estante que estaba al lado, genial, la foto de la mesa se había caído y algunos libros también, no había cerrado la cortina así que la luz de la luna era lo único que iluminaba ese espacio.
Acomodé los libros, la carta de Landon estaba ahí, la fotografía que se había caído también era de nosotros, la sostuve, mis manos estaban temblando, empezaba a hacer calor, y los recuerdos de nosotros llegaron bombardeándome sin siquiera procesar lo que estaba ocurriendo
«—¿Te hubiera gustado tener un hermano? Ya sabes, ser al que cuidan o consienten y no ser solo el que cuida.
—... solo que si tengo un hermano.
—¿En serio? —mi vista seguía fija en la carretera.
—Sí, no imagino a un mejor hermano que tú, soportándome en todo momento.
—Aww, Landon basta, me harás llorar.
—Cállate, Adam»
«—¿Y estás de acuerdo?
—Por mi mejor amigo, estoy de acuerdo en cualquier cosa»
«—Por qué a donde tú vayas yo iré y sin importar cuan jodido esté el camino te apoyaré, en lo bueno y en lo malo, pero juntos —me aparté.
—Lo prometimos en nuestro último año de primaria, no puedo creer que lo recuerdes.
—Fue una promesa ¿No es así? Adam estoy contigo, te metiste en esto solo pero no tienes que enfrentar el camino de la misma manera.
—Gracias, hermano»
«—No quiero tener problemas porque un día un asesino te persiga y no puedas entrar a mi casa solo porque yo estoy con audífonos así que toma —saqué una llave y se la di
—Adam no es para tanto, en serio.
—Es la copia, descuida, tómala, si descubro que tengo menos botellas de alcohol ya sabré a quién culpar.
—Gracias, esto sin duda significa mucho.
—¿Ahora tenemos que besarnos? —enarqué una ceja.
—Eres un idiota —me empujó un poco para poder entrar»
«—Te dije que serías famoso en algún momento —habló dándole un trago a su bebida.
—Ojalá que así sea, creo que podría ser hora de ir buscando integrantes para la banda, estoy seguro que tendrá potencial ¿Te apuntas?
—¿Haciendo qué?
—Tocando el bajo o segunda guitarra, sé que estabas aprendiendo y puedes cantar conmigo, porque está claro que seré voz y guitarrista principal.
—¿Si quiera has pensando el nombre de la banda?
—Hidden
—Si muero me retorceré en mi tumba ¿No has pensado más?»
Dolía, mi respiración estaba agitada, cada recuerdo que llegaba a mi mente solo empeoraba mi estado, sentía como si hubiera estado corriendo, mi corazón estaba a nada de salirse de mi pecho, mi vista se nublaba, ya no podía respirar, el hormigueó recorrió mi cuerpo, las punzadas en el pecho cada vez se intensificaban más ¿Iba a morir? De pronto la luz se encendió, Juls se acercó corriendo a mí.
—Está muerto, yo no lo ayudé —hablé en un hilo de voz, seguía agitado.
—¡Adam! ¡¿Qué tienes?!
—Es un ataque de pánico —intervino de inmediato Johnny—. Si sigue hiperventilando se podría desmayar.
Intentó acercarse y lo aparté de inmediato, no lo quería cerca.
—Juliette, solo te escuchará a ti.
Estaba equivocado, de pronto las voces se escuchaban lejos, no soportaba el dolor de la cabeza, parecía que el oxígeno me estaba siendo arrebatado, no dejaba de temblar, miraba a mi alrededor, trataba de concentrarme en cualquier cosa, era imposible, las personas ahí se hacían borrosas.
La voz de Landon, sonaba fuerte y claro ¿Cómo demonios me estaba hablando? Solo decía una cosa "Respira" no podía hacerlo, no cuando estaba tan agitado, no podía ni ponerme de pie, trataba de alejar los recuerdos, pero seguían llegando, ya no solo de él sino de todos, las voces diciendo
«Eres mi hermano» Mi pecho dolía
«Eres un pesado, Adam»
«Tu padre no quiere saber nada de ti» Derramé una lágrima
«Seré el baterista»
«Ella no es la excepción» Y mis manos temblaban
«Estamos juntos en esto»
«Te amo»
Solo quería que el dolor parara.
—Escúchame —me tomó de los hombros—. Amor, respira conmigo, inhala, exhala, vamos tú puedes, eso, sí, sigue así, vas muy bien, respira, no, no, no te distraigas, mírame.
Y ahora lo único en lo que podía centrarme eran en sus ojos marrones.
No sé cuánto tiempo habremos estado ahí, pero el dolor empezaba disminuir y fue sustituido por cansancio, una fatiga extrema, como si hubiera corrido un maratón.
—¿Mejor? —asentí y antes de si quiera decir algo me abrazó.
Claro que Johnny no tardó en unirse.
—Me asustaste demasiado —sus pequeños dedos se aferraban a mi cabello—. Gracias a Dios ya estás bien, si algo te hubiera pasado no
—Estuviste aquí para evitarlo.
Ambos se apartaron, pero Johnny no dejaba de mirarme, quizá esperaba una respuesta.
—¿Cuál fue el...?
—¿Detonante? La carta, y la foto de la mesa, las imágenes empezaron a llegar.
—No quiero que vuelvas a recordarlo, solo quería saber qué pasó, guardaré la carta —se acercó para tomarla y empezó a alejarse.
—Johnny
—¿Sí?
—Cuídala.
—Como a mi vida.
Sería mejor no saber en dónde la pondría, estaría en mi apartamento eso era seguro, pero tenerla lejos era una buena idea, con suerte algún día dejaría de doler, al menos eso esperaba.
—Vamos a dormir —se levantó y me ofreció su mano.
—Vamos a dormir.
Me acosté mirando el techo tratando de relajarme un poco, hacía tiempo que no tenía estos ataques y cuando sucedían, Lan... él estaba ahí.
—Gracias.
—¿Por qué? —la cama se hundió un poco con su peso.
La acerqué a manera de que su cabeza pudiera estar sobre mi pecho, tenerla ahí tan cerca de mí, sentir su respiración; ella era mi lugar seguro.
—Por seguir aquí y no dejarme solo.
—Te amo y no pretendo irme a ninguna parte, a menos que tú me lo pidas.
—Sigue soñando.
Silencio.
—Adam.
—¿Sí?
—¿Estás mejor? —besé su cabeza mientras la acercaba más a mí.
—Ahora lo estoy.
Yo extraño a Landon :(
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro